De palabra en palabra

Por Roberto Guzmán

 

19/10/2021

CUIDO

“. . . es una cabeza con actitud, con muchísima pasión, empeño, calidad, CUIDO, amor”.

El Diccionario de la lengua española en su definición de cuido no ofrece sorpresa alguna, para comenzar asienta que es la, “Acción de cuidar”. Esa redacción es antigua y ha sido de uso continuado. No puede criticarse. Cuando amplía el concepto; esa corporación en su definición escribe, “especialmente de cosas materiales”.

Se ha traído este sustantivo a la atención del hablante de español dominicano y del lector interesado, porque en esta habla ese sustantivo recibe una utilización especial que es más especializada que la recibida en el habla general.

El habla de los dominicanos se empeña en establecer la diferencia que entiende que existe entre cuidado y cuido. El cuidado reviste características de atención con miras a prevenir. La mayoría de las veces se utiliza para advertir acerca de algo o alguien. El cuido también es atención continuada en la mente de este hablante de español.

En el cuido se reúnen las diligencias que se encaminan a proporcionar bienestar al objeto del cuido. Se torna en una actitud de una persona que busca un resultado en el objeto de su acción.

 

BRETERO

“. . . adquirieron fama de ser “algo” fantoches, BRETEROS o mete cuentos”.

La voz brete tiene una larga historia en la lengua española. Covarrubias entendía que era el potro en que se daba tormentos a los delincuentes. Metafóricamente pasó a significar “estrechez, aprieto”. Estas metáforas dieron lugar desde el año 1611 a las locuciones “meter a uno en un brete o estar metido en un brete”. Todavía en nuestros días brete conserva entre sus acepciones, “aprieto”; “prisión estrecha”.

El hablante de español dominicano casi no usa el sustantivo o adjetivo bretero en sus conversaciones. Esta voz procede del español propio de Cuba. Como otras tantas voces cubanas, esta llegó a conocimiento de los dominicanos gracias al constante y continuado trato entre los habitantes de estas dos islas. El bretero es la persona que provoca brete, es decir, que alborota. Además, es chanchullero.

En el habla de los dominicanos sí se usa la voz brete que se encuentra en el origen de la del título. En el habla dominicana el brete es, “desorden, confusión”. Estas equivalencias para la voz brete es la que consigna el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

En el citado diccionario figuran otras significaciones para la voz brete que son de uso en otros países de Hispanoamérica. El Diccionario del español dominicano (2013:106) es más fiel a los usos contemporáneos del español dominicano y por ello trae otras acepciones para brete, “agitación, ajetreo constante” y “discusión”.

La primera mención de una voz parecida a brete en un repertorio de voces dominicanas aparece en Criollismos de R. Brito (1930), donde se encuentra bréjete con la acepción primera de brete, “Desorden, tumulto, aprieto”.

Brete se halla por primera vez enumerado entre las voces del habla culta en El español en Santo Domingo (1940:59) en tanto “dificultad: estar en un brete”. En Dominicanismos de Patín Maceo está como “porfía, contienda de palabras”. Con una acepción muy parecida figura en el Diccionario de la Lengua Española, 2014, “Cuba. Discusión acalorada entre dos o más personas”.

Todavía en el año 1967, en De nuestro lenguaje y costumbres, pág.42, la voz inventariada es bréjete y allí se lee para el significado, “Chisme. Enredo”.

Brete y brégete se encuentran en el Diccionario de dominicanismos de Deive (2002:41); este investigador reconoce a brégete con el valor de “Discusión, riña, pendencia” y cita una frase que documenta el uso. La cita pertenece a una obra publicada en los años sesenta. Esta observación se introduce porque está escrita con letra ge /g/, brégete.

La primera mención en un repertorio americano de una voz parecida a brete es bregeta, que entre otras acepciones lleva la de “necedad, molestia”.Vocabulario de los provincialismos de Honduras (1897:23). Esta pudo quizás dar lugar a la aparición más tarde de brégete en el español dominicano, si se toma en cuenta la similitud entre esas dos voces.

La primera mención que se ha encontrado del brete y bretero cubanos están en el Nuevo cautaro de cubanismos (1923:90); ahí para brete puede leerse, “enredo, trastorno, alboroto”. Para la voz bretero D. Fernando Ortiz escribe, “El amigo de bretes, enredos, trastornos. Si los clásicos hicieron matrero, tretero y cuatrero, los cubanos hemos hecho un bretero de buena ley”.

El brete cubano no permaneció sin cambios, pues en el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-177) es, “Noticia, verdadera o falsa, que da origen a una situación confusa y desagradable”. En su segunda acepción es, “Discusión acalorada entre dos o más personas”. El bretero es, “Persona muy dada a la discusión”. “Persona dispuesta a participar en cualquier actividad por curiosidad o esnobismo”. Mediante la lectura de estas acepciones puede observarse el movimiento del uso.

En el habla en Venezuela brete comparte con el habla dominicana la acepción de “agitación, ajetreo incesante”. Allí existe brejetería y brejetero.

 

26/10/2021

RADIOBEMBA

“. . . las informaciones falsas estuvieron manejadas por RADIOBEMBA”.

Este nombre femenino es graciosísimo. Llama la atención de los hablantes de lengua extranjera tan pronto logran entender la formación. Los hablantes de variedades de español diferentes de los países donde se usa esta voz muestran sorpresa e interés al descubrir la existencia de la voz del título.

La voz radiobemba quizás nació solo como una forma hilarante de llamar los rumores. Está formada de dos voces de orígenes diferentes. La voz radio que es componente en esta voz procede del aparato de telecomunicaciones que recibe y transmite mensajes a través de las ondas hertzianas. La segunda parte, bemba, es el labio prominente que suelen tener algunos animales y que denomina también por extensión el de algunas personas.

En la actualidad más que el rumor, noticia o comentario, radiobemba es la manera en que se propagan esas informaciones no confirmadas. Cuando la voz incursionó en el habla fue porque iba de “boca en boca” y se esparcía con inesperada rapidez. A pesar de los avances tecnológicos radiobemba no ha perdido el poder de difusión; lo que ha hecho es incorporar los nuevos medios a su modo de operar.

Con el paso del tiempo radiobemba no es solo rumor, es también una forma de detractar. Cuando no llega al grado de detractar algo o a alguien, sirve para sembrar dudas con respecto a la respetabilidad de una persona o a las intenciones de una decisión.

Radiobemba entró en el diccionario oficial de la lengua en la edición del año 2014. En la edición impresa la voz radiobemba envía a consultar la voz radio para encontrar allí su acepción.

El Diccionario de la lengua española escribe que la voz radiobemba se usa en Panamá, Cuba y República Dominicana. Es muy posible que la voz haya nacido en Cuba y que de allí pasara a República Dominicana. Esto así porque los cubanos son muy conocidos por su capacidad inventiva para crear y divulgar nuevas voces con carácter jocoso para designar hechos serios de la vida diaria.

La primera mención que se ha encontrado de la voz estudiada aquí figura en el Diccionario de cubanismos (1972:168) donde aparece escrito radio-bemba, “Sistema de difusión oral de noticias y rumores”. El Diccionario mayor de cubanismos (1999:587) asienta que radiobemba se usa para designar a la persona chismosa; así como al rumor mismo. En el Diccionario del español de Cuba (2000:449) se entiende que radiobemba, “Se usa para referirse a una fuente de información que difunde noticias no oficiales o rumores no comprobados”.

Ya en el Diccionario de hispanoamericanismos (1997:390) se indicaba que la voz en cuestión se usaba para “rumor, chisme; chismoso”. Ese diccionario añadió a Costa Rica a la lista anterior, pero dejó fuera a República Dominicana. Trae citas documentales de uso en literatura de autores cubano y panameño.

Aunque la voz radiobemba es de uso en el habla dominicana, el reconocimiento oficial tardó en aparecer, pues la primera mención encontrada corresponde al Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:331), “Es la noticia que corre de boca en boca en un barrio o en un pueblo. Se utiliza para identificar o nombrar una conducta relacionada con chismes y rumores políticos”. En el Diccionario de dominicanismos (2010:190) el autor reproduce lo copiado más arriba del Diccionario de cubanismos de 1972 y menciona la fuente.

El Diccionario del español dominicano (2013:584) solo asienta la escritura “radio bemba” como locución sustantiva. En la primera acepción es la, “Persona o cualquier otra fuente que difunde rumores y chismes con rapidez”. La segunda acepción es, “Información que se difunde mediante rumores”. Se ha observado que radiobemba ha dejado de usarse con propósitos humorísticos y que cada vez más se toma en serio como medio de difusión que infunde temor.

 

BEIGE

“El traje BEIGE de Biden. . .”

La paleta de los pintores es capaz de crear matices, tonalidades y colores sin fin. Las personas que no son versadas en los menesteres de los colores pueden distinguir pocos colores. Hasta puede decirse que son incapaces de notar las diferencias entre algunos colores si no los ven unos junto a otros.

Este color, beige, con este nombre fue desconocido durante largo tiempo en la lengua española. El uso (la imitación) lo impuso en la edición del año 1992, año de celebración del gran encuentro de civilizaciones. En ese año entró con la acepción “marrón claro”; esto es, apoyándose en otra palabra que como beige procede del francés, color el último que permaneció largo tiempo fuera del diccionario oficial porque se prefería llamarlo castaño.

El color beige es conocido con ese nombre en inglés y portugués brasileño. En italiano también usan la palabra para el color. Cortellazo- Zolli,Dizionario etimologico della lingua italiana (1984-I-128).

Aunque no sea todo lo exacto que podría desearse, el hablante dominicano hace tiempo que resolvió el asunto llamando este color “crema”, que en el diccionario oficial de la lengua se entiende que es un “blanco amarillento”. Como dice el chusco, este crema depende del color de donde se extrae o reduce.

Los diccionarios de todas las lenguas consultadas registran que es de origen obscuro, a pesar de que existen varias teorías. Los franceses dicen que se desprendió de otra palabra más larga del italiano, bombagia. En su origen designaba el color de la lana natural, de un gris amarillento. Hay tratadistas que consideran que el color, marrón pálido, era el color natural del algodón y la lana. La lengua inglesa ha documentado la entrada de la palabra en el año 1858. Los hablantes de portugués brasileño arreglaron a su manera la grafíabege.

Con este color ha sucedido lo mismo que ha pasado con el caqui. No se encuentra ya en estado puro. Le añaden otros tintes al beige básico que desnaturalizan el color y los legos no pueden discernir qué clase de color representa el beige natural.

 

 

 

2/10/2021

CHERCHA

“. . . fue elaborado y aprobado en medio de una CHERCHA mediocre. . .”

El vocablo chercha es uno, pero el colorido se lo añade cada una de las hablas donde se usa. Las distancias entre los sentidos que lleva el vocablo en los distintos países no son enormes. El hablante de cada uno de esos países le ha imprimido unas pinceladas de tinte nacional que representa la idiosincrasia propia del hablante. Lo que acaba de describirse a grandes rasgos se analizará más abajo.

La palabra del título consta en el diccionario académico desde por lo menos la edición de 1947. La acepción en esa edición de ese diccionario era, para Honduras, chacota. Para Venezuela, burla, zumba. El vocablo no figuraba en la edición de 1914.

La primera mención de chercha en una obra acerca de voces particulares a un país se remonta a Hondureñismos, vocabulario de provincialismos de Honduras (1897:49), “Charla de la gente del pueblo”. El significado de la palabra no ha permanecido inmune al paso del tiempo y al uso constante; hace unos años pasó en Honduras a tomársela por, “Burla o broma en medio de alegría y carcajada, es lo mismo que chacota”; esto es, añadió la bulla al grupo de personas. Diccionario de hondureñismos (2013:45). Otros rasgos sumados son, “celebración, intrascendencia de la conversación”; por último, se asimiló a “mentira”. En Panamá se han conformado con mantener la palabra dentro de los límites de, “broma, burla”.

En el primer párrafo se expresó que cada país había contribuido a dejar su huella en el significado de chercha a través del uso. Los dominicanos, en su habla, a las características anteriores agregaron a la palabra la sinonimia “juerga, jolgorio”. La chercha es una “reunión de personas parlanchinas y bulliciosas”. Con esto se incorpora el rasgo de conversaciones largas entre varias personas.

A todo lo anterior los venezolanos en su habla añadieron “risas” que se interpreta en tanto manifestación de la alegría expuesta en otras hablas. Diccionario de venezolanismos (1983-I-336). Otra cualidad que aparece en esa habla sobre la broma o burla, “se le hace a una persona”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:164).

Por medio del examen precedente puede comprobarse la forma en que las hablas y el tiempo han influido en el concepto que se tiene de una palabra, chercha, que generalmente se la tiene por intrascendente. A pesar de esos retoques al concepto de la palabra, esta ha permanecido con su definición centrada en los mismos límites.

Antes de concluir con el tema de la chercha se desea exponer una idea acerca del origen del sustantivo chercha y el verbo cherchar. Se piensa que puede tener origen onomatopéyico. En inglés, por ejemplo, existe chitchat, (aquí piénsese en cher-cha) para conversaciones sin importancia. El francés tiene varias palabras por ese estilo, chuchote, es una de ellas. El nombre chercha pudo ser retenido por el hablante por el sonido de la continuada conversación; sobre todo, cuando al principio la definición no incluía el ruido y todo lo demás que se sumó más tarde. Esto es solo una idea y no tiene más fundamento que lo expuesto más arriba.

 

AMARRE

“. . . donde sus miembros sean elegidos por el sufragio puede garantizar sin AMARRES politiqueros. . .”

En el español de la actualidad hay más de un amarre; esto es, hay varios amarres que dependen del entorno en que se utiliza el vocablo. El verbo del español y del portugués guardan estrecha relación con la lengua francesa. No hay que dudar que la frecuencia del verbo en el habla de los dominicanos se vincule con el léxico de la marinería.

La preponderancia del verbo y sus derivados no es asunto reciente. Este verbo arrinconó los demás verbos del español que tienen un significado semejante, tales como atar, ligar, sujetar.

El verbo amarrar llegó al español desde el francés amarrer. En francés el verbo solo tiene uso náutico. El verbo amarrar entró en español a mediados del siglo XV. Derivados de este verbo son, amarra, amarradero, amarre. En portugués J. P. Machado entiende que a esa lengua llegó en el siglo XIV; trae la cita de la época. Dicionário etimológico da língua portuguesa (1967-I-224).

Se escribió más arriba que el verbo y varios de sus derivados tienen relación directa con la marinería. No debe pensarse que todos los pasajeros que llegaron en las primeros viajes al Nuevo Mundo eran marineros. No lo eran, pero a pesar de eso no puede olvidarse que la travesía duraba alrededor de cuarenta y cinco días.

Las naves que surcaban el Atlántico no eran tan cómodas como las modernas. Los pasajeros se veían en la obligación de reunirse por motivo del escaso espacio, así como por las incomodidades propias del viaje. Durante ese tiempo, forzadospor las circunstancias los pasajeros se familiarizaban con el léxico de la marinería. Una vez en tierra usaban esos términos en sus actividades cotidianas.

Las pruebas de lo anterior las documenta Boyd-Bowman quien trae citas del uso de los vocablos amarre y amarrar en el siglo XVI en diferentes puntos de América, sitios localizados en lo que hoy son, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela. Léxico hispanoamericano del siglo XVI (1972:55).

Esteban Pichardo escribe acerca del verbo amarrar, “Este verbo está tan generalizado que ha dejado sin uso el de Atar; no así el compuesto Desatar”. Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:51). Más adelante ese estudioso escribe que de modo metafórico es “preparar o disponer algún convenio o hecho futuro de manera que el éxito sea infalible”. Esa operación define muy bien el concepto moderno del amarre; aunque en el lenguaje moderno convive con el sustantivo cierre. Este último empujado por el inglés closing.

En la cita ilustrativa del uso, “amarre” se utiliza en sentido metafórico, con un rasgo de algo que se hace a escondidas o de modo subrepticio. Este uso coincide con la acepción recogida en el Diccionario de americanismos (2010), “Acordar con engaño o artificio algo dos o más personas o entidades, en especial un contrato o una licitación”.

A través de la historia el verbo ha aumentado sus acepciones. En América se han creado otras y el habla dominicana sumó alguna. En esta habla amarrarse es casarse. El Diccionario de americanismos trae la información de que en esta habla vale también para embriagarse.

 

9/11/2021

JURUNGAR
“… sino que saldrá de nuestros bolsillos, ya rotos, y cansados de tanto JURUNGARLOS”.

El verbo jurungar procede de las hablas dominicana y venezolana. De este modo lo reconoce el Diccionario de la lengua española cuando asentó esta voz en calidad de propia de los dos países cuyas hablas se mentaron más arriba. El reconocimiento antes señalado se produjo en la edición del año 2001.

Las fuentes bibliográficas apuntan en la dirección de una aparición relativamente reciente para el verbo jurungar en el habla dominicana. Esto inclina a hacer pensar que el origen del verbo se produjo en Venezuela, por lo menos con esta grafía.

La primera noticia del verbo escrito jurungar en un repertorio de voces propias del habla dominicana se encuentra en Del vocabulario dominicano de D. Emilio Rodríguez Demorizi, “Jurungar. Embromar. Punzar. Meter un dedo o algo en una cavidad. Molestar. Pinchar”. (1983:143).

Con anterioridad a esta cita hubo alguna noticia acerca de jurungal con un verbo como sinónimo o equivalente, pinchar. Así se halla en Criollismos de Rafael Brito. Llama la atención que este autor haya escrito jurungal, con una letra ele /l/ al final, si se toma en cuenta que su fuente principal de voces vernáculas procede de la región del Cibao, donde la terminación sería otra y no ele /l/. En esa obra Brito en varias ocasiones presenta las palabras escritas de la forma en que la pronunciaban los lugareños del Cibao, con la letra /i/ en lugar de la erre /r/.

Hay que destacar el tiempo transcurrido entre la primera mención de una voz parecida al verbo y la aparición del verbo mismo en un repertorio de voces.

A don Ángel Rosenblat el origen de la palabra le parece indudable “. . . jurungar se formó por cruce de dos verbos: jurgar (hurgar) y jeringar”. La primera mención escrita de este verbo la encontró este investigador en un escrito del año 1859, escrito jorungar, con el valor de escarbar. Unas líneas más adelante, escribe, “. . . en Venezuela, las Antillas, América Central. . . es frecuente que se emplee. . . “no se la jurungue” [la nariz]. Buenas y malas palabras 1974-II-41). Para “introducirse los dedos en las fosas nasales”, es como el autor de estos comentarios recuerda haber oído en su niñez por primera vez el verbo jurungar.

Como es natural que ocurra en casos como este, una palabra que cobra vigencia en el habla tiende a ampliar su ámbito semántico, porque el hablante, o los hablantes, usan la voz aunque no sepan con exactitud el campo específico que cubre.

En Venezuela en el año 1977 ya se utilizaba la voz en cuestión con el valor de, “hostilizar, molestar, provocar la ira de alguien”. Léxico popular venezolano (1977:189).

En los predios rurales la voz pasó a significar “Escarbar. Provocar a alguien”. Ahí está la palabra del campo, escarbar; junto con la idea de pinchar, punchar, pero en sentido figurado, en tanto acción ejercida pero no físicamente. Cuando el verbo del título sentó reales en el ámbito citadino y por ende culto, la acepción tomó rumbo más elevado, “Hurgar, revolver, escarbar”. Este valor se documentó ya en el año 1912. Diccionario de venezolanismos (1993-II-37).

Más adelante en la lexicografía venezolana registró acepciones insospechadas cuando llegó a “Registrar por curiosidad los objetos de otra persona”. En sentido figurado alcanzó a tipificar, “Investigar algún asunto”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:290).

En el habla de la República Dominicana el verbo jurungar adquirió acepciones desconocidas en otros países. “Estropear algo con lo que se ha estado operando. Maniobrar repetidamente con una cosa. Estropearse un aparato o maquinaria”. Llama la atención la proyección del verbo hacia estropear y maniobrar. En estos casos se produjo un salto que solo el tiempo, la distancia, el medio social y el uso en diferentes circunstancias pueden explicar. Diccionario del español dominicano (2013:400).

 

LECHÓN

“Hay que celebrar que los LECHONES de Santiago no son. . .”

Lechones es el plural de lechón. El lechón es un cochinillo que todavía mama. De allí le llega el nombre lechón, pues mama leche. El cerdo tiene fama de ser un animal sucio (cochino), de donde por extensión se califica con este adjetivo a la persona puerca, desaseada. También se usa la palabra lechón en funciones de nombre para el cerdo macho sin importar la edad de este.

Luego de esa entrada obligatoria hay que enfocarse en el lechón de Santiago de República Dominicana. En esa ciudad casi siempre se usa el nombre en plural, “lechones de Santiago”.

Los lechones de Santiago son las “máscaras que acuden al desfile de carnaval vestidos de diablos”. Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:222). Este disfraz casi siempre lleva cuernos (cachos) añadidos a la careta, sobre la frente o la cabeza, porque así era la representación del diablo. En el caso del “Baile de lechones”, en lugar de disfraz de diablo llevan caretas (máscaras) de lechón.

En Santo Domingo, la capital, se llama “diablo cojuelo” al personaje disfrazado que en Santiago se denomina Lechón. Es posible que esta diferencia entre los nombres nunca sea bien explicada, sobre todo por sus motivos. En Montecristi a los personajes disfrazados del período de carnaval llaman de “toros”.

En los últimos tiempos se ha propagado la costumbre de llamar diablo a todos los personajes disfrazados con trajes llamativos y máscaras elaboradas; sobre todo si llevan cuernos y látigo.

 

CHÁCHARA

“. . . la movilidad en el Gran Santo Domingo no es para CHÁCHARAS. . .”

En verdad, en verdad os digo. . . este vocablo del título se incluye en esta columna para aprovechar y tratar el tema de la onomatopeya y el uso de esta en el español dominicano.

Cháchara es palabra de raíz onomatopéyica romance klakk- “charla”.

Para el objeto de esta exposición solo se insistirá sobre la significación “conversación frívola”. Al español llegó del italiano chiàcchiera que en esa lengua era “conversación sin objeto y por mero pasatiempo”. En italiano tienen un verbo para el ejercicio de esta acción, chiachieràre. Al pasar al español pasó con el sonido de /ch/ y no de /k/ como correspondía por el origen.

En portugués J. P. Machado sostiene que cháchara llega a esa lengua desde el español y tiene “etimología obscura” y alude a A. Nascentes que escribe, “El español tiene cháchara que la Academia Española y M. Lübke consideran vocablo onomatopéyico”. [No obstante] L. Erguilaz da un étimo árabe, con significado de “ruido tumulto”. (Versiones españolas de RG).

La onomatopeya alude a la relación existente entre la cosa que se designa y el sonido de la cosa, al ruido, o voces en el caso de algunos animales con la unidad léxica que se crea para imitarlos. La imitación del sonido se hará de acuerdo con los parámetros de la lengua en cuestión.

La representación de algunos sonidos (onomatopeya) cuenta con la aceptación de los segmentos cultos de los hablantes. Esto no es objeción para que en algunas hablas se sientan con derecho de imitar el sonido a su manera. Es clásica en lingüística la diferencia en la representación de los sonidos de los animales en distintas lenguas por las diferencias que estas arrojan.

Los dominicanos para referirse al sancocho que hierve lo hacen diciendo, plopló. El sonido de un disparo de arma de fuego es tituá. Para dar a entender que algo sucede de modo súbito, ¡rián! Pimpán para el golpe propinado, tras, para el desgarre de una tela; tóquiti para el golpe accidental, especialmente si se recibe en la cabeza. Curcur o culcul, para líquido ingerido con rapidez. ¡Fua!, se fue la luz. Algunas de estas onomatopeyas se tomaron de Retablo de costumbres dominicanas (1991:146).

Una vez que estos sonidos se integran en la lengua en cuestión pueden conducirse como palabras, aceptan el plural, por ejemplo. En algunas lenguas pueden dar lugar a verbos. Se piensa que la lengua que crea onomatopeyas con mayor facilidad es el inglés.

 

16/11/2021

MOJIGANGA

“. . . así como acabar con la MOJIGANGA que. . .”

El vocablo del título no lo crearon los dominicanos. Lo que sí han hecho los hablantes de español dominicano es añadir nuevas acepciones a este vocablo.

La palabra mojiganga comenzó en español conocida por boxiganga. No hay que sorprenderse por el cambio experimentado. Recuérdese que la letra jota /j/ no existía todavía a principios del siglo XVII. En el siglo XVIII se conservó el nombre mojiganga solamente en sentido figurado para “farsa, cosa ridícula con que parece que uno se burla de otro”. La palabra del español pasó al catalán y al portugués.

En el Diccionario de autoridades (1732-II-587) aparece escrito mojiganga con la acepción copiada más arriba. Allí se añade, “Fiesta pública que se hace con varios disfraces ridículos, enmascarados los hombres. . .” (Versión moderna RG).

En el español dominicano el reconocimiento de la palabra estudiada aquí se produjo en el año 1940 cuando P. Henríquez Ureña la escribió en plural, mojigangas, con el sentido de “máscaras”; este estudioso agregó, Por extensión, ‘ridiculeces, tonterías, ficciones’. D. Pedro menciona además el verbo “mojiganguear” al que identifica como juguetear.

Cuando Patín Maceo se ocupó de las palabras mojiganga y mojigangas; para la primera la trata de “Barbarismo por máscara”. Trae la locución Estar de mojiganga con el sentido de “Estar en ridiculez”. Para el plural mojigangas, asienta, “Gestos, ademanes, bravatas”.

No hay que olvidar que la semilla de la acepción de la máscara dominicana para mojiganga apareció en el Diccionario de autoridades, con las palabras “disfraces, enmascarados”. En De nuestro lenguaje y costumbres (1967:63) la mojiganga aparece tipificada por, “Algo que hace de hazmerreír”.

Al leer estas significaciones recogidas en el habla para la palabra mojiganga, eso permite que el lector comience a hacerse una idea de la vía por la que se encamina el habla dominicana con respecto a la palabra. Hay que resaltar que en las acepciones que presenta el diccionario oficial de la lengua española el acento está colocado todavía sobre los disfraces y la acción burlona y la obra teatral breve.

El hablante americano de español en México, Panamá y Honduras retuvo el rasgo del disfraz ridículo y el entorno de la fiesta para su mojiganga que es una figura gigante de madera y trapos en las festividades.

El hablante dominicano hizo de mojiganga, “Persona que es objeto de burla o sirve de diversión a otras”. Así mismo usa mojiganga para referirse a, “Falta de seriedad y orden”. Aunque no se ha encontrado en los lexicones, se ha oído y usado mojiganga para calificar a una persona de poca o ninguna valía. Expresarse diciendo que una persona es un o una mojiganga es hacerlo de modo despectivo. Se ha oído decir que un hombre es un mojiganga, sobre todo cuando la compañera de vida es quien lleva la voz cantante.

La palabra mojiganga ha dado pie a varias locuciones bien acreditadas por el uso.En el habla dominicana, “coger de mojiganga, estar de mojiganga, poner de mojiganga, ponerse de mojiganga”. La nota en estas locuciones va de la mofa, a la ridiculez, hasta someter a una persona a la voluntad y capricho de otra.

Puede afirmarse sin riesgo a equivocación que mojiganga ya no se usa para máscara. Si va vestido de manera extravagante puede que se diga que esa persona es o parece una mojiganga. La persona de quien se dice que es mojigangosa es la que presenta características de ridiculez.

Como la palabra ha rodado en el habla americana, no podía faltar alguien que procurara encontrarle un origen diferente al peninsular. D. Fernando Ortiz va a las lenguas bantúes y explica que el brujo nga, nganga vestía de forma ridícula y extravagante, colores chillones, máscara, campanillas y cencerros. Él entiende que de estos personajes sacó el español la mojiganga del teatro. El citado autor trae en auxilio de su teoría abundante material. Glosario de afronegrismos (1924:322-6).  El Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico alude a Ortiz, pero descarta sus teorías.

 

ENTREJUNTA

“Los que dicen poner candados se conforman con que la puerta esté ENTREJUNTA. . .”

La búsqueda que se ha emprendido para dar con las menciones de la palabra del título en diccionarios de la lengua general no ha sido productiva.

La primera mención de la palabra entrejunta en un lexicón aparece en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Allí se atribuye su uso al habla cubana.

Algo curioso es que al repasar los lexicones de habla cubana no se encontró rastro de esta. La misma tarea se acometió entre los repertorios de habla dominicana. La primera mención del adjetivo “entrejunta” se encontró en el Diccionario del español dominicano (2013:291).

El autor de estos comentarios acerca de la lengua recuerda el uso de la palabra desde los años de su juventud cuando era un adolescente hace más de sesenta años. En el habla familiar se usaba para pedir a alguien que no cerrara completamente una puerta.

El español general conoce el verbo entornar que deriva en el adjetivo entornado, a para “Volver la puerta o la ventana sin cerrarla del todo”.

Es pertinente llegado a este punto hacerse la pregunta acerca de si usar una composición semejante, entrejunta, es acertada para expresar dejar una puerta o una ventana sin cerrarla del todo.

Al revisar el Diccionario de la lengua española, es decir, el de la Asociación de Academias de la Lengua Española, se encuentra que “entre” puede servir para mentar “Situación en medio de dos o más cosas” o “estado intermedio”. Con respecto del verbo “juntar” este comunica “entornar, cerrar una puerta o una ventana sin echar llave o pestillo”.

Así, ya no cabe sorpresa de que los hablantes de español de Cuba y República Dominicana recurran a entrejuntar para, “Referido a una puerta o ventana, que no está cerrada del todo”.

Si se toma en consideración lo escrito más arriba con respecto a encontrar el vocablo en los lexicones cubanos, esto mueve a pensar que no es un uso antiguo, o, es de uso esporádico. Esa consideración puede aplicarse también a la República Dominicana.

 

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