ESCRITORES VALORAN EL APORTE DE JOAQUÍN BALAGUER

Santo Domingo, Biblioteca Nacional, 3 de septiembre de 2021

 

Varios académicos de la Academia Dominicana de la Lengua participaron, con otros escritores dominicanos, en el acto «Cena coloquio con Balaguer, el escritor», convocado por el doctor Ángel Lockward y celebrado en honor de este ilustre intelectual dominicano, que fuera Presidente de la República Dominicana, destacado escritor y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua. Distinguidos escritores formaron parte del panel, entre los cuales fungió como moderador el novelista Avelino Stanley, quien dio la bienvenida a los participantes. Ángel Lockward, el organizador del evento, igualmente fungió como moderador y expresó: «Como todos supondrán, este es un ejercicio de libertad, en consecuencia, los participantes van a exponer las ideas que tienen sobre el tema que tratan, no importa si son partidarios o adversarios del presidente Balaguer. Es un ambiente de libertad en el que cada uno va a expresar su opinión sobre la obra literaria, que es el tema que nos convoca». El esquema del tiempo de este panel fue diseñado para dos rondas de exposiciones: en una «primera ronda los ponentes dispondrán de 3 minutos para una primera intervención, y una segunda ronda otros 3 minutos para cerrar», indicó.

 

Rafael Peralta Romero: «Palabras inaugurales» 

La actividad fue celebrada en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.  Su director, Rafael Peralta Romero, pronunció las palabras inaugurales: «Ante todo, agradezco a los distinguidos amigos, Avelino Stanley y Ángel Lockward, y los demás integrantes de esta mesa de discusión, el honor que me conceden de invitarme a esta mesa y al privilegio de dirigir unas palabras inaugurales. Este acto no lo organiza la Biblioteca Nacional, sin embargo, la Biblioteca Nacional se solidariza con él y saluda con corazón jubiloso la celebración, esta iniciativa». Expresó que está de acuerdo en que «hay que rescatar en algún sentido a Joaquín Balaguer como escritor, que será muy difícil separarlo del Joaquín Balaguer político», porque, «de hecho, su obra política, quizás, ha interferido para que su obra como escritor sea menos valorada».

«Joaquín Balaguer fue poeta, ensayista, historiador, biógrafo y un gran orador. A mí, particularmente su prosa, me resulta sumamente atractiva, por la galanura que ella encierra. Hay quienes les gusta su poesía y hay quienes no. Balaguer fue un poeta muy apegado a lo clásico, a lo tradicional, incluso puede decirse que, como poeta fue igual que como político, un poco conservador, poco dispuesto a las innovaciones. Sin embargo, como estadista fue capaz de construir esta Plaza de la Cultura donde nos encontramos: teatro, museos, y la Biblioteca Nacional, que me honro en dirigir», manifestó.

Peralta Romero, miembro numerario de la Academia Dominicana de la Lengua, también saludó a los académicos presentes, a los representantes de diversas fundaciones, entre ellas la Fundación Joaquín Balaguer, al director de la Feria del Libro, entre otras organizaciones y personalidades que estuvieron presentes en el acto. Expresó que «hace unos años, por el año 2006, la Fundación Joaquín Balaguer inició un ciclo de conferencias como escritor». Dijo que «Manuel Mora Serrano pronunció una de esas conferencias en las que dijo una serie de puntos básicos sobre su obra». Terminó sus palabras leyendo un párrafo, «conclusión de la conferencia ofrecida por Mora Serrano» en aquella ocasión, titulada, «¿Ha sido valorado justamente Joaquín Balaguer como literato?» («Eso está publicado por la Fundación Joaquín Balaguer en el año 2006», consignó): «No podemos arribarnos a conclusiones firmes, pero valorar justamente a Joaquín Balaguer en sus distintas facetas intelectuales va a ser misión de generaciones futuras que son las depositarias de la verdad, sin preferencias inmediatas y que fue para quienes, realmente, se hicieron las obras de arte». Agregó: «Nosotros ya comenzamos a ser parte de esas generaciones futuras. Balaguer ahora es un hombre de la historia y para nosotros en este momento es un escritor que merece ponderación y conocimiento de su obra para que sea justamente valorada».

 

Odalís Pérez expuso sobre «Balaguer, el ensayista»  

El académico numerario doctor Odalís Pérez expuso su ponencia bajo el título: «Balaguer, el ensayista». «Mucho se ha hablado del Joaquín Balaguer político —expuso—, pero poco se ha hablado del Joaquín Balaguer historiador, ensayista, crítico y al mismo tiempo memorialista». «Joaquín Balaguer produjo, entre 1934 y 1958, 25 libros de ensayo —consignó—: ensayos literarios, ensayos testimoniales, ensayos poblacionales, ensayos sobre métrica castellana, ensayos sobre crítica de la identidad dominicana». Apuntó que Balaguer «fue el ensayista que primero posicionó la literatura nacional, desde el punto de vista de sus valores universales y al mismo tiempo de sus valores intrínsecos».

«Balaguer, que fue uno de los más grandes conocedores de la literatura dominicana, informaba y trabajaba con el ensayo, pero con el ensayo al óleo clásico, al óleo aristotélico. Todo ensayo de Joaquín Balaguer tenía lo que se llama una introducción, un desarrollo, una conclusión, y al mismo tiempo tenía sus consideraciones: el modelo aristotélico, lo que se llama esa tesis, antítesis y síntesis y, sobre todo, sobre la base de un elemento que era fundamental en su obra, que era la estilística: era la filología y al mismo tiempo la teoría de la historia». Puntualizó que «dentro de esos grandes esbozos, esas semblanzas literarias, Balaguer fue indudablemente un maestro, desde el punto de vista de la escritura y desde el punto de vista de lo que se llama la coherencia de sus ensayos». «Toda su formulación en cuanto al ensayismo literario se hacía en base a párrafos cocidos, bien instituidos y con ideas claras de lo que eran las cardinales de la escritura de un ensayo», destacó Odalís Pérez.

 

León David (Juan José Jimenes Sabater) abordó al «Balaguer orador» 

Juan José Jimenes Sabater, León David, académico de la lengua y Premio Nacional de Literatura, expuso un conciso discurso sobre el «Joaquín Balaguer orador». Agradeció la invitación «para participar en este magnífico y necesario acto, no de cultura solamente, sino de reparación». Expuso que «Balaguer fue un tribuno notable, de verbo levantado, frase enfática, cadenciosa y caldeada expresión».

«Cuatro son a mi juicio las cualidades principales de su oratoria, sin que esto signifique, naturalmente, que no haya muchísimas más de aquellas de las que voy a hablar. Primero está ese manejo feliz y singularmente entramado de las ideas, que asidas unas a las otras como eslabones de una irrompible cadena tornan su decir de una contundencia abrumadora. En segundo lugar, está el uso de un lenguaje alquitarado, noble, culto, de linaje clásico que se explaya en cláusulas amplias y redondas, cuya severa arquitectura y verbal extensión no son óbices, sin embargo, para que se manifieste la claridad, la propiedad y el vigor del pensamiento. En tercer lugar, está la prosa, una prosa cuya prosapia académica y tono magistral, fruto de caudalosos adorno místico y bien digerido erudición, revélase de continuo con la suficiente flexibilidad para adaptarse con acierto al tema tratado y a la perspectiva dialéctica desde la que el asunto referido se aborda. Y cuatro, incuestionada maestría retórica, que se manifiesta en el medido, cuanto eficaz, empleo de figuras como el símil, la antítesis, las apóstrofes, las contraposiciones de palabras, etcétera, que confieren al discurso un fuero y un fulgor, a los que resulta casi imposible resistirse».

Señaló que estos «Atributos, si bien es verdad están presentes de continuo en sus alocuciones, se nos descubren, sobre todo, cuando el orador empuña las armas de la polémica». «Joaquín Balaguer fue, indudablemente, un gran orador», concluyó David.

 

Bruno Rosario Candelier: «Balaguer y su singular dominio de la palabra»  

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, presentó mediante una plataforma audiovisual su discurso en el que señaló: «El doctor Joaquín Balaguer fue un portento de la palabra. De tal manera que su nombraría, su prestigio y su autoridad se debió, justamente, al uso ejemplar de la palabra que él siempre honró con alta categoría intelectual. Naturalmente, eso indica que él, como clásico, Joaquín Balaguer era un clásico, amante de la clasicidad, y en tal virtud cultivaba los valores establecidos de la cultura universal. Él, que tenía una poderosa vocación intelectual, que era un escritor consagrado, naturalmente, desarrolló una alta cultura, de tal manera que él se convirtió en uno de los hombres más cultos de la República Dominicana. Y eso desde su juventud, porque desde que tomó conciencia de la vida, desde que tomó conciencia de la palabra, se dedicó a cultivarse intelectual y estéticamente y de ahí la gran producción literaria que cultivó y que desarrolló. Porque él fue un exégeta literario y esa condición de crítico literario y teórico del arte de la creación verbal fue justamente lo que lo llevó a ser miembro de la Academia Dominicana de la Lengua. Él publicó varios libros, como Historia de la literatura dominicana, Letras dominicanas y Los Carpinteros, donde aborda grandes personajes y creadores del siglo XIX y principios del siglo XX. Y como estudioso de la retórica publicó un edificante libro titulado Métrica castellana que enalteció su aporte creador y también la corporación de la lengua».

«Para ser miembro de la Academia de la Lengua hay que ser un cultor de la palabra, un estudioso de la literatura y, sobre todo, un conocedor profundo del lenguaje. Joaquín Balaguer demostró con alta categoría esas condiciones de su intelecto. Por eso, desde mediados del siglo XX, en la década de los 50, fue nombrado miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, condición que él enalteció con su alta categoría intelectual, con su formación estética y, sobre todo, con la cuidadosa valoración de la palabra que siempre honró como intelectual, escritor, creador y como crítico literario».

 

Otros escritores, que también formaron parte del panel, expusieron sus ponderaciones sobre el Joaquín Balaguer escritor y su relevante figura pública:     

 

Miguel Franjul, «Un Presidente asequible a la prensa» 

«Fui el único al que él concedió una entrevista de dos horas, antes de asumir el poder, en transición, para hablar de todos sus planes. Luego ya, como director del periódico La Información, también me tocó conversar con él y entrevistarlo, sobre su experiencia, en ese diario centenario de Santiago. Y también lo hice desde el periódico La Nación y posteriormente desde el Listín Diario». Concluyó expresando que «el presidente Balaguer fue siempre un hombre asequible a la prensa, inclusive en los períodos más duros, como el de los 12 años, donde nunca esquivó el contacto con la prensa. Yo creo que fue un político y un presidente muy comunicativo con la prensa y, por ende, con todo el país».

 

Cándido Gerón habló sobre «El poeta Balaguer»                      

El crítico de arte, historiador y académico de la lengua, Cándido Gerón, participó en el evento, donde apuntó: «El poeta Balaguer, así es como yo lo veo, no Balaguer poeta, sino el poeta Balaguer» fue un valioso creador. Afirmó que «La política sepultó al poeta Joaquín Balaguer, sin embargo, de los géneros que cultivó, la poesía fue su fuente fundamental de inspiración». Explicó que «Dar una impresión de su obra poética suscita polémica porque sus adversarios nunca lo van a considerar como poeta, sino de político arbitrario».

«Pero sucede que una cosa es el poeta y otra el ejercicio del poder. Quien no separa al poeta de las iniquidades sociales y de las tendencias serviciada de la política, tampoco podrá valorarlo como extraordinario tribuno, filólogo de primera línea, ensayista y escritor de gran calado, como se demuestra en sus libros, Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana, El centinela de la frontera, La palabra encadenada, Los carpinteros, Heredia, verbo de la libertad…». «Balaguer fue un poeta intimista, amoroso, erótico y social. Se inició en la creación poética a partir de su primer libro, Salmos Paganos, publicado cuando apenas tenía 16 años de edad, es decir, en 1922», dijo Cándido Gerón.

 

José Chez Checo abordó el tema «La historiografía de Balaguer» 

El presidente de la Academia Dominicana de la Historia, José Chez Chero, también pronunció su discurso mediante una grabación audiovisual. Previamente en el mismo video, a través de una voz en off, se consignó que «Joaquín Balaguer ingresó a la Academia de la Historia el 14 de noviembre de 1954, año previo a la celebración de la Feria de la Paz, en sustitución de Julio Ortega Frier, y el discurso de recepción estuvo a cargo de don Ramón Emilio Jiménez quien ponderó sus condiciones cívicas e intelectuales».

Hizo constar Chez Checo, que «Ya el doctor Balaguer había escrito, para 1954, obras como Tebaida lírica, Azul en los charcos, Letras dominicanas, Literatura dominicana, La política demográfica de Trujillo, La realidad dominicana, La política internacional de Trujillo, En torno a un pretendido vicio prosódico, Los poetas hispanoamericanos, El tratado Trujillo-Hull y la liberación financiera de la Republica, Los próceres escritores, Semblanzas literarias, Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana y El Cristo de la libertad». Explicó que «la historiografía dominicana estuvo permeada por las ideas de los dos historiadores dominicanos fundacionales como son Antonio del Monte y Tejeda y José Gabriel García, denominado el Padre de la Historia Dominicana». «Después de esos dos grandes historiadores fundacionales vino una camada de documentalistas, entre ellos Apolinar Tejera, Máximo Coiscou Henríquez, fray Cipriano de Lutrera, J. Marino Incháustegui, Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán, y César Herrera. La historiografía que tuvo predominando durante la era, fue una historiografía que tenía por finalidad, o la explicación de la historia dominicana a través del advenimiento de ese hombre, llamado Providencial, que fue Rafael Trujillo, o justificativa de ese régimen».

«La producción historiográfica de Balaguer debe dividirse en dos grandes períodos: La historiografía que produjo en el período de la Era de Trujillo, 1930-1961, y la historiografía que escribió posterior, como fue La marcha hacia el Capitolio, La palabra encadenada, La isla al revés, Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo y Los carpinteros, una novela histórica, por mencionar algunas obras», explicó José Chez Checo.

   En el panel hubo una canción interpretada por cantautor dominicano Cheo Zorrilla, inspirado en el poema de Joaquín Balaguer, «Amor tardío». 

Acompañado de su guitarra, Zorrilla deleitó entonando el poema musicalizado cuyas letras fueron leídas emotivamente por Ángel Lockward:

 

«Fuiste mi último amor, amor tardío 

última llama que en el pecho arde 

última flor en el erial vacío 

última luz al expirar la tarde. 

 

Amor que se avergüenza de sí mismo, 

que el alma nunca a confesar se atreve, 

que pasa con rubor sobre el abismo 

que separa la llama de la nieve. 

                                                                                                        

Amé con ilusión tus veinte abriles 

pero en mi vida, que sin luz fenece, 

ya no hay arranques de pasión febriles 

el sol que te ofrecí, no resplandece 

y mi amor, en tus huertos juveniles, 

es ya, como un rosal que no florece». 

 

 La escritora Ibeth Guzmán participó con el tema «La narrativa de Balaguer» 

«Estamos muy complacidos de que llegara la invitación a través de la vía institucional —expresó— y, pues, no solamente voy a hablar como académica, como intelectual, como escritora, sino también como la directora de la Escuela de Lenguas de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra». Dijo que el Balaguer escritor lo conoció «primero por sus libros que en persona». Evocó los momentos en el librero de su papá, cuando era niña, en donde encontró por primera vez la novela Los carpinteros, libro que justamente iba a comentar hoy. Y explicó Los carpinteros: «Las fronteras entre un narrador culto y un intelectual que cuenta son a veces difusas —señaló—. El predominio de uno sobre otro es siempre una cacería entretenida para el lector. Así el que gane, al final, se alzará con la notable insignia y el mérito del lector crítico de decir: “es más un narrador que un intelectual o viceversa”».

Explicó la doctora Ibeth Guzmán que en Los carpinteros “convergen todas las venas creativas del autor: la poesía, el ensayo y la narrativa”. Dijo que «una propuesta de lectura es mirar tres grandes aspectos que están inmersos en esta narración: El primero es la visión de la mujer en Balaguer, cómo está planteada, cómo describe al género femenino; la visión del personaje haitiano y la visión de Haití; la visión de la dominicanidad y sus razonamientos y justificaciones históricas». Un cuarto aspecto a mirar en esta obra, descrito por la profesora, es «el Balaguer fraterno que está aquí en este libro, sobre todo, en el capítulo donde relata que “un padre tiene que perdonar la muerte de su hijo”»: «Es uno de los capítulos donde se desborda una humanidad y un amor fraterno nunca visto por mí en la obra de Joaquín Balaguer». Ibeth Guzmán propuso una «quinta lectura a la obra de Balaguer: mirarla a través de la vida de Héctor Corporán. La narración empieza con este personaje siendo a penas ‘un joven de fuerte personalidad, visible, no obstante, sus pocos años’, esto es en la página 34. Y termina en la penúltima página con este Héctor que les voy a citar a continuación: ‘Héctor se apresuraría a abrir, todavía en paños menores, sin más preámbulos recibió un golpe en la cabeza propinaba por uno de sus esbirros’. Por ahí, por la vida de Héctor Corporán, pasan 44 años de historia dominicana hilada por un personaje inteligente, valiente, y por qué no, víctima de los estragos de una dominicanidad, que no podía expresar en la política, con libertad ni garantías».

 

   El escritor Nan Chevalier, al hablar de Grecia eterna y España infinita, que Balaguer escribió en su vida productiva, según apuntara Lockward, manifestó: 

    «Creo que Bruno Rosario Candelier hizo alusión, hace un momento, también León David, precisamente, a esa clasicidad que obsesiona, de algún modo, a Joaquín Balaguer. Y precisamente en un libro como Grecia eterna, se puede notar, y se pueden notar algunos rasgos de su poética, para decirlo de ese modo. En Grecia eterna —“lo mismo aplica para el libro sobre España, porque es de algún modo un hispanista”— él siente, si se puede decir así, una nostalgia por el pasado. Creo que en el Balaguer persona, el Balaguer escritor, hay esa nostalgia por la perfección, que él entiende que hay en la literatura griega».

«Y en ese libro está también la figura del profesor, pero el profesor que habla sobre Homero con una visión crítica y que se nota que está al tanto de las discusiones al momento, de ese momento. Por ejemplo, la clásica discusión ya de si Homero es quien escribe o no los dos textos, y Balaguer se inclina por la idea de que los dos textos son… ¡La vieja discusión aquella de la diferencia de algunos temas entre la Ilíada y la Odisea!».

«¿Qué yo encuentro en ese Balaguer, en el aspecto de su poética, de su visión como escritor? Además de una sintaxis elegante, nunca barroca, un humor que exige de cierta referencialidad. O sea, para comprender bien estos textos de Balaguer y apreciar al escritor, hay que tener en cuenta esa referencialidad. También cuando se refiere a un aspecto que mencionó Ibeth sobre la mujer. Si alguien quiere buscar la idea de la mujer que tiene Balaguer que lea en ese libro su referencia a Safo, a la Poeta. Balaguer explica muy bien las implicaciones de esta poeta y todo ese mal decir que hubo, y que todavía se sostiene, sobre su propia personalidad. Se refiere, y a mí me encanta, cuando alude a los tres grandes trágicos griegos. Y, por supuesto, exalta especialmente a Sófocles por Edipo Rey, que se tiene casi como la perfección formal de la tragedia. En fin, es lo que más me impresiona de esa visión sobre la historia y del Balaguer escritor, escritor conectado con la idea del profesor», consignó.

 

—Avelino Stanley (al presentar a la escritora Elizabeth Balaguer) dijo: «Bruno Rosario Candelier, en su intervención, acaba de hablar de una Historia de la literatura dominicana. Para que se tenga una idea de lo que son los libros de textos en estos momentos: esa Historia de la literatura dominicana, que fue Premio Nacional de Obras Didácticas en el año 56, no solamente fue Premio de Didáctica y no solo fue un libro de texto durante los años 60, 70 y los 80, sino que los que investigamos en estos tiempos, nos damos cuenta que en muchas ocasiones los autores de toda América Latina, esa es la obra que están citando como referencia de la literatura dominicana».

 

Elisabeth Balaguer, «Historia de la literatura dominicana, de Balaguer» 

Luego de la presentación de Avelino Stanley la escritora Elizabeth Balaguer comentó, mediante una plataforma audiovisual, la obra de Balaguer Historia de la literatura dominicana: Expuso que «La historia de la literatura dominicana, de la autoría de Joaquín Balaguer, es un material histórico y cronológico que nos lleva a través de sus páginas desde los inicios del descubrimiento, en 1492, hasta la contemporaneidad de la literatura dominicana». Señaló que «El uso adecuado de esta obra puede dar lugar a que el estudiante desarrolle su vertiente creativa en la construcción inicial de conocimientos sobre la historia de la literatura dominicana». Destacó que «Esta obra está escrita en un lenguaje claro y preciso, lo cual facilitaría al maestro en su función de motivador para la enseñanza de la literatura en el aula». «Con esto quiero agregar que el texto en sí está íntimamente vinculado con la identidad cultural, la identidad nacional —“llámese patriotismo”—, y el contexto histórico-literario dominicano», puntualizó Elizabeth Balaguer.

 

Marino Berigüete, «Balaguer, el poeta filosófico» 

El narrador Marino Berigüete expresó que «Este poeta escribió sus primeros libros, como bien señala el poeta Cándido Gerón, a los 16 años. Los libros de versos escritos, para esa edad temprana, fueron, como él señaló, Claro de lunaSalmo pagano y Tebaida lírica. En esa época nunca pensó lo que el tiempo le tenía guardado»: «Me quedo con ese joven, que escribía poesía a la luz de una vela de cera. Y ahí en sus versos encontramos, realmente, sus orígenes, su vocación literaria, sus primeros gustos en la poética filosófica, como una forma de mirar la vida y de filosofar el mundo, influenciado entonces por José Enrique Rodó, poeta uruguayo creador del arielismo; Juan María Montalvo, poeta y ensayista ecuatoriano; José Martí, Rubén Darío, y hasta su despedida escribió el poema «Amor tardío». Yo me quedo con ese filosófico».  «La poesía de Balaguer fue una respuesta a su propio mundo —añadió—. Podemos encontrar en sus propios textos, en sus poemas, como fuente principal (“y esperamos que podamos reanudar hoy en día, una nueva visión en este evento, sobre el Balaguer filosófico”) tal y como dice Platón cuando dice: ‘Quien habla de propiedad de la obra de los poetas, recibe su fuerza de convencimiento de su obra’. Puntualizó Berigüete que «Balaguer llegó primero a la literatura a través de la poesía, y poetizando sus matices de su propia vida encontramos en Balaguer un hombre que reflexionó sobre su propia vida cuando escribió a su patria, a su hogar, a su tierra, a su caballo, a sus perros, y hasta ese “Amor tardío”».  «¡Finalmente empezamos a caminar por la senda de la justicia literaria, de ese escritor, al cual muchos escritores van y redescubren y generan diálogos precisos! Pero no me voy a ir sin leer en esta ponencia tan breve, un soneto perfecto que Balaguer hizo en su Salmos paganos. Balaguer le escribe a don Quijote:

 

“Vencido don Quijote en la pelea 

terminó con su andanza a su locura 

y entonces regresó con más cordura 

a la quietud de su gloria, de su aldea. 

 

Olvidó a su divina Dulcinea 

y cesó para siempre su aventura 

de caballero andante que murmura 

la epopeya eterna de su odisea. 

 

Don Quijote ha olvidado sus andanzas 

y tan solo nos queda esperanza 

de que regrese en su doncel al trote. 

 

Y esperando que vuelva a su locura 

las edades maldicen la cordura 

de nuestro eterno y pasional don Quijote”».

 

—Ángel Lockward: «Señores, los panelistas son escritores, todos han publicado, la mayoría varios libros, algunos muchos; más de la mitad son Premio Nacional de Literatura o son Premio de Literatura por género; la mayoría son académicos; pero Balaguer fue académico siempre y fue maestro desde la Normal en Santiago, hasta la Universidad de Santo Domingo.  Vamos a oír qué experiencia puede haber recogido el decano Augusto Bravo sobre el Balaguer maestro».

 

   «Balaguer el maestro», según Augusto Bravo:  «De esta constelación de exposiciones no cabe dudas que Balaguer reunía todas las condiciones para el ejercicio de la docencia y, sobre todo, en el contexto histórico cuando, para formar parte del staff de profesores de esa prestigiosa Institución, tenía que cumplir cabalmente con el perfil. Así demuestra el cuerpo profesoral de todas las facultades que operaban, en ese momento, en la Universidad de Santo Domingo. Y, sin lugar a dudas, el catedrático Balaguer poseía esas condiciones. Hemos querido rastrear testimonios de sus discípulos que dan ejemplo de que era un catedrático que en verdad deslumbró a todos sus alumnos, a través de sus exposiciones y de sus apuntes en la Facultad de Derecho. Eso no hay que discutirlo, no hay que polemizarlo, porque se saben esas competencias».

«Sin embargo, como todo lo que acontece con esta estelar figura, siempre hay un elemento de polémica y se trata justamente de su salida de la Universidad, que es el tema que siempre viene a colación y que siempre se discute. Y es de que, si fue suspendido o expulsado. Y se conoce que fue una suspensión como está en la Resolución 4, del 10 de enero de 1962, por el entonces Consejo Universitario Provisional y su rector Castaños Espaillat. La resolución habla, justamente, de su expulsión en el ejercicio como Presidente de la República, no como catedrático funcional. Por eso es importante estudiar y analizar ese elemento: de un lado están los que establecen su expulsión. Otros, sin embargo, hablan del ejercicio académico, que hay que separarlo. Al final, llama la atención poderosamente su ejercicio académico». «Hasta ahora no tengo testimonio escrito ni oral de que no fuera un profesor que no tuviese la competencia para ejercer la cátedra universitaria —apuntó—. De ahí que, tal vez sea una de las facetas menos ponderadas o estudiadas científicamente, o con datos históricos, para dilucidar su permanencia como catedrático y como profesor, tanto de otros niveles: primario, secundario y universitario». El señor Augusto Bravo concluyo señalando que «Hay que resaltar la importancia que debe de tener su cátedra, sus apuntes… Se debe investigar para publicar esa nota importante en el contexto de que en esa época los profesores preparaban la docencia, eran cátedras que se establecían. De ahí que está ese tema pendiente, que se debe estudiar y de investigar para ilustrar a la sociedad dominicana acerca de figuras sobresalientes de nuestra historia».

 

—«¿Cómo abordaba Balaguer la crítica literaria?», preguntó Avelino Stanley: «En 1941, Joaquín Balaguer publicó un libro que poco se ha leído aquí en República Dominicana. Más se leyó en Colombia, en Argentina y otros países de América Latina. Y es el titulado Azul en los charcos. Un libro eminentemente basado en el modernismo y la crítica de Darío a la realidad latinoamericana. Pero que también él concentró ensayos de gran valor. Por ejemplo, un ensayo sobre Federico Bermúdez; un ensayo sobre Hostos; un ensayo sobre Ramón Marrero Aristy, que casi nadie se ha referido, porque como figura que ha generado una controversia posdictadura es importante saber que Balaguer era un ministro plenipotenciario en Colombia, y publicó este libro, como la mayoría de sus libros, entre Colombia, Cuba, Buenos Aires y España. En ese sentido hay un estudio de José Ramón López como ensayista. Y el que recuerdo con más viva elocuencia es el relativo a Federico Bermúdez, un libro como Los humildes, que él situó críticamente y, realmente, instituyó una manera de ver a este poeta de los humildes, como dice: “Los del montón salidos”, que realmente es un ensayo prototípico en su obra. Pero sobresale también un ensayo como el prólogo a las obras completas de Salomé Ureña de Henríquez, que es uno de los mejores ensayos sobre esta poetisa. Realmente es un ensayo que encabeza y que se tiene que tener como libro de cabecera al momento de caracterizar la obra de Salomé Ureña de Henríquez», respondió el maestro Odalís Pérez.

 

   Otros escritores expusieron su opinión en este panel: Luis Santos, Osiris Madera, Pedro Antonio Valdez, Juan Inirio Hernández, Israel Pérez y Joan Ferrer Rodríguez, quienes consignaron sus pareceres en torno a la obra del consagrado escritor Joaquín Balaguer Ricardo.

 

«Palabras de cierre» de Joaquín Ricardo 

Las palabras de cierre estuvieron a cargo de Joaquín Ricardo, pariente del homenajeado. Inició leyendo algunas palabras de Manuel Mora Serrano a las obras selectas del doctor Balaguer que se publicaron en el año 2006»: «…A mucha gente se le hace difícil separar al hombre del escritor. Resulta, entonces, desconcertante que un autor que se preocupaba por enseñarle al pueblo a pensar con altura, a escribir mejor, a dominar el arte del verso y de la oratoria, desvelando sus vastos conocimientos universales como hombre culto y enterado para nutrir culturalmente a las masas de sus posibles lectores, venga a ser poco menos que un desconocido para su propia grey… Ha llegado la hora de repetir que Joaquín Balaguer el hombre, ha vuelto; que el escritor Joaquín Balaguer nació el mismo día en que el ser carnal murió, y se trata de una persona completamente distinta; que lo que se tiene en las manos es simplemente un texto, la cosa más mansa del universo, la palabra escrita, el legado espiritual, que nada o muy poco tiene que ver con el individuo que se vio afectado por el vendaval en la política».     

Y concluyó expresando: «Pensándolo así, solo me resta confesar que encuentros como este —“y estas son mis palabras”—, en el que se exponen ideas y consideraciones de manera abierta y democrática acerca del polifacético escritor, como ensayista, narrador, novelista, biógrafo y poeta, afianzan en mí el criterio de que lenta, pero sostenida e inexorablemente, está llegando la hora, como en cierto modo dijo el escritor León David, está llegando la hora de la reivindicación literaria de Joaquín Balaguer. Muchas gracias por la invitación. Muchas gracias por haber escuchado mis palabras. Y muchas gracias por todo lo que ustedes expusieron esta noche».

   La canción «Lucía» al cierre del video: La canción “Lucía”, de Joaquín Balaguer, fue incluida al cierre del panel. Estuvo interpretada por el artista dominicano Fernando Casado, miembro correspondiente de la ADL, acompañado de guitarras, y luego sublimemente escenificada por una hermosa bailarina, en una versión instrumental:

  

«Tan lánguido, tan leve y tan sublime, 

cual de la luz el tímido temblor 

es su pie que parece cuando oprime 

que no tiene más peso que una flor. 

 

En una flor debió de haber nacido, 

y a veces se diría que su piel 

es un velo traslúcido tendido 

sobre su fino cuerpo de clavel. 

 

Y a través de su carne transparente, 

como a través de un vaso de cristal 

se mira dilatarse la corriente 

de su sangre de púrpura ducal». 

 

Transcripción de Miguelina Medina

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *