LENGUA Y PENSAMIENTO EN LA OBRA DE MARÍA ZAMBRANO

La Tertulia “Lengua y Pensamiento”, que organiza la Academia Dominicana de la Lengua bajo la coordinación de Manuel Núñez Asencio, en su quinta sesión versó sobre al pensamiento y la obra de la reputada intelectual española María Zambrano. El público presente en la actividad escuchó una audición del análisis que sobre el tema hizo el intelectual español Antonio Colinas, quien destacó el aspecto místico del discurso de Zambrano. Resaltó la fusión o imbricación entre lo poético y lo religioso en la obra de esta autora, con lo cual demuestra un sólido conocimiento de la mística, así como del desarrollo del arte de razonar. «Su obra es símbolo de la serenidad  y la verdad que se nutre de diferentes manantiales, ella es el último eslabón de esa cadena de de pensadores universales  que exhiben un saber sin fronteras. Que lo mismo  aborda la poesía que la filosofía en su discurso, poético y original, que siendo al mismo tiempo su signo distintivo, es su condena…», afirmó Colinas en la audición de una conferencia que ofreciera en Madrid, y que los contertulios de la Academia escuchaban con atención.
Agregó que la voz personal que cultivó es el resultado de la impronta dejada en ella por maestros como José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno y Javier Zubiri o fuentes tan diversas que abarcan desde Platón y Plotino, hasta filósofos como Benito Spinoza. Explicó que María Zambrano fue una intelectual que hilvanó muy bien la dicotomía del arte de razonar profundo con el amor a la poesía; de ahí su valiosa obra que le valió el Premio Cervantes. «Es una intelectual de la aurora», dijo Colinas y recalcó que su sed de ser y saber, abrir secretos, determinará que su discurso resuma unidades de saberes que ella comunica mediante una serie de símbolos en su lenguaje.  Por ejemplo, la noche, lo sagrado, el bosque o la luz son vocablos que forman parte de ese lenguaje de los misterios que Zambrano utiliza para ahondar en conceptualizaciones sin menoscabo de su amor por lo poético. Pero el símbolo por excelencia es el silencio. En su obra podemos advertir que «la poesía es el secreto hablado», estos símbolos abren la aurora del saber, su discurso viene a ser, entonces, el secreto encontrado, dijo.

La autora plantea unos conceptos fundacionales, con la noción de que la realidad poética; que la poesía es más que un género; la poesía reconquista el sueño primero, es el reencuentro con el origen. La obra de María Zambrano privilegia la poesía mística, que produce paz y consuelo, decía, al igual que una plegaria u oración.  Evidencia haber alcanzado una suprema conciencia de la importancia de la mística, en la que une la poesía con la religión.

Manuel Núñez explicó que María Zambrano retoma a Ortega, Unamuno y otros grandes pensadores, evidentes en su obra. De los primeros, la influencia es palpable en cuanto al concepto de la «razón vital», ya que se puede conocer gracias a los sentimientos, pero ella trasciende los linderos de este concepto y la razón que propone es la razón poética; también comparte con Julián Marías la visión de que el ser humano es un quién, no un qué -una cosa-; hace acopio de la teoría de los tipos de Jung, de la fenomenología de lo interior. Concuerda con Antonio Colinas al afirmar que la escritora española logra consolidar un pensamiento holístico, discurso que enlaza coherentemente y expresa en forma sistémica un conjunto de saberes. Santo Domingo, ADL, 16 de dic. de 2010.

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