DISERTACIÓN SOBRE LA POESÍA DE JOSÉ ENRIQUE GARCÍA

En un encuentro literario celebrado en la comunidad montañés de Pinar Quemado, Jarabacoa, dimos a conocer la creación poética de José Enrique García, académico de la lengua y connotado escritor dominicano, autor de varios libros de poesía, ensayo y ficción. Es también autor de un libro de gramática del español.
Durante un acto celebrado con escritores y poetas dominicanos, el poeta Pedro José Gris presentó la semblanza literaria de José Enrique García, de quien ponderó su sólida formación literaria, su obra poética y narrativa y el aporte gramatical de nuestro distinguido académico. Destacó la profunda intuición de este escritor cuando abordó su dimensión humanística.

En ese encuentro literario, el director de la Academia Dominicana de la Lengua enfocó la creación poética del escritor santiagués y enmarcó la dimensión metafísica de su obra.

Señaló que José Enrique García es un creador inspirado en las esencias clásicas, con el fundamento literario de la mejor tradición literaria.  La poesía de José Enrique García se funda en la savia fecunda de la tradición humanística. Los devaneos experimentalistas con que alguna vez coqueteó no le torcieron el rumbo reflexivo a su creación, ni la vigorosa fuerza espiritual de su intelecto, ni la poderosa dimensión estética de su sensibilidad. Significó que José Enrique García es una de las voces poéticas fundamentales de la lírica dominicana contemporánea. Su primera creación poética, Meditaciones alrededor de una sospecha, que publicara en Santiago de los Caballeros en 1977, funda una poesía reflexiva, al tiempo que traza el rumbo neorrealista, simbolista y metafísico de su creación. Con El fabulador (1980), poemario de alta connotación mitificada, galardonado con el Premio Siboney de Poesía, obtuvo su consagración literaria en nuestro país.

Como poeta y pensador, José Enrique García ha tenido el acierto lírico, simbólico y metafísico de crear verdades intuidas y verdades reveladas. Ha canalizado esas verdades en virtud de su capacidad para la percepción trascendente de las cosas, ya que puede penetrar en la dimensión esencial de lo existente con el don para expresar la belleza y el misterio que las cosas sugieren y con el poder para percibir su dimensión profunda en virtud de su capacidad reflexiva. Esa capacidad explica la expresión de la belleza y el misterio, expresada con el grávido acento de la voz y el sentido de lo viviente.

El emisor de esos versos anda en busca de sí mismo, al tiempo que anhela conocer la razón de ser de la existencia humana. Esa es la interrogante metafísica que atraviesa su obra. Con ese fin, su poesía interroga el sentido de los tormentos de la condición humana, como el dolor, la desdicha, la angustia, la soledad, el desamparo o la muerte. En procura de ese conocimiento, revela el estado interior de la conciencia, vale decir, la dimensión espiritual del alma humana ante los episodios sociales, antropológicos, culturales y espirituales. De igual manera, revela la actitud de interrogación del sujeto lírico ante las manifestaciones del acontecer viviente, subrayó Rosario Candelier en su exposición sobre su poesía.

José Enrique García alude no solo al dolor, la angustia o las adversidades que forman la madeja de la menguante vida; enfoca el sentido profundo de las señales misteriosas y de las manifestaciones que acontecen en la vida. Ausculta el estado interior de la persona lírica, es decir, la faceta entrañable del sujeto que escribe, habla o piensa, porque penetra en la conciencia del ser humano, ya que para nuestro poeta la poesía se hizo para interrogar lo que acontece en el mundo, al tiempo que hace de la belleza y la verdad, canteras del conocimiento. Se trata de una concepción profunda de la creación poética, que empalma con la idea de Antonio Machado, para quien la poesía debe contener una cosmovisión en su vertiente temática, vale decir, principios y valores de sabiduría con sus verdades profundas.

José Enrique García nació en 1948 en Limonal, comunidad de Santiago de los Caballeros. Formado como profesor en la Escuela Normal de Licey, formó parte del Taller “Littera”, el primer taller del país que este director fundara en 1967. Obtuvo el doctorado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y es un activo forjador de los valores que enaltecen la conciencia. Desde muy joven se consagró al cultivo de la creación literaria, en poesía, narrativa y ensayo. Con Meditaciones alrededor de una sospecha, inició el cultivo de la dimensión metafísica de la creación poética, que marcó el rumbo de importantes creadores de la generación poética de los ´80. Jarabacoa, República Dominicana, 29 de enero de 2011.

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