COLOQUIO SOBRE LA CONCIENCIA DE LA LENGUA

Con el fin de incentivar la MOTIVACIÓN PARA EL APRENDIZAJE DE LA LENGUA, esta Academia organizó un coloquio con profesores de lengua española en Moca, bajo la instancia del DIÁLOGO DE LA LENGUA.
Entre los disertantes, el profesor Guillermo Pérez Castillo, subrayó que a diferencia de otras áreas, como las matemáticas, sociales y ciencias naturales, la didáctica de la lengua cuenta con recursos motivadores intrínsecos -regusto imaginativo, identificación con personajes y géneros literarios, proceso de observación, experimentación y síntesis creativa-, ya que apropiarse de una lengua se requieren estímulos sociales y económicos. “Para que hablar y escribir bien se constituyan en un éxito, deben ser previamente reconocidos como una “uniformidad social” exigida y valorada por los hablantes”, precisó.

Sobre la motivación para el estudio de la lengua, consignó que el uso de la lengua nos hace diferente del animal; a mayor desarrollo lingüístico, mayor crecimiento psicológico, social y cultural; se aprende a pensar hablando; nada enseña más que la palabra, clave simbólica del concepto que sintetiza la experiencia. A mayor riqueza del léxico, mayor posibilidad de conocer y entender el universo; los diferentes estadios en el desarrollo de una lengua, se corresponden con modelos o parámetros antropológicos, físicos y culturales. Independientemente de su área de trabajo, todo maestro debe ser considerado primariamente como maestro de lengua.

Por su parte, Carmen Pérez Valerio puntualizó la necesidad de tener en cuenta estas consideraciones: 1. Formación y capacitación. El conocimiento y dominio de la asignatura que enseña el maestro hace que el profesor se muestre seguro y esta seguridad contribuye a entusiasmarlo y motivarlo. 2. Conocimientos pedagógicos. Los conocimientos pedagógicos le despiertan el interés y el entusiasmo al maestro, pues le indican qué hacer en cada caso y, sobre todo, despiertan la conciencia de su papel y de la importancia del mismo. 3. Aplicación de un método de enseñanza. Una manera de enseñar que logre los objetivos de la asignatura. Esto también se adquiere mediante los conocimientos pedagógicos. 4. Desarrollo de la autoestima. La motivación está relacionada con la autoestima del maestro; por consiguiente, en la medida que el profesor tiene una mayor y mejor valoración de sí, en esa misma medida aumenta su entusiasmo e interés por el trabajo que realiza. 5. Actitud positiva. Cultivar un espíritu positivo y de superación mediante la lectura, la meditación, el arte, el desarrollo de la sensibilidad y, sobre todo, el de la conciencia social.

En su turno, la profesora Teresa Ayala significó que aprender a pensar es una de las tareas más difíciles, gozosas y únicas que realiza el ser humano. Pero para que el docente lo haga con eficacia y compromiso y después pueda transmitir esa facultad de la mente, necesita algunas condiciones: una esmerada formación, condiciones sociales y espacios adecuados y, sobre todo, entusiasmo y vocación, pero indicó que los docentes no reciben el necesario apoyo, los estímulos pertinentes ni las condiciones necesarias para contribuir con su formación y, por ende, con el impulso necesario para la misma. La docencia ha sido devaluada socialmente. El docente no ocupa un lugar social destacado, acorde con la responsabilidad que tiene. Los docentes, en su gran mayoría, no enseñan por vocación o por placer, sino porque la docencia es un medio laboral, aunque esté mal pagada.

Para la profesora vegana, la motivación es muy importante en el área de la enseñanza de la lengua española, ya que los alumnos responden a una serie de incentivos e ilusiones cuando conocen o perfeccionan el estudio de la lengua y, conocer estas motivaciones es necesario para orientar la práctica docente; también es importante la motivación del profesor para enseñar, ya que no aprenderá igual un alumno que tenga un profesor motivado y contento en clase, como aquel que tiene enfrente a un profesor sin ninguna motivación en su clase. Si la enseñanza del español es una actividad en sí valiosa intrínsecamente, ¿por qué se encuentran con profesores “desmotivados”?, se preguntó la disertante. En este aspecto se pueden identificar algunas razones o factores que inciden en la falta de motivación de los maestros de lengua española en la enseñanza de la lengua: el bajo salario, la falta de recursos didácticos, la escasa valoración del maestro por parte de la sociedad, poco apoyo moral y de reconocimiento ante lo arduo de su labor y entrega, entre otras razones que van mermando la motivación de los maestros de lengua.  Ante esta situación y estas variables, se pueden presentar una serie de ideas que pueden contribuir a despertar la motivación lingüística en los maestros. Éstas pueden ser: ayudar al profesor a organizar y desarrollar sus actividades haciéndole ver lo que hace correctamente; reducir el número de alumnos en las aulas; convocar seminarios y reuniones entre colegas sobre temas pedagógicos; procurar la solución de problemas logísticos; permitirle libertad en la elección y creación de materiales didácticos; invitarlo a preparar charlas y conferencias; organizar concursos de lecturas y escrituras para maestros, reconocerle sus méritos y esfuerzos; crear ambientes agradables de trabajo, ofrecerle o brindarle la oportunidad de seguir preparándose en su área dentro o fuera del país. Proporcionarle mecanismos para la producción y publicación de materiales didácticos de su autoría; ofrecerle trabajos de investigación en su propia área y, por último, reconocerle y hacerle saber lo importante que son los maestros para la sociedad a la que sirven, para incentivar su entrega, su esfuerzo y su preparación para tu tarea docente.

En su intervención, el Director de la Academia Dominicana de la Lengua dijo que se trata de enfocar temas y motivos que propicien en los docentes la creación de actitudes y valores a favor del interés por nuestro idioma en los propios profesores de lengua, para que los planteamientos y las orientaciones les sean estimulantes y motivadores para la enseñanza de español. Asimismo, dada la situación comprobable de un conocimiento precario de la lengua, incluso entre los profesores de lengua española, es oportuno y pertinente motivar a nuestros docentes para que asuman una actitud diferente ante su propia lengua y logren impartir una enseñanza enriquecedora, interesante y entretenida para los alumnos.

Es oportuno enfocar aspectos que resulten de especial interés para los profesores de lengua española. Por ejemplo, el dominio de los temas, la técnica de enseñanza, las actitudes ante la lengua, la asignación de tareas, el uso de recursos audiovisuales, el incentivo mediante tareas y otros asuntos que entusiasmen para la impartición de una buena docencia ejercen una efectiva influencia en la conciencia de los estudiantes.

Para destacar la importancia de la motivación docente, subrayó: “El entusiasmo siempre ha sido clave para el éxito de una buena enseñanza, una disertación o una conferencia, ya que puede contagiar y estimular a los oyentes. Supone un incentivo de persuasión pensar que efectivamente realizamos una buena obra, que la docencia es el medio que hemos elegido no solo para vivir sino para encender el entusiasmo y la creatividad y contribuir a cambiar mentalidades atrasadas por mentalidades encaminadas hacia la idea de crecimiento y ascenso espiritual. Un buen profesor no es un mero eslabón en el proceso productivo de una fábrica, sino el transmisor, el mediador entre la herencia espiritual del pasado y la ruta ascendente hacia el futuro mediante el legado lingüístico de un pueblo cuyo derrotero y avance está en las manos de quien imparte la docencia. Si tenemos la convicción de que la lengua es el vehículo del pensamiento y la creatividad, vamos a experimentar el sentimiento de la más alta fruición por la elevada misión que realizamos. Y, sobre todo, la convicción de que podemos acceder a los bienes de la cultura, con la satisfacción de entender y disfrutar las creaciones más sublimes y edificantes de nuestros ilustres antepasados que honraron con la palabra la faceta luminosa de la condición humana”.

En la parte central de su disertación, consignó: “Es importante que todo profesor valore la dignidad del magisterio. De la palabra latina magis, ‘más’, se deriva magíster, ´el que más´, vale decir, el que más sabe, el que más conoce. Se supone, entonces, que los enseñantes deben honrar el significado de la palabra que define su profesión o su tarea, vinculada de alguna manera a la ciencia, la cultura y la sabiduría. Esa conciencia permite entender la elevada misión que implica enseñar para transmitir conocimientos que transformen las conciencias. Los antiguos griegos hablaban del numen, concepto que asumían como el vínculo sagrado con la sabiduría universal. Porque la palabra nos conecta con la sabiduría universal de la memoria cósmica, aunque para llegar a ese elevado estadio del saber hay que escalar previamente importantes peldaños del conocimiento.  Para conseguirlo, es preciso motivar el desarrollo de la inteligencia y la sensibilidad (no influir o inducir desde fuera, sino concitar su gestación desde dentro) mediante los conocimientos apropiados y las motivaciones oportunas. Para ello es importante que nuestros profesores adquieran la conciencia lingüística y sepan transmitirla a nuestros estudiantes”. Academia Dominicana de la Lengua, Moca, 3 de julio de 2010.

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