ACADÉMICO BOLIVIANO ELOGIA OBRA DEL DR. FRANKLIN DOMÍNGUEZ

La Academia Dominicana de la Lengua fue el escenario de la conferencia titulada “Franklin Domínguez: Dramaturgia de la Posmodernidad”, del Dr. Oscar Rivera-Rodas, Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua y Catedrático de Literatura Latinoamericana, actividad que se realizó en honor de nuestro ilustre académico y dramaturgo.

En su alocución, el doctor Rivera-Rodas realizó un exhaustivo análisis del discurso creativo del autor dominicano y explicó que el discurso dramático, patente en las obras de Franklin Domínguez, está signado por tres sellos distintivos, a los cuales denominó categorías, a saber:

1ra. Soledad del ser humano, en este renglón destacó que los personajes de Domínguez descubren, generalmente al final de sus vidas, que han vivido solos o mejor dicho que no han convivido adecuadamente con los demás, pues su tránsito por este mundo se ha reducido a ser un ente solitario que sólo ha interactuado con el otro para que haga su voluntad mediante una visualización de los demás como una prolongación de su yo, único asunto importante para estos ególatras-personajes. Un ejemplo, Sebastián, el personaje egoísta de Las espigas maduras, padre déspota que sintetiza en sí las características negativas de un padre egoísta que nunca lo fue sino como expresión de autoridad, disciplina, rigidez injusta de quien sólo ordena sin el menor vestigio de afecto y comprensión. Rivera-Rodas ponderó esta obra y la comparó, a favor de Domínguez, con la del cubano José Triada, La noche de los asesinos.

2da. El abandono de las concepciones, en las que Rivera-Rodas afirma que en las obras del dramaturgo dominicano la preocupación ética se revela cuando el personaje, como ser humano, percibe su condición finita y en tal virtud se relaciona al percatarse de la soledad irremediable del ser que adquiere la conciencia de su pequeñez ante la vastedad del Cosmos. «Los que conocen  personajes como Sebastián y Alberto Monleón pueden entender la dicotomía existencial que atraviesa el alma de Omar, por ejemplo, personaje posmoderno que reflexiona sobre la importancia de ser bueno, útil, justo, al convivir con los demás en el presente, en esta vida terrenal. Reflexión que defiende ante otro personaje, recurrente en las obras de Domínguez, el consejero o la conciencia, en este caso se trata de Serafín, quien trata de que Omar sólo atienda a alcanzar las bondades de la vida celestial, a lo que Omar contesta que es menester preocuparse por el bienestar de los demás como una etapa previa y necesaria para la vida celestial», explicó el académico boliviano. Señaló obras como Ojalá hoy fuera ayer, donde el autor induce al espectador a adquirir conciencia de lo importante que es llevar una vida humana, que el personaje Alberto Monleón reconoce inexorablemente tarde, ya que representa la construcción de la soledad del ser, que a raíz de sus infidelidades, sus traiciones e injusticias descubre que no ha tomado en cuenta a los otros. En esta obra el personaje admonitorio que enfrenta a Monleón con sus propios actos, le dice que para redimirse trate de rescatar por lo menos un instante, una acción buena durante la vida que ha comenzado a desprenderse de él. Los vocablos vida-muerte se alternan en un ambiente donde la conciencia de lo bueno y lo malo pugna por lograr el predominio.

3ra. Conciencia de la ausencia de sentido, como expresión del vacío o desencanto teológico, heredado de la modernidad, que es la impronta de muchos personajes que reconocen la exclusiva responsabilidad humana de sus actos, es decir, personajes que asumen las consecuencias de sus decisiones con un renovado sentimiento por recuperar los valores espirituales y éticos que dan significado a la existencia humana, en especial, en su relación con los demás. El académico boliviano señaló que en Las extrañas presencias, Domínguez explora el límite entre la vida y la muerte donde, además, se evidencia la relación con los seres que rodearon al personaje mientras vivía. El amor, por ejemplo, adquiere múltiples sentidos, como lealtad, bondad, justicia, fraternidad, espiritualidad… “El que ama no hace daño a nadie, no es injusto, se conmueve ante la tragedia del otro, esta es la propuesta que Domínguez nos ofrece como  elemento clave, fundamento de una ética racional de quien no espera beneficios mezquinos», enfatizó el analista literario.

Agregó que algunos personajes de las obras de Franklin Domínguez, como Alberto Monleón, no encuentran el jardín de las delicias ni el lugar terrible del castigo. Sólo su conciencia  redime de su desamor. Terminó diciendo que es tiempo de erradicar la incertidumbre, tiempo de buscar nuevos saberes.

El  acto literario contó con la presencia del Secretario de la Corporación, Ramón Emilio Reyes, los académicos Víctor Villegas y Franklin Domínguez y notables figuras del teatro dominicano, así como profesores y estudiantes del arte de la actuación. La Academia le otorgó al académico boliviano la presea del Reconocimiento de la Corporación, firmado por el Director y el Secretario de la Institución, por su valiosa labor intelectual. Santo Domingo, Casa de las Academias, 19 de junio de 2009.

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