Academia de la Lengua valora aporte de Manuel Patín Maceo

La Academia Dominicana de la Lengua celebró un acto de recordación de uno de sus miembros fundadores de la ADL y uno de los pioneros en publicar estudios sobre el habla de los dominicanos. Se trata del lexicógrafo y gramático Manuel Patín Maceo, quien se distinguiera como intelectual preocupado por los asuntos del español dominicano.

La lingüista María José Rincón dijo que don Manuel Patín Maceo demostró su patriotismo con la redacción de su obra lexicográfica Diccionario de dominicanismos,  obra fundacional de la producción lexicográfica dominicana y fundamental para emprender estudios de lexicografía del español dominicano. Es una obra producto de la toma de conciencia de las variantes del español americano respecto al español peninsular, ya que destaca entre las restantes obras dedicadas al léxico dominicano por sus rasgos de descripción general del léxico diferencial, sin aplicación de criterios restrictivos.

María José Rincón explicó el aporte de este pionero de los estudios lexicográficos a la bibliografía lexicológica del español dominicano, puesto que su obra se ha constituido en un antecedente valioso para los investigadores del habla de los dominicanos.  Haciendo gala de la gracia y el donaire que la distinguen, María José comenzó su disertación con una anécdota jocosa sobre la personalidad de Patín Maceo, así como del trazado novelesco que recorrió el cuadro al óleo del intelectual que este día engalanó la mesa de honor de este acto, cortesía de Mary Loli Pérez de Severino. Nuestro académico era un contertulio habitual de una conocida peña literaria que se celebraba en la cafetería de El Conde.

La académica explicó que las obras de Patín Maceo, tituladas Dominicanismos y Americanismos en el lenguaje dominicano, fueron los primeros textos publicados en nuestro país sobre materia lexicográfica, antecedido por «un glosario rudimentario» de Rafael Brito, quien en 1931 publicó en San Francisco de Macorís, su Diccionario de criollismosCon relación a Patín Maceo, nuestra filóloga y lingüista consideró que es «Un diccionario restringido que se centra en el estudio léxico de la variedad dominicana del español, como variante diatópica, al que, a su vez, se aplican distintos criterios para producir la diferenciación de dominicanismos y americanismos en uso en la República Dominicana». Así se constituye su obra en un diccionario dialectal en dos partes, claramente definidas: a) las palabras y expresiones, o sus acepciones, que se reconocen como de uso exclusivo de la variedad dominicana -es decir, lo que hoy conocemos como dominicanismos léxicos-; y b) las palabras y expresiones, o sus acepciones, cuyo uso no se considera exclusivo en la República Dominicana, sino que aparecen también en otras variedades del español -los dominicanismos semánticos-, porque en nuestro país adquieren otras acepciones diferenciadas del resto de los hispanoparlante.  Rincón González destacó la ponderación que hizo la comisión académica de la Academia Dominicana de la Lengua para evaluar la pertinencia de publicar esta obra, consignada en el Boletín no. 2 de esta corporación y que precisaba lo siguiente: «La abundancia de palabras y frases del léxico vernáculo que forman el libro; la autenticidad de ellas; el método empleado; la correcta y sencilla forma adoptada; el delicado gracejo con que en muchos casos se disipa la natural aridez de la materia tratada; la fácil concepción que forma el lector de lo que va hojeando y por encima de todo la necesidad que había de un libro de este género, lo hacen harto recomendable a la protección más decidida».

La obra Dominicanismos fue publicada por primera vez en 1940, con los auspicios de la Academia Dominicana de la Lengua. Rincón González explicó la clasificación tipológica de un diccionario atendiendo a la obra de Patín Maceo, que compone un diccionario de lengua dedicado al vocabulario dominicano. Describió el diccionario Dominicanismos como un híbrido entre el diccionario de uso y el diccionario prescriptivo. En él aparecen las dos tendencias tradicionales en los diccionarios dialectales del español de América: la inclusión de términos y acepciones diferenciados geográficamente y el interés preceptivo de corregir las palabras o giros considerados incorrectos por su falta de apego a la norma que en ese entonces se consideraba directriz: la norma del español hablado en España.  La académica concluyó su alocución ilustrando la manera como Patín Maceo definía, ponía ejemplos o hacía sus recomendaciones sobre las palabras recogidas en su diccionario.

La actividad continuó con la intervención del director de la Academia, Bruno Rosario Candelier, quien puntualizó que la obra de Patín Maceo reviste gran importancia por cuanto es un pionero en los estudios lexicológicos, pues nos dio una materia prima esencial para que los lingüistas posteriores a él podamos realizar un trabajo de investigación más profundo. Ponderó la labor de tres escritores del siglo XX que fijaron su atención en las palabras: Ramón Emilio Jiménez, Emilio Rodríguez Demorizi y Manuel Patín Maceo.

Resaltó de manera especial la labor de Patín Maceo cuyos textos fueron publicados en el Boletín no. 2 de la Academia Dominicana de la Lengua. Estos autores ponderaban el habla criolla porque consideraban que el caudal de expresiones contribuía al enriquecimiento del idioma. Sus estudios ofrecían a los hablantes nuevas posibilidades de expresarse, pero también de captar e interpretar el mundo circundante, su realidad sociocultural, cuyo dinamismo se refleja en la lengua.

Rosario Candelier consideró positiva esta concepción de la lengua, puesto que mediante las palabras los hablantes pueden testimoniar el grado de cultura que han alcanzado, y el habla criolla contribuye a forjar los valores de nuestra idiosincrasia cuyo lenguaje articulan los hablantes: «Patín Maceo fue un atinado cultor de los dos objetivos primordiales de la Academia Dominicana de la Lengua: el conocimiento de la lengua, así como su cultivo y divulgación. Fue un trabajador de la palabra con conciencia lingüística y disciplina académica, legado que debemos continuar para perfeccionamiento de nuestra lengua y enaltecimiento de nuestra condición humana».

Acto seguido, el Director de la Academia exhortó al auditorio a valorar el privilegio de la palabra que poseemos los humanos tal como lo hizo el académico que hoy nos ha convocado para que podamos hacer un aporte a las presentes generaciones. Recordó que  Mariano Lebrón Saviñón reconoció la triple condición de Patín Maceo como filólogo, profesor y poeta, lo que proyectaba la trascendencia filológica de su obra para el estudio del español dominicano y la conformación de los diccionarios de nuestras voces.

Rosario Candelier dijo que una conmemoración como esta es una manera de festejar el 90 aniversario de la Academia Dominicana de la Lengua. Contó que la fundación de la Academia Dominicana de la Lengua se hizo justamente con un fin muy específico: el de que los escritores no solo se dediquen a estudiar la lengua, sino que también comiencen a escribir sobre el uso que nuestros hablantes hacen de la lengua, porque normalmente los escritores cuando usan la palabra la usan para escribir poesía, narrativa, teatro, ensayos y textos científicos, filosóficos o didácticos. Explicó que para hablar de la lengua hay que prepararse y hacer un estudio especializado del idioma, y dijo: “Entre los primeros integrantes de esta institución aparecieron tres escritores que le pusieron atención al idioma: Manuel Patín Maceo, Ramón Emilio Jiménez y Emilio Rodríguez Demorizi”.

Comentó que Manuel Patín Maceo prestó especial atención a las palabras aunque también escribió una obra de gramática, pero fundamentalmente su atención estaba centrada en las palabras. Subrayó que Patín Maceo tuvo un singular interés lexicográfico: “En 1940, cuando dio a conocer sus Dominicanismos, esta Academia publica el Boletín no. 2 y en ese órgano de publicación aparece la primera producción de Manuel Patín Maceo”, relató el director de la ADL.

También explicó que además de miembro fundador de la Academia Dominicana de la Lengua, Manuel Patín Maceo es el primer académico de la lengua en abordar la investigación lexicográfica: “Un importante aspecto en la obra de Patín Maceo es el hecho de que él enfatizaba la raíz hispana de nuestro léxico y le puso atención a las dos vertientes fundamentales de los dominicanismos léxicos y los dominicanismos semánticos. Patín Maceo ponderaba con mucho interés el habla del pueblo dominicano y lo hacía de una manera especial, porque decía que nuestro lenguaje enriquecía el legado hispánico, lo que es una peculiaridad de cada uno de los países de América”, destacó.

Rosario Candelier expresó que nunca ningún idioma se divorcia de la realidad histórica, social y cultural, ya que es una evidencia cabal de cómo es la vida de sus hablantes, de cómo piensan los usuarios de la lengua, de su visión del mundo, de la idiosincrasia del pueblo y, sobre todo, del talante cultural de los hablantes, y en eso la lengua es riquísima en sus manifestaciones, no solamente en el campo del léxico, sino también en el campo fraseológico, pues hay refranes, adagios, sentencias, máximas, proverbios, locuciones, frases y giros idiomáticos que inventan los hablantes y todo eso enriquece la lengua, y eso era lo que llamaba la atención a Patín Maceo: se consagró a estudiar lo que hacíamos como hablantes, y dio un testimonio a partir del legado que dejó no solo como profesor, sino como escritor y, sobre todo, como lingüista.

Para finalizar, Rosario Candelier señaló que Patín Maceo entendía que enriquecer la lengua era enaltecer no solamente nuestra condición de hablantes, sino nuestra condición humana, que viene enaltecida por nuestra condición de hablantes, y dijo: “Fue justamente aquí, en este suelo antillano, en esta isla quisqueyana cuando por primera vez se habló la lengua de Berceo y comenzó a cultivarse y a expandirse por toda América. Ese es un privilegio de nuestro país y por esa razón esta Academia Dominicana de la Lengua valora el aporte de Manuel Patín Maceo y le da seguimiento a esa tradición y a esa trayectoria”.

La Academia Dominicana de la Lengua recibió de doña María Loli Pérez de Severino una pintura al óleo sobre Manuel Antonio Patín Maceo (1862-1959), lingüista, literato y pedagogo dominicano, que fuera uno de los miembros fundadores de la ADL. Según consta en un artículo publicado en la página electrónica de esta corporación, Mariano Lebrón Saviñón escribió sobre el ilustre académico: “Fue Patín Maceo el que con mayor autoridad llegó al recinto donde nuestra habla debía preservarse en su prístina brillantez, porque él era en aquel momento -y lo fue hasta su muerte- el primer gramático y filólogo de nuestra Patria y uno de los más destacados en nuestro mundo hispánico. Como maestro Manuel Patín Maceo fue insustituible, había en su enseñanza no sólo la flor de la sabiduría, cultivada con amoroso rigor, sino también la sal de una fecunda alegría que le retozaba en el alma y sabía comunicar a sus discípulos”.

Entre las publicaciones idiomáticas de Manuel Antonio Patín Maceo figuran Ortología de la lengua castellanaApuntaciones gramaticales, Americanismos en el lenguaje dominicano Dominicanismos.

Santo Domingo, ADL, 26 de septiembre de 2017.

Tertulia sobre el libro y la creación literaria

En una tertulia literaria celebrada en la Academia Dominicana de la Lengua, el director de la institución ponderó el libro como creación de lo que el hombre ha podido registrar desde sus conocimientos y su intuición sobre la realidad del Universo, instancia desde la cual podemos abordar el arte del lenguaje y el cultivo de las letras en la creación humana. El libro contiene y refleja todo lo que asimilamos a lo largo de la historia y por esa razón contiene la sabiduría espiritual de la humanidad en los diferentes estadios del saber.

De igual manera se enfocó la lectura como un ejercicio de la inteligencia y la sensibilidad para nutrir nuestro espíritu desde la esencia misma de la palabra, por lo cual la ADL valora el inmenso material de lectura a nuestra disposición para que nuestros hablantes se nutran de la sabiduría acumulada en las páginas de los libros, en todos los géneros literarios, en todas las manifestaciones del saber, en todas las expresiones del arte, la ciencia, la filosofía, la literatura y la espiritualidad. Los participantes, estudiantes y profesores de lengua y literatura del estamento universitario, ponderaron la orientación de la Academia para fomentar su formación intelectual, estética y espiritual mediante el cultivo de la palabra.

Ante una intervención de uno de los presentes, Bruno Rosario Candelier abordó la creación del lenguaje como la más alta manifestación del Logos de la conciencia que, junto con el don de la vida, hemos recibido los hablantes no solo para pensar y reflexionar, sino para intuir y crear, por lo cual el don de la creatividad está al alcance de todos los usuarios de la lengua como dimensión esencial de nuestra condición humana, dotación y talento que debemos aprovechar para canalizar lo que somos mediante el arte de la palabra.

Santo Domingo, ADL, 19 de septiembre de 2017.

Presentan poemario místico de Jit Manuel Castillo

La Academia Dominicana de la Lengua presentó el poemario En la voz del silencio, del sacerdote, poeta y narrador fray Jit Manuel Castillo de la Cruz con la lectura de ponencias de Nina Bruni, Camelia Michel y Bruno Rosario Candelier.

Luego que el superior de los Frailes Franciscanos en Santo Domingo orara para encomendar la actividad al amparo divino, la poeta dominicana Camelia Michel inició el acto literario con la lectura de su estudio sobre “La dimensión estética y mística en la poesía de Jit Manuel Castillo”. La ponente expresó que con esta obra Jit Manuel se lanza a la parte más profunda de su camino literario, la poesía mística, en la que despliega un renovado vigor y ternura: “Este fuego espiritual no nos sorprende, porque en sus anteriores trabajos muestra una parte importante de ese camino interior: en su novela Apócrifo de Judas Iscariote explora profundos senderos para abordar los temas bíblicos”.

La disertante manifestó que la dimensión estética en la poesía de Jit Manuel Castillo debe ser descubierta paso a paso, ya que debemos atarnos las sandalias si queremos recorrer su ruta. Hay que prestar atención y guardar silencio, pues su camino poético puede ser engañoso y hasta sumergirnos en una trampa, debido a que el mundo en que su voz se pasea, apacible y solitaria, llega vestido con un ropaje literario de sobriedad y equilibrio, vertebrado por textos breves, sencillos en apariencia, con la limpieza y la economía de palabras que vemos en poetas y sabios orientales, para luego asestarnos el zarpazo de la desazón, del deseo vigoroso, de la angustia que doblega, provoca y nos marca con un aro de fuego y un lanzallamas terrible: “Es que su camino literario no es más que el ropaje que embellece la búsqueda quizás aterradora de lo divino; aquello que supera y destruye nuestros límites y fragilidades para dejarnos atisbar lo eterno”, dijo la poeta.

Destacó que En la voz del silencio refleja el llamado de la Divinidad, que se vuelca en todas las formas de inspiración posibles: por momentos delirante, como la describe Platón; por momentos como una especie de soplo, a semejanza de los episodios bíblicos; y sobre todo, receptivo y lleno del misterio que surge de la otredad, como la concibe Octavio Paz. Escribe Camelia: “Es, sobre todo, una búsqueda silente de lo otro, de la Divinidad, que unas veces parece eludirlo, y otras, se hace una con el hablante poético”. La poeta observó un elemento recurrente en este poeta: la búsqueda del silencio. No del silencio físico, sino del silencio interior que permite echarnos a los pies de la Divinidad sin siquiera formular pensamientos. Crear el espacio para que el silencio deje escuchar su voz, es, pues, el objetivo patente de este poemario. Finalmente subrayó que al igual que los poetas místicos de la tradición hispanoparlante, Jit Manuel Castillo se auxilia de paradojas, del oxímoron, para crear nuevos y complejos significados con los que supera los pares de opuestos y trasciende a lo unitario. Precisó que la poesía de Jit Manuel Castillo es, sin duda, una forma personal de orar: la forma más sublime de poesía mística.

Por su parte, la escritora y estudiosa de la literatura, la escritora argentina Nina Bruni, participó con “De la palabra a lo trascendente”, acompañada de una explicación digital.

Nina Bruni señaló que el motivo de su explicación es demostrar cómo la palabra y el lenguaje nos llevan al contenido trascendente y místico. Expresó que En la voz del silencio se manifiesta el ejercicio de un pensamiento y de una práctica intercultural.

Bruni abordó el lenguaje de la poesía con que elabora el autor su creación. Destacó el detalle que emplea Jit Manuel Castillo para expresar lo divino y definir la búsqueda de lo divino como un acto de comunicación: “En la composición de En la voz del silencio se puede observar la relación entre palabra o la voz del silencio y el misterio, dos movimientos distintos pero complementarios y ambos determinados por componentes estilísticos, estructurales y rítmicos”.

Señaló la distribución de los poemas bajo los conceptos de “totalidad”, “palabra”, “silencio” y “misterio”, que revelan el predominio de apego en torno al tema del silencio. La escritora argentina mostró una gráfica simulando un electrocardiograma donde explicó la relación entre los recursos del estilo y el perfil espiritual del poeta que exhibe la conexión entre los recursos, sus combinaciones y los momentos de sus arrebatos. Las imágenes, las paradojas y los símbolos son un destacado elemento en el poemario, en cuyo texto hizo referencia del aire, la tierra, el agua y el fuego, sin obviar el silencio.

El director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, al iniciar su intervención expresó que le llama la atención el hecho de que un escritor asuma la palabra con el aliento, el entusiasmo y la espiritualidad como lo hace fray Jit Manuel Castillo de la Cruz en una obra de poesía en la que, para entender y profundizar el sentido trascendente, hay que disponer no solo de tiempo, sino de una honda capacidad intuitiva y una alta sensibilidad trascendente.

Este director destacó el título de la obra En la voz del silencio, que se compone de dos palabras contrapuestas, como son “voz”  y “silencio”. Comentó que esa es justamente una de las claves de la poesía mística: elegir términos contrapuestos, realidades contradictorias y lograr que armonicen bajo la luz del misterio y la onda del sentido: “Quiero aclarar que se trata de una voz poética, de alguien que asume el mundo con actitud contemplativa, es decir, de quien lo contempla de una manera diferente, porque asume la realidad sensorial para nutrirse de ella y crear a partir de la riqueza interior con que su espíritu se alimenta cuando se pone en contacto con la realidad de lo visible y lo invisible”.

En su intervención, Rosario Candelier subrayó que como poeta, el escritor trata de plasmar lo que siente, ya que tiene una voz singular y diferente de la voz común, y esa voz la usa para testimoniar su hermosa percepción del mundo desde la óptica de su sensibilidad y bajo la orientación espiritual de su formación cristiana y teológica.

Al leer la obra de Jit Manual Castillo, el escritor captó cuatro voces a las cuales les puso atención: su voz personal, que es su voz interior; la voz que testimonia lo contemplado; la voz que testimonia el fuero del contemplado; y la voz que testimonia al Contemplado: “Todo este poemario es un canto al Contemplado, es decir, un canto a la Divinidad. Eso lo hace distintivo, porque canta el sentimiento de amor a lo divino que experimenta el poeta cuando canaliza lo que siente y expresa lo que sacude su sensibilidad, y eso le da un signo de distinción a este poemario de Jit Manuel Castillo de la Cruz”, dijo Rosario Candelier.

El charlista manifestó que esta obra merece que le pongamos atención y que la leamos como se lee una obra sagrada, porque tiene una clara connotación espiritual.

El sacerdote Jit Manual Castillo expresó un especial agradecimiento a todas las personas que lo acompañaron a este importante acto: “Este día es importante también para mí para despertar esas ansias en ustedes del encuentro con Dios, para que podamos arribar al centro que le da sentido a todo lo que somos y a todo lo que hacemos”, expresó el fraile poeta.

En el acto de presentación de la obra se pudieron apreciar la calidad y la profundidad de las ponencias sobre el poemario del escritor dominicano. En palabras del autor de la obra, el acto fue un momento sublime, de honda y reverente conexión con el Misterio, en el que los presentes pudimos participar no solo de la belleza de la palabra, sino también de la trascendencia del Silencio. Luego Jit Manuel Castillo comentó: “Creo que lo que en el acto aconteció fue algo más que la convencional presentación de un libro: esa tarde la Academia Dominicana de la Lengua se convirtió en un templo del Cosmos en el que confluyeron las creencias y energías que nos unen en la infinitud de Dios”.

Jit Manuel Castillo de la Cruz nació en el sector capitaleño de Villa Duarte. Fue ordenado sacerdote en la Orden de los frailes franciscanos. Estudió Teología pastoral en el Instituto Teológico Franciscano, de Petrópolis en Brasil. Ha sido párroco, profesor de teología y orientador espiritual. Creó la Pastoral de la Salud con servicios de médicos y enfermeras en un dispensario parroquial. Es guardián de la Custodia Franciscana del Caribe, asentada en Puerto Rico. Es autor de artículos publicados en revistas y periódicos de diferentes países. Teólogo, poeta y novelista, es vicario de la parroquia San José Obrero en Sabana Seca, Puerto Rico, donde imparte clases de eclesiología y antropología teológica en la Universidad Central de Bayamón. Allí obtuvo una maestría en Divinidad, y es vice-custodio de la Custodia Franciscana del Caribe. El padre Jit Manuel Castillo de la Cruz publicó el ensayo La interculturalidad, nuevo paradigma de evangelización; la novela histórica Testamento de Judas Iscariote y el poemario místico En la voz del silencio.

En una atmósfera de arte, espiritualidad y gratitud a la Academia Dominicana de la Lengua y a quienes contribuyeron en la realización de esta producción, finalizó la actividad cultural.

Santo Domingo, ADL, 15 de septiembre de 2017.

Taller de creación con Federico Henríquez Gratereaux

Un conversatorio con el académico de la lengua, ensayista, novelista y periodista Federico Henríquez Gratereaux, Premio Nacional de Literatura 2017, tuvo lugar en el Taller de Creación Literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch”.

El director de la ADL ponderó la obra ensayística del invitado y contó que en el año 1964 cayó en sus manos una revista de la UASD sobre filosofía: “En esa revista me encuentro con un artículo de Federico Henríquez Gratereaux sobre la naturaleza de la filosofía donde el autor canalizaba su valoración de esa disciplina de la conciencia metafísica del mundo”.

Federico Henríquez Gratereaux dijo que desde muy joven se interesó por la filosofía, especialmente la filosofía en la lengua española, porque ocurre que el lenguaje es esencial para la comprensión de la realidad, enfatizó el escritor. Además de su interés por la filosofía y la lengua española, se fue interesando en la poesía ya que los poetas y los filósofos de lengua española lo enriquecieron afectiva, intelectual y espiritualmente.

Habló de sus inicios en la literatura. Federico Henríquez Gratereaux tenía que trabajar, por lo que no podía dedicar demasiado tiempo a la literatura, ni a la tertulia, ni a las cosas gratas a las que se dedicaban sus amigos. Dijo que tenía que trabajar para mantener una familia de cuatro miembros, y no quería vivir en una buhardilla, ya que siempre le pareció que la bohemia en ciertos artistas es una forma de autodestrucción, aunque destacó que hay bohemios inteligentes y geniales: “Yo tenía que trabajar siempre y entonces llevaba los libros en el carro, leía algo en un semáforo o cuando podía”, expresó el escritor.

Henríquez Gratereaux comentó que a la lingüista María José Rincón le asombra la capacidad de su memoria en una época no memorística, como es esta época del internet, donde la gente no necesita memorizar. Explicó que no quería memorizar nada, sino que se acostumbró a retener las cosas para podérselas comunicar: “Yo andaba con los poemas a cualquier lugar que yo iba y los tenía en la memoria. Recordaba todos los poemas, hasta los que no debía recordar”.

Relató que cuando Federico Henríquez y Carvajal, maestro y escritor, tenía 99 años, él era un niño de siete u ocho años, y su padre lo llevó para que conociera a su tío abuelo a quien le dijo: “A este niño le gusta leer”. Entró a la casa del señor Henríquez y Carvajal como un niño que le gustaba leer, y él le dijo: “Aquí está este libro, este es “El poema de la historia”. Explicó que esos poemas tenían una rima consonante terrible y su tío abuelo se lo entregó como hombre consagrado a la enseñanza: “Siempre me interesó la lectura y, en mi casa, mi madre me enseñó el famoso poema de Rubén Darío que se llama “Sinfonía en gris mayor”, expresó el subdirector de la ADL. Ponderó la obra del inmortal nicaragüense.

El escritor también habló de la experiencia durante su infancia. Aclaró que nació en Santo Domingo, y aunque en los medios digan que su nacimiento fue en La Vega, no le molesta, ya que a La Vega iba todos los veranos a casa de su abuela materna, una mujer inteligente, buena y cariñosa. En La Vega vivió experiencias imborrables: “La Vega era un mundo completamente distinto para mí”, expresó.

Contó que su padre era amigo de Juan Bosch desde cuando el escritor vivía en La Vega. Un día su padre lo llevó donde Bosch y le dijo: “Yo tengo un hijo que es un pichón de literato y él quiere escribir en una agencia”. Pues la susodicha entidad era una agencia internacional a donde Juan Bosch había escrito y escribían otros intelectuales y españoles inmigrantes. Luego terminó escribiendo para esa agencia periodística: “Yo me decía que para poder mantener bien a mi familia tenía que hacer cosas que rimen con lo que a mí me gusta, porque traicionar la vocación a mí me parecía una inmoralidad”, dijo el académico de la lengua, y añadió: “Yo vendía títulos financieros para educación, y además yo he sido columnista de varios periódicos, director de El Siglo y productor de televisión”, dijo al destacar su trayectoria como comunicador.

A Federico Henríquez Gratereaux le gustaba la física moderna y no pudo continuar ya que entonces le ofrecieron la dirección del Listín Diario: “Con eso de lo físico yo he tenido conmociones sentimentales, porque a mí me gustaba la física. ¿Tú sabes lo que es que haya unos tipos que traten de averiguar de qué se compone la materia y cuál es la energía que hace posible la materia? Para mí es una pregunta no sé si poética o metafísica”, subrayó.

El ensayista, novelista y académico ha tratado de entender su propia sociedad, a lo que este director se refiere cuando afirma que Federico Henríquez Gratereaux ha hecho sociografía en el país. Federico manifestó que su libro Un ciclón en una botella es un intento de entender la sociedad dominicana: de por qué somos como somos, de por qué tuvimos a gobernantes como Pedro Santana, a Ulises Heureaux (Lilís) y a Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana.

La pasión de Federico Henríquez Gratereaux se centraba en entender su sociedad, como se evidencia en sus libros, opúsculos y artículos periodísticos en cuyos textos se confirma su interés por la filosofía y la lengua española. Desde niño quería ser un escritor en lengua española, y lo logró. Federico Henríquez Gratereaux es un escritor de la lengua española.

El escritor pasó a darle turnos al público presente, quienes tuvieron la oportunidad de expresar sus inquietudes intelectuales y recibir los comentarios del destacado hombre de letras.

Santo Domingo, 5 de septiembre de 2017.

PRESENTACIÓN DE DOMINGO MORENO JIMENES O LA GLORIFICACIÓN DE LO MINÚSCULO, OBRA CRÍTICA DE LEÓN DAVID

Tuvo lugar en la Academia Dominicana de la Lengua la puesta en circulación de la obra Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo, de León David, pseudónimo del eminente escritor y destacado académico de la lengua Juan José Jimenes Sabater.

La presentación de la obra contó con la intervención de los académicos Manuel Núñez Asencio, Bruno Rosario Candelier, Juan José Jimenes Sabater y Rafael Peralta Romero. Germán Venegas Aybar interpretó canciones inspiradas en la poesía de Domingo Moreno Jimenes, y María Aybar leyó un poema de su autoría. Ambos interpretaron algunas canciones centradas en la poesía de Moreno Jimenes y Jimenes Sabater.

León David, pseudónimo del escritor Juan José Jimenes Sabater, académico de la lengua, poeta, narrador y crítico literario, celebró la puesta en circulación de su más reciente creación literaria, Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo.

Previo al acto literario, Germán Venegas Aybar interpretó canciones sobre poemas de Domingo Moreno Jimenes: “El guanal”, “La niña pola” y “Desasimiento”.

Manuel Núñez Asencio inició la parte literaria con la presentación de la obra crítica de León David sobre Domingo Moreno Jimenes. Explicó el académico de la lengua que utilizó tres aspectos que sirven como lazarillos para acercarnos a esta obra: “La primera estación de este periplo la constituye el comparatismo”, por lo que destacó que la figura de Moreno Jimenes se parangona con todo el pasado literario que le precede, mencionando autores de la talla de Salomé Ureña, Gastón Fernando Deligne y Osvaldo Bazil, entre otros. Explicó que el enfoque comparatista se ocupa esencialmente por extraer de cada uno de los autores reunidos los rasgos que el poeta Moreno Jimenes rechaza o que, por contraste, han penetrado en su ámbito poético a título de legado.

El segundo punto de este recorrido aparece estampado en el bagaje crítico. Comentó que León David escoge las observaciones realizadas por una pléyade de escritores para ponderar la poesía de Moreno Jimenes.  Y el tercer punto que destacó fue la definición de sus dotes estilísticas, señalando el empleo de un lenguaje llano, sin florituras, de gran sequedad pero de hondura conceptual: “Había en Moreno Jimenes talante metafísico, capacidad simbólica y un ritmo interior”, subrayó el presentador.

En su presentación de la obra, Núñez Asencio manifestó que León David nos dice que la poesía de Moreno Jimenes se define como el fluir de la conciencia sustentado en las tramoyas del sentimiento. Adujo que León David comunica en este ensayo el concepto de que en Moreno Jimenes no solo había gesto sino contenido. Felicitó al notable académico por haber escrito una magnífica interpretación de la lírica del vate postumista, “en la que impregnado de su prosa contagiosa, metido en el laberinto de sus cavilaciones, hemos redescubierto al poeta Domingo Moreno Jimenes”, dijo al finalizar su intervención.

El director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, manifestó que normalmente cuando se presenta una obra, se suele hablar de la obra y del autor: “En este caso particular hay que agregar un personaje muy importante, que es el escritor de quien se habla en esta obra y en este caso es Domingo Moreno Jimenes”.

Comenzó ponderando el alcance, la significación y el sentido de Domingo Moreno Jimenes, que es el centro de esta creación, de nuestra inquietud y de todo lo que ha significado para el desarrollo de la literatura dominicana. Contó que conoció a Domingo Moreno Jimenes el año 1964 en la Librería Dominicana, época en la que Moreno Jimenes era el gran patriarca de las letras dominicanas, y que para los escritores de su generación su nombre era determinante por un detalle que lamentablemente en este momento no se puede exaltar, como era la existencia de los suplementos literarios que salían los sábados o los domingos: “Cuando se habla de los grandes creadores, es decir, de los escritores que han sido esenciales para articular un pensamiento literario y articular una orientación estética con el trasfondo de una creación, el nombre de Domingo Moreno Jimenes ha sido fundamental por la significación que encarnó, por el aporte que hizo a través de sus palabras y por todo lo que significó como creador de una poesía inspirada en los más ideales estéticos y espirituales de la época en que vivió”, expresó el escritor.

Abordó la grandeza y la significación de Domingo Moreno Jimenes, que es justamente lo  que se ha propuesto desentrañar León David en este libro titulado Domingo Moreno Jimenes con el hermoso subtitulo de O la glorificación de lo minúsculo: “León David habla de “la glorificación de lo minúsculo”, porque asumió esa vertiente temática, estética, espiritual que para Moreno Jimenes fue de alta significación por el hecho de que él comenzó desde abajo, desde esa posición humilde, desde esa vinculación con la realidad social más llana de nuestro pueblo y la realidad telúrica más nutridora de nuestro ambiente para lograr el sentido de lo nacional”, recalcó Rosario Candelier.

Dijo que el autor de este libro toma en cuenta todo lo que se ha escrito sobre Moreno Jimenes, le pone atención a cada interpretación, porque ha habido posiciones contrapuestas y cuestiónales, pero él las asume todas y las reconoce todas con la validez que tienen. Explicó que cuando se trata de escritores que le ponen atención al aporte creador hay que valorar todas esas dimensiones, toda la perspectiva que un autor pueda enfocar para presentar una dimensión completo, abierta y objetiva.

En su intervención, el director de los académicos puntualizó: “Hay tres razones que fundan la categoría literaria de Domingo Moreno Jimenes y que prácticamente todos los analistas le han puesto atención. En primer lugar figura la posición criollista; en segundo lugar, su ruptura con el molde tradicional para empalmar la novedad expresiva; y, en tercer lugar, la dimensión metafísica, vertiente de alta espiritualidad de quien asume la palabra, la realidad y los fenómenos trascendentes para captar de las múltiples y ricas manifestaciones de la realidad la dimensión interna, esencial, profunda y metafísica de las cosas”, enumeró el académico. Al ponderar la onda metafísica, tanto de Moreno Jimenes como de León David, comenté: “Con el añoso y encumbrado aire de su decir retórico y clásico, la diestra pluma de nuestro enjundioso analista escancia en la fragua de la llama sutil la onda de muy antiguas esencias cuando el creador de la Colina Sacra, bajo el vórtice de la experiencia metafísica y el inusitado estremecimiento de fulgores, abreva el néctar puro de los dioses en su expresión genuina, límpida y sacra, como lo evidencia en el siguiente enunciado: “Solo un temperamento refractario al deliquio que enciende en el alma la palabra honda, sustantiva y espléndida, solo la insufrible incuria del ignaro incurriría en el atrevimiento de poner en duda el blasón lírico de los fragmentos recién copiados, entresacados de la inigualada y en no escasos aspectos inigualable composición “El poema de la hija reintegrada” (LeónDavidDomingoMorenoJimenes72).

Tras felicitar a Juan José Jimenes Sabater por esta obra, el Dr. Bruno Rosario Candelier agradeció en nombre de la Academia Dominicana de la Lengua lo que él ha hecho con la palabra, desde la palabra y por la palabra a favor del desarrollo espiritual de nuestro pueblo: “Muchísimas gracias, León David, por este grandioso aporte y que Dios te diga iluminando para que sigas creando a favor de nuestras letras”, dijo con entusiasmo tras finalizar su intervención. Germán Venegas Aybar y su madre María Aybar interpretaron el poema “Renacer”, de la autoría de León David, que fue musicalizado y cantado por ambos artistas.

León David agradeció a la Academia Dominicana de la Lengua, y comentó: “Conocí a Domingo Moreno Jimenes cuando yo era un muchacho de 15 o 16 años. Me impresionó, cuando lo conocí era un anciano, pero un anciano maravillosamente juvenil. Me glorío ser pariente de Moreno Jimenes. Era un gran amigo de mi padre”, relató el también poeta.

León David contó que Moreno Jimenes fue el primero que lo alentó cuando él hacía intento de poesía en esa época, y fue a él el primero que le gustaron sus poemas en ese entonces. Manifestó que Domingo Moreno Jimenes y él tuvieron una entrañable amistad. La actividad cultural concluyó con la lectura de un poema de León David, que escribió siendo un jovencito: “De un poeta joven a otro viejo, carta lirica a D. Moreno Jimenes”.

Juan José Jimenes Sabater es poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, crítico literario y animador cultural. Hijo de padres dominicanos, nació en La Habana, Cuba, en 1945, y se licenció en Letras por la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela). Con el pseudónimo de León David, este destacado creador dominicano es un teórico de la creación poética, cuya lírica tiene una elevada onda metafísica, y su narrativa se inspira en la filosofía taoísta. Ostenta una fecunda trayectoria literaria y un valioso aporte que lo ha consagrado como uno de los autores fundamentales de las letras dominicanas. Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, su obra afina estética y espiritualmente con los más elevados ideales de la conciencia humana. Dirigió la Escuela de Arte Dramático, adscrita a la Dirección General de Bellas Artes, y el Departamento de Letras y de Extensión Cultural de la UASD. Diplomático adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores, fue embajador en Argentina y Paraguay. Ha sido profesor de literatura y ha dictado conferencias en el país y el extranjero. Publicó los poemarios Poemas del hombre anodino, Poemas del hombre nuevo, Trovas del tiempo añejo, Intento de bandera, Adentro, Guirnalda y Carmina; los relatos Narraciones truculentas, Parábola de la verdad sencilla, El hombre que descubrió la verdad; en teatro El sueño de Arlequín, La noche de los escombros; y en ensayo Huellas sobre la arena, Artes plásticas dominicanas y Una aproximación a la pintura metafísica de Jaime Colson. Como teórico de la literatura publicó El lenguaje de la poesía y Cálamo currente. Y entre sus obras de crítica literaria sobresalen Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo y Delmira Agustini o el otro nombre de la pasión.

Santo Domingo, ADL, 25 de agosto de 2017.

 

CONVERSATORIO CON RAFAEL PERALTA ROMERO

En el Curso de Creación Literaria “Pedro Mir”, realizado en la Biblioteca “Juan Bosch”, de Funglode, tuvo lugar un conversatorio con el escritor y académico de la lengua Rafael Peralta Romero, quien se ha distinguido como periodista, narrador, ensayista y lingüista, áreas del saber que forman parte de la personalidad metafísica del intelectual michense.

Rafael Peralta Romero contó cómo se fue forjando en él su vocación literaria: “Yo sé que cuando estaba en octavo grado, una misión de jóvenes seminaristas y entre ellos uno mucho más culto, pues tenía mucho más lectura que yo, que estaría como en tercero de bachillerato con buena formación, yo le dije: “Mira, yo tengo esta dificultad y es que yo quiero ser escritor”, y él me dijo: “Pero los grandes escritores han sido sacerdotes”.

El narrador esteño manifestó que ese dato fue determinante para que él decidiera ingresar al seminario San Pío X, ubicado en Licey al Medio, en el corazón del Cibao, entre Moca y Santiago: “En ese seminario por primera vez en mi vida vi una biblioteca. Yo había visto libros, pero no todos juntos en un estante de libros”, manifestó.

Dijo que fue adquiriendo libros, novedoso para él ya que el pueblo donde nació y se crió, Miches, no tenía ninguna tradición de escritores, ni de gente culta. Sus abuelos y su padre eran agricultores, aunque toda su familia eran gentes trabajadoras y del campo.

Más adelante, este servidor le pidió que hablara de la anécdota en la que refiere que su padre lo descalificó para el trabajo agrícola. El lingüista michense contó que esa anécdota consistió  en que los hombres como su papá, de trabajo duro, entendían que la persona que no tiene mucha destreza, les buscan nombres calificativos, como “sin servir”: “Si uno va bajando una jardita con un saco y uno se cae o uno va a subir y no lo puede subir porque llevas un saco pesado, entonces te dicen: “Tu eres un blandito”.

Peralta Romero relató que un día a él le dio un mareo, que eso tiene su explicación. Estaba frío y sudando y su padre lo sentó en una sombrita y le dijo unas cuantas durezas y después lo fue alejando del trabajo agrícola. Lo dejaba en la casa, pero en la casa a él le tocaba una tarea, que era secar el cacao. Eso era una gran responsabilidad, porque sacar el cacao de una casita al secadero era un gran trabajo: “Ahí fue cuando intervino el agrónomo mocano que visitaba a mi papá, llamado Rafael Espinal. Ese señor fue de los primeros que se hizo amigo de mi papá. Ellos iban a mi casa a hablar con mi papá, quien no era una persona con estudios, pero era buen conversador, tomaban su café y tenían un sitio donde pasar buena parte de la noche, conversando y hablando de todo”.

El escritor expresó que fue Rafael Espinal quien le dijo a su papá, refiriéndose a él: “Ese muchacho va ser literato”, pero entonces él no sabía qué significaba la palabra “literato”.

Durante el conversatorio el escritor habló de su obra La neurosis de Judas, y explicó cómo le vino a la mente articular un cuento con una trama en la que Judas Iscariote es el personaje principal. El narrador dijo que con ese título escribió hace unos años un artículo aplicado a un aspecto de la realidad política apropósito de un personaje público que traicionó a su partido y que debió llamarse Judas: “Yo elegí a Judas porque a mí me duele mucho la actitud de él y de algunos autores. Ellos contradicen la teología. Yo digo que hay que insistir en la traición de Judas. Yo pensé en hacer eso durante un par de años, y dije que había pensado escribir una novela, pero decidí dejarlo en un cuento más o menos extenso que forma parte de un grupo de cuentos de la misma extensión, que están en un libro con el tema de la conciencia”, explicó el escritor interiorista.

Contó que llegó a la narrativa por los años de 1960, siendo estudiante de bachillerato cuando veía en el Listín Diario el concurso de cuentos que organizaba el Movimiento Cultural “La máscara”. También había leído el comentario que hacía Joaquín Balaguer sobre el cuento “La nochebuena de Encarnación Mendoza”, de Juan Bosch. Leyó Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, del propio Bosch, y se le metió una idea orgullosa: “Pero si esto lo dijo Balaguer sobre “La nochebuena de Encarnación Mendoza”, entonces yo puedo escribir un cuento así”.

Compartió que así escribió el cuento “La culebra de guano”. Comenzó con apuntes y ese fue su primer cuento, que ganó mención en aquel concurso de cuentos.

Peralta Romero confesó que aún no se siente satisfecho como escritor, ya que le faltan algunas novelas, según la respuesta que diera a la pregunta del director de la ADL, quien consideró buen signo esa disposición del escritor.

Santo Domingo, Biblioteca Juan Bosch, 15 de agosto de 2017.

 

MARCIO VELOZ MAGGIOLO PUBLICA NUEVA NOVELA

El académico numerario Tony Raful presentó La Navidad, memorias de un naufragio, novela del académico Marcio Veloz Maggiolo en un acto celebrado en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña de la capital dominicana.

La novela, editada por el grupo editorial Áltera, relata una historia de ficción donde el novelista recrea uno de los momentos más sangrientos de la historia de la conquista de América en la isla antillana. En su trama, el narrador alterna episodios de aventura con datos de la historia para hacer que la ficción y la realidad interactúen en un texto escrito con la propiedad del lenguaje, el influjo de la determinante dramática y la forma de su estructura narrativa. Entre otras técnicas narrativas empleadas por Veloz Maggiolo se encuentra el uso de la primera persona en los diálogos, lo que enfatiza el discurso literario. La navidad no es solo una obra rememorativa del pasado histórico de La Española, sino un texto reflexivo inspirador de intensas emociones estéticas y espirituales.

   Esta nueva creación literaria del escritor dominicano, La Navidad, aborda una dramática historia de los orígenes de La Española en un texto de ficción cuya temática explora los hechos fundacionales del Nuevo Mundo en América. El Dr. Diómedes Núñez Polanco, director de la Biblioteca Nacional, inició el acto destacando el gran significado que tiene Marcio Veloz Maggiolo para este país: “Marcio tiene una vida dedicada a la producción intelectual, a la enseñanza y a la diplomacia. Esta novela resume lo que Marcio Veloz representa en nuestro país. Su obra es en gran medida la memoria del pueblo dominicano”.

El escritor y poeta Raful Tejada explicó que esta memoria de un naufragio es un referente gnoseológico del costado social, humano e histórico de un tiempo perdido, apenas puntualizado en las crónicas oferentes del escriba del vasallaje: “Hasta ahora, es la gloria de una civilización triunfante apolillada por desigualdades espantosas: hay ríos de sangre  ululando como el viento sobre una cartografía absurda; hay ánimas revoloteando en la conciencia primaria del narrador, procurando el entronque, la filigrana aceitunada del ensueño vencido”, indicó el presentador.

Raful Tejada señaló que en este libro de Marcio Veloz Maggiolo encontramos las llaves maestras del sortilegio. Todo lo rebuscado se torna superfluo. En sus líneas maestras de un escritor universal atrapa los susurros del viento de la historia, según Raful. Todos los personajes reaparecen insuflados de tiempo útil. El escritor ha donado su voz y su pluma.

Explicó que este texto es una novela histórica, una ficción  que solaza un tramo histórico, sucesos reales, personajes ficticios y  reales con los que reescribe el entorno del período inicial de la Colonia donde los sujetos relatan sus sueños, doblegan los principios y echan a andar las almas en pena que gravitan como mandatos del oficio del narrador. Y consignó que La Navidad, memorias de un naufragio, irradia belleza poética y por doquier el uso ejemplar del lenguaje asoma impresionante: “Cuando el Conde de Villavicencio y su esposa, la Condesa, antes Jariquena y la hermana Vitalina viajaron durante más de un mes asombrándose de las tortugas verdes que seguían el barco, del vuelo plateado de los peces voladores y del ir y venir de los delfines amigables que hendían el espacio”.

Contó el presentador que en estas memorias de un naufragio hay un amplio espectro de sonoridades históricas, con la urdimbre de un proceso colonizador y el peso gravitante de una visión religiosa que condiciona la desigual relación sustentada en la búsqueda del oro: “La obra está llena de vocablos de la época, designaciones botánicas, remedios primarios, pócimas milagrosas, espíritus vivos alojados en conchas, semillas y hojas. Hay un trasiego enriquecedor del autor con el lector, sin que se produzca cansancio visual. La obra retrocede, retorna, se mueve en círculos. La memoria es demandante,  recurrente,  pero asciende en espiral, despeja vacíos, reincorpora el movimiento de las imágenes, la beldad de los ángulos y vertientes iconográficas del paisaje, de vegetación exuberante”, subrayó Raful Tejada.

El poeta comentó que la idea de don Marcio con esta novela es reescribir la historia bajo la perspectiva social y cultural de su tiempo: “Solo el mago de la palabra, el ingenioso moldeador de la narrativa, tiene el poder de darle seguimiento a la crónica y desmenuzar sus aristas, rotular con el poder de la palabra las infinitas aperturas del anómalo prodigio”.

El más representativo novelista dominicano, Marcio Veloz Maggiolo, que ha hecho un magnífico aporte creador al arte de la novelación, agradeció y felicitó a su colega Tony Raful por su magnífico estudio sobre su nueva obra novelística.

Santo Domingo, 8 de agosto de 2017.

 

FUNDÉU GUZMÁN ARIZA CUMPLE UN AÑO DE DIFUSIÓN ELECTRÓNICA

La instancia electrónica de difusión lingüística Fundéu Guzmán Ariza, filial dominicana de la Fundación del Español Urgente de España y avalada por la Academia Dominicana de la Lengua, ya tiene un año de vigencia en el país, con más de diez mil suscriptores que reciben semanalmente las recomendaciones lingüísticas sobre temas léxicos, gramaticales y ortográficos a favor de un mejor desempeño de la lengua española.

El presidente de la entidad, el académico y escritor Fabio Guzmán Ariza, destacó que Fundéu GA ha publicado en su página electrónica unas 150 recomendaciones sobre la escritura correcta de términos que aparecen en la prensa nacional o que se usan en programas noticiosos de radio y televisión, así como en medios digitales y redes sociales.

Con el asesoramiento de la Academia Dominicana de la Lengua y la participación directa de Fabio Guzmán Ariza y Ruth Ruiz Pérez, cada semana los suscriptores de las recomendaciones gramaticales reciben la oportuna recomendación del uso correcto de voces y expresiones usuales en la prensa escrita y en los medios de comunicación electrónica.

   Fundéu dominicana ofrece  pertinentes recomendaciones idiomáticas en las cuales enfoca aspectos lingüísticos de temas de actualidad e interés general, y en tal virtud podríamos calcular más de ciento cincuenta publicaciones en su página, así como el envío por correo electrónico a sus suscriptores, que en forma personalizada reciben este valioso aporte para su conocimiento y aplicación del español. Esta herramienta de consulta, según Guzmán Ariza, ofrece una valiosa ayuda sobre la escritura correcta de términos y locuciones que aparecen en la prensa nacional o que se usan en programas noticiosos de radio y televisión, así como en medios digitales y las redes sociales. Consideramos que la labor realizada hasta el momento por la Fundéu GA trasciende el objetivo que se trazaron de impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación, puesto que puede utilizarse como material de apoyo a la docencia e involucrar a los estudiantes, nativos digitales, al uso frecuente de estas publicaciones, con lo cual aumentará el aprecio – especialmente entre los jóvenes- por el cultivo de nuestro idioma, fomentando en ellos mayor conciencia lingüística con la determinación de comunicarse con más precisión y claridad en el uso de la lengua.

Las recomendaciones tocan temáticas variadas, entre estas la forma adecuada de escritura de algunos topónimos nacionales, como Bahoruco, Bayahíbe, Mao o Los Minas; el uso apropiado de la tilde o de mayúsculas y minúsculas, así como propuestas alternativas a los anglicismos y otras voces extranjeras, por ejemplo, la polémica moneda virtual, bitcóin, válido en español con la tilde en la o. Aclaraciones en torno al significado de palabras con escritura o pronunciaciones con cierto parecido como apóstrofo y apóstrofe, como lo ha consignado la página de Fundéu GA, el primer vocablo es “signo ortográfico en forma de coma alta (‘) que, en los textos en español tiene varios usos, mientras que apóstrofe es una ‘interpelación vehemente en segunda persona’, una figura retórica que consiste en dirigir la palabra con vehemencia a una o varias personas, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigirse a sí mismo en iguales términos. Según el contexto, este vocablo puede ser sinónimo de “imprecación, denuncia, acusación, insulto, increpación, invectiva, catilinaria, dicterio, injuria agravio…».

En los citados ejemplos se puede constatar el invaluable aporte que hace Fundéu a los hablantes dominicanos interesados en mejorar sus competencias lingüísticas orales o escritas; de ahí que su influencia puede ir más allá de los medios de comunicación, aunque sabemos que estos sirven de modelos a seguir para muchos hablantes criollos. “El uso de este recurso serviría como un reforzador de buenos hábitos lingüísticos, si los estudiantes consultaran con frecuencia estas recomendaciones gramaticales”, precisó Ruth Ruiz.

También se han emitido recomendaciones sobre cuestiones ortográficas y estilísticas, así como publicaciones especiales con claves de redacción con motivo de actividades como los Premios Soberano, el béisbol invernal, el carnaval o la Feria Internacional del Libro.

La página electrónica Fundéu Guzmán Ariza, tal como afirma su director general en la nota citada, Manuel Luna, mantiene un servicio constante de respuesta a las dudas lingüísticas que les plantean los usuarios: “Diariamente recibimos correos electrónicos con consultas y nos satisface la rápida respuesta que logramos darles, sobre todo a periodistas que nos consultan para un artículo que están escribiendo en ese momento”, agregó Luna.

La entidad tiene un consejo asesor integrado por Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua; los periodistas Rafael Peralta Romero, Huchi Lora, Homero Figueroa y Ramón Colombo, así como la lexicógrafa y académica domínico-española María José Rincón y la estudiante universitaria de comunicación Natalia Rincón Peralta.

Santo Domingo, ADL, 2 de agosto de 2017.

 

ADL imparte un taller de redacción jurídica

Con la participación de Ruth Ruiz, Rafael Peralta Romero y Bruno Rosario Candelier, la Academia Dominicana de la Lengua impartió un Taller de Redacción Jurídica a los jueces, letrados y juristas que integran el Tribunal Constitucional de la República Dominicana.

El presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Milton Ray Guevara, pidió a la ADL que orientara a los integrantes de esa alta corte para potenciar sus conocimientos de la escritura y la práctica de la redacción de textos jurídicos. El curso tuvo lugar en la Escuela Nacional de Formación Electoral con la presencia de magistrados, jueces y personal auxiliar del referido tribunal.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, agradeció y felicitó a la dirección del Tribunal Constitucional y, de un modo especial a su presidente por la invitación para este curso, signo del interés de esa alta instancia del Estado por la lengua española. Señaló que la motivación de sus autoridades coincide con las inquietudes de nuestra institución ya que la ADL ha estado sembrando en diferentes instancias estatales y en diversas instituciones nacionales esta preocupación por la lengua, que ha de manifestarse en hechos concretos: “No se trata de hacer una exposición teórica sobre los lineamientos conceptuales, doctrinarios y estéticos sobre el arte del buen decir, sino más bien de llevar a la práctica el conocimiento de la lengua cuyo dominio requiere destrezas y prácticas para escribir bien un documento jurídico”, explicó el académico.

Habló el charlista de los requisitos para redactar una buena sentencia: “En primer lugar se necesita un conocimiento teórico de materia y un dominio de la herramienta con la que escribimos, que es la lengua. La base de ese conocimiento se encuentra en los tres códigos esenciales de la lengua: el código lexicográfico, que se halla en el diccionario; el código sintáctico, formalizado en la gramática; y el código normativo, que contiene la ortografía”.

El filólogo y académico pidió a los participantes en el Taller de Redacción Jurídica que presten atención a las dos vertientes temáticas que deben conocer y aplicar en la redacción de sentencias: el conocimiento del derecho y el manejo de la lengua.

En cuanto al conocimiento del derecho, especialmente el Derecho Constitucional, explicó que las sentencias emitidas por el alto tribunal están bien fundamentadas, redactadas con el aval doctrinario de la disciplina jurídica pertinente sobre la que sus jueves fundan el dictamen de sus resoluciones; sin embargo, respecto a la lengua dijo lo siguiente: “Con relación a los códigos de la lengua no tengo la misma estimación ya que se pueden observar algunos desaciertos en la aplicación de la normativa lingüística según las pautas sintácticas para combinar una palabra con otra en la redacción de un párrafo o la aplicación de la ortografía en la escritura de las palabras. Esa pauta gramatical, fijada para la combinación de palabras en frases y oraciones, implica formalizar los principios sintácticos que hay que conocer y aplicar, porque en el uso de preposiciones y adverbios, de adjetivos y sustantivos o de verbos y pronombres, es decir, en la aplicación de las diferentes partes de la oración, hay pautas gramaticales ineludibles y esenciales según la norma del buen decir”.

Rosario Candelier manifestó que los profesionales del derecho y más aún los redactores de sentencias jurídicas están llamados a exhibir un dominio léxico, ortográfico y gramatical superior al conocimiento de un hablante ordinario, que se manifiesta en el dominio de la escritura que da como resultado la redacción de un texto correcto, claro y comprensible: “Eso es parte del conocimiento que debe tener el redactor de una sentencia, un documento oficial o un texto de naturaleza jurídica, porque a la hora de escribir afloran palabras y conceptos en los que el conocimiento del vocabulario, la aplicación de la gramática y el uso de la ortografía ha de manifestarse en un lenguaje apropiado, preciso y correcto”, subrayó.

Conforme la explicación normativa del disertante, en la redacción de cualquier texto afloran dos problemas que se deben afrontar cuando escribimos: en primer lugar, el conocimiento teórico y el dominio práctico para la aplicación de la normativa, que se manifiesta en el uso del vocabulario pertinente y la pauta gramatical establecida para escribir correctamente. Si no aplicamos la pauta establecida por el órgano rector de la lengua enfrentamos una gran dificultad a la hora de escribir. Siempre vamos a encontrar dificultades, visibles o invisibles, que experimenta todo el que escribe, y por eso la mayoría de las personas no se inclinan por la escritura. Hay una dificultad de naturaleza metafísica poco advertida. Y al respecto puntualizó: “Todo el que escribe, cuando se dispone a redactar, debe abstraerse de la realidad en que se mueve, la realidad social, profesional o laboral, en el trabajo ordinario o en la labor jurídica, como es el caso de ustedes, es decir, cada uno vive en una particular realidad, y para escribir hay que abstraerse de la realidad, es decir, de la dimensión habitual en que nos manejamos con nuestros sentidos físicos, disposición que supone un adiestramiento de la conciencia para movernos en el ámbito de lo inmaterial, y desde el momento en que nos instalamos en el fuero de las palabras, nos introducimos en un ámbito metafísico en el que precisamos hacer uso de los sentidos interiores, como la intuición, la imaginación y la memoria”, comentó.

Al ponderar la importancia del conocimiento del idioma para los profesionales del derecho y los jueves de los tribunales, expresó que la redacción de una sentencia es un ejercicio de la lengua, es decir, una actividad de la inteligencia lingüística en una práctica operativa de la lengua, y esa actividad reclama la aplicación del conocimiento de la lengua cuando hablamos, leemos, escuchamos o escribimos. Al sostener que nuestros conocimientos afloran cuando escribimos, puntualizó: “En este caso, para la realidad que ustedes afrontan cada día, tienen una temática establecida, que es la ciencia del Derecho Constitucional, pero a esa disciplina jurídica que ustedes dominan, deben aplicarle la pauta normativa estatuida por las academias de la lengua. De hecho, su participación en este curso revela que ustedes tienen una inquietud lingüística, según nos expresara la instancia superior del tribunal, inquietud que se manifiesta a favor de un mejor conocimiento de la lengua y, sobre todo, una mejor aplicación de lo que la lengua legisla en materia lexicográfica, ortográfica y gramatical para el arte de la redacción”.

Además, explicó que en la  redacción de textos jurídicos es muy importante la aplicación de las cualidades del lenguaje, especialmente la propiedad, la claridad y la corrección de términos y expresiones. Con relación a la lengua y su cultivo, el disertante dijo que la intuición siempre funciona en el momento de la creación: “Normalmente con nuestros sentidos físicos estamos acostumbrados a manejar nuestro contacto con las cosas, pero tenemos sentidos interiores, que son nuestros sentidos metafísicos, que funcionan en el uso de la lengua, sobre todo, en el arte de escribir y redactar”.

Antes de finalizar sus palabras, el director de la ADL presentó a los académicos Rafael Peralta Romero y Ruth Ruiz, a quienes designó para la realización práctica del taller de redacción, ya que ambos intelectuales son expertos en el conocimiento lingüístico con un eficaz manejo operativo del léxico, la gramática y la ortografía.

A Rafael Peralta Romero le correspondió abordar los códigos de la lengua, con tres  aspectos específicos:      los fundamentos del léxico, la gramática de la redacción y la ortografía de las palabras. Entre los objetivos de este curso figura el hecho de procurar la claridad en la expresión. El lenguaje jurídico debe ser claro y comprensible para todo público, pues las leyes, resoluciones y sentencias van dirigidas al común: “Si los jueces hablan por sentencia, han de hablar claro. Además, las sentencias sientan jurisprudencia, es decir, modelos legales para la marcha de la justicia”, subrayó Peralta Romero.

Enfatizó que nuestro idioma es una vía amplia que ofrece a cada tipo de escritura una orientación específica. La forma expositiva de escritura es propia de los textos didácticos, científicos, periodísticos, jurídicos y burocráticos: “Fuera de la creación poética, toda escritura equivale a un camino llano. La llaneza no incluye altos y bajos, y el redactor evitará  transitar por recovecos, oquedades  y sinuosidades de la expresión”, comentó.

El académico privilegió la claridad y el orden de la escritura. Dijo que para lograr claridad y orden conviene insistir en dos cualidades lingüísticas: propiedad y corrección: “Propiedad, para emplear las palabras con el sentido que le corresponde; corrección, para construir oraciones de acuerdo con el orden natural de la exposición”.

Respecto al léxico, el disertante citó el Diccionario de la lengua española, que con la Gramática y la Ortografía constituyen los pilares fundamentales del idioma. Resaltó que la gramática establece los usos estimados correctos en la lengua culta de una comunidad, a menudo con el respaldo de una autoridad. El lenguaje correcto, sencillo y comprensible conlleva la aplicación de cualidades del lenguaje, como propiedad (uso de las palabras en su  acepción correcta), precisión (uso de la palabra indicada en casa caso),  concisión (uso de las palabras necesarias) y naturalidad (escribir sin rebuscamientos ni artificios).

Dijo el charlista que al redactar se comienza por la oración. Enfatizó que el orden de las palabras en la oración, básico para expresar el sentido, implica el uso de sujeto + verbo+ complemento, lo que entraña la unidad del pensamiento con una idea cabal. El punto esencial de la redacción consiste en expresar una sola idea en cada oración. Las prácticas de la redacción incluyeron el estudio de la acentuación gráfica y las mayúsculas. Por igual se abordaron los signos de puntuación (punto, coma, punto y coma, interrogación y admiración, comillas…). Se hizo particular énfasis en el uso correcto de la mayúscula, dado que en la escritura burocrática se abusa de la mayúscula enfática y caprichosa.

En el Taller de Redacción Jurídica impartido a magistrados y letrados del Tribunal Constitucional, Ruth Ruiz presentó modelos de sentencia con identificación de técnicas para la redacción de sentencias y los recursos para aclarar dudas lingüísticas. Asimismo, explicó el acceso a los códigos de la lengua y a los diccionarios especializados, como el Diccionario panhispánico de dudas y el Diccionario del español jurídico, y mostró cómo formular consultas a la RAE, a la ADL y a Fundéu Guzmán Ariza.

Ruth Ruiz hizo un repaso de las características del lenguaje jurídico, cuya fuente principal es la obra El lenguaje de la Constitución dominicana, de Fabio J. Guzmán Ariza (Santo Domingo, Editora Judicial, 2012). También se enfocaron los errores más frecuentes que presenta el lenguaje jurídico en la República Dominicana y los vicios que es preferible evitar en la redacción en general y en especial en este tipo de textos. Cabe enfatizar que el lenguaje jurídico, como cualquier otro lenguaje especializado (de la medicina, la ingeniería, el deporte, etc.) está sujeto a las reglas del idioma en que se escribe, según registran nuestros códigos lingüísticos, como el Diccionario de la lengua española (DLE), la Gramática de la lengua española (GLE) y la Ortografía de la lengua española (OLE).

   También identificó la disertante las siete cualidades que distinguen al lenguaje jurídico: comprensibilidad, sencillez, claridad, precisión, concisión, coherencia y corrección. Cada una de estas características representa un ideal de la forma ejemplar de redacción de documentos jurídicos, tales como normas, leyes, sentencias, contratos, reglamentos, etc., que se resumió para los participantes. Comprensibilidad: El ideal del ciudadano consciente de sus derechos y obligaciones solo se concreta con el uso, tanto en la legislación como en los tribunales, de un lenguaje inteligible. Sencillez: Los textos jurídicos deben ser sencillos tanto en su vocabulario como en su estructura por lo que se deben evitar rebuscamientos, redundancias, rimbombancias o cultismos, con la advertencia de que no hay que confundir el lenguaje sencillo con el lenguaje vulgar o coloquial, lo que  no implica prescindir del lenguaje técnico-jurídico. Claridad: Un texto es claro cuando cada palabra, cada expresión y cada enunciado son comprendidos por sus destinatarios exactamente de igual manera, sin ambigüedades ni vaguedades. La claridad depende de cinco factores: la sencillez del léxico, la brevedad de los enunciados, la corrección de la escritura, la llaneza de la sintaxis y el uso correcto de la puntuación. Precisión: La redacción jurídica debe ser lo más clara y precisa posible sin que por ello se sacrifique su sencillez y comprensibilidad. No hay contradicción entre la profundidad o importancia de los conceptos y la transparencia del sentido del texto con que se deben expresar.  Concisión; Esta característica se cumple cuando el empleo de cada palabra obedece a una necesidad comunicativa. Para lograrlo se han de suprimir las palabras y expresiones inútiles, superfluas, vagas o ambiguas; las introducciones redundantes, repeticiones de ideas, explicaciones y conclusiones innecesarias; y los giros o locuciones que puedan sustituirse por vocablos más sencillos.Coherencia: Las palabras deben utilizarse de manera uniforme para decir la misma cosa. Si se va a expresar un concepto diferente, se deben elegir palabras diferentes. Asimismo, las partes del contenido de la norma, sentencia o reglamento, etc., deben estar organizadas y relacionadas de manera uniforme en todo el sistema jurídico. Corrección: La redacción jurídica debe respetar las normas que regulan el uso del idioma en que se escribe, que en nuestro caso es el idioma español pues así lo estable el artículo 29 de la Constitución de la República Dominicana.

Entre los errores frecuentes del lenguaje jurídico en nuestro país figuran, según Ruth Ruiz, el uso de sujeto y verbo separados por una coma; la conjunción «y» precedida por coma; empleo de «lo mismo», «a lo interno», «en base a», «mandatorio», etc.; aplicación de gerundios, prefijos y mayúsculas innecesarias. Igualmente, la ponente precisó algunos usos a evitar, como longitud y complejidad de los artículos y párrafos; palabras y expresiones extrañas al lenguaje estándar; uso frecuente de la voz pasiva; excesiva subordinación; circunloquio en la expresión; y alargamiento artificioso de las palabras.

En la práctica se analizó el texto de una sentencia en la que se identificaron algunos de los vicios descritos en la presentación. Luego los participantes se organizaron en grupos de cinco para hacer un ejercicio en el que se les pedía reformular la redacción de varios párrafos (fragmentos de sentencias, de leyes y de artículos jurídicos), así como identificar (en los casos que corresponda) los vicios y errores frecuentes que se describieron.

Finalmente, se explicaron los recursos en línea para aclarar dudas idiomáticas con el propósito de ofrecer algunas herramientas que puedan ayudar a reducir al mínimo los vicios más comunes del lenguaje jurídico dominicano, por lo que los participantes pudieron apreciar la descripción de las principales fuentes de consulta en línea: acceso al diccionario, la gramática y la ortografía de la lengua y los diccionarios especializados. Como parte del material complementario se les suministró por correo electrónico una lista con estas fuentes de consulta para el buen uso del español. Conviene destacar el trabajo entusiasta de los participantes. Concluidos los ejercicios de redacción y corrección, un representante de cada grupo leyó sus conclusiones; mientras, la moderadora intervenía para hacer las observaciones pertinentes a fin de enriquecer el ejercicio lingüístico. En todo momento contamos con las atenciones del personal del Tribunal Constitucional, especialmente de la Lic. Francia Manolita Sosa, asistente del presidente de esa alta corte del Estado dominicano.

Santo Domingo, ADL/TC, 25 de julio de 2017.

Academia celebra los cien años de Manuel Campos Navarro

Con la presentación de la obra Los cuentos de Juan Carabú, dedicada al académico correspondiente don Manuel Campos Navarro, se festejó en la Casa de las Palabras el centenario del nacimiento del intelectual dominicano. El acto literario de realizó en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua y contó con la participación de Juan José Jimenes Sabater, Rafael Peralta Romero, Miguel Solano, Manuel Salvador Gautier, Ofelia Berrido, Manuel Campos Navarro y Bruno Rosario Candelier.

   El libro Los cuentos de Juan Carabú, de Miguel Solano, fue presentado por Rafael Peralta Romero, quien resaltó la hazaña narrativa de Solano, consignando que es un cuentista natural que narra historias a partir de lo ocurrido en su entorno y no muestra rubor para incluir a su propia gente en sus relatos y ficciones. A menudo él también aparece en sus cuentos, incluso con burlas de sí mismo, cual si fuese discípulo de su tocayo Cervantes.

Rafael Peralta Romero comentó que al parecer Miguel Solano “guarda  los personajes en algún rincón de la conciencia  para  irlos sacando en la medida en que los hechos se lo demandan, como hace un artesano que manufactura un objeto material y va empleando cada pieza en el momento preciso”. Este  personaje ha  comenzado a formarse desde que el autor sintió el primer flechado para la concepción de estos cuentos, aunque es generalizado que los cuentos que forman un libro se conciban y sean paridos en momentos diferentes.

¿De dónde salen los personajes de un cuento? –se preguntó Peralta Romero. Salen de la vida humana (oficinas, fincas, playas, iglesias, empresas, hogares, tabernas, calles, caminos, talleres, hospitales, cárceles…). Solano capta historias que pululan en el perímetro urbano (condominios, jardines, cuarteles, burdeles o calles), así como en el ámbito rural (bosques, bateyes, carreteras, caminos o pequeños pueblos), precisó el disertante.

El escritor Juan José Jimenes Sabater también rindió homenaje al académico con la lectura de un soneto escrito en su honor cuyos versos emocionaron al homenajeado. Siguió Miguel Solano quien en un enjundioso discurso explicó las motivaciones que le indujeron a escribir este libro y su admiración por el veterano académico.

La escritora y publicista Karina Sánchez Campos impregnó de emoción al público al agradecer el homenaje tributado a su abuelo. Sus palabras derrocharon elocuencia y amor, así como un caudal de emoción y generosidad hacia los presentes, especialmente a los directivos de la Academia. Dio con vivas palabras el testimonio de la vida de su abuelo. Confesó que constantemente aprende de él en el aspecto ortográfico, gramatical y ortográfico, incluso, hasta de cálculo, porque el ingeniero Campos Navarro vive los números y las letras. Confesó que su abuelo le enseñó el sentido de la honestidad, la nobleza y la pureza para hacer las cosas con entrega y esmero, sin importar lo que eso conlleve, y a superar los obstáculos. Sánchez Campos, así como Miguel Solano, agradecieron de manera muy especial al director de la Academia porque también ha formado parte de todo este trayecto, y subrayaron que es una persona que particularmente admiran por ser un intelectual fuera de serie.

El autor de Los cuentos de Juan Carabú agradeció a los asistentes a este acto tan especial para él. De manera muy gratificante expresó su admiración a Manuel Campos Navarro y a  Bruno Rosario Candelier, quienes para él cuentan con un alto nivel de enseñanza: “Me toca darle las gracias al arquitecto del Universo por estas bendiciones”, dijo Miguel Solano.

El narrador contó que hace unos años entró a su corazón don Manuel de Jesús Campos Navarro. Hace cinco años cuando se celebraron sus 95 años le prometió a Campos Navarro que si llagaba a cumplir los 100 años le iba a dedicar un libro: “Don Manuel supera en 10 años la edad que tiene la Academia Dominicana de la Lengua”, subrayó.

El redactor de esta crónica intervino para agradecer el masivo respaldo a una fructífera y fecunda vida a favor de nuestra lengua y nuestra cultura. Resaltó las cualidades del centenario académico, su incansable capacidad de trabajo, así como el entusiasmo o aliento divino que manifiesta don Manuel, ya que este varón es un ejemplo de quien pone pasión en lo que hace mediante su entrega solidaria: «Creo que esa consagración a tiempo completo para alcanzar el dominio de la lengua le ha permitido mantener su vitalidad, su laboriosidad y su energía en un accionar fecundo de su vocación; por eso ha multiplicado los dones recibidos por la Divinidad en su aporte valioso a favor de nuestra lengua», dijo.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua felicitó a Karina Sánchez Campos por su hermoso discurso. Comentó que no recuerda la fecha exacta cuando contactó a don Manuel Campos Navarro para colaborar con la labor de la Academia Dominicana de la Lengua, pero el motivo de su encuentro fue la inquietud que siempre ha mostrado por la lengua. Desde que llegó a la institución se puso a nuestra disposición y dio demostraciones de que realmente tiene conocimiento de la ortografía, la gramática y la redacción: “A él le apasiona la lengua y esa pasión la demostró haciendo lo que hay que hacer cuando uno siente una identificación por una vocación, un ideal o un propósito de vida, y en él esa pasión se concretó en la devoción por la lengua española”, comentó.

Reconocimos la ejemplar capacidad de trabajo y disciplina de don Campos Navarro. Explicamos que en él hay una energía especial que le viene dada por un entusiasmo, pues la palabra entusiasmo viene del griego En Theos, que significa “en Dios”. Eso le ha permitido a él potenciar la vitalidad, porque nosotros somos una constitución física, psicológica y espiritual que se manifiesta en el cuerpo, el alma y el espíritu: “Quien asume lo que hace con entusiasmo, como lo ha hecho él, su acción se traduce en salud, eficiencia y creación que se vuelve edificante y ejemplar”, expresó.

Tras finalizar, Rosario Candelier destacó que el ejemplo que ha dado Manuel Campos Navarro en lo que hace, con la dotación lingüística de su talento y la vocación creadora que enaltece su vida, es una magnífica evidencia de un aporte que esta Academia ha valorado y, desde luego, agradece: “Nosotros estamos altamente agradecidos por todo lo que don Manuel Campos Navarro ha hecho a favor de nuestra lengua, en bien de nuestra institución y en beneficio de nuestra cultura”, consignó.

Santo Domingo, ADL, 18 de julio de 2017.