CONVERSATORIO CON RAFAEL PERALTA ROMERO

En el Curso de Creación Literaria “Pedro Mir”, realizado en la Biblioteca “Juan Bosch”, de Funglode, tuvo lugar un conversatorio con el escritor y académico de la lengua Rafael Peralta Romero, quien se ha distinguido como periodista, narrador, ensayista y lingüista, áreas del saber que forman parte de la personalidad metafísica del intelectual michense.

Rafael Peralta Romero contó cómo se fue forjando en él su vocación literaria: “Yo sé que cuando estaba en octavo grado, una misión de jóvenes seminaristas y entre ellos uno mucho más culto, pues tenía mucho más lectura que yo, que estaría como en tercero de bachillerato con buena formación, yo le dije: “Mira, yo tengo esta dificultad y es que yo quiero ser escritor”, y él me dijo: “Pero los grandes escritores han sido sacerdotes”.

El narrador esteño manifestó que ese dato fue determinante para que él decidiera ingresar al seminario San Pío X, ubicado en Licey al Medio, en el corazón del Cibao, entre Moca y Santiago: “En ese seminario por primera vez en mi vida vi una biblioteca. Yo había visto libros, pero no todos juntos en un estante de libros”, manifestó.

Dijo que fue adquiriendo libros, novedoso para él ya que el pueblo donde nació y se crió, Miches, no tenía ninguna tradición de escritores, ni de gente culta. Sus abuelos y su padre eran agricultores, aunque toda su familia eran gentes trabajadoras y del campo.

Más adelante, este servidor le pidió que hablara de la anécdota en la que refiere que su padre lo descalificó para el trabajo agrícola. El lingüista michense contó que esa anécdota consistió  en que los hombres como su papá, de trabajo duro, entendían que la persona que no tiene mucha destreza, les buscan nombres calificativos, como “sin servir”: “Si uno va bajando una jardita con un saco y uno se cae o uno va a subir y no lo puede subir porque llevas un saco pesado, entonces te dicen: “Tu eres un blandito”.

Peralta Romero relató que un día a él le dio un mareo, que eso tiene su explicación. Estaba frío y sudando y su padre lo sentó en una sombrita y le dijo unas cuantas durezas y después lo fue alejando del trabajo agrícola. Lo dejaba en la casa, pero en la casa a él le tocaba una tarea, que era secar el cacao. Eso era una gran responsabilidad, porque sacar el cacao de una casita al secadero era un gran trabajo: “Ahí fue cuando intervino el agrónomo mocano que visitaba a mi papá, llamado Rafael Espinal. Ese señor fue de los primeros que se hizo amigo de mi papá. Ellos iban a mi casa a hablar con mi papá, quien no era una persona con estudios, pero era buen conversador, tomaban su café y tenían un sitio donde pasar buena parte de la noche, conversando y hablando de todo”.

El escritor expresó que fue Rafael Espinal quien le dijo a su papá, refiriéndose a él: “Ese muchacho va ser literato”, pero entonces él no sabía qué significaba la palabra “literato”.

Durante el conversatorio el escritor habló de su obra La neurosis de Judas, y explicó cómo le vino a la mente articular un cuento con una trama en la que Judas Iscariote es el personaje principal. El narrador dijo que con ese título escribió hace unos años un artículo aplicado a un aspecto de la realidad política apropósito de un personaje público que traicionó a su partido y que debió llamarse Judas: “Yo elegí a Judas porque a mí me duele mucho la actitud de él y de algunos autores. Ellos contradicen la teología. Yo digo que hay que insistir en la traición de Judas. Yo pensé en hacer eso durante un par de años, y dije que había pensado escribir una novela, pero decidí dejarlo en un cuento más o menos extenso que forma parte de un grupo de cuentos de la misma extensión, que están en un libro con el tema de la conciencia”, explicó el escritor interiorista.

Contó que llegó a la narrativa por los años de 1960, siendo estudiante de bachillerato cuando veía en el Listín Diario el concurso de cuentos que organizaba el Movimiento Cultural “La máscara”. También había leído el comentario que hacía Joaquín Balaguer sobre el cuento “La nochebuena de Encarnación Mendoza”, de Juan Bosch. Leyó Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, del propio Bosch, y se le metió una idea orgullosa: “Pero si esto lo dijo Balaguer sobre “La nochebuena de Encarnación Mendoza”, entonces yo puedo escribir un cuento así”.

Compartió que así escribió el cuento “La culebra de guano”. Comenzó con apuntes y ese fue su primer cuento, que ganó mención en aquel concurso de cuentos.

Peralta Romero confesó que aún no se siente satisfecho como escritor, ya que le faltan algunas novelas, según la respuesta que diera a la pregunta del director de la ADL, quien consideró buen signo esa disposición del escritor.

Santo Domingo, Biblioteca Juan Bosch, 15 de agosto de 2017.

 

MARCIO VELOZ MAGGIOLO PUBLICA NUEVA NOVELA

El académico numerario Tony Raful presentó La Navidad, memorias de un naufragio, novela del académico Marcio Veloz Maggiolo en un acto celebrado en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña de la capital dominicana.

La novela, editada por el grupo editorial Áltera, relata una historia de ficción donde el novelista recrea uno de los momentos más sangrientos de la historia de la conquista de América en la isla antillana. En su trama, el narrador alterna episodios de aventura con datos de la historia para hacer que la ficción y la realidad interactúen en un texto escrito con la propiedad del lenguaje, el influjo de la determinante dramática y la forma de su estructura narrativa. Entre otras técnicas narrativas empleadas por Veloz Maggiolo se encuentra el uso de la primera persona en los diálogos, lo que enfatiza el discurso literario. La navidad no es solo una obra rememorativa del pasado histórico de La Española, sino un texto reflexivo inspirador de intensas emociones estéticas y espirituales.

   Esta nueva creación literaria del escritor dominicano, La Navidad, aborda una dramática historia de los orígenes de La Española en un texto de ficción cuya temática explora los hechos fundacionales del Nuevo Mundo en América. El Dr. Diómedes Núñez Polanco, director de la Biblioteca Nacional, inició el acto destacando el gran significado que tiene Marcio Veloz Maggiolo para este país: “Marcio tiene una vida dedicada a la producción intelectual, a la enseñanza y a la diplomacia. Esta novela resume lo que Marcio Veloz representa en nuestro país. Su obra es en gran medida la memoria del pueblo dominicano”.

El escritor y poeta Raful Tejada explicó que esta memoria de un naufragio es un referente gnoseológico del costado social, humano e histórico de un tiempo perdido, apenas puntualizado en las crónicas oferentes del escriba del vasallaje: “Hasta ahora, es la gloria de una civilización triunfante apolillada por desigualdades espantosas: hay ríos de sangre  ululando como el viento sobre una cartografía absurda; hay ánimas revoloteando en la conciencia primaria del narrador, procurando el entronque, la filigrana aceitunada del ensueño vencido”, indicó el presentador.

Raful Tejada señaló que en este libro de Marcio Veloz Maggiolo encontramos las llaves maestras del sortilegio. Todo lo rebuscado se torna superfluo. En sus líneas maestras de un escritor universal atrapa los susurros del viento de la historia, según Raful. Todos los personajes reaparecen insuflados de tiempo útil. El escritor ha donado su voz y su pluma.

Explicó que este texto es una novela histórica, una ficción  que solaza un tramo histórico, sucesos reales, personajes ficticios y  reales con los que reescribe el entorno del período inicial de la Colonia donde los sujetos relatan sus sueños, doblegan los principios y echan a andar las almas en pena que gravitan como mandatos del oficio del narrador. Y consignó que La Navidad, memorias de un naufragio, irradia belleza poética y por doquier el uso ejemplar del lenguaje asoma impresionante: “Cuando el Conde de Villavicencio y su esposa, la Condesa, antes Jariquena y la hermana Vitalina viajaron durante más de un mes asombrándose de las tortugas verdes que seguían el barco, del vuelo plateado de los peces voladores y del ir y venir de los delfines amigables que hendían el espacio”.

Contó el presentador que en estas memorias de un naufragio hay un amplio espectro de sonoridades históricas, con la urdimbre de un proceso colonizador y el peso gravitante de una visión religiosa que condiciona la desigual relación sustentada en la búsqueda del oro: “La obra está llena de vocablos de la época, designaciones botánicas, remedios primarios, pócimas milagrosas, espíritus vivos alojados en conchas, semillas y hojas. Hay un trasiego enriquecedor del autor con el lector, sin que se produzca cansancio visual. La obra retrocede, retorna, se mueve en círculos. La memoria es demandante,  recurrente,  pero asciende en espiral, despeja vacíos, reincorpora el movimiento de las imágenes, la beldad de los ángulos y vertientes iconográficas del paisaje, de vegetación exuberante”, subrayó Raful Tejada.

El poeta comentó que la idea de don Marcio con esta novela es reescribir la historia bajo la perspectiva social y cultural de su tiempo: “Solo el mago de la palabra, el ingenioso moldeador de la narrativa, tiene el poder de darle seguimiento a la crónica y desmenuzar sus aristas, rotular con el poder de la palabra las infinitas aperturas del anómalo prodigio”.

El más representativo novelista dominicano, Marcio Veloz Maggiolo, que ha hecho un magnífico aporte creador al arte de la novelación, agradeció y felicitó a su colega Tony Raful por su magnífico estudio sobre su nueva obra novelística.

Santo Domingo, 8 de agosto de 2017.

 

FUNDÉU GUZMÁN ARIZA CUMPLE UN AÑO DE DIFUSIÓN ELECTRÓNICA

La instancia electrónica de difusión lingüística Fundéu Guzmán Ariza, filial dominicana de la Fundación del Español Urgente de España y avalada por la Academia Dominicana de la Lengua, ya tiene un año de vigencia en el país, con más de diez mil suscriptores que reciben semanalmente las recomendaciones lingüísticas sobre temas léxicos, gramaticales y ortográficos a favor de un mejor desempeño de la lengua española.

El presidente de la entidad, el académico y escritor Fabio Guzmán Ariza, destacó que Fundéu GA ha publicado en su página electrónica unas 150 recomendaciones sobre la escritura correcta de términos que aparecen en la prensa nacional o que se usan en programas noticiosos de radio y televisión, así como en medios digitales y redes sociales.

Con el asesoramiento de la Academia Dominicana de la Lengua y la participación directa de Fabio Guzmán Ariza y Ruth Ruiz Pérez, cada semana los suscriptores de las recomendaciones gramaticales reciben la oportuna recomendación del uso correcto de voces y expresiones usuales en la prensa escrita y en los medios de comunicación electrónica.

   Fundéu dominicana ofrece  pertinentes recomendaciones idiomáticas en las cuales enfoca aspectos lingüísticos de temas de actualidad e interés general, y en tal virtud podríamos calcular más de ciento cincuenta publicaciones en su página, así como el envío por correo electrónico a sus suscriptores, que en forma personalizada reciben este valioso aporte para su conocimiento y aplicación del español. Esta herramienta de consulta, según Guzmán Ariza, ofrece una valiosa ayuda sobre la escritura correcta de términos y locuciones que aparecen en la prensa nacional o que se usan en programas noticiosos de radio y televisión, así como en medios digitales y las redes sociales. Consideramos que la labor realizada hasta el momento por la Fundéu GA trasciende el objetivo que se trazaron de impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación, puesto que puede utilizarse como material de apoyo a la docencia e involucrar a los estudiantes, nativos digitales, al uso frecuente de estas publicaciones, con lo cual aumentará el aprecio – especialmente entre los jóvenes- por el cultivo de nuestro idioma, fomentando en ellos mayor conciencia lingüística con la determinación de comunicarse con más precisión y claridad en el uso de la lengua.

Las recomendaciones tocan temáticas variadas, entre estas la forma adecuada de escritura de algunos topónimos nacionales, como Bahoruco, Bayahíbe, Mao o Los Minas; el uso apropiado de la tilde o de mayúsculas y minúsculas, así como propuestas alternativas a los anglicismos y otras voces extranjeras, por ejemplo, la polémica moneda virtual, bitcóin, válido en español con la tilde en la o. Aclaraciones en torno al significado de palabras con escritura o pronunciaciones con cierto parecido como apóstrofo y apóstrofe, como lo ha consignado la página de Fundéu GA, el primer vocablo es “signo ortográfico en forma de coma alta (‘) que, en los textos en español tiene varios usos, mientras que apóstrofe es una ‘interpelación vehemente en segunda persona’, una figura retórica que consiste en dirigir la palabra con vehemencia a una o varias personas, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigirse a sí mismo en iguales términos. Según el contexto, este vocablo puede ser sinónimo de “imprecación, denuncia, acusación, insulto, increpación, invectiva, catilinaria, dicterio, injuria agravio…».

En los citados ejemplos se puede constatar el invaluable aporte que hace Fundéu a los hablantes dominicanos interesados en mejorar sus competencias lingüísticas orales o escritas; de ahí que su influencia puede ir más allá de los medios de comunicación, aunque sabemos que estos sirven de modelos a seguir para muchos hablantes criollos. “El uso de este recurso serviría como un reforzador de buenos hábitos lingüísticos, si los estudiantes consultaran con frecuencia estas recomendaciones gramaticales”, precisó Ruth Ruiz.

También se han emitido recomendaciones sobre cuestiones ortográficas y estilísticas, así como publicaciones especiales con claves de redacción con motivo de actividades como los Premios Soberano, el béisbol invernal, el carnaval o la Feria Internacional del Libro.

La página electrónica Fundéu Guzmán Ariza, tal como afirma su director general en la nota citada, Manuel Luna, mantiene un servicio constante de respuesta a las dudas lingüísticas que les plantean los usuarios: “Diariamente recibimos correos electrónicos con consultas y nos satisface la rápida respuesta que logramos darles, sobre todo a periodistas que nos consultan para un artículo que están escribiendo en ese momento”, agregó Luna.

La entidad tiene un consejo asesor integrado por Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua; los periodistas Rafael Peralta Romero, Huchi Lora, Homero Figueroa y Ramón Colombo, así como la lexicógrafa y académica domínico-española María José Rincón y la estudiante universitaria de comunicación Natalia Rincón Peralta.

Santo Domingo, ADL, 2 de agosto de 2017.

 

ADL imparte un taller de redacción jurídica

Con la participación de Ruth Ruiz, Rafael Peralta Romero y Bruno Rosario Candelier, la Academia Dominicana de la Lengua impartió un Taller de Redacción Jurídica a los jueces, letrados y juristas que integran el Tribunal Constitucional de la República Dominicana.

El presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Milton Ray Guevara, pidió a la ADL que orientara a los integrantes de esa alta corte para potenciar sus conocimientos de la escritura y la práctica de la redacción de textos jurídicos. El curso tuvo lugar en la Escuela Nacional de Formación Electoral con la presencia de magistrados, jueces y personal auxiliar del referido tribunal.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, agradeció y felicitó a la dirección del Tribunal Constitucional y, de un modo especial a su presidente por la invitación para este curso, signo del interés de esa alta instancia del Estado por la lengua española. Señaló que la motivación de sus autoridades coincide con las inquietudes de nuestra institución ya que la ADL ha estado sembrando en diferentes instancias estatales y en diversas instituciones nacionales esta preocupación por la lengua, que ha de manifestarse en hechos concretos: “No se trata de hacer una exposición teórica sobre los lineamientos conceptuales, doctrinarios y estéticos sobre el arte del buen decir, sino más bien de llevar a la práctica el conocimiento de la lengua cuyo dominio requiere destrezas y prácticas para escribir bien un documento jurídico”, explicó el académico.

Habló el charlista de los requisitos para redactar una buena sentencia: “En primer lugar se necesita un conocimiento teórico de materia y un dominio de la herramienta con la que escribimos, que es la lengua. La base de ese conocimiento se encuentra en los tres códigos esenciales de la lengua: el código lexicográfico, que se halla en el diccionario; el código sintáctico, formalizado en la gramática; y el código normativo, que contiene la ortografía”.

El filólogo y académico pidió a los participantes en el Taller de Redacción Jurídica que presten atención a las dos vertientes temáticas que deben conocer y aplicar en la redacción de sentencias: el conocimiento del derecho y el manejo de la lengua.

En cuanto al conocimiento del derecho, especialmente el Derecho Constitucional, explicó que las sentencias emitidas por el alto tribunal están bien fundamentadas, redactadas con el aval doctrinario de la disciplina jurídica pertinente sobre la que sus jueves fundan el dictamen de sus resoluciones; sin embargo, respecto a la lengua dijo lo siguiente: “Con relación a los códigos de la lengua no tengo la misma estimación ya que se pueden observar algunos desaciertos en la aplicación de la normativa lingüística según las pautas sintácticas para combinar una palabra con otra en la redacción de un párrafo o la aplicación de la ortografía en la escritura de las palabras. Esa pauta gramatical, fijada para la combinación de palabras en frases y oraciones, implica formalizar los principios sintácticos que hay que conocer y aplicar, porque en el uso de preposiciones y adverbios, de adjetivos y sustantivos o de verbos y pronombres, es decir, en la aplicación de las diferentes partes de la oración, hay pautas gramaticales ineludibles y esenciales según la norma del buen decir”.

Rosario Candelier manifestó que los profesionales del derecho y más aún los redactores de sentencias jurídicas están llamados a exhibir un dominio léxico, ortográfico y gramatical superior al conocimiento de un hablante ordinario, que se manifiesta en el dominio de la escritura que da como resultado la redacción de un texto correcto, claro y comprensible: “Eso es parte del conocimiento que debe tener el redactor de una sentencia, un documento oficial o un texto de naturaleza jurídica, porque a la hora de escribir afloran palabras y conceptos en los que el conocimiento del vocabulario, la aplicación de la gramática y el uso de la ortografía ha de manifestarse en un lenguaje apropiado, preciso y correcto”, subrayó.

Conforme la explicación normativa del disertante, en la redacción de cualquier texto afloran dos problemas que se deben afrontar cuando escribimos: en primer lugar, el conocimiento teórico y el dominio práctico para la aplicación de la normativa, que se manifiesta en el uso del vocabulario pertinente y la pauta gramatical establecida para escribir correctamente. Si no aplicamos la pauta establecida por el órgano rector de la lengua enfrentamos una gran dificultad a la hora de escribir. Siempre vamos a encontrar dificultades, visibles o invisibles, que experimenta todo el que escribe, y por eso la mayoría de las personas no se inclinan por la escritura. Hay una dificultad de naturaleza metafísica poco advertida. Y al respecto puntualizó: “Todo el que escribe, cuando se dispone a redactar, debe abstraerse de la realidad en que se mueve, la realidad social, profesional o laboral, en el trabajo ordinario o en la labor jurídica, como es el caso de ustedes, es decir, cada uno vive en una particular realidad, y para escribir hay que abstraerse de la realidad, es decir, de la dimensión habitual en que nos manejamos con nuestros sentidos físicos, disposición que supone un adiestramiento de la conciencia para movernos en el ámbito de lo inmaterial, y desde el momento en que nos instalamos en el fuero de las palabras, nos introducimos en un ámbito metafísico en el que precisamos hacer uso de los sentidos interiores, como la intuición, la imaginación y la memoria”, comentó.

Al ponderar la importancia del conocimiento del idioma para los profesionales del derecho y los jueves de los tribunales, expresó que la redacción de una sentencia es un ejercicio de la lengua, es decir, una actividad de la inteligencia lingüística en una práctica operativa de la lengua, y esa actividad reclama la aplicación del conocimiento de la lengua cuando hablamos, leemos, escuchamos o escribimos. Al sostener que nuestros conocimientos afloran cuando escribimos, puntualizó: “En este caso, para la realidad que ustedes afrontan cada día, tienen una temática establecida, que es la ciencia del Derecho Constitucional, pero a esa disciplina jurídica que ustedes dominan, deben aplicarle la pauta normativa estatuida por las academias de la lengua. De hecho, su participación en este curso revela que ustedes tienen una inquietud lingüística, según nos expresara la instancia superior del tribunal, inquietud que se manifiesta a favor de un mejor conocimiento de la lengua y, sobre todo, una mejor aplicación de lo que la lengua legisla en materia lexicográfica, ortográfica y gramatical para el arte de la redacción”.

Además, explicó que en la  redacción de textos jurídicos es muy importante la aplicación de las cualidades del lenguaje, especialmente la propiedad, la claridad y la corrección de términos y expresiones. Con relación a la lengua y su cultivo, el disertante dijo que la intuición siempre funciona en el momento de la creación: “Normalmente con nuestros sentidos físicos estamos acostumbrados a manejar nuestro contacto con las cosas, pero tenemos sentidos interiores, que son nuestros sentidos metafísicos, que funcionan en el uso de la lengua, sobre todo, en el arte de escribir y redactar”.

Antes de finalizar sus palabras, el director de la ADL presentó a los académicos Rafael Peralta Romero y Ruth Ruiz, a quienes designó para la realización práctica del taller de redacción, ya que ambos intelectuales son expertos en el conocimiento lingüístico con un eficaz manejo operativo del léxico, la gramática y la ortografía.

A Rafael Peralta Romero le correspondió abordar los códigos de la lengua, con tres  aspectos específicos:      los fundamentos del léxico, la gramática de la redacción y la ortografía de las palabras. Entre los objetivos de este curso figura el hecho de procurar la claridad en la expresión. El lenguaje jurídico debe ser claro y comprensible para todo público, pues las leyes, resoluciones y sentencias van dirigidas al común: “Si los jueces hablan por sentencia, han de hablar claro. Además, las sentencias sientan jurisprudencia, es decir, modelos legales para la marcha de la justicia”, subrayó Peralta Romero.

Enfatizó que nuestro idioma es una vía amplia que ofrece a cada tipo de escritura una orientación específica. La forma expositiva de escritura es propia de los textos didácticos, científicos, periodísticos, jurídicos y burocráticos: “Fuera de la creación poética, toda escritura equivale a un camino llano. La llaneza no incluye altos y bajos, y el redactor evitará  transitar por recovecos, oquedades  y sinuosidades de la expresión”, comentó.

El académico privilegió la claridad y el orden de la escritura. Dijo que para lograr claridad y orden conviene insistir en dos cualidades lingüísticas: propiedad y corrección: “Propiedad, para emplear las palabras con el sentido que le corresponde; corrección, para construir oraciones de acuerdo con el orden natural de la exposición”.

Respecto al léxico, el disertante citó el Diccionario de la lengua española, que con la Gramática y la Ortografía constituyen los pilares fundamentales del idioma. Resaltó que la gramática establece los usos estimados correctos en la lengua culta de una comunidad, a menudo con el respaldo de una autoridad. El lenguaje correcto, sencillo y comprensible conlleva la aplicación de cualidades del lenguaje, como propiedad (uso de las palabras en su  acepción correcta), precisión (uso de la palabra indicada en casa caso),  concisión (uso de las palabras necesarias) y naturalidad (escribir sin rebuscamientos ni artificios).

Dijo el charlista que al redactar se comienza por la oración. Enfatizó que el orden de las palabras en la oración, básico para expresar el sentido, implica el uso de sujeto + verbo+ complemento, lo que entraña la unidad del pensamiento con una idea cabal. El punto esencial de la redacción consiste en expresar una sola idea en cada oración. Las prácticas de la redacción incluyeron el estudio de la acentuación gráfica y las mayúsculas. Por igual se abordaron los signos de puntuación (punto, coma, punto y coma, interrogación y admiración, comillas…). Se hizo particular énfasis en el uso correcto de la mayúscula, dado que en la escritura burocrática se abusa de la mayúscula enfática y caprichosa.

En el Taller de Redacción Jurídica impartido a magistrados y letrados del Tribunal Constitucional, Ruth Ruiz presentó modelos de sentencia con identificación de técnicas para la redacción de sentencias y los recursos para aclarar dudas lingüísticas. Asimismo, explicó el acceso a los códigos de la lengua y a los diccionarios especializados, como el Diccionario panhispánico de dudas y el Diccionario del español jurídico, y mostró cómo formular consultas a la RAE, a la ADL y a Fundéu Guzmán Ariza.

Ruth Ruiz hizo un repaso de las características del lenguaje jurídico, cuya fuente principal es la obra El lenguaje de la Constitución dominicana, de Fabio J. Guzmán Ariza (Santo Domingo, Editora Judicial, 2012). También se enfocaron los errores más frecuentes que presenta el lenguaje jurídico en la República Dominicana y los vicios que es preferible evitar en la redacción en general y en especial en este tipo de textos. Cabe enfatizar que el lenguaje jurídico, como cualquier otro lenguaje especializado (de la medicina, la ingeniería, el deporte, etc.) está sujeto a las reglas del idioma en que se escribe, según registran nuestros códigos lingüísticos, como el Diccionario de la lengua española (DLE), la Gramática de la lengua española (GLE) y la Ortografía de la lengua española (OLE).

   También identificó la disertante las siete cualidades que distinguen al lenguaje jurídico: comprensibilidad, sencillez, claridad, precisión, concisión, coherencia y corrección. Cada una de estas características representa un ideal de la forma ejemplar de redacción de documentos jurídicos, tales como normas, leyes, sentencias, contratos, reglamentos, etc., que se resumió para los participantes. Comprensibilidad: El ideal del ciudadano consciente de sus derechos y obligaciones solo se concreta con el uso, tanto en la legislación como en los tribunales, de un lenguaje inteligible. Sencillez: Los textos jurídicos deben ser sencillos tanto en su vocabulario como en su estructura por lo que se deben evitar rebuscamientos, redundancias, rimbombancias o cultismos, con la advertencia de que no hay que confundir el lenguaje sencillo con el lenguaje vulgar o coloquial, lo que  no implica prescindir del lenguaje técnico-jurídico. Claridad: Un texto es claro cuando cada palabra, cada expresión y cada enunciado son comprendidos por sus destinatarios exactamente de igual manera, sin ambigüedades ni vaguedades. La claridad depende de cinco factores: la sencillez del léxico, la brevedad de los enunciados, la corrección de la escritura, la llaneza de la sintaxis y el uso correcto de la puntuación. Precisión: La redacción jurídica debe ser lo más clara y precisa posible sin que por ello se sacrifique su sencillez y comprensibilidad. No hay contradicción entre la profundidad o importancia de los conceptos y la transparencia del sentido del texto con que se deben expresar.  Concisión; Esta característica se cumple cuando el empleo de cada palabra obedece a una necesidad comunicativa. Para lograrlo se han de suprimir las palabras y expresiones inútiles, superfluas, vagas o ambiguas; las introducciones redundantes, repeticiones de ideas, explicaciones y conclusiones innecesarias; y los giros o locuciones que puedan sustituirse por vocablos más sencillos.Coherencia: Las palabras deben utilizarse de manera uniforme para decir la misma cosa. Si se va a expresar un concepto diferente, se deben elegir palabras diferentes. Asimismo, las partes del contenido de la norma, sentencia o reglamento, etc., deben estar organizadas y relacionadas de manera uniforme en todo el sistema jurídico. Corrección: La redacción jurídica debe respetar las normas que regulan el uso del idioma en que se escribe, que en nuestro caso es el idioma español pues así lo estable el artículo 29 de la Constitución de la República Dominicana.

Entre los errores frecuentes del lenguaje jurídico en nuestro país figuran, según Ruth Ruiz, el uso de sujeto y verbo separados por una coma; la conjunción «y» precedida por coma; empleo de «lo mismo», «a lo interno», «en base a», «mandatorio», etc.; aplicación de gerundios, prefijos y mayúsculas innecesarias. Igualmente, la ponente precisó algunos usos a evitar, como longitud y complejidad de los artículos y párrafos; palabras y expresiones extrañas al lenguaje estándar; uso frecuente de la voz pasiva; excesiva subordinación; circunloquio en la expresión; y alargamiento artificioso de las palabras.

En la práctica se analizó el texto de una sentencia en la que se identificaron algunos de los vicios descritos en la presentación. Luego los participantes se organizaron en grupos de cinco para hacer un ejercicio en el que se les pedía reformular la redacción de varios párrafos (fragmentos de sentencias, de leyes y de artículos jurídicos), así como identificar (en los casos que corresponda) los vicios y errores frecuentes que se describieron.

Finalmente, se explicaron los recursos en línea para aclarar dudas idiomáticas con el propósito de ofrecer algunas herramientas que puedan ayudar a reducir al mínimo los vicios más comunes del lenguaje jurídico dominicano, por lo que los participantes pudieron apreciar la descripción de las principales fuentes de consulta en línea: acceso al diccionario, la gramática y la ortografía de la lengua y los diccionarios especializados. Como parte del material complementario se les suministró por correo electrónico una lista con estas fuentes de consulta para el buen uso del español. Conviene destacar el trabajo entusiasta de los participantes. Concluidos los ejercicios de redacción y corrección, un representante de cada grupo leyó sus conclusiones; mientras, la moderadora intervenía para hacer las observaciones pertinentes a fin de enriquecer el ejercicio lingüístico. En todo momento contamos con las atenciones del personal del Tribunal Constitucional, especialmente de la Lic. Francia Manolita Sosa, asistente del presidente de esa alta corte del Estado dominicano.

Santo Domingo, ADL/TC, 25 de julio de 2017.

Academia celebra los cien años de Manuel Campos Navarro

Con la presentación de la obra Los cuentos de Juan Carabú, dedicada al académico correspondiente don Manuel Campos Navarro, se festejó en la Casa de las Palabras el centenario del nacimiento del intelectual dominicano. El acto literario de realizó en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua y contó con la participación de Juan José Jimenes Sabater, Rafael Peralta Romero, Miguel Solano, Manuel Salvador Gautier, Ofelia Berrido, Manuel Campos Navarro y Bruno Rosario Candelier.

   El libro Los cuentos de Juan Carabú, de Miguel Solano, fue presentado por Rafael Peralta Romero, quien resaltó la hazaña narrativa de Solano, consignando que es un cuentista natural que narra historias a partir de lo ocurrido en su entorno y no muestra rubor para incluir a su propia gente en sus relatos y ficciones. A menudo él también aparece en sus cuentos, incluso con burlas de sí mismo, cual si fuese discípulo de su tocayo Cervantes.

Rafael Peralta Romero comentó que al parecer Miguel Solano “guarda  los personajes en algún rincón de la conciencia  para  irlos sacando en la medida en que los hechos se lo demandan, como hace un artesano que manufactura un objeto material y va empleando cada pieza en el momento preciso”. Este  personaje ha  comenzado a formarse desde que el autor sintió el primer flechado para la concepción de estos cuentos, aunque es generalizado que los cuentos que forman un libro se conciban y sean paridos en momentos diferentes.

¿De dónde salen los personajes de un cuento? –se preguntó Peralta Romero. Salen de la vida humana (oficinas, fincas, playas, iglesias, empresas, hogares, tabernas, calles, caminos, talleres, hospitales, cárceles…). Solano capta historias que pululan en el perímetro urbano (condominios, jardines, cuarteles, burdeles o calles), así como en el ámbito rural (bosques, bateyes, carreteras, caminos o pequeños pueblos), precisó el disertante.

El escritor Juan José Jimenes Sabater también rindió homenaje al académico con la lectura de un soneto escrito en su honor cuyos versos emocionaron al homenajeado. Siguió Miguel Solano quien en un enjundioso discurso explicó las motivaciones que le indujeron a escribir este libro y su admiración por el veterano académico.

La escritora y publicista Karina Sánchez Campos impregnó de emoción al público al agradecer el homenaje tributado a su abuelo. Sus palabras derrocharon elocuencia y amor, así como un caudal de emoción y generosidad hacia los presentes, especialmente a los directivos de la Academia. Dio con vivas palabras el testimonio de la vida de su abuelo. Confesó que constantemente aprende de él en el aspecto ortográfico, gramatical y ortográfico, incluso, hasta de cálculo, porque el ingeniero Campos Navarro vive los números y las letras. Confesó que su abuelo le enseñó el sentido de la honestidad, la nobleza y la pureza para hacer las cosas con entrega y esmero, sin importar lo que eso conlleve, y a superar los obstáculos. Sánchez Campos, así como Miguel Solano, agradecieron de manera muy especial al director de la Academia porque también ha formado parte de todo este trayecto, y subrayaron que es una persona que particularmente admiran por ser un intelectual fuera de serie.

El autor de Los cuentos de Juan Carabú agradeció a los asistentes a este acto tan especial para él. De manera muy gratificante expresó su admiración a Manuel Campos Navarro y a  Bruno Rosario Candelier, quienes para él cuentan con un alto nivel de enseñanza: “Me toca darle las gracias al arquitecto del Universo por estas bendiciones”, dijo Miguel Solano.

El narrador contó que hace unos años entró a su corazón don Manuel de Jesús Campos Navarro. Hace cinco años cuando se celebraron sus 95 años le prometió a Campos Navarro que si llagaba a cumplir los 100 años le iba a dedicar un libro: “Don Manuel supera en 10 años la edad que tiene la Academia Dominicana de la Lengua”, subrayó.

El redactor de esta crónica intervino para agradecer el masivo respaldo a una fructífera y fecunda vida a favor de nuestra lengua y nuestra cultura. Resaltó las cualidades del centenario académico, su incansable capacidad de trabajo, así como el entusiasmo o aliento divino que manifiesta don Manuel, ya que este varón es un ejemplo de quien pone pasión en lo que hace mediante su entrega solidaria: «Creo que esa consagración a tiempo completo para alcanzar el dominio de la lengua le ha permitido mantener su vitalidad, su laboriosidad y su energía en un accionar fecundo de su vocación; por eso ha multiplicado los dones recibidos por la Divinidad en su aporte valioso a favor de nuestra lengua», dijo.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua felicitó a Karina Sánchez Campos por su hermoso discurso. Comentó que no recuerda la fecha exacta cuando contactó a don Manuel Campos Navarro para colaborar con la labor de la Academia Dominicana de la Lengua, pero el motivo de su encuentro fue la inquietud que siempre ha mostrado por la lengua. Desde que llegó a la institución se puso a nuestra disposición y dio demostraciones de que realmente tiene conocimiento de la ortografía, la gramática y la redacción: “A él le apasiona la lengua y esa pasión la demostró haciendo lo que hay que hacer cuando uno siente una identificación por una vocación, un ideal o un propósito de vida, y en él esa pasión se concretó en la devoción por la lengua española”, comentó.

Reconocimos la ejemplar capacidad de trabajo y disciplina de don Campos Navarro. Explicamos que en él hay una energía especial que le viene dada por un entusiasmo, pues la palabra entusiasmo viene del griego En Theos, que significa “en Dios”. Eso le ha permitido a él potenciar la vitalidad, porque nosotros somos una constitución física, psicológica y espiritual que se manifiesta en el cuerpo, el alma y el espíritu: “Quien asume lo que hace con entusiasmo, como lo ha hecho él, su acción se traduce en salud, eficiencia y creación que se vuelve edificante y ejemplar”, expresó.

Tras finalizar, Rosario Candelier destacó que el ejemplo que ha dado Manuel Campos Navarro en lo que hace, con la dotación lingüística de su talento y la vocación creadora que enaltece su vida, es una magnífica evidencia de un aporte que esta Academia ha valorado y, desde luego, agradece: “Nosotros estamos altamente agradecidos por todo lo que don Manuel Campos Navarro ha hecho a favor de nuestra lengua, en bien de nuestra institución y en beneficio de nuestra cultura”, consignó.

Santo Domingo, ADL, 18 de julio de 2017.

Conferencia de León David sobre Pedro Henríquez Ureña

Comienza el disertante con el señalamiento de que en la actualidad solemos topar con dos formas de crítica literaria: la impresionista, en la que “la obra de arte presta materia a otra expresión  artística”, enfoque que “vale lo que vale como artista de la palabra el que lo prohíja”, y la crítica académica o especializada que pretendiéndose científica y objetiva acostumbra “hurtar el cuerpo al juicio de valor” y “atascarse en minuciosas consideraciones de pormenores irrelevantes”. Frente a ambas modalidades críticas se yergue, en opinión del conferencista y académico dominicano, una tercera que le merece el calificativo de “medular” porque “va al tuétano y solo con el tuétano se sacia”. A este género de acometimiento estimativo pertenecería la reflexión sobre arte y literatura de Pedro Henríquez Ureña porque este “no se pierde en el tupido bosque de lo accesorio o meramente circunstancial. Nunca se distrae de su objetivo. Hace eje de la indagación el espíritu del autor plasmado en los motivos que le inspiran y en la singular manera como han sido articulados desde la crepitación anímica de la palabra”, comentó el atildado expositor.

Con el fin de fundamentar lo argumentado, el charlista procede a citar fragmentos distraídos de varios ensayos en los que el ilustre polígrafo dominicano reflexionó sobre la obra de connotados escritores hispanoamericanos y españoles (Gastón F. Deligne, José María Gabriel y Galán, José Enrique Rodó, Juan Ramón Jiménez, Azorín, Juan Ruiz de Alarcón, etc.), destacando la novedad, originalidad, profundidad y permanente validez de sus valoraciones. Por lo demás, según el disertador, la cualidad señera de los ensayos críticos de Pedro Henríquez Ureña se funda en que “no fueron concebidos con el fin de satisfacer a un puñado de doctos profesionales de la crítica, sino para servir de suculento manjar espiritual a cualquier hombre que, habiendo alcanzado un grado medio de cultura, se sienta atraído por el universo desconcertante y enigmático de la literatura y el arte”. Virtud a la que es imperativo añadir esta otra: que el humanista de Quisqueya “aspira a la plenitud de lo exhaustivo y terminado”, por lo que “no se desentiende su estudio de ninguna de las tres fases esenciales de la sensata apreciación literaria, esto es, explicar, clasificar y juzgar”. Por si lo hasta aquí asegurado fuera poco, entiende Jimenes Sabater, o León David si prefiere su pseudónimo, que “el pensamiento de Pedro Henríquez Ureña se muestra siempre comprensivo, hospitalario, cordial” y que “uno de los primores menos discutibles con que se adorna es su desdén por todo dogmatismo, sea este de método, escuela o teoría”. Considera el conferencista que su cualidad señera es el equilibrio, de lo que “da indicio fehaciente su labor exegética”. Parejo aserto lo ilustra el disertador al comentar ciertos enjuiciamientos del crítico dominicano sobre Gastón Deligne, José Joaquín Pérez y Lope de Vega, así como también, su opinión sobre la poesía cubana de principios del siglo XX.

Otro aspecto del ensayismo crítico que pone de resalto Jimenes Sabater en su disertación (asunto que le merece una amplia digresión) es el hecho de que Pedro Henríquez Ureña, a diferencia de la caudalosa cofradía de escritores que intentan “convencernos de que no existen normas de universal validez que, en materia de estética, faculten para determinar el mérito o la ausencia de mérito” de la obra literaria, cree a pie juntillas en “la bienhechora influencia del canon”. El magno polígrafo dominicano “no se ruboriza por pensar que hay obras maestras; que el buen crítico es el que más las ama y mejor las conoce; y que la función principal de una crítica sana consiste en contagiar al lector, espontáneamente inclinado a los arrobamientos del espíritu, con el entusiasmo por la dignidad de la palabra y la nobleza de la forma”. Y para comprobar la verdad de lo afirmado, cita y comenta el expositor ciertos planteos extraídos de las cavilaciones que llevan el encabezamiento de “Caminos de nuestra historia literaria”. A lo que agrega que “para Henríquez Ureña la ocupación del crítico cumple un propósito preponderantemente didáctico. Enseñar, orientar, auxiliar al lector a discernir los primores del texto es su insoslayable cometido: “De ahí su persistente reclamo de claridad al cultivador de la prosa analítica”. Insiste León David en que “la marcada propensión a la tersura estilística, a la sencillez elocutiva, cobra en dicho autor carácter poco menos que obsesivo”. Y remachando en el mismo clavo, concluye sus consideraciones en torno a ese tema con la siguiente aseveración: “La entera obra de Pedro Henríquez Ureña cabe ser conceptuada porfía descomunal, heroica, por rescatar el pensamiento del hastío y la intrascendencia que hoy nos agobian, y que él, mejor que nadie vaticinó. Su apasionamiento por la pureza expresiva en ese contexto debe ser situado. El anhelo de pulcritud verbal, su testaruda insistencia en evitar preciosismos y hurtar el cuerpo a la ampulosidad y al efectismo retórico se orientan hacia un único y supremo horizonte: la dignificación del espíritu humano”, consignó.

Remató el charlista su discurso al señalar que siempre han existido dos modos de escribir a los que califica de “terráqueo” y “olímpico”. La primera modalidad es romántica, y clásica la segunda; mientras que el escritor terráqueo se singulariza por su propensión a trasladar a la superficie del lenguaje su propia fisionomía espiritual al extremo de que diera la impresión de que en él “el estilo es siempre una prolongación tangible, casi corporal de la persona”, el escritor de linaje olímpico, en contraposición, “asume una postura intelectiva, afectivamente distante, merced a la cual lo singular se diluye, los perfiles del yo son sistemáticamente escamoteados y el ademán verbal idiosincrásico puesto en sordina”. En criterio de León David es esta última forma estilística la que Pedro Henríquez Ureña enaltece en el ensayo Ariel que dedica al notable escritor uruguayo José Enrique Rodó cuando la define como “la transfiguración del castellano que abandonando los extremos de lo rastrero y lo pomposo, alcanza un justo medio y se hace espiritual, sutil, dócil a las más diversas modalidades, como el francés de Anatole France o el inglés de Walter Pater o el italiano de D’Annunzio”. Ese estilo que el maestro dominicano ponderara como “el que deja de ser el hombre para ser más definida su intelectualidad, aislada de su personalidad en cuanto esta sea obstáculo para la justicia y la pureza de la expresión” es, según el charlista, la que alienta “la prosa elegante sin ostentación, sencilla sin ascetismo, dúctil sin blandura, tonificante y erguida sin aspereza…”. Y finalizó su disertación con estas palabras: “Para describirla imposible no recurrir a la categoría de lo clásico”.

Santo Domingo, UASD, 11 de julio de 2017.

Conversatorio con Franklin Domínguez sobre teatro

En el Taller de Creación Literaria “Pedro Mir”, efectuado en la Biblioteca “Juan Bosch”, tuvo lugar un conversatorio con el dramaturgo, director teatral y académico de la lengua Franklin Domínguez.

Al iniciar la actividad, Bruno Rosario Candelier ponderó la vitalidad del dramaturgo dominicano, quien a sus 87 años de vida sigue activo, dinámico y entusiasta, como lo evidencia una producción dramática de más de 80 obras escritas y estrenadas en escenarios nacionales e internacionales.

Franklin Domínguez saludó y agradeció la presencia de los invitados y comentó que ha escrito dramas, comedias, tragedias, sátiras políticas, teatro infantil, cortos musicales y óperas para canalizar sus inquietudes creadoras en el ámbito teatral.

En respuesta a una interrogante de este director sobre su infancia, el dramaturgo contó: “Desde niño yo organizaba actividades artísticas en mi casa. Ponía a mi hermano de boletero. Yo actuaba, bailaba y cantaba”.

Habló de una de sus primeras obras, Se busca un hombre honesto, que se presentó en el Palacio de Bellas Artes en 1964, y desde hace más de 50 años se sigue presentando con el aplauso del público. Además, explicó que lo interesante de esta obra es su carácter social, no político, aunque ha participado en política desde la época de Trujillo: “Yo me gradué en el 1955. Sucede que éramos un grupo bastante “cabeza caliente” contra el régimen. Nos juntábamos a criticar, y en la época de Trujillo no se podían reunir tres jóvenes en una esquina, ya que de una vez venían y desbarataban el grupo. Suponían que si había un grupo pequeño estaban conspirando. Todo era en contra de Trujillo”, comentó.

Dijo que era muy amigo de Minerva, María Teresa y Patria Mirabal: “Estábamos en diferentes cursos, pero nos juntábamos e inclusive nos visitábamos. Yo iba mucho donde Minerva y María Teresa en la pensión donde se hospedaban e íbamos un grupo de enamorados, porque eran muy bellas”, dijo. Debido a esa vinculación, el dramaturgo escribió un pasquín con motivo de la muerte de las hermanas Mirabal. Publicó un pasquín pidiendo que el 25 de febrero en todos los sitios, como restaurantes, hoteles, cines, etc., quedaran vacíos en protesta por el asesinato de las hermanas Mirabal: “Ese hecho causó un problema tan grande que medio país cayó preso”, relató.

Explicó de qué manera metió el tema de la política en la obra teatral. Lo hacía de una manera indirecta. Domínguez se atemorizó porque había una cadena al repartirse los volantes y llegó un momento en que metieron preso a los que los regaron. Relató que por esa situación partió a Puerto Rico, siendo recibido por el escritor y político dominicano Juan Isidro Jimenes Grullón, de quien dijo: “Era un hombre talentoso y brillante. Entonces me lo presentaron, y él me puso a dirigir el periódico Unión de exiliados dominicanos”.

Franklin Domínguez narró que cuando retornó al país, don Rafael Díaz le dice que Juan Bosch quiere verlo, y así fue como asumió el cargo de director de prensa del Palacio Nacional por petición del presidente Bosch. Cuando deponen el gobierno de Bosch, escribió Se busca un hombre honesto: “Yo la he presentado como en cuarenta versiones y actúo también, porque trabajo en la obra. Yo hago de secretario”, expresó.

Domínguez también fue premiado como mejor actor de cine en el Festival Internacional de Cine de Honolulu, con la película «El fallo». Al respecto, habló de su formación académica, y aconsejó a los padres a que lleven a sus hijos a los espectáculos artísticos, a conciertos de música, de danza y de teatro: “Ustedes no saben qué vocación tienen esos niños y esa puede ser la ocasión que despierte en ellos el interés por el teatro, el cine o cualquier otro arte”, expresó el dramaturgo. Relató que a él se le despertó la vocación teatral viendo una obra de teatro infantil que presentó un colegio en Santiago, y se dijo a sí mismo: “Pero yo puedo hacer eso, yo puedo escribir”. Efectivamente comenzó a escribir, y la primera comedia que escribió la tituló Todo al revés. Luego dijo que para escribir una obra dramática hay que ser sincero con lo que se va a escribir, ya que el dramaturgo tiene una tarea muy difícil, porque ha de encerrar en hora y media o dos horas lo que otros escriben en un libro.

Con este dato, Bruno Rosario Candelier puso fin al encuentro y agradeció a Franklin Domínguez su presencia: “Él sabe la admiración que le tenemos y que la gente con conciencia de lo que es la creación dramática lo ubica a él en el elevado sitial que ocupa, el más alto peldaño como dramaturgo dominicano”, subrayó. Agregó que Franklin Domínguez tiene las tres categorías de quien participa en los escenarios, pues es director, actor y autor”, manifestó el director de la ADL al cerrar el conversatorio con el académico y dramaturgo dominicano.

Santo Domingo, 4 de julio de 2017.

Acto de incorporación del hondureño Segisfredo Infante

La Academia Dominicana de la Lengua celebró el acto de incorporación como miembro correspondiente del escritor hondureño y académico numerario de la Academia Hondureña de la Lengua don Segisfredo Infante Tejeda. El acto protocolar de incorporación del nuevo miembro de la ADL se efectuó en el marco de un coloquio literario sobre la filosofía y creación poética del pensador hondureño en el que participaron Rafael Peralta Romero, con “Presentación de su trayectoria literaria”; Manuel Núñez Asencio, con “Creación poética del creador hondureño”; Bruno Rosario Candelier, con “El pensamiento creativo de Segisfredo Infante Tejeda”; y el autor homenajeado habló de la reflexión filológica.

La Academia Dominicana de la Lengua recibió como miembro correspondiente al escritor hondureño cuyo nombre se ha expandido en su tierra y en otros países americanos por su vasto ejercicio como periodista, poeta, economista, historiador y filósofo. Miguel Solano, quien es también miembro correspondiente, leyó la semblanza de Segisfredo Infante escrita por Rafael Peralta Romero, quien dijo que es un humanista integral.

Peralta Romero expresó que el vínculo de este escritor con la Academia Dominicana de la Lengua es prueba de la hermandad y la coterraneidad que une a los pueblos de Hispanoamérica, parentesco sustentado en el hecho de compartir la lengua española y experimentar hechos comunes en sus respectivas historias: “ La Academia Dominicana de la Lengua lo declara hoy individuo suyo para que ostente la membrecía de nuestra institución en reconocimiento a su trayectoria de humanista pleno”, declaró el académico.

El escritor Manuel Núñez Asencio intervino con su ponencia sobre la creación poética de Segisfredo Infante. Comentó Núñez que a lo largo de su vida, Segisfredo Infante ha recibido diversos reconocimientos y para la Academia Dominicana de la Lengua es un alto honor recibirlo como miembro correspondiente: “Como pensador, Segisfredo Infante ha hecho en su prosa una descripción de los males que aquejan a su país, y de lo que ha sido el recorrido del pensamiento en Hispanoamérica”, comentó.

El intelectual dominicano resaltó que la obra de Infante Tejeda sigue a pie juntillas el pulso mental en el que ha vivido su país tras deslindarse muy clamorosamente de aquellos intelectuales que vivieron en esas arenas movedizas de lo que Raymond Aron llamó “el opio de los intelectuales”.  Dijo que Infante acompaña a la intelectualidad hondureña a los claros del bosque. Además subrayó que Segisfredo Infante es uno de los mayores poetas hondureños. Al leer sus libros notamos paladinamente los elementos que constituyen la calidad literaria de su poesía: “Hoy tengo la suerte de conocer la obra de Sagisfredo Infante, que se ha libertado de las mancuernas ideológicas que atenazaron a esa generación y nos trae las claridades, la riqueza mental, la desazón y la esperanza del mundo que nos ha tocado llevar a cuesta, y traspasarle como un florón a las generaciones venideras una orientación correcta”, expresó Manuel Núñez Asencio.

En su turno, Bruno Rosario Candelier manifestó que cuando un escritor asume la condición de pensador es una circunstancia altamente favorable y significativa en el mundo de la cultura, en el desarrollo del pensamiento y en la gestación de la creatividad. “Y Segisfredo Infante, cuando asume la palabra para tratar de entender el mundo, lo hace desde la perspectiva de tres opciones: concibe la existencia del sujeto que contempla la realidad de lo viviente; enfoca la realidad como tema de sus reflexiones; y el pensamiento como centro y apelación de su vocación intelectual. Él trata de testimoniar lo que percibe cuando entra en contacto con el mundo”, explicó.

La gran tarea de cada persona como sujeto es ponerse en contacto con el mundo y dar el testimonio de ese contacto, dijo Rosario Candelier: “Lo que todos los creadores deben hacer es justamente colocarse ante la realidad, saber que están ante la realidad y testimoniar lo que perciben de esa realidad a partir de su propia percepción del mundo”, como lo ha hecho Segisfredo Infante en su libro Fotoevidencia del sujeto pensante. Añadió que la segunda instancia a la que Segisfredo Infante le pone atención es la misma realidad a la que nos enfrentamos todos: “Cada uno de nosotros está instalado en una determinada realidad y estamos permanentemente en conexión con esa realidad, de la que se nutre nuestra sensibilidad y nuestra conciencia”, expresó el director de la ADL.

También explicó que la realidad aporta todo a las disciplinas que hay en el mundo. La realidad no es solo la dimensión material que percibimos con nuestros sentidos corporales. La realidad también tiene una dimensión inmaterial, la vertiente sutil de la realidad trascendente, fuente de los efluvios de la Creación, dijo el director y añadió: “Como pensador, Segisfredo Infante trata de desentrañar lo que la realidad le ofrece. Él es un pensador, rara criatura en el mundo intelectual de nuestra cultura”, agregó.

Rosario Candelier manifestó que realmente cuesta pensar y que nuestra cultura no nos prepara para pensar: “Esa es una deficiencia que tenemos. No nos enseñan a pensar y cuando aparece alguien con esa capacidad como Segisfredo Infante hay que celebrar su existencia”, resaltó.

Abordó la instancia del pensamiento, que tiene mucha importancia para Segisfredo Infante: “Todos los que se han dedicado a pensar el mundo sacan la conclusión de que tenemos la capacidad para pensar que pensamos y pensar lo que pensamos y de testimoniarlo con nuestra palabra”. Destacó que el pensamiento no es más que el fruto de la reflexión intelectual sobre la observación de la realidad que el sujeto pensante opta por observar en sus detalles sensoriales y suprasensibles. Habló de la coherencia en esos planteamientos en el pensador y el poeta hondureño: “Él concibe el pensamiento como un milagro de la creación. Somos nosotros los que creamos el pensamiento, somos los hablantes, los sujetos pensantes quienes lo creamos en función de esa dotación intelectual que hemos recibido los seres humanos, que es “la palabra” en el concepto originario que concibió Heráclito de Éfeso cuando inventó el vocablo Logos para referirse a la dotación del intelecto que genera la energía interior de la conciencia en cuya virtud podemos pensar, reflexionar, intuir, hablar y crear. Por eso para Segisfredo el pensamiento es un milagro”.

“Este intelectual que hoy recibimos en la Academia Dominicana de la Lengua y a quien otorgamos la distinción de miembro correspondiente de esta institución es por el aporte que ha hecho a través de la palabra, como pensador, como estudioso de la realidad y como periodista y como poeta”, recalcó Rosario Candelier al cierre de su intervención.

Don Sagisfredo Infante dio las gracias a los expositores y de manera especial al Dr. Bruno Rosario Candelier por sus palabras sobre su labor creativa: “En algún ensayo he expresado, en forma atrevida, que mi reino es el reino de los libros impresos, en tanto que sus páginas condensan el espíritu universal, en las esferas abstractas y concretas. Por eso en el marco del libro concreto he comenzado a leer la obra impresa del don Bruno Rosario Candelier”, dijo.  Confesó que había compartido con don Bruno la idea especial que en el ánimo del hombre pensante coexisten condiciones físicas y metafísicas. Como si se tratara de un pie de página indispensable, el académico expresó que Bruno Rosario Candelier es uno de los más importantes pensadores en los terrenos filosóficos, filológicos y poéticos.

Al agradecer la distinción, dijo: “Este es el momento preciso para subrayar mi agradecimiento por mi incorporación como miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, hecho extraordinario que me honra más allá de lo pensado, y me convierte en un ciudadano por adopción de la República Dominicana, un país por el cual mi deuda moral e intelectual habrá de ser permanente”.

Segisfredo Infante nació en San Pedro Sula, Honduras, en 1956. Tomó posesión como miembro de número en la Academia Hondureña de la Lengua en el 2010. Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en la que fue docente. Cofundador de las revistas Pensamiento hondureño y Tiempos nuevos, codirigió el boletín literario Conejo y fundó la revista Caxa Real. Es miembro de la Academia de Geografía e Historia de Honduras y correspondiente de la de Guatemala. Coordinador del programa de televisión Economía y cultura. Escribe en el periódico La Tribuna temas filosóficos, económicos y sociopolíticos. Entre sus obras filosóficas, históricas y poéticas figuran Filamentos (1984), Antinomias de café (1990), Pesquisas literarias (1993), Los alemanes en el sur (1993), El libro en Honduras (1993), Algo de opinión (1997), Reflexiones en el cine (2001), De Jericó, el relámpago (2004), Correo de Mr. Job (2005) y Fotoevidencia del sujeto pensante (2014). Compiló Homenaje a Rafael Heliodoro Valle  (1989). Recibió el Premio Froylán Turcios de periodismo y ensayo, la Hoja de Laurel en Oro (2005) y la presea de la Embajada de España en Honduras (2016).

Al felicitar a don Segisfredo Infante, el director de la ADL le hizo entrega del diploma que lo acredita como miembro correspondiente por sus méritos lingüísticos y literarios, su aporte al desarrollo del pensamiento, su contribución a la creación poética y su rol de promotor cultural.

Santo Domingo, ADL, 23 de junio de 2017.

Recital de poesía con Juan José Jimenes Sabater

Una entusiasta presencia de jóvenes, predominantemente estudiantil, se dio cita en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua para conocer y aprender nuevas experiencias literarias bajo la inspiración del laureado escritor y académico dominicano Juan José Jimenes Sabater, quien escribe con el pseudónimo de León David.

La Academia Dominicana de la Lengua ofreció un recital de poesía con este destacado poeta, ensayista y académico de la lengua. El acto cultural contó con la asistencia de académicos, profesores universitarios y estudiantes de letras.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua dio la bienvenida al creador invitado, de quien expresó que es una de las voces poéticas más representativas de la literatura dominicana. Bruno Rosario Candelier dijo que este escritor ha publicado varios libros de poesía, cuento, teatro, ensayo y crítica literaria.

Para revelar su faceta poética, el académico dominicano manifestó que el objetivo de su participación en este acto literario era leer algunos de sus poemas. Al aludir a las palabras del director de la ADL, confirmó que ha publicado varios libros de poesía sobre temas muy diferentes y pasó a leer algunos de sus poemas.

El poeta dio inicio al recital poético con la lectura de poemas de su libro Intento de bandera, específicamente los poemas “Para que tengas patria”, “Los galeones” y “El que soy”. Esta obra fue prologada por Juan Bosch y Pedro Mir: “El lector de Intento de bandera tiene en sus manos uno de los grandes libros de poesía social escrito en la lengua española y debo aclarar que cuando digo “libro de poesía social” no me estoy refiriendo a obra de poesía patriótica, revolucionaria, de renuncia política o algo parecido. Intento de bandera es una colección de cuarenta y dos poemas de los cuales describen escenas, actitudes y episodios sociales”, fueron las palabras de Juan Bosch al prologar este libro.

El poeta se refirió a su poemario Los nombres del olvido, del que confesó que lo hizo en homenaje al gran poeta argentino Jorge Luis Borges. De este poemario leyó los poemas “Apremios” y “Rosa”,  dedicado a la memoria de Franklin Mieses Burgos, quien escribió a las flores y a las rosas especialmente. De su poemario Carmina el poeta leyó el poema “El nombre exacto de las cosas”.

También citó un libro de sonetos titulado Cincuenta sonetos para amansar la muerte. Explicó que el soneto es una forma que ha perdurado hasta el día de hoy, pero pocos poetas lo escriben, ya que no es nada fácil escribir un buen soneto.

Finalmente leyó poemas de sus poemarios Compañera y Poemas del hombre anodino, de los que leyó los sonetos titulados “La ingrata”, “Juan” y “La bomba de neutrones”. Cerró su intervención con el poema “Gracias”, de su poemario Poemas del hombre nuevo.

Durante el desarrollo del acto literario, la luminosa mañana iba encendiéndose con el fulgor de las palabras que León David compartió con el público que abarrotó el lugar. En ese augusto escenario brillaron los arpegios sonoros de los poemas que dieron vida al recital de poesía.  Al concluir la hermosa jornada poética, observamos la alegre reacción de quienes nos visitaban por primera vez y al escuchar los emotivos comentarios de los contertulios, evocamos las palabras que recientemente expresara Ramón Antonio Jiménez, académico y docente francomacorisano: «La Academia Dominicana de la Lengua desarrolla una agenda cultural amplia y sustanciosa para fomentar el estudio de la lengua que asume como la dimensión fundamental de nuestra cultura. Y gracias a la entrega de su actual director, el doctor Bruno Rosario Candelier, quien tiene una obra que le ha merecido el renombre y el respeto a nivel nacional e internacional que se ha ganado trabajando habiendo enaltecido el sitial de nuestra Academia».

Al cierre de la actividad, el director hizo entrega de un reconocimiento al poeta y académico Juan José Jimenes Sabater en virtud de sus méritos lingüísticos y literarios, su valioso aporte a la cultura y su ejemplar cultivo de los valores humanísticos.

Santo Domingo, ADL, 14 de junio de 2017.

Taller de creación literaria con Manuel Matos Moquete

El escritor Manuel Matos Moquete, académico de la lengua, lingüista, narrador, profesor, novelista y crítico literario, fue el intelectual con quien iniciamos el conversatorio sobre su trayectoria literaria.

El director de la ADL expresó que Matos Moquete, en su condición de docente y teórico de la enseñanza de la lengua, tiene una fructífera trayectoria en el estudio de la lengua.

Manuel Matos Moquete agradeció a Bruno Rosario Candelier por la invitación. Seguidamente respondió a la interrogante sobre su origen y dijo: “Yo nací en Tamayo. Tamayo queda en el Sur profundo, en la provincia Bahoruco, aunque la gente de Tamayo dice que son barahoneros. Dijo que  nació en el 1944. Y en Tamayo se crio y cursó los estudios básicos, inició el bachillerato en Barahona y lo concluyó en la capital. “A Trujillo yo lo vi personalmente en mi pueblo en 1960, fue uno de los últimos viajes que él hizo. Hubo un esfuerzo durante años de grandes personalidades adictas al régimen, entre ellos mi padre, quien era miembro del Partido Dominicano y se logró que Trujillo fuera a Tamayo en 1960. Eso fue una cosa tan extraordinaria que después la narré en una novela mía, Larga vida, donde describí todo ese espectáculo y todas las consecuencias y las inspiraciones que su presencia produjo en mi pueblo”, relató el escritor.

Rosario Candelier manifestó a Moquete que tenía entendido que hay más de una de sus novelas que se inspira en Tamayo, a lo que el novelista asintió.

En cuanto a su crianza, el académico confesó que con su padre no era posible no ir a trabajar. Él tenía por lema “El trabajo y la escuela”. “Éramos 30 hermanos y a todos los hijos nos llevaba por la propiedad y todos teníamos que ir por la mañana o en la tarde a trabajar; nos cruzábamos por el camino; unos iban para la escuela y otros iban para el trabajo. Y así me crie trabajando y estudiando”, narró el escritor.

“¿Qué necesita un escritor para hacerse narrador?”, cuestionó Rosario Candelier.

Como respuesta a la interrogante, en su rol como narrador, Matos Moquete contestó que para una persona convertirse en narrador necesita gustarle mucho la historia y sentir pasión por el acto de contar, el arte de contar y de escuchar historia: “Es un encanto el escuchar el relato de otros y eso viene a veces también por la misma infancia. Yo nací y me crie en un pueblo de contadores de historias. No había electricidad en aquella época. Había una planta eléctrica en los años 1950 que encendía a las 7:00 de la noche, pero a las 10:00 ya se apagaba. Entonces, nos quedábamos siempre contando historias, muchas narraciones folklóricas de brujas, bacá y hechos cotidianos. Nos dormíamos escuchando esos cuentos”.

Desde el punto de vista literario, el narrador destacó que la dificultad mayor que experimentó en sus inicios como escritor fue el poder decir las cosas de tal manera que sintiera que tienen una diferencia, una sensibilidad distinta, porque se tiene la idea de que lo que dificulta a muchos escritores es que a veces están imbuidos por el uso común y corriente de la lengua y a la hora de escribir como que no pueden diferenciar lo correcto de lo impropio: “Es la misma lengua, pero hay que darle un giro. No es que yo voy a romper la lengua ni la voy a destruir como piensan muchos, dizque voy a hacer una transgresión de la lengua”, aclaró.

Rosario Candelier valoró a Manuel Matos Moquete como narrador, historiador, estudioso de la lengua y cultor de la palabra, por lo cual le hizo el siguiente planteamiento: ¿Cuándo tú escribes, tienes alguna motivación especial como escritor que te ha llevado a la escritura o cada obra ha postulado un tipo de motivación muy específica? ¿A partir de qué fecha tuviste conciencia de que tenías vocación literaria?

El escritor manifestó que no sabía que iba a ser escritor. Dijo que sabía que desde muy joven tenía dos condiciones, y usó una expresión de Sartre con respecto a cómo él era, ya que era percibido como el “idiota” de la familia. Explicó que era un tipo ensimismado, que en los campos le llaman azonzado, alelado, fuera de sí, que no hablaba, que está siempre en un rincón pensativo, abstraído, que no participaba en juegos. Tenía un mundo interior.

Por lo que intervine aclarándole que los artistas, los escritores, los intelectuales, poetas y contemplativos crean una concha interior, una especie de burbuja en la que se sumergen.   Entonces comienzan a rumiar sus experiencias, vivencias y fabulaciones, hasta tal punto que a veces les molesta el contacto con los demás. El académico comentó que era un lector compulsivo desde joven aunque no existieran libros, porque en su pueblo no había libros, pero se la ingeniaba para conseguirlos. Cuando ya estaba en la adolescencia era muy asiduo a la biblioteca municipal y era quien prácticamente abría y cerraba la biblioteca.

Comentó que desde muy temprano empezó a escribir en los periódicos de la izquierda dominicana: “Yo empecé a escribir artículos políticos desde muy joven y entonces la gente veía que yo escribía esos artículos y le gustaba. Incluso los artículos eran anónimos.   Comencé con la narrativa y la poesía. Escribí un libro de poesía, pero no continué”.

Manuel Matos Moquete manifestó que su pasión es la narrativa. “El ensayo para mí es una ficción del pensamiento”, agregó.

A la pregunta sobre su vocación narrativa el narrador explicó que escribe narración porque se reconoce como humanista. La narrativa le permite expresar una serie de emociones, situaciones y planteamientos que los seres humanos tenemos o debemos tener o podríamos tener. Entonces, los personajes son recursos para eso, los lugares son recursos: “Las técnicas son recursos para la filosofía que uno quiere expresar en narración: por ejemplo, un diálogo es un recurso pero yo tengo un planteamiento detrás de todo eso”.

El coordinador de la actividad explicó que en la narrativa de Matos Moquete hay una dimensión psicológica que la manifiesta cuando quiere dar cuenta de las actitudes y el comportamiento de sus personajes: “Ahí entra la psicología y nuestro narrador ha tenido gran acierto en ese aspecto, porque en su más reciente novela se aprecia esa incursión en la psicología de los personajes. Eso indica, naturalmente, que hay una capacidad del narrador para auscultar el alma de sus criaturas imaginarias”, consignó Rosario Candelier.

Al concluir, el público interesado manifestó sus inquietudes en forma de preguntas y elogios al escritor por su fructífera trayectoria.

Manuel Matos Moquete leyó una muestra de su producción narrativa para ilustrar, con el ejemplo de su palabra, el arte de la narración y su forma de escribir.

El director de la ADL agradeció la presencia del destacado académico y enalteció su valiosa intervención y su aporte al arte del lenguaje.

Santo Domingo, Biblioteca Juan Bosch, 6 de junio de 2017.