Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

SEVILLA AMERICANA

05/11/2019

Hoy les escribo desde Sevilla, ciudad andaluza, española, americanista como pocas. De Sevilla zarparon y a ella arribaron durante siglos todos los caminos de ida y vuelta que nuestra lengua fue dibujando en el Atlántico. Hoy todos los caminos del español, esta lengua tan nuestra y tan de tanta gente, confluyen en las calles de Sevilla, entre la calle Sierpes y los Reales Alcázares, a un paso del Archivo General de Indias, a la sombra alargada y generosa de la Giralda, cerca del Arenal y del río Guadalquivir. Las palabras que cruzaron el mar y se adaptaron a las gentes y a las tierras americanas hasta hacerse suyas; y otras muchas palabras que nacieron en la orilla americana y, a veces, volvieron a esta orilla española, campean a sus anchas en Sevilla.

Esta semana el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española nos reúne a los académicos americanos y españoles alrededor de un idioma común. Las cifras de nuestra lengua son apabullantes y continúan creciendo. Los más de 580 millones de hablantes que tienen al español como lengua materna están representados hoy en Sevilla (¿dónde mejor?) por los académicos de las veintitrés academias de la lengua española repartidas por el mundo con un objetivo compartido: difundir el amor por nuestra lengua común, estudiarla y valorarla como uno de nuestros principales activos culturales y económicos.

Una semana intensa repartida entre el trabajo interno en las comisiones, en las que estamos trabajando en los diccionarios académicos, y un programa de actividades culturales que nos ayudarán a los académicos a proyectar nuestro trabajo cotidiano. Para los que sentimos pasión por las palabras no hay tarea más grata.

 

LUGARES Y NOMBRES EXTRAORDINARIOS

12/11/2019

Cuando en lengua hablamos de falsos amigos nos referimos a dos palabras diferentes de dos idiomas diferentes que se suelen confundirse por su parecido en la escritura o en la pronunciación. Los falsos amigos, frecuentes en la lengua común, aparecen también en los topónimos, esos nombres propios que designan lugares o accidentes geográficos.

Juan Ponce de León, gobernador español de la provincia de Higüey (cerca de la hermosa Boca de Yuma se conserva todavía su casa), fue el primer europeo en llegar a la isla que se llamó en español Cayo Hueso. Este topónimo combina el sustantivo de origen arahuaco cayo con el sustantivo español hueso, referido a que el lugar se usaba, al parecer, como osario. Cayo Hueso es la isla más meridional de los Cayos de la Florida. Su nombre en inglés, Key West, adoptó el indigenismo (key a partir de cayo) y a él le sumo el falso amigo West, por su similitud con el sonido del español hueso.

A veces los falsos amigos funcionan en el sentido inverso. En español se adaptan palabras de otras lenguas tomando como referencia las similitudes con el sonido o la escritura original. Los navegantes holandeses Willem y Jan Schouten, a bordo de los barcos Eendracht y Hoorn, doblaron por primera vez el cabo situado más al sur del planeta, en la zona austral de Chile. Los hermanos, originarios de la ciudad holandesa de Hoorn, lo llamaron Cabo de Hoorn del Hoorn. El topónimo original se convirtió, por mor del parecido aparente entre las palabras, en el temido Cabo de Hornos, uno de los puntos marítimos más peligrosos para la navegación.

Lugares extraordinarios con nombres extraordinarios que nos ayudan a comprender cómo lengua e historia siempre están muy relacionados.

 

PLURALES SINGULARES

19/11/2019

La lengua, como la vida, nos da sorpresas. En gramática estudiamos que el número singular en nombres y en pronombres se refiere a una unidad, mientras que el número plural se refiere a más de una entidad. Sin embargo, la lengua no siempre se corresponde con la realidad. Nosotros designa a más de una persona, entre las que se incluye el que habla; pero hay ocasiones en las que nosotros no es más que una forma particular de decir yo.

En el uso arcaizante que llamamos plural mayestático una sola persona (normalmente un papa o un rey) se designa a sí mismo con las formas gramaticales del plural: el pronombre (nos o nosotros), la flexión verbal o el posesivo (nuestro).

Los hablantes de a pie también tenemos nuestros plurales particulares. Nuestra expresión busca a veces la sutileza. Si expresamos en primera persona una opinión, una apreciación o un juicio y queremos atenuarla, recurrimos al llamado plural de modestia o de humildadNosotros opinamos que el conocimiento y buen uso de la lengua es un derecho. Cuando, como autores, hablamos de nuestra propia obra o nos referimos a nuestro propio texto, la lengua nos ofrece el plural de autor: Los lectores valoran nuestro libro De la eñe a la zeta. Aunque estas construcciones se refieren solo a una persona, a un hablante único, su forma gramatical es plural, por lo que tanto el pronombre como el verbo concuerdan en plural.

La realidad es singular, pero la lengua la expresa en plural. El antiguo plural mayestático, y los muy usados plural de modestia y plural de autor, demuestran que la lengua tiene sus propias reglas y que lengua y realidad no siempre van de la mano.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

Un debate: ¿concejo municipal o consejo municipal?

Esta columna ya ha opinado sobre esto. Nuestra posición es simple: el gobierno de un municipio se denomina “concejo” y es redundante agregarle el adjetivo “municipal” o la expresión “de regidores”. Pero la Fundéu- Guzmán Ariza, institución que vela por el buen uso del idioma español,  ha recomendado  el uso de “Concejo de regidores” frente a “Consejo de regidores”. El escritor Sélvido Candelaria ha refutado  esa recomendación.

Fundéu-Guzmán Ariza  escribió lo siguiente:

«Concejo de regidores», mejor que «consejo de regidores»

Concejo, con c y no con s, es la forma apropiada de referirse a la reunión del órgano colegiado de gobierno de un ayuntamiento.

Algunos medios de comunicación dominicanos suelen emplear la grafía con ese en frases como «Más adelante se involucró en política, ligada al PRSC, y a raíz de la firma del Frente Patriótico alcanzó una curul en el Consejo de Regidores del ADN», «El Consejo de Regidores del ayuntamiento del Distrito Nacional otorgó un reconocimiento al alcalde David Collado» o «El Consejo de Regidores de la Alcaldía de Santo Domingo Este está dirigido por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y aliados».

El sustantivo concejo procede del latín concilium (‘reunión o asamblea’) y, según lo define el Diccionario de la lengua española, equivale a ‘ayuntamiento o corporación municipal’, ‘municipio’ y, también, ‘sesión celebrada por los individuos de un concejo’.

El Diccionario panhispánico de dudas recomienda no confundirlo con consejo (del latín consilium: ‘órgano consultivo y deliberativo’) que designa el ‘órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad’ (consejo económico, consejo asesor) y ‘reunión de los miembros de un consejo’: «La decisión se tomó en el último consejo de administración».

Por otro lado, tanto ayuntamiento como cabildo, alcaldía, municipio, concejo, regidor, alcalde, concejal… son sustantivos comunes que solo se escriben con mayúscula inicial cuando forman parte de la denominación completa de un edificio público o de un organismo en concreto: «Los bloques políticos integrantes del concejo municipal tendrán derecho a participar en los órganos complementarios del ayuntamiento que…», «Las iniciativas de modificación de la estructura organizativa deberán ser presentadas al concejo de regidores para su aprobación», «Ayuntamiento del Distrito Nacional», «Concejo de Regidores del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte».

Candelaria

Candelaria dirigió a Fundéu-Guzmán Ariza la siguiente comunicación:

Recibo con mucho gusto y agradecimiento sus notas sobre el buen uso del idioma. Hasta ahora, he encontrado muy provechosas las observaciones que me han llegado por esta vía. Pero no creo que la contenida en este correo que respondo sea muy adecuada, pues con ella se está incentivando el uso de un pleonasmo, vicio que es altamente criticado cuando se trata de dar limpieza y esplendor a la lengua.

La palabra concejo, por sí sola, se basta para indicar el conjunto de regidores de un ayuntamiento. Por tanto no hay que agregarle más nada para que se entienda su significado.

Por otro lado, en un ayuntamiento, es posible que funcione un consejo. No se comete ninguna falta cuando se dice, por ejemplo, «el consejo de regidores para la seguridad del Distrito Nacional», si en el concejo de esa demarcación geográfica, existe un grupo de sus miembros designados para que estudien y decidan sobre las medidas de seguridad que deban presentarse al pleno para ser aprobadas. En otras palabras, las comisiones designadas en los diferentes ayuntamientos para estudiar, debatir y recomendar sobre casos y temas particulares, con el fin de agilizar los trabajos de esas corporaciones, pueden ser llamados consejos sin ningún desmedro del buen decir o escribir. Con mis respetos por su loable labor,

Sélvido Candelaria

Echaron la Constitución a pelear con la  gramática

En la entrega del pasado  domingo incluimos el mini debate respecto a la palabra “concejo” (gobierno municipal)  a propósito de una recomendación difundida  por la Fundéu- Guzmán Ariza, una institución  que vela por el buen uso del español en los medios de comunicación. La propuesta de Fundéu se resume en: «concejo de regidores», mejor que «consejo de regidores». El escritor Sélvido Candelaria, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, disiente de este consejo  señalando que: “La palabra concejo, por sí sola, se basta para indicar el conjunto de regidores de un ayuntamiento. Por tanto no hay que agregarle más nada para que se entienda su significado”.

Mi apreciación, expresada antes en esta columna,  concuerda con la de Candelaria. Los argumentos son los siguientes:

Con la voz concejo (con c) se nombra al ayuntamiento o corporación municipal. El Diccionario de la lengua española  la define así:

“concejo. Del lat. concilium. 1. m. casa consistorial.2. m. ayuntamiento (‖ corporación municipal). 3. m. municipio. 4. m. Sesión celebrada por los individuos de un concejo.

El Panhispánico de dudas, otro diccionario  editado por  la  Asociación de  Academias de la Lengua Española, especifica que concejo “procede del latín concilium  (reunión o asamblea), y no debe confundirse con consejo (órgano para asesorar o tomar decisiones). Los miembros de un concejo son concejales; los de un consejo, consejeros”.

El vocablo /consejo/ (con s) procede del latín  consilium. Significa: “1. m. Opinión que se expresa para orientar una actuación de una determinada manera. 2. m. Órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad. Consejo económico y social, escolar.3. m. Reunión de los miembros de un consejo. La decisión se tomó en el último consejo de administración”.

Las empresas organizadas son regidas por un consejo de administración, las universidades tienen su consejo académico o consejo universitario (caso de la UASD), el Poder Judicial  cuenta con un órgano superior que es el Consejo del Poder Judicial y la contraparte, el Ministerio Público, es regida por el Consejo Superior del Ministerio Público.

El Poder Ejecutivo, con todo y lo unipersonal que se muestra, somete propuestas y  escucha planteamientos del Consejo de Ministros, instituido por el artículo 137 de la Constitución. Antes se llamó Consejo de Gobierno.

Vista la segunda acepción de la palabra consejo (órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad) resulta fácil  inferir que  el ente colegiado con función  normativa, reglamentaria y de fiscalización integrado por los regidores sea un consejo, que lo es. Los  regidores constituyen el Consejo Municipal.

El Consejo Municipal y la Alcaldía, el órgano el ejecutivo,  son las dos columnas del Concejo (gobierno municipal, con c). Esta última palabra  no requiere ni soporta  el adjetivo  “municipal” ni el sintagma adjetival “de regidores”. Basta con la voz Concejo. De ahí que  se aconseje (de consejo) no emplear expresiones como las siguientes:

1-Concejo de regidores del ayuntamiento de Santiago estará presidido por  Héctor Martínez.                                              2- Escogen bufete directivo Concejo Municipal de…

3-Fulano Tal  es el nuevo presidente del Concejo de Regidores de…

Menos aconsejable es que tal uso se inscriba en un documento oficial como lo es el acta  de sesiones de un ayuntamiento: “El secretario del Concejo Municipal del honorable Ayuntamiento Municipal de Santiago certifica elección del bufete….”

¿Quién ha sido el responsable de introducir  en el léxico edilicio  la locución redundante “concejo de regidores”? Nada menos que la Ley Suprema, hecha por hombres y mujeres pasibles de equivocarse, sobre todo si no piden consejo. El artículo 201 reza de este modo:

“El gobierno del Distrito Nacional y el de los municipios estarán cada uno a cargo del ayuntamiento, constituido por dos órganos complementarios entre sí, el Concejo de Regidores y la Alcaldía. El Concejo de Regidores es un órgano exclusivamente normativo, reglamentario…”.

Ahí está el maco. El Concejo es el gobierno municipal. En el Concejo caben el Consejo de Regidores y la Alcaldía.

Variaciones semánticas  del verbo arreglar

El pasado martes (15-10-19) El Nacional publicó en su portada la foto de un vendedor  de frutas  captado en el momento que componía la mercancía en su escaparate callejero. Arreglando la venta, fue titulado el pie informativo.  “José Marcial Reyes  arregla sobre su triciclo las fruta para hacerlas más atractivas…”.

Este uso del verbo /arreglar/ está conforme al significado que le atribuye el Diccionario de la lengua española. Les transcribo tres de sus cinco  acepciones: 1. tr. Reducir o sujetar a regla, ajustar, conformar. U. t. c. prnl. 2. tr. Componer, ordenar, concertar. 3. tr. Acicalar, engalanar. U. t. c. prnl.

Fíjese en la segunda definición, eso es lo que hacía el frutero: componer, ordenar, concertar.

En el habla dominicana, el uso más generalizado de arreglar lo hace sinónimo de reparar, que no hay dudas  consiste en  corregir fallas en objetos, aparatos o máquinas. El arreglar incluye, además, situaciones, documentos, amores, alimentos,  indumentarias.

Mire estos ejemplos:

  • Mi reloj se está atrasando, tengo que llevarlo a arreglar
  • La estufa tiene un escape de gas, pero me quieren cobrar tres mil por arreglarla.
  • Se me dañó la nevera y no sé cuándo podré arreglarla.
  • El carro me presentó problemas pero ya fue arreglado.
  • El sastre me hizo mal el traje, y ahora dice que eso no tiene arreglo.
  • A esa televisión se le mete un ruido y no hay forma de arreglarla.
  • Estos zapatos están enteros, solo hay que llevarlos a arreglar.
  • Con el sueldo trece pienso hacerle un arreglito a la casa.
  • El celular se quedó sin servicio, pero la compañía ya me lo arregló.
  • Arréglate la corbata que la tienes hacia un lado.
  • Ya casi voy, solo tengo que arreglarme el pelo.
  • Lo que pasa es que el documento tiene un error, el abogado dijo que lo está arreglando.
  • Hablé con la persona y me dijo que lo tuyo está prácticamente arreglado.
  • Eso hay que arreglarlo antes de 2020…bueno.
  • Ellos se habían separado, pero ya se arreglaron.

Arreglar tiene algunas connotaciones de carácter sexual, por ejemplo dar  atención sexual, sobre todo un hombre a una mujer, es arreglarla: Salimos hace unos días y la arreglé.

Pegarle a alguien, en una riña: Se puso conmigo y lo arreglé.  Por igual, padres y madres, cuando todavía el castigo es amenaza: No te apures, yo te arreglo.

También se  arreglan las cuentas: se arregla la cuenta en el colmado, la farmacia, el casero o cualquiera  que le haya ofrecido crédito a alguien. Pero el momento crucial de arreglar la cuenta ocurre en bares y restaurantes cuando algunos vividores escapan o se declaran insolventes al momento de llegar la nota final de consumo. El más responsable no puede ir sin arreglar la cuenta.

Para el Diccionario académico,  arreglar no es sinónimo de reparar, sino de  componer, ordenar, concertar. Veamos estos tres vocablos, de acuerdo al DLE.

Componer. Tiene  17 acepciones. Sólo la quinta guarda semejanza con reparar: 5. tr. Ordenar, concertar o reparar lo desordenado, descompuesto o roto.

Ordenar. Tiene cinco acepciones de las cuales copio la tres primeras:  1. tr. Colocar algo o a alguien de acuerdo con un plan o de modo conveniente. Ordena los recibos por fecha. 2. tr. Encaminar y dirigir algo a un fin. Ordenó su actuación a mejorar las condiciones de trabajo. 3. tr. Mandar, imponer, dar orden de algo. Le ordena seguir adelante.

Concertar.  De diez acepciones, solo la primera menciona el verbo arreglar, es decir que la concertación incluye arreglo: 1. tr. Componer, ordenar o arreglar las partes de una cosa, o varias cosas.

Para justificación del habla dominicana, el vocablo reparar es definido así: 1. tr. Arreglar algo que está roto o estropeado.

La  “penca” broma en torno al “penco” candidato

Tan importante es el significado con el que un vocablo haya sido incorporado al Diccionario como el que le otorgue una determinada comunidad de hablantes.  De hecho, las palabras se recogen  en el catálogo lexicográfico de una lengua por  la frecuencia en el uso  que se haga de ella.

De ahí que las palabras  puedan tener más de un significado (polisemia) o que  una palabra  se pronuncia y escribe  como otra, pero tiene diferentes origen  y  un valor semántico muy distante (homonimia) como ocurre con  vino (forma del verbo venir) y vino (bebida obtenida del zumo de la uva).

El fenómeno de la  polisemia (de «poli-«, muchos, y el griego «sema», significado), ha sido tratado otras veces en esta columna, hoy solo nos enfocaremos en resaltar el contexto  en el que se emplee un término que presenta varias acepciones.

En la mayoría de las palabras polisémicas debe predominar el contexto lingüístico. Ejemplos: 1) Compró una caja de galletas; le dieron una galleta que reguiló como un trompo. 2) Tomó la foto con una cámara moderna; se retiró a su cámara privada.

La situación  en la que se pronuncia un vocablo  puede conducir a una variación  o intensificación del significado. No será  lo mismo el “¿Por qué no te callas?”,  dicho por el rey de España a Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, que el “cállate, cállate, cállate” que cantaba –y canta- Rocío Jurado. ¿Qué hombre no quisiera ser mandado a callar de este modo: Si amanece y ves/ que estoy dormida/ cállate, cállate, cállate/ déjame soñar con tus caricias / y cállate, cállate, cállate.

La  sintonía con la  intención de quien habla es  indispensable para captar el sentido de lo dicho. Incluso la  expresión altisonante “Cállate, coño”, varía el sentido de acuerdo al contexto situacional.

Un penco de…

Gran alboroto mediático le han armado al presidente Danilo Medina por referirse al señor  Gonzalo Castillo como “un penco de candidato presidencial”. Esta palabra aparece en el Diccionario de la lengua española, publicación de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española con diez acepciones, ninguna de las cuales  coincide con la intención del hablante Medina.

A continuación  reproduzco algunas: 1. m. Caballo flaco o matalón. 2. m. Persona rústica o tosca.3. m. Persona inútil.4. m. Can. Prostituta. 5. m. And., Bol., Cuba, Ec. y R. Dom. Penca de ciertas plantas.6. m. And., Can., Cuba, Hond. y Méx. Persona despreciable.

Es evidente que la intención del mandatario no era comparar a su candidato con un caballo flaco, lleno de mataduras ni  tampoco  quiso decirle “persona rústica o tosca”.

Medina  habló el pasado lunes (21 de octubre 2019)  en un acto político del PLD y en  su ponderación  del señor Castillo dijo: “Como diría el compañero Lidio Cadet, Gonzalo es un penco de candidato”.

“Penco de… “es una locución propia del habla dominicana empleada para destacar el tamaño de una cosa. El Diccionario del español dominicano, obra de la Academia Dominicana de la Lengua,  ha incorporado el vocablo con el siguiente significado:

“Penco m. pedazo de gran tamaño. Rur.pop. col. –un penco de: loc. adj. Referido a  persona, de gran tamaño. Pop. col. Es un penco de muchacho que solo tiene doce años”.

Las abreviaturas constituyen un código. Veamos: loc. (locución), adj: adjetiva.  rur “uso propio y exclusivo del ámbito rural”.  Pop: “Nivel sociocultural bajo”. Col.:”Uso reservado a un contexto comunicativo espontáneo”.

Cuando se habla o se oye, se lee o se escribe, conviene tomar en cuenta  el contexto en el que se hace. Esto, en favor de la comprensión.

 

Temas idiomáticos

MÚSICA

01 / 10 / 2019,

La pianista Catana Pérez

Hoy la lengua y la ortografía me van a servir como excusa para rendir un homenaje humilde a Catana Pérez, musicóloga, pianista, ensayista y divulgadora, fallecida hace unas semanas. Catana Pérez era música; y lo era en varias de las acepciones que este hermoso sustantivo de origen griego tiene en nuestra lengua.

En la Edad Media las primeras letras del alfabeto latino servían para nombrar las notas musicales. El monje benedictino Guido de Arezzo cambió sus nombres para siempre a comienzos del siglo XI. Se sirvió de un himno dedicado a san Juan Bautista cada uno de cuyos versos empezaba con una nota musical superior a la del verso anterior. El monje utilizó la primera sílaba de cada verso en latín para denominar las notas musicales: Ut queant laxis/Resonare fibris/Mira gestorum/Famuli tuorum/Solve polluti/Labii reatum,/Sancte Ioani. Más tarde cambiamos el nombre de la primera nota en la escala musical por el italiano do.

Las notas musicales son extraordinarias; sin embargo, los nombres que las designan (do, re, mi, fa, sol, la, si) son sustantivos comunes y, como tales, deben escribirse con minúscula inicial; son además sustantivos monosílabos y, por lo tanto, deben escribirse sin tilde.

Catana era música, esa mujer que conoce el arte de la música o lo ejerce. Hacía ambas cosas de tal forma que compartir con ella su pasión nos acercaba a la música, a la que el Diccionario de la lengua española dedica una de sus más bellas definiciones: ‘arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente’.

En efecto, en esa obra la autora refleja no solo su dominio teórico de las áreas de las ciencias del lenguaje. Entre otras: lingüística, filología, gramática, ortografía, literatura clásica y moderna. Ella muestra, por encima de todo, que es una usuaria cabal de la lengua española, requisito indispensable para todo aquel que se precie de educador o escritor.

De la eñe a la zeta es una obra muy bien concebida, elaborada en base a los artículos publicados en Diario Libre en la columna semanal Eñe, durante unos ocho años. En su lectura impacta favorablemente el contraste entre el habla culta, académica y conceptual de los argumentos que sostienen los temas y el estilo llano y coloquial de las ejemplificaciones, seleccionadas y situadas con gracia y simpatía, a veces con extremada sencillez, en contextos concretos facilitadores de aprendizajes.

Así, el artículo “Con el pío de los pollitos” sobre la onomatopeya permite acercarse a las dos imágenes que el libro refleja de la autora a lo largo de sus 446 páginas: la especialista y la comunicadora.

Aquí habla la académica:

Las onomatopeyas son palabras que imitan un sonido que, curiosamente, es representado de distintas formas en diferentes idiomas. Incluso estas palabras especialmente sonoras tienen su ortografía en nuestra lengua.

Aquí, la comunicadora:

Los cuentos infantiles están plagados de ellas. Son la especialidad de los que leen cuentos a sus niños ¡quién sabe cuántos guau, miau y quiquiriquí pueblan nuestros anocheceres! Si el sonido es continuado, nos servimos de repetición de las palabras (pío, pío, cua, cua), y, en ese caso, las separamos con comas, o del alargamiento de las vocales: beeee, muuu.

Los objetos que nos rodean emiten sus propios sonidos, aunque este cambie con los tiempos. Los teléfonos hacen cada día menos ring y los relojes menos tic tac, aunque desafortunadamente los disparos siguen haciendo bang y las bombas bum.

Los seres humanos no nos quedamos en silencio: lloramos (bua), estornudamos (achís), y hablamos sin parar (bla, bla, bla). Cuando nos reímos lo hacemos con gran variedad de matices, que dejo a su interpretación: ja, ja; je, je; ji, ji; jo, jo.

Ese texto es solo un ejemplo del valor de esta obra en una página, que se extiende a los cientos de artículos, puesto que cada página es un artículo. Veamos al azar otros títulos tan atractivos y sencillos como el ya indicado: “Otra pareja dispareja”, “Como cada febrero”, “Resuena el acordeón”, “Vaya trío”, “Préstamos chivatos”.

Y, claro, los textos no aluden a asuntos comunes como aparentan esos títulos. Consistentemente, en la obra se exponen temas gramaticales y ortográficos, principalmente, desarrollados con propósito de divulgación y sustentados en una formación e información actualizada, producto de la lectura y la investigación continuas.

Son temas del español general y del español dominicano relacionados con la literatura, la cultura y la idiosincrasia del pueblo dominicano; y siempre acordes con las normas y recomendaciones de las obras que orientan el mejor uso de la lengua: la nueva Gramática de la Lengua española, la nueva Ortografía, el Diccionario de americanismo y de la autoría de Rincón González, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua, el Diccionario del español dominicano.

De la eñe a la zeta es una obra original, escrita con estilo propio y creatividad. Cuando la leemos, muchas veces tenemos la impresión de que estamos ante un texto literario. Los temas tradicionalmente considerados áridos y difíciles se encuentran suavizados por la elegancia y amenidad del lenguaje; y entonces, más bien se nos parecen consejos amigables y fáciles sobre cosas cotidianas; historietas llenas de coloridos con anécdotas, personajes y ambientes familiares; recuentos de hechos y situaciones usuales de nuestra vida diaria; en fin, imágenes y evocaciones de un mundo, el mundo del lenguaje, descrito con sus zócalos y cornisas, que son los temas gramaticales tratados en la obra.

Esas impresiones se deben a un hecho: Rincón González se da completa en su obra, con sus saberes, sus ideas, sus emociones y sensaciones. A través del entendimiento, expresa su visión de la lengua: ella forma parte de nosotros mismos, de nuestra vida y nuestra cultura y hay que amarla y cuidarla, al igual que hacemos con los bienes más caros que poseemos.

Esa visión se expresa también con la mirada de la autora. Ella ve, observa, fija la atención en las cosas interesantes que nos aporta la lengua. También escucha y nos permite escuchar las voces de los grandes maestros de nuestra lengua y nuestra literatura, como Cervantes.

Ella expresa sus gustos y preferencias sobre los usos de la lengua. Sus sentires tanto como sus conceptos guían los textos de la obra ¡Ah!, pero también la ironía, el humor y el gozo.

Observando todo eso en esta obra fue, quizá, que Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, en el acto de puesta en circulación llegó a expresar que Rincón González era una poeta de la lengua. Y tenía razón. Descubrió en esas páginas amor, creatividad e invención.

Por mi parte, a la acertada apreciación de Rosario Candelier agrego otra, remedando la expresión citada al inicio de estas líneas de Yaqui Núñez del Risco: María José Rincón González en De la eñe a la zeta nos trae filología con galanura, por el rigor y la gracia con tratar los temas académicos y especializados, haciéndolos interesantes y gozosos al público general.

REDUNDANCIA EXPRESIVA

08 / 10 / 2019

Los mensajes publicados por el «Español al día» de la Real Academia Española suelen traer cola. Condensar en un tuit una explicación no es sencillo, pero @RAE informa lo consigue. Otra cosa es cómo los usuarios entienden el mensaje o lo valoran. Somos libres de estar de acuerdo con o de disentir de las recomendaciones de la RAE, pero siempre es más saludable opinar después de interpretar correctamente el mensaje.

¿Por qué se oyen las expresiones sacar afuera, meter adentro subir arriba? Si las analizamos, estas expresiones son redundantes; el adverbio repite una información que ya está contenida en el verbo. @RAE informa responde: «La redundancia expresiva es un fenómeno normal en la lengua. Subir arriba, bajar abajo, etc., son expresiones redundantes pero expresivas, y a menudo útiles, en la lengua hablada. No cabe censurarlas». Un tropel de tuiteros se rasga las vestiduras; ¡ya está la RAE admitiéndolo todo otra vez!

Hagamos una lectura comprensiva del mensaje (¿no es esto redundante?), que nunca está de más. La redundancia expresiva consiste en repetir cierta información para lograr que el mensaje llegue a quien lo recibe. Como el mensaje de la RAE indica, puede ser útil en algunos momentos (no en todos, ¡cuidado!). Permítanme la broma: todas las madres usamos la redundancia expresiva con mucha frecuencia.

Sigamos leyendo; esta redundancia es útil a menudo «en la lengua hablada». Y es que, cuando hablamos, las palabras se las lleva el viento y debemos asegurarnos de que nuestro mensaje llegue, y llegue completo: repetimos, insistimos, pedimos confirmación. Por supuesto, debemos evitar este tipo de redundancia en la lengua escrita, y dejársela a los poetas, a los escritores, aquellos que saben usar los recursos que la lengua pone a nuestra disposición para crear arte.

 

 

¡BÁÁÁJALE!

15 / 10 / 2019

El reguetonero colombiano J Balvin felicitó con el mensaje « ¡Bááájale, Rosalía!» a la cantante española por lograr dos premios MTV con su canción «Con altura». Las dos palabras de este mensaje, causante de una polémica ortográfica en las redes sociales, le bastaron para felicitar a una colega; dos palabras nos bastan para cometer errores ortográficos, pero también dos palabras nos bastan para demostrar que J Balvin no cometió ninguna de las faltas ortográficas que le achacan sus seguidores, y odiadores, en las redes. Los signos de admiración, el de apertura y el de cierre, en el sitio correcto; la coma que debe separar el vocativo «Rosalía» del resto de la frase también. Con un pequeño esfuerzo, muy pequeño, y con algo de conciencia sobre el buen uso del español escrito, podemos evitar estos errores. J Balvin lo hizo.

¿Será entonces la tilde repetida sobre la vocal a? La ortografía académica explica que en nuestra lengua la mayoría de las palabras solo tienen un acento léxico, es decir, una única sílaba tónica. Las palabras que marcan ese acento con un acento gráfico solo pueden llevar, en consecuencia, una tilde. ¿Cómo es posible entonces que el mensaje de J Balvin esté correctamente escrito? También nos lo aclara la ortografía académica. Si repetimos varias veces una vocal con tilde para imitar nuestra expresividad al pronunciar esa misma vocal en el habla, la tilde debe repetirse también.

El servicio de consultas de la RAE así lo explicó a quienes reprochaban al reguetonero su ortografía. Las tildes estaban en su sitio. Escribir bien o mal no depende de las redes o del reguetón. Depende de la formación y del respeto por nuestra lengua: ¡Báááájale, J Balvin!

GRADOS DE TEMPERATURA

22 / 10 / 2019

Ahora que el calor nos da un respiro, no nos sentará mal hablar de temperatura. El Diccionario de la lengua española la define como la ‘magnitud física que expresa el grado de calor de los cuerpos o del ambiente’. Convencionalmente medimos la temperatura en grados. Dependiendo de la escala que utilizamos para esta medición, varía la denominación con la que nos referimos al grado. Si queremos hablar de temperatura, y por estos lares suele ser tema de muchas conversaciones, siempre viene bien repasar estas denominaciones y la forma correcta de escribirlas.

La escala Celsius debe su nombre al apellido de Anders Celsius, quien la definió en el siglo XVIII en relación con la temperatura de congelación (0 ºC) y ebullición del agua (100 ºC). Si medimos los grados en la escala Celsius, hablaremos de grados Celsius (cuyo símbolo es ºC). El nombre propio que forma parte de la denominación de esta unidad de temperatura debe mantener su mayúscula inicial.

Por su parte, la escala Fahrenheit fue establecida por Daniel G. Fahrenheit también a partir de la temperatura de congelación (32 ºF) y ebullición del agua (212 ºF). Si la usamos para medir, hablaremos de grados Fahrenheit, siguiendo la misma regla ortográfica. Debemos prestar atención a que el espacio debe situarse entre la cifra y el símbolo y no entre los caracteres que forman el símbolo de estas unidades de medida.

Aunque la escala Fahrenheit está siendo desplazada por la Celsius y su uso es más habitual en los países anglosajones, a los lectores siempre nos evocará aquella novela de Ray Bradbury, que desgraciadamente no pierde actualidad: Fahrenheit 451. La temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde.

UN PENCO DE PALABRA

29 / 10 / 2019

Hay que reconocer que la expresión lingüística de nuestros políticos no da para mucho, aunque de vez en cuando, entre el ruido mediático, llama la atención la elección de una determinada palabra. Las palabras son las piezas más juguetonas del lenguaje. Significan una cosa en este contexto y otra en aquel; significan una cosa en una zona y otra en la zona vecina. Significan una cosa si se construyen así y otra cosa si se construyen de forma diferente. Su sentido puede depender del tono en el que se pronuncien, de quién las pronuncia o de quién las escucha. Y por supuesto, su sentido depende de quién las interprete y de cómo lo haga.

La semana pasada, de una intensidad política inusitada, incluso para nuestro país, tuvo a la palabra penco como protagonista. En una lengua tan antigua como la nuestra es una palabra de uso relativamente reciente. Las primeras apariciones las encontramos en la novela del XIX y entra por primera vez en el Diccionario de la lengua de la RAE en 1884 como sinónimo de jamelgo, ambos términos coloquiales para designar un caballo flaco y desgarbado. El matiz despectivo sirve de base para la creación de una metáfora popular que hace que su significado se desplace para referirse, también coloquialmente, a una persona considerada tosca o inútil. Pero la lengua usa también el mecanismo inverso; aprovecha un término despreciativo para significar exactamente lo contrario. Algo parecido a cuando decimos que alguien es un monstruo o un verdugo para ensalzar sus cualidades. En el español dominicano coloquial la locución sustantiva un penco de tiene un claro valor apreciativo.

No hay duda de que, para interpretar correctamente los mensajes, saludable cuando de política se trata, debemos prestar mucha atención a las palabras.

Largometraje, supermercado/súper, supremacismo, desastroso/*desastrozo

Por Roberto E. Guzmán

LARGOMETRAJE

El largometraje reconocido internacionalmente es el de las películas que duran más de sesenta minutos. Eso es muy cierto, pero en República Dominicana conocen de otro largometraje que es propio del habla de ese país. Esta sección se dedicará a rescatarla del olvido.

El deporte favorito de los dominicanos es el beisbol. Es también ese deporte el pasatiempo predilecto de los jóvenes. Cualquier lugar es apropiado parta tirar, batear y “aparar” una pelota entre los jóvenes dominicanos. En fin, el beisbol es una actividad muy popular.

Cuando un bateador consigue hacer contacto con la pelota con la ayuda del bate y esta emprende un viaje por el aire que la lleva muy lejos, en la jerga de la “pelota” se dice que ha disparado un largometraje.

No puede negarse que la distancia es subjetiva en cuanto a la cantidad de metros que constituye un largometraje, pero casi siempre se llaman con ese nombre a los batazos que salen del parque de juego por el jardín central.

El alcance del “largometraje” no se limita al beisbol. En algunas conversaciones se ha oído llamar de largometraje alguna actividad que dura largo tiempo. Por puro prurito no se escribirá aquí lo que algunos hombres llaman de largometraje, que es cuando una pareja mantiene relaciones sexuales por largo tiempo en un solo encuentro. Oh, se escribió.

La jerga sexista siempre hace del hombre el héroe de la hazaña y con la misma intención hablan o se vanaglorian de “pichar un juego de nueve inings” o “pichar un juego completo”; y para colmo, de que “se fue a extra inings”.

 

SUPERMERCADO – SÚPER

“. . . para atacar cualquier SÚPER MERCADO o usurpar su puesto. . .”

Cada vez que el uso introduce un elemento nuevo en la lengua, cuando las academias se ven en la necesidad de aceptar y admitir ese cambio, eso trae muchas hesitaciones en la mente de los usuarios de la lengua.

La frase que se reprodujo más arriba a manera de ejemplo del uso es una muestra de lo que se esbozó en el párrafo anterior. Más abajo se verá en cuáles casos es legítimo usar ese súper con la tilde.

Este súper con su tilde comenzó su andadura en el seno del Diccionario de la lengua española en la edición correspondiente al año 2001. En ese año se le concedió carta de ciudadanía para que se le reconociera, independientemente de su función como elemento compositivo super-, para individualizar las gasolinas de octanaje superior. También entró en tanto acortamiento en el registro coloquial para supermercado.

En la vigesimotercera edición del mencionado diccionario se amplió la cobertura de súper en el registro coloquial para que se admitiera en tanto “superior, extraordinario”, con las funciones de adverbio también.

Después de revisar lo que le diccionario mayor de la lengua trae para súper, hay que introducir una salvedad. Si se trataba en el texto de un mercado súper, es decir, extraordinario, superior, entonces lo más acertado hubiese sido colocar este súper después del sustantivo mercado, para que terminara, “para atacar cualquier mercado súper o usurpar su puesto”. Con esta construcción se evitaría cualquier tipo de interpretación y el propósito de la comunicación de la idea hubiese sido más certero.

Si se trataba de un supermercado (hipermercado), bastaba con escribir súper. No es posible escribir los dos sustantivos, pues uno de ellos sale sobrando.

 

SUPREMACISMO

“. . .al ser preguntado si le inquieta que sus comentarios pueda (sic) dar alas al SUPREMACISMO…”

En español no se ha creado todavía un término para expresar lo que en inglés se dice con la voz supremacist, que sería algo así como supremacista. Quizás en parte esto se deba a que no existe en español la necesidad de manifestar el sentimiento a que se refiere el inglés con la voz ya mentada.

Es posible también que las personas que simpatizan con ese sentimiento no se atrevan a manifestarlo y, sin embargo, no lo hagan a través de palabras, sino de acciones.

En español existe una palabra de esa familia, supremacía, que es el grado supremo en cualquier línea. Esta palabra lleva en su seno la idea de superioridad y primacía.

En inglés la voz que se escribió más arriba en cursivas entró en el uso en el año 1949 y se emplea para referirse a una persona que es partidario o defensor de un grupo de supremacía. El concepto de supremacía en inglés es semejante al que ya se expuso para la lengua española.

No es ocioso que se recuerde que en español se utiliza la terminación -ismo para formar sustantivos que en el caso de la voz del título habría de tomarse como doctrina, actitud o movimiento. El que se elija una de estas tres palabras -doctrina, actitud, movimiento- obedecería al grado a que se lleve la conducta de las personas que profesen estas ideas.

En la actualidad en los Estados Unidos se nota en incremento la tendencia de algunos grupos que promueven las ideas de los blancos supremacistas en cuanto a su superioridad como consecuencia del color de la piel, por su origen o religión. Si la necesidad se hace sentir en español, el uso impondrá un término para definir la actitud mencionada.

 

DESASTROSO – *DESASTROZO

“. . .una lucha política interna que desencadenó consecuencias *DESASTROZAS y funestas. . .”

No hay lugar a sorpresas al notar la intromisión de la letra zeta si se recuerda que el adjetivo desastroso tiene relación con el sustantivo masculino desastre y recordar que en el español de muchísimos países no se pronuncia la diferencia en sonido entre la zeta /z/, la ese /s/ y la ce/c/.  Para muchos hispanohablantes la palabra desastre tiene un origen inesperado.

En lengua francesa G. Gougenheim asegura que desastre lleva dentro la palabra astre (=astro) y proviene del italiano disastro. Ha de tenerse en cuenta que la palabra astro desde muchos años antes había tomado el sentido de fortuna favorable. Para la catástrofe irremediable se creó disastro. Les mots francais (1966-I-40).

En español le atribuyen el origen de la palabra desastre a la lengua provenzal con el prefijo negativo des- antecediendo a astre, estrella. La posición de los astros durante largo tiempo se consideró con influencia sobre la suerte o destino de las personas y los acontecimientos. Todavía en pleno siglo XXI hay personas que leen las columnas de astrología de los periódicos.

El adjetivo desastroso entró en el diccionario oficial de la lengua en la edición de 1884.Conforme con lo que escriben Corominas y Pascual, probablemente imitado del francés desastreux. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-385).

Por lo que se ha relatado hasta ahora la letra zeta en desastroso “no aparece ni en los centros espiritistas”. Quien incurre en el error de incluir esa letra zeta lo hace muy probablemente porque ignora que la palabra de su origen, desastre, tiene dos letras eses /s/.

La terminación que se conoce en español es -oso, -osa. El sufijo antes mencionado en género masculino o femenino forma adjetivos derivados de sustantivos, verbos o adjetivos que denotan abundancia de lo significado por la base; significado activo o, atenuar o intensificar el significado del primitivo. Estos adjetivos derivados deberán sus significados al orden en que se presentaron más arriba.

Machear, integral/integrar, enclave

Por Roberto E. Guzmán

MACHEAR

“. . . a través de un MACHEO hecho por nosotros. . .”

Ese verbo que aparece en el título es una creación de los hispanohablantes que tienen influencia del inglés. La terminación de este verbo es la más común en Hispanoamérica para las creaciones   de este tipo -(e)ar.

Aunque parezca esa terminación engañosa, puede reconocerse que el origen del vocablo es espurio. Esto equivale a decir que es un cuerpo extraño trasplantado al español. En pocas palabras, viene del inglés to match.

Es un verbo que pertenece al habla de los jóvenes dominicanos y de algunos profesionales. Estas aseveraciones se explicarán enseguida.

Machear en el habla de algunos técnicos es “acoplar, encajar”.  Es usual oír que algunos plomeros, digan que esa pieza a la que se refieren “machea” bien con la que hay instalada o, con la que se dejó de la instalación anterior. Los mecánicos de vehículos automotores también usan el verbo para las partes que se “ajustan, compaginan” en tamaño o función con las demás.

En otras profesiones técnicas utilizan el verbo para lo que corresponde correctamente con otra cosa por su forma y cabe o, puede integrarse a ese sistema ya existente o en operación.

Los hablantes jóvenes de español dominicano emplean el verbo para referirse a la compatibilidad de colores, y combinación de ropas por sus estilos.

En el español de los Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico se utiliza el verbo machear para expresar ideas iguales o parecidas a las del hablante de español dominicano.

El Diccionario del español dominicano (2013:426) recoge el verbo en sus páginas y reconoce que es un verbo transitivo que sirve para expresar “emparejar, parear”: esto es, poner dos personas o cosas para que formen una pareja.

 

INTEGRAL – INTEGRAR

“En cuanto al desarrollo INTEGRAR de los adolescentes. . .”

No hay secreto sobre lo que se abundará en esta sección. Se explicará más adelante en detalle la diferencia que existe entre las dos palabras del título. Mediante el ejemplo copiado más arriba se demuestra que no es tan fácil, parece, saber la diferencia entre las dos palabras, aun cuando para muchos hablantes de español esta sea grande.

Para los fines de este estudio se destacarán solo las partes que interesan con respecto de las dos palabras del título.

Integral transmite la idea de que contiene todos los elementos o aspectos de la cosa de que se trata. Dicho de otro modo, es global o total. En este mismo orden de ideas es que el adjetivo íntegro se utiliza para significar que eso a lo que se aplica no le falta nada o no se le ha quitado parte alguna.

En cuanto a integrar, es hacer un todo o conjunto con partes diversas; es incorporar una cosa a otra más amplia, es componer, constituir; estas cortas acepciones se alinean con lo expuesto más arriba de solo resaltar lo importante para el punto que se trata aquí.

En la frase de la cita debió aparecer integral para referirse al desarrollo completo, es decir, de todas las cualidades deseables.

 

ENCLAVE

“. . . con el propósito de devolverle a Nuestra Primada de América (…) podría ser un ENCLAVE y piedra angular. . .”

La voz enclave es de entrada reciente en el español oficial de la lengua; esto es, su entrada en el sanctasanctórum de las academias de la lengua se realizó en la edición decimonovena del año 1970.

Tiene su origen en lengua francesa desde el siglo XIV en tanto “territorio establecido en otro”. Desde el siglo XIX (en esa lengua) se utiliza para un territorio que obedece a leyes morales o sociales diferentes de aquellas de su derredor.

Desde el francés la voz viajó a otras lenguas como el italiano, en la que se considera un “territorio que pertenece a un Estado, rodeado por todas partes del territorio de otro Estado”. Dizionario delle parole straniere (1999:85). Traducción RG.

La acepción que recoge el lexicón mayor de la lengua española ha sido la misma desde que entró en ese diccionario. No obstante, el uso ha ampliado la acepción, la ha ensanchado, liberalizado.

En la actualidad la palabra consta en el Diccionario de la lengua española con dos acepciones. La segunda fue introducida en la edición de ese diccionario en el año 1984. Esta sufrió modificación para hacerla más sencilla.

En la actualidad las dos acepciones son cortas, “Territorio incluido en otro con diferentes características políticas, administrativas, geográficas, etc.” “Grupo étnico, político o ideológico inserto en otro y de características diferentes”.

La expansión a que se aludió antes se encuentra es los diccionarios de uso. En el Diccionario del español actual (1999-I-1794), “Situación [de un lugar o una cosa dentro de otros]. El ejemplo que trae ese diccionario es del comercio que logra un enclave dentro de una ciudad.

El Diccionario de uso del español ha añadido el concepto de enclave a otras áreas. Entre ellas la geología, la medicina y, hasta la lingüística, donde se considera enclave una, “Penetración de una lengua en el territorio de otra”. (2007-I-1152).

El enclave más conocido en el tiempo presente es el que menciona el Diccionario integral del español de Argentina (2008:674), “Lugar o área en la que algo se sitúa: un lujoso enclave veraniego. . .” Esta acepción se parece mucho al concepto que se tiene acerca de lo que la corporación de la lengua española considera un resort, es decir, un “complejo hotelero”.

En francés la frecuencia de uso ha llevado a conceder la primera posición en el Petit Robert a la acepción jurídica de la propiedad rodeada por otra u otras a la que se accede mediante una servidumbre de paso porque no tiene salida a la vía pública. Le Nouveau Petit Robert (2007:862). (Adaptación del francés, RG).

Por medio de la lectura de lo expuesto más arriba puede constatarse que la noción acerca de lo que debe entenderse por enclave ha evolucionado y es probable que continúe en esa trayectoria; sobre todo por influencia de las liberalidades del inglés con respecto al empleo de la voz en los tiempos modernos en promociones inmobiliarias.

 

Lengua, barriga/bodega, estrato/extracto, adolescente/adolecient/*adolecente

Por Roberto E. Guzmán

 

LENGUA

Son muchas las lenguas que “cuentan” (que son importantes) en el español de los dominicanos. La lengua larga es la que se refiere a la persona chismosa. Un lengua de mime es un arma blanca cuyo nombre es engañoso, pues a pesar de que el mime es un insecto diminuto, esta arma es larga puntiaguda y filosa. De todos modos, el propósito de esta sección es traer a estos comentarios una lengua que ha pasado inadvertida de los lexicógrafos dominicanos, es la lengua del zapato.

La lengua del zapato es lo que en una sola palabra otros hablantes de español laman de lengüeta. Como puede adivinarse ya, es la tira en el calzado que se coloca debajo de los cordones o sistema de cierre. Esta lengua sirve el propósito de asegurar mejor el calzado mediante el cierre y hacer más cómodo el cierre al evitar que los cordones o, lo que haga sus funciones, lastimen el pie.

Como puede deducirse de su terminación, la palabra lengüeta es un diminutivo o un despectivo de lengua. Por lo general es más pequeña que la lengua, pero también puede considerársela un despectivo porque no posee las propiedades de una lengua ni desempeña las esenciales funciones de ese elemento del habla.

Es muy probable que el nombre en el español internacional se deba a la semejanza entre el órgano del habla y la parte del zapato. La semejanza a que se alude aquí es que está fija en un extremo y puede moverse en varias direcciones.

En los muchos años de vida y habla el autor de estos comentarios no recuerda haber llamado lengüeta a esta lengua del zapato calzado. Esto muy posiblemente es la consecuencia de la estrechez del vocabulario y la economía del esfuerzo de memoria.

 

BARRIGA – BODEGA

“. . .anunció que se aprovecharán los espacios vacíos de la BARRIGA . . . debido a que los turistas viajan con poco equipaje . . .”

La palabra que figura en el primer lugar del título, barriga, en el contexto de la cita parece completamente fuera de lugar. La otra palabra que consta en el título tampoco parece que tenga cabida en la frase. En el desarrollo de esta sección se demostrará que ambas pueden utilizarse; eso depende del país en que se usen para transmitir el mensaje.

Hay que recordar que en un apartado anterior a este se trató como dominicanismo el uso del vocablo barriga de la forma en que lo utilizan en la cita. Después de las explicaciones que siguen todo quedará claro con los usos y significados de los dos vocablos.

El vocablo barriga empleado en compañía del vocablo avión se refiere al compartimiento en donde se coloca el equipaje y la carga que se transportan. Esto es válido solamente en República Dominicana y en el ambiente de las líneas aéreas, las agencias de viaje y los aeropuertos. Se presume que se usa esta palabra porque el hablante se hace la idea de que una aeronave posada o en posición de vuelo se asemeja a una persona acostada bocabajo, por tanto, la barriga es el vientre del avión. Esta acepción aún no ha encontrado su entrada en los lexicones de español dominicano.

Con respecto a la palabra bodega, esta es la que se utiliza en el español peninsular para la, “Parte destinada a la carga o al equipaje”, en un barco o en un avión. Diccionario del español actual (1999-I-686). Hay que mencionar que con este significado no figura en el diccionario de las corporaciones de la lengua.

Hay mucha tela por donde cortar con respecto de la palabra bodega. En República Dominicana es, “Tienda donde se venden al por menor alimentos y bebidas alcohólicas”. En los ingenios azucareros es, “Tienda general”. Diccionario del español dominicano (2013:94). La bodega española más conocida es la que tiene relación con la elaboración y almacenamiento de vino.

 

ESTRATO – EXTRACTO

“. . .donde frente al delito que se comete en los EXTRACTOS altos de la sociedad. . .”

No puede negarse que existe algún tipo de semejanza entre las dos palabras del título. No obstante, en la elocución de ellas hay dos sonidos que son diferentes y establecen la distinción entre una y otra. El abismo entre ellas es en los significados que tienen ambas.

El vocablo estrato que más se menciona en la actualidad es el de la capa o nivel de una sociedad. Algo que llama la atención de este vocablo es que en las definiciones del diccionario oficial de la lengua la palabra capa aparece en cuatro de las seis acepciones.

Desde sus orígenes en latín el vocablo se presenta con una letra ese /s/, que ocupaba la primera posición en esa lengua, stratum. Esto se trae a colación para reforzar la idea de que la letra ese /s/ pertenece a este vocablo desde su origen.

Con respecto a extracto, este es un resumen preciso y sustancial; así como un producto sólido o espeso. Por medio de estas menciones con respecto de los dos vocablos se comprueba que los significados de ambos son muy diferentes.

Desde su origen en latín medieval este vocablo, extracto, lleva en su ortografía las letras equis /x/ y ce /c/ que le confieren carácter especial a su pronunciación. El hablante de español dominicano enuncia muy claramente la letra equis /x/ en el seno de los vocablos que la llevan, haciéndola sonar como /ks/ que la distingue de todas las demás letras del alfabeto.

Si se desea abundar aún más puede añadirse que en lenguas extranjeras románicas y otras, la diferencia entre los dos vocablos existe de manera igual o muy parecida a la que ocurre en español.

En verdad no puede ofrecerse una explicación para el error en que incurrió el redactor de la frase que aparece en la cita, donde se confunden los dos vocablos estudiados en esta sección. Solo la falta de cuidado en la redacción o la ignorancia de los significados propios de ambos vocablos pueden llevar a confundirlos.

 

ADOLESCENTE – ADOLECIENTE – *ADOLECENTE

“. . .que ilustran el camino de la deformación y construcción del *ADOLECENTE. . .”

Como dice el hablante de a pie, «aquí no hay cómo ni por dónde”. La voz que se entrometió en la oración y que se ha señalado con un asterisco no tiene sanción positiva ni uso inveterado; por tanto, carece de credencial para figurar en la frase.

La persona que se denomina o a quien se aplica el adjetivo adolescente es quien está en la adolescencia. La adolescencia es el período de la vida que se sitúa entre la niñez y la juventud.

La palabra adolescente entró en el español en la primera mitad del siglo XV, tomado del latín adolescens, “hombre joven”, que era el participio activo de adolescere que significada “crecer”. Quizás por esto se llama ese período de la vida humana, “edad del crecimiento”.

Adoleciente, a su vez, es el “que adolece”. El verbo adolecer en el español corriente y usual es caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual. Es tener o padecer algún defecto.

Se aprovecha la oportunidad para abundar sobre el verbo adolecer. En la acepción correspondiente a tener algún defecto o sufrir de algún mal es intransitivo, por tanto, precisa de un complemento introducido por la preposición de. El defecto o el mal debe ser mencionado expresamente. No debe usarse este verbo con el significado de carecer.

Estiba, aura/áurea, predictibilidad/*predictividad

Por Roberto E. Guzmán

ESTIBA

“. . . como se almacena el azúcar en sacos de henequén que organizan en ESTIBAS en los depósitos. . .”

Algunos autores de lexicones de español dominicano han sobreseído la consignación de la voz del título en esos repertorios. Es probable que eso haya ocurrido porque esa voz era, y quizás es, de circulación en estratos humildes de la sociedad dominicana que tienen escasa educación formal.

Esta voz del título cuenta con dos rasgos que la hacen distinguirse por encima de muchas otras.

El primer rasgo es que solo pertenece al habla dominicana y no se conoce en ninguna otra habla. La segunda característica es que una palabra de esta familia trascendió al inglés. Esos dos puntos se ampliarán en el cuerpo de esta sección.

La palabra conocida de esta familia es el verbo estibar, cuyo aspecto más conocido en el español dominicano es el concerniente a “cargar o descargar un buque”. La palabra estibador cobró vigencia en República Dominicana en los años posteriores a la caída del régimen de Trujillo, pues uno de los más progresistas y poderosos sindicatos fue el de estibadores del puerto de Santo Domingo.

El verbo tiene otras significaciones que son de escaso uso en el español dominicano. La acepción conocida y usada es el ensanchamiento de la que se mencionó más arriba. Se escribe ensanchamiento porque estibar es colocar de modo organizado en almacenes los sacos llenos de productos.

Las hileras de sacos colocados unos encima de otros y unos al lado de otros acomodan los productos para el mejor aprovechamiento del espacio con la mayor estabilidad de lo acomodado. De este modo en los almacenes los sacos ocupan menor espacio; cuando se estiba en los vehículos de motor, mediante esta operación se distribuye convenientemente la carga para evitar desbalances y consecuencias lamentables.

Después de esta introducción llega el momento de colocar la estiba en la exposición. Esta es el conjunto organizado que resulta de las hileras, filas y pilas de sacos. En algunas ocasiones se oyó llamar estiba también a una sola fila o pila de cosas. La distribución racional impide en los almacenes que los sacos se muevan o pierdan su equilibrio cuando se retira de su sitio alguno de los sacos. Con esta colocación compacta la estiba cumple con el significado de origen del latín stipare que significaba apretar, compactar.

El origen del estibar dominicano vino de la acepción náutica del siglo XV “distribuir convenientemente todos los pesos del buque”. De los buques pasó a los almacenes dominicanos y de allí a los camiones de productos agrícolas. Es digno de admiración la organización de las manos de plátanos o de los repollos en las camas de los camiones para entender el verbo.

El vocablo estibador del español pasó al inglés en tanto persona que se ocupa de cargar y descargar los buques, pasó al inglés, stevedore. No hay que extrañarse de la uve /v/ del inglés que apareció en 1828, si se piensa que ya la tenía la voz en el latín. El portugués ha conservado esa letra en su lengua. Esta lengua conoce la palabra estiva, pero solo para la primera parte de la carga del navío.

Las modernas maquinarias de carga y descarga de mercancías en los barcos ha desplazado en gran medida la mano de obra del arrimo de las mercancías en los puertos. Esta puede ser la razón que explique la caída en el uso de las palabras relacionadas con estibar, estibamiento y estibador. No obstante, los dominicanos seguirán con sus estibas en almacenes, camiones y camionetas.

Por último, en las estibas que llegó a ver el autor de estos comentarios de los sacos de azúcar eran del Central Río Haina de 220 lbs. y fabricados de yute.

 

AURA – ÁUREA

“. . .porque su recuerdo y su ÁUREA de sabiduría. . .”

Algunas palabras transitan con mayor frecuencia en las conversaciones entre hablantes; otras, en cambio, son de uso más restringido y se orientan más bien hacia la lengua escrita. Eso que acaba de esbozarse es el fenómeno que ocurre entre las dos palabras objeto de este examen.

No es tarea fácil deducir cuál de las dos palabras es de menor frecuencia que la otra, pues en realidad ambas en el uso no gozan de alta frecuencia. Este último rasgo destacado hace presumir que son dos palabras que circulan entre un grupo selecto de hablantes y escribientes.

En un grupo de esta característica no debería producirse confusión entre los significados de las dos palabras porque los hablantes que las emplean son de alta educación formal. Desafortunadamente el ejemplo de uso copiado habla de la confusión por sí mismo.

Más abajo se verán las acepciones correspondientes a las palabras examinadas y así se despejará cualquier duda que permanezca en la mente de algunos lectores. En el desarrollo de la exposición se señalará otra palabra que se presta a alimentar esta confusión.

Hay que tomar la voz áurea de la cita en tanto femenino de áureo. En esa vía hay que dejar muy claro desde el principio que todo lo relativo a áureo tiene relación directa o indirecta con oro. En arquitectura posee significados que no tienen relación con la “sabiduría” de la cita.

La palabra que podría caber en la frase citada es aura que en dos de sus acepciones termina perfilando el sentido de la frase. Aura en una de sus acepciones es “aplauso, aceptación general”. Otra acepción que se usa en poesía y en sentido metafórico es “halo”. Este es el “brillo que da la fama o el prestigio”.

Este halo es la palabra que pudo causar parte de esta confusión en la mente del redactor, pues es el resplandor que se representa detrás de las cabezas de las imágenes consideradas sagradas.

La palabra que desempeñaría mejor papel en una frase como la copiada más arriba a modo de ejemplo es aura. La definición que se ajusta mejor al caso es la que incluye el Diccionario de uso del español actual (2012:228) que trae, “Sensación o impresión que algo produce”.

 

PREDICTIBILIDAD – *PREDICTIVIDAD

“. . .provocaría consecuencias en el futuro porque no hay *PREDICTIVIDAD en las reglas. . .”

Los vocablos largos que aquí se han denominado antes polisilábicos tienen marcada tendencia a causar problemas entre los escribientes. En el caso concreto de la cita el redactor omitió una sílaba, así también metió una uve /v/ en lugar de una be /b/.

El vocablo que conoce el español tiene seis sílabas y es posible que el escribiente de la frase haya oído ese vocablo sin haberlo leído nunca antes. Esto provocó quizás que fallara al llevarlo a la escritura. No lo había leído antes en su vida tal vez porque es de poco uso en el español cotidiano.

La predictibilidad es la cualidad de predictible. Este predictible es “que puede predecirse”. Predecir, a su vez, es anunciar o decir lo que ha de ocurrir valiéndose quien lo hace de algún indicio o suposición. Cuando el o los hechos se anuncian con anticipación, fundamentándose en indicios, es entonces una predicción.

Cuando se anticipa algo que habrá de suceder, o que sucederá a ciencia cierta, o que sucedió y se anunció con antelación, entonces puede decirse o escribirse que se predijo. Los grados de diferencia entre estos sustantivos son tenues y se ajustan a las circunstancias.

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

03 / 09 / 2019

DE LA EÑE A LA ZETA

Escribió una vez en 1906 nuestro Max Henríquez Ureña que «nada hay que predisponga tanto a favor de un buen libro como una primorosa edición». Perdonen la inmodestia, pero mi último libro, De la eñe a la zeta, ha quedado precioso, más allá de su contenido, y queremos celebrarlo y compartirlo con los lectores. Como el conocimiento y el buen uso del español suelen despertar interés, e incluso pasiones, se nos ha ocurrido que, para presentar el libro, no hay nada mejor que dejar por una vez, y sin que sirva de precedente, la escritura y darle protagonismo a la palabra hablada.

La familia Logomarca nos acogerá en su sede de la avenida Rómulo Betancourt el jueves 5 de septiembre a las 6 de la tarde para la presentación de De la eñe a la zeta. Y lo vamos a hacer en forma de charla informal a la que hemos puesto el siguiente subtítulo: «Venga con su duda ortográfica y llévesela resuelta». Una excusa como otra cualquiera para que esta servidora conozca a sus lectores y les devuelva aunque sea un chin del aprecio que siempre le demuestran.

El estudio de la lengua española y su defensa forman parte esencial de mi trabajo en la Academia, donde, como miembro de número, tengo asignada la letra zeta. La divulgación del conocimiento y buen uso del español, en la medida de mi formación y mi capacidad, son para mí un deber de agradecimiento a mi lengua materna y a los que la han hablado antes que yo. En lengua española, de la que soy una apasionada como filóloga y lexicógrafa, mi tarea va, sin duda, De la eñe a la zeta.

 

10 / 09 / 2019

PALABRAS Y PALABROTAS

Aquí está la Eñe malapalabrosa que les había prometido. Lamento si a algunos les incomoda ver escrita en un diario una palabra que los hablantes suelen considerar ofensiva, indecente, inconveniente, soez o grosera. Todos estos adjetivos se aplican a esas palabras que proferimos como exclamación o imprecación, insulto, arma arrojadiza, picardía o, incluso, como demostración de rebeldía. Algunos las llamamos palabrotas, con un curioso aumentativo que también se aprecia en la locución palabras gruesas. Por estas tierras americanas les decimos malas palabras, cambiando la apreciación del «tamaño» por una más que evidente valoración moral.

Para los estudiosos del lenguaje no hay buenas ni malas palabras. Las analizamos todas como parte esencial de nuestra lengua, imprescindibles para expresar todo lo que tenemos que expresar, lo bueno y lo malo, lo adecuado y lo vulgar. Por eso palabras y palabrotas tienen el mismo derecho a aparecer en los diccionarios, aunque, eso sí, deben ir señaladas con alguna indicación de la valoración que los hablantes hacen de su uso, por aquello de evitar males mayores.

¿Y saben cuál es la palabra que no está en el Diccionario de la lengua española que más han buscado los dominicanos a lo largo de 2019? No se equivocan; la más buscada fue una mala palabra, tabú donde las haya: mamagüevo. Hasta 1248 consultas, favorecidas por sus muchos escollos ortográficos: g/h, u/ü/, v/b. Y no está en el DLE no por su condición de palabrota, sino porque su uso es americano. Prueben a buscarla en el Diccionario del español dominicano y en el Diccionario de americanismos: está documentada en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay.

La lengua debe servirnos para todo, y a veces lo que queremos decir necesita de ciertas palabras teñidas de cotidianeidad que también (¿por qué no?) podemos consultar en los diccionarios.

 

16 / 09 / 2019,

CALIMETES

Este verano la plaza comercial Ágora promueve una campaña de eliminación de los calimetes plásticos. Un calimete parece cosa de poca monta, pero la campaña evitará que más de un millón y medio de calimetes plásticos se sume a la basura que cubre el planeta. Cuenta además la campaña con mi reconocimiento por el cuidado en la ortografía, al que, lamentablemente, no estamos acostumbrados: las tildes y las mayúsculas justas: los signos de admiración, todos, en su sitio; y las comas bien usadas.

Pero, como nunca falta una voz discordante, alguien en las redes me «indicó» que la palabra calimete «no existe, porque no está registrada en el Diccionario de la lengua española». Yo, que soy lexicógrafa, es decir, autora de diccionarios, aprecio la autoridad que algunos lectores les atribuyen y aconsejo que se dejen guiar por la autoridad de los buenos diccionarios, que la ejercen en muchos aspectos: ortografía, etimología, información gramatical, definiciones, registros y ejemplos de uso.

Sin embargo, debemos tener siempre presente que los diccionarios no son los que deciden si una palabra existe o no. Suele suceder que no la estamos buscando en el diccionario adecuado; por ejemplo, calimete podemos encontrarla en el Diccionario del español dominicano o en el Diccionario de americanismos de la ASALE. Mi apreciado Roberto Guzmán nos habló en su columna de Acento de su origen haitiano (kalimet) a partir del francés (chalumeau/calumet).

 

24/09/2019

MERCED A LAS PALABRAS

El 24 de septiembre celebramos el Día de la Virgen de las Mercedes, una festividad que viene acompañada de su correspondiente día no laborable, merced al cual se extiende la celebración, por razones obvias, a católicos y no católicos. Basta acercarse a esta advocación mariana para descubrir un encanto especial. Por cierto, una advocación, si consultamos el Diccionario de la lengua española, que es lo que debemos hacer cuando dudamos sobre el significado de una palabra, es la denominación que se aplica al nombre de divinidades o santos para referirse a un atributo, un lugar o una característica con la que se los vincula.

El sustantivo de origen latino merced tiene entre las acepciones que registra el DLE aquellas que se refieren al ‘premio o galardón que se da por el trabajo’ y a la ‘dádiva o gracia que se hace a alguien’, significado con el que está relacionada la advocación. Con esta acepción se usa también como parte de la locución preposicional merced a, con el significado de ‘gracias a’: Su carrera se desarrolló merced a su conocimiento de la disciplina.

El sustantivo merced puede significar además ‘voluntad o arbitrio’; con esta acepción forma parte de la locución preposicional a merced de, ‘dependiendo de una voluntad o fuerza ajenas’: Nuestra ubicación geográfica nos deja a merced de los huracanes. El sustantivo merced se usaba además como título de cortesía (su merced, vuestra merced) y está en el origen del usted, nuestra fórmula de tratamiento por antonomasia.

Enriquecer nuestro vocabulario no solo consiste en aprender más palabras, sino en conocer y usar adecuadamente las variadas acepciones que estas tienen. Cualquier excusa es buena para acercar la lupa a nuestras palabras y seguir aprendiendo sobre ellas. Recuerden que estamos a merced de las palabras.

 

Salido, nutriólogo/nutricionista, desabastecimiento, culpatorio

Por Roberto E. Guzmán

SALIDO

Este vocablo posee reconocimiento merecido en los diccionarios generales de lengua española.

En el habla de los dominicanos se ha oído esta voz desempeñando funciones de adjetivo o de sustantivo. Lo más interesante es que la acepción que se le asigna en las conversaciones no se ciñe a lo acostumbrado que los diccionarios antes mencionados le asignan al vocablo.

Salido equivale a imprudente. Se aplica a la persona que acostumbra a emitir su opinión sin que se le pida. Da su parecer acerca de temas sobre los cuales no se le reconoce atribución alguna, pues no se le reconoce facultad sobre el o los temas sobre los cuales opina.

Se ha oído usado también con respecto de niños o jóvenes que incursionan sin ser invitados en las conversaciones de los mayores. En algunos de estos casos se considera este proceder como un entremetimiento, un atrevimiento.

La espontánea intervención en que se incurre con su conducta el “salido” hace que se le designe con la voz, pues “sale” de lo normal, se destaca, sin que ello merezca la calificación de sobresalir, pues a veces se reserva el último verbo en el habla para acciones que se califican como positivas.

Si se logra demostrar el uso o, si se encuentra algún texto con el uso de la voz estudiada aquí en el habla de los dominicanos, habrá que consignarla en los lexicones de voces propias dominicanas.

 

NUTRIÓLOGO – NUTRICIONISTA

“La pediatra NUTRIÓLOGA. . .”

Las dos voces del epígrafe hace tiempo que circulan en los medios de comunicación masiva. En algunas ocasiones los redactores usan una u otra de las dos voces de manera indistinta. Esta utilización indiscriminada va en perjuicio de la claridad con respecto de la diferencia que se perfila entre las dos voces. En el cuerpo de esta sección se vaciará lo pertinente a ambas voces para aclarar lo relativo a ellas.

No hay que mostrar sorpresa si algunas voces cobran notoriedad, si su uso aumenta. Ese auge en el uso obedece, antes que a alguna otra circunstancia, a la realidad misma de la lengua que es el medio de comunicación entre los humanos y sufre modificaciones propias de un órgano vivo.

El diccionario oficial de la lengua solo reconoce la voz nutricionista y para esta consigna que es especialista en nutrición.

El Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:850) recoge la voz nutrólogo en tanto “especialista en nutrición” y trae ejemplos sacados de publicaciones periódicas que van hasta el año 1993 y 1995. El Diccionario de uso del español (2007-II-2079) también registra esta voz. Esta voz parece que no tuvo buena fortuna, pues el diccionario oficial de la lengua española no la asienta. El Diccionario del español actual (1999-II-2252) trae la voz nutrólogo; además, consigna la voz nutrología definida como, “Parte de la medicina que trata de la nutrición”.

La diferencia que algunas personas establecen entre las dos voces del título es que el nutricionista es un especialista en nutrición, al tiempo que el nutrólogo o nutriólogo es un médico especializado en nutrición. En México usan la voz nutriólogo que asignan a la persona que cursa una carrera educativa más larga.

Es posible que en un futuro no muy lejano entren las voces nutriólogo y nutrólogo a la lista oficial de la lengua común para satisfacer así las demandas del uso.

 

DESABASTECIMIENTO

“. . .quedando evidenciado el DESABASTECIMIENTO que tenemos en nuestro Código Penal. . .”

Leer la frase copiada trae sorpresa por no decir desazón. La palabra destacada en el texto copiado sobresale de entre las demás porque no parece que tenga cabida en ese contexto. Eso que acaba de enunciarse se demostrará en el curso de esta sección.

Este desabastecimiento tan fuera de lugar en este entorno en el español esmerado y en el corriente se acepta con la acepción, “falta de determinados productos en un establecimiento comercial o en una población”. Así consta en el diccionario respetado oficialmente de la lengua general.

Tan pronto se leen en la acepción algunas palabras que llaman la atención se descalifica el sustantivo para utilizarlo acerca de un código. Esos conceptos son, productos, establecimiento comercial y población.

Las tres palabras tomadas de la acepción colocan a desabastecimiento lejos de un código penal. Muchas palabras más cortas habrían desempeñado mejor el papel en lugar de ese “multisílabo”. Piénsese en carencia, falta, ausencia, defecto, imperfección, falla, error. Cada uno de estos vocablos hará necesario que se introduzcan ajustes en la redacción; pero en cada caso la exactitud y la claridad de lo expresado saldrá ganando.

Menos palabras rebuscadas aseguran en la mayoría de los casos una mejor comprensión de parte de la mayoría de los lectores.

 

CULPATORIO

“. . .consideró que el expediente no contenía pruebas CULPATORIAS. . .”

Mediante la redacción de la frase copiada más arriba puede uno darse cuenta de que el asunto a que esta pertenece es de índole legal o jurídico. Esa constatación hace que se encaminen los pasos indagatorios en esa dirección.

La voz del epígrafe no ha dejado rastro perceptible en el español usual y, eso es algo que hace más difícil el estudio de esta. Lo que significa la oración anterior es que los diccionarios usuales no registran la voz en cuestión. No existe reconocimiento oficial de esta en el seno de la lengua común.

No hay duda algunas con respecto a que en el seno de la nueva voz se encuentra una conocida, culpa. Con un tipo de construcción semejante a la voz estudiada aquí puede citarse en el español tradicional la voz exculpatorio, que como era de esperarse es “que exculpa”. Exculpar a su vez es que declara inocente a la persona de que se trata.

La otra palabra patrimonial del español es inculpatorio; que dicho de una cosa: “Que inculpa o sirve para inculpar”. Inculpar es culpar o acusar a alguien de algo. Inculpar puede aceptarse por atribuir una culpa o delito a una persona.

Una vez expuesto lo que consta más arriba, vale que uno se plantee la pregunta, ¿de dónde sacan este culpatorio?  Es una traducción o adaptación libérrima del inglés culpatory. Esta voz del inglés es calificada de rara en el Webster´s New Twentieth Century Dictionary (1975:4439). Allí la definen como culpabilización, condena de un delito o falta; acusación o atribución de la culpa.

Después de este estudio cabe que se pregunte si se ha ganado algo con la voz creada. No parece que haya introducido un elemento nuevo en el español jurídico.

Mar adentro, inminente/eminente, contrarrestar/contra restar, medioevo/medievo/*medio evo, enfilar los cañones/*afilar los cañones

Por Roberto E. Guzmán

MAR ADENTRO

“. . .sin aventurarse MAR ADENTRO debido a viento. . .”

En el español general “mar adentro” es una locución adverbial que da a entender que quien ejecuta la acción se dirige “hacia alta mar, alejándose de la costa” que es la forma en que el Gran diccionario de la lengua española de Larousse la define.

La razón por la que se trae a estos comentarios acerca de la lengua y del español dominicano es porque para significar esa misma acción los dominicanos utilizan otra locución.

Mar afuera” es la locución sustantiva con que los dominicanos señalan el “lugar del mar más alejado de la costa”. Esta locución es compartida con otros países de Hispanoamérica; entre esos países están Panamá, Cuba, Uruguay.

Lo que llama la atención en estas dos locuciones es que usan palabras que son opuestas en sus acepciones individuales para transmitir el mismo mensaje. No es extraño en las lenguas que fenómenos como este sucedan, no hay que olvidar que las lenguas no son creaciones lógicas en todos sus elementos.

 

INMINENTE – EMINENTE

“. . .y la más EMINENTE amenaza de destrucción de . . .”

He aquí dos palabras que tienen bastante parecido. Con ellas sucede algo que no es extraño en las lenguas; como consecuencia de las semejanzas algunas personas las confunden. No es menos cierto que a pesar del parecido fonético entre ambas, existe mucha distancia entre las dos en lo referente a las significaciones. Se examinarán más abajo las principales acepciones de estas dos palabras.

Se examina primero el adjetivo inminente porque es el que debió aparecer en la frase que se copió al principio de esta sección a manera de ejemplo del uso equivocado. Conforme con lo que el diccionario oficial de la lengua española entiende, el adjetivo en cuestión se usa para referirse a lo que amenaza o está para suceder prontamente.

La otra palabra, eminente, no se considera que “quepa, encaje” en la frase por las características que se destacarán más adelante. Eminente es alto, elevado, pero es algo o alguien que descuella entre lo que lo rodea. Es algo o alguien que sobresale en mérito u otra cualidad.

Su subrayaron los rasgos que impiden que se utilice eminente en casos relacionados con amenazas, pues eminente solo tiene relación con atributos de mérito o cualidad superior a las demás cosas o personas.

 

CONTRARRESTAR – CONTRA RESTAR

“. . .otorgar numerosas patentes de corso para CONTRA RESTAR y combatir. . .”

No acaba de entenderse como es que con tanta frecuencia haya personas educadas que no entiendan que algunas palabras deben su sentido a que en su seno llevan otras dos conocidas; pero ese nuevo sentido solo se produce cuando las dos palabras van unidas en un solo vocablo.

Lo que se explica en las oraciones anteriores es lo que se constata en la frase que se reproduce a modo de ejemplo de la errónea representación gráfica.

Las palabras contra y restar tienen su propio significado muy bien ganado a través de la historia de la lengua; eso así cuando se usan separadas, cuando se utilizan de manera independiente.

Otra cosa muy diferente sucede en los casos en que se emplea el verbo contrarrestar, así. en una sola palabra, pues el sentido que transmite es distinto. Todo lo enunciado aquí se detallará en la exposición siguiente.

Contra por sí solo puede desempeñar distintas funciones; esto es, es preposición para denotar oposición, contrariedad. Puede significar “enfrente, apoyado en, mirando hacia”, también “a cambio de”. Desempeñando funciones de sustantivo masculino significa “concepto opuesto a otro”.

Tomado aisladamente restar en matemática es quitar una cantidad a otra. Sirve también para indicar “hacer que una cosa disminuya”. Transmite el mensaje acerca de la parte que queda de una cosa.

Una vez terminadas las operaciones anteriores, puede examinarse lo referente al verbo contrarrestar. Una significación es, “hacer frente y oposición a algo”. Otra es, “paliar o neutralizar el efecto de algo”. La tercera acepción se relaciona con el deporte.

Por el tipo de redacción de la frase citada, el verbo contrarrestar debió emplearse para llevar al lector ya sea la idea de hacer frente y oposición, o, neutralizar el efecto.

Tan pronto como se lee la frase al amparo de lo explicado queda demostrado que no conduce a buena comprensión escrito en dos palabras separadas porque no le confiere sentido a lo escrito.

 

MEDIOEVO – MEDIEVO – *MEDIO EVO

“. . .que evoca a las tragicomedias del MEDIO EVO, donde la feudalidad. . .”

La Edad Media se conoce también por medio de otras dos maneras de representarla en la escritura; esto es, en una sola palabra que ahorra esfuerzo y espacio. Esas dos otras formas antes mencionadas constan en el título de esta sección.

En la historia se conoce este período situándolo entre dos acontecimientos históricos que son, la caída del imperio romano de Occidente y el descubrimiento de América. La Edad Media la dividen algunos historiadores en períodos más cortos.

Medieval y medioeval son derivados cultos del bajo latín médium aevum “Edad Media”. Conforme con lo que escriben Corominas y Pascual parece que fue en Italia donde se documentó por primera vez la voz medieval. En inglés se registra desde el año 1827. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-545).

Las palabras, medievalidad, medievalista, medievo, medioevo entraron en el Diccionario de la Real Academia en la decimoctava edición, en el año 1958 (1958:861-2). En español se conoció de la palabra medioevo desde el año 1884, aunque su entrada oficial tardó mucho tiempo.

 

ENFILAR LOS CAÑONES – *AFILAR LOS CAÑONES

“. . . AFILAR LOS CAÑONES al gobierno de turno y sus dirigentes. . .”

En la expresión destacada en la cita hay que señalar dos asuntos. El primer reparo que hay que hacerle es con relación al error en la selección del verbo, pues el verbo afilar no tiene cabida en este lugar común. El segundo asunto es en lo referente al estereotipo mismo, pues es una práctica que debe evitarse en buena redacción. Los dos asuntos se verán por separado en el cuerpo de esta sección.

Los estereotipos son tolerados sobre todo en los casos en que el escritor los destaca colocándoles unas comillas para que se sepa que lo hace de propósito. La expresión estereotipada recibe otros nombres, entre ellos el de cliché, clisé, y D. Fernando Lázaro Carreter la tipifica en tanto “banal y escasamente significativa”. Diccionario de términos filológicos (1962:94). Por tanto, se considera trivial porque los hablantes la repiten a menudo.

Algunos autores distinguen el cliché del lugar común o tópico porque este se refiere solo al sentido y no a la expresión. En otras palabras, es un sintagma fosilizado que el hablante selecciona entre lo que ya está disponible y en consecuencia pierde eficacia por ser banalmente repetitivo.

El Diccionario de uso del español (2007-I-528) trae que “enfilar los cañones” a alguien es de uso en Cuba y se utiliza para expresar, “Observarle con atención para sorprenderle haciendo algo que no desea que se sepa”.

En el habla cotidiana se ha advertido que se usa la expresión para denotar que la acción se encamina en dirección o contra alguien o algo. En algunos casos equivale a una amenaza velada, o por lo menos, a una fuerte advertencia.