Tarantín, atacado, malsano, na / mal sano, extorsión / *extorción

Por Roberto E. Guzmán

 

 TARANTÍN

¿Cómo olvidar que detrás de cada caseta, TARANTÍN, mostrador o . . .”

La voz tarantín es producto de la imaginación de los dominicanos. Es una creación de los hablantes de español dominicano. No se la conoce en ningún otro país de habla española.

La terminación -tín de esta voz puede interpretarse de dos maneras. Puede ser un diminutivo como sucede en otros casos en que se presenta en el español de todos los días. Hay que tener en cuenta que en el español dominicano el diminutivo -tín no es corriente, común, de uso frecuente.

Esta terminación podría ser tomada también con carácter despectivo. Algo pequeño, de mala calidad, endeble, frágil y rudimentario puede recibir esta terminación para denotar el poco aprecio o consideración que de eso se tiene. Con este dejo despectivo se conoce o conocía en el país dominicano el cafetín, que era un sitio de expendio y consumo de bebidas alcohólicas de mala reputación.

El inconveniente con la voz tarantín es que no hay otra que se asemeje a esta que pueda catalogarse de originaria sin el diminutivo o terminación. El escritor de la cita sugiere de modo implícito el vocablo “mostrador” que es un tablero, mesa alta para servir en cafetería y locales semejantes en tanto sinónimo de tarantín.

El español dominicano tiene otras palabras del género o las características que se le atribuyen a tarantín. Una de ellas es friquitín que es un “puesto callejero donde se preparan y sirven frituras”. Con respecto de esta definición no se está totalmente de acuerdo porque las frituras no se sirven, se venden. En estos puestos no hay mesas ni sillas. Las frituras se entregan en las manos en papel o en fundas. No hay platos ni cubiertos. Es probable, si estos puestos se han modernizado como consecuencia de la competencia de precios con los picapollos, que en la actualidad “sirvan” sus productos.

Los recuerdos de los friquitines que se conservan en la memoria son de un fogón con leña o carbón, una paila con aceite, una mesa sobre la que se colocaban los productos sin terminar y una bandeja en la que se colocaban las frituras una vez cocidas.

El tarantín es un “puesto de venta callejero”. Es una “construcción rústica realizada con materiales muy pobres”. Es tan endeble el tarantín que uno no sabe si debe llamarlo “construcción”. La fragilidad o provisionalidad del tarantín es una de sus características. Se arguye acerca de la palabra “construcción” porque los elementos utilizados para “parar” el tarantín no son los adecuados para una construcción, sino que se hace con lo que “aparece”. Parar aquí significa poner algo en posición vertical. El tarantín en la mayoría de los casos se hace de materiales recuperados (ya usados anteriormente).

 

ATACADO

Esta voz parece que ha pasado inadvertida en las investigaciones acerca del español dominicano. El verbo atacar(se) se ha consignado en el Diccionario del español dominicano (2013:55) como corresponde, con tres acepciones y una locución verbal.

No obstante, ninguna de las acepciones allí recogidas sirve para explicar el uso que en el habla dominicana se hace del participio en función de adjetivo que figura en el título. Más abajo se abundará sobre esto.

En varias situaciones el hablante de español dominicano entiende que se encuentra en una situación que puede caracterizar diciendo que está atacado. Ha de tenerse en cuenta que este atacado no tiene relación alguna con sentirse embestido.

Este atacado tiene que ver con la situación en que se encuentra una persona que está bajo presión. Sobre todo, que actúa contra el tiempo. Que está nervioso y apresurado. Cuando las circunstancias ponen en tensión a la persona y la empujan a acelerar sus acciones de cualquier tipo que estas sean, esta persona está atacada. Ni por un momento ha de pensarse que el sujeto está ata(s)cado.

Este atacado merece un espacio en los repertorios de voces dominicanas con las explicaciones o sinónimos pertinentes.

 

MALSANO, NA – MAL SANO

“Posteriormente, surge la MAL SANA campaña de desinformación. . .”

Una cosa es con guitarra y otra es con violín. Este adagio, sentencia moral breve, generalmente “indica que hay varias maneras de hacer o decir algo dependiendo de las circunstancias”.

Malsano es un adjetivo que modifica al sustantivo que “acompaña” en la oración transcrita a modo de ejemplo del mal uso. Esto es, escribió mal sano en dos palabras; entonces, no se corresponde con las circunstancias del sentido de la frase. En el caso específico debió aparecer en una sola palabra.

Malsano en una sola palabra es un adjetivo que transmite la idea de que eso de que se habla o escribe es “moralmente dañoso”. Produce o puede producir perjuicio, lesión o detrimento.

Malsano en una sola palabra realiza las funciones de adjetivo y de preferencia se aplica a ambiente, países, climas y por extensión a situaciones o circunstancias; como el conjunto de actos, medidas y esfuerzos de una campaña de llevar al conocimiento del público ideas y sucesos por medio de la información.

En los casos específicos en que alude a ambientes que dañan la salud, malsano es sinónimo de insalubre, porque atenta o perjudica el bienestar físico y mental de las personas.

Cuando mal sano se escribe en dos palabras se refiere al estado de salud de alguien. En realidad, en los casos en que se desea comunicar una noticia acerca de la salud de alguien, casi siempre se hace utilizando la palabra buena o mala. “Está en salud”. “Disfruta de buena salud”.

Una persona puede estar sano o enfermo. Eso de expresarse diciendo o escribiendo que alguien está “mal sano” casi no se estila en el español moderno, porque solo cabe en casos muy contados. “Él está mal sano; estaba mejor cuando estaba enfermo”.

En la actualidad el adjetivo malsano no solo se usa para la salud física o psíquica. Ha extendido su empleo a “lo que no se considera adecuado o correcto”. Diccionario integral del español de Argentina (2008:1107).

 

EXTORSIÓN – *EXTORCIÓN

“La nueva EXTORCIÓN. . .”

No hay lugar a rasgarse las vestiduras por el error en la ortografía de la palabra resaltada en la cita. En la emisión de los sonidos en el habla de muchísimos países, para articular las dos voces del título no se hace distinción alguna.

A pesar de lo escrito más arriba, no puede dejar de censurarse el desliz porque la voz escrita con la letra ce /c/, *extorción, no se conoce en el español corriente. Aquí se expondrá un poco de la historia de la palabra extorsión en español y se verá cómo se escribe esa palabra en otras lenguas que tienen lazos con el español.

Torsión, con ese /s/, es la acción y el efecto de torcer o torcerse, con ce /c/. La oración inmediatamente anterior a esta tiene el propósito de señalar la posible confusión que generan estas palabras de la misma familia en las que unas se escriben con eses y otras con ces. En algunos casos de este tipo la forma de representar por escrito la palabra que expresa la idea es un cultismo y eso influyó en su representación gráfica.

La palabra extorsión apareció en el siglo XVII, derivado de extorquere, “sacar algo por la fuerza”, de donde el significado de extorsionar termina así, “causar o cometer extorsión”.

El portugués ha permanecido más cerca del latín, pues conserva el verbo extorquir, pero el sustantivo femenino es extorsao. Lo importante aquí es reparar en la letra ese /s/ en el sustantivo.

El francés tiene también un verbo cercano al latín, extorquer y, el nombre femenino extorsion, con ese /s/. En esa lengua reconocen que el nombre lo tomaron del bajo latín extorsio.

Con estas informaciones puede entenderse mejor el o los orígenes de la confusión en la forma de escribir algunas de las palabras de esta familia.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

DON QUIJOTE, CELESTINA Y DON JUAN TENORIO

 La obra literaria tiene vocación de  perpetuidad, o a eso se aspira, al menos. Las que cuentan hechos y enfocan conflictos sociales se valen de personajes, los cuales son como las personas, pero con los rasgos más acentuados. Tarea  importante para autores de obras narrativas (novela, cuento…) y obras dramáticas (drama, comedia, tragedia…) es la caracterización de los personajes.

Tres obras de la literatura española han creado personajes  que conviven en el mundo como si fuesen personas. De sus nombres se han derivado  verbos, adjetivos y otros sustantivos que han engrosado el acervo de nuestra lengua.

Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes;  La Celestina o la Tragicomedia de Calisto y Melibea, de  Fernando de Rojas, y El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, son las obras a las que me refiero.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, novela, se publicó en los inicios del siglo XVII (1605 y 1615). Tiene decenas de personajes, los principales de los cuales son Don Quijote y Sancho Panza. Veamos las palabras derivadas del nombre del protagonista, de acuerdo al Diccionario académico:

El sustantivo /quijote/: 1. m. Hombre que, como el héroe cervantino, antepone sus ideales a su conveniencia y obra de forma desinteresada y comprometida en defensa de causas que considera justas.  2. m. Hombre alto, flaco y grave, cuyo aspecto y carácter hacen recordar al héroe cervantino.

Otros sustantivos /quijotada/ f. Acción propia de un  quijote. /Quijotería/: 1. f. Modo de proceder de un quijote.

El adjetivo /quijotesco/ y su forma femenina tiene estas acepciones: 1. adj. Perteneciente o relativo a don Quijote de la Mancha.2. adj. Propia de don Quijote de la Mancha o de un quijote.3. adj. Semejante a don Quijote de la Mancha, por sus acciones o por su aspecto

La mujer que posee las cualidades morales de un quijote  es denominada       /quijotesa/.

Los adjetivos aceptan convertirse en adverbios si se les agrega la terminación –mente, así nace el adverbio de modo /quijotescamente/: adv. Con quijotismo. Otro adjetivo es /quijotil/: Perteneciente o relativo al quijote.

¿Pero qué es quijotismo? (De quijote +-ismo): 1. m. Exageración en los sentimientos caballerosos. 2. m. Engreimiento, orgullo.

El escudero de don Quijote también ha generado palabras. El Diccionario registra /sanchopancesco, ca/: 1. adj. Propio de Sancho Panza, escudero de don Quijote. 2. adj. Falto de idealidad, acomodaticio y socarrón.

 

Celestina

Esta obra dramática, compuesta,  en el XV, apareció inicialmente como La comedia  de Calisto y Melibea. En ediciones sucesivas, predominó el personaje Celestina, una alcahueta cuyo rol en la trama es notorio. Veamos las palabras que ha incorporado el Diccionario a partir de esta obra.

El sustantivo común  /celestina/: Por alusión  a Celestina, personaje de la Tragicomedia de Calisto y Melibea. 1. f. alcahueta (‖ mujer que concierta una relación amorosa).2. f. irón. Persona que facilita o promueve de manera encubierta contactos con fines políticos, comerciales o de otro tipo.

Y claro, el sustantivo /celestinaje/  nombra la acción de celestinear. Por igual /celestinazgo/ se refiere a la acción de celestinear.

Celestinear. Significa ejercer o practicar la función propia de una celestina.

También se tiene el adjetivo /celestinesco/ y su forma femenina con la significación de perteneciente o relativo al personaje de la Celestina o a una celestina. 2. adj. Propio de una celestina.

 

El burlador de Sevilla

El burlador de Sevilla  recoge  la historia de don Juan Tenorio,  el personaje más universal del teatro español. Data de 1630. Esta obra de Triso de Molina tiene como personaje principal a un sujeto mujeriego y  burlador de las mujeres.

El nombre del personaje de Tirso de Molina ha generado cinco palabras a nuestro idioma. Veamos: /donjuán/ (sustantivo) incorporada al Diccionario con el significado de   “1. Seductor de mujeres. 2. m. dondiego”. Por igual el verbo /donjuanear/: “intr. Hacer de donjuán”. El adjetivo  /donjuanesco, ca/  que significa “Propio de un donjuán o tenorio”.

Igualmente, el  sustantivo /donjuanismo/  ha servido para nombrar el “Conjunto de caracteres y cualidades propias de don Juan Tenorio, personaje de varias obras de ficción”.

El quinto vocablo  es /tenorio/, sustantivo masculino, con el que se denomina al “Hombre mujeriego, galanteador, frívolo e inconstante”.

 

¿POR QUÉ ES DE USO RESTRINGIDO EL VERBO RESUCITAR?

 Resucitar es un verbo de uso limitado.  A diferencia, por ejemplo,  de  comer, defecar, dormir,  despertar y otros muchos que son “conjugados” por todos los humanos y demás seres del reino animal,  el verbo resucitar, por su significación de “Devolver la vida a un muerto”, incluye una acción no aplicable en la realidad material.

Gramaticalmente corresponde al modelo de la primera conjugación: yo resucito, tú resucitas, él resucita, nosotros resucitamos, vosotros resucitáis, ustedes y ellos resucitan…Pero hay una observación  de carácter teológico-religioso para con este verbo que restringe su aplicación.

El Diccionario de la lengua española explica en la etimología de este verbo que procede del  latín  tardío “resuscitāre”, y este del latín re- ‘re-‘ y suscitāre: ‘levantar’, ‘avivar’.  Resucitar aparece con tres acepciones: 1. tr. Devolver la vida a un muerto. 2. tr. coloq. Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo. 3. intr. Dicho de una persona: Volver a la vida.

El origen del vocablo  está  ligado a /suscitar/ (Del latín suscitāre) y que en español equivale a levantar, promover. Con esa palabra más el prefijo re-  se formó en latín resuscitare, la cual en su evolución hacia el castellano perdió  la consonante –s al final de la sílaba /sus/.

Nuestra lengua cuenta con otros verbos que guardan afinidad con resucitar. Veamos: reaparecer, renacer, revivir, resurgir, reanimar, vivificar, estimular, animar, tonificar, reconfortar. Solo afinidad, pero no sinonimia.

La excepción podría   ser /revivir/  (Del latín revivĕre) que tiene las siguientes acepciones: 1. intr. Resucitar (‖ volver a la vida). 2. intr. Dicho de quien parecía muerto: Volver en sí.3. intr. Dicho de una cosa: Renovarse o reproducirse. Revivió la discordia.4. tr. Evocar, recordar. Revivió los días de su infancia

 Resurrección

Del verbo resucitar ha devenido el sustantivo resurrección, con el que se afinca  el criterio teológico que toca al verbo resucitar. Estas son las acepciones que ha recogido el Diccionario académico para este vocablo: 1. f. Acción de resucitar. 2. f. por antonomasia, resurrección de Jesucristo. 3. f. Pascua de Resurrección.

Como se aprecia, en la tercera acepción  la palabra  se escribe  con mayúscula  inicial, como es norma para los vocablos relacionados con lo divino. Por igual, Domingo de Resurrección.

Devolver la vida a una persona  fallecida resulta contrario a las leyes de la naturaleza. Sin embargo, la fe cristiana se fundamenta en la Resurrección de Jesucristo. Vale recordar estas palabras del apóstol san Pablo: “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes  que no hay resurrección de muertos?  Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.  Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe… Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;  y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados”. (1 Corintios 15:12-17).

La  alusión de Pablo a la resurrección de todos los muertos, en el día del juicio final es parte del credo cristiano.

Un sustantivo relacionado con  resurrección es /resucitación/  el cual se emplea en la medicina. Se define: “Acción de volver a la vida, con maniobras y medios adecuados, a los seres vivos en estado de muerte aparente”. Despertar al paciente que ha sido sometido a anestesia general es un acto de resucitación.

Otras palabras relacionadas son /revivificación/  que es “Acción y efecto de revivificar”. Y revivificar: tr. Vivificar, reavivar.

En definitiva, los vocablos resucitar (verbo), resurrección (sustantivo) y resucitado (adjetivo) son casi exclusivos de Jesucristo y quizá de las  personas (tres, al menos) a las que Él sacó de entre los muertos.

 FREDDY GATÓN ARCE: ANTE TODO,  ESCRITOR

 Cuando  hablan o  escriben  acerca de la personalidad literaria de Freddy Gatón Arce, muchos se empeñan, hasta la  ofuscación,  en llamarlo poeta, periodista, novelista,  ensayista y abogado. Es cierto que obtuvo título de doctor en derecho,  pero yo nunca lo llamaría abogado. Que haya  sido poeta –y de los buenos-, novelista y periodista dificultan, y resulta injusto, por demás, citarlo  por alguno de estos roles.

No solo poeta, no solo novelista, no solo ensayista, no solo periodista, Freddy Gatón Arce ha sido un maestro de la palabra. Maestro de la palabra hay que llamarlo para diferenciarlo del montón de quienes  han escrito o escribimos en cualquiera de los cuatro géneros mencionados. Prócer de la palabra hay que denominarlo  para marcar su firmeza en la defensa de las ideas democráticas y la crítica ante  los abusos de los poderosos.

De ahí que Enrique A. Cabrera Vásquez, poeta y periodista, por demás petromacorisano como FGA, haya emprendido la valiosa tarea  de escribir el ensayo “Freddy Gatón Arce vuela en arcoíris de palabras”, con el que se ha propuesto contribuir al conocimiento   de la calidad de este  gran escritor, de cuya obra, sobre todo la periodística,  considera no ha sido justamente  valorada.

“Freddy Gatón Arce fue multifacético en su activismo social y cultural y la entrega a causa noble y altruista.  No desmayó en ese ejercicio, lo asumió como un sacerdocio sin sopesar las consecuencias. Fue un ciudadano transparente y un periodista limpio y ejemplar. Es más, considero que su obra periodística no ha sido bien valorada y estimada, pues su afán en esa dirección fue altamente significativo”. (pág. 78).

Un buen periodista  no puede ser indiferente a  la literatura ni a  la historia. Al fin y al cabo,  periodismo es historia,  historia inmediata, claro. Ambos entroncan con la literatura en cuanto al uso de la lengua para informar o convencer.

Me resulta difícil hablar de Gatón Arce sin inmiscuirme con deliberada parsimonia en los artículos y ensayos que publicara como opinión editorial de El Nacional. Por fortuna,  Cabrera Vásquez, en el presente libro, traza una visión total de la personalidad literaria del autor de Vlía. Para internarse en el cosmos poético de FGA, Cabrera hurga en el amplio espectro de las múltiples  corrientes y filosofías  de la creación, expresadas a través de movimientos y tendencias y se permite ubicar el gran poema gatoniano como surrealista, aunque apunta que luego nuestro autor emigró hacia otras corrientes poéticas.

La tercera dimensión en torno a Gatón Arce (además de periodismo y poesía) que aborda Cabrera es la novelística, fundamentado en las obras “La guerrillera Sila Cuásar” y “La canción de la Hetera”: ”Una muestra de su capacidad para incursionar en diferentes géneros”, sentencia Cabrera. A seguidas ofrece la sinopsis de cada una.

El libro de Cabrera Vásquez constituye un justo homenaje a un preclaro escritor, quien amó  la democracia y  las libertades públicas  con similar intensidad de su dedicación al buen decir.

Constante en sus editoriales: fue la  persistente  denuncia a la violación a la ley por parte de funcionarios, exigencia para respeto a los derechos individuales, fue  firme en la crítica, sereno en los conflictos.

Cabrera ha demostrado con este interesante ensayo que  Freddy Gatón Arce profesó fidelidad a las palabras y por igual  a los buenos sentimientos. “Freddy Gatón Arce vuela en arcoíris de palabras” es  una obra bien concebida y bien desarrollada y contribuirá  a posicionar  en su justa dimensión a un escritor cabal que ejerció el arte de escribir con los más elevados fines. Saludemos con razonable alborozo este magnífico aporte de Enrique Cabrera Vásquez. ¡Enhorabuena!

(Extraído del prólogo)

La segunda década del siglo XXI no ha terminado

El primer domingo de junio de 2014, esta columna publicó un artículo titulado “¿Es lo mismo década que decenio? En el que se incluye la explicación en torno a cuándo comienza la década y  cuándo termina. A propósito del inicio de 2020, la prestigiosa publicación BB News divulgó una un texto para exponer el mismo asunto.  Dado que persisten  las dudas,  abordamos nuevamente el asunto. A continuación  un extracto de lo publicado en 2014:

Decenio y década no son exactamente sinónimos, como no deberían serlo  siglo y centuria. Pero el Diccionario de la lengua española no es explícito y creo que peca de parquedad.

Decenio  es definido como “Período de diez años”. Pero con el vocablo década la imprecisión  es mayor. Veamos:  1. f. Serie de diez. 2. f. En el Ejército, conjunto de diez hombres. 3. f. Período de diez días. 4. Período de diez años referido a las decenas del siglo.

Es decir que en la cuarta acepción es que se refiere al elemento más conocido con ese nombre.

Es el Diccionario panhispánico de dudas, que introduce unas puntualidades  para diferenciar estos vocablos,   dice al respecto:   “Los términos década y decenio significan, ambos, ‘período de diez años consecutivos’; pero mientras que decenio se usa para designar el período de diez años comprendido entre dos años cualesquiera, década designa en especial el período de diez años referido a cada una de las decenas del siglo (años diez, veinte, treinta, etc.)”.

Década y siglo

En cuanto a las diez décadas de cada siglo, cada una de ellas comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0; así, la primera década del siglo xx es la que va de 1901 a 1910; la segunda, de 1911 a 1920; la tercera, de 1921 a 1930. Ese es el concepto estricto de década.

Es habitual utilizar expresiones como los años veinte, la década de los treinta, los cuarenta, etc., referidas a los decenios que comprenden los años de cada siglo que tienen la misma cifra en su decena; así, la expresión “los años veinte” alude conjuntamente a los años comprendidos entre 1920 y 1929, ambos inclusive.

Pero esta diferenciación no ocurre con los términos siglo y centuria. El diccionario los presenta  como sinónimos, aunque a mí me deje pensando que centuria  es un período de cien años  comprendido entre dos años cualesquiera, como 1914-2014; 1863-1963.

Así mismo he creído que  siglo, no es solo un  período de 100 años, sino  que  es una de las diez partes del milenio y cubre del año que termina en 01 hasta el que termina en 00, es decir: siglo I (01- 100); siglo II (101-200); siglo XIX (1801-1900); siglo XX (1901-2000); siglo XXI (2001-2100). La  misma orientación  aplicada para diferenciar década y decenio, puede emplearse para siglo y centuria.

 

BBC NEWS

Una parte de lo publicado por BBC News:

Se acerca el fin del año y tal vez ya estés preparando los festejos para despedirlo y darle la bienvenida a uno nuevo. Pero si estás pensando que con el final de 2019 también se termina una década, puede que tengas que hacer las cuentas de nuevo, al menos lingüística y matemáticamente hablando.

Esta es una confusión que inundó las redes sociales este mes y que incluso llevó a la Real Academia Española a salir a aclararlo. ¿Se termina una década con 2019 y empieza una nueva en 2020?

La RAE respondió que la nueva década empezará en 2021 porque «cada década comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0». «Así, la primera década del siglo XXI es la que va de 2001 a 2010; la segunda, de 2011 a 2020, etc.», añade la RAE citando al Diccionario Panhispánico de dudas.

«La RAE lo deja bastante claro y es una cuestión matemática. La década no empieza con el año 0. Se empieza a contar desde el año 1», le dice a BBC Mundo Eugenio Manuel Fernández Aguilar, físico y divulgador científico español.

(Publicado 5-1-20, EL NACIONAL)

MASCULINO, FEMENINO Y OTROS DETALLES

Lo habitual  en español es que los  sustantivos sean masculinos o femeninos.  Si   se trata  de seres animados, lo común  es que el sustantivo adopte una  forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en correspondencia con la distinción biológica de sexos.

Esta diferenciación  puede hacerse  por el uso de  terminaciones añadidas a una misma raíz, como ocurre, por ejemplo,  en gato/gata, profesor/profesora, niño/niña, conde/condesa, zar/zarina. También  puede ser por el uso de palabras de distinta raíz según el sexo del sujeto  de que se trate  como ocurre en hombre/mujer, caballo/yegua, yerno/nuera.

Si el referente del sustantivo es un objeto  inanimado, lo normal es que sea solo masculino (cuadro, año, árbol) o solo femenino (casa, calle, democracia).

Veamos unos casos que se salen de los patrones antes mencionados. Me refiero a sustantivos terminados en –z (zeta) o en –l (ele). La norma académica ha establecido que  si el vocablo masculino termina en una de estas consonantes “son normales y correctas” las formas invariables.

Así,  será correcto anteponer  el artículo /la/  a las palabras  juez, concejal, apóstol, fiscal, alférez, oficial, coronel, general, albañil, aprendiz, edil, mariscal… para formar el femenino, vale decir  cuando se trata de una mujer quien ejerce alguna de estas funciones.

Cobra cierto auge la  tendencia a formar el femenino  agregando la  vocal –a al  final de la palabra, sobre todo en  voces como  juez/ jueza, concejal/concejala,   coronel/coronela, general/generala, albañil/albañila, aprendiz/ aprendiza. Los hablantes son los dueños del idioma, por eso el uso generalizado puede determinar  la variación de las reglas.

ES importante, sin embargo, observar cierta mesura frente a la ola de innovaciones que determinados  grupos – ¿y determinadas grupas?-  quieren imponer en nuestra lengua. Las variaciones, en primer lugar, deben ajustarse al perfil del español, sin que su aplicación provoque incisiones.

La palabra coronel, por ejemplo, resulta fácil convertirla en femenino agregando –a, pero es preferible emplearla para el masculino y para el femenino y que los elementos variantes que la acompañen indiquen el género de la persona de quien se habla: La coronel Matos; el coronel Peralta.

Respecto de la voz mariscal, el Diccionario de la lengua española especifica que es masculina. Transcribo la primera acepción de esta palabra:

  1. En la milicia antigua, oficial muy importante, inferior al condestable, que era juez del Ejército y tenía a su cargo el castigo de los delitos y el gobierno económico, y cuyo título conservaron luego los sucesores de los que lo habían sido en los reinos de Castilla, Andalucía, etc

En algunos países  se emplea /fiscala/ para referirse a la mujer  que representa y ejerce el ministerio público en los tribunales. En nuestro país seguimos apegados a la mejor tradición: La  nueva fiscal Rosalba Ramos…También tenemos una procuradora fiscal en Santiago.

La voz fiscal es también adjetivo y como tal  no varía nunca su terminación por el género: procuradora fiscal, paquete fiscal, política fiscal. Lo mismo ocurre  con las voces oficial y general.  Como sustantivos hacen el femenino con la anteposición de los artículos –la o -una: Es una oficial correcta y disciplinada.  Es una general del Ejército.

En algún caso, se ha introducido  el vocablo /oficiala/, incorporado por el Diccionario académico, con el siguiente significado: “m y f. Persona que se ocupa o trabaja en un oficio”.

En  cuanto a /generala/ resulta curioso lo que  apunta el código oficial de nuestra lengua. Lo cito a continuación: “1. f. Mil. Toque de tambor, corneta o clarín para que las fuerzas de una guarnición o campo se pongan sobre las armas. 2. f. Arg. y Bol. Advocación de la Virgen reconocida con el grado militar de general. 3. f. coloq. p. us. Mujer del general”.

Gracias por su lectura. Hasta el próximo domingo.

(Publicado 12-1-20)

PALABRAS LLANAS CON TILDE: SÉNIOR Y JÚNIOR

Sénior y júnior son palabras de nuestro idioma y sus orígenes se remontan al latín, la lengua madre del castellano. El complejo de inferioridad lingüística  del que adolecen muchos dominicanos los ha llevado a pronunciar estos vocablos como si procedieran del inglés. La primera manifestación de la manía ha sido prescindir de la tilde, una marca muy propia del español. La segunda, es pronunciar “sínior”, en lugar de sénior, y la tercera manía se manifiesta en sustituir fonéticamente la jota de júnior por la consonante –y (ye) para decir “yúnior”. La cuarta  señal de la anglomanía se nota en la formación del plural, ya que en vez de agregar –es como rige  en español para las palabras terminadas en consonante (séniores y júniores) los anglófilos escriben “seniors”  y “juniors”.

Recientemente (10-1-2020) la FundéuBBVA, institución española que vela por el buen uso de nuestra lengua, divulgó una recomendación en torno al empleo de la palabra /sénior/, precisando que es llana y por su terminación se escribe con tilde.

“La palabra sénior alude principalmente a los profesionales que tienen más experiencia que otros o a los deportistas de edad o categoría superior. De acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas, su uso se ha revitalizado por influencia del inglés, aunque no por ello deja de ser una voz española, de modo que se le aplican las normas generales de acentuación y se escribe sin resalte tipográfico, es decir, sin comillas ni cursiva”, escribió Fundéu BBVA.

Citó  la Nueva gramática de la lengua española, para precisar que el plural se  forma   con la adición de -es, esto es, séniores, no séniors. Agrega que  en las construcciones en aposición, lo habitual es que este segundo elemento permanezca invariable: miembros sénior, directivos sénior, deportistas sénior…

La  voz sénior procede del latín /senior/ que es un término  comparativo  del adjetivo  /senex/ que en la lengua de los romanos  significa “viejo, anciano”.

El Diccionario de la lengua española define ese vocablo de este modo: 1. adj. U. pospuesto a un nombre propio de persona para indicar que esta es mayor que otra emparentada con ella, generalmente su hijo, y del mismo nombre.2. adj. Dicho de un deportista: De la categoría y edad superiores. U. t. c. s.3. adj. Perteneciente o relativo al deportista sénior. Categoría sénior.4. adj. Superior en categoría y experiencia a quienes desempeñan la misma profesión o cargo. Analista sénior.

El apellido Senior es palabra aguda y por eso no se le marca el acento, pronunciado en la última sílaba: niór.

Júnior y no yúnior

Del latín viene también /iunior/, vale decir “más joven”. El Diccionario académico la define así: 1. adj. U. pospuesto a un nombre propio de persona para indicar que esta es más joven que otra emparentada con ella, generalmente su padre, y del mismo nombre. 2. adj. Dicho de un deportista: De categoría y edad inmediatamente inferiores a las del sénior. U. t. c. s.3. adj. Perteneciente o relativo al deportista júnior. Campeonato júnior.4. adj. Inferior en categoría y experiencia a quienes desempeñan la misma profesión o cargo.

El Diccionario Panhispánico de dudas, publicación académica, ha incorporado la voz  júnior con estas precisiones:

“júnior. 1. Voz procedente del comparativo latino iunior (‘más joven’), cuyo uso actual en español se ha revitalizado por influjo del inglés junior. En español debe escribirse con tilde por ser voz llana terminada en consonante distinta de -n o -s (→ tilde2, 1.1.2). Aunque está notablemente extendida la pronunciación inglesa [yúnior], en español debe decirse [júnior], tal como se escribe, con sonido /j/ inicial, de forma análoga al término eclesiástico junior (pron. [juniór]), que procede del mismo étimo latino (→ junior)”.

 

Variaciones sobre  Júnior y junior

El pasado domingo, en artículo titulado  “Palabras llanas con tilde: sénior y júnior”, explicamos el origen latino de estos vocablos, los cuales son parte, de pleno derecho, de la lengua castellana. La publicación causó algunas sorpresas, pues muchos hablantes entienden que estas  palabras proceden  del inglés, lengua en la que también se emplean, sin la tilde, obviamente.

Con  la palabra sénior el caso es simple, basta con colocarle la tilde y pronunciar como se escribe: gerente sénior, redactor sénior…

En  cuanto /júnior/ hay que decir que el empleo de este vocablo resalta peculiaridades del habla dominicana.

En el habla inglesa se estila  agregar la palabra  /junior/ al nombre propio de una persona cuyo padre  es llamado de igual forma: Sammy Davis junior. En República Dominicana el adjetivo júnior  ha sido convertido en nombre de persona,  escrito con J, pero  pronunciado con Y (yúnior).

Cientos de dominicanos llevan este nombre, independientemente de cómo sean llamados sus progenitores y sin observar la advertencia  de que para que suene  Yúnior debe escribirse con la letra ye y llevar la marca del acento en la vocal /ú/.

Tan arraigado está ese hábito lingüístico que un niño de doce años (Ángel Vladimir, un nieto) cuando mataron al abogado Yúniol Ramírez, por investigar las mafias en la OMSA, me preguntó: “¿Por qué al que mataron le escriben el nombre con  -y de payaso, si Júnior se escribe con J? Uno de sus amigos y compañero de clase lleva por nombre Júnior, pero lo llaman Yúnior.

Tengo la presunción de que en España, si alguien tuviera el nombre Júnior, además de que le colocarán la tilde en la ú, lo pronunciarán con J, la misma jota de junio, Julio, Javier, Jaragua, Jacinto, Jacobo, jabón y joder.

La forma habitual de escribir Junior, nombre de persona, sugiere en español que la palabra es aguda y que por tanto la fuerza de entonación estará en la última sílaba: “juniór”.

Una palabra poco conocida en nuestra lengua es precisamente /junior/ (aguda), cuyo origen  se remonta también al latín: iunior ‘más joven’. El Diccionario académico define junior de este modo: m. y f. En la vida religiosa cristiana, persona que, después de haber hecho el noviciado, realiza un período de formación espiritual.

Recuerdo de los tiempos de infancia el Catecismo junior, pronunciado con j y  como voz aguda.  Nada extraño sería que los estudiantes de hoy les trasladasen el acento a la penúltima sílaba (ju), aunque no lo marcaran.

En la Internet he encontrado otro ejemplo adecuado del uso del término junior como voz aguda. Helo aquí:  El Club Deportivo Popular Junior F.C. S.A., conocido como Junior de Barranquilla o simplemente Junior e igualmente por su antiguo nombre Atlético Junior, es un club de fútbol con sede en la ciudad de Barranquilla, Colombia. Fue fundado el 7 de agosto de 1924, convirtiéndose en el tercer club más antiguo del país.​

Una carta

A continuación transcribo la misiva remitida por el profesor Francisco Bernardo Regino, a propósito de la columna correspondiente al domingo pasado (19-1-20).

Estimado don Rafael:

  1. NEÓFITO. Definitivamente, reconozco que soy un lector júnior frente a un maestro sénior que escribe para bien enseñar. Me doy cuenta que soy un padre sénior con respecto a mi hijo que es un júnior, por tener igual nombre. Antes me creía “sinior” y a él “yunior”, ignorando la riqueza de nuestra lengua.
  2. ANGLOFILO. ¡Qué anglófilo he sido por ignorancia! Eso es lo bueno de ser un ignorante sénior, que puedo transformarme en un sabio júnior, con tan buen maestro sénior.

Reciba mi primer saludo para este nuevo año con el afecto y respeto de siempre.  Bernardo Regino.

(Publicados domingos 19 y 26 de enero 2020)

 

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

POBLADORES DE SIEMPRE

17/12/2019

Las palabras indígenas americanas adoptadas por la lengua española representan un gran patrimonio léxico. Nos hablan de historia y de tiempo y nos ayudan a nombrar la realidad americana. La naturaleza antillana, su descripción y su aprovechamiento hicieron necesaria la adopción de las palabras que la designaban. El español adoptó el término caribe sabana para referirse a las amplias llanuras poco arboladas; se sirvió del tainismo manigua para designar el terreno poblado de espesos arbustos tropicales; necesitó del arahuaco cayo para nombrar las islas arenosas del mar de las Antillas; y del taíno conuco para describir las plantaciones agrícolas. Y con los nombres de los entornos naturales llegaron también los nombres de los protagonistas de la fauna.

Ni la manigua, ni la sabana ni los cayos serían lo mismo sin sus pobladores naturales. Los sobrevuelan el totí (caribe) y el guaraguao (caribe). En el atardecer los ilumina la suave luz azulada de los cocuyos (caribe). Las aguas del Caribe guardan el extraordinario tesoro del manatí (caribe o arahuaca) y del carey (taíno) y los ríos esconden el comestible dajao (taíno). En las montañas corren las hutías (arahuaco), grandes roedores antillanos.

La naturaleza antillana también guarda pequeñas sorpresas no tan agradables. Que se lo digan si no a los que han sufrido la picadura de un guabá (taíno) o el azote insistente de los jejenes (arahuaco) o de las niguas (taíno). El que levanta el más humilde bohío o la edificación urbana más sofisticada sigue teniendo presente al comején (arahuaco antillano). Los indigenismos antillanos, para suerte, placer y orgullo de todos los que hablamos español, siguen vivos y sueltos.

 

PALABRAS DEL ALMA

24/12/2019

 Una gran amiga me recuerda en su felicitación navideña que la vida cambia en un instante y sin aviso. Hacemos bien cuando prestamos atención a las palabras de los amigos. Para esta que les escribe el año ha pasado de aquí para allá, empeñándome en lo que más me gusta: estudiar y hablar de las palabras.

El amor por las palabras me llevó en junio a la Feria del libro de Madrid, dedicada a la República Dominicana, donde brilló nuestra forma de hablar y de crear en español. Volví a enamorarme de las palabras del Cantar de mío Cid al contemplarlo por primera vez en su forma originaria. Mi amor por las palabras dio sus frutos en la publicación de mi nuevo libro De la eñe a la zeta. Mi amor por las palabras y por los diccionarios me llevó a Sevilla al XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, de donde regresé cargada de proyectos para el nuevo año que se acerca.

Este año las palabras me llevan y me traen. En un instante de paz, mientras el tiempo pasa entre pucheros navideños, echo la vista atrás a este año que se nos acaba y recuerdo que me ha traído momentos en los que las palabras me han dado la espalda. He perdido a una gran amiga, que solía llamarme «su académica». Aunque hay pérdidas para las que no tenemos palabras propias, hoy me las presta el poeta de Orihuela:

A las aladas almas de las rosas

Del almendro de nata te requiero

Que tenemos que hablar de muchas cosas

Compañero del alma, compañero

 

SIN FECHA EN EL CALENDARIO

31/12/2019

 Último día del año, un día que nos inclina a pasar las hojas del calendario que termina y las del que se avecina. ¿Se han parado alguna vez a pensar en el propio calendario, ese objeto que registra nuestro sistema de representación del correr de los días?

La palabra calendario procede del latino calendarium, y esta, a su vez, deriva del latín kalendae, palabra con la que los romanos designaban al primer día de cada mes. De la palabra calenda deriva el verbo calendar, para referirnos, según lo define el Diccionario de la lengua española, a la acción de ‘poner en las escrituras, cartas u otros documentos la fecha o data del día, mes y año’; un sinónimo curioso de fechar. En el español de América hemos creado calendarizar, derivado de calendario: ‘programar las fechas de determinadas actividades durante un periodo de tiempo’.

En nuestra lengua el calendario también se llama almanaque. En el DLE rastreamos su origen hasta el árabe hispano almanáh, y descubrimos que procede del árabe clásico munáh ‘alto de caravana’. Nuestro diccionario académico explica la metáfora aludiendo a la costumbre de los pueblos semíticos de comparar los astros y sus rutas con las rutas de los camellos en las caravanas.

Que el calendario o el almanaque que comenzaremos mañana esté repleto de encuentros con nuestros seres queridos, de libros pendientes de leer o releer, de experiencias de las que aprender o que compartir, de nuevas palabras; en definitiva, que el año próximo esté lleno de vida y amor, que, recuerden, no tiene horario ni fecha en el calendario.

 

FANTASMA CON PEDIGRÍ

7/01/2020

 El hecho de que una palabra no esté registrada en el diccionario no implica necesariamente que no exista. A esto tendríamos que añadir, con cierta ironía, «y viceversa». Y es que algunos casos demuestran que la inclusión de una palabra en un diccionario no significa necesariamente que esa palabra exista. Las palabras fantasma se cuelan en las páginas de los diccionarios casi siempre como consecuencia de un error o de una serie de errores, y traen a maltraer a los lexicógrafos; los textos en los que nos basamos para documentar las palabras pueden jugarnos una mala pasada.

Pedro Álvarez de Miranda, en su artículo «Palabras y acepciones fantasma en los diccionarios de la Academia», detalla lo difícil que es detectarlas y rastrear cómo llegaron a infiltrarse en el diccionario. Un ejemplo que documenta Álvarez de Miranda es el supuesto sustantivo amarrazón, ‘conjunto de amarras’, registrado en 1726 por el Diccionario de autoridades como término náutico. Este primer diccionario académico avalaba amarrazón con su aparición en la aventura del barco encantado del Quijote, donde el caballero manchego afirmaba: «…debemos embarcarnos y cortar la amarra con que este barco está atado». Álvarez de Miranda rastrea la errata hasta una edición de 1655 en la que se leía «y cortar la amarraçon que este barco está atado». La ortografía académica suprimió muy pronto la ç, que pasó a ser z, pero el fantasma, con pedigrí nada menos que cervantino, ya se había colado en el diccionario.

Como concluye Álvarez de Miranda, «los fantasmas, los de las sábanas blancas, se aparecen y desaparecen. Lo malo de estos otros, de los fantasmas de diccionario es que […] en vez de desaparecer, hay que hacerlos desaparecer. Me pregunto si lo lograremos algún día».

DE LA MANO

14/01/2020

En mis talleres ortográficos los participantes suelen reconocer que la coma es el signo de puntuación cuyo uso les provoca más problemas. Y no son los únicos. La misma Ortografía de la RAE afirma, en el apartado dedicado a la coma, que «dada la diversidad de contextos en los que aparece y la variedad de usos que presenta, no es extraño que sea también el signo de puntuación que más dudas plantea». A los buenos hablantes no les sirve de consuelo el que la dificultad de la coma sea mal de muchos y aspiran a usarla correctamente.

A mi entender, la dificultad de la coma estriba en la relación esencial entre puntuación y sintaxis. Es decir, para puntuar correctamente debemos dominar las relaciones sintácticas. Lamentablemente a la sintaxis se le dedica cada vez menos y peor atención en la formación escolar y esto se traduce en serias dificultades a la hora de comprender cómo funciona nuestra lengua. La función de la coma es fijar los límites de las unidades lingüísticas inferiores al enunciado en la jerarquía lingüística, como la oración o el sintagma. Si no sabemos cuáles son esas unidades, difícilmente podremos emplear la coma adecuadamente.

Si a esto le añadimos que la coma en algunos contextos es opcional y que, en otros, es obligatoria, la dificultad aumenta. Que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Como para tantos otros aspectos de la lengua, la buena lectura ayuda. Un repaso por lo que aprendimos de sintaxis en la etapa escolar tampoco sienta mal. Y si no lo aprendimos, manos a la obra. Sintaxis y coma siempre van de la mano; aprender de una redundará en beneficio de la otra.

 

ELOGIO DE LA PÁMPARA

21/01/2020

No nos cansaremos nunca de repetir que la lengua está viva, aunque algunos preconicen cada día su desintegración. Su esencia es el cambio, precisamente lo que le permite adaptarse a la velocidad del rayo a las necesidades de sus hablantes. Que este cambio nos guste o nos disguste es lo de menos.

Las palabras aparecen, desaparecen, e incluso reaparecen, al ritmo de la vida. No solo se trata de la muerte de antiguas palabras o de términos que nunca llegaron a fraguar en el gusto de los hablantes; o del surgimiento de nuevas palabras de la nada o procedentes de otras lenguas; a veces el cambio está en la aparición de nuevos significados, usos o valoraciones de las palabras que ya teníamos.

Algún día, si alguien no lo está haciendo ya, tendremos que analizar la huella léxica de la música urbana y cuál será la pervivencia de esa huella, empezando por esta nueva acepción del adjetivo urbanona. La difusión de algunas voces o expresiones de uso restringido en determinados sectores socioculturales aumenta precisamente por aparecer en las letras de la música urbana. Esta reflexión surge de la palabra pámpara, tan traída y llevada por los intérpretes de este género, bien como palabra comodín para referirse a aquello que no queremos o no podemos nombrar (algo así como sucede con vaina, nuestro comodín por excelencia); bien como parte de la locución estar en la pámpara o con la pámpara prendida, para referirse a ‘estar en una situación envidiable’.

 

SIGUIENDO LA PISTA

28/01/2020

 

En el español dominicano coloquial y en entornos juveniles parece haber aumentado el uso del sustantivo pámpara. Y digo parece porque, para que tenga efectos en el diccionario, el incremento en el uso debe mantenerse en el tiempo y documentarse. Tomemos el Diccionario de la lengua española de la RAE o, mejor aún, entremos en la página electrónica que lo aloja. Busquemos pámpara. No lo encontramos. Vayamos ahora al Diccionario de americanismos de la ASALE o accedamos a él en línea. Repetimos la búsqueda. Encontramos que pámpara (variante de pámpana) se usa en el español rural de Puerto Rico para referirse a la flor del guineo.

El Diccionario del español dominicano (en papel, todavía no lo tenemos disponible en línea) no incluye esta palabra. Sin embargo, si seguimos buscando, el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico nos confirma la acepción de ‘flor del guineo’. Si seguimos indagando encontramos su relación con el sustantivo pámpana, que sí está registrada en el DLE con el sentido de ‘hoja de la vid’. Puede ser un hilo del que tirar.

¿Será posible que el término pámpara o su variante pámpana se usen también en el español dominicano rural con el sentido que hemos encontrado para Puerto Rico? La suposición de nada nos sirve si no podemos documentar este uso. Aunque así fuera, habría que rastrear el hilo desde la supuesta pámpara rural ‘flor del guineo’ hasta la pámpara urbana usada como palabra comodín.

Tirarse, recatado/rescatado

Por Roberto E. Guzmán

TIRARSE

“Usted puede caminar por cualquiera de sus aceras y tendrá que TIRARSE a la calle. . . “

Algunos de los usos dominicanos de este verbo tienen explicaciones lógicas, al tiempo que otros escapan a explicaciones racionales. El hablante dominicano comparte con los hablantes de español americano algunas de las acepciones que mantiene este verbo del título, otras son “puras” del español dominicano.

No contento con la utilización del verbo, el hablante dominicano ha formado varias locuciones que merecen mención en esta sección; entre estas se mencionarán las que son exclusivas de esta variante de español.

Para arrojar, echar y otros, el hablante de español dominicano prefiere el verbo tirar; piénsese en los letreros que rezan, “No tire basura”. No son pocas las bromas que los dominicanos juegan con respecto del verbo tirar; por ejemplo, el hecho de que no “hace disparos”, sino que “tira tiros”, que es una característica del habla nacional dominicana compartida con otras hablas americanas.

En el español escrito no es raro que se exageren las expresiones, sobre todo los verbos, para llamar la atención del lector. Esto que acaba de anotarse es lo que se piensa que ocurre con el verbo del título en la cita que adorna esta sección.

Otros verbos más neutros en su colorido hubiesen podido describir la acción del transeúnte que desciende a la calle, o que abandona la acera, que baja de la calzada dominicana para ocupar el espacio reservado al tránsito de vehículos.

El espectro de acción del verbo tirar es ancho y propio del dominicano. Una autoridad puede tirar una ley o resolución, que en español internacional sería promulgar, divulgar. No hay que mostrar extrañeza si este tirar equivale a “dejar a alguien en un lugar determinado”; esto es, depositar o colocar rápidamente a una persona sin mucho cuidado en un sitio.

Hay más sorpresa cuando se comprueba que tirar puede expresar la acción de “acarrear”. Ejemplo de esto es, “tirar varios viajes de arena un conductor o un camión”. En funciones de verbo pronominal sirve para transmitir la idea de, “Ponerse una prenda de vestir rápida y descuidadamente”. Entra en contradicción esta acepción con el sustantivo “tire” que pondera la vestimenta elegante o lucida que lleva una persona, “¡Qué tire te has dado!”.

Con el significado de “someterse a algo que requiere tiempo”, en los casos de leer un libro completo, ver programas de televisión o escuchar la radio durante largo tiempo. El verbo en la cita puede interpretarse también con el sentido de “atreverse” que es otro valor, pues el bajar a la calle implica riesgo y la acción denota atrevimiento.

Tirarse, de nuevo, puede manifestar “mantener querella, o diferencias” con alguien. De este modo una persona dice que no quiere malquistarse con otra si usa el verbo en sentido de negación. “No me tiro con él porque no quiero perder mi trabajo”.

Algunas de las locuciones que se forman con la ayuda del verbo tirar son muy coloridas. Piénsese en “tirar paqueticos”, que se utiliza para, “Presumir ante los demás de una cosa que se estrena”. También se emplea para presumir de conocimientos o mostrarlos. “Tirarse a muerto” para abatirse o para, sustraerse, disimular y evitar participación en alguna actividad. “Tirar para arriba”, es, “despilfarrar, malgastar”, así como “despedir de modo violento o sin miramiento a una persona”; también cortar unilateralmente de modo abrupto una relación amorosa una persona sin tomar en consideración los sentimientos de la otra.

Con lo vaciado aquí no se agotan las acepciones del verbo ni se enumeran todas las locuciones. Las palabras que aparecen en negrillas las ha añadido el autor de estos comentarios para que se tomen en consideración. Las citas son sacadas del Diccionario del español dominicano y del Diccionario fraseológico del español dominicano.

 

RECATADO – RESCATADO

“La novela es excelente, para no ser RESCATADO en mi apreciación”.

Decían los viejos que “al mejor escribano se le va un borrón”. Los dos vocablos de esta sección son dispares en sus significados, aunque en la escritura haya semejanza. Puede decirse que el “error es de oído”; es decir, que no se hizo la distinción por medio del contexto y se procedió a escribir de acuerdo con el oído.

En el habla descuidada no se distingue entre los dos vocablos del título; esto así porque pronunciar esas letras eses /s/ trabadas entre una vocal y un sonido consonántico cuesta trabajo para una persona que no cuida de su elocución.

Para el adjetivo recatado, las doctas corporaciones de la lengua hace largo tiempo que lo definen en tanto “circunspecto, cauto”. Así fue desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. Luego se le añadió la posibilidad de asimilarlo a honesto, modesto. Esta característica de la honestidad en el Diccionario de la lengua española se atribuyó a las mujeres. En la actualidad se reconoce como recatada la mujer que es pudorosa, modesta.

Recatar en la acepción que interesa para los fines de esta sección es comportarse con cautela y prudencia. La persona recatada es prudente, cauta, decorosa, reservada, actúa con modestia y es discreta en sus actuaciones.

El verbo rescatar, de donde deriva rescatado, se usó en principio para recobrar mediante el pago de un precio o por fuerza los cautivos o las plazas retenidos por el enemigo. De allí que se pagara un rescate, es decir, una suma de dinero o una cantidad en especies.

En tiempos más recientes el uso ha extendido el radio de acción del verbo para transmitir la idea de liberar a las personas de peligro, daño, trabajo, molestia, opresión. En la enumeración puede apreciarse como transita el verbo de daño y peligro a nociones que son más fáciles de sobrellevar, trabajo, molestia.

Además, el verbo rescatar puede adquirir características parecidas a las del verbo recuperar en los casos en que se trata de cosas que han pasado a manos ajenas.

Con esta extensión puede percibirse cómo el estilo de vida ha extendido el alcance del verbo. En la vida moderna evitar peligro, daño, trabajo, molestia y opresión ha logrado tal importancia que salvar a los seres humanos de estas penas se hace mediante el verbo rescatar. La persona a quien se le evita estos sufrimientos se considera que ha sido rescatada.

La influencia del verbo rescatar se extendió y el uso ha llegado a rescatar cosas perdidas, olvidadas o estropeadas, para volver a usarlas. Se ha tocado con este verbo hasta el tiempo, cuando se habla o escribe de recobrar el tiempo o la ocasión perdidos.

Luego de las explicaciones anteriores, resulta obvio que el adjetivo que cabía para imprimir sentido a la frase reproducida más arriba era recatado, aunque no resulta clara la intención. ¿Cauto?

Sieso, herramienta, decuyo – de cujus

Por Roberto E. Guzmán

 

SIESO

Los dominicanos no tienen que escandalizarse si se trae esta voz a estos comentarios. Esta acaba de ser incorporada en el Diccionario de la lengua española (DEL), con dos acepciones. Una de las acepciones se considera que es de uso, o por lo menos de conocimiento general, y otra, específica a España.

La razón principal para ocuparse de esta voz en estos escritos es porque en República Dominicana esta se conoce con un significado diferente a los que constan en los diccionarios académicos.

La primera acepción es, “Ano con la porción inferior del intestino grueso”. El uso que se hacía o hace de la voz en cuestión en el habla de los dominicanos no es exactamente esta, pero lo que con ella se denomina se encuentra situado muy cerca de la primera acepción de la Academia.

La segunda acepción, la conocida en España, es en función de adjetivo para aplicársela a persona que se considera “desagradable, antipática, desabrida”.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE, asienta una definición del uso que se hace en Perú de la voz para calificar a una persona y tiene algún parecido con la española, “desvergonzada, descarada”. Esta desempeña funciones de nombre también. La otra acepción en ese país se refiere a las, “Nalgas exuberantes de una mujer”.

El sieso de los académicos ya había encontrado su espacio en el Gran diccionario usual de la lengua española de Larousse (2014:1610), pero solo para la primera acepción.  En el Diccionario del español actual (2005-II-4109) consta con las dos acepciones del DLE. El Diccionario de uso del español (2007-II- 2718) trae las dos acepciones, pero para la persona asienta que se usa como adjetivo y nombre.

El sieso sevillano quedó fuera de los repertorio académicos, así como el dominicano. El primero de estos dos vale para, “Individuo de mal talante, intransigente, aguafiestas”, Diccionario del habla sevillana (2007:177).

Este es el lugar para aventurar una explicación acerca del origen de la voz sieso. Cuando la voz probablemente entró en el uso hace más de sesenta y cinco años, los nombres cultos de las partes pudendas eran poco conocidos y el vulgo las llamaba de cualquier manera; en este caso nació de decir, “si, eso”. Eso se refería a la parte que se señalaba y, de ahí, salió sieso.

El sieso dominicano que oyó quien esto escribe era sinónimo de “pipo”. El último se encuentra asentado en el Diccionario de americanismos de la ASALE definido mediante recurso a un sinónimo, vulva.

Lo que separa el sieso dominicano del español es el “nié”, que se estudió antes en uno de estos comentarios y, que puede definirse brevemente como la parte que está en las proximidades, que ni es ano ni es vulva. Como se explicó en esa ocasión, nació de la doble negación “ni es, ni es”

 

HERRAMIENTA

“. . .y venta de bicicletas para incentivar a la empleomanía a utilizar esta HERRAMIENTA”.

Quien lee la frase puede llevarse una sorpresa. No puede negarse que últimamente las publicaciones periódicas serias han integrado entre su personal a personas encargadas de asegurarse de que no se publiquen “perlas” en sus páginas. Esta es una práctica sana que es difícil de llevar a cabo en publicaciones diarias.

Hace muchos años estos correctores (de estilo) eran personas muy versadas en el manejo de la lengua común que tenían un aguzado sentido de la corrección. Tenían autoridad para cambiar cualquier redacción que se saliera de los cánones de lo aceptado por las buenas prácticas de español.

En los últimos tiempos se ha observado una tendencia a utilizar de modo desmesurado la palabra herramienta en lugar de instrumento. En la frase copiada más arriba se observa un uso abusivo de la palabra herramienta, pues en la frase la palabra no se ajusta a la definición. Más abajo se desarrollarán los argumentos que descalifican el empleo de la palabra de esta manera.

Hay utensilios, aparatos y objetos que pueden cambiar de denominación de acuerdo con el uso que de ellos se haga. El ejemplo más viejo es el del cuchillo. En manos del carnicero es una herramienta de su labor. En manos de una ama de casa es un utensilio de cocina. Y en manos de un delincuente es un arma.

Resulta de difícil digestión considerar que una bicicleta pueda considerarse una herramienta; sobre todo si se tiene en cuenta que las definiciones destacan que es un vehículo de dos ruedas y en los últimos tiempos, un aparato gimnástico.

Las herramientas las caracterizan los diccionarios por el material con que son fabricados o por quienes se sirven de ellas para ejercer su profesión o tipo de trabajo. De sus acepciones en tanto objeto ha pasado a ser usada la palabra en sentido metafórico.

En las conversaciones se ha oído a personas usar la palabra herramienta de manera abusiva para referirse hasta a partes del cuerpo que sirven para desempeñar su trabajo. Esto de algún modo se relaciona con lo que se apuntó más arriba con respecto a la definición de herramienta por medio de su destino en tanto instrumento para ejercer una profesión o un medio de subsistencia.

No se considera apropiado que una bicicleta pueda comprenderse entre la categoría de objetos o cosas que son herramientas, a pesar de que en el registro coloquial algunas partes del cuerpo humano o de animales sean consideradas como herramientas.

 

DECUYO – DE CUJUS

“. . .si es pariente directo del DECUYO. . .”

Todo parece indicar en la frase copiada a guisa de ejemplo que se trata de un error de teclado. Esto es, que se ha llevado al español general algo que se había oído, interpretándolo como español, cuando en realidad se trata de latín.

El fenómeno que trató de describirse en el párrafo anterior pertenece más bien a una operación automática que el cerebro y la memoria desarrollan al llevar lo desconocido al campo de lo conocido. Es decir, llevar al español conocido unos sonidos desconocidos que se oyen en un conjunto de sonidos de lengua española.

La locución de cujus del latín se utiliza de modo exclusivo en el léxico jurídico. En algunos sistemas de derecho moderno se ha heredado del latín la locución por medio del derecho francés.

En Derecho sucesorio (sucesoral, en República Dominicana), vale para expresar “causante”, que equivale a aquel de quien proviene el bien o el derecho que se alega.

En latín, puede decirse, es igual que decir en español “de quien”. Sirve para designar la persona por, mediante, de quien, o por quien, alguien reclama o tiene.

Por fortuna no anda tan lejos quien incurrió en el error, pues cuyo, que denota posesión, es equivalente a “de quien” y procede del latín cujus (cuyus) genitivo de quis.

Decuyo, así todo junto, no lo conoce el autor de estos comentarios. Cuyo por sí solo es una palabra que desempeña varias funciones en la lengua española. En tanto relativo, cuyo cada vez se emplea menos en el español hablado y escrito.

Mangue, devolverse, galimatías – *galimatia, orondo – *horondo

Por Roberto E. Guzmán

 

MANGUE

“. . .al tocar los temas de prácticas de parejas simultáneas, enamoramiento, chapeo y MANGUE. . .”

Los jóvenes son quienes mayor cantidad de voces nuevas añaden al léxico de los países en Hispanoamérica. Con la misma velocidad con que aparecen estas nuevas voces, a esa velocidad caen en el olvido, o al menos, reducen drásticamente su uso.

Muchas de las voces de las que se habla en el párrafo anterior pertenecen a una actividad a, a una moda o nueva costumbre. Por la misma realidad y tipo de vida que lleva la juventud, esta se incorpora a los cambios con mayor facilidad o, produce estos cambios por la actitud que asumen ante la vida.

Carmen Silva-Corvalán presenta este fenómeno de manera muy clara, “El grupo de edad que más propende a diferenciarse lingüísticamente es el de los adolescentes, quienes se identifican con su grupo esencialmente por medio del uso de vocabulario y expresiones propias de ellos y de su tiempo. . .” Sociolingüística y pragmática (2001:102).

La introducción que precede es para justificar que se estudie aquí la voz mangue y de paso el verbo manguear. Todavía es muy pronto para poder predecir que esta será solo una denominación de algo pasajero o si la relación a que se refiere la nueva voz tendrá proyecciones en el futuro.

Hay que dedicarle unas reflexiones a la voz porque ha pasado del habla de algunas personas a las consideraciones de estudiosos de la conducta social; esto es, se ha proyectado al español dominicano escrito; en consecuencia, está documentado. Por lo tanto, no puede pasarse por alto.

Este mangue consiste es una relación ocasional sin compromiso que conlleva reciprocidad de favores y servicios. Esa es la caracterización que puede extractarse de lo leído acerca de esta práctica.

Ha de tenerse en cuenta que el significado del verbo manguear del español dominicano guarda poca relación con el de otros países de Hispanoamérica, en los cuales se entiende por esta acción en sentido figurado, “Atraer [a alguien] con halagos y mañas”. Puede observarse que el verbo dominicano reposa sobre el resultado de la actividad reconocida en otros países; esto es, relación amorosa ocasional que reposa sobre favores y servicios recíprocos.

 

DEVOLVERSE

“Se DEVOLVIÓ a la cafetería donde. . .”

Es posible que para muchos hablantes de español dominicano cuando acuden al Diccionario de la lengua española les cause sorpresa encontrar que el verbo que figura en ese lexicón es devolver, así, sin mención de ninguna clase. Otra circunstancia que les producirá extrañeza es que entre las acepciones no hay una que satisfaga el uso que del verbo hacen los dominicanos. Al final aparece la mención “R. Dom.” Para una acepción que reza así: “Volverse, dar la vuelta”.

Cuando se consulta en el mismo diccionario el verbo volverse, este lleva a volver que en la acepción que más se acerca al devolverse dominicano expresa, “Ir al lugar de donde se partió”. No hay mejor fortuna si se trata de hallar respuesta en el Diccionario de americanismos de las Academias, pues allí figura, “Volverse al lugar de donde se ha salido”.

Ahora bien, en esta fase de la sección ha de entrarse en los aspectos que han motivado el estudio de este verbo. En el habla de los dominicanos el verbo devolverse no implica regresar al lugar de donde se partió. En esta habla con mucha frecuencia se usa el verbo devolverse para expresar que la persona que salió de un lugar desistió de llegar al sitio hacia el cual se dirigía; es decir, interrumpió su marcha o viaje.

Lo que se asevera en el párrafo anterior a este con respecto del verbo devolverse no es todo, pues quien renuncia a llegar hasta su destino NO vuelve al sitio desde donde arrancó. La intención principal que lleva el verbo en el habla de los dominicanos es expresar que se renuncia a alcanzar el lugar de destino, sin que ello conlleve retornar al punto de partida.

Hasta el momento en que se redactan estas notas no se ha encontrado rastro de estas explicaciones, acepciones o definiciones que se han detallado más arriba. Por este medio se hace constar el uso en el habla para que los especialistas las tomen en cuenta.

 

GALIMATÍAS – *GALIMATIA

“. . .fue un escambroso ejemplo de GALIMATÍA jurídica. . .”

Con respecto al término galimatías hay dos asuntos que deben retenerse que no son para olvidar. El primero es que es de género masculino; por lo tanto, en la frase de la cita debió el redactor escribir “jurídico”, es masculino.

El segundo asunto salta a la vista, pues siempre lleva la letra ese /s/ al final, sin que ello signifique que sea plural. El amigo chusco decía que si bien es cierto que como escribe la Real Academia la palabra entra en español desde el francés, nada tiene que ver con el galo Matías.

Algunos etimólogos soslayan el asunto del origen del término asegurando que es de origen remoto incierto. El origen mediato es del francés, como ya se mencionó. El francés lo recibió del griego. Al pobre evangelista Mateo “le echan la cuaba”, pues al principio de su evangelio describe una genealogía en lenguaje embrollado, de donde en esa lengua escriben katà Mattaîon.

Ah, no hay que olvidar que galimatías significa lenguaje oscuro, sea por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. En el registro coloquial se acepta el término del título para llamar algo que tiene característica de “confusión, desorden, lío”.

 

ORONDO – *HORONDO

“. . .en cambio la zona de la emoción se levanta orgullosa y *HORONDA”.

La letra hache /h/ solo suena cuando falta o la escriben de más. Esto es, adquiere importancia en los casos en que se hace mala administración de su representación. Se escribe representación porque no tiene sonido alguno. En la cita llama la atención porque debe estar ausente de la escritura de la palabra (h)orondo, a.

En esta sección se mencionarán algunos datos con respecto de esta letra. Algunas de las informaciones que se suministrarán están relacionados con la historia de la letra hache.

La Real Academia reconoce que la letra hache es un “signo ortográfico ocioso, mantenido por una tradición respetable”. Hay que subrayar que la corporación de la lengua española recurre al adjetivo “respetable” para imprimir fuerza y carácter a lo que sostiene. La lengua española recibió la hache del latín porque se encontraba ya en la ortografía de esa lengua.

No hay que rasgarse las vestiduras ni mostrar asombro cuando se lee que algunos académicos y estudiosos de la lengua española han propugnado por la eliminación de la letra sin sonido. El signo ortográfico aquí estudiado ha dado lugar a aspiraciones de la h, para así hacer sentir su presencia. En algunos casos, por ejemplo, jipato, en dominicano, que viene de hipado, hinchado.

La palabra orondo es de cepa muy antigua en el español general. Consta en el Diccionario de autoridades en el tomo quinto, en la impresión de 1737. Dice allí que es adjetivo para, “Campanudo, pomposo, presumido, amigo de ser visto y parecer bien”. (Adaptación al español moderno de RG). Estas características las resumió el Diccionario de la lengua española a “Lleno de presunción y muy contento de sí mismo”.

Todavía en el año 1914, el Diccionario de la Real Academia Española traía la voz horondo, a y remite a orondo para su definición. Así aparece en la página 554 de esa edición. Quizás esta hache fue la que motivó que usaran jorondo en Tabasco, México, Diccionario de mejicanismos (1895:323). Aún en tiempos modernos en Honduras se expresan de ese modo.

Carnavalero, salonar, chaquetero/a, ostentar – sustentar

Por Roberto E. Guzmán

CARNAVALERO

“. . .investigador, antropólogo, CARNAVALERO. . .”

Los carnavales son tradiciones profundamente arraigadas en la cultura dominicana. No es raro, por tanto, que las actividades, los participantes y las manifestaciones de estas fiestas populares reciban nombre o se hagan destacar con el uso de adjetivos.

En los diccionarios que se consultan de modo habitual no se ha encontrado la voz del título. En la época por la que se atraviesa en la actualidad no resulta extraño que algunas voces nuevas reclamen reconocimiento amparadas en una necesidad que surge o se afirma.

En nuestra América, y especialmente en las Antillas, existe inclinación a formar nuevas palabras con el auxilio de la terminación -ero. Esta terminación es de larga data en español, procede de una conocida ya en latín -arius. “Se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos y adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). En esa obra se expresa que los adjetivos denotan afición del agente.

En el caso específico de la cita, porque la voz carnavalero está precedida de una coma /, /, se piensa que no se integra con la palabra que la precede inmediatamente; por tanto, funciona la voz en cuestión en tanto “aficionado a, promotor de, asistente de, organizador de” carnavales.

Basta con pensar en voces corrientes en el habla de los dominicanos, por ejemplo, “quinielero, billetero, bueyero, cañero” y muchas otras para entender la producción.

En un país con una época de carnavales catalogada en la categoría de atracción general, con variedad en sus manifestaciones y celebrada en todo el territorio dominicano, es natural que se haga sentir la necesidad de llamar o de reconocer las cualidades de las personas o denominarlas, cuando estas muestran interés, inclinación, o afición por los carnavales.

A manera de conclusión se piensa que la voz del título, carnavalero, por su formación y por la intención de significado que representa merece que se le haga un espacio en el español; por lo menos en el español dominicano.

 

SALONAR

Hay que mantener los oídos bien pendientes para detectar las nuevas voces que entran en el español dominicano. Muchas de estas voces son de vida efímera; otras tienen mejor fortuna y logran permanecer en el reservorio de los hablantes.

La voz del título tiene ya otras de la misma familia que han logrado integrarse al español de los dominicanos por medio de su permanencia y uso constante. Entre esas palabras puede contarse el verbo salonear, el sustantivo salonazo, así como los nombres salonero, a.

El verbo salonear es ir o estar en el salón de belleza, peluquería para damas. Es un verbo que las mujeres dominicanas saben conjugar con asiduidad en todo el territorio dominicano. Hay que tomar este comentario de modo positivo, pues con eso se resalta el cuidado que las dominicanas ponen en su apariencia.

Lo que ha llamado la atención con respecto al verbo salonar, es que a pesar de que se ha formado sobre la palabra salón, no se refiere al de belleza, sino al salón de baile. Es algo sabido que en República Dominicana se consideró el “salón de baile” aquel que frecuentaba la sociedad, por oposición a los sitios de bailar de baja categoría. De allí que se hablara de un “baile de salón”.

En publicaciones especializadas se ha escrito acerca de la diferencia que existe entre el merengue de salón y el otro que puede ser el original a ritmo de güira, acordeón y tambora. Salonar es entonces hacer de un ritmo, por ejemplo, merengue, una pieza musical tocada por una orquesta o conjunto musical más numeroso que el trío, en el que participan instrumentos “de viento”. Con el verbo salonar se expresaba la acción de convertir un simple merengue en un ritmo apropiado para bailar en un salón de baile de las personas de primera clase.

 

CHAQUETERO/A

“En el lugar ocuparon. . .una radio de comunicación, una CHAQUETERA y varios celulares. . .”

El vocablo chaquetero/a es interesante desde varios puntos de vista. Posee varias significaciones que varían de acuerdo con el país y las circunstancias. Algunas significaciones, como se verá, pueden ser ofensivas, al tiempo que otras son de práctica constante.

El chaquetero más conocido es el que cambia de partido. En esa dirección se orienta el otro chaquetero que es el adulador. Sin ir más lejos de allí se sitúa el tercer chaquetero que es el servil.

El chaquetero de dudosa reputación es el que se masturba, que es una acepción reconocida en por lo menos cuatro países de América Central.

Por medio del contexto puede presumirse que la chaquetera a que se refiere la frase transcrita es una formación americana de un objeto o accesorio que sirve para guardar o preservar chaquetas. La chaqueta que se encuentra en el origen de esta chaquetera es la conocida en el español internacional que corresponde al “saco” de muchos países americanos y que en algunos países recibe el nombre de “americana”.

Algunas personas puede que hayan visto unas fundas grandes con una cremallera (zíper) incorporado, con suficiente espacio en su interior para guardar o transportar varios “sacos” o trajes de vestir; esta funda tiene un orificio en su parte superior que permite que pase a través de este el gancho que sirve para colgarla con la mencionada vestimenta dentro.

En resumen, la chaquetera se piensa que es un accesorio que sirve para guardar o transportar chaquetas sin que estas se arruguen, ensucien o estropeen.

 

OSTENTAR – SUSTENTAR

“. . .es la primera dominicana en SUSTENTAR este puesto. . .”

Estos dos verbos del título son muy diferentes uno de otro. La primera idea que transmite el verbo utilizado en la frase -sustentar- es que la dominicana sostiene o aguanta el puesto. Este sostener vale para expresar sujetar o mantener una cosa firme.

Al revisar los genes del verbo sustentar su formación hace pensar en lo que se escribió más arriba, en sostener arriba, sus y tenere, que lleva la idea de estar debajo de una cosa para evitar que esta caiga.

Se piensa que el verbo que comunica la idea cierta es el verbo ostentar y por eso figura en el título. El verbo ostentar posee varias acepciones. Entre ellas “mostrar, exhibir”. En el caso de la cita ostentar funciona como sinónimo de detentar, en el sentido de poseer una cosa que otorga un determinado derecho, valor o poder.

Basta con recordar el vocablo ostensible que pertenece a la misma familia de ostentar, es decir, derivado de ostentare que significa que puede mostrarse, exhibirse, notarse.

No se piensa que sea tan difícil discriminar el uso de estos dos verbos; sobre todo diferenciarlos y emplearlos de manera adecuada a los casos, situaciones y circunstancias.

Desenchufarse/desenchuflarse, cavar/*cavar, implantar, novatez

Por Roberto E. Guzmán

DESENCHUFARSE – DESENCHUFLARSE

Los dos verbos del título son sinónimos, la única diferencia es que el segundo, el que tiene la letra ele /l / es solo un epéntesis del primero. Los dos verbos son de uso en el español dominicano.

El primero de los dos verbos es el que usan las personas con mayor grado de educación formal, mientras que el segundo es el que emplean y conocen las personas con menor grado de educación escolar.

Se toman estos verbos para estudiar aquí porque poseen en el habla de los dominicanos una acepción especial que es desconocida de los hablantes de otras variedades de español. Primero se repasarán las significaciones del español general para mencionar también las que existen en otras hablas particulares. Por último, se estudiará en detalle la acepción del verbo en español dominicano.

En el español internacional desenchufar es “separar o desacoplar lo que está enchufado”. En algunos contextos dirían que este verbo es equivalente de desconectar; sobre todo si se tiene en cuenta que enchufar es “establecer una conexión eléctrica. . .” Hay que añadir que este verbo posee otras acepciones que no vienen al caso.

El verbo desenchuflar circula en el español de Honduras, El Salvador, República Dominicana, Colombia y Puerto Rico. En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias, se encuentra para este verbo la acepción, “Separar o desacoplar algo de aquello en que está enchufado”.

La acepción dominicana particular toma vigencia cuando el verbo desenchufarse se utiliza en sentido figurado. La persona que es sujeto y objeto del verbo se separa, se aleja, se desconecta de las obligaciones deberes y actividades que les son impuestas por la vida. Con el uso del verbo la persona que lo utiliza da a entender que se aleja, a veces, hasta de las compañías o de la vida en sociedad, aunque sea por un período corto de tiempo.

Con mucha frecuencia se ha oído que un hablante de español dominicano dice que está cansado y que se desenchufará todo el fin de semana para “botar el golpe”. Otros ejemplos de este tipo podrían escribirse, pero se piensa que no hace falta hacerlo.

Con este escrito se trata de aportar alguna documentación que sustente la inclusión de este verbo, con esa acepción presentada y explicada, en los próximos diccionarios de español dominicano.

 

CAVAR – *CABAR

“. . .y en todo caso cualquiera de ellos saben (sic) que al hacerlo CAVARÍAN (sic) sus propias sepulturas. . .”

Causa pesar dejar sin considerar cuál es el sujeto de los verbos y de los complementos en la frase copiada más arriba, pero el asunto principal en esta sección es lo atinente a la ortografía y significado del verbo que debió aparecer en la oración.

Desde su origen en latín el verbo cavar se ha escrito con una uve /v/, conocida como ve/be corta, chica o de vaca. En latín el verbo era cavare, que significaba ahuecar.

En un principio en español era ahondar la tierra con un instrumento de labor, azada, azadón, u otro semejante. No se usaba solo para ahondar la tierra, sino también para levantarla, moverla.

Todos los verbos de esta familia llevan la uve, excavar, cueva, caverna, cavidad, socavar. La voz *cabar no se conoce en español; por tanto, no vale la pena perder el tiempo en cavilaciones.

 

IMPLANTAR

“. . . afirmar que la representante del Ministerio Público IMPLANTÓ drogas en dicho lugar. . .”

A veces una persona sale huyendo de un mal menor y cae en un mal peor. Eso que se ha escrito en la oración inmediatamente anterior a esta es lo que parece que ha sucedido en la cita que se ha transcrito a manera de ejemplo. No hay pena, se explicará todo en detalle.

No hace mucho tiempo los escribientes de español estuvieron usando el verbo “plantar” para la misma acción que se menciona en la frase del ejemplo. Se criticó esa selección porque era una burda traducción del inglés to plant que en esa lengua se presta muy bien para el hecho señalado en la frase del ejemplo.

El verbo implantar en español tiene añejas acepciones en agricultura. De allí extendió su manto a cosas inmateriales, como las ideas, costumbres, doctrinas que se establecen y ponen en ejecución. La medicina moderna y la odontología se han servido del verbo implantar para las prótesis y hasta órganos.

Lo que NO significa el verbo implantar es colocar de modo subrepticio algo, con mala intención, para que luego sea descubierto, publicado, conocido. Esa significación solo existe en lengua inglesa.

Era quizás demasiado sencillo escribir “colocar de manera encubierta drogas”. Sí, es cierto, es más largo, pero es español y se entiende en todas las situaciones.

 

NOVATEZ

“. . .quizás influenciada por mi NOVATEZ al volante. . .”

El español es un idioma rico que se enriquece sin cesar. En los últimos tiempos la velocidad de la circulación de voces ha aumentado. Algunas voces salen de su ámbito de origen y se dan a conocer en otras latitudes en un período muy corto.

Es posible que al articulista al escribir la nueva voz haya evaluado la falta de una palabra para definir o mencionar la cualidad de novato en sentido abstracto y la necesidad que experimentó de nombrar la situación o estado.

No cabe duda de que la selección que se hizo para formar la nueva palabra ha sido acertada porque el sufijo -ez es usado en español para formar sustantivos abstractos femeninos derivados de adjetivos. Con la voz así formada se busca y logra mentar la cualidad expresada por el adjetivo.

Hay otras palabras de esta familia que han logrado acreditarse en lengua española; novatada es una de ellas y sus acepciones van desde la broma a que se someten los novatos, hasta la contrariedad misma en que se incurre por falta de experiencia. Otra palabra muy conocida de esta familia de palabras es “novato”, que es el inexperto o principiante en una actividad.

Algo que puede percibirse en el esfuerzo que ha hecho el redactor al introducir la nueva voz es el deseo de evitar tener que recurrir a una perífrasis para referirse a la cualidad de novato.

Con este tipo de creación solo queda mantenerse atento para evaluar más adelante la permanencia y el uso, si es que ocurren en el futuro. Solo esos dos rasgos -permanencia y persistencia en el uso- pueden ganarle al neologismo un puesto en los diccionarios.

Chola, cerrarse, concesional, claudicar/vencer

Por Roberto E. Guzmán

CHOLA

El sustantivo chola tiene (o tenía) en el habla de los dominicanos una significación diferente de la que posee en otras hablas. Hace tiempo que no se oye el vocablo usado de la forma en que se usó hace largo tiempo. Se documentará aquí porque no se ha encontrado rastro de este en las obras lexicográficas consultadas.

Por medio de las entrevistas que se han realizado se ha podido determinar que el vocablo chola quizás perteneció al habla de los jóvenes dominicanos en el ambiente de las escuelas, o a jóvenes de los centros urbanos en edad escolar.

En América el adjetivo o sustantivo cholo/a se aplica al mestizo de blanco e india. Se utiliza también para mencionar al indio que ha adoptado las costumbres de la cultura occidental. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española consigna otros usos menos generalizados.

En algunas ocasiones ha de tenerse cautela con el uso de voces que no son frecuentes en nuestro medio, pues pueden ofender sin intención de hacerlo. En Perú usan el verbo cholear con el sentido de “discriminar al otro”. Calificar de cholo a alguien puede ser una manera de discriminar al sujeto de rasgos andinos.

La chola dominicana es nada menos que la cabeza. Así se usó en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Es probable que al mencionar por este medio este uso algunos dominicanos de sesenta y más años de edad recuerden el uso.

Quizás no haya posibilidad de confirmar el uso de chola con la ayuda del empleo en documentos, pero no debe olvidarse que antes de poder componer los diccionarios diferenciales, ha de existir el uso y no siempre es posible hacerlo con referencias a fuentes documentales. Es pertinente que se recuerde aquí que cuando se reúnen las voces para componer cualquier tipo de diccionario, no se critica que los diccionaristas recurran a utilizar otros diccionarios.

 

CERRARSE

Todas las indagaciones que se han hecho con relación al verbo que figura en el título indican que mantiene una significación en el habla de los dominicanos que no ha sido reseñada en los lexicones diferenciales para esa habla.

En las conversaciones entre hablantes de español dominicano puede oírse con alguna frecuencia que algunos interlocutores no ceden a argumentos opuestos o posiciones contrarias.

Se opina que una persona se cierra cuando deja de oír razones, cuando no cede a explicaciones. Quien se conduce de la manera descrita deja de admitir argumentaciones, cesa de razonar, no usa más la razón o la inteligencia.

En estos casos se dice a menudo que la persona “se cerró” y mantiene su criterio por encima de cualquier tipo de aclaración, exposición. Este tipo de cierre intelectual lleva a la obstinación. La persona que actúa de este modo cierra el entendimiento.

El español dominicano conoce una locución adjetiva, “más cerrado, da que un aguacate” que refuerza lo que se ha explicado antes. Esa locución consta en el Diccionario del español dominicano (2013:167), con la acepción “Referido a persona, testaruda”. Puede retenerse la testarudez como un grado de la obstinación.

Aparte de este cierre hay otro que no se ha incluido en los repertorios de español dominicano y que se emplea en la actividad beisbolera. Cuando se espera que un bateador dé un “toque” a la pelota, el “cuadro se cierra”. Esto se hace también en los casos en que hay corredor en las bases, y solo falta sacar otro jugador fuera para cerrar la entrada; se ordena a los jugadores del “cuadro” acercarse al lanzador. Parece que también se usa este “cierre” cuando se desea realizar una “doble matanza”.

Con las explicaciones anteriores se espera contribuir a documentar un uso que ha escapado a las investigaciones de los lexicógrafos.

 

CONCESIONAL

“. . .el país tendrá acceso a recursos en condiciones financieras CONCESIONALES. . .”

En los últimos tiempos se ha observado un elevado auge en la creación y adaptación de nuevas voces a la corriente tradicional de la lengua internacional.

En otras ocasiones las nuevas voces son copias mal adaptadas de palabras de lenguas extranjeras. En muchos de estos casos las voces introducidas son innecesarias. La necesidad real nace de las nuevas condiciones de vida, de nuevas prácticas en el mercado financiero y en el mundo de los negocios.

Como era de esperarse, algunas de estas nuevas voces ya eran moneda corriente en lenguas extranjeras, sobre todo en inglés que es la lengua que encabeza las operaciones financieras internacionales.

Concesional es una palabra que tiene estrecha relación con otras palabras del español tradicional, tales como concesión, concesivo y el verbo conceder. Está formada de acuerdo con los cánones de la lengua convencional.

El Diccionario integral del español de la Argentina (2008:414) trae la voz estudiada aquí con la definición siguiente: “Relativo a la concesión: el contrato concesional / el derecho concesional”. El sentido de concesión que debe retenerse en el caso específico de la cita es el de una organización financiera cuando cede algo en beneficio de otra parte, generalmente para conseguir algo en cambio.

En inglés conocen una voz que según parece es la que se encuentra en el origen de la estudiada aquí, concessional. Esta en esa lengua es el adjetivo que corresponde al sustantivo concesión del inglés, concession.

 

CLAUDICAR – VENCER

“. . .ya que el tiempo legal para ocupar esa posición ya CLAUDICÓ. . .”

Algo claudica en esta frase; es decir, algo cojea en esta frase. Claudicar y cojear son verbos equivalentes. El verbo claudicar ha refinado sus acepciones a través del tiempo. En su sentido figurado significó y aún significa en algunas situaciones, “proceder y obrar defectuosamente o desarregladamente”, así figura en la Enciclopedia del idioma de Martín Alonso (1958-I-1088).

En la lengua actual el uso ha impuesto el verbo claudicar en tanto equivalente de “ceder, transigir”, o, “abandonar una idea”, en el sentido de “dejar de cumplir deberes o mantener principios”. Una acepción que se ha mantenido a través del tiempo es la de cojear, de donde el nombre Claudia significa “coja”.

No hay espacio en el verbo claudicar que permita que se le confunda con “vencer” en cuanto a terminar plazos o llegar algo a su término de vencimiento.

El verbo vencer indica en funciones intransitivas con respecto de un término o de un plazo, cumplirse. Con respecto de un contrato, “terminar o perder su fuerza obligatoria por cumplirse la condición o el plazo en él fijados”. Ante una deuda u obligación señala que se hace exigible por haberse cumplido la condición o el plazo; esto es, acabarse el plazo.

Es oportuno aclarar que con respecto de los dos verbos del título solo se han estudiado las acepciones que son relevantes para los fines de esta sección.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

¿BUEN DÍA O BUENOS DÍAS?

16 noviembre, 2019

El señor Cándido Martínez corresponde al tipo de lector que justifican la publicación de esta columna: por su lectura habitual, sus comentarios y por la sugerencia de temas a tratar. El apreciado romanense ha sugerido que sea tratado lo concerniente a determinadas formas de saludo, específicamente aquellas que dejan dudas en los hablantes acerca de si deben pronunciarse en singular o en plural.

Entre quienes expresan “buenos días”, “buenas tardes” o “buenas noches” aparecen los que justifican el plural porque la expresión afectiva va dirigida a varias personas, como si se estuviera repartiendo afectos y a cada uno se le diera lo suyo. Quienes prefieren estos saludos en singular –entre los que me cuento- argumentan –o argumentamos- que el día, la mañana y la tarde que se está viviendo en el momento es solo uno y por eso las fórmulas “buen día”, “buena tarde” y “buena noche” incluyen a un grupo como a una persona.

Pero en esto la teoría no es tan importante como el uso. Las publicaciones académicas son poco explícitas al respecto. El Diccionario panhispánico de dudas, editado por la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALES), señala al respecto lo siguiente:

“La fórmula de saludo que se emplea durante la mañana es, en el español general, buenos días. No obstante, en algunos países de América del Sur se utiliza también la fórmula buen día…” No se refiere a la fórmula expresiva de la tarde ni de la noche. El Panhispánico fue publicado en 2005.

 

 
JUSTO Y ENÉRGICO

22/11/2019

En más de una ocasión he escrito  que el pensamiento de Juan Pablo Duarte mantiene plena vigencia  y que si fuera tomado en cuenta para el ejercicio  del gobierno, la situación en República Dominicana fuese menos calamitosa. La doctrina política del acendrado patricio reúne directrices para enfrentar  nuestros principales problemas.

“El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico…o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional.” Esa frase es  un reclamo del fundador de la República Dominicana que amerita atención.

El Gobierno debe mostrar energía para enfrentar problemas sociales, económicos o de la índole que fuesen. Pero con justicia.

La tradición política dominicana  exhibe una amplia colección de gobiernos pasados de enérgicos, pero no justos.

Nuestros gobernantes han honrado a Duarte de palabra, en fiestas patrias, sin ir más allá de lo estipulado por  el protocolo ceremonial. Su doctrina nada ha interesado, y menos si refiere cómo escarmentar a los traidores.

¡Albricias! Ha aparecido un candidato presidencial que ve en las ideas del ilustre padre de la Patria una guía adecuada para orientar una obra de gobierno y conducir al pueblo dominicano hacia el necesario sosiego y merecida felicidad. Me refiero al licenciado Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno.

El candidato del PRM  y otras fuerzas aliadas ha  asegurado  que el mejor programa de gobierno para impulsar la  prosperidad de  nuestra nación,  nos lo dejó el padre fundador, Juan Pablo Duarte, y citó  la expresión: “El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico… o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”.

Abinader pronunció  un discurso profundo y claro ante un grupo de personalidades que el pasado miércoles  declararon   apoyo a su candidatura. Entre ellos los juristas José Enrique Hernández Machado, Hipólito Herrera  Pellerano, Rafael Luciano Pichardo y  Ramón Horacio González  Pérez. Basó su disertación en las palabras “justo  y enérgico”.

Dijo que en esas palabras se sostienen las ideas del gobierno que se propone  desarrollar.  “La justicia es dar a cada quien lo que es debido,  y nos hemos propuesto que así sea, porque no es justo ofrecer como dádiva a los ciudadanos lo que les pertenece por derecho”.  Ha de ser  justo un gobierno apegado a los valores éticos y morales. Para lograr una sociedad justa es imprescindible eliminar toda influencia externa sobre el Poder Judicial. Abinader ha prometido un ministerio público independiente, lo cual le ha ganado simpatía  en  quienes anhelan el adecentamiento de la administración de justicia.