Sieso, herramienta, decuyo – de cujus

Por Roberto E. Guzmán

 

SIESO

Los dominicanos no tienen que escandalizarse si se trae esta voz a estos comentarios. Esta acaba de ser incorporada en el Diccionario de la lengua española (DEL), con dos acepciones. Una de las acepciones se considera que es de uso, o por lo menos de conocimiento general, y otra, específica a España.

La razón principal para ocuparse de esta voz en estos escritos es porque en República Dominicana esta se conoce con un significado diferente a los que constan en los diccionarios académicos.

La primera acepción es, “Ano con la porción inferior del intestino grueso”. El uso que se hacía o hace de la voz en cuestión en el habla de los dominicanos no es exactamente esta, pero lo que con ella se denomina se encuentra situado muy cerca de la primera acepción de la Academia.

La segunda acepción, la conocida en España, es en función de adjetivo para aplicársela a persona que se considera “desagradable, antipática, desabrida”.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE, asienta una definición del uso que se hace en Perú de la voz para calificar a una persona y tiene algún parecido con la española, “desvergonzada, descarada”. Esta desempeña funciones de nombre también. La otra acepción en ese país se refiere a las, “Nalgas exuberantes de una mujer”.

El sieso de los académicos ya había encontrado su espacio en el Gran diccionario usual de la lengua española de Larousse (2014:1610), pero solo para la primera acepción.  En el Diccionario del español actual (2005-II-4109) consta con las dos acepciones del DLE. El Diccionario de uso del español (2007-II- 2718) trae las dos acepciones, pero para la persona asienta que se usa como adjetivo y nombre.

El sieso sevillano quedó fuera de los repertorio académicos, así como el dominicano. El primero de estos dos vale para, “Individuo de mal talante, intransigente, aguafiestas”, Diccionario del habla sevillana (2007:177).

Este es el lugar para aventurar una explicación acerca del origen de la voz sieso. Cuando la voz probablemente entró en el uso hace más de sesenta y cinco años, los nombres cultos de las partes pudendas eran poco conocidos y el vulgo las llamaba de cualquier manera; en este caso nació de decir, “si, eso”. Eso se refería a la parte que se señalaba y, de ahí, salió sieso.

El sieso dominicano que oyó quien esto escribe era sinónimo de “pipo”. El último se encuentra asentado en el Diccionario de americanismos de la ASALE definido mediante recurso a un sinónimo, vulva.

Lo que separa el sieso dominicano del español es el “nié”, que se estudió antes en uno de estos comentarios y, que puede definirse brevemente como la parte que está en las proximidades, que ni es ano ni es vulva. Como se explicó en esa ocasión, nació de la doble negación “ni es, ni es”

 

HERRAMIENTA

“. . .y venta de bicicletas para incentivar a la empleomanía a utilizar esta HERRAMIENTA”.

Quien lee la frase puede llevarse una sorpresa. No puede negarse que últimamente las publicaciones periódicas serias han integrado entre su personal a personas encargadas de asegurarse de que no se publiquen “perlas” en sus páginas. Esta es una práctica sana que es difícil de llevar a cabo en publicaciones diarias.

Hace muchos años estos correctores (de estilo) eran personas muy versadas en el manejo de la lengua común que tenían un aguzado sentido de la corrección. Tenían autoridad para cambiar cualquier redacción que se saliera de los cánones de lo aceptado por las buenas prácticas de español.

En los últimos tiempos se ha observado una tendencia a utilizar de modo desmesurado la palabra herramienta en lugar de instrumento. En la frase copiada más arriba se observa un uso abusivo de la palabra herramienta, pues en la frase la palabra no se ajusta a la definición. Más abajo se desarrollarán los argumentos que descalifican el empleo de la palabra de esta manera.

Hay utensilios, aparatos y objetos que pueden cambiar de denominación de acuerdo con el uso que de ellos se haga. El ejemplo más viejo es el del cuchillo. En manos del carnicero es una herramienta de su labor. En manos de una ama de casa es un utensilio de cocina. Y en manos de un delincuente es un arma.

Resulta de difícil digestión considerar que una bicicleta pueda considerarse una herramienta; sobre todo si se tiene en cuenta que las definiciones destacan que es un vehículo de dos ruedas y en los últimos tiempos, un aparato gimnástico.

Las herramientas las caracterizan los diccionarios por el material con que son fabricados o por quienes se sirven de ellas para ejercer su profesión o tipo de trabajo. De sus acepciones en tanto objeto ha pasado a ser usada la palabra en sentido metafórico.

En las conversaciones se ha oído a personas usar la palabra herramienta de manera abusiva para referirse hasta a partes del cuerpo que sirven para desempeñar su trabajo. Esto de algún modo se relaciona con lo que se apuntó más arriba con respecto a la definición de herramienta por medio de su destino en tanto instrumento para ejercer una profesión o un medio de subsistencia.

No se considera apropiado que una bicicleta pueda comprenderse entre la categoría de objetos o cosas que son herramientas, a pesar de que en el registro coloquial algunas partes del cuerpo humano o de animales sean consideradas como herramientas.

 

DECUYO – DE CUJUS

“. . .si es pariente directo del DECUYO. . .”

Todo parece indicar en la frase copiada a guisa de ejemplo que se trata de un error de teclado. Esto es, que se ha llevado al español general algo que se había oído, interpretándolo como español, cuando en realidad se trata de latín.

El fenómeno que trató de describirse en el párrafo anterior pertenece más bien a una operación automática que el cerebro y la memoria desarrollan al llevar lo desconocido al campo de lo conocido. Es decir, llevar al español conocido unos sonidos desconocidos que se oyen en un conjunto de sonidos de lengua española.

La locución de cujus del latín se utiliza de modo exclusivo en el léxico jurídico. En algunos sistemas de derecho moderno se ha heredado del latín la locución por medio del derecho francés.

En Derecho sucesorio (sucesoral, en República Dominicana), vale para expresar “causante”, que equivale a aquel de quien proviene el bien o el derecho que se alega.

En latín, puede decirse, es igual que decir en español “de quien”. Sirve para designar la persona por, mediante, de quien, o por quien, alguien reclama o tiene.

Por fortuna no anda tan lejos quien incurrió en el error, pues cuyo, que denota posesión, es equivalente a “de quien” y procede del latín cujus (cuyus) genitivo de quis.

Decuyo, así todo junto, no lo conoce el autor de estos comentarios. Cuyo por sí solo es una palabra que desempeña varias funciones en la lengua española. En tanto relativo, cuyo cada vez se emplea menos en el español hablado y escrito.

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