Virtud lingüística

Vamos a despedir el año rodeados de dimes y diretes sobre injerencias. Algunos dimes cardenalicios se descalifican por sí solos gracias a su tono inapropiado y a la mentalidad retrógrada que manifiestan. Huelgan los comentarios, tanto de fondo como de forma.

Otros dimes pueden al menos dejarnos una enseñanza lingüística. Saben que, a veces, ojeamos u hojeamos la prensa con más prisa de la que deberíamos. Un atinado comentario de mi amigo Alejandro Castelli, buen hablante y muy buen corrector, me hizo ver la incongruencia más que evidente que revela la frase «Contra la injerencia extranjera, la virtud doméstica».

Estoy de acuerdo con el fondo; lo que nos deja patidifusos a Alejandro y a mí es la selección del adjetivo doméstico. Me explico. Búsquenlo en el DRAE, por ejemplo. No encontraran entre sus acepciones ninguna que pueda aplicársele a esta frase. Doméstico en nuestra lengua significa ‘perteneciente o relativo a la cosa u hogar’. Emplearlo en un contexto como el que nos ocupa implica un sentido aproximado a ‘nacional’.

Es el mismo error que cometemos cuando hablamos de *vuelos domésticos o *empresas domésticas, en vez de decir, como sería lo correcto, vuelos nacionales o compañías nacionales; o cuando nos referimos a *problemas domésticos en lugar de a problemas internos.

Lo incongruente entonces es que hablemos de injerencia extranjera precisamente acudiendo a un calco semántico del inglés. La injerencia lingüística es en este caso flagrante y más dolorosa porque ha llegado al corazón mismo de lo que somos, a nuestra lengua. Gracias, Alejandro, por ser buen hablante y por ponernos delante de los ojos la virtud interna de nuestra lengua frente la injerencia de los falsos amigos.

© 2015, María José Rincón.

 

 

Arrugón – acercamiento – camioneta (pick up)

ARRUGÓN

Esta voz del español dominicano es un aumentativo de otra más conocida. En realidad, la voz “arruga” existe también en el habla dominicana con un significado peculiar. Las dos voces por sus rasgos específicos tienen bien ganado sus espacios en el español dominicano.

Es posible que no haya un uso documentado de estas voces en la literatura dominicana. Quizás el uso de estas dos voces se restringió a unos años de la década de los cincuenta del siglo pasado. Tal vez fue un empleo limitado a la jerga de los estudiantes de esos años.

Todo lo expuesto en el párrafo anterior a este es factible, pero nada de esto deja fuera del español dominicano las dos voces que se han mencionado antes.

Queda fuera de dudas que en el español dominicano existe la locución “sin arrugas” para referirse a algo que se produce sin contratiempos. En los juegos de baloncesto los puntos encestados sin que la bola tocara el aro eran llamados “sin arrugas”.

Una arruga era “hacer un papelón”, era “poner en ridículo” o “hacer el ridículo”. Quizás utilizar el vocablo ridículo sea exagerado para las situaciones en las cuales se utilizaba el término. La persona, más bien el estudiante, que pasaba por un momento que se calificaba de arrugón, era aquel a quien no se tomaba en cuenta, era ninguneado. Se producía en las situaciones en las cuales no se tenían en cuenta las observaciones u opiniones que hacía la persona que se señalaba de haber pasado por el arrugón.

De alguna manera el estudiante que sufría un arrugón no sufría desprecio, sino más bien una subestimación que podía ser solo momentánea. Al introducir aquí la palabra estudiante, se ofrece una pista acerca del entorno en el que se usaba el sustantivo. Si ya no se usa con la frecuencia que antes tenía, por lo menos tuvo su apogeo en la jerga de los jóvenes estudiantes de los años mencionados.

No puede darse por terminada esta sección sin que se mencionen las acepciones que tiene el vocablo “arruga” en el español de otros países americanos. Conforme con lo catalogado por el Diccionario de americanismos de la Asale, arruga en Perú es la ‘deuda cuyo pago se demora’. En Venezuela es la persona ‘que se echa para atrás en sus compromisos o tareas’. Esto sin entrar en los detalles del verbo arrugar que es más rico en significados que la arruga.

ACERCAMIENTO

“Mi ACERCAMIENTO es presentar los vegetales. La palabra vegetal es una entidad desconocida para muchos de ellos. . .”

Antes de entrar en el centro de atención de esta sección no puede pasarse por alto lo del “vegetal”. Por esta palabra hay que entender, “verduras, hortalizas, legumbres”. Con respecto del vocablo “entidad” en este contexto, habrá que pedir una bola de cristal para que ayude a adivinar lo que desean expresar con esto. Al grano.

Hace un tiempo largo ya que viene padeciéndose el uso de “acercamiento” en redacciones de frases y oraciones en las que (en las cuales) este parece una pésima traducción de una voz del inglés. Se examinarán aquí dos voces: la española del título y la inglesa, que se presume que confunde a los hispanohablantes. Cada una con sus respectivos significados. Además, se verificará la tendencia que existe en los hablantes de lengua española con respecto al sustantivo acercamiento.

En el español tradicional acercamiento era solo la acción de aproximarse. En la actualidad existe una propensión en el habla y en los escritos para ensanchar este concepto e incluir en él otras acepciones que se alejan del sentido primero. Se hace constar que ya se acepta el uso con sentido figurado o espiritual.

En la mayoría de los casos esta ampliación del español “acercamiento” viene a través del verbo aproximar(se) y del concepto que de este se tiene en el español moderno.

Sucede la confusión cuando en español se toma el verbo acercar(se) por aproximar(se) y se lleva la sinonimia hasta el sustantivo para entender que la primera es el ‘punto de vista desde el que se aborda un tema’. Con esta acepción se encuentra aproximación en el Diccionario integral del español de la Argentina (2008).

El concepto “aproximación a” (por acercamiento) se entiende por “aprendizaje, preparación”, de acuerdo con lo que recoge el Diccionario de uso de las preposiciones españolas (2007).

En inglés, el sustantivo approach sirve para expresar los pasos preliminares hacia la consecución de un propósito particular. Esto, claro, entre muchos otros significados que posee en distintas situaciones.

En el caso del texto, la versión más socorrida hubiese sido utilizar sustantivos tales como “método, metodología, enfoque, modo, forma, manera, estrategia”. Hágase el ejercicio de reemplazar lo que trajo el texto de la cita por una de las palabras propuestas y se verá de inmediato la diferencia que se manifiesta en la claridad de la expresión. De este modo el mensaje trasciende sin dudas.

Los vocablos que se ofrecieron son las traducciones más socorridas para un entorno como el de la cita para la sustantivo approach del inglés. En este caso, como en muchos otros, quien redacta o traduce debe mantener la distancia prudente con respecto de las lenguas extranjeras para no faltar al espíritu del español.

 

CAMIONETA – PICKUP

“Testigos dijeron que el fallecido había tenido una discusión con otra persona en una CAMIONETA PICKUP sobre un lugar de estacionamiento. . .”

En el título figuran dos voces que a primera vista parecen ser sinónimas; por lo menos así se las considera en algunos países de América. En la redacción, la voz extranjera aparece en aposición a la del español que desciende del francés; la del inglés aparenta que modifica a la aclimatada en el español. La madeja se desenredará en el transcurso de esta sección.

Será preciso encontrar la diferencia entre las dos voces y se advertirá en qué país una palabra y la otra son diferentes. El desarrollo de este tema obligará a revisar otras palabras relacionadas con estas en diferentes países hispanohablantes.

Una camioneta es un vehículo automotor destinado al transporte de carga, pero menor que el camión. El pickup del inglés es un camión ligero con una cabina cerrada y carrocería trasera abierta, con los laterales bajos y una portezuela al final.

En algunas regiones de Colombia, en Cuba, Guatemala, un picó es una camioneta. Escrito del modo inglés, en 17 países hispanohablantes el pick-up es la camioneta ya descrita. Entre estos países el Diccionario de americanismos (2010) incluye a México.

En cuanto a la camioneta, el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (2010) entiende que es un ‘vehículo particular de mayores dimensiones y capacidad que un automóvil estándar’. Ese diccionario le hace un espacio a la voz troca, para ‘camioneta de trabajo pesado que puede incluir cajón para cargas’. Esa voz se utiliza también en Nicaragua para el camión de carga. A veces en algunas regiones pronuncian troque. (Las negritas son mías, RG).

La definición que despeja las dudas es la del Diccionario del español usual en México del Colegio de México (2002), que para camioneta consigna dos entradas. ‘1. Vehículo automotor más pequeño que un camión, que sirve para transportar carga. 2. Vehículo automotor semejante a un coche, pero con más capacidad para llevar pasajeros’.

El Bilingual dictionary of Mexican Spanish (2002), trae como acepción de camioneta: ‘Coche familiar. Station wagon’. Ese mismo diccionario para pick up asienta, ‘camioneta. Pick-up truck’.

El vehículo automotor que permitía acomodar mayor cantidad de pasajeros (station wagon) cuando era vehículo de transporte público se conocía en República Dominicana con el nombre de pisicorre. La voz del español dominicano parece formada de “pisa” y “corre”. En este caso el verbo pisar significa acelerar un vehículo automotor para aumentar la velocidad de este. Correr en este caso debe tomarse por viajar muy de prisa, hacer un recorrido con rapidez.

Este pisicorre en Cuba también es una camioneta y así consta en el Diccionario de americanismos mencionado más arriba. En Puerto Rico se llama con la voz pisicorre la furgoneta preparada para el transporte público de pasajeros “de la isla” y barrios de la ciudad.

Muchas de estas explicaciones han perdido utilidad después de que se empezó la fabricación de vehículos todoterreno que también tienen compuertas traseras, así como asientos plegadizos para mayor capacidad de transporte de pasajeros.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Meterse – interconfesional – La República Dominicana

Meterse

Este verbo en funciones pronominales en la República Dominicana reviste características especiales en algunos casos. Específicamente hay un caso que no ha sido recogido todavía por los diccionaristas dedicados a recopilar los usos propios del español dominicano.

No hay explicación para que se haya pasado por alto el uso que se definirá en el desarrollo de esta sección. Tan pronto como se exponga el significado dominicano para el verbo del epígrafe, los hablantes de español dominicano reconocerán el uso.

Meterse se utiliza en República Dominicana en tanto sinónimo de “engullir, devorar”. En otros términos corresponde con los verbos “tragar, ingerir”. Ha de tenerse en cuenta que la persona que se mete algo por la boca lo hace de manera desaforada, come mucha cantidad con gran voracidad y avidez. El individuo que observa esta conducta deglute a gran velocidad sin parar mientes en la masticación de los alimentos.

De la misma manera en que se ha explicado el verbo en los casos de los alimentos sólidos, el verbo del título es usado en el habla de los dominicanos aplicado a líquidos. Quien conjuga este verbo puede ser llamado de comilón y por el chusco al de líquidos lo llamaría “bebilón”.

El verbo pronominal jondearse en funciones transitivas, en su acepción dominicana, es otro ejemplo de verbo que comparte algunas características con el estudiado aquí, pues en el Diccionario del español dominicano (2013) aparece con esta acepción: ‘tragarse algo, comérselo’. No es raro que quien come de este modo reciba el nombre de buquí, que es la ‘persona que come mucho y nunca se satisface’. Esta acepción se tomó del citado diccionario.

 

INTERCONFESIONAL

“. . .miembros de la comunidad INTERCONFESIONAL del sur de la Florida y figuras políticas como el alcalde de…”

El objetivo de esta sección es estudiar la oportunidad en español de la voz interconfesional. Lo que motiva este examen es saber si ella obedece a los cánones o a la tradición de la lengua española.

Es importante hacer este tipo de ejercicio, porque D. Eugenio Coseriu lo resumió en una frase: “lo que el hablante ingenuo piensa de su lengua es decisivo para el funcionamiento de la misma”.[i] El hombre y su lenguaje (1977:18).

En la actualidad, las organizaciones que fungen como rectoras u orientadoras para el buen hablar y mejor escribir en español han promovido la formación de nuevas voces, integrando los prefijos a elementos que se prestan para estructurar neologismos.

Las observaciones que se harán con respecto de esta nueva voz son motivadas por el elemento inter- en funciones de prefijo que es como se usa aquí y a la forma en que se emplea. La oportunidad de este se discute más abajo.

En tanto elemento componente de palabra en español, inter- significa “entre, en medio de”; de allí que aparezca integrado a palabras de buena solera en el español tradicional como intertropical, interurbano, interuniversitario y muchas más. En otros casos, funciona para denotar “dentro, interior”. Interarticular es un ejemplo de palabra formada con inter- en funciones de “dentro, en el interior de”.

Como ocurre en muchas ocasiones, el redactor ha tomado las funciones de este prefijo del inglés y con él ha formado un vocablo nuevo en español. Entre otros valores, inter- en inglés sirve para expresar “compartido por, que participa, implica, supone, involucra o toma parte”.

Si se hace un injerto entre las lenguas (interlenguas), entre el inglés y el español, puede deducirse lo que pretendió comunicar el redactor. La interpretación sería, “miembros de la comunidad en la que participan varias confesiones; miembros de la comunidad que involucran diferentes confesiones religiosas; miembros de la comunidad en la que toman parte confesiones diversas”.

De la lectura de las versiones ofrecidas para enderezar la redacción mixta, se nota enseguida que ha habido que variar un poco la presentación para ajustarla al espíritu del español.

 

LA REPÚBLICA DOMINICANA

En las diferentes lenguas la frecuencia del uso de los artículos definidos varía de acuerdo con el genio de esa lengua. Es decir, estos se emplean con mayor o menor frecuencia, conforme con los usos de esa lengua. En inglés existe una tendencia mayor a obviar la utilización de estos artículos, si se compara con el español. En francés, en cambio, el uso es más común que en español.

Los artículos, en sí mismos, carecen de significado. Adquieren su significado cuando acompañan a otros vocablos. En el caso del artículo determinativo colocado antes del nombre del país lo que hace es que destaca la importancia del nombre del país. Esta forma de expresarse consigue unir al lenguaje el pensamiento de quien habla o escribe.

De este modo se produce un fenómeno de identificación entre la idea del país que se individualiza y la realidad que se percibe mediante las palabras. En este caso la representación es diferente de la que se elabora sin el artículo. La presencia del artículo presta una concreción mayor al nombre que precede.

Algunos topónimos llevan siempre el artículo determinado antepuesto porque forman parte del nombre del lugar, ejemplos de ellos son El Salvador y La Habana. En otros casos la inclusión del artículo es opcional, como sucede con los nombres de muchos países. Ha de destacarse que cuando el artículo forma parte del nombre del lugar (topónimo), este se escribe con mayúscula inicial.

Son muchos los países a los cuales se les antepone el artículo definido de modo opcional, los Estados Unidos, el Perú, la Argentina. Hay otros que no admiten el artículo determinado delante, por ejemplo, Guatemala, México, Venezuela, España. Excepto, cuando el nombre del país se hace acompañar de un adjetivo calificativo. Ejemplo de esto, “La España medieval”. Puede decirse que la anteposición de estos artículos delante de países y ciudades es caprichosa.

En la gramática tradicional se decía que la colocación del artículo antes del sustantivo se hacía para anunciar el género y el número del sustantivo. No debe olvidarse que en muchos casos esto no rige, porque delante de un sustantivo femenino puede colocarse por eufonía un artículo masculino. Puede decirse que el artículo determinante es el verdadero, pues es el que “determina” el nombre. Entre el artículo y el sustantivo cabe que se coloque un adjetivo u otro complemento.

Es prudente que el hablante dominicano se pregunte el porqué del énfasis de mencionar siempre el sustantivo femenino “república” cuando se menciona el nombre del país dominicano. Es posible que esto sea una reafirmación de la independencia del estado. Se ha observado que algunos dominicanos residentes en el exterior mencionan el país dominicano de esta forma: “La República”.

Hace muchos años ya, se propuso emplear Dominicana como nombre del país y evitar decir y escribir República Dominicana. Esa propuesta no prosperó y los nacionales continúan llamando el país con el sustantivo república delante. No debe olvidarse que en los casos en que los dominicanos desean abreviar el nombre del país, colocan las iniciales mayúsculas RD para representarlo.

Los haitianos para nombrar el país de los dominicanos utilizan la forma respetuosa République Dominicaine, aunque a veces llaman el país, la Dominicanie (Dominikani). Algunas personas han querido ver esta última forma como una falta de respeto.

© 2016, Roberto. E. Guzmán.

 

 

 

[i] COSERIU, Eugenio. El hombre y su lenguaje: Madrid. Editorial Gredos, 1977, 267 p.

Prepararse – rentismo

PREPARARSE

El verbo pronominal prepararse adquiere  en el habla dominicana un sentido especial que solo se ha detectado en el español de ese país.

Este verbo solo pueden “conjugarlo” las mujeres. Es un verbo muy viejo en el habla dominicana, pero no ha encontrado su consagración en ninguno de los diccionarios dedicados al habla de ese país que se ha editado hasta la fecha.

Vale que uno se pregunte, ¿cómo es posible que haya un verbo que solo puedan conjugarlo las mujeres? No se trata de discriminación, pues la naturaleza impide que un hombre pueda aducirlo.

Prepararse en el idioma dominicano, en el campo de la obstetricia, equivale a esterilizarse. Hay que hacer notar que por la forma en que se usa el verbo se presume que la mujer ha elegido someterse al procedimiento quirúrgico, que lo hace de manera voluntaria.

La manera más socorrida para “prepararse” es someterse a una ligadura de las trompas de Falopio. Este es un procedimiento quirúrgico. En este “prepararse” hay una gran parte que queda sobreentendida; consiste en “preparase para no tener más hijos o para no tener más embarazos”.

En la utilización de este verbo en las intervenciones en que se usa en el español dominicano se produce el fenómeno que en gramática se denomina elipsis, pues se omite el resto por quedar expreso, patente; por lo tanto, no hay que explicar prepararse para qué.

El cuerpo humano cuenta con más de una parte que se denomina “trompa”. Están las trompas de Eustaquio que van de la parte superior de la faringe al oído y las de Falopio que son dos conductos que comunican el útero a los ovarios. Las últimas deben su nombre a un anatomista de ese apellido, de ahí que sea necesario escribir el apellido con inicial mayúscula.

El nombre trompa se atribuyó a estos canales (conductos) porque se reconoce una similitud entre estos, por sus formas, y la trompeta o trompa que son instrumentos musicales de viento que constan de un tubo cónico. En inglés la voz que corresponde es tube (para canal, conducto) que tiene relación con la tuba que es un instrumento musical formado por un tubo cónico y otras partes.

El autor de estas observaciones acerca de la lengua y, especialmente, de las voces del español dominicano, está confiado en que los lexicólogos y lexicógrafos tomarán nota de esta sección para hacerle un espacio al verbo estudiado aquí.

 

RENTISMO

“Sabe trabajar en equipo, ha estudiado a mayor profundidad los fenómenos del RENTISMO y su agotamiento y los fenómenos de la guerra económica. . .”

Esta voz del título, como tal, no aparece recogida en el lexicón mayor de la lengua española (DLE) que la Real Academia se ocupa en editar.

La palabra está formada conforme con los usos de la lengua española. Por lo ya expuesto, vale la pena que se examine de modo pormenorizado el supuesto significado, los usos en los diferentes países de términos semejantes al estudiado y el ámbito de influencia en economía de estos términos.

Sin duda alguna la voz del título tiene relación con la renta. En español el sufijo -ismo se utiliza para varias significaciones específicas. Se encuentra en sustantivos que representan sistemas, doctrinas y características. La dificultad se presenta cuando se trata de reducir el asunto y llegar a una conclusión.

El significado del vocablo renta en sí mismo varía de acuerdo con el país en que se use. En Puerto Rico es el ‘agente de policía que trabaja con narcóticos’. Así aparece en el Diccionario de americanismos (2010).

En Uruguay emplean la palabra renta a modo de abreviatura del adjetivo rentista. En ese país el adjetivo rentado lo utilizan como equivalente de remunerado. Estos datos se han tomado del Diccionario del español de Uruguay (2011). En el español corriente este rentado sirve como adjetivo aplicado a la persona que tiene una renta para mantenerse. El Diccionario del español de Argentina (2000) consigna este rentado en ese país para los trabajos y los cargos remunerados.

La persona que expresó las ideas que son citadas al principio de esta sección es venezolano de nacionalidad. Por esta circunstancia se volvió el interés sobre el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994) y de la familia de palabras de renta en este. El vocablo que allí se encuentra es rentado, que ‘aplicado a una actividad o al ejercicio de un deporte, que está remunerado’.

Esa es una entrada que hay que añadir a los diccionarios del español dominicano, pues se utiliza en el español dominicano también. Esta idea de “deporte rentado” se usa para oponerla al deporte de aficionados o amateur, nombre con que se ha denominado durante largo tiempo esta actividad deportiva en la que no se paga a los jugadores. En la mayoría de los casos, “el deporte por paga” aplicado al béisbol recibe el nombre de béisbol profesional.

Rentar, a su vez, en trece países en los cuales se habla español es ‘alquilar, dar o tomar algo en arriendo’. En Honduras en la jerga de la juventud rentar refiere a ‘exigir dinero una mara al conductor de un vehículo para continuar su ruta’. Estas acepciones se han extraído del diccionario mencionado en el párrafo anterior próximo a este. Vivir de la renta es en Cuba, ‘vivir de vago’, así consta en el Diccionario mayor de cubanismos, (1999).

En sentido general, rentar es ‘producir beneficio o utilidad periódicamente’. Esa es una definición certera, precisa y breve. Se tomó del Diccionario Clave de uso del español actual (2012).

La palabra rentista acepta varias significaciones; referido a una persona, es la que tiene conocimientos o práctica en materia de hacienda pública; es la que recibe renta de valores del estado; es la que vive de sus rentas y, la que percibe renta de cualquier tipo de propiedad.

Una vez se llega a este punto en el estudio del asunto, sigue en pie la noción que trató de comunicar la persona con este “rentismo”. Antes de ir más lejos hay que dejar claro que hay varias clases de rentas.

Aquí se va a conjeturar con respecto de lo que el señor que utilizó la voz “rentismo” quiso expresar con ella. Tal vez deseó advertir que la persona a la que se refería era (o es) un especialista en cobro de impuestos sobre la renta o de impuestos sobre los ingresos anuales de las personas. O que es una ‘persona entendida en cuestiones de Hacienda Pública’, como define el Diccionario de uso del español (2007) al “rentista”. ¡Vaya Ud. a saber!

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mal paso – fletada – target

MAL PASO

La intención en esta sección es observar detenidamente una locución formada con “mal paso” que se utiliza en el español dominicano con un significado muy particular. Antes de llegar a la locución anunciada hay que dejar bien claro que la significación que posee la locución no es compartida por la generalidad de los países de habla hispana.

“Mal paso” es una expresión cuya significación oscila desde lo inconveniente, pasa por lo deshonesto y llega hasta lo ilícito. Mal paso también se utiliza para referirse a una situación difícil, a un trance. El mal paso en que incurre una persona puede colocarla en un compromiso o dificultad y llega a designar ese compromiso o dificultad.

La expresión es “dar un mal paso”, que en sentido general significa una ‘acción que supone una equivocación o una contravención de las normas establecidas’. “Un paso en falso” es equivalente de la anterior y ambas están documentadas con la significación que se citó en el Diccionario fraseológico documentado del español actual (2004) de Seco, Andrés y Ramos.

De una manera más precisa ese diccionario consigna un ejemplo tomado de la literatura española de los años sesenta del siglo XX. La cita es acerca de una hija natural producto de un “mal paso”.

Ese sentido de “dar un mal paso” es uno que se ha oído en República Dominicana; pero hay otro “mal paso” más específico que ese y sobre ese se abundará más abajo.

El “dar un mal paso” dominicano consistía en consentir una chica en tener relaciones sexuales por primera vez sin que mediara el matrimonio antes. Sucedía en los campos dominicanos cuando la muchacha accedía a tener relaciones sexuales por vez primera antes de formalizar una relación putativa.

Como un dato curioso se señala que con un significado semejante se conoce una locución en portugués brasileño. Allí es dar un mau passo que se usa para referirse a una chica que se deja desflorar. La referencia del brasileño se tomó del Tesouro da fraseologia brasileira de Antenor Nascentes (1986).

Por medio de las fuentes que se han citado, España y Brasil, se piensa que la locución es antigua, pero que no la recogieron todos los países americanos; o bien, que algunos de entre ellos la dejaron caer en desuso.

Se hace propicia la ocasión para anunciar que la Academia Dominicana de la Lengua publicará el año próximo, 2016, un diccionario fraseológico del español dominicano.

 

FLETADA

“En sus cuatro temporadas ha superado las 80 impulsadas y los 20 jonrones, sumando más de 100 FLETADAS en 2014 y 2015”.

De la lectura de la oración transcrita se infiere que se trata de una crónica sobre béisbol. Antes de entrar de lleno en materia, es oportuno resaltar que el béisbol es la actividad que más locuciones le ha metido al habla dominicana. Esa transferencia se explica cuando se piensa en el entusiasmo que embarga a los dominicanos cuando se trata de este deporte.

Hace ya más de 50 años narró la pelota dominicana un cubano que contribuyó a incorporar muchas expresiones al béisbol, así como a popularizar muchas de ellas, al punto de que varias de ellas penetraron el habla diaria. El narrador se llamó Rafael Rubí. La persona que hacía los comentarios entre los episodios o en los momentos en que no había acción en el juego fue Cuchito Álvarez. De allí nació la expresión, ¿qué te parece Cuchito? que pasó al habla para pedir opinión.

Antaño, cuando se fletaba un vehículo se hacía para uso exclusivo de la o las personas que pagaban el importe de ese flete. En República Dominicana se utilizaba este participio generalmente para designar con él el alquiler de un vehículo de transporte de pasajeros interurbano.

Fletada se usó por extensión para denominar a la mujer que bailaba toda la noche con la misma pareja. Así consta en el Diccionario del español dominicano (2013).

De acuerdo con el citado diccionario, en el béisbol, fletar es conseguir un buen batazo. El Diccionario de americanismos (2010) asienta que en béisbol cubano el significado de la palabra estudiada es ‘impulsar una carrera’.

Conforme con el contexto de la cita, puede deducirse que en el pasaje el uso que se hace del vocablo estudiado es en el sentido cubano, pues el entorno así lo sugiere.

De la lectura de lo expuesto aquí se saca la conclusión de algo sobre lo cual se ha insistido antes. Cuando se escribe, sobre todo en ciudades cosmopolitas o en medios que trascienden fronteras, se ha de elegir un español internacional para así evitar ambigüedades.

 

TARGET

“En estos tiempos en que la circulación de la información es indetenible, segmentar, seleccionar y capturar al TARGET específico es clave”.

Cada vez que los periodistas, columnistas y analistas meten una palabra ajena a la lengua española en un escrito que se supone que sea en lengua española, lo que hacen es asestarle una estocada a la comunicación. Esto así porque no puede presumirse que los lectores sepan o conozcan la lengua extranjera que ultraja el español del mensaje.

No se trata de ser “más papista que el Papa”, sino de ser congruentes. La misión de un escrito es comunicar algo. Para hacerlo de modo directo se recurre a la lengua que se presume común. Introducir voces extrañas a esa lengua es claudicar; es una muestra de poco conocimiento de la lengua corriente. No constituye una señal de erudición.

Este target no tiene razón de ser. No la tiene en español, por lo tanto, no hay necesidad de recurrir a este. Aquí se ofrecerán las palabras de buena solera española que desempeñan la misma función.

Una buena traducción en español para el target del inglés, es objetivo. En algunas circunstancias puede adoptarse destinatario. De un modo más general es posible definirlo con la ayuda de blanco en tanto objeto o lugar al que se dirige una acción.

En las campañas publicitarias en las que tanto se habla y escribe de targets muy bien pueden reemplazarse estos por mercado, destinatario final. En este tipo de actividad, la publicidad, a veces puede llegarse a utilizar, grupo al que va dirigido, usuario al que va destinado. Es justo reconocer la deuda que se ha contraído con el diccionario en línea de la Universidad de Granada al sugerir estas traducciones.

Fundéu en el momento en que se ocupó de esta voz del inglés promovió otras opciones para transmitir el mensaje, público objetivo, grupo objetivo, público, grupo de destinatarios.

Cabe aquí que uno se pregunte si después de esta lista de opciones que se presentan aquí hay necesidad de acudir a una lengua extranjera para expresar las ideas que se transmiten con ellas.

La gran ventaja que tienen las palabras y grupos de estas que se han propuesto es que permiten añadir matices a lo que se desea expresar.

Una vez más se insiste y se repite que la lengua española cuenta con todos los recursos necesarios para cumplir su misión cabalmente. Los pobres son los escribientes y no la lengua.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

Gancho – izquierdante

GANCHO

Esta palabra que “engalana” el título de esta sección es conocida por los dominicanos. Esta se trae a estos comentarios acerca del idioma porque en República Dominicana presenta rasgos distintivos. Todos los lexicones que se han ocupado del habla de los dominicanos traen este vocablo con el significado de “trampa, ardid, engaño, fraude, asechanza”.

Aparte del interés que reviste para los dominicanos este vocablo es muy antiguo en castellano y portugués. Está documentado desde el año 1331 por J. Corominas en el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Ha pasado de estas lenguas al turco, a varios idiomas balcánicos, al catalán, al italiano y, al galorrománico

La importancia de la voz no se debe solo a su significado, sino más bien al uso que de ella se ha hecho en ciertos períodos de la historia dominicana. Durante la Era de Trujillo los calieses, plural irregular de calié, acostumbraban a “tirar ganchos” para atrapar a desafectos al régimen.

El dominicano vivía “espantado” y veía un gancho en cualquier alusión negativa sobre la dictadura de Trujillo. De estas actitudes se hizo popular la expresión “no caer en gancho” para denotar que la persona que así se expresaba no se dejaba embaucar.

Durante este período de la historia dominicana el dominicano desarrolló una aversión a todo lo que le pareciera una estratagema para hacerlo criticar el gobierno de la tiranía imperante.

Por lo antes expuesto, una persona que aludiera aún fuera de modo velado a lo negativo de la dictadura podía ser tildada de “ganchosa”. Esa descripción describía y describe la situación que se suponía que conllevaba una treta para atrapar a una persona en su desliz frente a la dictadura.

La selección de este sustantivo del epígrafe para nombrar lo que se ha descrito aquí obedecía, y obedece, a juicios certeros, por aquello de que el verbo enganchar significa “agarrar, apresar, atrapar, coger”.

Conforme con lo que recoge el Diccionario de americanismos de la ASALE (2010), el significado de ‘trampa, ardid’, es conocido también en El Salvador y Nicaragua. Esta acepción es corroborada en el diccionario de las Academias. Llama la atención que el Diccionario del español de Nicaragua (2007) no trae esa acepción para gancho.

El reflejo dominicano al gancho alcanzó tales proporciones que el famoso siquiatra dominicano Antonio (Toñito) Zaglul en su libro Apuntes escribió sobre lo que llamó “teoría del gancho”. Describió lo que se conoce con el nombre de “complejo del gancho”, pues el dominicano veía un engaño en muchas inocentes ocasiones.

Hay otro gancho dominicano que se menciona menos que el anterior, se trata del que se coloca en las redes eléctricas o entradas de energía eléctrica para evitar que el contador registre el consumo. Sobre todo, el gancho se utiliza cuando no hay acometida legal. Este gancho no lo mencionan los lexicones dominicanos.

A ese objeto se le conoce también con el nombre de “puente” y hasta ha propiciado el verbo “puentear” para la acción en las circunstancias señaladas más arriba, esto es, para evitar la contabilización del consumo cuando hay un contador de electricidad instalado.

Una de las razones que mueven a reflexionar acerca del gancho de la Era de Trujillo es para que las generaciones más jóvenes sepan hasta donde llegó el control de la dictadura, que llegó hasta penetrar la psique del ciudadano. Es probable que la mentalidad del dominicano todavía tenga rasgos de este comportamiento, aunque ya no sea para los asuntos políticos. No cabe aquí que se trate esa parte. Un siquiatra de los quilates del Dr. Segundo Imbert podría desarrollar este punto.

 

IZQUIERDANTE

“En cambio, se lo han concedido a ‘IZQUIERDANTES’ mediocres como. . .”

La persona que escribió la frase que se copia más arriba es un conocedor de la lengua española. El empeño que pone en la palabreja lo anima a escribirla entre comillas para ponerla en relieve. Es probable que él sepa que si no está inventando una nueva voz, por lo menos ha introducido una terminación menos usual. La palabra “izquierda” tiene una historia interesante en las lenguas. Se examinará rápidamente el origen de esta y se repasarán los significados de sus derivados en la lengua común.

La palabra “izquierda” nació en casa como lo expresan Buitrago y Torijano en el Diccionario del origen de las palabras (1998). Con esas palabras destacan que procede del vasco esker, ezkerra. La palabra se introdujo en el castellano antes de que se asentara en ella la procedente del latín. Esta preferencia le fue conferida por la connotación negativa que traía la opción latina sinistru(m). La voz del vasco ha tenido fortuna en otras lenguas, portugués (esquerdo), catalán (esquerre). J. Corominas en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967), aventura la explicación de que se formó “quizá de un híbrido del vasco esku ‘mano’ con el céltico kerros, izquierdo, propiamente torcido’…”

En la cita que consta al principio de esta sección, el escritor no usa la voz izquierdante para referirse a un lado del cuerpo o, a una orientación geográfica, sino a una posición política. Como la izquierda política llega al español desde el francés, eso obliga a recurrir a esa lengua.

La izquierda política surgió de la votación en la Asamblea Nacional Constituyente del 11 de septiembre de 1789 en Francia, porque los diputados que apoyaban la soberanía nacional sobre la autoridad del rey se situaron a la izquierda (gauche) del presidente. Así la palabra “izquierda” quedó asociada a las ideas políticas que pregonan el cambio político y social. La Real Academia define esta izquierda en las asambleas parlamentarias, ‘conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas’. O, en sentido general, ‘conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras’.

La persona izquierdista es la que pertenece a la izquierda política. Izquierdoso es un término despectivo que sirve para señalar que tiende a la izquierda política. Por el estilo de esta última el habla ha formado izquierdizante para referirse a la persona que profesa ideas de tendencias reformistas. La última voz es más larga que la propuesta por el redactor de la cita, pero parece que transmite una idea semejante.

El Diccionario del español actual, DEA, (1999), de Seco, Andrés y Ramos registra a izquierdizante con la acepción, ‘que tiende a izquierdista’. También retiene ese lexicón el vocablo izquierdización, correspondiente a ‘acción de izquierdizar(se)’. Recoge este diccionario además, izquierdizar con el significado de, ‘dar carácter izquierdista [a alguien o algo]’. Y, ‘tomar alguien o algo carácter izquierdista’.

Ha de notarse que en todas las palabras reproducidas del DEA, las terminaciones son diferentes a las que utilizó el redactor de la cita copiada. Tienen las del DEA, añadidas a la terminación, dos letras, “iz” entre la letra de /d/ y la terminación cual sea esta.

Al autor de estas observaciones acerca de la lengua le parece que el columnista que escribió la frase citada formó de modo culto su voz derivada y no paró mientes en la formación de las demás palabras de la misma familia.

Antes de dar por terminada esta sección hay que recordar que la palabra izquierdo(a) no logró borrar la connotación negativa que evitaba con el uso de la siniestra, pues en francés gauche significa, aplicado a una persona, torpe. En portugués y en español torcido. Muchas locuciones en español tienen sentido negativo, “por la izquierda”, persona “rosca izquierda”. En dominicano existe una que no mencionan los repertorios de esa habla, “levantarse con el pie izquierdo” que indica que la persona ha tenido “mala suerte ese día”. Esa locución se usa también en Cuba; así consta en el Diccionario de cualidades defectos y otros males del cubano (2014) de Carr y del Valle.

A manera de conclusión. En muchas ocasiones lanzarse contra el uso establecido es “casar un pleito perdido”, porque a la larga hasta la Academia ha tenido que reconocer muchos usos que contradicen las reglas. No ha de olvidarse que el habla precedió a las reglas gramaticales.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

Soliviantar – arma automática – asiento (sillín)

SOLIVIANTAR

No es un fenómeno extraño que algunas palabras sufran deformaciones al llegar al conocimiento de las capas menos educadas de la población. Esto que se menciona en la oración anterior parece que es lo que ha sucedido con la palabra del título. Los pormenores se expondrán más abajo.

En República Dominicana en los predios rurales de hace más de sesenta años era común oír a alguien utilizar el verbo “soliviantar” para solicitar ayuda. Lo que se pedía era que se levantara un poco algo pesado que no se podía mover. Generalmente se rogaba ayuda para alzar algo y de debajo de ese objeto sacar lo que de otro modo no podía retirarse. Era pues levantar leve y momentáneamente algo.

Según parece este verbo solo se ha conocido en la República Dominicana. Es muy probable que en la mente de los hablantes de español dominicano se juntaran varios elementos que dieron origen a este verbo.

Para cualquier persona que no sea especialista en materia de lenguas, pero que posea inteligencia para relacionar componentes de palabras, el verbo del título lleva dentro el o los elementos de “levantar someramente”, es decir, solo levantar. Este “solo” aquí denota que no hay que trasladar lo que se levanta.

Más arriba se propuso que quizá fue una deformación de otro verbo conocido, pero menos usado, el verbo “soliviar” que indica ‘ayudar a alzar algo por debajo’. Otro verbo de parecida formación es el verbo «solevar» que es ‘alzar algo empujando de abajo arriba’.

El nombre masculino “solivión” refuerza la teoría expuesta más arriba, pues transmite la idea de, ‘esfuerzo de tracción para sacar una cosa oprimida por algo que tiene encima’. Las tres acepciones copiadas se extrajeron del Diccionario de palabras olvidadas o de uso poco frecuente (1992).

Se recuerda que en algunos casos se utilizaba el verbo soliviantar para “aliviar la carga” a una persona de forma que esta pudiera acomodar mejor el peso sobre su persona o la bestia de carga. Este “aliviar” tiene relación con “livi” que aparece en el verbo, que puede ser tomado también por levantar. La partícula “so-” en español es un componente de palabra que significa, entre otras cosas, “ligeramente”.

Si se razona del modo en que se ha propuesto en esta sección, se percata quien lo hace de que el hablante dominicano no anda desencaminado con respecto de este uso.

De acuerdo con el criterio de quien estas reflexiones escribe, debe hacérsele espacio a este verbo, en los lexicones dominicanos para que conste de manera oficial con una acepción pertinente a su significado.

Antes de dar por terminada esta sección, se recuerda que el verbo soliviantar consta en los diccionarios de español con tres acepciones. Estas acepciones son equivalentes de “alborotar, sublevar, indignar, ilusionar insensatamente”.

 

ARMA AUTOMÁTICA

“. . .vistieron ropa militar y con ARMAS AUTOMÁTICAS perpetraron una sanguinaria masacre durante una fiesta navideña en un centro de servicios sociales. . .”

La prensa plana es un vehículo de educación de masas. Los lectores, con mayor frecuencia que la deseada, aceptan como bueno y válido lo que leen en esas publicaciones. Esto así a pesar de que no debe aceptarse lo que se lee en los medios de comunicación sin cuestionar su certeza. Esto de “armas automáticas” es un ejemplo de un dato que no puede admitirse sin examen.

Como es común con todos los mecanismos los hay de diferentes tipos que funcionan de manera diferente. Eso es así para las armas de fuego también. Las hay que son clasificadas por el ritmo de los disparos.

Hay armas de acción simple, semiautomáticas y automáticas. Las de acción simple hacen los disparos de modo consecutivo, uno tras otro. En las armas modernas no hay necesidad de recargar cada vez que se hace un disparo. Algunos revólveres aún pueden ser accionados llevando manualmente el gatillo hacia atrás para hacer girar el tambor y que una munición diferente quede en posición de ser percutida.

Las pistolas que también son armas cortas se accionan por sí mismas para colocar la munición, de modo que la secuencia de disparos es más rápida, pero cada vez la persona que hace los disparos tiene que accionar el gatillo por muy corto trayecto. Estas pistolas son consideradas semiautomáticas.

Las armas automáticas son aquellas que son capaces de hacer disparos en ráfagas al apretar el gatillo y mantenerlo en posición de disparar. Algunas armas tienen dos gatillos, uno para disparos de uno en uno, y otro que si se mantiene oprimido realiza disparos en ráfagas. En algunos modelos estos dos gatillos están colocados de modo tal que se puede pasar de uno a otro sin necesidad de cambiar la posición del dedo que acciona el gatillo.

Las armas consideradas por antonomasia como automáticas son las ametralladoras y las llamadas pistolas ametralladoras. Los rifles (fusiles) de asalto tienen la capacidad de seleccionar el ritmo de disparos. Las versiones con posibilidad de tiro automático son modelos militares que como tales tienen circulación muy restringida. La otra versión de estos fusiles son consideradas armas deportivas en los Estados Unidos, de allí que puedan ser comercializadas con mayor libertad.

En principio no hay revólver que sea semiautomático. Las pistolas son consideradas semiautomáticas y no tienen barrilete. Los fusiles los hay de los dos tipos.

Se detiene aquí la explicación, porque el propósito de hacer algunas puntualizaciones ya se ha satisfecho.

 

ASIENTO – SILLÍN

“Nuestras vidas son cíclicas, casi como un permanente subibaja. . . (. . .) con nuestra acciones optamos en cual SILLÍN de los dos extremos sentarnos. . .”

Casi cada país tiene preferencias para designar algunos objetos. A otros les asigna funciones específicas y reserva ciertos nombres de manera tácita para mencionar aparatos, mecanismos, sitios y cosas de modo constante.

Lo que se asevera en el párrafo inmediatamente anterior a este forma parte de las versiones o variantes del español de esos países. No es que el nombre sea diferente a otros países, sino que demuestra preferencia por algunos términos sobre otros por la frecuencia en el uso.

El sillín dominicano es el de la bicicleta. Esto así porque la bicicleta es un vehículo de transporte conocido de todos y por el tamaño diminuto del asiento. Los dominicanos entienden muy bien que el componente de sustantivo y adjetivos -ín expresa diminutivo, aunque no sea el de mayor uso en la formación de los diminutivos de su español; de allí que prefieran esa designación para el de la bicicleta que es el asiento más pequeño de conocimiento general.

El subibaja por lo general no tiene sillín, pues esta denominación se reserva casi siempre para las bicicletas, las motocicletas y para algunas caballerías. Lo que tiene un subibaja es un sitio, un lugar para sentarse y, en raras ocasiones un asiento para este fin.

© 2105, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

Talego – infligir – cabilla

TALEGO

Talego es un sustantivo masculino conocido desde hace largo tiempo en la lengua corriente. En su significado internacional más conocido es un “saco largo y estrecho fabricado de material resistente”. Posee otras significaciones: sirve para designar en argot la prisión o cárcel y una porción de hachís.

La voz talego en el español dominicano es una bolsa, del dominicano funda, que según el Diccionario del español dominicano, es generalmente de papel.

A pesar de lo ya anotado aquí, en el español dominicano la palabra talego posee otro valor. Talego sirve para expresar “grande, de gran tamaño, alto, de gran estatura”. Por lo general se aplica a persona.

Es, o fue muy frecuente oír en español dominicano que alguien admirado del desarrollo de un adolescente, se maravillara de su talla y exclamara: “Mira que talego se ha hecho”. “Ese muchacho es un talego”.

No hay que sorprenderse de que en el idioma dominicano esta voz alcance ese significado, cuando se tiene en cuenta que en otros países de América expresa “montón, gran cantidad de cosas”.

Este uso en el español dominicano no está fuera de lógica, pues el talego más conocido es el saco largo y estrecho. No es raro oír en español dominicano que una persona al referirse a la talla de otra por su estatura física la llame de “largo, a” para destacar con ello que la persona así descrita es “alta y delgada”.

Antes de cerrar esta sección es bueno que se mencione que este talego no está debidamente asentado en las recopilaciones de voces dominicanas. La Real Academia consigna un talego que contradice al dominicano en su descripción, pues es ‘persona poco esbelta y muy ancha de cintura’.

 

INFLIGIR

“Las leyes económicas premiaron esta arrogancia INFLINGIENDO realidades económicas tras realidades económicas”.

Antes de concentrar el estudio en el centro de atención, que es el verbo infligir, se hace preciso poner el asunto en contexto haciendo mención de algunas observaciones válidas en este caso.

Infligir no es un verbo de todos los días. Es lo que a algunas personas se les ocurre llamar de “palabra dominguera”, es decir, palabra cuya utilización se deja para ocasiones especiales.

Estas palabras denominadas del modo en que se hizo antes son menos conocidas que las comunes, se sacan a relucir en ocasiones especiales para tratar de impresionar a los circundantes. El peligro que acompaña a estos vocablos es el que se presenta en el caso de la cita. Por este ser un verbo de uso restringido, con frecuencia se cae en el error de conjugarlo de modo errado. Es más, es muy posible que la persona que redactó el artículo en el periódico impreso en tinta haya incurrido en un error al utilizar este verbo. Las dos hipótesis antes mentadas se examinarán en el cuerpo de esta sección.

El verbo infligir no lleva la letra ene /n/ después de la segunda letra /i/ como escribió el redactor del artículo. La única ene /n/ que pertenece en este verbo es la primera, que se sitúa entre la primera letra /i/ y la efe /f/. Todos los modos, tiempos y personas se conjugan sin esa ene /n/ intrusa.

Precisamente por estos equívocos es que Fernando Carr y Moralinda del Valle en su Diccionario de términos de escritura dudosa (2014) han incluido los dos verbos, infringir e infligir, en esa obra, pues la similitud en la pronunciación se presta a confusiones. Estos autores insisten sobre todo en los significados de los dos verbos.

Con respecto a la propiedad del uso en el contexto, esa es otra historia. Lo que debe hacerse en casos como este es “aplicarle la prueba del agua tibia”. Con esta expresión se alude a la modalidad de reemplazar la palabra enjuiciada por una equivalente.

Infligir vale para comunicar “imponer, causar, aplicar”. Una vez sabido esto, trate de cambiar el verbo en el texto por uno de los equivalentes mencionados. ¿Qué sucede? Que no le confiere sentido a la frase.

Existe una posibilidad muy “flaca” de que el redactor haya tratado de escribir “infringir” en uno de los sentidos que este verbo posee en el español común, “quebrantar”, con el sentido de “transgredir”. Esta hipótesis es más plausible.

Ahora bien, ¿cómo queda el redactor? Queda muy mal parado. Tan mal parado que no se sostiene en pie alguno, de modo que no queda de pie, sino derrotado por su propia impericia.

Al final de esta sección, ¿a qué se atribuye el error? Más que a cualquier otro asunto al atrevimiento de lanzarse al empleo de vocablos rebuscados o de menor uso. Si él hubiese permanecido fiel a sus palabras diarias, es muy probable que no hubiera incurrido en error.

 

CABILLA

“La respuesta que recibimos del gobierno fue caernos a palo con CABILLAS durante una conferencia sobre propiedad y derechos en. . .”

El examen de este pasaje es muy interesante desde el punto de vista semántico. Primero porque hay una locución y luego una voz utilizada con un valor semántico propio de un país.

La locución es “caer(le) a palos” que equivale a golpear con un palo u otro objeto duro cualquiera. La expresión se usa también en el béisbol para dar a entender que el equipo a la ofensiva ha bateado de modo inmisericorde en una entrada los lanzamientos del pícher.

En el caso de la cita no hay palo alguno, sino cabilla, que en el español de Cuba es una ‘barra de hierro de diferente longitud y grosor’. Así la define el Diccionario del español de Cuba (2000). Esta barra se usa en las construcciones, es corrugada y sirve para armazón de obras de concreto. El cabillero es la persona que se ocupa de armar las cabillas para que luego sea vaciado sobre ellas el concreto y formar lo que se llama de “concreto armado”. Esa persona en República Dominicana se conoce con el nombre de “varillero”.

En Venezuela emplean la misma palabra -cabilla- para la ‘varilla de hierro usada en la construcción’. Así consta en el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994).

No puede dejarse de mencionar que en Cuba de manera metafórica se utiliza la palabra “cabilla” para mencionar el pene. Según parece la mente del hombre cubano ha descubierto alguna clase de participación de las particularidades de la primera en el segundo, o, lo hace para reflejar así el deseo de que exista tal semejanza. De allí que el cubano diga “dar cabilla” para fornicar, lo que el dominicano expresa con “dar e(s)tilla”.

© 2015, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

Enteriza – masacre -descender

ENTERIZA

La voz del título no ha podido ser localizada en los diccionarios del habla dominicana. Desde el principio llama la atención porque es voz femenina y nunca se ha oído a algún hablante del español dominicano emplearla en masculino. Antes de entrar en materia propia de esta voz, se repasarán los significados ordinarios de la palabra del español general.

Enterizo es que está hecho, confeccionado, constituido de una sola pieza. Significa además que está entero. Algunos diccionarios de español común recogen el enterizo americano que es el del mono o prenda de vestir de una sola pieza. Por extensión se aplica el enterizo al traje de baño femenino de una sola pieza que cubre el torso, pubis y nalgas. Algunos trajes deportivos de pantalones cortos ajustados en una sola pieza, con pechera y tirantes reciben este nombre, enterizos. Este nombre es de género masculino.

La enteriza dominicana es una mujer que no muestra curvas en los costados. Las características son los hombros estrechos, poca o ninguna cintura y, caderas del mismo ancho. No cabe duda de que es una exageración lo del nombre, pues no hay persona alguna que pueda tener las mismas medidas en todas las partes mencionadas.

Enfocado el asunto desde otra perspectiva, la denominación es un acto de discriminación contra la mujer. Destaca en la mujer lo que se tipifica de rasgos salientes, cuando en realidad son solo características físicas. Es sexista porque no contempla un nombre masculino ni se interesa en el fenómeno en el hombre.

No hay que confundir a esta mujer con la campeona de natación, que es la de “nada por delante y, nada por detrás”; esto es, que está escasamente dotada de senos y de nalgas. Ambas denominaciones tienen rasgos de festivos y jocosos. Estos términos pertenecían -o pertenecen- al registro del habla de los jóvenes.

En esta sección se ha escrito la explicación correspondiente, para que las personas que se ocupan de recopilar datos acerca del idioma dominicano tomen nota de estos y produzcan una acepción pertinente.

 

MASACRE

“El gobernante enfatizó que los responsables de esas MASACRES serán capturados. . .”

El sustantivo femenino del título tuvo su origen de una manera muy restringida. Con una definición que reunía pocos elementos constitutivos. A través del tiempo las acepciones en los diferentes diccionarios se hicieron más detalladas. El fenómeno ha cambiado de rumbo y eso se traduce en una nueva simplificación del concepto. Más abajo se expondrán los pormenores de la evolución.

El vocablo no entró en el lexicón oficial de la lengua hasta el año 1984. La acepción en ese diccionario es: ‘Matanza de personas por lo general indefensas producido por ataque armado o causa semejante’. La edición de 1992 cambió la última palabra, “semejante”, por “parecida”.

El Diccionario de uso del español de María Moliner adoptó en su edición de 2007 la siguiente redacción: ‘Matanza salvaje de personas’. Por su parte, el Diccionario de uso del español actual de Clave coloca el acento sobre la indefensión de las víctimas, ‘matanza de personas indefensas’.

La perspectiva del Diccionario del español actual es diferente, escribe que masacre es la ‘acción de masacrar’ y este, a su vez, es ‘asesinar en masa [a gentes indefensas]’. Esta tendencia a la simplificación se observa así mismo en el Diccionario integral del español de la Argentina, ‘matanza de un grupo de personas’.

En el portugués brasileño la masacre aún reviste la crueldad que se observa en el Gran diccionario de la lengua española de Larousse. En esa lengua -portugués brasileño- el verbo tiene un sentido figurado. Así aparece documentado en el Novo dicionário Aurelio. En lengua inglesa todavía lleva la masacre los rasgos de crueldad y atrocidad.

La Real Academia reconoce la deuda del español con el francés con respecto de la palabra masacre. En francés el concepto empezó como la acción de matar una gran cantidad de animales, para luego pasar a ser también la ejecución masiva. En esa lengua se utiliza la noción en sentido figurado para la destrucción total o masiva de bosques, del paisaje.

Por medio de lo expuesto más arriba se nota que en español la idea de la masacre permanece muy cerca de la matanza y no va más allá; mientras que en otras lenguas adquiere sentidos figurados, lo que denota liberalidad, de donde hay que observar cautela en español para no usar el nombre para otros actos que no sean una carnicería humana.

 

DESCENDER

“Ah, estar entre los ricos y famosos que DESCENDERÁN esta semana sobre Art Basel Miami Beach. Allí estarán comiendo canapés, tomando champaña y echando el ojo a obras maestras…”

El verbo descender en español es muy preciso. No se presta para que algunos aviesos escritores se sustraigan a las obligaciones de redactar de modo inteligible. Hay quienes se excusan pretendiendo que utilizan los verbos en sentido figurado.

Para que un verbo o un vocablo cualquiera puedan ser utilizados de modo figurado debe existir algún vínculo entre el significado original y el pretendido uso que se le da a estos.

El verbo descender proviene del latín descendere que significa “bajar”. La palabra del latín está compuesta del prefijo de que indica dirección de arriba abajo y scendere que expresaba “escalar”.

La primera acepción del verbo permanece sin cambio alguno desde el siglo XIX, “bajar, pasando de un lugar alto a uno bajo”. En la acepción en que significa “fluir”, desde esa misma época se ha limitado su campo de acción a los líquidos.

La explicación que se aventura para dilucidar el error, es que se aceptó un significado inconveniente para la acción en español de un verbo del inglés. En la mente del “componedor” se tradujo mentalmente el verbo del inglés por “descender”.

Es cierto que el verbo descender “llama, pide” por una preposición adecuada como es “sobre” en este caso. El asunto es que en español las personas asistirán, concurrirán, visitarán, convergirán, coincidirán. Cada uno de estos verbos se hará acompañar por la preposición conveniente al sitio o a la presentación.

En el caso de la cita se trata de una de estas dos hipótesis. Primera, es una traducción del inglés; o segunda, es una redacción en palabras españolas con el espíritu de la lengua inglesa. En inglés existe el verbo intransitivo descend que en una de sus acepciones significa en esencia “presentarse de modo súbito y en desorden como si cayesen de arriba”. Esta es una traducción libérrima que capta con certeza el espíritu del verbo en inglés.

© 2015, Roberto E. Guzmán

 

 

 

Ni muchos ni pocos

Ya en la escuela nos enseñaron que algunas palabras tienen número, singular o plural. Se trata de una propiedad gramatical que presentan los sustantivos (casa/casas), los adjetivos (verde/verdes), los pronombres (quien/quienes), los determinantes (esta/estas) y los verbos (escribe/escriben). En cambio, las preposiciones, las conjunciones o los adverbios no presentan esta característica.

Cuando usamos un sustantivo o un pronombre en plural expresamos que nos estamos refiriendo a más de uno. La opción de referirse a una realidad en singular o en plural es del hablante. Tiene, por tanto, libertad de elección.

Esta libertad de elección tiene dos excepciones: los pluralia tantum y los singularia tantum. Con estos latinajos nos referimos a los nombres que casi siempre se usan en singular (singularia tantum) o a los que casi siempre se usan en plural (pluralia tantum).

¿Se han dado cuenta de que por mucha sed que sintamos siempre la mencionamos en singular? El caos, aunque sea extraordinario, siempre es singular. Los asuntos toman buen o mal cariz, pero siempre en singular. Por el contrario, parece que los víveres o los honorarios van siempre en plural, aunque sean escasos. Siempre andamos por las afueras o los alrededores. Y siempre demostramos o carecemos de entrañas o de tragaderas.

Algunos de estos pluralia tantum componen locuciones que deben mantener su forma fija: andamos a gatas, vamos de compras, o dejamos las cosas a medias. Y aunque la palabra paz casi siempre la usamos en singular, siempre tendremos que hacer las paces.

© 2015, María José Rincón.