El mundo en español
Los recientes acontecimientos internacionales nos han obligado a utilizar topónimos y gentilicios poco frecuentes. Túnez, el país y su capital, se convirtieron, por obra y gracia de la ignorancia o, peor aún, de la parejería, en *Tunicia, y los tunecinos en *tunicios. Egipto y los egipcios han salido mejor parados y, al final, nos hemos aprendido el gentilicio para los cairotas, los naturales de El Cairo, la capital egipcia. La lejana Pekín, o Pequín, como también puede escribirse, se convierte demasiado a menudo en Beijing; por cierto, no sé cómo tendríamos que llamar al delicioso pato a la pekinesa.