Rencoroso (rencorista) -narración (narrativa) – emprendimiento

RENCOROSO – RENCORISTA

Hace un par de meses se tuvo contacto en República Dominicana con alguien que hablaba y entre otras palabras vernáculas incluyó a “rencorista”. No hubo espanto de parte del oyente, sino una toma de conciencia con respecto al término para traerlo a estas reflexiones sobre el idioma.

Rencorista, como puede deducirse del título, entra en pugna con rencoroso, que es un vocablo de larga data en el idioma común. El abolengo que pueda mostrar la palabra “rencoroso” no es para amilanar a una voz de llegada reciente al idioma común. Lo último se deja claro porque son muchas las palabras nuevas en el idioma de todos, que cobran vigencia de tal naturaleza que desplazan a las establecidas desde hace largo tiempo.

Con respecto de esta palabra nueva no puede hacerse especulaciones acerca de si su aceptabilidad alcanzará tanta popularidad que terminará por reemplazar a “rencoroso”.

Para entrar en materia en relación con los dos vocablos del título se examinarán las terminaciones que los dos llevan, “-oso” e “-ista”, para evaluar las certezas de sus formaciones y quizá predecir el incierto futuro. Lo de “incierto” se explicará más abajo.

El rencoroso que se oye y lee regularmente tiene funciones de adjetivo, así como de sustantivo. Se usa en ambos sentidos en el habla dominicana y más que nada significa que la persona que tiene este sentimiento lo experimenta con gran intensidad o, tiene propensión a sentirlo.

La terminación -ista que se le añade en el habla al rencor, para hacerlo “rencorista”, en su sentido estricto esta terminación se une a nombres de profesiones o doctrinas para indicar que la persona trabaja en esa profesión, o que es partidario de la doctrina. Los ejemplos son muchos en la política dominicana.

Es posible -explicación que se aventura- que colocarle esta terminación al rencor sea producto de la gran tendencia que existe en República Dominicana a ocuparse de las situaciones y temas políticos.

Varios ejemplos del uso de este sufijo se encuentran en la obra Un estudio de lexicosemántica: el español dominicano (2006) libro en el que abundan los ejemplos. Los dominicanos en sus orientaciones políticas son perredeístas, peledeístas, catorcistas y un largo etcétera. Esos citados se formaron sobre siglas de partidos que se leen como palabras, perredé, peeledé, etc. También hay ejemplos del sufijo añadido a nombres propios, trujillistas, balagueristas, leonelistas y otro largo etcétera.

Como lo que se lee y oye a diario tiene mucha relación con la terminación -ista, el hablante ha concluido que es posible hacerlo para llamar “rencorista” a la persona que siente rencor o que tiene tendencia a sentirlo.

 

NARRACIÓN – NARRATIVA

“Actualmente la familia está en crisis; en Occidente, el colapso de la NARRATIVA cultural del matrimonio significa que menos personas se casan y cada vez más niños nacen en familias que carecen de la estabilidad necesaria”.

La narrativa es un género literario que se compone de la novela, la novela corta y el cuento. Con ese nombre se designa además el conjunto de obras literarias de este género de un país, de una época o, de un escritor. También se denomina con este nombre la habilidad para narrar. La narrativa y la narración son sinónimas cuando se refieren a la acción de narrar.

La narración es literatura en lo relativo a novela, cuento. Como se intuye de lo expuesto ya, es el resultado de narrar. Ahora bien, la parte que interesa para este comentario es el momento o la situación en que narración es una de las partes en que se divide el discurso retórico y, es en esa parte en la que se explican los hechos que aclaran el asunto de que se trata.

Hace largo tiempo que se observa en el español de los Estados Unidos una tendencia a llamar “narrativa” a esta parte del discurso, a esta narración de los hechos que hace más perceptible lo que se argumenta. El ejemplo que se ha insertado a manera de ejemplo es muy bueno, solo que equivocaron la denominación de este.

Esto sucede muy posiblemente porque la retórica no se enseña hoy en los predios del español con la misma intensidad que se hacía antes. Como consecuencia de ello las partes que forman este arte han perdido vigencia en el habla diaria y, de allí surge la confusión.

 

EMPRENDIMIENTO

“. . .prohibiéndoles iniciar nuevos EMPRENDIMIENTOS durante muchos años”.

En la prensa escrita y en la hablada se ha notado últimamente una tendencia a emplear con frecuencia el término del título. En algunas ocasiones utilizan el vocablo sin reparar en que no es sinónimo de empresa.

La vigésima tercera edición del Diccionario de la lengua española, DRAE, de la Real Academia Española, trae un artículo nuevo para definir lo que se comprende por emprendimiento. Ya el Diccionario del español actual (1999) traía de forma introductoria y tímida esta voz. Ese diccionario la definía sencillamente como la ‘acción de emprender’. El diccionario de la Academia de Madrid reprodujo esa como la primera acepción, pero fue más lejos en su segunda acepción.

La segunda acepción, siguiendo el ejemplo de del Diccionario integral del español de Argentina (2008), que asienta en sus páginas para emprendimiento, ‘actividad, en especial comercial o industrial, innovadora o que implica iniciativa, esfuerzo, trabajo o riesgo’; el DRAE le da un giro al asunto al consignar que el emprendimiento es ‘la cualidad de emprendedor’.

Al definir lo que “emprendedor” es en la última edición del DRAE, artículo enmendado, se lee ‘que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras’; con anterioridad no figuraban las palabras “empresas innovadoras” en esta caracterización del emprendedor.

Como puede notarse por medio de la lectura cuidadosa de las redacciones de estas acepciones, el colegio madrileño de la lengua no copia lo que otros diccionarios han escrito, pero modifica su definición siguiendo la tendencia señalada por esos diccionarios.

En la noción de empresa del DRAE está ausente el rasgo “innovador” para caracterizarlo. Tampoco aparece en ella el carácter de “iniciativa” que han introducido los redactores argentinos en el diccionario integral.

Al final de las comparaciones y el recuento de la evolución, lo importante es no confundir las dos nociones, la empresa con el emprendimiento; y, el empresario con el emprendedor.

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

Embuchar – operador – chicunguña (chicungunya) – unisex (unisexual)

EMBUCHAR

En el lenguaje dominicano el verbo embuchar ha procreado descendencia. No solo el sustantivo que se conoce para el malestar estomacal, embuche, sino que en funciones de verbo intransitivo pronominal, embucharse, corresponde a ‘enojarse sin motivo aparente y disimularlo’.

La última acepción existe en lenguaje dominicano desde los años en que el académico Patín Maceo se ocupó de recoger los dominicanismos.

En esta sección, como en ocasiones anteriores, se introducirá para el adjetivo una acepción que se ha pasado por alto en los diccionarios de habla dominicana. Se explicarán las características de este significado para que quede claro que es específico del español dominicano y que no entra en lo conocido por el español general.

Embuchado con la significación de tener dinero en gran cantidad es conocida en el habla del dominicano, sobre todo si eso se mantiene en secreto, o por lo menos, no se divulga. Consecuente con este significado recién apuntado el verbo embucharse toma las características de guardar dinero para sí, especialmente de modo disimulado.

Es posible que este valor, el último, para el verbo, derive del significado original de “embuchado” en tanto ‘malestar estomacal, indigestión’, como aparece en el Diccionario del español dominicano (2013).

En el español general el verbo embuchar en tres de sus definiciones implica “meter”, ya sea comida en el buche, hojas o cuadernillos en otros, o carne picada en una tripa. Quien sufre un embuche o está embuchado es por engullir alimentos. Si se realiza un examen de las acepciones generales y las dominicanas se verá que existe relación entre ellas, pues el “embuchado” es posiblemente el resultado de la ingestión de alimentos en grandes cantidades y de prisa.

En el caso de la última acepción introducida en esta sección que corresponde a la acumulación de dinero, puede considerarse que continúa en la misma dirección que las anteriores, porque consiste en “meter” dinero en el bolsillo.

Se recuerda el uso de este embuchado en los casos en que no había necesariamente ocultamiento de la situación, específicamente cuando alguien sacaba un fajo de papeletas (billetes), y otro lo observaba. Quien observaba, a veces comentaba: “Mira, Fulano está embuchado hoy”.

Se espera con estas líneas rescatar del olvido la acepción que se ha mentado como no recogida por los diccionarios.

 

OPERADOR

. . .el ex secretario de Defensa Juan Arévalo Ardoqui, fallecido en el 2000, y un OPERADOR de la CIA en México, el cubano. . .”

Desde hace ya algunos años se utiliza en español la palabra operador para algo que no se compagina con las labores de un operador. La frase que se ha sacado de un periódico de gran tirada confirma el uso que se criticará en esta sección.

La crítica llega porque lo que se entiende por operador en el español común no se compadece con el contexto que acompaña el vocablo en la frase examinada. La estructura de la exposición sobre este asunto es la siguiente. Primero se verán las acepciones del español internacional para el término del epígrafe. Luego se mencionará una de las acepciones en inglés de una voz parecida a la comentada aquí. Más tarde se tratará de explicar de dónde arrastran la mala costumbre en el uso notado en la cita.

Aunque parezca raro, el cirujano es un operador. En el cine operador es aquel que maneja el proyector y el control de sonido. En los mercados financieros es una persona que trabaja allí. En los sistemas de comunicación que no son automáticos, es la persona que se encarga de establecer la comunicación. Por último, es la persona encargada de un sistema informático y de su supervisión. Se han dejado fuera, adrede, las acepciones que no conciernen a personas.

En inglés se destacarán los significados relativos a personas que no constan en español. La persona que opera un negocio. El individuo astuto y habilidoso que sabe como sortear restricciones o dificultades.

En inglés existe la voz operative cuya definición es muy breve, concisa y precisa, valga la redundancia, “agente secreto”. De allí derivan al español este operador en funciones de espía.

Hay que dejarse de eufemismo y llamar las cosas por su nombre aun cuando ello pueda, a veces, causar irritación en epidermis susceptible.

 

CHICUNGUÑA – CHIKUNGUNYA

Muchas palabras extranjeras se cuelan (saltan) en las conversaciones diarias. Las noticias internacionales enfrentan al lector con realidades que se originan en países a veces desconocidos para el común de los lectores.

En otras ocasiones no se trata de países poco conocidos, sino de fenómenos nuevos, de enfermedades menos generalizadas, como en el caso de la chickungunya.

La mayoría de los hablantes de español ante casos de este género se inclinan a aceptar cualquier denominación para fenómenos extraños.

Los entendidos en materia de denominaciones, reflexionan sobre el asunto y ofrecen una grafía más ajustada a la que se ha seguido en el pasado en el español internacional.

Eso que se ha descrito en los párrafos anteriores es lo que ha sucedido en lo concerniente a las dos voces que figuran en el título. Después de un indeterminado tiempo en que los hablantes (y escribientes) de español usaron la voz chikungunya en sus comunicaciones, alguien tuvo que intervenir para poner orden en el asunto.

Es una lástima (vergüenza) que haya necesidad de que una organización con su asiento en Europa tenga que apuntar en el sentido acertado para corregir los desaciertos del periodismo español internacional.

Con respecto de las dos palabras del título, ya en español existe el precedente de producir una grafía en español que somete a la fonética española el sonido expresado en representación gráfica de otra lengua. Lo que se trata de recordar con esa alusión es a la grafía adoptada en español para ese recóndito lugar conocido con el nombre de Tanganyika, que en español común se redujo a Tangañica.

 

UNISEX – UNISEXUAL

“. . .la barbería se convirtió en un salón UNISEXUAL y la comunidad que predominantemente hablaba inglés de ha convertido en más mixta”.

En muchas ocasiones se exagera el deseo de traducir todo lo que se encuentra en lengua extranjera para llevarlo al español común. Esto que acaba de resumirse en la frase anterior parece que es lo que ha ocurrido en la oración citada en cabeza de esta sección.

Es my probable que se haya visto u oído unisex en inglés y, por el prurito de ser más castizo que la Academia, la persona que intervino para españolizarlo lo cambió e introdujo este unisexual que se lee en la cita.

En sentido general, unisex indica que lo que se menciona es para uso de ambos sexos. La Real Academia Española para el adjetivo es más explícita y escribe: ‘Que es adecuado o está destinado tanto para los hombres como para las mujeres’.

Si se consulta el diccionario para entender qué cosa es eso de unisexual se encuentra uno con que es algo muy diferente de lo que se interpreta por unisex; este unisexual, referido a animal o vegetal es: ‘Que tiene un solo sexo’. Esta acepción también es tomada del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.

Al traducir y acomodar textos hay que tener cuidado para no exagerar la nota y caer en el ridículo, como ha sucedido en la oración transcrita más arriba.

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

Cuerpo ñoño – herramienta – candela (candelá) – inteligente

CUERPO ÑOÑO

En el habla de ningún otro país se ha oído que utilicen esta combinación del título. Al autor de estas notas acerca de la lengua le llama la atención la combinación porque la considera muy acertada para expresar las características del cuerpo que así se designa.

Añoñar es mimar o consentir, es decir, tratar con delicadeza el objeto de los mimos. Los mimos van dirigidos al cuerpo del sujeto de quien se dice que tiene el “cuerpo ñoño”. Mimar ese cuerpo consiste en no someterlo a ningún tipo de esfuerzo físico, no exponerlo a fatigas, trabajos o ejercicios.

Como consecuencia del miramiento con que se trata ese cuerpo, este desarrolla rasgos físicos que denotan la falta de ejercicio, que se manifiesta en la acumulación de grasa en algunas partes del cuerpo, así como en la ausencia de músculos.

El desplazamiento de la persona del “cuerpo ñoño” se hace lento y su caminar adquiere un ritmo que lo distingue de los demás. La agilidad, la rapidez y la espontaneidad están ausentes del “cuerpo ñoño” porque son cualidades que se han perdido.

Hay que hacer un espacio para “cuerpo ñoño” en los diccionarios del español dominicano porque no se ha encontrado su uso en ningún otro país.

 

HERRAMIENTA

“Hay HERRAMIENTAS online para aplicar”.

El ejemplo de mal uso que adorna esta sección es un título aparecido en el periódico del cual se extrae la casi totalidad de los desaciertos que se estudian en esta columna semanalmente.

El verbo “aplicar” en este caso debe tomarse por una mala traducción del inglés y, en su lugar debió escribirse “solicitar”. Este es un error que ha adquirido tanta validez que quizá llegue el día en que será reconocido en español con el significado que tiene to apply en inglés.

El objetivo de esta sección se encamina a examinar el nombre herramienta para analizar si es posible utilizarlo del modo en que se hace en esta frase copiada.

Es un hecho que no se somete a discusión que la lengua está en perpetuo cambio. La lengua se la tiene como algo vivo; en consecuencia, debe mantenerse en perenne renovación. Como la cantidad de hablantes es tan vasta, las variantes son muchas debido a la amplitud de la superficie geográfica que cubre el habla hispana.

En la actualidad como en el pasado, son muchas las incorporaciones que se suman al léxico de los hablantes. Más aún debido a las nuevas acepciones que se añaden a las palabras ya existentes. El recurso a algunos diccionarios modernos sugiere que para el sustantivo femenino del título hay nuevos usos en español.

Algunos de estos usos se deben a la influencia del inglés. Otros son producto de la inteligencia hispanohablante que da muestras de creatividad. Es natural que la incorporación a los diccionarios de las nuevas voces y acepciones tome más tiempo que la velocidad a la que se introducen los cambios en el habla y en los escritos. Con respecto a “herramienta” se observan nuevas tendencias a reconocerle por lo menos dos acepciones que no tenía antes.

En informática se reconoce el vocablo herramienta para mencionar el ‘elemento de un programa que realiza una función específica’, así lo registra el Diccionario de uso del español de María Moliner.

A una ‘parte del cuerpo que desempeña una función activa en la realización de una tarea’ se la reconoce también con el nombre “herramienta”; así consta en el Gran diccionario de la Lengua Española, de Larousse.

Antes de cerrar esta sección es bueno que se deje constancia de que en español se está aún muy lejos de enumerar todas las acepciones que adornan la herramienta inglesa, y, más que eso, los detalles que decoran esas acepciones del inglés americano.

 

CANDELA – CANDELÁ

“Hablando de vidas imitadas, una institución que está EN CANDELA es la española”.

La candela de los dominicanos es el fuego o la lumbre de otros países. En el momento en que esta candela cobra fuerza es cuando se le coloca la tilde sobre la última vocal para volverse la candelá. Eso de pronunciar la última palabra con todas sus sílabas le quita énfasis a la intención del interlocutor o del escritor.

Candela tiene muchos usos en el habla de los dominicanos. Si se relaciona una situación con el primer vocablo del título es porque esta es peligrosa y conflictiva. Si se tipifica así un trabajo este es intenso, agobiante. Si se dice que un niño es candela es por lo dado a las travesuras y a la inquietud física que demuestra. La persona vivaz, activa; la que es enamoradiza; así como la descarada serán denominadas candelas; “es candela” dirán en estas circunstancias.

Con candela el dominicano expresa dieciséis locuciones que sirven para comunicar diferentes estados físicos o de ánimo.

El Diccionario del español dominicano indica que “estar en la candelada” es “estar en el candelero” que significa “en posición destacada, de actualidad”. Eso es cierto, pero puede añadirse un matiz a eso. Está en la candelá quien se encuentra en medio de la situación de la que se habla, o es parte de algo que se trata en esa conversación y que así se define.

“Dar candela” a algo en el habla dominicana es iniciar eso que sigue a la locución. Si se desea animar a alguien para que comience una tarea se dirá “dale candela a eso”.

 

INTELIGENTE

“Se necesitarán asimismo sistemas más INTELIGENTES para la restauración de costas, bosques y suelos degradados”.

Hace un tiempo ya que en español venía usándose el adjetivo inteligente para casos en informática y tecnología en que aún no estaba documentada en el español de los diccionarios la acepción correspondiente.

Ya esto que se señaló en el párrafo último anterior a este se subsanó. Primero entraron con las nuevas acepciones los diccionarios actualizados, los de uso, y al final, el de la Real Academia Española que también se ha puesto al día.

Inteligente tiene que ver con las máquinas, sistemas o edificios que mediante computadores, pueden automáticamente adaptar los mecanismos para prestar el servicio adecuado a cada situación; el funcionamiento se determina de acuerdo con las circunstancias. Esto se logra mediante dispositivos electrónicos o informáticos tecnológicamente muy avanzados que regulan su funcionamiento. Esto es, la máquina o el sistema son capaces de variar su funcionamiento automáticamente.

En la edición vigésima tercera del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, viene definida en una acepción añadida a las anteriores. Son sistemas, edificios, mecanismos, ‘controlados por ordenador’ para responder a cambios en el entorno y funcionar en condiciones óptimas ‘sin intervención humana’.

Ya era hora de que se oficializaran las acepciones, tanto en los diccionarios de uso como en el catálogo oficial de la lengua de Madrid. No ha habido servilismo en la redacción de estas acepciones y eso merece que se celebre.

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

Los corchetes

Los corchetes son un signo doble de puntuación, que se representan gráficamente mediante dos semirrectángulos enfrentados ([ ]), denominados corchete de apertura y corchete de cierre, respectivamente. Aparte del nombre de corchetes, este signo ha recibido en épocas pasadas muchos otros apelativos: paréntesis rectangular, paréntesis cuadrado, paréntesis recto, claudátor, claudátur y claudato.

Usos de los corchetes

Los corchetes tienen tres usos principales, que analizamos a continuación:

1)     En las citas directas, se encierran entre corchetes todas las interpolaciones ajenas al texto original hechas por la persona que reproduce la cita.

Estas interpolaciones pueden obedecer a diversos motivos de quien reproduce la cita: hacer una aclaración,  señalar un error, corregir un descuido gramatical, explicar el significado de una sigla o abreviatura, e incluso acomodar la cita a la redacción del texto donde se inserta. Veamos ejemplos de cada uno de estos usos.

La Corte de Casación francesa ha juzgado que “el demandante no puede [en caso de que el  demandado haga defecto] modificar las conclusiones del acto de citación, salvo para reducirlas”.  Aquí los corchetes encierran una aclaración.

Según el artículo 182 de la Constitución: “El Consejo Nacional de la Magistratura al conformar el Tribunal Constitucional dispondrá cuál de ellos [sic] ocupará la presidencia y designará un primer y segundo sustitutos para reemplazar al Presidente, en caso de falta o impedimento”.  El sic entre corchetes señala un error gramatical en la cita.

Según el artículo 182 de la Constitución: “El Consejo Nacional de la Magistratura al conformar el Tribunal Constitucional dispondrá cuál de [los jueces elegidos] ocupará la presidencia y designará un primer y segundo sustitutos para reemplazar al Presidente, en caso de falta o impedimento”.  Los corchetes encierran una corrección.

No valieron las protestas del entrenador de Colombia; el árbitro dijo que él no podía hacer nada, que “solo sería posible un recurso ante el organismo correspondiente del C[omité] O[límpico] I[nternacional]”. Los textos entre corchetes explican el significado de la sigla COI.

El abogado de la defensa argumentó que, conforme al artículo 40.14 de la Constitución, “nadie [era] responsable por el hecho de otro”.   En este caso, se varía el tiempo del verbo del presente al pretérito imperfecto para ajustarlo a la frase introductoria de la cita, cuyo verbo está en pasado.

Como se ha dicho, lo enmarcado entre corchetes es siempre un texto ajeno a la cita, obra de la persona que transcribe la cita, no de su autor original. Cabe advertir, además, que el uso de los corchetes en estos casos es obligatorio: no es posible su sustitución por paréntesis, en razón de que lo enmarcado entre paréntesis debe interpretarse como una aclaración de quien ha redactado la cita, no de quien la reproduce.

Por ello, es incorrecto el uso que hace habitualmente nuestra Suprema Corte de Justicia del latinismo sic, colocado entre paréntesis, para señalar que hay algún error en una cita, como en el ejemplo siguiente:

Oído el dictamen del Magistrado Procurador General del República, el cual termina así: “Que procede rechazar el recurso de casación interpuesto a la sentencia civil No. 334 de fecha 18 de agosto del año 2000 (sic), dictada por la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional”.

En esta cita debe suponerse que el término sic, al encontrarse entre paréntesis, fue puesto ahí por el procurador general de la República, no por la Suprema Corte de Justicia. Para indicar que la corrección es obra de la SCJ, sic ha de colocarse entre corchetes:

Oído el dictamen del Magistrado Procurador General del República, el cual termina así: “Que procede rechazar el recurso de casación interpuesto a la sentencia civil No. 334 de fecha 18 de agosto del año 2000 [sic], dictada por la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional”.

2)     En textos ordinarios, se utilizan los corchetes cuando dentro de un enunciado que va entre paréntesis es preciso introducir alguna precisión o nota aclaratoria.

Napoleón ganó muchas batallas importantes (más que cualquier otro militar de su época [Wellington incluido, pese a lo que creen los ingleses]), pero él mismo reconoció que su principal logro fue el Código Civil.

Aquí se evita el uso repetido de los paréntesis colocando la aclaración sobre la preferencia inglesa por Wellington entre corchetes.

3)      En citas directas, se usan tres puntos entre corchetes para indicar que se omite un fragmento del original.

Según el artículo 3 del Codigo Civil, “los bienes inmuebles […]están regidos por la ley dominicana”.

Los puntos encorchetados constituyen una señal de honestidad de la persona que reproduce la cita. En las palabras de la Ortographia académica de 1742: “[Este uso] denota la legalidad con que se procede no ocultando lo que no se traslada, sino manifestando que se omite de propósito”.

No es necesario utilizar los tres puntos para marcar una supresión al comienzo o al fin de una cita, a menos que se quiera dejar claro que el texto no está completo, en cuyo caso se utilizan los puntos suspensivos sin corchetes.

Se ilustran a seguidas estos usos, tomando como base el artículo 4 de la Constitución dominicana, cuyo texto completo es el siguiente:

Artículo 4. Gobierno de la Nación y separación de poderes. El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son únicamente las determinadas por esta Constitución y las leyes.

Quien no desee transcribir el texto completo podría citarlo parcialmente de diversas maneras:

Según el artículo 4 de la Constitución: “El gobierno […] es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo”.

Según el artículo 4 de la Constitución: “El gobierno […] es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo…”.

Según el artículo 4 de la Constitución, el gobierno “[s]e  divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial”.

Según el artículo 4 de la Constitución, el gobierno“… [s]e divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial…”.

Al igual que los paréntesis, los corchetes se escriben generalmente pegados a la primera y última palabra del texto que enmarcan y separados por un espacio de la palabra que los precede o sigue:

La Corte de Casación francesa ha juzgado que “el demandante no puede [en caso de que el  demandado haga defecto] modificar las conclusiones del acto de citación, salvo para reducirlas”.

Hay dos excepciones:

a)     Cuando los sigue un signo de puntuación, en el cual este se escribe pegado al corchete de cierre:

No valieron las protestas del entrenador de Colombia; el árbitro dijo que él no podía hacer nada, que “solo sería posible un recurso ante el organismo correspondiente del C[omité] O[límpico] I[nternacional]”.

b)     Cuando encierran un segmento al principio o en el medio de una palabra, en el cual el resto de la palabra también se escribe pegado al corchete de apertura:

Según el artículo 4 de la Constitución, el gobierno “[s]e  divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial”.

Concurrencia de los corchetes con otros signos

Cuando los corchetes concurren con otros signos de puntuación, deben aplicarse las mismas reglas señaladas para los paréntesis:

a)      El punto, el punto y coma, la coma y los dos puntos  se colocan siempre detrás del corchete de cierre.

b)     Si los puntos suspensivos o el cierre de interrogación o exclamación preceden al corchete de cierre, el enunciado debe cerrarse con punto.

© 2014 Fabio J. Guzmán Ariza

Madurar – *hacer parte – *en ocasión de (con ocasión de) – en ocasiones – ductal

MADURAR  

La intención principal en esta sección es estudiar un significado criollo de la República Dominicana para el verbo del título. Antes de entrar en materia se repasarán las acepciones comunes y, sobre todo, se subrayará una que sirve de pie a la dominicana.

En sentido general, madurar es ‘entrar en sazón un fruto’. De este primer significado se ha ampliado a otras áreas de la actividad humana. Así se dice que el hombre madura una idea, un plan, cuando lo piensa con detenimiento. El humano madura cuando se desarrolla física y moralmente.

En medicina se dice que un tumor madura cuando activa la supuración. De esta significación del español general los dominicanos han derivado otra que es peculiar de su habla.

El catarro madura cuando la flema cambia de color, cuando pasa de incolora a adquirir tonalidades amarillenta o verdosa; cuando se hace más espesa. Aunque no sea agradable hablar de ello, una vez maduro el catarro, la flema, puede ser expulsada por la boca si “ha bajado al pecho”. La creencia popular es que debe tomarse esa maduración de modo que anuncia una mejoría cercana.

La expresión criolla dominicana se sirve de la locución verbal “madurar a alguien a golpes” para denotar que se propinan golpes repetidos a la víctima. Se pretendía expresar con esta locución que la persona objeto del tratamiento de maduración por golpes se ablandaba (al igual que el fruto maduro) y entraba en razones.

El dominicano de la calle empleaba la expresión “madurado con carburo” para aludir a la persona que había pasado por un proceso rápido o violento de maduración de carácter, como consecuencia de los avatares de la vida.

Con estas reflexiones se ha entregado un poco más de lo anunciado al principio, pero todo ello está en consonancia con el tema principal.

 

*HACER PARTE

. . .coincidiendo en no desplegar tropas terrestres, sí parece que HARÁN PARTE en los bombardeos, y en una posible ayuda a las fuerzas militares. . .”

Algunos verbos en español han estado ensanchando su campo de acción. Ese es un fenómeno que sucede en otras lenguas también. El verbo hacer es uno de esos verbos que se presta o se acomoda para desempeñar muchas diferentes funciones dependiendo de a quien acompaña.

Como todo tiene su límite en la vida, así acontece en la lengua. A pesar de lo dicho acerca de la versatilidad del verbo hacer, en algunos casos no es dable que se expanda su radio de acción. Lo último es lo que se ha dado en el caso de “hacer parte”. Esa combinación no pertenece al español legítimo.

“Hacer parte” hace pensar que se traído del francés, lengua en la que faire partie, corresponde al español “formar parte”. Esto resulta así porque el verbo formar en una de sus acepciones es más o menos reunir a varias personas para que hagan un equipo. El diccionario integral del español de Argentina (2008), sostiene que formar es ‘referido a algo o alguien ser parte o elemento de una cosa’. Formar parte [de algo] es una locución verbal que expresa ‘entrar en la composición [de ello]’, así aparece en el Diccionario fraseológico documentado del español actual (2004).

No se enumeran ni siquiera algunas de las acepciones del verbo hacer porque este verbo posee demasiadas funciones y, mencionarlas ocuparía demasiado espacio en estos comentarios.

Una solución para no tener que enfrascarse en una selección de este tipo es recurrir al verbo “participar”, que se acepta para significar que “se toma parte de una cosa”, en un desempeño similar al verbo “colaborar” que en sí puede reemplazar la combinación del título u otra semejante.

 

*EN OCASIÓN DE – CON OCASIÓN DE – EN OCASIONES

“. . .en los jardines vaticanos y del mensaje enviado por el Pontífice EN OCASIÓN DE la fecha”.

Antes de entrar en materia con respecto de estas locuciones del título, el autor de estas reflexiones tiene que confesar que durante largo tiempo confundió las dos primeras y hasta tenía una explicación para ello, explicación que se expondrá más abajo. Como es normal en estos casos, los errores en los cuales se incurre son los que más duelen, y la lección no se olvida.

“En ocasión de” no es una locución prepositiva reconocida en la lengua común. Debe evitarse y, en su lugar, usar “con ocasión de”, que es la que ha adquirido derecho de naturaleza en la lengua.

La idea que tenía el autor de estos comentarios era que “en ocasión de” podía usarse cuando lo que se mentaba después de eso era un acto fortuito, y que, “con ocasión de” se reservaba para los acciones que eran producto del planeamiento humano. Ya sabe quien esto escribe que no hay tal cosa.

La locución prepositiva “con ocasión de” se usa con el valor de “en la circunstancia de”. Se la utiliza para describir ‘en ciertas circunstancias que proporcionan la oportunidad para la cosa de que se trata’. Así la sitúa en el español el Diccionario de uso del español (2007).

La locución adverbial “en ocasiones”, también “en algunas ocasiones”, es equivalente de “a veces; en algunas ocasiones, no siempre”.

El español conoce otras locuciones que utilizan la palabra ocasión, pero este no es el momento propicio para tratarlas, ni es tampoco la intención en esta sección.

 

DUCTAL

“La biopsia reveló un carcinoma DUCTAL invasivo en el seno izquierdo; el derecho no presentaba cáncer”.

Esta voz no es de uso frecuente en español. No obstante lo escrito acerca de esta, en el ámbito médico se la utiliza por influencia del inglés. En español no existe hasta ahora un adjetivo que actúe para significar “de los conductos” y los hispanohablantes se las han arreglado para introducir la voz del título con el propósito de llenar ese vacío.

Junto con esa voz ha penetrado en el español del campo antes mencionado la voz “ducto”, de algún modo aceptada como sinónimo de conducto. Para justificar esta elección se apoyan en el latín ductus.

En algunos casos esta solución está justificada, mas en otros es una mala selección porque en español existen otras formas más apropiadas, o simplemente apropiadas, para aludir a las partes del cuerpo humano de que se trata. En casos como este, aunque sea más largo puede recurrirse a “de los conductos” como se escribió antes.

El recurso a la inventiva se constata en el campo médico cuando se habla o escribe sobre lo que en inglés se conoce por ductal carcinoma o intraductal carcinoma of the breast.

Por más que se critique la solución dada en español para este cáncer, no se piensa que los usuarios de la terminología vayan a abandonarla.

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

 

Picharse – proferir – emproblemar – teriquito (tiriquito)

PICHARSE

Este verbo tiene vertientes muy interesantes en el lenguaje dominicano. Además de sus significaciones directas también tiene otras derivadas en locuciones sugerentes que solo los dominicanos despejan.

Se aprovechará el espacio aquí para ocuparse de lo relativo al verbo pichar, así como picharse y el sustantivo pinche, junto con el adjetivo picha[d]o, -a en algunas expresiones.

La primera acepción en tanto verbo “pichar” en el español dominicano, es la acción que realiza en el béisbol el lanzador desde el montículo en dirección del receptor cuando el bateador está en posición de bateo.

El verbo pichar cuenta con varias acepciones en el español internacional. No se enumerarán aquí porque pueden consultarse en cualquier diccionario de español general. En dominicano este verbo es enfrentar una situación enojosa frente a una persona. Así dirá un dominicano: “Mañana picharé un juego con mi suegra para que me afloje unos cuartos”. Enseguida se nota que esta locución tiene relación directa con el béisbol.

“Pichar nueve ínins” (innings) es una locución verbal que el Diccionario del español dominicano define como: ‘Mantener relaciones sexuales durante largo tiempo’. También es de uso en el habla dominicana oír con el mismo propósito “pichar un juego completo”.

Ahora bien, existe otra locución dominicana que no ha sido consignada por diccionario alguno con el verbo picharse: “Se pichó el cielo”. Con ello se expresa que está lloviendo, generalmente que “llueve a cántaros”, que “caen burros aparejados de agua”.

La locución sustantiva “jarro pichao” (pichado) alude a la mujer que no es virgen, sobre todo a la que ha tenido relaciones sexuales sin relaciones maritales conocidas. En las zonas rurales existía una expresión en parte jocosa que era más o menos: “La auyama partida no se regresa”. Con ello se significaba que después de tener relaciones sexuales no se aceptaba que el hombre devolviera la mujer a la casa de ella.

Estas notas tienen el propósito de rescatar algunas expresiones dominicanas y despertar la curiosidad de otras personas para que contribuyan con este fin.

 

PROFERIR

“. . .y pesa actualmente contra él una orden de captura PROFERIDA por el gobierno venezolano”.

Los argumentos de esta sección van encaminados a demostrar que la elección del verbo proferir, en un contexto como en el que se encuentra en la frase reproducida es inconveniente, porque la significación de este verbo no le confiere sentido a esta frase.

En su sentido derecho, proferir se retiene por decir, lanzar, pronunciar, articular palabras o emitir sonidos; particularmente cuando son violentos por su significado o, por la forma en que se transmiten.

No es que se desee someter los vocablos a una camisa de fuerza; no obstante, hay que tener en cuenta que en todas las definiciones que se han encontrado para el verbo, la acción está limitada a palabras o sonidos.

Es posible que el error lo haya inducido el hecho que en algunas acepciones se utilizan los verbos “lanzar y emitir”, y es cierto, estos son verbos que se usan para las órdenes de captura.

Frente a un yerro como este se pregunta el lector si esto se debe a ignorancia, desconocimiento, descuido o inadvertencia. Uno cualquiera de estos motivos puede aceptarse como explicación para entender la confusión en la redacción que tuvo la persona que así se expresó.

 

EMPROBLEMAR

“. . .sus contribuciones financieras que hicieron posible que J. M. G., el EMPROBLEMADO ciudadano nicaragüense de dos publicadas columnas se encuentre en este momento disfrutando de su preciosa libertad”.

Hay voces que aunque no tengan la sanción de las Academias suscitan simpatías. Muchas veces este sentimiento lo aporta la necesidad de que exista un vocablo que transmita el mensaje que trae esa nueva voz.

Hasta el día en que se leyó el pasaje transcrito no se había tenido un encuentro con esta palabra o, por lo menos no se recuerda.

Una vez que se terminaron felizmente las diligencias para entender lo que debe comprenderse por medio de este verbo, eso se logró al dar con el adjetivo en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Hay que destacar que de esta familia en el antes mencionado diccionario solo consta el adjetivo “emproblemado” y se menciona en el apartado que consigna que es de uso en Colombia. La acepción que se le reconoce es: ‘Referido a persona, que tiene muchos problemas’. Añade ese diccionario que el uso del adjetivo pertenece al registro popular.

Desde el principio podía colegirse que el significado del término tenía relación con “problema”, aunque no se sabía con certeza a qué se refería específicamente. Se pensó que correspondía a “en problemas”, mas la consulta despejó la incógnita al revelar que era “tener muchos problemas una persona”.

Con palabras como la del título se torna difícil condenarlas por el solo hecho de que no gozan del reconocimiento general y, de que provienen del segmento de la sociedad que goza de menos prestigio intelectual.

 

TERIQUITO – TIRIQUITO

Las dos voces del título pertenecen al español dominicano. Son dos creaciones auténticas del habla dominicana. No las comparte el dominicano con ningún otro hablante de español. Son voces creadas por la imaginación popular. Aquí se va a examinar cómo la literatura dominicana las estudia.

El vocablo “tiriquito” aparece asentado en el español dominicano desde el año 1930, en el Diccionario de criollismos, de la autoría de Rafael Brito. La acepción que ofrece es escalofrío. El dato se cita de segundas fuentes por no haberse consultado la obra directamente.

Emilio Rodríguez Demorizi, en su obra Del vocabulario dominicano, publicada en 1983, solo asienta en este el término “tiriquito” y es más prolijo en las equivalencias que ofrece para la palabra pues consigna: “Emoción. Frío. Temblor. Tiritando de frío”.

La palabra “tiriquito” la recoge el Diccionario de cultura y folklore dominicano, de Paulino y Castro, obra publicada en el año 2005 y la menciona ‘como sinónimo de escalofrío’, al tiempo que añade: ‘También “Teriquito” ’.

En el año 2010, el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española retuvo “tiriquito” con el significado de escalofrío.

Con la publicación del Diccionario del español dominicano en el año 2013 se recogieron las dos grafías para el escalofrío dominicano y “teriquito” se mienta con una cita sacada de un libro premiado, Solo cenizas hallarás. “Tiriquito” no es menos afortunado, pues figura con una cita tomada de Carnaval de Sodoma.

No cabe duda de que los dos vocablos tienen documentos de identidad en el español dominicano. Son hijos legítimos del habla dominicana y motivo de orgullo para quien esto escribe.

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

Jabón de olor – congoleño (congolés) – húmedo (hidráulico) – surrealista

JABÓN DE OLOR

Es muy fácil deducir lo que para un dominicano significa “jabón de olor”. No hay problema cuando un dominicano entra en un colmado para ser servido y pide un jabón de olor. Lo que recibirá a cambio lo dejará satisfecho. Ese jabón se conoce también como “jabón de baño”, pues para eso se utiliza, para bañarse la persona y despedir un olor agradable. Ese perfume que tenía ese jabón era el rasgo que le confería el nombre de “jabón de olor”.
Hay que tener en cuenta que estas denominaciones eran muy acertadas cuando ese jabón solo se presentaba en pastillas o pastas de jabón; cuando todavía no existía el jabón líquido para el aseo personal. En ese tiempo todo el “jabón de lavar” era en polvo, a excepción del “jabón de cuaba”.
En esos tiempos en República Dominicana podía pedirse “Ace”, que era una marca de fábrica que los anuncios radiofónicos convirtieron en sinónimo de jabón en polvo para lavar la ropa. En Cuba luego pasó a llamarse “Fab” a un jabón del mismo tipo que compitió con el anterior.
No era de extrañarse que las personas entraran a un colmado o a una pulpería y solicitaran un “Palmolive”, que fue el producto líder en el mercado durante largo tiempo como jabón para el aseo personal. De forma parecida se compraba “Gillette” para afeitarse, sin parar mientes en la marca que se recibiera, porque era el producto que predominaba en el mercado.
En esa época “El Caribe” era el periódico nacional y los demás podían ser El Caribe de la tarde o del domingo. Hay que destacar que aquí se escribe “El Caribe” con el artículo en mayúscula porque se considera que este es parte del nombre del diario, a pesar de que en la mayoría de los casos otros escriben “el Caribe”. Piénsese que muy rara vez, por no escribir nunca, una persona se refiere a este periódico como “Caribe”, periódico Caribe.

CONGOLEÑO – CONGOLÉS

“La periodista CONGOLEÑA C. A. ha sido galardonada el miércoles con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014”.

En el título están los dos gentilicios que se utilizan para designar las peársonas oriundas del Congo. Poco importa que la persona haya nacido en la República Democrática del Congo o que sea natural de la República del Congo.
Es muy posible que el gentilicio “congolés” derive del francés congolais, congolaise, que en esa lengua el masculino tiene una pronunciación parecida al español, sobre todo si se tiene en cuenta que estos países -los dos Congo- fueron colonias de países francófonos.
El nombre oficial para la república que no lleva la palabra “democrática” en su nombre oficial es República del Congo. A esta se la conoce en los despachos internacionales con la simple mención de Congo, mientras a la otra se la denomina por su nombre completo.
Estos gentilicios se traen a estos escritos porque hay quienes dudan todavía acerca de cuál de los dos es el propio para mencionar a los ciudadanos de esos países, sobre todo porque hay dos países que llevan el nombre Congo.
A  lo recién mencionado hay que añadirle el ingrediente de las nacionalidades que han surgido en años recientes, con las proclamaciones de nuevos países que es algo que ha complicado la tarea de los periodistas. En algunos casos el idioma del país recibe un nombre diferente del gentilicio aplicado a los naturales de ese país.
Durante algunos años las denominaciones para los oriundos de las dos repúblicas del Congo fue diferente, según se tratase de los nacidos en el Congo francés o en el Congo belga. Ya esta distinción no tiene validez por lo que hay que abandonarla.

HÚMEDO – HIDRÁULICO

“. . .y emplea un diseño de embrague seco -en oposición a la disposición de embrague HÚMEDO- visto en muchos otros productos. . .

 

¿Cómo es posible que una persona que tiene por costumbre escribir sobre un mismo tema en un diario de vasta circulación pueda confundir los dos conceptos del título?
La única explicación que puede producirse es que esa persona no se detiene a pensar cuando escribe, que esa actividad la hace de una manera casi automática. Luego de estas reflexiones se expondrá la diferencia que media entre los dos vocablos del título para demostrar que no comunican la misma idea.
Por una parte, húmedo se dice de lo que está ligeramente mojado. Se refiere a lo que es de agua o que participa de su naturaleza. Por otra parte, hidráulico se usa para mencionar lo que se mueve por medio del agua o de otro fluido.
El Gran diccionario de la Lengua Española de Larousse recoge en sus páginas la acepción para “hidráulico” que despeja todas las dudas con respecto del término conveniente en esta materia: ‘que funciona mediante un líquido bajo presión: el camión tiene freno hidráulico’.
Sin titubeos puede afirmarse que el redactor faltó a su deber de entregar un mensaje claro y comprensible. Este tipo de redacción induce a los lectores comunes a que más tarde en sus conversaciones adopten malas selecciones de palabras para expresarse.
Para cerrar esta sección es procedente que se cite lo escrito por D. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua en Lengua, norma y creación en el rol de la comunicación, donde escribe: “La propiedad es la cualidad del lenguaje que adecua las palabras apropiadas al contenido del mensaje para la cabal comprensión del receptor”.

SURREALISTA

“Pero ahora me parece absolutamente SURREALISTA”.

En las conversaciones y en los escritos durante los últimos años se ha abusado del empleo del adjetivo del título; se lo utiliza con sobrada libertad y, casi siempre de manera inconveniente. De modo somero aquí se revisarán las acepciones para aclarar el concepto.
Como en la mayoría de los casos se lleva el adjetivo más allá de su campo de acción normal, es natural que aquí se enfoque directamente ese uso. En muy pocos casos se utiliza el adjetivo para referirse a un adepto al surrealismo que fue un movimiento literario y artístico que surgió en Francia hacia 1920.
En la actualidad se considera surrealista aquello que evoca el surrealismo por su carácter irracional o llamativo. Cuando se aplica a una persona con ello se destacan las ideas extravagantes o absurdas que esta tiene, o por las cosas incomprensibles que dice.
Se ha de demostrar cautela en la utilización del adjetivo porque en lugar de halagar a la persona a quien así se caracteriza, lo que puede lograrse es denigrarla por estrambótica. Debe reservarse el término para aquello que sobrepasa la realidad a la vez que impulsa lo imaginario y lo irracional.

© 2014 Roberto E. Guzmán

Las comillas

Las comillas son un signo de puntuación doble que se representan gráficamente, la mayoría de la veces,  en una de dos formas:  « » o “ ” . Cuando se utilizan de la primera forma (« ») reciben el apelativo de comillas latinas,  comillas españolas  o comillas angulares; de la segunda forma (“ ”) se denominan comillas inglesas. El nombre de comillas nos viene de coma, como plural del diminutivo.

Las comillas latinas o españolas descienden del diple (<  >) con que se indicaban en los códices y manuscritos antiguos  los textos tomados de las Sagradas Escrituras. La forma como se representan actualmente en español (« ») difiere de las utilizadas por otras lenguas: en italiano, por ejemplo, su aspecto ha evolucionado hacia la redondez, asemejándose a pequeños paréntesis [((  ))]; en alemán, se emplean en sentido contrario (» «).

Las comillas inglesas son de origen francés. En 1546, el impresor parisiense Guillaume Le Bret las inventó para encerrar citas, pero en posición baja y sin invertir la primera, de esta manera: ,, ,,. De ahí que la denominación actual de las comidas en francés sea guillemets.

Además de las comillas latinas e inglesas, el español emplea también, pero con menos frecuencia, las comillas simples o sencillas (‘ ’), cuya forma delata su derivación de las comillas inglesas.

La regla académica privilegia el uso de las comillas latinas y reserva las inglesas y las simples, en ese orden, para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. Ejemplo: «La juez le dirigió una mirada de fastidio al imputado y le espetó: “Dígale a su abogado que ya está bueno de ‘enfermedades’, que no deje de venir a la próxima audiencia. ¿Me entiende?”».

Sin embargo, en la República Dominicana, por razones de costumbre y comodidad,  predominan  las comillas inglesas sobre las latinas. En efecto, para las primeras, basta con utilizar el teclado normal de las computadoras (o de las máquinas de escribir, para aquellos pocos que aún las usan); para las segundas, en cambio, es menester digitar un código alfanumérico (Alt+174 y Alt+175).

Las comillas se escriben pegadas a la primera y última palabra del texto que enmarcan y separados por un espacio de la palabra que los precede o sigue, salvo cuando les sigue un signo de puntuación, en el cual este de ha de escribir al cierre de las comillas, sin espacio entre ellos.

 

USOS DE LAS COMILLAS

De manera general, las comillas se utilizan para enmarcar palabras que  corresponden a alguien distinto a quien escribe o que se debes o se desean destacar por alguna razón.

 

1.    Citas

El uso más frecuente de las comillas es encerrar citas directas, es decir, palabras, frases o textos que se reproducen tal como fueron escritos o pronunciados. Ejemplos:

Según la Constitución, “toda autoridad que ejecute medidas privativas de libertad está obligada a identificarse”.

“¡Que no se mueva nadie!”, gritó el policía.

La fuerza mayor es eximente de responsabilidad, conforme lo establece el artículo 1148 del Codigo Civil, que expresa: “No proceden los daños y perjuicios, cuando por consecuencia de fuerza mayor o de caso fortuito, el deudor estuvo imposibilitado de dar o hacer aquello a que está obligado, o ha hecho lo que le estaba prohibido”.

Empero, si la cita es muy extensa o si consta de varios párrafos, no se deben emplear comillas, sino colocar la cita en renglón aparte, con sangrado, en texto de menor tamaño, como se ilustra a continuación:

La extensión del ámbito de aplicación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil ha sido expresamente rechazado por nuestra Suprema Corte de Justicia en estos términos:

Considerando, que respecto del procedimiento en casación no es necesario, al notificar la sentencia intervenida en última o única instancia, hacer saber a la parte notificada que la misma puede ser impugnada en casación ni el plazo para impugnarla, por cuanto la ley que rige este recurso extraordinario nada dispone al respecto, ni en modo alguno, puede ser aplicado al caso el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, ya que dicha disposición legal solamente establece mención obligatoria en la notificación de las sentencias del plazo para ejercer el recurso de oposición u apelación, según el caso.

Como es fácil apreciar, tanto el sangrado como el cambio de tamaño facilitan más la lectura del texto citado que enmarcarlo entre comillas.

Son pocas las obras jurídicas dominicanas que han adoptado esta regla ortotipográfica moderna. En muchas de ellas, se sigue la práctica incorrecta de citar entre comillas largos párrafos de jurisprudencia en el mismo renglón del discurso principal. En otras, se colocan las citas en renglón aparte, pero, en lugar de achicar el cuerpo del texto o escribirlo en cursivas,  se usan comillas. Finalmente, se advierte en algunas la práctica redundante de poner la cita entre comillas y en letras cursivas a la vez.

En otro orden, cuando se intercala en la cita un comentario de quien escribe, este debe enmarcarse entre rayas, sin necesidad de cerrar las comillas para volverlas a abrir después del comentario:

“El Estado debe velar —dice la Constitucíón— por la protección de la salud de todas las personas”.

En este caso, el uso de comas, en vez de rayas, se considera un anglicismo ortográfico:

*“El Estado debe velar, dice la Constitucíón, por la protección de la salud de todas las personas”.

 

2.    Palabras o expresiones cuyo carácter especial se desea marcar

Las comillas también se utilizan para indicar que una palabra o expresión tiene un segundo sentido, normalmente irónico, o que es impropia, vulgar o foránea. Ejemplos:

El demandante depositó sus “pruebas”: tres facturas ilegibles que nada tenían que ver con el demandado.

No te preocupes por lo de la licitación. Como te dije, todo está bien “seteao”.

La compañía está en “default”, pues no pagó los diez millones de pesos en la fecha establecidad.

En los textos impresos (incluso en textos escritos con computadora), en vez de utilizar comillas, es usual utilizar las letras cursivas si el texto base está escrito en letra redonda y en letras redondas si el texto base está escrito en letra cursiva, ya que así se logra resaltar más la palabra o expresión:

La compañía está en default, pues no pagó los diez millones de pesos en la fecha establecidad.

La compañía está en default, pues no pagó los diez millones de pesos en la fecha establecidad.

 

3.    Usos metalingüísticos

El Diccionario de la Real Academia define “metalenguaje” como ‘el lenguaje que se usa para hablar del lenguaje’. Una palabra, una frase o una oración se emplean “metalingüísticamente” cuando la intención de su autor es hablar sobre la palabra, frase u oración en sí, no comunicar el mensaje que estas contienen. Ejemplo:

La última recomendación académica es que la palabra “guion” se escriba sin tilde y que “execuátur” se escriba con c y no con q.

“De conformidad con”, “no obstante” y “conjuntamente con” son tres expresiones que se han convertido en muletillas del lenguaje jurídico dominicano.

Aquí también es común emplear, en textos impresos, las letras cursivas o redondas, según el caso, en lugar de las comillas.

 

4.    Apodos y alias

Cuando el apodo o alias se coloca sin artículo entre el nombre de pila y el apellido, es recomendable entrecomillarlo o escribirlo en cursivas para distinguirlo de los demás elementos del nombre:

Rafael “Chapita” Trujillo (Rafael Chapita Trujillo)
Ernesto “Che” Guevara (Ernesto Che Guevara)

 

5.    Títulos de artículos, reportajes, capítulo de un libro y cualquier otra parte interna de una publicación

En todos estos casos se emplean las comillas para enmarcar el título. Ejemplos:

En su artículo “El Código Civil reformado”, publicado en la edición de Gaceta Judicial de marzo de este año, Rafael Luciano Pichardo aboga por que se mantenga la numeración tradicional del Código Civil.

Es importante notar que esta regla solo se aplica a las partes intenas de una publicación, NUNCA al título de la publicación en sí, que debe escribirse en letras cursivas. Ejemplos:

Cien años de soledad (no *”Cien años de soledad”), Gaceta Judicial (no *”Gaceta Judicial”),  Diario Libre (no *”Diario Libre”).

Por igual, los títulos de películas, fotografías, esculturas, piezas musicales, discos, espectáculos, programas de televisión, etc. NO se entrecomillan, sino que escriben en cursivas:

Lo que el viento se llevó (no * “Lo que el viento se llevó”), El gobierno de la mañana (no *”El gobierno de la mañana”), La canción Por amor (no La canción “Por amor”)…

Se exceptúan de estas reglas los libros sagrados y sus partes, que se destacan solo con mayúsculas: la Biblia, el Corán, el Génesis, etc.

 

CONCURRENCIA DE LAS COMILLAS CON OTROS SIGNOS

Cuando las comillas concurren con otros signos de puntuación, deben seguirse las siguientes pautas:

1.      El punto, el punto y coma, la coma y los dos puntos  se colocan siempre detrás de las comillas de cierre:

Según la Constitución, “toda autoridad que ejecute medidas privativas de libertad está obligada a identificarse”.

“¡Que no se mueva nadie!”, gritó el policía.

Esta regla, por supuesto, no se aplica a la puntuación interna del texto entre comillas.

2)    Los signos de interrogación y admiración pueden ir colocados dentro o fuera de la comillas, dependiendo de si afectan el texto entrecomillado solamente o todo el enunciado:

“¡Que no se mueva nadie!”, gritó el policía.

¡Ud. se atrevió a gritarle “hijo de p…” al juez!

 

© 2014 Fabio J. Guzmán Ariza

Pupusear (pupusiar) – percatar(se) – *cuatriciclo – capó (bonete)

PUPUSEAR – PUPUSIAR

En lenguaje familiar pupú es excremento. Se usa generalmente para excremento humano, así como para estiércol de otros animales.

La voz pupú no es exclusiva de los dominicanos, por mucho que el chovinismo los impulse a tratar de apropiarse de este vocablo, como de tantas otras cosas, para reclamar así el derecho de haberlo inventado.

El empleo de voces que evitan llamar por su nombre algunas de las funciones y productos del cuerpo de los animales ha dado lugar al uso de palabras que tratan de suavizar la rudeza de la verdad.

Las categorías tabúes, junto con los mecanismos de evasión y evocación que las caracterizan en el habla, provocan la consiguiente proliferación de los eufemismos, sobre todo en las clases altas y medias. Estos estratos sociales con el uso de los eufemismos obedecen a dictados de la decencia y el decoro para referirse a las funciones del cuerpo.

El verbo del título, de acuerdo con la opinión de quien esto escribe, deriva de la voz pupú que es un americanismo. De este nombre se formó el verbo que en muchos casos se reserva para referirse al acto de la defecación de infantes.

La utilización del verbo se ha oído también de labios de habitantes de las zonas rurales cuando están en presencia de personas venidas de las ciudades con la intención de aparecer más “educados”. Con ello los campesinos aparentan más civilizados ante los ojos y oídos de los citadinos que ellos presumen que son más recatados.

El verbo del título se encuentra documentado en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, con la mención de Nicaragua como el único país en el que se utiliza para significar “defecar”.

Tanto en inglés como en criollo haitiano tienen voces parecidas a pupú con el mismo significado en esas lenguas que en español. En inglés la aparición está documentada desde el año 1903. En francés existen algunas palabras parecidas al español relacionadas con bebés. Todas estas informaciones reunidas convierten en más aceptable lo que se mencionó antes con respecto al uso del vocablo para el excremento de los infantes.

El vocablo “pupú” en el antes mencionado diccionario de americanismos consta como de uso en seis países de la América Hispana entre los cuales se mienta la República Dominicana. Debe subsanarse la omisión de la República Dominicana entre los países en los que se utiliza el verbo “pupusear” para “hacer pupú”.

 

PERCATAR(SE)

“Callan o se abstienen, según el caso, sin PERCATARSE QUE sus derechos son marginados. . .”

De nuevo se está en presencia de un verbo “que pide” por una preposición que en este caso es DE y que se omitió en la frase copiada.

El Diccionario combinatorio práctico del español contemporáneo, editado bajo la dirección de Ignacio Bosque al asentar el verbo percatarse le coloca inmediatamente después la preposición DE. Se interpreta este señalamiento como uno que demuestra que no es posible ignorar.

En el diccionario destinado a despejar las dudas con respecto a los usos en español, la Asociación de Academias de la Lengua Española apunta que percatarse equivale a “darse cuenta DE algo (mayúsculas mías, RG). En ese diccionario, el Diccionario panhispánico de dudas, al tratar el asunto escribe: ‘Debe evitarse, en el habla esmerada, omitir la preposición’.

En esta columna se sostiene que el habla esmerada corresponde con el español escrito, por lo tanto, no puede tolerarse el queísmo en este caso.

 

*CUATRICICLO

“. . .un agente que levaba a una futura novia en un paseo en un CUATRICICLO por la playa en medio de la noche. . .”

Muchas veces los autores de noticias refritas se atreven a innovar dándose a la tarea de crear traducciones para voces extranjeras cuyas equivalencias todavía no cuentan con una palabra acreditada en español.

El vocablo resaltado en el texto reproducido es un intento del género descrito más arriba. El término “cuatriciclo” es una invención en la lengua común, porque no se le conoce en todo el ámbito de la lengua.

Lo que se ha escrito hasta ahora no es el final de la historia. El intento no es plausible. Ciclo en español corresponde a una serie, conjunto, composición. Cuatri- puede retenerse como elemento compositivo de palabra que significa cuatro. Como consecuencia de lo explicado, cuatriciclo tiene relación con cuatro series, conjuntos o composiciones. Este significado no le confiere sentido a la oración que se reprodujo.

En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española se encuentra una solución más afortunada que cuenta con el favor de cinco países, se trata de “cuatrimoto” para la ‘moto de cuatro ruedas anchas, dos delanteras y dos traseras, para cualquier tipo de terreno’. Este neologismo tiene la ventaja de que el componente de palabra moto- indica “que mueve”, por lo tanto, puede ser de tracción en las cuatro ruedas.

 

CAPÓ – BONETE

“Bajo el CAPÓ, el J. continúa ofreciendo la opción de tres motores de cuatro cilindros. . .”

El capó es la cubierta del motor de los automóviles. En República Dominicana ese metal protector que forma parte de la carrocería y que se encuentra encima del motor para cubrirlo se conoce con el nombre de “bonete”.

En otras lenguas, un bonnet es un tipo de gorra o gorro diseñado para llevarlo sobre la cabeza. El bonete como denominación en los automóviles lo comparte el dominicano con Cuba y Puerto Rico.

En Inglaterra se utilizó la voz bonnet para denominador la cubierta de los motores de los vehículos automotores. Hay lugar a que uno se pregunte cómo llegó este nombre a los tres países que más fácilmente hubiesen podido adoptar otro término venido del inglés norteamericano. No debe olvidarse que la palabra capó del español desciende del francés capot.

En Argentina utilizan un vocablo parecido a capó para los mismos fines y es capot que es la voz que usan allí los hablantes para la ‘cubierta metálica del motor de un automóvil’; así se halla en el Diccionario integral del español de Argentina (2008).

© 2014 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

Las biografías de las palabras

Álex Grijelmo compara al diccionario con una lupa para mirar de cerca las palabras. Me encanta la imagen porque expresa certeramente la idea de que los diccionarios son herramientas que nos permiten acercarnos con detalle al contenido que guardan las palabras.

Imaginen ahora si pudiéramos disfrutar de un diccionario en el que cada entrada se dedicara a contarnos la biografía de una palabra: cuándo nació, cómo ha crecido y cambiado, con quién se ha relacionado, para qué se ha usado y, en algunos casos, cuándo y por qué murió. No hace falta imaginarlo; ya existe. Se trata del Nuevo diccionario histórico del español (el NDHE), dirigido por José Antonio Pascual y coordinado por Mar Campos, un proyecto extraordinario de la Real Academia Española largamente anhelado. Lo más interesante es que su condición de diccionario histórico no lo circunscribe al pasado. Conocer en profundidad la historia de las palabras nos ayuda a entender cómo se usan y lo que significan en el presente.

Las nuevas tecnologías alivian un poco la carga de los lexicógrafos y nos permiten a los usuarios ir disfrutando de los resultados parciales de su tarea. Dense un paseo por la página de la Real Academia Española (www.rae.es) en el enlace de la Fundación Rafael Lapesa. Podrán consultar algunos de los registros que ya están publicados y que les ayudarán a hacerse una idea de la magnitud de este empeño. Si el diccionario académico registra unas noventa mil palabras, el NDHE aspira a contarnos la vida y milagros de unas cien mil.

© 2014 María José Rincón González.