TALLER DE ORIENTACIÓN ORTOGRÁFICA EN ACADEMIA

Un taller sobre ortografía ofreció la Academia Dominicana de la Lengua, dictado por la profesora Roxana Amaro, Miembro Correspondiente de esta Corporación, quien fue presentada por el Director de la entidad, el doctor Bruno Rosario Candelier. La actividad forma parte de la Tertulia Lingüística que coordina la lingüista María José Rincón.

La profesora Amaro inició el taller con una dinámica o ejercicio donde los participantes pudieron evaluar el nivel de recepción rítmica que cada quien posee. Explicó que el ritmo, la concepción y la percepción son requisitos indispensables para aprehender en las palabras la curva melódica que permite al hablante determinar el lugar donde han de colocarse los acentos, porque el ritmo determina el orden, la combinación adecuada de los elementos que conforman los sonidos de las palabras. Esta introducción provocó múltiples inquietudes entre los participantes, que Amaro sintetizó con la siguiente respuesta: “Para iniciarse en los caminos de la ortografía ha de promoverse la conciencia lingüística entre los hablantes, reflexionar y entender la importancia del acento, en este caso particular”. Es decir,  debemos profundizar en el estudio de la lengua, que se adquiere en el ambiente, en la sociedad; ahondar en su estructura de manera intencional es lo que nos permitirá adquirir conciencia lingüística, necesaria para valorar  la importancia del ritmo y del acento, indispensable para una escritura correcta.

Asimismo recalcó que debe enseñarse el uso adecuado de la lengua desde la infancia. De esta manera se logra superar la pobreza del lenguaje, reflejo de la falta de organización de las ideas. En este punto intervinieron algunos docentes para destacar la necesidad de fomentar los ejercicios que ayudan a mejorar la dicción, la pronunciación y la fluidez comunicativa. Reiteró, con ejemplos ilustrativos, la estrecha vinculación entre el ritmo o patrones métricos propios de una lengua determinada y el lugar del acento; este generalmente, incide en la armonía o musicalidad de las palabras y su significado. “Es importante enseñarles a los niños el ritmo de las palabras, pues esta medida garantizaría la adquisición de la necesaria conciencia lingüística, que redundará en el uso adecuado de la lengua, al hablar, escuchar, leer o escribir…”, explicó Roxana Amaro, antes de leer pasajes del material didáctico preparado a propósito de la actividad.

El desarrollo del programa incluyó tópicos relacionados con el acento, como sílaba, triptongos e hiatos, para completar con la clasificación del acento, sus usos, sus reglas y sus excepciones. Destacó las cuatro reglas básicas de la división silábica, así como los criterios que fundamentan la clasificación de las palabras, a saber: criterio fonológico (segmento limitado por uniones o pausas que constituyen el núcleo posible de un grupo acentual); criterio morfológico (mínima forma libre, caracterizada por la posibilidad de aparecer libremente en cualquier posición de la cadena hablada); criterio funcional (unidad dotada de una función, aunque existen unidades mayores y menores que la palabra); criterio semántico (asociación de un determinado sentido y un conjunto de sonidos correspondientes, dentro de una función gramatical. En virtud de que la posición del acento prosódico, la pronunciación, el énfasis melódico de las palabras no coincide siempre con la misma sílaba, es preciso reconocer e identificar la posición donde recae el énfasis al pronunciar la palabra. Según estos aspectos, al analizar las palabras podemos determinar cuándo son agudas, graves o llanas, esdrújulas o sobreesdrújulas. “(…) la tendencia de los hablantes cultos, especialmente en la pronunciación enfática, a marcar, separar por influencia de la etimología los prefijos que conservan su significado original: sub-ra-yar// des-ar-ti-cu-lar//…, aunque van en contra de las reglas de división silábicas. Sin embargo, en la pronunciación más relajada se prescinde de consideraciones etimológicas y se respetan las normas establecidas…”, puntualizó Roxana.

Al continuar con el carácter interactivo del taller, los participantes realizaron ejercicios pautados en el material de apoyo para socializar en plenario las respuestas, momento en el cual se recalcó la característica fundamental del acento, “el rasgo mediante el cual se destaca una sílaba de una palabra frente a las demás que la componen. Es el elemento articulatorio mediante el cual se destaca, en el seno de cada palabra, una sílaba que se pronuncia con mayor intensidad”, explicó la docente. Roxana Amaro insistió en la importancia del acento, pues el uso adecuado revela la valoración que un hablante posee de su lengua y recomendó el estudio consciente de la acentuación, pues su uso correcto responde a funciones tales como: 1, Diferenciar, dentro de una misma palabra, las sílabas átonas de las tónicas. 2. Atraer la atención del lector. 3. Distinguir significados distintos en la grafía: cántara (sustantivo)/ cantara (imperfecto del subjetivo del verbo cantar)/ cantará (futuro imperfecto del indicativo del verbo cantar). Dé (verbo dar) y de (preposición). 4. Marcar determinados ritmos, sobre todo en poesía: “!Venciste, oh Dios, qué Gloria! /Venciste Patria, y tu preclaro nombre/ con destellos de luz graba la historia, /te tributa admiración el hombre” (Salomé Ureña, “27 de Febrero”).

La entusiasta participación y el grado de captación de los contenidos impartidos en la jornada de ortografía quedaron evidenciados en la evaluación completada por el numeroso público que asistió a este Taller de Orientación Ortográfica como parte del programa de formación lingüística que esta Academia Dominicana de la Lengua promueve para despertar la conciencia lingüística de los hablantes.

Roxana Amaro es Licenciada en Educación por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Profesora de Inglés y Español, traductora y correctora de estilo, es miembro del Grupo Interiorista del Ateneo Insular Internacional y Miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, de la cual es valiosa colaboradora. Santo Domingo, Casa de las Academias, 20 de junio de 2009.

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