Ortoescritura
Rafael Peralta Romero
CONCORDANCIAS COMPLEJAS
23/01/2021
Es norma bien sabida que en buen español el sujeto y el verbo deben concordar en número y persona. Ella dijo que vendrá / Ella y él dijeron que vendrán. Como la lengua no es un cuerpo rígido, natural es que se presenten situaciones lingüísticas en las que la concordancia no resulte tan cómoda como en “Fellito juega con la bola”.
Algunos sustantivos que representan colectividad son propicios para generar dudas respecto de la concordancia entre sujeto y verbo. No me refiero a colectivos como: grupo, ejército, ganado, patrulla, todos los cuales conllevan verbo en singular igual que si se tratase de una persona física (El grupo se divirtió en grande; El ejército vigila la frontera; El ganado fue trasladado a la otra cerca; Una patrulla intervino para controlar la situación).
Veamos lo que ocurre con el colectivo /mayoría/. Para esto me valgo del Libro de estilo de la lengua española (publicación de la Real Academia Española, 2018, pág. 58).
Caso como la mayoría de los asistentes, cantidad de personas…
- la mayoría de los asistentes aprobó/aprobaron. En general, con sujetos compuestos por elementos como la mayoría y complementos en plural, se admite la concordancia con el verbo en singular y en plural: La mayoría de los asistentes aprobó/aprobaron la propuesta.
Ocurre lo mismo con el resto de, el X por ciento de, un millón de, la mitad de, la mayor parte de, la totalidad de, un tercio de, un grupo de, un conjunto de, un montón de, un sinfín de, una serie de, una ristra de, un total de, un aluvión de, un puñado de, un número de, una gran cantidad de, un par de…
- la mayoría vinieron/vino. También se admiten las dos opciones cuando se omite el complemento: La mayoría vinieron /vino.
- la mayoría de las personas son. Cuando el verbo es copulativo se considera más adecuado establecer la concordancia en plural: la mayoría de las personas son sinceras; Buena parte de los turistas estaban agotados; El 10 % de los alumnos son mayores de treinta años.
d. cantidad de personas vinieron. Con elementos sin determinante delante, como infinidad de, cantidad de, multitud de o gran número de, es más normal la concordancia en plural: Existen infinidad de posibilidades de que vuelvan a darle el premio; Cantidad de personas vinieron; multitud de especies están en peligro; gran número de personas acudieron…
Casos como pareja, gente, ejército…:
- La gente vino pronto. A pesar de que nombres como pareja, gente, ejército, manada… se refieren a varias entidades, deben concordar en singular con el verbo: La gente vino pronto, no La gente vinieron pronto; La pareja está encantada, no La pareja están destrozados. No obstante, en oraciones distintas contiguas con sujeto implícito es posible poner el verbo en plural: La gente vino pronto. Estaban deseando ver el concierto.
- Estábamos allí toda la familia. Cuando estos nombres colectivos incluyen al hablante o al interlocutor, es posible, sobre todo en la lengua coloquial, establecer la concordancia en 1ª. o en 2ª. Persona del plural: Estábamos allí toda la familia; La gente de letras debería argumentar con facilidad.
- Estopa dará un concierto en Guatemala. Salvo que el plural esté marcado por otros elementos, los nombres propios que designan conjuntos de entidades concuerdan en singular: EE. UU. presentará (no presentarán) un veto en la ONU (frente a los EE. UU. presentarán un veto en la ONU). Se dice, por la misma razón, Estopa dará un concierto en Guatemala (frente a Los estopa darán un concierto…).
30/01/2021
El aparente choque de plural y singular genera vacilaciones para establecer concordancia entre sujeto y verbo en casos en los que intervienen los sustantivos tipo, clase, especie, gama, género, variedad y otros afines. Veamos algunos ejemplos:
1A-Este tipo de situaciones /traen/ consecuencias.
1B-Este tipo de situaciones /trae/ consecuencias.
Aunque el núcleo del sujeto es singular (Este tipo…) se admite la concordancia con el verbo en tercera persona del plural (traen), pero para “descomplejizar” se admiten ambas formas.
2A- Esta clase de personas no /puede/ ser confiable.
2B- Esta clase de personas no /pueden/ ser confiables.
3A-Una gama de colores que /resulta/ atractiva.
3B- Una gama de colores que /resultan/ atractivos.
4A- Se /vio/ todo género de competiciones.
4B- Se /vieron/ todo género de competiciones
5A-Una variedad de canciones /alegró/ el ambiente.
5B-Una variedad de canciones /alegraron/ el ambiente.
El Libro de estilo de la lengua española, publicación académica de 2018, refiere que: En construcciones en las que verbo ser une un elemento en singular y otro en plural, se suele establecer la concordancia en plural independientemente de la posición de los elementos”.
Y aporta los siguientes ejemplos: Las nuevas leyes son el verdadero problema; El verdadero problema son las nuevas leyes. “Aun así, es posible también la concordancia en singular en algunos casos: Los nachos con queso es/ son un aperitivo ideal; El precio es/son 50 euros; Veinte años no es/son nada”.
Agrega el Libro de estilo que si uno de los dos elementos unidos por el verbo ser es un pronombre personal, atrae siempre la concordancia del verbo: El culpable soy.
Y si ambos elementos son pronombres personales, lo más normal es establecer la concordancia con el primero si está en primera o segunda persona (Yo no soy tú; Tú no eres yo). Se produce variación cuando el primer pronombre es de tercera persona, aunque es más normal la concordancia en primera o segunda persona: Ella no es/eres tú; Él no es/soy yo.
Las Águilas
Algunos sustantivos asumen la condición de nombres colectivos porque pasan a nombrar una entidad colectiva: Águilas Cibaeñas, Tigres del Licey, Estrellas Orientales, Gigantes del Cibao, Leones del Escogido, Toros del Este, Estados Unidos de América. La norma indica que estos nombres colectivos conllevan verbo en singular: Águilas Cibaeñas entrena para Serie del Caribe; Tigres del Licey ha ganado más series; Toros del Este tiene futuro, Estados Unidos salió de Donald Trump.
En cada caso el verbo aparece en singular (entrena, ha, tiene, salió) y aunque los sujetos de estas oraciones están formados por elementos plurales representan entidades únicas.
Diferente será cuando se les coloque, como se estila en el habla coloquial, un artículo delante, obviamente que en plural. En tal caso, se impone la forma plural del verbo: Las Águilas Cibaeñas representan RD en Serie del Caribe. Los Estados Unidos libran lucha contra la covid-19.
Resulta incómodo lograr la concordancia entre sujeto y verbo formados por elementos en plural, aun se trate de un nombre colectivo. Podemos escribir: Leones fue vencido temprano, pero no Los Leones fue vencido temprano, pues el artículo plural (Los) exige verbo y adjetivo en plural (fueron vencidos).
De paso anotamos que tanto en el nombre del gran país del Norte como de los conjuntos deportivos mencionados, el artículo no forma parte de la denominación, por lo cual se recomienda escribirlo con inicial minúscula si no aparece al inicio de una oración.
NOMBRES DE LOS DIENTES
06/02/2021
Los nombres de los dientes recuerdan la naturaleza animal de los seres humanos. Nos diferenciamos de los otros en que podemos hablar y pensar, además de estar dotados de sentimientos. En muchas acciones nos parecemos a los animales irracionales, sobre todo en las funciones biológicas y ciertas necesidades. El comer, por ejemplo, es una necesidad animal que los humanos podemos convertir en un acto social.
Por la condición original del acto de comer, nuestros dientes cumplen funciones específicas que han permitido a los especialistas del área agruparlos y nombrarlos en consonancia con esas funciones y las características que presentan las piezas dentales. Los nombres y roles remiten a nuestra condición animal.
Los nombres son: incisivos, caninos y molares más los premolares. Los incisivos, cuatro en el conjunto superior y cuatro en el inferior, tienen la función de cortar. Son como pequeñas hachas. “Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma”, escribió a su hijo el poeta Miguel Hernández cuando el bebé tenía cinco dientes “como cinco jazmines adolescentes”.
El adjetivo /incisivo/, de acuerdo al Diccionario de nuestra lengua, significa “Apto para abrir o cortar. Punzante, mordaz”. Con los dientes incisivos cortamos un trozo de alimento (una salchicha, por ejemplo) mientras sostenemos una parte que no llevaremos a la boca de inmediato. Comer un guineo maduro precisa de los incisivos, pero no así masticar majarete o un helado, nueces o coditos.
En los caninos, ahí sí que hay rastros de animalidad. Ese adjetivo deriva de can, que es sinónimo de perro. Muchos son los que llaman “colmillos” a estos cuatro dientes agudos, terminados en punta, y no es por casualidad. El Diccionario académico define el vocablo /canino/ del siguiente modo: “1. Adj. Perteneciente o relativo al can. Raza canina. 2. Propio de un perro. Hambre canina.3. colmillo (diente agudo)”. Una cuarta acepción define a canino como excremento de perro.
El canino es la pieza dental ideal para desgarrar o ripiar algunos alimentos, como la carne, sobre todo si no se dispone de cuchillo para cortarla. Quien pela una caña con la boca necesita el auxilio de los dientes caninos, y por igual quien destapa una gaseosa a puro diente, ha de recurrir a esas piezas. Con los caninos, entonces, no solo se rasga, sino que se logran otros actos animales.
Desgarrar es sinónimo de rasgar, una de cuyas acepciones indica que consiste en producir una incisión con un instrumento cortante. Despedazarlos es lo que hacen tigres y leones con mansos animalitos que se atraviesan en su camino. Lo mismo nosotros, pero con diferencias de formas.
Es bueno ver lo que dice el DLE sobre el sustantivo /can/: perro. Esta voz deriva del latín “canis”, que es como en la lengua madre del español se denomina a ese animal. En nuestra lengua, el adjetivo por excelencia relacionado con perro (aunque exista perruno) es canino: hambre canina, raza canina, unidad canina, alimento canino.
Los molares, que junto a los premolares pasan de veinte, tienen como función triturar los alimentos. Los llamamos comúnmente muelas, para más vincularlos al acto de moler. Muelas son para moler. Podríamos comer, sin los incisivos ni caninos, almendras, mangú, arroz, pero muy difícil si carecemos de los dientes trituradores, es decir los molares. El verbo triturar se define así: Moler o desmenuzar una materia sólida, sin reducirla enteramente a polvo. Eso hacemos con las muelas.
¿Es cierto que por sus nombres y funciones los dientes recuerdan nuestra naturaleza animal?
13/02/2021
DE CÓMO MANGÚ LLEGARÁ AL DICCIONARIO ACADÉMICO
Las palabras no son del aire, como expresa una canción; las palabras son de los hablantes, así lo demuestra la realidad. La vigencia de un vocablo depende del uso que del mismo hagan los usuarios de la lengua a que corresponda. La voz /mangú/, por ejemplo, forma parte del patrimonio lexicográfico de los dominicanos, así como el objeto que representa resulta infaltable en nuestra cultura gastronómica.
Denominamos /mangú/ al apreciado puré de plátano de verde, macerado con mantequilla u otra grasa comestible, preferiblemente aceite de oliva. Se suele acompañar con huevos, salami o queso frito y en su defecto… con lo que haya. La compaña varía según la condición económica de quien lo prepara, como también incide el factor geográfico y otras circunstancias.
El origen de la palabra no ha sido bien establecido, pero el plato constituye un elemento bien conocido y apreciado tanto en la mesa del rico como en la del pobre, del ilustrado como del iletrado, en hoteles calificados como en fondas y comedores modestos.
Como las palabras son de todos, todos tenemos derecho a emplearlas, promoverlas y defenderlas. En estos días hemos visto el anuncio de una campaña para lograr que el término /mangú/ sea incluido en el Diccionario de la lengua española. Los promotores de la cruzada lo llaman Diccionario de la Real Academia.
La actividad, alentadora y plausible, ha partido del centro comercial Jumbo. Solo un error se advierte en la estrategia de la campaña: han olvidado que en la República Dominicana funciona una institución llamada Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española.
Las academias correspondientes trabajan junto a la RAE para elaborar el Diccionario académico, la Gramática, la Ortografía y todos los demás documentos y publicaciones destinados a regular, fortalece y perfeccionar el uso de la lengua española. Estas instituciones están en todos los países de habla hispana, además de Filipinas (antigua colonia de España) y -aunque parezca extraño- en los Estados Unidos de América, donde habitan alrededor de cincuenta millones de hablantes del español.
Estas instituciones constituyen la Asociación de Academiasde la Lengua Española, cuyo presidente suele ser el director de la RAE, como lo es en este momento Santiago Muñoz Machado.
Conste que los delegados de todas las academias correspondientes tienen voz y voto, ya sea remitiendo sus opiniones y propuestas desde sus respectivos países o reunidos en Madrid, cuando es necesario.
Debe alentar a los promotores de la cruzada en favor del vocablo /mangú/ que éste ha sido incluido -tenía que ser- en el Diccionario del español dominicano, publicación oficial de la Academia Dominicana de la Lengua, aparecida en 2013.
En ese Diccionario ha sido incorporada con la siguiente definición:
“1.m. Puré hecho de plátano verde hervido y aceite o mantequilla”.
El DED incluye un ejemplo tomado de la novela Uña y carne, de Marcio Veloz Maggiolo, el cual dice: “Eran las diez de la noche y un plato de mangú con salchichón le esperaba como siempre en su escritorio”.
Una segunda definición indica:
- Persona débil o influenciable.
De tan popular el mangú, se ha creado la expresión “Volverse un mangú”, la cual se aplica a la persona que ha quedado aturdida, que se ha vuelto incapaz de actuar. Cuando se compara a una persona “blandita” con el mangú, no es elogio para la persona, pero sí para el alimento.
Pienso que el dominicanismo mangú será incorporado al Diccionario académico, pues califica para ello, pero dudo que se logre por efectos de farandulearía.
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