En torno a la Academia Dominicana de la Lengua

Por José Enrique García

Miembro de número y de la Junta Directiva

 

Aquel lunes 23 de noviembre, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, de la ciudad de México, el nombre de la República Dominicana se pronunció con exaltación y júbilo. En mi condición de secretario de la Academia Dominicana de la Lengua, por invitación de la Real Academia Española, tuve la oportunidad de participar en dos congresos de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española). El primero en la ciudad de México y el segundo en la ciudad de Sevilla.

En los dos, la República Dominicana, representada por su Academia, fue objeto de atención especial y me explico: En México, dentro de las actividades centrales, se destacaron la puesta en circulación de la versión del Quijote, autoría del narrador y académico Arturo Pérez Reverte. Y la segunda fue la entrega del II Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, que otorgaba la Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente a su segunda convocatoria. El premio fue otorgado al crítico chileno Pedro Lastra. La primera versión del mismo lo obtuvo el filósofo español, don Emilio Lledó, autor de Memoria del LogosEl surco del tiempo, entre otros.

Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de ese momento, subrayó que tenía la esperanza de que los libros premiados siguieran el rastro del primer libro, es decir, correspondiente a Emilio Lledó y así honrar la memoria de don Pedro Henríquez Ureña. Pedro Lastra, autor del Cuento hispanoamericano del siglo XIX (1972), Muestra de la poesía hispanoamericana actual (1973), sumamente emocionado dijo, reproduzco de memoria: Que su carrera literaria se la debía a Pedro Henríquez Ureña, que había leído algo de él que lo marcó definitivamente, que más o menos decía de este modo: “Cuando usted enfrente una tarea, haga el esfuerzo de hacerla lo más acabada posible. Todo lo que soy se lo debo a Pedro Henríquez Ureña 

En Sevilla, el segundo Congreso al que asistimos, hubo un hecho de alta significación para la lengua, nos referimos al convenio que firmaron las distintas empresas que conforman el mundo digital y la Real Academia Española para promover el uso adecuado de la palabra en las redes sociales.

Nuestra Academia tuvo una participación significativa, tanto en el campo de la creación como en el área lingüística de la lexicografía. Cabe destacar que se presentaron los diferentes diccionarios publicados por la Academia Dominicana de la Lengua y dos nuevas obras de Bruno Rosario Candelier y María José Rincón, respectivamente.

Dentro del ámbito del mundo de las Academias, la nuestra ocupa uno de los lugares más importantes; por ese hecho don Santiago Muñoz Machado, actual director de la Real Academia Española, dentro de su recorrido por América, visita la República Dominicana y se demora en el conocimiento de la Institución.

 

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