Puyar, favela, manoplazo

Por Roberto E. Guzmán

PUYAR

“Si no tienen uno en sus manos PUYANDO 24 horas, inmediatamente se declaran. . .”

“. . . también PUYANDO sus aparatos. . .”

Este uso de puyar es punzante. Hay diversas maneras de puyar, tal y como se comprobará más abajo. La acción de puyar puede herir el cuerpo y en otras ocasiones hiere el espíritu. El verbo deriva del sustantivo puya que apareció temprano en las lenguas romances.

El verbo adquirió temprano en la lengua acepciones asentadas más tarde en los diccionarios para reconocer los usos. Como es de suponer, en América el verbo se hizo de significaciones propias que luego devolvieron al español peninsular.

Algo que se ha observado en el habla de los dominicanos. El verbo puyar y puya son más frecuentes en el habla del pueblo llano; hay más, se empleaba con mayor frecuencia en las conversaciones en las provincias del Cibao que en otras partes del país.

En el origen de puya y del verbo puyar se encuentra una palabra que ha ido de capa caída en el uso, púa. La única púa que se oye y se escribe con frecuencia es la del alambre, alambre de púa.

Puyar(se) en el habla de los dominicanos es usado mayormente para mencionar el “pinchar a alguien con un objeto punzante”. De esta acción más bien suave el puyarse pasó a usarse para un acto intencional, “herir a alguien con un objeto punzante”. Ensanchó su campo de acción y pasó a usarse para dar a entender, “herir a alguien con una arma blanca”.

En tiempos más recientes pasó el verbo a adquirir connotaciones menos concretas, “estimular, incitar a alguien para que realice una acción”. Al incorporar esta acepción, el hablante dominicano lo que hizo fue integrar el uso de otros diez países americanos.

Durante largo tiempo el verbo puyar se usó de manera exclusiva en los predios rurales para “poner una inyección a alguien”.

En el habla contemporánea el verbo puyar ha adquirido acepciones que no poseía en el pasado, “apretar algo, especialmente un botón o una tecla”. La otra acepción que se ha sumado en tiempos recientes es, “manipular un mecanismo, especialmente el motor de un vehículo”.

En la cita puede el lector adivinar que se trata de personas que aprietan teclas o botones de aparatos modernos, especialmente teléfonos celulares u otro tipo de artefactos muy modernos que pueden llevarse consigo a todas partes.

Por medio del recuento de las significaciones del verbo puyar(se) puede observarse como un verbo que existe desde hace siglos en el español internacional ha incorporado en el habla nuevas acepciones menos violentas o sin dolor.

 

FAVELA

“. . . ha sido el de llevar atisbos de paz y progreso a las populosas y marginales comunidades o FAVELAS enquistadas. . .”

Esta palabra se ha integrado con tal ímpetu en el español de todos los días que muchos hispanohablantes no se percatan de que están usando una voz extranjera cuando la usan. Favela es una voz directamente aceptada en los diccionarios del español sin modificación alguna. La voz portuguesa entró en el Diccionario de la lengua española en la edición de 1992. Se escribió “portuguesa” porque así lo escribe ese diccionario, aunque quien esto escribe prefiere llamarla brasileña.

En esa edición de ese diccionario aparece calificada de americanismo con la acepción, “Barraca, chabola”. En la edición del 2014 los redactores del diccionario antes mencionado se pusieron al día. Cambiaron, “Del port. Brasileño favela. 1. En Brasil, barraca, chabola. // 2. En las ciudades brasileñas, barrio marginal de chabolas”.

En la lengua española moderna el portugués o el brasileño no han podido imponer muchas voces. Aparte de saudade es probable que pocos hispanohablantes puedan mencionar otras voces que procedan directamente del brasileño y que se hayan aceptado sin cambio alguno.

La favela tiene una historia curiosa. En brasileño es, “Conjunto de viviendas rústicas, con poca o ninguna infraestructura urbana y carente de servicios públicos, como la recogida regular de basura”. (Versión española RG).

La palabra entró en Brasil al final del siglo XIX después de la Guerra de Canudos, en Bahía. Los soldados en 1897 cansados de esperar por el alojamiento prometido ocuparon los morros más próximos al Ministerio de Guerra. Ese fenómeno inauguró un nuevo modelo de ocupación urbana. Los soldados bautizaron este lugar con el nombre de “morro da favela”, que era el nombre de la elevación donde estuvieron acantonados en Canudos que debía el nombre a la vegetación existente en el lugar.

Favela, en sí, es una leguminosa, un tipo de haba (fava) pequeña, pues favela es el diminutivo de fava, (haba). A origem curiosa das palabras (2003:105-6). (Versión española RG).

Las diferentes lenguas han bautizado estos asentamientos con términos que cobran importancia y definición propias. En francés es bidonville, en inglés tienen slum y shanty town. En español existen varias denominaciones para estos asentamientos urbanos o suburbanos, uno de ellas es “villa miseria”.  

La inventiva del hablante de español dominicano es muy productiva para bautizar este tipo de asentamientos, en República Dominicana los clasifican como barrios, “Monomojao, Salsipuedes, Raboechivo, Nibaje” y otros más, todos muy graciosos y descriptivos.

 

MANOPLAZO

“. . . como si las walkirias tuvieran que ser. . . de un MANOPLAZO”.

Este vocablo forma parte de aquellos cuya formación no es correcta; vale decir, no obedece las reglas que el uso ha impuesto y las normas han establecido. Puede interpretarse formado sobre mano- o sobre manopla. En el examen del vocablo se verá que tiene relación con la mano y no con la manopla.

Es recomendable observar los cambios en las acepciones reconocidas para manoplazo. En ese proceso podrá comprobarse los ajustes que se hicieron en esas acepciones, algunas de acuerdo con los cánones de la lingüística dictados por el paso del tiempo.

Cuando el manoplazo apareció en los repertorios de palabras dominicanas en el año 1930, de la mano de Rafael Brito, fue así, “Golpe dado a mano abierta”. Diez años más tarde cuando D. Pedro Henríquez Ureña se ocupó del asunto solo varió mínimamente la redacción de la acepción, “Golpe dado con la mano abierta”.

Mayor cuidado observaron los redactores del Diccionario del español dominicano en el momento de escribir la acepción, pues tuvieron en cuenta la terminación de la voz manoplazo en el momento de la redacción de la acepción, “Golpe fuerte dado con la mano abierta”.

El rasgo distintivo en esta acepción es la incorporación del adjetivo fuerte que se aviene con lo que las normas aconsejan en el caso de la terminación -azo, especialmente si se tiene en cuenta que esta terminación tiene valor aumentativo. Esta consideración se refuerza cuando se lee para esa terminación, “A veces significa golpe dado con lo designado por la base derivativa”.

Ahí está el manoplazo dominicano cuyo significado se comparte con Puerto Rico. Las características a retener para este golpe son, la mano abierta y la fuerza del golpe.

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