Ser suizo, pelar(se), carrusel, funcionariato
Por Roberto E. Guzmán
SER SUIZO
“… porque no SOMOS SUIZOS ni lo seremos…”
La locución “ser suizo” parece que solo pertenece a los dominicanos. Se escribe “parece”, pues puede manifestarse que se han hecho las diligencias para documentarla en otras hablas y no se ha encontrado rastro de ella. Las obras dedicadas a ofrecer informaciones acerca de estas expresiones no traen noticias acerca de ella.
Las personas, los grupos, acostumbran a conceder o reconocer valores a algunas cosas. Un grupo o país puede constituirse en referente de una idea que una comunidad se hace acerca de ciertas cualidades. Algunos de estos atributos pueden ser negativos o positivos. Con respecto de los referentes los hay en los que el grupo se reconoce o con los que se identifica.
Una locución verbal parecida a la del título que los hablantes cultos de español dominicano usan es “hacerse el sueco”. Con esto se indica disimular, fingir no entender algo. Otra similar es cuando una persona “habla en chino”; esta reconoce que la persona que así habla lo hace en un lenguaje ininteligible. Los ingleses son tenidos por ser puntuales, de allí que a los cobradores se les designe con el nombre de “ingleses”. Los caribeños tienen la reputación de llegar tarde hasta a su entierro, por eso las tardanzas se toman a la ligera en la región del mar Caribe.
Con respecto de los suizos la cualidad que se rememora con la locución es la de ser civilizados, educados, cívicos, mesurados. Todas son características positivas que se les supone como sobresalientes a los ciudadanos de la Confederación Suiza. En esto es muy probable que haya influido una idealización del sistema de gobierno y de la postura de ese país con respecto a los conflictos bélicos, su política de neutralidad.
PELAR(SE)
“Partidos y gobiernos que son una jugada de lotería que SE PELA en todos los intentos…”
El verbo pelar ha criado una extensa prole. Esta prolija familia de derivados se ha fortalecido con las locuciones que el hablante ha creado para expresar con gracia sus sentimientos.
Los dominicanos en su habla han añadido nuevas acepciones al verbo. Aquí solo se mencionarán las que se entienden que son de uso más frecuente.
En la cita que figura en cabeza de este comentario el verbo pelarse se usa en sentido figurado del original que es, “no conseguir premio en un juego de azar”. Aquí hay que tomarlo para expresar “no conseguir lo que se desea”. La idea es muy próxima de otra de las acepciones dominicanas, “equivocarse, cometer un error”.
El autor de estas reflexiones acerca del habla de los dominicanos es de la opinión que el primer uso que introdujo el hablante dominicano fue en referencia con relación a un billete de la lotería que no sale premiado.
No se procederá aquí a estudiar o mencionar las otras locuciones formadas por el hablante de español dominicano con apoyo sobre el verbo pelarse, porque son muchas y eso se dejará para otra ocasión.
CARRUSEL
“En este CARRUSEL de la autodestrucción…”
“… conmigo no cuenten para un CARRUSEL de la revancha…”
Es muy probable que una gran cantidad de personas que leen la palabra del título piensen que se trata de una voz que procede del francés. Sí, es cierto, la voz ingresó en la lengua española desde el francés, pero la historia no termina ahí.
Todo comenzó con un juego moro que los españoles introdujeron en Nápoles, Italia, en el siglo XVI. En italiano pasó por varias ortografías, hasta llegar a carousello en el 1580. Al francés llegó en el año 1596 carrouselles, para terminar en carrousel en 1620.
El juego a que se aludió más arriba era entre jinetes haciendo evoluciones. Por metonimia en 1740 se designó en París la Place du Carrousel el sitio donde se practicaba el torneo ecuestre. Luego en 1870 pasó a llamarse así al tiovivo de caballitos de madera. Dictionnaire historique de la langue française (2012-I-604).
Del francés pasó al español que lo reconoció con la grafía actual que consta aquí. La palabra ha evolucionado en las diferentes lenguas. En español moderno se usa, como en la cita, para “sucesión de elementos en el espacio y en el tiempo”. Este carrusel puede tomarse con el valor de “fiesta, feria, desfile, exhibición pública”. Entró en el diccionario de la corporación madrileña de la lengua en la edición del año 1992.
Como sucede con frecuencia en las lenguas, con el uso generalizado de la palabra esta adquirió acepciones propias en algunas hablas. En este caso en México y Perú ha servido para mencionar diferentes tipos de fraudes.
El campo de acción del carrusel se ha ampliado, pues al soporte giratorio donde se colocan las diapositivas en un proyector se le conoce con el nombre de carrusel.
En la cita debe asumirse que la utilización de la palabra carrusel hay que tomarla en tanto “exhibición pública, espectáculo”, claro, sin los jinetes.
FUNCIONARIATO
“… y la última vez que el FUNCIONARIATO público tuvo alguna posición pública…”
Al examinar esta voz que no aparece en los diccionarios de español internacional se enfocará el estudio sobre la terminación y la posible significación que se atribuye a esta, porque está abierta a interpretación.
Las terminaciones -ato, -ata son de poca productividad aún en el español de América Central continental y de las Antillas. Eso así a pesar de que es precisamente en estas hablas en las que se utilizan con mayor frecuencia.
Tan pronto se entra en contacto con una voz que termina de la forma apuntada se produce en el lector o en el oyente una reacción de poca o ninguna simpatía. Esto se debe a que estos derivados tienen un significado peyorativo; piénsese en chivato, por ejemplo.
Los dominicanos han formado varias voces con este sufijo, con una connotación de disgusto político, “trujillato, balaguerato” y otros que no hace falta mencionar. “Las derivaciones en -ato, -ata denotan dignidad, oficio y a veces tiempo y lugar”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:135).
Desde el momento que se lee funcionariato se piensa que aquello a lo que se alude o se hace referencia, se hace con menosprecio o desdén con respecto de la palabra del español general que más se asemeja a la que se añade la terminación señalada.
No cabe duda de que con la voz del título se remite la memoria a una palabra parecida que se desea denigrar; en este caso se trata de funcionariado que es la clase (¿?) de funcionarios; vale decir, empleados de la administración pública de cierta categoría, profesionales de los cargos públicos.
Con esta terminación se incorpora a la voz creada el significado de oficio, posición, sistema, pero con intención de desacreditar.
Nueva vez hay que celebrar que la inventiva popular encuentre formas de encaminar sus sentimientos por medio del habla que constituye la manera más idónea de expresarse.
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