Chulería, cancanear

Por Roberto E. Guzmán

CHULERÍA

“. . . información y toda la CHULERÍA de la modernidad”.

Hace largo o mucho tiempo que usar la palabra chulo era de mal gusto. Había que ser muy cuidadoso para aplicársela a algunas cosas; sobre todo a personas, especialmente a hombres. El chulo era el rufián dedicado al tráfico de la prostitución. Era el explotador para beneficio personal de la actividad sexual de una o varias mujeres. Se suponía que era quien salía en defensa de los derechos de la mujer en caso de necesidad.

La chulería en el habla de los dominicanos no tiene relación alguna con la reunión de chulos. Se utiliza más que en otras circunstancias para calificar hechos, situaciones, cosas que destacan por ser lindas, bonitas o por resultar graciosas.

No es pura coincidencia que la palabra chulo derive del italiano ciullo, que es el acortamiento de fanciullo que significa niño en esa lengua. Esas palabras del italiano han caído en desuso. Quizás se adoptó por aquello de que no hay nada más chulo que un niño gracioso, bonito, lindo.

Cuando la palabra chulo hizo su entrada en la lengua fue en el Siglo de Oro, lo hizo en la jerga de la germanía y simplemente significaba “muchacho”. Muy pronto comenzó en ese medio social a tomar otros rumbos y hacerse de significado negativo. Hasta en portugués siguió el mismo itinerario.

Los datos de que se disponen en cuanto al español dominicano se limitan solo a traer informaciones acerca del español dominicano diferente del internacional. En ese aspecto Rafael Brito en su obra Criollismos de1930 recoge la voz “chuliar” con las acepciones que aún perduran en otras hablas, “mofar, poner de mojiganga. – Adular”. Henríquez Ureña reduce el chulear a “remedar en burla”. El español en Santo Domingo (1940:61). Eso que en dominicano se dice triscar (tricar). Esto era lo que chuliar significaba en esos años. Algo muy lejos de lo que vino a expresar unos 30 o 40 años más tarde.

Desde los años 1960 en adelante chulear referido a la acción entre un hombre y una mujer indicaba que el hombre excitaba a la mujer antes de la consumación del acto sexual, es decir, de llegar al coito. Esto, claro, sin desmedro de todas las demás acepciones conocidas para este verbo. La parte activa de la acción de chuliar la puede ejercer una mujer también, valga el reconocimiento a la igualdad.

Las palabras de esta familia han corrido la suerte de la mayoría de los vocablos de una lengua. Un recorrido accidentado, a veces con envilecimiento de algunas acepciones que le son adosadas.

En esta etapa del desarrollo de este examen puede llegarse a los tiempos modernos en los que las palabras de esta familia ocupan lugar de preferencia en el habla, sobre todo en el habla de los dominicanos. En los casos en que chulería se aplica a cosas con ello se destaca lo llamativas que son, despiertan interés.

Aplicada a personas la chulería denota que atrae, es interesante, agradable, despierta simpatía; que ellas tienen gracia; inclinan la voluntad hacia la simpatía.

La omnipresencia de las palabras de esta familia es tal que en la frase de la cita no sabe uno qué valor reconocerle, hay que pensar en qué cosa es la “chulería de la modernidad”.

A pesar de lo que se ha detallado más arriba, con ello no se agota el tema de estas palabras, pues “tiene mucha tela que cortar”. Quizás con esto el autor de la frase quiso expresar las comodidades que la vida moderna puede ofrecer.

 

CANCANEAR

“CANCANEAR en determinadas áreas porque. . .”

El verbo del título ha tenido una historia interesante. Como muchos otros verbos de la lengua común este ha visto su uso ensancharse. De un uso concreto ha pasado a uno figurado. Las varias acepciones que posee el verbo se examinarán más abajo. Además, se mencionarán las que corresponden de modo específico a los países hispanohablantes americanos.

Con este verbo se está en presencia de uno que se conoce en Andalucía y en América, aunque con acepciones diferentes. En Andalucía es vagar o pasear sin objeto. En América las acepciones varían de acuerdo con el uso de los diferentes países. En seis países americanos es tartamudear. En Cuba tiene una acepción relacionada con los motores. Allí también se llevó al plano figurado, “actuar con vacilación”.

La primera acepción cubana, la del motor, es emitir sonidos que anuncian un fallo y se conoce hace largo tiempo en el español dominicano. No aparece como tal en los repertorios, pero sí el sustantivo cancaneo con todas las acepciones que aparecen en otros países.

El Diccionario del español dominicano (2013:139) registra un significado para el verbo cancanear que no figura en otros diccionarios; esto induce a pensar que se trata de una acepción privativa del habla de los dominicanos, “Repetir muchas veces lo mismo”. Esta acepción se asemeja a “cantaletear”. Otro significado que soporta el verbo es, “Ruido que se produce por el golpeteo repetido de algo”. La última parece que es solo entre dominicanos también.

La primera noticia en una recopilación de voces del español dominicano con respecto a “cancaneo” la aporta Consuelo Olivier en su obra De nuestro lenguaje y costumbres (1967:44) y la acepción que registra es, “Repetir muchas veces una misma cosa”. Esto antes aún del verbo correspondiente. Este orden de publicación hace pensar que el sustantivo entró primero al habla y luego el verbo.

Es posible que la selección de cancanear para la acción tenga relación con cancán en tanto sonido, origen onomatopéyico y repetitivo de la primera significación surgida (repetir); así como lo del golpeteo, sonido una y otra vez de las válvulas del motor. Esta acepción surgió en Cuba. La Real Academia la incluyó en el Suplemento a la edición de 1970.

El verbo cancanear no ha cesado de extender su manto semántico. En Cuba ha alcanzado seis acepciones, algunas de ellas exclusivas de esa variante de español. En estas acepciones la idea es la misma, se tiene dificultad con algo; al hablar, al caminar, al explicar, para tomar decisiones. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-220).

De acuerdo con lo que R. J. Cuervo adelantó, el verbo parece que tuvo su origen en América. Además, consideró la voz como onomatopéyica. La primera acepción reconocida fue tartamudear. Con esa acepción la asentó Deive en República Dominicana. La Real Academia le dio entrada a la voz y a esa acepción en el año 1925, aunque solo mencionaba Colombia y Méjico como países donde se usaba así. En la edición del Diccionario de la Real Academia de 1956 esa corporación aceptó la etimología “can can”. En la edición de 1992 de ese diccionario la etimología de esa voz se cambió a onomatopéyica.

Si se lee con detenimiento la frase transcrita, el verbo puede interpretarse de dos maneras. Una, que el sujeto duda acerca de decisiones en ciertas áreas; o dos, que falla en estas áreas. La correcta interpretación dependerá de los complementos siguientes que no se copiaron. Con estas explicaciones hay que entender que el verbo ensancha su campo semántico en la esfera del sentido figurado.

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