Balaguer, Bosch y Moreno Jimenes

Por José Rafael Lantigua 

 

En los inicios del decenio de los treinta, llegó a Santo Domingo un joven vegano de incuestionable talento cuya notable carrera literaria repercutiría muchos años más tarde a través de América y de otros países del mundo. Tenía apenas 21 años de edad y ya había viajado a España, Venezuela y a distintas islas del Caribe en busca de nuevos horizontes. Hijo de catalán y de puertorriqueña que era a su vez hija de gallego, había nacido en Río Verde, un campito de La Vega donde aprendió sus primeras letras. Al regresar al país, ya su familia se había trasladado de La Vega a Santo Domingo, por lo que inició aquí sus estudios de bachillerato aunque nunca pasó del tercer grado. Empero, su formación intelectual autodidacta comenzaría pronto a dejarse sentir en el ambiente capitalino. Por esos días, arribaba también a Santo Domingo Pedro Henríquez Ureña con el propósito de atender una petición del presidente Rafael Leonidas Trujillo para que se encargara de la Superintendencia de Enseñanza, equivalente al ministerio de Educación de hoy. Henríquez Ureña le ofrecería apoyo al joven vegano que deseaba trabajar con él, y se afirma que fue el primero quien procuró que el segundo se interesase en el conocimiento de los grandes cuentistas latinoamericanos y europeos.

Es Bosch quien introduce en el ambiente literario de la capital, a tan temprana edad, el romance, un género de poesía española utilizado antiguamente por los trovadores y que era fácilmente asimilado por las clases populares. El historiador Vetilio Alfau Durán asegura que, al parecer, el autor de Camino Real –su primer libro, publicado a los 24 años de edad- “penetró al campo de las letras por el portal del romance, género de poesía española tan del agrado del pueblo, y fue el punto de partida de su brillantísima carrera literaria”. Bosch fue autor de varios romances históricos, perfectamente estructurados: Tentico de Luna, El romance del muerto bellaco, Perico Lazala, Nazario Suardí, y Demetrio Rodríguez.

Bosch buscaba asentarse en la sociedad cultural de Santo Domingo. Había acudido a Henríquez Ureña, pero también lo hizo con Domingo Moreno Jimenes, aunque se cree que no lo frecuentaría mucho porque Bosch comenzaba a inclinarse más por el cuento que por la poesía. Pero, aun así compartieron ambos conocimientos y experiencias. “Era entonces Bosch –recordaría Moreno- un hombre que buscaba todos los medios para afincarse en el ambiente capitalino. Se agarraba con las uñas y los dientes para defenderse en la vida”. Anotemos que en su estancia en el extranjero –antes de su exilio- llegó a ser cargador de camiones y presentador de espectáculos de circo. Cuando el “romancero” vegano logró producir los primeros centavos se compró una camisa de seda, que era entonces un lujo notable, y muy orondo fue donde Moreno a anunciar la obtención de la prenda, antes de salir rápidamente a lucirla por las calles en medio de una ufanía que no buscaba hacer daño a nadie.  Pero, Moreno no aprobaba que Bosch escribiese romances. Para el poeta, este género garcíalorquiano no era buena literatura: “poesía de encargo”, la llamaba. Pero, Bosch y los que siguieron su labor sospechaban que Moreno no era capaz de escribir romances, tan atareado como andaba con el verso libre, y pensaron que por esa condición lo desestimaba. El poeta no tardó en darse cuenta de la duda y publicó para el grupo capitaneado por Bosch (quien ya daba muestras de liderazgo) un romance de elaboración cuidadosa, tomando como medida al asonante más difícil que puso a los jóvenes escritores contra la pared, viéndose obligados a revalorar la capacidad literaria de Moreno. Moreno dio a conocer entonces su romance “Don José Núñez de Cáceres, dominicano de América”. (“La Patria surgió de un grito,/ apretado grito prócer…/ Duarte en el exilio mártir,/ Mella y Sánchez en El Conde./ Antes, Juan Sánchez Ramírez/ le cayó como un azote/ a Ferrand, a sus divisas/ y a sus franceses cohortes./ Núñez de Cáceres tuvo/ una visión como norte,/ que no entendió el mundo frío,/ que desgajó el tiempo enorme./ Esa visión consistía/ en darles un solo corte/ a los problemas de América:/ horizonte de horizontes./ Ahora que América fulge/ de un monumental enfoque/ su laurel congrega a dianas/ sobre los cielos del orbe”).

Al margen de la tibia relación que existiera entre Moreno y el autor de La Mañosa, algunos años más tarde, el intelectual venezolano asentado en Santo Domingo, don Horacio Blanco Fombona, que se unió a la lucha contra la intervención norteamericana de 1916, dio la noticia en su revista Letras sobre la posible postulación de Bosch como Pontífice del Postumismo, una información que carecía de sentido total, pues el futuro gran cuentista nunca estuvo asociado al movimiento literario de Moreno Jimenes, y aunque señaló en alguna ocasión que ese grupo y sus postulados literarios le habían hecho “perder el sueño muchas veces”, no existían muestras de que el escritor vegano participara, ni hubiera hecho obra ni militancia, de los postulados enunciados por el grupo postumista. Como era de esperarse, Bosch se apresuró a desmentir la especie: “Muchos distinguidos poetas que se han formado en la escuela villafrancisquita se sentirían justamente defraudados si yo, como un perfecto intruso, tomara por asalto la sacratísima colina”, escribió Bosch a Blanco Fombona con aire irónico. Le sugería además al venezolano que la tiara de Pontífice del Postumismo le fuera ceñida a Andrés Avelino que era el único que no había ocupado el trono, aunque estimaba que si Avelino no aceptaba la nominación entonces debía llevarse nuevamente a Moreno Jimenes al gran sacerdocio. (La carta de Bosch a Blanco Fombona está fechada en Santo Domingo, el 28 de julio de 1935 y se publica in extenso en la Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea de Manuel Rueda y Lupo Hernández Rueda). Desde luego, el chisme no pasó de ahí. Bosch esquivó el título porque nunca había sido postumista, aunque todavía muchos años después siguió manifestando respeto y admiración por la obra de Moreno.)

Tiempo después, Moreno emprende viaje hacia el Cibao. Sabemos que era un trotamundos literario, que viajaba por todo el país para vender sus libros, en forma de plaquettes, que editaba en las imprentas de los mismos pueblos donde se albergaba, y consigo llevaba además su Colina Sacra que viajaba con él en sus alforjas. Cada vez que veía amenazado su reino como jefe absoluto del Postumismo, salía de la capital rumbo a cualquier región en la promoción de su evangelio estético. En ese viaje al Cibao, conoce en Santiago de los Caballeros a un joven gacetillero que, de vez en cuando, escribía buenos versos, casi siempre de amor incontrolable, fuera de cualquier equilibrio razonable, en la órbita madura y formal de la poesía romántica. Aunque pocas veces le trató directamente, el maestro postumista –en pleno apostolado de su obra- conoció sus versos y le otorgó a los mismos halagos sinceros. El joven en cuestión se llamaba Joaquín Balaguer, era de naturaleza reservada y siempre se le veía acompañado de libros cuando no estaba ejerciendo su corta profesión periodística en el diario La Información. Al conjugar este espíritu de misteriosa timidez de Balaguer con el carácter huidizo y el trajín de permanencia provisional que caracterizaba la agitada vida errante de Moreno, podemos encontrar la razón del por qué estos dos bardos enamorados nunca pudieron profundizar su relación amistosa.

Muchos años más tarde, cuando el poeta había hecho ya su historia y el entonces orador y periodista, convertido ya en político, ascendía al podio presidencial en el palacio de Gascue diseñado, este último no olvidaría la trayectoria del vate que conoció vendiendo sus libros en Santiago y ordenaría en su honor una solemne recepción donde se le impuso al viejo Pontífice Postumista la alta condecoración de los Padres de la Patria. Se cuenta la anécdota que cuando Moreno Jimenes llegó a las puertas del Palacio por la Moisés García, los guardias de turno le impidieron la entrada. El poeta arribó al lugar con su viejo traje raído, su ya muy añeja corbata, su sombrero que había dejado de exhibir su mejor época y sus renqueos que le eran tan típicos. Los soldados no podían entender que a ese hombre de apariencia mísera era al que iban a condecorar en Palacio y lo mandaron de vuelta a su casa. Consideraron seguramente una locura que ese señor le manifestase que él estaba ahí porque había sido invitado por el presidente de la República para rendirle un homenaje. Alguien conocido del poeta llegaba a la recepción en el momento en que ya el poeta comenzaba a retirarse, cuando lo detuvo, indagó sobre el problema y convenció a los soldados que, en verdad, ese era el hombre que Balaguer iba a honrar esa tarde. Dicen que Balaguer se enfureció cuando supo la noticia, aunque Moreno no se quejó por lo sucedido, sólo que llegó un poco tarde a la recepción en su honor, cuando ya todos le esperaban impacientes en el Salón de Embajadores. El Pontífice del Postumismo, el reformador de nuestra poesía, nuestro poeta mayor, a pesar de su grandeza y de su trayectoria, enfrentando humillaciones, desprecios y descalificaciones, siguió siempre impertérrito, con su pobreza a cuestas, acompañando su gloria, su nombre, que se haría imborrable en nuestra historia, su ideal poético y su limpia trayectoria humana y ética.

Domingo Moreno Jimenes nació en una casa de la calle 19 de marzo, anteriormente conocida como calle San José, en Santo Domingo, no en Santiago como divulgó Manuel Rueda en sus escritos y que aún otros siguen afirmando. Murió el 21 de septiembre de 1986, a los 92 años, en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas.

 

Libros

Obras poéticas. Del gemido a la fragua 

Domingo Moreno Jimenes

Editora Taller, 1975, 317 págs.

Reunión de toda la poesía de Moreno Jimenes, desde su adolescencia y juventud hasta su madurez, patrocinada y presentada por su mecenas y miembro del Postumismo, Jesús María Troncoso Sánchez.

 

El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes 

Bárbara Moreno García. Impresora Datadruck, Alemania, 2001, 401 págs.

Esta nieta del poeta, nativa de Santiago y establecida en Francia desde 1989, obtuvo su doctorado en literatura en la Universidad de París con esta tesis, prologada por Bruno Rosario Candelier.

 

El Postumismo 

Bergson Rosario, Editorial Ciliya, 2006, 136 págs.

Enfoque sobre la trayectoria de Moreno y su movimiento literario que incluye una antología de los nueve principales seguidores del gran poeta, incluyendo una selección de poemas de Moreno.

 

Benvenuto e addio 

Danilo Manera, Editora Nacional, 2009, 68 págs.

Antología poética bilingüe –italiano y español- de la obra de Domingo Moreno Jimenes, presentada y curada por el crítico italiano Danilo Manera.

 

Domingo Moreno Jimenes. Biografía de un poeta 

José Rafael Lantigua, Editora Búho, 2006, 234 págs.

Única biografía de poeta dominicano publicada hasta la fecha. La primera edición data de 1976. Cumplirá 45 años en el 2021. Esta es la quinta edición. Contiene prólogo de Julio Jaime Julia. (https://www.diariolibre.com/FN21790764), 2 de octubre de 2020.

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *