Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

LA ORTOGRAFÍA NO PUEDE COGER LAS DE VILLADIEGO

El vocablo /villa/ es sustantivo común y por tanto se escribe con inicial minúscula, en tanto que /Diego/ es un antropónimo (nombre de persona)  y demanda la mayúscula inicial. Cuando la palabra /villa/ se antepone a otro sustantivo para denominar un lugar, generalmente entra a formar parte del nombre de ese lugar y entonces exige su mayúscula: Villa Francisca, Villa Trina, Villa Mella, Villa Altagracia.

Una villa, en la provincia de Burgos, España, lleva por nombre Villadiego (una sola palabra). Es cabecera del municipio del mismo  nombre. Esta localidad ha dado origen a la expresión “Tomar las de Villadiego” o “Coger las de Villadiego”.

El Diccionario de la lengua española la clasifica como locución verbal coloquial y la define de este modo: “Ausentarse impensadamente, de ordinario por huir de un riesgo o compromiso”.  Otros agregan el detalle de “marchar apresuradamente, huir de un lugar”.

En el habla dominicana es frecuente el uso de la  expresión “Coger las de Villadiego”, y en el uso oral ninguna complicación presenta, sin embargo, al momento de escribirse surgen las vacilaciones. Recientemente, una dama seguidora del expresidente Medina criticó a quienes habiendo sido candidatos a cargos legislativos por el PLD, una vez elegidos “cogieron la de villa Diego”. Así lo escribió y más lógico fuera que escribiera Villa Diego, aunque el lugar se denomine Villadiego.

El periodista español Javier Ramos, en su “blog” Lugares con historia, dedicado a temas   de historia y  geografía, plantea que la expresión aparece por primera vez en La Celestina, la tragicomedia de Calixto y Melibea, de Fernando de Rojas, donde aparece la frase “tomar las calzas de Villadiego”. Agrega Ramos que autores como Francisco de Quevedo y Covarrubias se han preguntado sobre quién era Villadiego. “Sin embargo, es una hipótesis histórica la que asocia la localidad burgalesa de Villadiego con las persecuciones que sufrieron los judíos en la Edad Media, época en la que se convirtió en una villa de asilo. La condición para disfrutar de refugio allí era llevar una vestimenta específica… hay quien afirma que unas calzas amarillas”. Villadiego se sitúa a unos 38 kilómetros al noroeste de la ciudad de Burgos, y fue fundada, según es tradición, por el conde Don Diego Rodríguez Porcelos, en la segunda mitad del siglo IX, algunos años antes de que el mismo emprendiera la gran obra de la fundación o repoblación de Burgos por mandato del Rey Alfonso III el Magno, hacia el año 884. Así se tituló esta villa, bien porque el Conde Diego la fundara o bien porque fuera su dueño y señor. Actualmente, Villadiego cuenta con cerca de 2,000 habitantes y su gentilicio es  villadieguense.  Pudimos comprobar en Internet que la frase que lo alude es empleada para promoción turística. La invitación es a “Tomar las de Villadiego”. Al pronunciarla, como quiera da, pero al escribirla, recuerde: una sola palabra con inicial mayúscula.

Los nombres propios de personas (Diego, Juan, Pedro…) están sujetos como los sustantivos comunes a cambios morfológicos por composición o derivación de palabras.

Ejemplo: dondiego (De don y  Diego) origina  el nombre de una planta  cuyas  flores se abren al anochecer y se cierran al salir el sol. De ahí: dondiego de día y dondiego de noche. También se le llama dompedro. El vocablo dondiego se asocia de algún modo al significado de mujeriego, por aquello de que don Diego Tenorio era el padre de don Juan Tenorio  (El burlador de Sevilla). Con mayor propiedad, el vocablo donjuán (dos palabras y acento gráfico)  se refiere a un seductor de mujeres. Los adjetivos relacionados con nombres  propios se comportan como palabras comunes: donquijotesco, conchoprimesco.  Como ya termino, le recuerdo: la ortografía no puede tomar las de Villadiego.

 

DE LAS VILLAS, LOS GENTILICIOS

A propósito del artículo “La ortografía no puede coger las de Villadiego”, publicado el pasado domingo (30-8-20), un amigo preguntaba si el gentilicio villadieguense se escribe en una sola palabra porque el nombre del municipio español (Villadiego) también es univerbal. Realmente indagaba en torno al gentilicio de un lugar cuyo nombre se escribe con la palabra Villa antepuesta a otro sustantivo (dos palabras). La respuesta es que el gentilicio se forma con una palabra derivada de la fusión de las dos que integran el  topónimo.  Veamos  estos ejemplos de lugares dominicanos cuya denominación incluye el sustantivo común “villa” más otro vocablo.

villaltagraciano, na.  Natural de Villa Altagracia, municipio de la provincia San Cristóbal. 2. Perteneciente o relativo a Villa Altagracia o a los villaltagracianos.

villaduartiano, na. 1. Natural de Villa Duarte, barrio muy antiguo de la zona metropolitana, ubicado en Santo Domingo Este, provincia Santo Domingo.. 2. Perteneciente o relativo a Villa Duarte o a los villaduartianos.

villaelisense. 1. Natural de Villa Elisa, distrito municipal correspondiente a Guayubín, en la provincia Montecristi. 2. Perteneciente o relativo a Villa Elisa  o a los  villaelisenses.

villafranciscano, na. 1. Natural de Villa Francisca, barrio de Santo Domingo, Distrito Nacional. 2. Perteneciente o relativo a Villa Francisca  o a los  villafraciscanos.  -Marcio Veloz Maggiolo es villafranciscano internacional.

villafundacionero, ra. 1. Natural de Villa Fundación, distrito municipal correspondiente al municipio de Baní. 2. Perteneciente o relativo a Villa Fundación o a los  villafundacioneros.

villagonzaleño, ña. 1. Natural de Villa González, municipio de la provincia Santiago. Perteneciente o relativo a Villa González o a los villagonzaleños. -El renglón más importante  en la economía villagonzaleña es el cultivo del tabaco.

villaisabelino, na. 1. Natural de Villa Isabela, municipio de la provincia Puerto Plata.  2. Perteneciente o relativo a Villa Isabela o a los villaisabelinos. -La historia villaisabelina  se remonta  a la ciudad  fundada el l0 de diciembre de 1493 por el almirante Cristóbal Colón en su segundo viaje, de la cual solo quedan ruinas.

villajuanense. 1. Natural de Villa Juana, barrio popular de la parte céntrica de Santo Domingo. 2. Perteneciente o relativo a Villa Juana o los villajuanenses. – El escritor Jimmy Sierra fue un ilustre villajuanense.

villamagantense.  1. Natural de Villa Magante, distrito municipal de Gaspar Hernández, provincia Espaillat. 2. Perteneciente o relativo a Villa Magante  o a los villamagantenses.

villamellero, ra. 1. Natural de Villa Mella, comunidad del municipio Santo Domingo Norte,  en la provincia Santo Domingo.  2. Perteneciente o relativo a Villa Mella o a los villamelleros. -Nada como un chicharónvillamellero.

villarivense. 1. Natural de Villa Riva, municipio de la provincia Duarte, región Nordeste.2. Perteneciente o relativo a Villa Riva o a los villarivenses. villarpandero, ra. 1. Natural de Villarpando, distrito municipal correspondiente al municipio Las Yayas de Viajama, en la provincia de Azua. 2. Perteneciente o relativo a Villarpando o a los villarpanderos. – A los villarpanderos no les agrada que su pueblo lleve el nombre del capitán español que propició la persecución y muerte del esclavo Lemba.

villasombrerense. 1. Natural de Villa Sombrero, distrito municipal adscrito  al municipio Baní, en la provincia Peravia. 2. Perteneciente o relativo a Villa Sombrero o a los villasombrerenses.

villatapiense. 1. Natural de Villa Tapia, municipio de la provincia Hermanas Mirabal.  2. Perteneciente o relativo a Villa Tapia o a los villatapienses.

villatrinense. 1.  Natural de Villa Trina o José Contreras, distrito municipal del municipio de Moca, en la provincia Espaillat. El lugar se llamó Villa Trina y desde 1954 su nombre oficial honra al héroe restaurador José Contreras. Sus habitantes se identifican como villatrinenses.

villahermosense . Natural de Villa Hermosa, municipio de la provincia  La Romana.

villavasquense. 1. Natural de Villa Vásquez, municipio de la provincia Montecristi. 2. Perteneciente o relativo a Villa Vásquez o a los villavasquenses.

 

CRITERIOS QUE RIGEN LA FORMACIÓN DE LOS GENTILICIOS

El filósofo Luis F. Cruz Paulino, quien me honra al leer esta columna, ha sugerido explicar cuál es el criterio para la terminación de los gentilicios. En artículos anteriores nos hemos referido a la autoridad facultada para imponer el gentilicio de una nación o localidad cualquiera. El gentilicio es genuina expresión de orgullo territorial, factor sentimental de unidad de los naturales de un lugar determinado. En el caso de un Estado o nación el gentilicio queda explicitado en  su acta constitutiva: “El pueblo dominicano constituye una Nación organizada en Estado libre e independiente, con el nombre República Dominicana”, reza el artículo uno de nuestra  Constitución. El pueblo dominicano es la reunión de todos los dominicanos.

En los municipios, distritos municipales y otras demarcaciones, el gentilicio procede de la población.  Por eso en algunos casos no hay acuerdo acerca de cómo llamar a los naturales, si jamaeros o jamaenses, si micheros o michenses, si hateros o hatomayorenses. ¿Qué autoridad se ocupará de esto? La principal autoridad son los naturales y habitantes de una localidad. Esto no excluye a la autoridad política.

Los sufijos que intervienen en la formación de los gentilicios se remontan a los orígenes mismos de nuestra lengua, con influencia del latín, del griego e incluso de lenguas orientales, pues los gentilicios son tan antiguos como la humanidad.

La Nueva gramática de la lengua española (Asociación Academias de la Lengua Española, Madrid, 2009) en el capítulo titulado “La derivación adjetival y adverbial” dedica un amplio apartado a los adjetivos gentilicios y cita (pág. 533)  los sufijos (terminaciones) con los que se forman normalmente los gentilicios.  Helos aquí:

-aco/aca (austriaco); -ano/ana (italiano);-ata(keniata); -eco/eca (guatemalteco);-ego/ega (manchego); eno/ena (chileno); -ense (bonaerense); eño/eña (limeño); eo/ea (europeo); -ero/era (habanero); -és/esa (cordobés); -eta (lisboeta); -í (iraní); -ín/ina (mallorquín); -ino/ina (granadino); -ita (israelita); -o/ a (ruso); -ol/ola (español);-uno/una (villavicenciuno).

Estas terminaciones se aplican para gentilicios de los más disímiles lugares del mundo, sin tomar en cuenta su lengua o cultura, lo que  importa es que esa es la forma de decirlo en español. De esas terminaciones, seis predominan en los gentilicios dominicanos, y otras nunca se emplearán. Es decir, aquí usamos el sufijo -ano/ana: seibano, higüeyano, nordestano, baorucano (distrito municipal Baoruco, Barahona),  bijano (La Bija, distrito municipal de Villa La Mata), cevicano, mocano.

Empleamos también el sufijo  -ense,  el cual tiene cierto encanto y muchos lo prefieren para sus localidades, aunque les haya tocado otro: hatomayorense, romanense, bohechiense (Bohechìo), bonaense (de Bonao),cabaretense, caletense (de Caleta, distrito municipal  La Romana), tenarense.

Con la terminación eño/eña tenemos puertoplateño, monteplateño, mateño (Villa La Mata), borojoleño  (de Borojol, barrio de la Capital), sureño, maeño. El sufijo ero/era debe ser el más empleado por los dominicanos para crear gentilicios, es de mayor sabor a pueblo. Tenemos: michero (Miches), calderero, caletero (de La  Caleta, distrito municipal de Boca Chica),carreyegüero( de Carrera de Yeguas), castañuelero (de Castañuela) , guaymatero (de Guaymate), nagüero,  sanjuanero.

Una terminación poco frecuente entre nosotros: -és/esa, que se usa para los naturales de Samaná: samanés. Por igual, el sufijo –ino solo lo conocemos en dos gentilicios dominicanos: sabanalamarino (Sabana de la Mar) y bocaíno (de Boca de Yuma).

Un gentilicio cuya terminación no aparece en la Gramática es banilejo.

 

ENTRE “RUYIDO” Y “RUYÍO” SIN PASAR POR  ROÍDO

El doctor Julio Hazim, profesional  de la medicina y experimentado comentarista de televisión, refería recientemente algo relativo al Gobierno y al Partido Revolucionario Moderno y  dijo algo como esto: “No mencionan  a Concepción porque es un ruyío”.

A esta columna no interesa el contenido político ni el valor noticioso de la expresión, sino la arista lexicográfica, enfocada en el vocablo /ruyío/, empleado  en ese contexto  como sustantivo  para describira una persona de deficiente economía y escaso desarrollo social.

Ruyío funciona como sustantivo (Eran todos unos ruyíos y ahora son millonarios) y también como adjetivo (Se casó con un hombre ruyío). En ese uso lingüístico  incide más de una desviación idiomática.  Todo inicia con la corruptela del verbo roer que el hablante de escasa escolaridad cambió a /ruyir/. De ahí expresiones como: El ratón ruye hasta la ropa.  Guardaba  su dinero en un cajón y los ratones se lo ruyeron.

El participio de ese verbo, de factura dominicana, ha de ser “ruyido”. Tenemos entonces la segunda corruptela: es muy propio del habla dominicana la supresión de la –d  en los participios (cansao, cansado; comío, comido; vestío, vestido). Ocurre incluso en sustantivos con esa terminación (candao, candado; deo, dedo, peo, pedo, metío, metido).

Ruyío o ruyido  se emplean en sustitución de roído, un adjetivo formado a partir del participio del verbo roer. Como participio, sirve para formar el pasado compuesto: Un bicho ha roído la sábana. Los conejos han roído la siembra. Como adjetivo, roído se aproxima semánticamente a  corto, despreciable.

El Diccionario académico reserva para roer el siguiente significado: dicho de un animal, cortar con los dientes u otros órganos bucales los alimentos. / Quitar poco a poco con los dientes a un hueso la carne que le quedó pegada. De este verbo tenemos el adjetivo roedor (que roe). También significa que  conmueve, punza o agita el ánimo.  Roedor es también  el nombre de una orden de mamíferos caracterizados por la acción de roer. Recordemos la conjugación del verbo roer. Presente del indicativo: yo  roo, roigo o royo, tú roes, él roe, nosotros roemos, roéis, ellos roen.

Ejemplo

  1. Yo roo (roigo o royo) lo que sea, dijo la rata.
  2. Tú roes y jodes, le dijo el hombre.
  3. La polilla también roe, contestó la rata.
  4. Algunos hombres roen más que nosotras.

El modo subjuntivo  llama la atención. Vea usted:Yo roa, roiga o roya, tú roas, roigas o roya, él  roa, roiga o roya.

Ejemplo: Quieren que yo roa, a ti no te piden que roas;  prefiero que Herrera roa.

El gerundio de roer es royendo. Ej. Las polillas están royendo todo. El  participio  es roído. Ej: Todo ha sido roído.

Note el parecido entre el gerundio de roer (royendo) y el de ruyir (ruyendo).

Es obvio que del verbo roer  es que algunos  hablantes  han sacado el verbo “ruyir”, cuyo participio viene siendo “ruyío” o “ruyido” ,y como  adjetivo  muy empleado –lo  expresamos antes- para referirse a la condición económica   de una persona, cuando ésta es lamentable. Lo que antes era un “descricajado”,  “descacarado” o un “jodío”.

El Diccionario del español dominicano ha incorporado este término escrito con –ll  en vez –y: Rullido. Adjetivo y sustantivo. Referido a persona, en mala situación económica o de salud. Rullir. Roer. El ratón le rulló sus mejores medias de vestir.

Me parece más aproximada a su origen la escritura con –y. Pero lo más importante es que esta corrupción del verbo roer ha dado origen a una familia de palabras propias del habla dominicana. Si los hablantes cultos, caso del doctor Hazim, lo llevan a la televisión, el vocablo refuerza su carta de presentación.

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