Yaniquequero, candidato, a, desempleado – cesante, disrupción
Por Roberto E. Guzmán
YANIQUEQUERO
“. . . donde las personas socializan alrededor de [ese] YANIQUEQUERO . . .”
No cuesta mucho esfuerzo para un hablante de español dominicano dar con el significado de la voz del título; esto así porque puede fácilmente descubrir en su base al famoso yaniqueque.
La voz yaniqueque aparece en los diccionarios diferenciales de español dominicano y en el Diccionario de americanismos como corresponde. El Diccionario del español dominicano (DED) consigna una definición del yaniqueque que refleja la realidad de este, “Torta frita hecha con masa de harina de trigo, sal y mantequilla”.
La receta del yaniqueque como muchas de las comidas dominicanas con el transcurso del tiempo ha sufrido modificaciones en su composición. El que se compra en la calle es el que más se asemeja al de la definición del DED; es el menos elaborado y puede decirse que es el original y primitivo, pues este alimento nació en las capas sociales de escasos recursos que es la que cocina con los ingredientes básicos. En la actualidad hay quienes le añaden levadura, huevo y hasta queso. Sobra señalar que los ingredientes se amasan y la masa así lograda se fríe en aceite.
El Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:420) afirma que el yaniqueque se originó entre los cocolos de San Pedro de Macorís, de allí “pasó a Sabana de la Mar con el nombre de Johnniecake y luego se popularizó en la capital y otros pueblos como yoniqueque”. Hay que tener en cuenta que este diccionario menciona un yoniqueque y un Johnny Cake.
Este último diccionario es el que reconoce al yaniquequero como, “La persona que prepara y vende yaniqueques en las esquinas”. Claro, no solo en las esquinas, pero el más popular es el que se vende “en la calle”. Este yaniqueque que se vende en “frituras” es el más popular es, “una torta fina de harina de trigo cocida en aceite”.
Como puede comprobarse mediante la lectura de lo que antecede en esta sección, el yaniqueque es muy popular en los barrios populosos de personas de escasos recursos económicos.
El nombre del alimento es la representación del sonido en español de Johnny Cake, así como lo es la representación gráfica de este sonido. Esto así por la dificultad que presenta la pronunciación en español de la letra jota /j/ del inglés. Como el yaniquequero es quien prepara y vende el yaniqueque, la forma de escribir el derivado de yaniqueque está sometida a los usos de la lengua en las islas antillanas y América Central; es decir, agregando la terminación -ero a la base.
La terminación -ero, del latín -arius, “se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos, y, adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). Esa obra asegura que “expresa al agente que trabaja con el objeto primitivo, o al hombre que lo produce”. Esto puede aplicarse a yaniquequero.
CANDIDATO, A
“Ese joven es un buen candidato para ti” es una frase que se oía a menudo y que quizás aún puede oírse en algunos círculos sociales. Este candidato no pretende alcanzar un puesto electivo, ni premio alguno como quedará despejado después de las explicaciones. (Lo del premio es discutible). No anda este candidato tras dignidad u honor. Puede admitirse que aspira a una distinción personal.
El “candidato” dominicano se conoce en otras hablas de Hispanoamérica. Es una persona a quien se considera que reúne buenas condiciones para convertirse en novio o esposo. No hace falta que el candidato exprese sus deseos; a veces son terceras personas quienes recomiendan su candidatura a desempeñar esas funciones.
En algunas situaciones el candidato es propuesto, o en otras, él se convierte en pretendiente a convertirse en el novio o enamorado de la otra persona.
La palabra se trae a estas reflexiones acerca de la lengua española en República Dominicana porque los lexicones dedicados a este tipo de voces no la han consignado.
Las costumbres han evolucionado mucho con respecto a la forma en que las personas presentan sus pretensiones amorosas. En las sociedades pueblerinas de antaño había un consejo deliberativo de señoras, sin título, que se encargaba de oficiar para hacer los arreglos y encaminar las relaciones entre jóvenes solteros, eran oficiosas celestinas. Ellas se encargaban de procurar los encuentros a pedido de los interesados o motu proprio. Era esa una época en la que las relaciones se presumía que terminaran ante un oficiante o, un Oficial del Estado Civil.
No hace falta que se escriba, pero se hace, que luego de esta intervención los lexicógrafos incluyan en los diccionarios de español dominicano esta palabra con la acepción que se ha descrito.
DESEMPLEADO – CESANTE
“. . . miles de jóvenes que cursaron una profesión universitaria y una carrera técnica y permanecen CESANTES”.
El punto central de esta exposición es examinar la palabra cesante en la cita, pero no puede dejar de mencionarse que esto de cursar una profesión levanta ronchas.
Se cursa una carrera, porque cursar es estudiar una o más materias en un centro docente. Se elige una profesión técnica o de otro tipo.
Desempleada es la persona que no tiene empleo. Puede estar desempleado por decisión personal o porque sus diligencias para conseguir empleo han resultado infructuosas. El desempleado puede que nunca antes haya tenido una ocupación o actividad remuneradas.
Cesante es una palabra que puede actuar en funciones de adjetivo o sustantivo y vale tanto para la masculino como para el femenino. Es el empleado a quien se deja sin empleo, sin que en ello intervenga su voluntad. Por la definición que se ha escrito con respecto de la situación del cesante, resulta obvio que tuvo un empleo hasta que lo privaron de este.
No cabe duda de que en la redacción de la cita el autor de esta incurrió en un error. Debió escribir, “permanecen desempleados”.
DISRUPCIÓN
“. . . con la capacidad del Reino Chino de DISRUMPIR su economía”. “. . . los costos de una DISRUPCIÓN . . .”
Toda la familia de las dos palabras resaltadas en las citas ha llegado al español desde el inglés. No hay motivo para rechazar la entrada de ellas en el español, porque tienen antecedentes en lengua latina que fue de donde la tomaron los angloparlantes en el siglo XVIII. No es posible olvidar que el latín es la madre nutricia del español; por lo tanto, por su origen puede legitimarse esa adopción en la lengua española.
Las dos palabras resaltadas en la cita tienen en español relación con el verbo romper, que llega de rumpere también del latín. “El sustantivo disrupción, el adjetivo disruptivo y el menos frecuente verbo disrumpir son adecuados para aludir a un modo de hacer las cosas que supone ´una rotura o interrupción brusca´. . .” (Cita extraída del portal de Fundéu).
El portal recién mencionado recuerda que el adjetivo disruptivo entró en el Diccionario de la lengua española en el año 1970. Se añade que el sustantivo disrupción tuvo que esperar hasta la edición del 2014 para que se le concediera la entrada.
Algo que desea subrayarse es que las acepciones en español para esta familia de palabras son redactadas de manera que en ellas se reconoce que la ruptura o interrupción es brusca; por tanto, no debe usarse en los casos en que se habla o escribe acerca de procesos de realización paulatina.
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