FREDDY BRETÓN: ¿CUÁNTAS COSAS CABEN EN UNA NOVELA?

Por Rafael Peralta Romero – Entrevista

Publicado el 16 mayo de 2020 (hoy.com.do)

 

Diálogo con el autor a propósito de su libro Los entresijos del viento

1. Hola, me complace saludarlo. Tengo el pequeño problema de que no sé cómo tratarlo, pues es usted una autoridad eclesiástica, yo soy católico, no quiero parecer irreverente, pero en verdad no vine a conversar con monseñor Freddy Antonio Bretón Martínez, sino con el escritor Freddy Bretón, un colega por cuya obra literaria siento aprecio, lo mismo que por su persona. Bueno…dígame cómo han estado las emociones por la concesión del premio Feria del Libro a su nueva obra.

R.- Sobre el ‘pequeño problema’, contestaré al amigo Peralta con un antiquísimo programa radial: “Dígalo como pueda”…El anuncio fue para mí una sorpresa rotunda. Solo esperaba noticias de cuarentena, de pandemia. Y hasta pensé que de eso me hablaría el Ministro de Cultura, Eduardo Selman, cuando logró localizarme. Celebré por él y su esposa el verse ya libres del Coronavirus que los afectó. Pero la noticia era el Premio de la Feria Nacional del Libro E. León Jimenes. ¡Válgame Dios! Si yo ni siquiera recordaba que estaba participando en el concurso. Pero ha sido, ciertamente, una gran alegría para mí.

2. Vamos a “Los entresijos del viento”, lo que nos ha convocado a este diálogo…mire Freddy, permítame un comentario, se trata el suyo de un magnífico libro, y que conste, esa opinión la tenía antes del 28 de abril que fue cuando se publicó en el periódico Hoy el veredicto mediante el cual se le otorgó el premio Feria del Libro, mi duda está en que sea una novela, “novela eólica”, le llama usted, de esta apreciación, se desprende una pregunta: ¿usted no cree en la ortodoxia de los géneros literarios?

R.- Yo no cultivaría géneros literarios como exquisitas, perennes e impolutas flores, sino como formas de expresión del ser humano. En cuanto a “novela eólica”, se refiere más bien al elemento que atraviesa como un hilo todo el libro. Desde el pájaro encumbrado o el bebé casi asfixiado por un golpe de viento, hasta el anciano que ya apenas empaña el espejo con su aliento, en el final del libro. Pero digamos también que ese subtítulo puede evocar a Miguel de Unamuno llamando “nivola” a su novela Niebla.

3. El jurado, compuesto por tres intelectuales de gran experiencia, denominó su libro como “autoficción”, y de hecho abunda en ficción, pero también relata usted muchos hechos de su vida, los nombres de sus padres, amigos, incluso cuando se refiere a usted como el padre Federico, no queda duda de que se trata del padre Freddy. De manera que su obra tiene mucho de intencionalmente autobiográfica y por otro lado narra usted una serie de relatos, al estilo de los ejemplos del infante Juan Manuel con sus personajes Patronio y el conde Lucanor. Me gustaría que usted explicara cómo se hace para armonizar esa confluencia de realidad y ficción, cada una presentada como tal. ¿No ve usted riesgo en eso?

R.- Discutir lo del género literario se lo dejo a los expertos. Ciertamente, mezclo historia y ficción, autobiografía y ‘heterobiografía’… Por eso digo en el comienzo del libro: “Refiero hechos históricos entretejidos con alguna fantasía, consciente de que a menudo la realidad supera a la ficción”.  En realidad busco que el lector disfrute lo escrito en ese libro; él mismo podrá saber si es histórico algún hecho, y si no, tendrá que averiguarlo. En el caso de Cien años de soledad, de García Márquez, la publicación conmemorativa de la Real Academia y las demás Academias de la lengua lo resolvieron con un glosario y un índice de nombres al final del libro. Ahí dirá que no es ficticia la noticia del asalto a la población de Riohacha (Cartagena de Indias) por parte del corsario Francis Drake en 1596. El mismo García Márquez explicó estas cosas en diversas entrevistas.

4. Si me permite insistir en el concepto “autoficción”, se lo agradezco…pues no es solo un término, ha sido una tendencia narrativa desarrollada en el pasado siglo la cual ha tenido sus cultivadores y hasta sus teóricos. Se atribuye al escritor Serge Doubrovsky, francés pese a su nombre ruso, un determinado liderazgo en esa línea de creación. Bueno…y escritores nuestros, por la lengua, como Unamuno y Azorín, son citados como partícipes de esa corriente antes de que se le denominara autoficción. ¿Qué lo vincula a usted a esa corriente? ¿O lo suyo es puramente espontáneo?

R.- Yo escribí mi libro sin tener en cuenta nada de eso, pero ahora encuentro, además de lo que tú dices, que el norteamericano Kenneth Rexroth, fallecido en el 1982, intituló una obra suya Novela autobiográfica (1966); en ella habla de casi todo el mundo y también de él mismo. Creo que algo así pasa con mi libro Los entresijos del viento.

5. “Los entresijos del viento” cuenta el origen familiar suyo, sus estrecheces de estudiante pobre, sus rebeldías de joven filósofo cuestionador del sistema político, las diferencias con la jerarquía católica del momento, sus estudios y andanzas en Estados Unidos y Europa, pero además incluye un ramillete de poemas, cincuenta y ocho pude contar, recoge en la voz de personajes creados para ese fin (Prisca, Doroteo, Dositeo, Delgadina…) una diversidad de relatos de intención sapiencial y en la última parte, sobre todo, unas lúcidas reflexiones con valor ensayístico. ¿Es que usted ha querido que su libro fuera como la Biblia: histórico, sapiencial, poético, didáctico…?

R.- Llevo bien adelantada la lectura de la novela Tú no matarás, de la española Julia Navarro, publicada el mismo año que mi libro Los Entresijos del viento. La autora ha insertado en ella cartas, poemas de poetas españoles y de alguna latinoamericana… ¿Cuántas cosas caben en un novela? Si se lo preguntas a Cervantes, el Quijote está lleno de cuentos, y de cuantos relatos hay en el mundo. O pregúntaselo al Gabo…Al escribir mi libro de esa manera, no pretendí otra cosa sino expresarme. Lo que haya resultado en su conjunto no tiene segundas intenciones.

6. ¿Usted acepta que su libro sea considerado “multigénero” o “plurigénero” y que no se le considere una novela en sentido estricto? ¿En este juicio ve usted un elogio o un desmérito?

R.- Me sentiría complacido de que se le llamara novela. De no ser así, diré que me complace más que exista y que sea disfrutado. Citando al pobre Pilato tendría yo que volver a decir: “Escrito está”.

7. Freddy, su libro tiene 368 páginas, es extenso e intenso, pero ahora quiero comentar con usted el episodio narrado en la página 278. Usted, en su ejercicio sacerdotal, en cada visita a determinada comunidad rural tomaba café en casa de Magdaleno, líder comunitario y buena persona, quien vivía modestamente con su esposa y una hija de poco hablar. En la última visita, pasado un tiempo sin andar por ahí, se enteró de que la enigmática muchacha, usando precisamente café como medio, había envenenado a su madre y a dos amigas de ésta. ¿Qué le dice su experiencia en torno a la relación realidad y fantasía?

R.- Solo te diré que el caso que refieres es rigurosamente cierto hasta en los detalles. Y como ese hay más, aunque parezcan fantásticos. Así es nuestra realidad cultural.

8. Pienso que ya usted necesita terminar esta conversación, quizá el escritor Freddy crea que sería bueno continuar hurgando en los entresijos de su creación literaria, pero me luce que el arzobispo Bretón tiene compromisos… no obstante le comento que cuando un escritor laico, con familia por supuesto, gana un premio, por lo común recibe el diploma correspondiente, mientras la esposa se apropia del cheque, ahora dígame usted ¿qué hace un sacerdote con el importe en metálico de un premio literario?

R.- ¡Caramba! Pensé que escaparía a esa pregunta…Hace tiempo que estaba arañando unos centavos para la construcción de una obra necesaria para la Arquidiócesis de Santiago. El dinero del premio ya está depositado en el fondo para esa obra.   Gracias, amigo Rafael Peralta.

 

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