Rolear, babucha, islam/islán, tender a/tender *por

Por Roberto E. Guzmán

ROLEAR

Este verbo del título no figura en ninguno de los diccionarios de español dominicano que se han consultado. Este verbo sirve para describir una acción que pertenece a la industria maderera dominicana. Es probable que en las actividades de desmonte de terrenos también se use.

Rolear consiste en desramar completamente los árboles que se talan, con el objeto de facilitar la tarea de transportarlos. La acción de rolear también permite que luego de llegar al aserradero o sitio donde se aserrará el tronco para su aprovechamiento, este pueda ser aserrado con menos esfuerzo y mejor aprovechamiento de la madera.

De la acción que el verbo indica puede deducirse que en algunas ocasiones a ese trozo de madera se le denomine rolo.

Es probable que esta voz no haya trascendido al uso generalizado por la especificidad de su uso. Además, solo se oyó su uso entre personas de escasa formación académica en la áreas rurales; esto explica también que no haya llegado a la literatura que documente su uso. No es un vocablo de ciudad ni de uso general.

 

BABUCHA

Esta palabra que ahora se considera que pertenece al léxico de la moda, hace más de sesenta años que forma parte del español dominicano. Se escribe “español dominicano” de propósito porque en el habla de los dominicanos esta posee rasgos distintivos que distinguen su uso del internacional.

Se trae a estos comentarios porque a pesar de que consta a justo título en el Diccionario del español dominicano (2013:64) merece que se consignen algunas de las circunstancias del uso que no figuran allí.

La primera babucha de la que se tuvo noticias hace mucho tiempo fue la de los bebés o infantes. Recientemente se halló que fue documentada por D. Pedro Henríquez Ureña según consta en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-I-444). Esta babucha fue definida como una “blusa de niño”.

Hay que definir desde el principio que hay dos babuchas, Una que es la del calzado. Esa es la más conocida y es la que la Asociación de Academias de la Lengua Española reconoce en su diccionario. Es un calzado ligero y sin talón que se usa sobre todo en países orientales y en el norte de África.

La babucha dominicana parece que ha desaparecido, o por lo menos, ha disminuido su frecuencia de utilización en el habla dominicana. La babucha que conoció el autor de estas reflexiones era la que se usaba para vestir niños de muy corta edad; sobre todo niños que todavía no podían caminar. Por esto se piensa que sería mejor definir ese tipo de babucha como “blusa de bebé”.

Esta babucha de niño no tiene relación alguna con la que se conoce en el español internacional que cuenta con una larga historia y una etimología documentada que lleva hasta el persa y es un tipo de calzado ligero y sin talón.

Hay otras babuchas que podrían llamarse de babuchas americanas. Son muchas y, para los fines de esta exposición se reducirán a dos. La “blusa de niño”, que en República Dominicana podría expresarse con mayor exactitud llamándola “blusa de bebé”, pues solo se aplicaba a las blusas de los niños en temprana edad, la edad en que el bebé todavía no era capaz de caminar.

Esta palabra del título tiene larga historia en la lengua española. Además, en el español dominicano ha evolucionado en cuanto a su significado, algo que sucede con frecuencia con los vocablos que son favorecidos por el habla. Esos caracteres que se han esbozado en las oraciones anteriores se desarrollarán más abajo.

La babucha dominicana asentada en el Diccionario del español dominicano es una “camisa ancha generalmente usada por encima del pantalón”, que corresponde con la conocida en Cuba.  Eso es todo exacto, pero lo que no se consignó allí es que en el uso lleva una connotación de admiración o un tono festivo.

Se recuerda de modo vívido que en los años de juventud de quien esto escribe, hace sesenta años o más, se llamaba babucha a una camisa vistosa, atractiva. Se usaba exclusivamente para ponderar la belleza de la camisa, llamándola babucha.

La admiración mencionada es la que resulta de la sorpresa agradable que ocasiona la belleza o elegancia de una prenda de ese estilo. El tono divertido era de uso, y quizás lo es todavía, entre los jóvenes para ponderar los colores llamativos de una camisa como la descrita antes.

Algo que llama la atención es que se buscó en los primeros diccionarios de voces cubanas, así como en los más recientes y no se ha encontrado rastro de la voz babucha en el español de esa isla.

Lo más prudente es dejar ese asunto ahí y conformarse con señalar lo concerniente a las babuchas dominicanas.

 

ISLAM – ISLÁN

“Ese mismo patrón de subordinación de las mujeres se encuentra en el ISLÁN. . .”

Hay errores y errores. En los [últimos tiempos las ¿autoridades? de la lengua española han tomado la iniciativa de españolizar los nombres de ciudades, países y grupos étnicos.

Esta castellanización implica independizarse de los criterios de copiar las grafías de la lengua inglesa. Esa es una iniciativa y resolución que hay que aplaudir; ahora bien, el problema que se presenta es que los periodistas, columnistas y articulistas tienen que mantenerse al tanto de estos cambios.

En el epígrafe figuran dos palabras que tienen carta de naturaleza en la lengua española. Las significaciones son muy diferentes en estos casos.

Por el estilo y sentido de la redacción de la frase que ejemplifica el uso de esta sección no cabe duda de que se trata de la palabra islam la que debió de aparecer en la frase.

Más que un error es un descuido. Para evitar este tipo de deslices los escritos se revisan antes de enviarlos para su publicación. Muchas veces ayuda si un tercero (o segundo) lee el escrito porque no tiene preconceptos acerca de la redacción. No hay que extrañarse si algunos correctores automáticos de algunas computadoras se han quedao rezagados con respecto a las ortografías de los grupos de humanos que se mencionaron más arriba.

 

TENDER A – TENDER *POR

“. . . la idea de elitismo que tiende POR excluir a los que . . .”

El verbo tender en funciones de verbo intransitivo con el sentido de “propender”, muestra preferencia por dos preposiciones y ninguna de ellas es “por”.

Con el significado antes señalado la acepción que acepta es A, sobre todo si el complemento es una oración. Si el complemento es un sustantivo se hace seguir de A o de HACIA.

El verbo tender puede indicar acciones que varían en su intención. Cuando es prestar atención (atendar) o, tener tendencia, la preposición conveniente es A. En algunos casos puede aceptar la preposición HACIA para el último caso mencionado.

Cuando el complemento que se escribe después del verbo en cuestión es indirecto, entonces no necesita de preposición alguna.

 

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