LEÓN DAVID INICIA LA INSTANCIA “LA ACADEMIA EN LA ESCUELA”
La Academia Dominicana de la Lengua creó una nueva instancia de promoción lingüística y literaria bajo la denominación “La Academia en la Escuela”, para incentivar a profesores y estudiantes en el estudio de la lengua española y el cultivo de las letras.
Esta nueva vía de motivación intelectual, estética y espiritual se inició con la visita al Liceo de La Salle integrada por una delegación académica presidida por el poeta y crítico literario Juan José Jimenes Sabater, ilustre miembro de número de la ADL y gran escritor dominicano conocido con el pseudónimo de León David.
El destacado intelectual manifestó a los profesores y estudiantes presentes en el salón de actos que él, en nombre de la ADL, se presentaba en dicho plantel escolar con un propósito muy especial y muy importante, que era conectar su obra, su poesía y su labor literaria con la juventud dominicana y tratar de ver cómo reaccionan los jóvenes ante el esfuerzo de un escritor que trata de plantear lo humano y lo divino en el arte de la palabra haciéndolo de la manera más hermosa, elocuente y bella que es capaz: “Lo hermoso, lo bueno y lo bello eran una sola cosa para los antiguos griegos. Belleza, virtud y verdad se juntaban en una unidad, por lo que la literatura se propone,a través de la palabra, crear lo que denominamos “belleza”, que es muy importante porque moviliza nuestro espíritu, aquello que nos impulsa a lo elevado, a lo noble, puro y transparente. La belleza es algo que está en cada uno de nosotros y lo que tenemos que hacer es que esa semilla fructifique en nuestros corazones”, expresó el poeta.
Jimenes Sabater puso ante los presentes algunos ejemplos literarios que expresan la belleza manifestada y expresada a través de la palabra, y explicó que a esa expresión se le denomina “poesía”, que entre los griegos se llamaba “creación”, es decir, el poeta era un creador que se vale de la palabra para crear belleza con valor. Leyó varios sonetos de su autoría sobre el amor, y uno de ellos fue el siguiente: “Mi sangre hacia tu sangre se desboca/ sobre tu piel me agito como el viento/ tiembla mi mano y al tocarte siento/ que es la tierra y el agua lo que toca./ Tu pecho abierto y firme me provoca/ morder la luz y hurgar el firmamento/ me hago raíz y brisa en el momento/ húmedo y misterioso de tu boca. / Hacia ti me desbordo y me levanto/ te inundo como el mar cubre la arena/ hiervo como agua y siento frío./ No me dejes anclado en este canto/ arráncame del tedio y de la pena/ y sumérgeme en ti/ como en un río”.
León David comentó que la poesía tiene muchas vertientes importantes, y no solo el soneto, y presentó su poemario Poemas del hombre anodino, explicando que “anodino” significa algo o alguien sin importancia o significación, común y corriente que no tiene nada personal que lo identifique, y dijo que en este mundo desgraciadamente hay muchos seres anodinos: “Para no ser anodino, la poesía es muy buena para desechar y desestimar el anonimato y empezar a ser más profundamente lo que realmente se es”, añadió el ensayista.
Del susodicho poemario, el poeta leyó el poema “Juan”: “Juan, mi pobre Juan/ pequeño limpiabotas de mi barrio/hoy te quiero cantar a ti/aunque no sé/como o empezar mi canto./Nadie,/chiquillo oscuro de ojos de garza triste,/nadie me enseñó a mí a cantar tu figura,/nadie me dijo a mí que eras importante/y que valía la pena retratar el betún de tu mirada/en unos versos simples que ruedan por la acera./Nadie me dijo a mí,/pequeño limpiabotas de mi barrio,/que tú valías la pena,/que tú, también, tenías derecho a una palabra./Ellos no me enseñaron como cantarte a ti./Me dijeron que cantara la tarde,/que elevara mi canto con la brisa,/con la brisa del mar,/hacia el ocaso./Me dijeron que hinchara mi palabra/de extraños espejismos de colores./Me dijeron que había que adorar a la poesía,/que era sagrada y pura como el agua./Me dijeron que el trino es un invento del poeta/y me pusieron a piar como un pollito triste/sin ala acogedora y sin gallina”.
Y prosiguió su lectura con el entusiasmo que le caracteriza tras la enjundia de su comentario:“Pero no me enseñaron, Juan, como cantarte a ti/y ahora no sé qué palabra es la justa/ni como comenzar este poema./Perdóname, Juan,/chiquillo oscuro de mi barrio,/si no te sé cantar como mereces,/pues yo nunca he cantado tu agonía de calle macilenta,/tu trapo, tu betún, tu cepillo marrón,/tu vieja caja,/y nadie me enseñó cómo cantarle a un limpiabotas./Perdóname, Juan,/mi pobre Juan de ojos de garza triste/si al mirar el recuerdo/de tu piel sudorosa,/de tu camisa rota/y de tus sucios calzones desahuciados,/de pronto… de pronto no encuentro nada que decir./Perdóname, Juan,/si no te digo nada,/si me callo solo con los recuerdos,/y en lugar de componerte un canto/me pongo a hablar conmigo, cosa de rescatar tu voz hacia la luz del día./Juan,/mi pobre Juan /pequeño limpiabotas de mi barrio,/Juan alpargatas,/Juan hambre./Juan miseria./No sé cómo es que suena tu apellido,/pero tienes un nombre/y ese nombre me basta./Te llamas Juan invierno, Juan frio, Juan desnudo,/Juan del piso de tierra,/Juan de la calle,/Juan camisa sin mangas,/Juan sed, Juan ganas de comer,/Juan no tengo dinero,/Juan, quiero ir a la escuela,/Juan limpia los zapatos,/Juan llega tarde a casa,/Juan le pegan,/Juan de los diez hermanos,/Juan violaron a tu madre,/Juan tú lloraste a solas muchas veces,/Juan sin consuelo,/Juan hambre,/Juan miseria,/Juan alpargatas rotas./Juan betún,/Juan cepillo, Juan trapo,/Juan acera caliente./Juan sol del mediodía en el banco del parque/y sin escuela./Juan niño que murió durante todo el tiempo/asesinado, /todos los días en el banco del parque asesinado./y todos reían,/y nadie miraba./Juan de la calle sola a las tres de la tarde,/merodeando las latas de basura,/Juan ojos de garza triste,/Juan tú que me limpiabas los zapatos/y me contabas cosas turbias de tu vida…”.
Después de leer tan bella creación, que concitó el entusiasmo de los presentes, el académico-poeta expresó que la poesía permite decir muchas cosas auténticas y a veces dolorosas, que surgen desde adentro y afloran, salen, amanecen en la palabra, y esa es la virtud de la poesía y el poder de la palabra literaria: “Traer lo humano esencial del corazón y ponerlo delante de los ojos de todo el mundo y eso solo lo puede hacer la literatura pura, la buena y la noble creación poética”.
Entre otras explicaciones, el ameno y culto charlista añadió que con la poesía también se puede mezclar el humor con la tragedia para decir otras cosas y para hacer que ciertas verdades aparezcan de una forma absolutamente evidente, que no se pueda esconder, y lo ejemplificó con la lectura de su poema titulado “Fermosa canción al estilo de antaño, no comprometida con los males del siglo”.
El poeta, profesor y ensayista, después de interactuar con los estudiantes lasallistas, finalizó externándoles que la literatura nos ha regalado muchos autores maravillosos, y de lo que habla es de lo humano esencial, de lo que somos en el fondo, en lo más íntimo de nuestro ser: “Si queremos conocernos, mejorar y saber qué es el ser humano, les recomiendo leer obras literarias, porque nada puede sustituirlas, ni los psicólogos, ni ninguna de las actividades científicas van a decir mejor que la buena literatura, lo que es un hombre, su importancia y su valor. Por esto es necesario leer buena literatura”, exhortó el acucioso maestro y eminente poeta Juan José Jimenes Sabater al cerrar la actividad.
Santo Domingo, ADL/ Liceo deLa Salle, 15 de noviembre de 2018.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir