Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

Acentuación de palabras con hiato

Hiato es lo que ocurre cuando  en una palabra hay dos vocales seguidas que pertenecen a sílabas distintas. Para explicar este asunto conviene  recordar el concepto, aparentemente inútil,  de clasificar las vocales en abiertas y cerradas.  Las cerradas son /i/ /u/ y las abiertas /a/ /e/ /o/.

Los hiatos son secuencias de dos vocales que se pronuncian en silabas distintas. Debido al hiato son polisílabas (más de una sílaba) palabras tan breves como oír (o-ír, dos sílabas). Y más aún la forma verbal oía (o-í-a, tres sílabas).

La palabra héroe (hé-ro-e, trisílaba) lleva tilde porque es esdrújula, pero a heroína (he-ro-í-na) se le coloca  en función del hiato. Por la  misma razón que se le marca el acento a heroína se le marca a peledeísta y a cocaína.

De acuerdo a la Ortografía de la lengua española, se consideran hiato,  a efectos de la acentuación gráfica, las combinaciones vocálicas siguientes:

  1. Una vocal cerrada tónica (í, ú) seguida o precedida de una vocal abierta (a, e, o). Ejemplos: María, desvíe, crío, púa, hindúes, búho, caída, reído, prohíbo, aúna, transeúnte.  También, flúor, egoísta, aúllo,  manía, perremeísta.
  2. Dos vocales abiertas distintas (a, e, o). Sucede en las palabras caer, aorta, reactor, herbáceo, loado, roedor. También en los vocablos: poeta, héroe, baitoero, oeste, Bonao, Rafael, Baoruco, teatro.
  3. Dos vocales iguales: azahar, dehesa, chiita, cooperar. También reenviar, loor, reelegir, reembolso…

1-Las palabras con hiato se  acentúan ortográficamente de acuerdo a la siguiente regla:  Las palabras que contienen un hiato formado por una vocal cerrada tónica (ía, íe, ío, úa, úe,  úo, aí, aú, eí, oí). Por eso se le marca el acento a palabras como: serías sabías, desvíen, mío, cacatúa, actúe búho, caídas, raído, oído, transeúnte, a pesar de ser  todas llanas terminadas en vocal o consonante –s, que  ordinariamente no llevan tilde.

Por esa misma razón, llevan tilde las palabras, maíz, baúl,  Raúl, raíz, ataúd, Mijaíl, laúd, tahúr, que son agudas terminadas en consonantes diferentes de –n y –s,  grupo que regularmente no suele llevar acento ortográfico. Por igual, palabras como María, Mejía, río, tío llevan tilde en atención  a la citada regla.

2-Las palabras que incluyen otro tipo de hiato se someten a las reglas generales de acentuación. Así, Jaén, traerás, acordeón, bandoneón,  peleó, Noé, rehén, o chií llevan tilde por ser voces agudas terminadas en –n, -s o vocal. No la llevan por ser agudas terminadas en consonantes diferentes a -n y –s las palabras: Uriel, Rafael, caer, raer, roer, soez, alcohol.

Otras palabras con hiato como Báez, Sáez, Páez, Díaz, Díez, Peláez se acentúan ortográficamente en cumplimiento de la regla general: palabras llanas terminadas en consonante diferente  a –n y –s .

Otras palabras llanas   que llevan hiato no precisan tilde: paella, vean, beato, anchoa, museo, poetas o chiita, Alfau, Abreu, puesto que terminan en vocal, en -n o en –s.

La Ortografía académica hace la siguiente advertencia: “La ausencia de tilde en palabras como  chiita o  en diminutivos como  diita, tiitos  o Rociito responde a la aplicación de las reglas generales de acentuación, pues se trata de voces llanas terminadas en vocal o en –s; por tanto no deben contagiarse con la tilde  que les corresponde a  las palabras de las que derivan: chií se escribe con tilde por ser bisílaba aguda terminada en vocal,  mientras día,  tíos o Rocío llevan acento gráfico por contener un hiato de vocal cerrada tónica y abierta átona”. (Ortografía, página 239).

El Nacional, 29/7/18

CHANCE Y CHANCEAR, NINGUNA RELACIÓN

Pocas palabras extranjeras han mostrado  una capacidad de adaptación al español similar a la del vocablo /chance/, de origen francés, empleado  en nuestro idioma  como equivalente de oportunidad o posibilidad.  Dar chance o pedir chance  encuentran aplicación en múltiples circunstancias, incluyendo actividades tan disímiles como  la relación amorosa, el trabajo o la política.

El Diccionario panhispánico de dudas, publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española,  explica sobre esta palabra lo siguiente:

“chance. Voz tomada del francés o del inglés chance, que significa ‘oportunidad’. Su uso, esporádico en España, está muy extendido en América, donde se emplea en ambos géneros: «No le dan la chance de hacerse a un lado» (O’Donnell Escarabajos [Arg. 1975]); «Siempre había querido estudiar en la Nacional, […] pero la vida nunca le dio el chance» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). En Colombia se usa también para designar un tipo de lotería: «Las loterías […] tienen 15 días para fijar el valor máximo que se puede apostar en el chance» (Tiempo [Col.] 18.4.97). Es extranjerismo adaptado, que debe pronunciarse a la española: [chánse, chánze]. Aunque admisible, dada su amplia extensión en América, se recomienda usar con preferencia las voces españolas oportunidad, ocasión o posibilidad, perfectamente equivalentes”.

La adaptación ha resultado tan cómoda que escribimos y pronunciamos este vocablo tal y como  se escribe en francés: chance.

La voz se ha entendido por América y aunque en algunos lugares asume variaciones semánticas, como también alternabilidad de género, entre los dominicanos  se  emplea sólo en masculino (el chance) y limita su valor semántico  al sinónimo de oportunidad, como lo consigna el Diccionario académico: “Oportunidad o posibilidad de conseguir algo. No tiene chance para ese cargo”. Ej.: Si me dan un chance, le demuestro mi capacidad.

Como el inglés también ha tomado el vocablo “chance” con el significado de oportunidad, algunos hablantes de origen hispano, sobre todo mexicanos, han introducido la variante “chanza”, como una corruptela de “chance”, para expresar oportunidad, posibilidad. Tanto que el Diccionario de americanismos  indica que en México, El Salvador y Puerto Rico, chanza es sinónimo de  chance. Así define el vocablo:”Mx, ES, PR. chance, oportunidad”.

Chancear es otra cosa. Tenemos en español el verbo /chancear/, palabra derivada del sustantivo  /chanza/ y la terminación –ear. Es sinónimo de bromear (echar bromas).

Como la palabra primitiva es chanza,  detengámonos en ella. Procede del italiano  “ciancia”  (pronunciado chiancia). El italiano la tomó del germánico “zänzeln” (hablar familiarmente).

Veamos  el  significado de chanza para el español general: 1. f. Dicho festivo y gracioso.2. f. Hecho burlesco para recrear el ánimo o ejercitar el ingenio. Hablar alguien de chanza1. loc. verb. Hablar aparentando sinceridad cuando realmente no habla de veras.

Chanza ha generado el adjetivo /chancero, ra/, aplicado a persona que  acostumbra a bromear, a usar chanzas. Es un chancero, siempre está haciendo chanzas.

Pese a lo que ocurra en otros países, chance  solo guarda relación de paronimia (parecido gráfico o fonético) con las  palabras  chanza y chancear, que sí pertenecen a la misma familia semántica y cuyo valor semántico va por el mismo  orden  en que las empleos los dominicanos.  En sentido estricto, chanche no tiene que ver con chancear.

De ñapa

Para aclarar duda a una lectora,  le informo que el sustantivo /adolescente/ no deriva del verbo adolecer. Difieren tanto gráficamente como semánticamente.

Adolecer  tiene estos significados: 1. tr. desus. Causar dolencia o enfermedad.2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual.3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer de claustrofobia. 4. prnl. compadecerse (‖ sentir lástima).

Adolescente. Es persona que  está en la adolescencia, que  es el período de la vida humana que sigue a la niñez y precede a la juventud.

EL GÉNERO EN OTRAS VOCES TERMINADAS EN –ANTE, -ENTE

Al final de la pasada entrega, titulada “Sí, presidenta, como sirvienta y parturienta”,  hemos prometido ahondar en este asunto de las voces  terminadas en –nte que son comunes en cuanto al género,  pero que suscitan controversia porque algunas  aceptan variación  para formar el femenino (cliente/clienta;  comediante/comedianta; dependiente/dependienta; infante/ infanta; intendente/intendenta).

Nuestro principal soporte será la Nueva gramática de la lengua española, publicada  en 2009 por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Es muy común que los sustantivos y adjetivos terminados en –e  permanezcan con esa terminación  cuando se trata del género femenino, como son los casos de amanuense, artífice, cofrade, compinche, consorte, conserje, cónyuge. Por igual los adjetivos verde, triste, alegre, honorable  y todos los formados con el prefijo –ble (risible, bebible, amable…).

Sin embargo,  algunos sustantivos  terminados en –e admiten  la alternancia de género (jefe/ jefa; nene/nena; cacique/ cacica). Pero nuestro énfasis está en las palabras  procedentes de participios activos, como indica el título del artículo.

Parecerá una reiteración indicar que  son sustantivos y adjetivos de una  sola terminación muchos  terminados en –nte que proceden de participios presentes latinos (abundante, distante, emergente,  decadente, yacente, complaciente, combatiente, durmiente, convaleciente, sonriente, sobreviviente).

Cuando los sustantivos son  iguales para el masculino y el femenino, se usan  modificadores masculinos, los más funcionales de los cuales son los artículos (un estudiante, una estudiante; el paciente, la paciente). Si son adjetivos seguirán  los pasos del sustantivo al que modifican, de acuerdo a los patrones de la lengua española: una ley decadente, un concepto decadente; mostró un rostro sonriente, puso una carita sonriente.

El  contenido  del párrafo 2.5j de la  Gramática ha sido mencionado en cita del artículo anterior: “Se exceptúan  unos pocos pares, como cliente/clienta;  comediante/comedianta; dependiente/dependienta; figurante/figuranta; infante/ infanta; intendente/intendenta; presidente/presidenta; sirviente/sirvienta  y otros recogidos en  los párrafos 2.5 j y siguientes…”. Entonces aquí les presento  el texto referido:

“Se dan algunas oposiciones –ante/ -anta y –(i)ente/-(i)enta, sin connotaciones particulares o significados añadidos, aunque no todas las voces se usan en todos los países hispanohablantes. Se trata de casos  como los siguientes:

Cliente/ clienta; comediante/ comedianta; congregante/ congreganta; dependiente/ dependienta; figurante/ figuranta; intendente/ intendenta; presidente/ presidenta; sirviente/sirvienta”.

Algunos usos varían de un país a otro. En la República Dominicana habrá pocos  hablantes que empleen  clienta, comedianta y otros  sustantivos de este tipo. Pero nadie duda de los niveles de aceptación con los que cuentan  los vocablos sirvienta, parturienta y en menor grado presidenta. En cuanto a  dependienta, en lugar de la dependiente,  en nuestro país da sus primeros pasos, aunque en otros ya camina.

El término farsanta funcionó en algún momento como femenino de farsante (comediante), sin embargo no prosperó lo suficiente y  el femenino se forma agregando  los artículos –la o –una, según sea el contexto (la farsante hizo buena actuación; es una magnífica farsante).

Esta palabra conlleva una precisión. Farsante o farsanta, en su sentido de  actor de teatro, especialmente de comedias, ha caído en desuso. Sin embargo, como adjetivo, con el significado “Que finge lo que no es o no siente”, debe usarse  solo la forma farsante.  Es un farsante; es una farsante.

Los  sustantivos ayudante y asistente (derivados de ayudar  y asistir) se prestan para variaciones de género que implican cambios semánticos. En España se usa “asistenta” como empleada de hogar. El Diccionario académico así lo indica: 10. f. Esp. “Mujer que trabaja haciendo tareas domésticas en una casa sin residir en ella y que cobra generalmente por horas”. Pero el término generalizado es asistente (la asistente, el asistente).

Se considera anticuado el vocablo “ayudanta”, empleado en referencia a “Mujer que realiza trabajos subalternos, por lo general en oficios manuales”, por lo que se recomienda ayudante, común para ambos géneros (la ayudante, el ayudante.)

Hasta el próximo domingo.

El Nacional, 18-8-18

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