Vientre, olla/hoya, encomiar, gredar/greda

Roberto E. Guzmán

VIENTRE

Los lectores que han vivido toda su vida en las ciudades es probable que se pregunten, ¿qué puede haber en vientre?, que ellos no sepan.

El vocablo vientre en esta ocasión se trae con una acepción conocida en los predios rurales del territorio dominicano. Para acercarse más al campo de la palabra del título puede ofrecerse la pista que es de uso en ganadería.

Los animales hembras que se usan para reproducción, que no se sacrifican hasta que no agotan su vida reproductiva útil en ganadería se les conoce con el nombre de “vientre”. Al referirse a esas cabezas de ganado, los ganaderos, campesinos y personas entendidas en esos menesteres les llaman vientres.

El español general utiliza una locución adjetiva para referirse a este tipo de animal que se ha mencionado más arriba, dice, “de vientre”, con lo que definen el animal como destinado a la reproducción.

En Ecuador y Uruguay llaman vientre al animal preñado. En República Dominicana el uso ha establecido algunas locuciones con el sustantivo vientre. Entre otras puede citarse la locución verbal que se ha oído “gritar en el vientre”, que es “tener la capacidad de vaticinar”. Otra es la locución “tener mal vientre”, que corresponde a, “transmitir la madre las consideradas peores características físicas de los progenitores a su hijo”. Se ha oído otra, tener o ser de “vientre seco”, que se aplica a la mujer que no concibe.

Con respecto a vientre en tanto animal destinado a la reproducción, es una acepción utilizada en República Dominicana que no ha trascendido a los diccionarios diferenciales del español dominicano.

 

OLLA – HOYA

“. . .destapó la HOYA de grillos. . .

Algunos sonidos del español han evolucionado tal y como es de esperarse en una lengua de larga data. Otro factor que contribuye a los cambios de sonidos es la vasta extensión territorial en la que se conoce y habla la lengua española. A lo anterior hay que añadir que cuando la lengua española llegó a América se impuso sobre lenguas nativas que dejaron rastros de su pronunciación vernácula en la lengua impuesta.

El párrafo anterior puede ser una explicación para que al autor de la frase transcrita haya colocado el dígrafo doble ele /ll/ (elle) en lugar de una ye, i griega, cuando escribió “hoya” en lugar de olla.

Lo que resulta difícil admitir es que alguien poseedor de una cultura aceptable no conozca que la frase coloquial asentada por el uso en el español es “olla de grillos”. Con esta frase se menciona un “lugar en que hay desorden y confusión y nadie se entiende”. Ya en latín la palabra olla se escribía de la forma en que se conoce hoy.

Algunas lecturas pueden confundir a ciertas personas, si se toma en cuenta que en California, Estados Unidos, en la ciudad de San Diego hay un sector que se conoce con el nombre de La Jolla. Los nativos de allí llamaban en su lengua a esta parte de la costa “terreno de hoyos”, que fue escrito más delante de la forma en que se conoce en la actualidad.

Es probable que el redactor no se haya dado cuenta de que el corrector automático del computador no le haya señalado error alguno con respecto a esta “hoya”, porque existe el verbo hoyar que conjugado en el presente del indicativo en las personas, él, ella, usted, es “hoya”.

La olla es el recipiente de cocina redondo, de boca ancha y provista de asas. A veces se confunde con la paila que es menos profunda. El caldero tiene la boca redonda, pero el fondo no tiene necesariamente el mismo diámetro que la boca, generalmente es más pequeño. En el habla de los dominicanos, en ocasiones, las tres palabras se usan indistintamente.

Los pescadores de algunas regiones, en lagos, saben lo que es una “olla de grillos”, pues han visto los grillos que compran como cebo cuando estos se trepan unos encima de los otros en un desorden interminable.

 

ENCOMIAR

“. . . nos ENCOMIÓ a rechazar la acepción. . .”

A cualquier hijo de vecino se le escapa una. El teclado, los dedos y la automaticidad al pulsar las teclas del computador pueden jugarle una mala pasada al más diestro. Precisamente por esto que se escribió en las oraciones anteriores es que se aconseja leer de nuevo lo ya redactado.

Los articulistas disponen de más tiempo que los periodistas para “darse este lujo” de releer lo ya escrito y, hacerlo con sentido crítico. Lo que se bosquejó más arriba es lo que se piensa que sucedió en el caso que se trae en esta sección con respecto al uso del verbo encomiar.

No puede negarse que cada escritor posee un estilo diferente o distintivo para expresar sus pensamientos, sentimientos y criterios. Lo que no debe faltar en ese estilo es la claridad que en parte se logra con el uso de los términos propios de la lengua que contribuyen a hacer inteligible lo que se comunica.

Encomiar es lo contrario de censurar; significa alabar encarecidamente. Es elogiar de modo encendido. El verbo deriva del nombre encomio, cuya etimología remonta hasta el griego enkómion, que significaba elogio, discurso panegírico. Generalmente este verbo -encomiar- se toma en tanto sinónimo de celebrar, encarecer, ensalzar. La palabra entró de manera oficial en la lengua en el año 1884; encomiador hizo su entrada un año antes, en 1883.

Para quien estas notas redacta le resulta cuesta arriba aceptar que “encomiaba a rechazar”. Quizás pueda admitirse que una persona “encomiaba el rechazo”. Si se desea mantener el mismo orden en la frase, debió utilizarse el verbo animar, alentar, estimular o, incitar. Todos estos verbos aceptan la preposición a para introducir un complemento.

Cada uno de estos verbos posee un grado diferente de intensidad por lo que el asunto se contrae a saber lo que en realidad quiso expresar el articulista.

 

GREDAR  –  GREDA

“. . .Obras Públicas de un GREDAR. . .”

Esta voz del español dominicano es una adaptación del inglés grader que es una maquinaria que se usa en la construcción de caminos, calles, carreteras y avenidas; así como para vías de acceso a minas o cualquier otro lugar.

En el español más conocido se la llama de motoniveladora, pues su principal función es nivelar terrenos, refinar taludes.

Para desempeñar su trabajo esta máquina está provista de una o dos hojas metálicas largas y cóncavas. Lo más común es que lleve esa “cuchilla” entre los ejes traseros y el eje delantero. Algunas llevan dos hojas de empuje o arrastre de material y, en ese caso la segunda se coloca en el frente, delante del eje delantero.

Hay que llamar la atención sobre la forma en que los dominicanos han hecho la adaptación de la voz inglesa; lo han hecho sobre la pronunciación inglesa y no sobre la representación gráfica. Eso significa que se hizo a través del oído, por vía oral, de donde se desprende la forma de enunciarla y escribirla.

En el título se escribieron las dos formas en que los dominicanos enuncian el nombre inglés, con la erre /r/ al final “gredar” o, sin ella, “greda”.

© 2018, Roberto E. Guzmán

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