Presentan poemarios de Ana María Fiallo
Con la participación de Aída Montero, Jennet Tineo, Sélvido Candelaria y Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, se pusieron a circular los poemarios de Anam Fiallo Poemas al viento y Estaciones. La directora de la Biblioteca “Juan Bosch” expresó que esta presentación sigue dando testimonio del trabajo encomiable que hace el Círculo Literario “Pedro Mir”, bajo la dirección de Bruno Rosario Candelier, cuyos integrantes sesionan en la Biblioteca Juan Bosch.
Ana María Fiallo es una nueva creadora de las letras dominicanas que emerge al escenario literario con una voz original y una línea de creación inspirada en los elementos naturales, especialmente el aire, en armonía con su sensibilidad metafísica.
Al presentar el libro de la poeta, Sérvido Candelaria comentó: “Esta es la tercera vez en menos de seis meses que se pone a circular una obra literaria producto directa o indirectamente del taller para escritores, obras que vienen a enriquecer el acervo cultural de la nación, pero que además podrán exhibirse como trofeos por parte de sus autores, que tal vez de otra forma no habían tenido la oportunidad de legar su aporte a la cultura nacional”. El poeta y crítico literario manifestó que Estaciones, de Ana María Fiallo, es una poesía metafísica en camino hacia lo místico ya que “La contemplación de la belleza y el acicate del misterio constituyen grados de la vida espiritual y metafísica”, como asegura Bruno Rosario Candelier. Según atestiguan los versos contenidos en su poemario, la autora es una observadora de las cosas bellas y vive su vida aguijoneada por los misterios que en ella se manifiestan. Aclaró que esa observación no la enclaustra en un mundo idealista donde se desecha el contacto con las adversidades, sino que por el contrario, es desde ese cosmos singular que, con una amaestrada percepción, tamiza los elementos y situaciones objeto de sus contemplaciones.
También subrayó que es un ser sensible, dentro del accionar que se suscita alrededor del existir, pues se mantiene a la caza de situaciones y elementos trascendentes para hacerlos llegar a nuestra valoración física y extrasensorial en construcciones verbales que resplandecen tanto por su contenido retórico como por su mensaje intrínseco. La fuerza lírica y la plasticidad expresiva de sus poemas cautivan al lector mientras lo trasladan a planos superiores del sentir. En algunos casos, expresó que solo se percibe su estado germinal pero en gran parte su manifestación es contundente y se hace notar como un ansia de transfigurar las cosas comunes y sencillas en paradigmas espirituales. Ese deseo de acercamiento a lo intangible, a lo esencial, a través de la moldeable condición de sus expresiones es uno de los puntos sobresalientes en este poemario. La poeta sabe usar las palabras para buscar en ellas su significado visceral mediante la imagen poética en armonía con las emociones.
Al finalizar su discurso, refirió que esta es la primera publicación de Ana María Fiallo, casos estos en los que siempre asoman disonancias estéticas por la falta de experiencias, pero no deja de ser un halagüeño augurio para las letras nacionales, sobre todo, si tomamos en cuenta que esta artista de la palabra “ya se le reconoce una “conciencia metafísica”, una “dotación estética y simbólica” y “una vivencia espiritual y mística”, como asegura nuestro orientador, Bruno Rosario Candelier, que de seguirlas cultivando, se potenciará la fuerza interior que revela por medio de este libro”.
Jennet Tineo desarrolló el tema “El infinito misterio de lo íntimo en la poesía de Ana María Fiallo”. La poeta subrayó que Poemas al viento es un poemario cargado de un aire místico que evoca la sensualidad de las formas y su presencia como expresión del amor a Dios y a la patria, la ciudad y sus calles; un cofre escondido en la infancia, un inalterable trazo púrpura en el agua que la lluvia deja como rastro de su paso entre las hojas del tamarindo y del flamboyán. Manifestó que cada poema lleva la sombra iluminada de la autodefinición. La voz poética, desde los nudos de la existencia y en conversación frente a su propio espejo que a veces es una página blanca en busca de la tinta para consignar, como en el poema “Sin palabras”, el incendio que acontece cuando tratamos de definirnos calcinando la propia imagen y anteponiendo la de otro: ese otro al que le hemos otorgado la dicha de poseernos desde los latidos y las frases más escuetas de la mente. También expresó que este libro, burbuja sedosa que expone su transparencia con el color de las cosas, es espejo de una voz poética profunda y sincera, que se busca sobre las líneas sintomáticas, simbólicas, a veces perfumadas de una extraña inocencia hipnótica; de una inmensa nostalgia que va cargando al lector de una conexión con los temas irreductibles en el diccionario del tiempo.
Por su parte, Bruno Rosario Candelier confesó que presentar esta obra de Ana María Fiallo es un gozo porque es expresión de lo que el grupo literario representa, tanto para cada uno de los integrantes, para la Biblioteca que lo alberga y para la literatura dominicana, porque lo que procura el taller literario es plasmar a través de la palabra el producto de intuiciones y vivencias que constituyen la sustancia de la creación. Expresó que en este libro de Ana María Fiallo podrán apreciar la sensibilidad de la poeta que le ha permitido captar las manifestaciones de la realidad sensible y suprasensible, especialmente de la realidad natural, que emite las señales, estelas y voces secretas que las cosas tienen. Resaltó que los poetas perciben esas voces y señales, ya que disponen de unas condiciones especiales para sentir la dimensión profunda del mundo.
El profesor Rosario Candelier explicó que Ana María Fiallo ve un mundo metafísico en todo en virtud de su “inteligencia poética”, que es la capacidad de la mente para captar la dimensión estética y trascendente de la realidad. Manifestó que quien escribe como Anam Fiallo tiene la capacidad para intuir la dimensión estética y espiritual de lo existente con belleza y sentido, con el encanto de la creación, porque si hay un arte que permite a los seres humanos ver una visión luminosa del mundo es la poesía, sobre todo, la poesía metafísica y la poesía mística, ambas dimensiones presentes en los dos libros de Anam Fiallo, y eso naturalmente es hermoso saberlo y constatarlo, lo que es una dicha para la persona que tiene el don de escribir de esa manera.
Ana María Fiallo se mostró agradecida y a la vez feliz. Manifestó que es una experiencia altamente agradable compartir esos momentos de su vida. Confesó que algunos de sus poemas llegaron flotando en el viento, otros vinieron en las risas de niños, con sueños de adolecentes y otros aparecieron sin saber cómo. Contó que desde niña, cuando comenzó a leer y a escribir, cayó en sus manos el libro Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, y desde entonces soñaba algún día escribir un libro para niños. El tiempo fue transcurriendo, y a los 12 años ganó un concurso intercolegial. Después llegó la adultez y escribía. En Poesía amorosa dominicana están sus primeros versos.
Manifestó que un día la poeta y declamadora Teresa Ortiz la invitó al taller Pedro Mir. Dijo que cuando escuchó a Bruno Rosario Candelier se le abrió un mundo desconocido y descubrió que hay un mundo diferente que perciben los poetas, un mundo de colores, de sonidos y sentidos singulares. Resaltó que Rosario Candelier enseña con desinteresado placer, como un río que va en su cauce y a la vez alimenta todo lo que está a su alrededor. Destacó que ha tenido el grato placer de encontrarse a una persona que da sin esperar recibir, porque ama la enseñanza de las letras.
Ana María Martínez Fiallo, hija de la poeta, cantó unas canciones que dieron al acto un bello matiz lírico. Ana María Fiallo, natural de Santo Domingo, realiza trabajos de restauración de obras de arte y antigüedades, al tiempo que escribe poesía y ficción.
Santo Domingo, 7 de febrero de 2013.
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