Academia de la Lengua

Felicitamos a Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua por su viaje a  Madrid, España, para participar en el lanzamiento oficial de la obra “Nueva gramática de la lengua española”.

Rosario Candelier siempre está activo en estos menesteres, recibo sus correos invitándome a sus actividades, al igual que los de Ofelia Berrido con las tertulias “Letras de la Academia”, que se realizan el primer sábado de cada mes.

¿Por qué será que los profesores de Lengua Española no le asignan trabajos a sus estudiantes que tengan que ver con la visita o participación en las charlas que se dan en esta academia? ¿Por qué no se recomiendan los diccionarios de la Real Academia de la Lengua, que son los autorizados y los que cuestan menos? Se aprende más con lo práctico que con lo teórico. ¡Cuántos universitarios con faltas ortográficas! ¡Dios mío! y con la caligrafía por el suelo.

A mí que no me den excusas, eso es desinterés y descuido de muchos padres, que porque tienen las letras feísimas consideran que eso se hereda. Una de mis hijas cuando tenía 7 años escribía feísimo (excúsenme) escribía diferente, y le dije que tenía que escribir legible y bonito, le di las técnicas y “san se acabó”, así pasaba con la ortografía, les compré un diccionario y cada vez que me decían que estaban aburridas las enviaba al diccionario o a la guía telefónica para que aprendieran a escribir los apellidos. ¡Ahora son ellas que me corrigen!

Debo felicitar a los dominicanos que participaron en la elaboración de este nuevo código gramatical. Entre ellos está mi hermano, Guillermo Pérez Castillo, que es un celoso defensor de nuestra lengua, así como yo lo soy con nuestra cultura tradicional. Guillermo hace unos meses impartió un taller de Actualización Lingüística en el Colegio Dominicano de Periodistas, conjuntamente con la Academia, de dos días de duración y debo confesar que los colegas periodistas valoraron el mismo y solicitaron un segundo taller.

Mi hermano Guillermo es el que menciono en mi libro “Gazapos con humor”, que cada vez que yo le informaba que pasaba de curso me iba a regalar un diccionario (solo lo hizo una vez). Para él era un estímulo ofrecerme este regalo, esto, para que yo valorara esta herramienta del aprendizaje.

Fuente: listindiario.com

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