*TRANSTERRAR

“Muchos de aquellos escritores del éxodo y el llanto habían muerto, pero estaban los hijos de los TRANSTERRADOS, los llamados. . .”

Naturalmente hay que admitir que se está en presencia de un verbo nuevo. Uno de ésos que no están consignados ni en los diccionarios de neologismos.


De manera general los neologismos los imponen los intelectuales. Ellos conocen las reglas que hay que respetar para hacerlos sin violentar las normas de la lengua.

Una gran mayoría de los neologismos necesarios los crean los técnicos, los investigadores, los científicos que se alimentan de nuevos descubrimientos. Son voces que describen fenómenos nuevos o que entran en contacto con invenciones que precisan de una nueva denominación.

Otra de las formas de entrada de nuevos vocablos en una lengua es mediante el contacto con otras lenguas. Este contacto es parte de la relación continua de las lenguas, de las interacciones que existen entre las diferentes lenguas actuales como consecuencia de los tratos entre los pueblos.

Otro gran creador de palabras es el sector popular del pueblo que genera nuevas acepciones. Son los hablantes quienes en su constante uso de los recursos de la lengua deciden imprimirle nuevo colorido a las descripciones o a las cosas. Los jóvenes son quienes les meten más términos a las diversas lenguas.

La diferencia entre las creaciones de los jóvenes y las dos primeras -las de los intelectuales y las de los científicos- es que las inventadas por los jóvenes tienen tendencia a durar muy poco, o pasan de moda, no echan raíces duraderas en el seno de las lenguas.

No se debe confundir las afirmaciones que anteceden con las jergas, el argot y otros modos de hablar que usan un código que solo los iniciados conocen o, que es mantenido para comunicación interna dentro del grupo.

Después de esta larga introducción es necesario regresar al tema de esta sección, la palabra *transterrados. De inmediato se le examinarán los genes a la nueva voz.

Trans- es un prefijo cuyo significado fundamental es “paso al lado opuesto” o “situación en el lado opuesto”. Puede ser pasar de un lado a otro; situado del otro lado; puede ser situado detrás en el espacio o, a continuación en el tiempo; puede ser tapado por la cosa que se expresa. Al final puede resultar con el significado de cambio o trastorno.

Una vez aclaradas estas posibilidades queda por desentrañar hacia cuál de los posibles significados hay que inclinarse en el caso de esta nueva voz. Vale la pena que se mencione que quien usó el término sometido a examen es un académico de la lengua en América. No lo ha hecho por ignorancia sino porque desea darle un matiz diferente a la condición a la cual se refiere.

El segundo elemento de la palabra nueva guarda relación con tierra, pero hay que advertir de inmediato que no se puede tomar en su sentido primero y literal, sino más bien como país, lugar de origen. Así se llega a la significación que se entiende que es la más acertada para interpretar el término introducido: “situado al otro lado de su país”. Esto comprendido como “fuera de su país”, de la tierra que lo vio nacer.

Todo el ejercicio que se hizo no ha sido en vano. El autor de la innovación en la lengua se salió con la suya. El tiempo dirá si su creación prende en los círculos que le dan el espaldarazo a los neologismos.

REPUBLIQUETA

“Pero mucho cuidado con indagar en el tejido profundo de las REPUBLIQUETAS socialistas, islámicas, bolivarianas. . .”

La voz del título no es de uso general y no se encuentra en los diccionarios de uso o en las colecciones de palabras de la lengua corriente.

Es un vocablo creado por el articulista para servir el propósito de burlarse de lo que nombra enseguida. Lo que hizo el escritor en este caso fue utilizar una terminación adecuada del español para un fin despectivo o jocoso.

En la primera parte de este término empleó casi por completo el vocablo español “república”. Eliminó la vocal final y le añadió la terminación -eta.

La manera en que lo hizo es aceptable porque en la palabra “república” la letra C (ce) tiene el sonido de una K (ca) por encontrarse delante de la vocal A. Como consecuencia de lo anterior es obligatorio para conservar el sonido original realizar el enlace con la letra Q para que termine como lo hizo.

Hay que tener en cuenta que el sufijo -eta también se coloca en las terminaciones de algunos términos del español para denotar diminutivo. El verdadero sentido en el caso en que se utilice dependerá del contexto.

República es la raíz sobre la cual se engendró esta voz y ésa es una palabra de larga data en el idioma español. En algunas ocasiones se la usa como equivalente de Estado en el sentido de la organización política de una nación.

En otras ocasiones la misma palabra del párrafo anterior sirve para mencionar la forma de gobierno en la cual el poder supremo lo ejerce un “presidente de la república”. Existen varios tipos de repúblicas tales como las parlamentarias, las presidencialistas y otras más que llevan “apellidos” añadidos a voluntad.

No cabe duda que el empleo que hace el articulista de la terminación y su resultado final, “republiqueta”, lleva toda la intención de ser despectivo.

HISPANOUNIDENSE

Hemos revitalizado Comisiones de trabajo y creado la de Estudio del español HISPANOUNIDENSE y la Presencia Hispánica en los Estados Unidos. . .”

Sin duda alguna se trata de una voz inventada por la persona que la utiliza para denominar con ella a un grupo que desea individualizar en el seno de una comunidad mayor.

En esta palabra se encuentran dos elementos que no son difíciles de detectar. Se trata de hispano y “unidense”. El primero es legítimo por derecho propio. El segundo es una fracción de un gentilicio.
Estadounidense es el gentilicio con que se conoce en muchos países a los habitantes de los Estados Unidos de América del Norte. La segunda parte de este gentilicio es “unidense”.

Es posible encontrar leyendo la prensa y los libros que a los habitantes de origen hispano que viven en los Estados Unidos se les llame: hispanos o latinos. Con estos vocablos se busca englobar a todos los nacionales de diferentes países que tienen en común el habla española y que viven en los Estados Unidos de Norteamérica.

Lo que se propuso el señor que creó la nueva voz fue acuñar un neologismo para identificar a la población de habla hispana del país mencionado.

Al final lo que queda pendiente es que el uso sancione la nueva voz sirviéndose de ella de manera consuetudinaria.

COMO

R. fue ordenado COMO obispo en una ceremonia multitudinaria. . .”

Cada vez con mayor frecuencia se encuentra este “como” entrometiéndose en el tejido de la construcción del español. Ya no sorprenderá a nadie (aquí es válido el destaque) si se avanza que el error proviene de la lengua inglesa.

Don Manuel Seco asegura que “es superfluo en español. . . el uso calcado del inglés, de como en oraciones con elegir, nombrar, denominar o considerar. . .” Este tratadista del idioma suministra después de las aseveraciones copiadas varios ejemplos que ilustran el caso.

Hay que entender que los verbos que menciona el maestro Seco en su “Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española” los cita a modo ilustrativo y no limitativo. Esto así porque en la frase copiada al principio de esta sección como ejemplo del mal uso el “como” viene después del verbo ordenar.

Con sumo acierto cataloga el maestro Seco este nexo adverbial de “superfluo” porque en buen español no hace falta introducir el “como” para que la oración o frase sea inteligible. Además sin “como” representa mejor el genio del idioma español. “El elemento que sigue al verbo es un predicativo y no necesita ningún nexo”, afirma Seco.

No es posible cerrar esta sección sin mencionar un uso anglicado de “como” cuando funciona con el significado de “en el papel de”, o simplemente “de”. Un ejemplo permitirá entender mejor el asunto. “Con Sean Connery como James Bond”. De acuerdo con Emilio Lorenzo este calco ha infiltrado también la lengua italiana.

El anglicismo que se ha tratado en esta sección podría calificarse de un ejemplo de eso que los lingüistas franceses llaman “anglicisme syntaxique” porque hace referencia al papel gramatical del elemento en el enunciado.

Hay especialistas en el estudio de la lengua común que consideran que es más desnaturalizante de la lengua española este tipo de calco que el que corroe la expresión española a través de las malas traducciones de palabras con simples anglicismos de significados.

GUARA

“Tampoco hice GUARA con E. D. R., pero guardo celosamente, como un tesoro incalculable…”

Esta es una voz que los dominicanos casi han olvidado. Es de muy poco uso en el español dominicano. Es un árbol de madera de construcción según lo consigna Emilio Tejera en su libro “Indigenismos”. Si figura en esa obra es porque el autor la considera una voz aborigen. La voz del título ha sido reemplazada en el habla actual por otra más conocida: guárana o guárano, de acuerdo con la opinión de Moscoso quien es citado por Tejera.

En algunos países de la América mestiza le colocan el acento tónico en la última letra, A, para hacer la palabra aguda y tiene otros significados que varían conforme con el país que así lo hace.
Se piensa que la población o paraje dominicano conocido por el nombre de “Las Guáranas” debe su nombre a la abundancia del árbol antes mencionado que lleva el nombre científico “Cupania americana”.

Por efecto de la erosión, ampliación y enriquecimiento del español de las Américas modernas el “Diccionario de americanismos”, DAA, de la Asociación de Academias de la Lengua Española ha reducido las entradas para “guara” a solo cuatro.

Para la acepción que conviene al texto reproducido en cabeza de esta sección el último diccionario citado asienta: “trato, relación existente entre dos o más personas”. Anota que pertenece al registro popular y que lleva este significado en Cuba.

El “Diccionario del español de Cuba” de Haensch y Werner recoge “tener guara” en el nivel coloquial para “tener una persona el respaldo o apoyo de otra” y, trae el ejemplo: “una persona tener guara CON alguien”.

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