SURTIR

“Viajó SURTIENDO todos los trámites para salir del país.”

La utilización que hace el redactor de la agencia española de noticias internacionales llama la atención. Este empleo del verbo surtir causa extrañeza porque los significados que la generalidad de los hispanohablantes conoce está limitada a tres.

En la primera acepción surtir es “proveer a alguien de algo”. De la redacción que el DRAE consigna para este verbo se deduce que se provee “algo” y que el recipiente es “alguien”. El segundo significado reconocido por las autoridades de la lengua española es el que se aplica a los líquidos y especialmente al agua que brota, salta o sale, sobre todo hacia arriba. La última acepción no se menciona porque hasta la RAE la considera anticuada.

Después de enumerar y leer los significados entendidos por la mayoría de los castellanohablantes es pertinente que uno (y otro) se pregunte qué rayos (por no usar otra palabra) busca este verbo en este entorno.

A pesar de las pesquisas que se han hecho para tratar de dar con una pista acerca del origen del error, estas no han proporcionado una explicación plausible con excepción de una. Esa sigue a continuación.

Surtir es “tramitar”, solo que lo es en la equivalencia de “proveer” para “resolver, dar salida a un negocio”. Este tipo de redacción académica es muy estricta y no deja resquicio abierto para interpretaciones. Se limita a “negocios”, no a diligencias que hay que agotar para cumplir con los requisitos de la ley de un país. Además, sería repetitivo “tramitar todos los trámites”.

Rara vez este tipo de desliz se produce como un hecho aislado. Cuando llega al español escrito es porque ha pasado por el tamiz de la lengua hablada. Quizá es un uso que ha penetrado algunas esferas del español colombiano. Con la última palabra se descubre el país del origen de la imprudencia contra el español.

Déjà vu

“. . .en extraño DEJA VU que recuerda los tiempos del dictador Juan Carlos Onganía. . .”

“. . .protestando por sus derechos en un segundo DEJA VU que evoca los tiempos del. . .”

No es algo para desgarrarse las vestiduras que un articulista o columnista introduzca algunas palabras de idioma extranjero para salpicar su español. Este recurso bien dosificado puede dar más sabor, a manera de sazón, a la lectura del escrito.

Como sucede con tantas otras cosas de la vida, la frecuencia del recurso puede producir que el lector se sienta harto de las repeticiones, o cansado de leer lo mismo. En algunos casos cuando el lector encuentra que en un solo artículo, como en este caso, se repite una expresión extranjera a la lengua española, en dos ocasiones, puede considerar que el redactor claudica ante lenguas extrañas.

La expresión déjà vu pertenece a la lengua francesa. En esa lengua e internacionalmente vale para expresar que eso que se califica de este modo es algo ya “visto o sentido antes”. En un principio se utilizó la expresión para significar en sicología que el sujeto experimentaba la impresión de que había visto, o sentido antes, algo que en realidad se ve o se siente por primera vez.

El sujeto tiene la impresión de que ha experimentado esto previamente, por lo tanto le parece que no lo siente o ve por la primera vez. En algunas hipótesis es solo una impresión, no corresponde a la realidad de los hechos.

Es una suerte de ilusión en el sujeto de que recuerda escenas y acontecimientos cuando en realidad los experimenta por la primera vez. Estas experiencias que se manifiestan de este modo no son necesariamente placenteras.

En el caso de la redacción que se escruta, lo que el redactor desea expresar es simplemente que no es un hecho nuevo, que no es una manifestación que no se ha visto antes. Es pues una repetición de manifestaciones conocidas en el pasado.

Todo eso pudo haberlo expresado en español ortodoxo y, si deseaba introducir una nota de alegría extraña a la lengua, con una bastaba.

TRÁNSITO INTESTINAL

“La fibra sirve para mejorar el TRÁNSITO INTESTINAL y se relaciona con una mejor salud digestiva previniendo el cáncer de colon.”

Antes de entrar en materia vale la pena que se argumente un poco acerca del prurito que rodea todo lo concerniente a las funciones que tocan la defecación, la orina y el sexo. Por todos los medios se evita llamar las funciones esenciales por sus nombres. Se corre un velo que cubre por completo todas las necesidades fisiológicas. Es una denegación que pretende esconder la naturalidad de estas funciones.

El vulgo dando rienda suelta a su creatividad nombra con muchas palabras impublicables este tipo de funciones. Muchas veces recurre el común también a eufemismos que se establecen en la lengua de modo que cobran carta de ciudadanía y comunican sin duda alguna la función a la que se refieren.

En el texto se está en presencia de un modo “fino” de calificar la manera en que se desplazan  las heces a través de los intestinos. En palabras del común de los mortales, de lo que se trata es de esas heces fecales que circulan a través de los intestinos.

En realidad las expresiones anteriores son una digresión con respecto al fin principal de esta sección. Lo que interesa al analista de los asuntos del idioma es lo del “tránsito” intestinal.

El tránsito es el movimiento, paso o circulación de gente y vehículos. Es el paso de una situación a otra. Es el paso del tren por una estación sin detenerse. Y otras acepciones más que no se desea enumerar. El tránsito es el sitio por donde se pasa. En conclusión: la fibra sirve para mejorar el sitio por donde se pasa.

No se está de acuerdo con la aseveración de que sea para mejorar el tránsito intestinal. Hubiese sido mejor si el médico hubiese escrito que se trataba de mejorar la “circulación intestinal” porque la circulación comprende “personas, animales o cosas en un espacio o conducto”. Para que no se dude del valor de lo copiado antes se añade que se saca del Gran diccionario de la Lengua Española de la Editorial Laruousse.

La conclusión para esta sección es que hasta para encubrir con vocablos aceptables los nombres de las funciones biológicas hay que mantener apego a las buenas costumbres de la lengua para que no haya lugar a generar malos hábitos lingüísticos.

PREDACIÓN

“Y los hay que tienen permiso tácito para ejercer impunemente la PREDACIÓN sexual.”

En español como en muchas otras lenguas hay verbos y palabras que se utilizan menos que otras y las hay que caen en desuso. La falta de empleo de esos términos de la lengua trae como consecuencia que los hablantes tengan menos seguridad en el uso del vocablo. Como consecuencia de lo antes expuesto, las personas que continúan utilizando la voz en cuestión con frecuencia caen en el error de hacer un  mal empleo de este.

En español el verbo y el nombre correspondiente al verbo predar tienen menos vigencia que en el pasado. Este verbo en el español actual vale para expresar que se “prea, saquea o roba”.  A su vez el verbo prear es apresar, saquear, robar.

A juicio del analista de estos asuntos del lenguaje, lo que acontece en este pasaje copiado es que el redactor cedió en mucho a la influencia del idioma inglés al redactar en español.

En inglés se utiliza el nombre predation para, en primer término, referirse a los animales que se alimentan de la ingestión de los animales que cazan o matan. En español, en el caso de los humanos se ha llevado el verbo del inglés a significar que una persona se sirve o explota a otra para fines sexuales como se sugiere en la cita.

En la realidad de los hechos, llamados por sus nombres, de lo que se trata es de dilucidar si la apelación “predación sexual” corresponde a una idea o concepto en el español común. Desde el principio hay que dejar constancia de que el verbo y el nombre (predar, predación) son ambos de uso muy restringido y que en el uso hay influencia del inglés.

Tanto en español como en inglés el verbo, el nombre como el adjetivo tienen connotaciones muy profundas, con lo que se desea dar a entender que sus significados son muy crudos en la realidad y que implican que unos animales se alimentan de la carne de los que son presas de sus habilidades.

MOTONETA

“. . .que hundió a España en la crisis lo hace pensar a uno al cuento de los borrachitos de la MOTONETA.”

Este término durante largo tiempo ha estado fuera del diccionario oficial de la lengua. Se le ha hecho justicia parcial al incluirlo en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias. Más abajo se explica porqué se piensa que es parcial.

Para comenzar en ese bien documentado diccionario no consta la República Dominicana entre los países que conocen el vocablo y que lo utilizan. La definición del vehículo es bastante larga, algo que la hace completa.

Es una motocicleta con ruedas pequeñas, con defensa por debajo que sirve de piso para los pies del conductor. Ese vehículo en España lo conocen con el nombre inglés scooter. La versión angloamericana del vehículo destaca que el asiento no está encima del motor. El motor está colocado sobre la rueda trasera.

Las primeras motonetas que se recuerdan en República Dominicana las fabricaban en Italia y las marcas eran Vespa y Lambretta. En la actualidad en República Dominicana rebautizaron el motor de pequeña cilindrada, es una passola.

En Honduras y Nicaragua tienen una motoneta para pasajeros que sirve de taxi que tiene dos ruedas traseras. A pesar de todo lo anterior hay una motoneta que ha quedado fuera de los diccionarios.

Esa olvidada era de tres ruedas similar a la de pasajeros, con la particularidad de que en la parte trasera tenía una plataforma. Sobre esa plataforma los dominicanos se ingeniaron para colocar un armazón que servía para el transporte de cargas. Durante años esos pequeños vehículos trasladaron cargas menores a corta distancia, casi siempre evitando las carreteras.

Esas motonetas de carga eran un asombro por la cantidad de mercancías que eran capaces de mover. Se desconoce la razón por la que dejaron de importarse.

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