SANTUARIO – CASCADA – MANEJAR – ATENDER

“El mayor SANTUARIO está ubicado en la localidad de Guaíra en el sureño. . .” (Aquí se reseñaban los escondites de los guerrilleros colombianos.)

De acuerdo con la regla que la costumbre y el uso han establecido, la primera acepción para el vocablo en estudio es “templo en que se venera una imagen o reliquia de un santo de especial devoción”. En su segunda acepción, asentada así por la Venerable Corporación de Madrid, es, “parte anterior del tabernáculo, separada por un velo del sanctasanctórum”. Por último, es, en Colombia, el “tesoro de dinero o de objetos preciosos que se guarda en un lugar”.


Después de copiadas las significaciones anteriores, cabe que se haga la pregunta, ¿de dónde diantre sale el uso que se hace en el texto de este “santuario”? Este uso, de santo no tiene nada. No hay que romperse la sesera para dar con el origen del error. Como en muchos otros de los casos estudiados en estos comentarios, procede del inglés de los Estados Unidos de América del Norte.

Lo triste del caso es que el texto que se reproduce al principio de esta sección fue redactado en San Pablo, Brasil para una agencia española de noticias, española en su sentido más propio, de España. Con la última nota se trata de destacar el alcance del “falso amigo”.

En inglés las significaciones del vocablo sometido a estudio, coinciden con la del español para las acepciones religiosas. Las formas de redactar las acepciones en inglés difieren de las del español, como es natural.

Donde el asunto cambia de color es cuando el inglés consigna que además de lo anterior, es “lugar de refugio y protección; refugio para la vida silvestre donde se controlan los depredadores  y la caza es ilegal; la inmunidad contra la ley relacionada con un santuario”. Como se observa de inmediato, las definiciones angloamericanas mudaron tres  pasos en una misma dirección. Como resultado surgieron las palabras “refugio y protección”, que estaban muy lejos de la idea del español. Apareció además la noción de “inmunidad”.

Tal y como lo reconocen los diccionarios de etimologías, la palabra sanctuary llegó al inglés desde el francés. La idea misma de protección provino de la idea de la religión cristiana acerca de la inmunidad que otorgaba un lugar protegido o protector, de donde se tornó en inmunidad.

Cuando la lengua francesa recibió de vuelta el concepto, desde las orillas del inglés, lo utilizó con los valores de, “lugar protegido, lugar que sirve de refugio”. Por extensión, en esa lengua también ha cobrado el sentido de “territorio que debe ser protegido, defendido a todo precio, de importancia vital”. En este párrafo se menciona el “uso” en francés moderno, sin que ello signifique que sea lo que la Académie française de la langue preconiza y sanciona.

Cuantas veces se desee expresar en español, algunas de las ideas contenidas en el término sanctuary del inglés, es recomendable que se recurra a los vocablos más adecuados para esto, tales como, refugio o asilo, para personas; reserva para animales; y sagrario, para el lugar sagrado en el altar mayor.

En nuestra América Morena es también “tesoro”, por lo tanto es lo que debe emplearse en los casos que así lo requieran. Quizá la última acepción tiene su fuente en el valor que posee el vocablo estudiado en portugués, lengua en la cual es, además de todas las del español, “lugar donde se guardan objetos de gran valor”.

En los casos en que se trate de la acción, lo aconsejable es utilizar “buscar asilo en, o acogerse a”, para señalar que alguien busca la protección que ofrece la institución del inglés. El verbo “refugiarse” es una solución aún más sencilla y en algunos casos exacta.

CASCADA 

“. . .arrestados bajo una CASCADA de cargos que van desde la extorsión al lavado de dinero y son penados hasta con 25 años de cárcel.”

En el caso de la cita parece que el alma de poeta, o en su defecto, la vena poética traicionó al redactor, quien en su emoción al redactar se dejó llevar por la inspiración y olvidó los límites de la lengua a este respecto. Vale la pena que se revise lo que “cascada” significa en el español común y corriente para evaluar luego las posibilidades de reemplazo del término por otro más acertado.

La cascada del español debe su origen a la cascata del italiano, que no es otra cosa que la “caída” nuestra. La cascada según el Erudito Consejo de la Lengua de Madrid, es la “caída desde cierta altura del agua de un río u otra corriente por brusco desnivel del cauce”. Con su definición la corporación madrileña de la lengua limita el ámbito de la palabra.

Lo trascrito anteriormente no impide que los poetas con esas licencias que le concede la lengua puedan lanzar cascadas bellas de términos rítmicos que endulzan la lectura. No huelga recordar que la licencia del poeta no alcanza a los simples mortales; por lo tanto, quien no lo es, o no está en ejercicio directo del menester, debe ceñirse a los cánones de la lengua.

Si se llegara a ceder en el uso del término, se podría llegar a admitir que la hipérbole se acepta en el caso de los líquidos, pero no en otros casos, sobre todo como el de la cita. En su sentido figurado, se aplica a los fenómenos en que cada uno actúa sobre el siguiente, y en ese caso se habla del fenómeno o la acción “en cascada”.

Para los lectores que se interesen en saber cuáles son las posibilidades más a la mano para subsanar el yerro, cabe que se mencionen algunas opciones, “sucesión, retahíla, sarta, letanía, rosario, lista”.

MANEJAR 

“Pero en medio de las opciones que se MANEJAN, se encuentra una propuesta de la industria de seguros. . .”

Es pertinente que se mencione –antes de entrar en materia- que la cita corresponde al comienzo de un párrafo. Se señala lo anterior, para añadir enseguida que este “pero” al principio de un párrafo no es muestra del mejor estilo en la lengua española. Si el argumento que se va a oponer al párrafo que terminó empieza en el párrafo siguiente, no hace falta colocar el “pero” en cabeza de éste, sino cualquier otra fórmula que dé a entender que se trata de una excepción, salvedad u oposición. Después de destacado lo referente al estilo, se puede pasar a la crítica relativa al verbo “manejar” en el contexto.
El verbo manejar en el español de los Estados Unidos de Norte América ha sustituido, arrinconado o mandado al desván a muchos buenos verbos del español corriente,  verbos de buena solera.

Para comenzar, en el español común, las opciones no se manejan, “se barajan, se consideran, se evalúan, se ponderan, se sopesan”. Cada una de las soluciones propuestas corresponde a casos que varían con las circunstancias.

No es posible en buen español eso de que se “manejen” las opciones. Lo que sucede en casos como éste, y muchísimos otros más, es que la pereza al traducir o adaptar textos leídos, o comentarios escuchados en inglés, se trae directamente al español sin reflexionar; así, cualquier manage termina por lo que primero viene a la mente, que no es otro que el desafortunado “manejar” del español, acompañado de su carga propia de calco del inglés, de mal empleo, de error.

ATENDER 

“P. P., fundadora y presidenta de. . . planea ATENDER la inauguración de las nuevas instalaciones en Aventura.”

En el caso que se trata en esta sección se está en presencia de otro parecido engañoso. El parecido fonético entre el verbo del español y el del inglés le jugó una mala pasada al redactor en este caso. En inglés existe un verbo muy conocido que es to attend que tiene sus significaciones propias, que por necesidad no coinciden con las del mencionado verbo del español.

La primera acepción que soporta el verbo en español es “esperar o aguardar”. Ésta no es la más usada en los tiempos modernos, pero hace coincidir el verbo con su similar del francés attendre. Ambos verbos proceden de la misma palabra del latín, attendere.

En su segunda acepción significa “acoger favorablemente, o satisfacer un deseo, ruego o mandato”. Como tercera acepción la Academia consigna, “aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible”. Esto trae al recuerdo las palabras de nuestros padres cuando hace medio siglo nos recriminaban con palabras parecidas a éstas, “muchacho, atiéndeme, que te estoy hablando”. En este sentido es “poner o prestar atención”.

Otro de los sentidos del verbo es “tener en cuenta o en consideración algo”. Además sirve para expresar “mirar por alguien o algo, o cuidar de él o de ello”. Dicho de un animal –anota la Academia- es “llamarse”. Posee el verbo un valor muy específico en el ramo de la impresión, “leer para sí el original de un escrito, con el fin de ver si está conforme con él la prueba que va leyendo en voz alta el corrector”. La última acepción cada día va perdiendo validez por lo poco que se practica en la vida moderna.

Los verbos del español y del inglés comparten algunas de sus significaciones, pero no todas. En inglés el verbo posee una significación que no existe en el verbo en español, ni en el francés, y es “asistir a, estar presente a”. Con esta diferencia señalada, se llega al meollo del asunto en el caso de la cita copiada al principio de esta sección.

Ya se mencionó en el párrafo precedente, hay muchas opciones para traducir el verbo to attend, entre otras cabe mencionar, “concurrir, presenciar, participar, tomar parte”. Todo lo anterior para no caer en el error de reproducir lo que se critica en esta parte de los comentarios, si el sentido del verbo es semejante a “asistir, estar presente a”. Es pertinente que se repita que las equivalencias que se ofrecen se limitan a evitar el enojo gramatical que se produce con el falso cognado objeto de estudio aquí.

El mismo fenómeno que se suscita en las lenguas ya citadas se reproduce en italiano. En esa lengua el verbo significa esperar, como en francés. En italiano attend a school, se traduce por frequentare; también es –como en las otras lenguas citadas- attend to something, que en la lengua de Dante es accudire a.

Con lo ya escrito no terminan las desventuras del verbo y sus semejantes en las lenguas romances, pues en portugués el verbo “atender” es prestar atención a, tener en consideración alguna cosa, examinar con cuidado, notar; deferir, en el sentido de dispensar favores a, escuchar con cuidado lo que otra persona dice. Como se echa de ver, falta el asistir, comparecer o similar que está presente en el verbo en inglés.

En todas las lenguas revisadas con respecto a este asunto, el origen de la palabra es el mismo. Todos los verbos tienen la misma raíz, proceden de la misma palabra del latín. La única explicación que existe para orientaciones disímiles en el valor de un verbo tan parecido en su ortografía en las diferentes lenguas, y que hasta comparte muchas acepciones en su significado, es la evolución de la lengua.

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