FORMATO

“Otros documentos señalan que el piloto obtiene otros $20 millones al año bajo el FORMATO de viáticos y financiamiento para una fundación que gerencia.”

Este “formato” en esta compañía llama la atención. El uso tenía a los hablantes de español con la costumbre de delimitar muy bien el ámbito de alcance del vocablo del título.

Ese uso del español fue ensanchando poco a poco el campo de acción de formato hasta introducir nuevas significaciones para el término. Ese movimiento no es algo extraordinario porque lo experimentan todas las lenguas y forma parte de la evolución constante a que está sometida la evolución de la lengua viva.

El primer formato fue el de los impresos, casi solo como parte de la jerga de impresión. Luego vino el viaje a las fotografías para el tamaño, cuadro, etc. Más adelante se incorporó la presentación de las publicaciones periódicas con un salto a los programas de radio y televisión.

Con los adelantos de la informática no se pudo contener el progreso y el formato pasó a denominar la estructura de un disco dividido en campos y pistas según un determinado sistema operativo, lo que permite almacenar en él información.

Lo que con toda certeza no ha sucedido todavía es que el formato haya llegado a alcanzar un significado que permita que se integre sin dificultad en un pasaje como el copiado inmediatamente debajo del título a modo de ilustración del empleo.

El diccionario Clave que se mantiene muy abierto a los adelantos del uso no incluye acepción alguna que derrame luz sobre el empleo de la cita. Lo que sí llama la atención es la redacción de sus acepciones que parecen actualizadas con respecto de la informática.

Ese diccionario consolida en una sola acepción las de impresión y la de la fotografía, algo que parece acertado. Para la informática simplifica la acepción de la RAE y añade otra que reza así: “disposición que se asigna a los datos para su almacenamiento, visualización o impresión”.

Lo que induce a algunos escritores a deslizar el vocablo formato a ocupar posiciones en el mundo de los significados que no le corresponden es su similitud con la palabra forma. Apoyándose en ese parecido le atribuyen a formato acepciones que pertenecen a forma. Es muy probable que eso haya sucedido en el caso sometido a estudio en esta sección.

Además de lo ya mencionado, en América, más específicamente en México, Colombia y Perú formato es en lenguaje administrativo un “impreso con espacios en blanco”. Este dato se extrajo del DAA de la Asociación de Academias.

DAR OREJA

“Aquí les DOY algunas OREJITAS para que realmente, esta experiencia sea una saludable.”

El sentido de la locución se comprende sin dificultad. Las orejas en el español coloquial han dado pie a muchas y variadas locuciones que son muy útiles para darle matices más atractivos a la expresión. Muchas de estas locuciones pertenecen al nivel del habla y solo se las lleva al español escrito cuando se desea tipificar a algún hablante.

El verbo dar por sí mismo participa en un gran número de locuciones en el español de todos los días. En el español americano es uno de los verbos que participa con mayor frecuencia en las expresiones, locuciones, aforismos y refranes.

Este “dar oreja” aquí corresponde al verbo dominicano “orejear” que es “transmitir a alguien una información no difundida y de interés”. Esa es la acepción que registra el DAA y que se aviene muy bien con el sentido del verbo en la práctica diaria.

El conocimiento directo del español dominicano le permite al redactor de estas reflexiones asegurar que si es cierto que el verbo orejear en funciones transitivas es “mirar las partes íntimas del cuerpo de una mujer con disimulo, sin que ella se dé cuenta”, no es menos cierto también que entre estudiantes a la mujer que por descuido, distracción o malicia muestra partes íntima de su cuerpo al referirse a la mujer dicen: “está dando oreja”.

De lo que se escribe más arriba se deduce que la mujer es la que “da oreja”, cosa muy distante de la oreja que da quien comparte alguna información con alguien. En el español dominicano la persona aficionada a mirar las partes íntimas del cuerpo de una mujer con disimulo es un “orejero”. El “orejeado” es la persona que ha recibido la información.

De lo que se ha tratado en esta sección se puede deducir que a veces hay que tener cuidado con las locuciones que se utilizan en las conversaciones para no incurrir en ofensas entre personas hablantes de español de diferentes países.

INFRINGIR – INFLIGIR

“Paró en seco dos proyectos de ley sobre protección de la propiedad intelectual que se discuten en el Congreso de EE UU que de ser sancionados, INFRINGIRÍAN graves daños al clima. . .”

Los dos verbos del título se confunden con facilidad. La acción no la hacen ellos sino los hablantes y hasta los escribientes. En el caso de esta oración el error no es producto de la ignorancia sino del descuido.

Hay que abonar algo más en beneficio del analista de noticias con cuyo nombre se publicó esta oración. Muchas personas eligen tener en sus computadoras un corrector automático que cuando el usuario está tecleando y escribe mal una palabra, de modo automático el corrector reemplaza lo errado por una palabra que pertenece al español. Es posible que esto haya ocurrido en este caso.

De todas maneras, en esta sección se tratará de definir bien el campo semántico de cada uno de estos dos vocablos del título para que no haya lugar a equívocos enojosos.

Infringir es quebrantar leyes, órdenes, preceptos, lo prohibido, etc. Este etcétera llega hasta alcanzar lo establecido, es decir, no cumplir con lo dispuesto, desobedecer o incumplir los usos y costumbres reconocidos y sancionados. Incluso puede usarse el verbo para incumplir con la palabra dada o una promesa hecha.

Infligir a su vez es imponer, aplicar o causar un castigo o una pena. Castigos o penalidades que pueden ser físicos o morales. Se utiliza también el verbo para pesadumbre, derrota, descalabro, agravio, ofensa. Puede infligirse dolor, herida, lesión, perjuicio, padecimiento, daño, destrozo, destrucción. Esta lista no pretende ser limitativa.

En gran medida el verbo infligir puede reemplazarse por los verbos siguientes: aplicar, causar y otros más que son fáciles de suplir en los casos específicos.

Para evitar confundir estos dos verbos lo más recomendable es pensar antes de escribirlos y revisar lo escrito una vez terminado para detectar si el corrector automático de su computador no le ha jugado una mala pasada.

PILA – PONERSE LAS PILAS

“Afortunadamente, algunos países latinoamericanos se están PONIENDO LAS PILAS.”

Hubo un tiempo en que a las baterías (acumuladores de energía) no se les podía llamar pilas sin que se recibiese objeción. Por fortuna el uso impuso la pila y en la actualidad es más usada esta que la batería aquella. La batería se ha especializado para los acumuladores de mayor tamaño.

A tal punto es lo de la especialización fuerte que a la Academia de Madrid no le quedó más remedio que reconocerla: “Dispositivo generalmente pequeño, en el que la energía química se transforma en eléctrica”.

Después de terminar con las pilas puede centrarse el asunto en lo concerniente a la locución del título, “ponerse las pilas”, que se ha escuchado en muchas conversaciones. Hasta la ocasión en que se la localizó en este artículo solo se la había oído esta locución en conversaciones más bien informales.

Cuando se encuentra una locución de este tipo lo que trae a la mente de un lector acucioso es que el léxico de quien de esta manera escribe es exiguo o falto de mejores opciones. Aquí en medio de un análisis de noticia de carácter internacional recurrir a una locución de este tipo no es del mejor gusto. Como diría un amigo “eso está fuera de lugar” en este sitio.

Como se trata de “pilas” vale la pena examinar otras pilas dominicanas en esta sección. Una pila que aparece en el DAA es la que pertenece a la locución adverbial “por pilas” para significar “en gran cantidad”.

Hay otra pila más interesante ahora y que se cree que es de uso más frecuente. Se trata de “pila” para mentar el “excremento”; esto en el registro informal. El asunto interesante no es solo que se usa en el registro informal sino que se la puede mencionar delante de oídos púdicos. Ningún dominicano se ofende si oye que tildan a otro de Pila. Más interesante aún es que casi siempre se hace acompañar a esta pila de un tono enfático: “Buena pila”. En ese caso no se refiere a la calidad de la pila sino a la cantidad de esta.

No puede posponerse el colofón de la sección con una vuelta a la pila del analista de noticias internacionales. Pudo el señor escribir: “…se están dinamizando”, “…se están energizando” o cualquiera otra solución afortunada con el auxilio de un verbo: “…están haciéndose más emprendedores, diligentes”, o lo que se le ocurra.

BURÓ

“Por otra parte el personal de mando se ha reducido en 30 por ciento y el número de BURÓS ha bajado de 43 a 25 mediante la combinación de unidades.”

Este buró hace tiempo que anda metido en la lengua española. Poco a poco buró ha ido ampliando su campo de acción en el seno del español. Al principio era solo un tipo de escritorio muy bien definido y detallado en los diccionarios.

Más tarde se propugnó para que lo admitieran en tanto que órgano colegiado de dirección en algunas organizaciones políticas. Los redactores del DRAE para referirse a este buró lo hacen mediante una alusión a las organizaciones políticas comunistas.

El buró más reciente que hizo su entrada en el diccionario de las autoridades fue el mexicano que denomina la mesa de noche, que es el mueble con gaveta y puerta que se coloca junto a la cama  para los servicios necesarios.

En el pasaje reproducido al principio de esta sección no se trata de órganos colegiados sino de oficinas del tipo que puede hasta llamarse por sus tamaños “departamentos”. El DPD sostiene que este buró lo usan también para denominar lo que en propiedad se llama agencia de noticias. Este diccionario con toda justeza califica la voz estudiada de galicismo.

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