ENCIERRO

“. . .y el posterior rescate de 33 mineros tras 70 días de ENCIERRO, un incendio en la capitalina cárcel. . .”

Puede que cause sorpresa pero se demostrará en esta sección que el verbo encerrar y su acción encierro no son las palabras convenientes en el caso de los mineros atrapados en una mina en Chile.


Para descartar desde el principio el encierro en esta cita se revisarán las acepciones del verbo encerrar que es el que da origen a la voz encierro.

En todas las acepciones el encierro es una acción humana deliberada. Es meter a una persona o animal en un lugar del que no pueda salir. Es internar a alguien en un hospital siquiátrico o en una prisión. Cuando se trata de cosa es meterla en un sitio del que no puede sacarse sin los instrumentos o medios adecuados.

En ocasiones se usa el verbo también para la acción de meterse en un lugar cerrado para hacer algo que necesita intimidad o aislamiento. Se utiliza también para protestar mediante la ocupación de un edificio público, privado o religioso. Es retirarse del mundo, especialmente con fines religiosos. Se encierra una persona, mentalmente, cuando no cede en su parecer.

El verbo tiene otros empleos pero no vale la pena mencionarlos porque se refieren a juegos de cartas o a signos en la escritura entre los cuales se colocan palabras.

Como se nota enseguida la intención o voluntad humana interviene en cada una de las acciones del verbo y, por tanto, de la acción en sí misma. En el encierro de los mineros quedaron atrapados como resultado de un accidente, en consecuencia el vocablo encierro no es el conveniente.

Cualquier giro o expresión de la lengua puede servir bien el propósito para expresar el estado en que se encontraron los mineros durante esos aciagos 70 días. Las mejores maneras de hacerlo son de modo impersonal utilizando un verbo en lugar del sustantivo.

CHAPEAR 

Este verbo se trae como algo curioso porque ha trascendido las fronteras dominicanas desde los límites del país, es decir, ha viajado a otros países saliendo de República Dominicana. Es una palabra que se ha exportado a otro país. Se sustentará esta tesis aquí porque la República Dominicana es el país más próximo al recipiente del verbo.

Las Academias en el DRAE entienden que el verbo del título es de uso común en América Central, Cuba, Guinea Ecuatorial y República Dominicana. En esos países significa limpiar con el machete un terreno de malezas y hierbas. El DAA, el Diccionario de americanismos de las Academias, le ha agregado otro país hispanoamericano a la lista anterior, uno que se presume que es Ecuador.

Si se escribe “se presume” es porque ese diccionario usa la abreviatura Ec; sin embargo, cuando se recurre a la sección de las abreviaturas, signos, familias lingüísticas y lenguas no se encuentra entre las listadas allí. No se añade más.

Volviendo al objeto de la sección después de la digresión. La voz pasó de República Dominicana a Haití. En ese país el verbo es “chapye” que es “limpiar, aclarar”. Este aclarar debe entenderse aquí con el valor de eliminar yerbas, malezas y arbustos en un predio rural.

Se piensa que el vocablo pasó del español dominicano al criollo haitiano por la proximidad geográfica de los países que hablan esos idiomas. Por otra parte entre los dos países existe un gran tráfico de personas.

Durante largo tiempo existió un intercambio organizado de mano de obra haitiana que venía a trabajar en la industria azucarera dominicana en el corte de la caña de azúcar. En las labores agrícolas a las que se integró posteriormente tuvo contacto con el verbo chapear que más tarde llevó a su país cuando regresó.

No es fenómeno que deba causar extrañeza que en el viaje el verbo haya sufrido un pequeño cambio fonético que ya mostraba en el español rural dominicano. Los residentes de las comarcas rurales pronuncian el verbo “chapiar”. De allí lo adaptaron a la terminación verbal del haitiano y se convirtió en “chapye”. Léase con acento agudo como todos los verbos en haitiano.

No hay que argumentar acerca de esto si algún hablante del haitiano no conoce el verbo porque no todos lo conocen y porque entró al haitiano de la mano de obreros iletrados. Si las elites de las urbes desconocen el verbo es por su extracción social.

TAPIÑAR 

“O sea, se trata de una cosa, o síndrome fascista, que regresa TAPIÑADA en una ideología de antigualla.”

En esta ocasión como en tantas otras ocasiones anteriores el objeto del estudio se centra en una voz que el lector -en su mayoría- desconoce porque forma parte del habla particular de un país.

Por la terminación que le han colocado al vocablo se comprende que es un participio que ejerce funciones de adjetivo, por lo tanto lo que procede que se haga es que se procure localizar el infinitivo del verbo, en este caso “tapiñar”.

El recurso al diccionario oficial de la lengua no sirve de mucho porque como se escribió más arriba el término sometido a escrutinio no forma parte del léxico común.

EL DAA recoge el verbo tapiñar como transitivo propio de Cuba con el significado de “encubrir o disimular algo”. En El Salvador es “tapar algo que se ha robado” y lo usan los delincuentes en su jerga.

El “Diccionario del español de Cuba” de Haensch y Werner es más liberal y asienta que referido a una persona es “que aparenta lo que no es”. Cuando se refiere a un asunto o cosa es “que se mantiene oculto”.

De acuerdo con el último diccionario el verbo tapiñar es encubrir o justificar las malas acciones o errores de una persona, generalmente para librarla de un castigo. Es procurar que algo reprochable no se conozca.

En español existe un vocablo que quizás se encuentre en el origen del analizado aquí; se trata de “tapina” que según los académicos es la “tapadera de corcho”. Para establecer la relación entre las dos palabras hay que pensar que la tapina es una tapadera y la tapiña es “encubrir, disimular, tapar” algo.

No hay lugar a disgustos con este tipo de términos encontrados en la lectura de un artículo porque es inevitable que los redactores utilicen el dialecto de su país. Por otra parte, muchos lo hacen cuando quieren imprimir a sus artículos un sabor criollo.

REFERENCIAR 

“. . .la autoridad más REFERENCIADA por la eugenesia en Chile y un admirador empedernido de la eutanasia nazi. . .”

Sucede a menudo que alguien escribe en una lengua y que “frecuenta” otra u otras y, que por eso incurra en pequeñas transferencias entre ellas. La autora de este corto texto según parece ha caído víctima de ese desliz. Los detalles se ofrecen más abajo en el desarrollo de esta sección.

En el lexicón mayor de la lengua no consta este verbo que la escritora ha desplegado aquí. Eso no quiere decir que no exista, sino que no ha logrado su inclusión en el templo mayor de la lengua.
En la cita lo que trató la columnista fue de dar a comprender que la autoridad a la que con mayor frecuencia se “remiten”, en el sentido de atenerse a lo dicho o hecho, por la eugenesia es a la persona cuyo nombre ni siquiera consta en la cita hecha aquí. Con esto se expresa que es la autoridad a la que más se “alude”.

El problema reside en que en español el verbo referenciar no es moneda de curso corriente. Debió atenerse a los recursos de la lengua que son muy vastos. Si lo hubiese hecho así no tendría el lector que devanarse los sesos para encontrarle el sentido a lo escrito.

En francés sí cuentan con un verbo que en esa lengua es “référencer” y que sirve los propósitos que se propuso la redactora. En francés lo utilizan en las citas para indicar la fuente.

El arte de leer varias lenguas no siempre produce la música fiel a la partitura. Hay que tener las partes del cerebro muy bien entrenadas para que no se comuniquen y le jueguen bromas pesadas a quien redacta. Al final la conclusión es que no hay que enfadarse por esto porque dice el refrán “al mejor escribano se le va un borrón”.

PARADO(A) 

“Permaneció PARADO frente al juez mientras su caso era analizado públicamente.”

En este texto  se ha destacado una palabra que ha procreado mucha descendencia. Tratar de analizar todos los significados con sus derivaciones y combinaciones tomaría varias páginas. En esta sección solo se mencionarán algunas de ellas.

Estar parado en República Dominicana es estar “de pie”. Se colocan las comillas alrededor de la expresión de uso en el español dominicano porque en otros países, sobre todo en España cuando el cuerpo humano está en esa posición dicen que están “en pié”.

En España (y quizás otros países) las personas que están paradas son las que están sin empleos en contra de su voluntad. El DRAE en su tercera acepción -aún en la enmendada- escribe que parado es “derecho o en pie”.

Lo de derecho está por verse porque una persona puede estar parada sin estar derecha. Se recuerda muy bien cuando a los estudiantes los conminan en la escuela diciéndoles: “Párese derecho”. Con esto se quiere significar que el sujeto debe enderezar ambas piernas y mantener erecto el torso, no en posición de descanso.

Algunas personas ya mayores de edad recordarán como en el Liceo Presidente Trujillo uno de los hermanos Travieso para disciplinar a los estudiantes los enviaba a un sitio y le decían que se mantuviera allí “de doce pulgadas”. Todos los estudiantes sabían que eso quería decir “de pie” por aquello de que un pié en medida longitudinal es igual a doce pulgadas. Perdónese la digresión.

No siempre es posible para las Academias consignar todos los países por sus nombres donde un término se usa para dar a entender algo. Algunas veces las ausencias son la consecuencia de la falta de diligencia de la Academia correspondiente de ese país. Algunas de esas lagunas las ha colmado el “Diccionario de Americanismos” de la Asociación de Academias, DAA.

Los dominicanos comparten con otros países algunas expresiones muy usadas que se forman con el auxilio del adjetivo en masculino o femenino. Una de ellas es: “caer parado” o “caer bien parado”; otra es: “estar bien parado”.

Hay una “parada” que es auténticamente dominicana, la que conforme con el DAA no comparte con ningún otro país y es la del “dicho ingenioso”. En la mayoría de los casos una persona que desea poner en aprietos a otra le lanza una “pará”, es decir, una frase generalmente capciosa o lo que los dominicanos llaman “un gancho” para poner en aprietos al interlocutor. Esa es una parada.
Con estas reflexiones se han tratado someramente algunos aspectos relativos a parado o parada.

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