TONY RAFUL TEJADA ILUMINACIÓN

“Aquí todas las lilas mueren

yo sueño con las primaveras que permanecen

aquí los labios se rozan

sin dejar nada de su terciopelo

yo sueño con los besos que permanecen”

(Apollinaire)

La medida exacta del tiempo es ilusoria,

el pequeño cielo que ocupan los pájaros,

el grito que cabalga sobre el lomo fuerte de la época,

las caderas que amo bajo el bosque de la noche.

Busco los arcos ágiles y probatorios del sueño,

avizoro estrellas, diminutas, danzantes,

ninfas rosadas egresadas del último arco iris,

los astilleros de Babilonia,

la cita aquella de mimbre y juncos sometiendo a escrutinio

la memoria,

nuestra es la colina azul,

la signatura del alma,

el velatorio de sirenas que envuelven las neblinas

del mar,

esas referencias exquisitas que nos llegan en tropel.

¡Oh puerta de coral

umbral de jacintos a disposición de imágenes!

no renunciaremos al profundo amor

al vivo secreto de plenitudes y efluvios eternos!

Solo desdeñamos los incestos,

los ojos indolentes,

la gloria que enciende pasiones

en la corona mendicante de los hombres.

En la ternura itinerante del horizonte

buscamos angélicas jerarquías,

humanidades que retornan

en la precoz locura del deseo.

Vienen los bellos navíos del resplandor,

el triángulo de luz que decora el ensueño,

esa energía misteriosa que nos recluta,

la sinfonía desconocida,

el concierto que muchos no aseguran

pero que es,

la magia

por sobre tanta embriaguez en los refugios

de la nada, el hechizo,

la voluntad del cristal,

la bóveda propicia, depositaria de púrpuras y vientos.

Buscamos en los costados de esta vida,

en los misiles de la muerte,

el adorado amor que diseña sus columnas violeta,

la mano que no se marchita,

la permanencia del asombro,

el rito mágico que no cesa de pronunciar

semillas de luz.

Buscamos inasible los huecos del llanto

donde solo tú, Oh Logos de la tierra,

adviertes del tiempo de estos versos

en las inmediaciones del globo que supura

en los pórticos ígneos del milenio.