Temas idiomáticos

Por María José Rincón

SEA SEXI

27/4/2020

 En las cosas de la lengua siempre encontramos algo que aprender. Cuando no es vocabulario, es gramática; cuando no, ortografía. Hoy vamos con la ortografía del sonido de la vocal i, que puede representarse en español con dos letras: i (a la que debemos llamar i, y a veces llamamos i latina o i con puntito) y ye (a la que a veces llamamos y griega). El uso de la ye para representar el sonido /i/ está regulado por la ortografía, y nada mejor para aprenderlo que la Ortografía de la lengua española de las academias de la lengua.

Se escribe con esta letra la conjunción copulativa y: mansos y cimarrones. Recuerden que cuando la palabra que la sigue empieza a su vez por el sonido /i/ esta conjunción cambia a e: aguja e hilo.

Si encontramos el sonido /i/ al final de una palabra como parte de un diptongo o triptongo, su escritura con i o ye depende del acento. Si el sonido /i/ es átono lo representamos con la letra ye: ay, carey, batey. Las excepciones vienen de la mano de préstamos como bonsái o samurái. En cambio, si el sonido /i/ es tónico, usamos la letra i para representarlo gráficamente: sonreícaí. La única excepción la encontramos en el adverbio muy, escrito siempre con ye, aunque muchos hispanohablantes hagan tónica su /i/.

Como los préstamos que adoptamos de otras lenguas son muy frecuentes, conviene recordar que la normas de la ortografía del español rechazan el uso de la ye final cuando lleva delante una consonante. Si queremos adaptar correctamente estos préstamos a nuestra lengua debemos transformar la ye en i. Sea sexi, escriba correctamente.

 

COMO ACABADA DE ESCRIBIR

05/05/2020

Organizando mis libros me he topado con una obrita pequeña, solo de tamaño, que la Real Academia Española nos regaló a los académicos en el Congreso de Asociación de Academias de la Lengua Española que se celebró en 2019 en Sevilla, días intensos de trabajo y confraternidad que nos parecen hoy lejanos.

El libro es una edición facsimilar del ejemplar de la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos que Andrés Bello envió en 1847 a la Real Academia Española; una reproducción exacta, lo más cercano a tener entre las manos el libro original del humanista venezolano, del que tenemos tanto que aprender.

Sobre préstamos y cultismos Bello apunta: «La introducción de vocablos flamantes, tomados de las lenguas antiguas y extranjeras, ha dejado ya de ofendernos, cuando no es manifiestamente innecesaria, o cuando no descubre la afectación y mal gusto de los que piensan engalanar así lo que escriben». No condena todos los préstamos («el adelantamiento prodigioso de todas las artes, el progreso de la cultura intelectual y las revoluciones políticas, piden cada día nuevos signos para expresar ideas nuevas»); solo aquellos innecesarios o fruto del mal gusto de los que se creen especiales por incluir muchas palabras extranjeras en lo que hablan o escriben.

Hay en Bello un profundo respeto por la lengua española y por su conocimiento («Para mí la sola irrecusable en lo tocante a una lengua es la lengua misma»); su gramática está destinada a la enseñanza de la lengua española en la América hispana: «Mi ambición quedará satisfecha con que contribuya a la mejora de un ramo de enseñanza, que no es ciertamente el más lúcido, pero es uno de los más necesarios». Como si la acabara de escribir para nosotros.

 

ENFERMEDAD Y ORTOGRAFÍA

12/05/2020

Si algo ha conseguido la pandemia es enfrentarnos, a pesar de nuestra dureza y resistencia, con la realidad de nuestra fragilidad. La enfermedad y sus consecuencias, el temor que nos produce y cómo prevenirla o combatirla roban el protagonismo de nuestras conversaciones y, con ella, las palabras que sirven para nombrarla.

La denominación de la COVID-19, establecida por la Organización Mundial de la Salud, puede enseñarnos muchas cosas. Analicémosla paso a paso. Para empezar su escritura en mayúsculas responde a su condición de acrónimo, un tipo particular de sigla que, por su forma, permite que la pronunciemos como una palabra. En el caso de COVID-19 estamos ante el acrónimo del inglés «coronavirus desease», «enfermedad del coronavirus». El guion nos ayuda a combinar cifras y letras en la misma palabra.

Como el nombre de esta enfermedad se ha hecho desgraciadamente omnipresente, el acrónimo ha llegado a lexicalizarse y a usarse como un sustantivo común. Olvidamos entonces las mayúsculas y aplicamos las reglas de los sustantivos comunes: La covid-19 ha trasformado nuestra cotidianeidad.

El género de las siglas y acrónimos viene determinado por el género de su palabra núcleo. Hablamos de la RAE (academia como núcleo), de la OMS (organización como núcleo) y de la COVID-19 (enfermedad, desease en inglés, como núcleo). El hecho evidente de que en el caso del COVID-19 se esté imponiendo el género masculino no puede considerarse un error; responde a una duda comprensible entre los hablantes puesto que partimos de una sigla en inglés en su origen.

Si nos centramos en el futuro debemos empezar a pensar en nuestra vida en la etapa poscovid o pos-COVID. Y consideremos que si, como parece, el nombre de esta enfermedad va a establecerse en la preferencia de los hablantes como palabra llana, debemos ir poniéndole la tilde al cóvid.

 

UN PARÉNTESIS PRODUCTIVO

19/05/2020

Esta etapa extraordinaria que nos ha traído 2020 puede muy bien considerarse como un paréntesis en ciertos aspectos. Hemos interrumpido o puesto en suspenso algunas de nuestras actividades cotidianas, y así debe ser. Pero los paréntesis son además un signo ortográfico doble muy útil para introducir en nuestro texto una aclaración o una información adicional. Como casi todo en la escritura, su uso se rige por ciertas normas. Empieza con minúscula el texto que enmarcan (recuerden que suele ser una información complementaria, muchas veces esencial para la comprensión del mensaje) que, incluso, puede tener puntuación propia e independiente de la frase en la que se inserta.

Los paréntesis están pensados para incluir incisos en el hilo principal del discurso (incisos independientes que pueden matizarlo, ampliarlo o corregirlo). Las comas también nos sirven para esto, como ya saben; elegir comas o paréntesis para delimitar nuestros incisos depende del grado de aislamiento o vinculación que le queremos asignar a la información que aportan.

Cuando nuestro inciso es extenso y tiene su puntuación propia es muy aconsejable el uso de los paréntesis para facilitar la comprensión de la frase (siempre comprendemos mejor lo que está bien estructurado y, como ya habrán comprobado, los signos de puntuación son imprescindibles para organizar el texto).

Los paréntesis nos son muy útiles también para precisar datos concretos, como nos explica la RAE (Real Academia Española) en su última Ortografía académica (2010). Como los paréntesis, nuestro confinamiento puede llenarse de contenido (¿por qué no refrescar la ortografía?) para que, cuando volvamos la vista atrás (y lo haremos, no me cabe duda), podamos comprobar que no hemos perdido el tiempo.

 

Mococoa, electrocutar facturación / facturar

Por Roberto E. Guzmán

MOCOCOA

El autor de estos comentarios acerca de la lengua creyó durante años que esta palabra la había creado el hablante de español dominicano para expresar un estado de ánimo. Ignoraba -quizás junto con muchos otros chovinistas dominicanos- que la palabra del título era conocida en otros países. Específicamente en México donde han reivindicado la etimología de la palabra y con ello la creación.

La etimología popular había pensado que el origen de la palabra era moco, en tanto secreción nasal, porque cuando alguien está muy triste, de eso trata la mococoa dominicana, las secreciones nasales caen al mantener la cabeza hacia abajo por el pobre estado de ánimo que embarga al sujeto. Nada más lejos de la realidad.

La mococoa hispanoamericana tiene larga historia. Existe la voz con diferentes acepciones en varios países hispanoamericanos. Todo lo enunciado antes se detallará más abajo.

La palabra es conocida en México, Colombia, Panamá. El Diccionario de americanismos (2010), recoge la voz como conocida en Panamá sin hacer menciones acerca de los otros países que se mencionaron antes. Ese lexicón le asigna la acepción de “tristeza”. En la obra Panameñismos, D. Baltazar Isaza Calderón trae la palabra con el significado de “sueño o somnolencia” y califica la voz de vulgarismo (1986:77).

Antes de 1986, el P. Julio Tobón en su obra Colombianismos (1953:173) consigna la palabra del título en tanto “murria, melancolía”.  Como puede comprobarse mediante la comparación de las acepciones copiadas, existe diferencia importante entre las dos acepciones antes vaciadas aquí.

Ya en el año 1942 D. Fco. J. Santamaría en su Diccionario general de americanismos (1942-II-287) escribe acerca de mococoa, “En Méjico, enfermo. En Colombia, murria indisposición. En Venezuela dicen macacoa, ´vocablo que, según don Baldomero Rivodó, parece derivado de macaco. . .´ Este autor -Santamaría- consigna el origen azteca de la voz. En su Diccionario de mejicanismos (1974:729) considera ya que el adjetivo es, “poco usado, por enfermo”.

Efectivamente, macacoa está en el Diccionario de venezolanismos (1993-II-92) con una observación de que es una voz obsolescente. La acepción que interesa para esta voz es, “tristeza, congoja”.

Puede asegurarse que mococoa proviene del azteca “mococoa, estar enfermo, de cocoa, doler alguna parte del cuerpo, con el prefijo reflexivo mo para sustantivar el verbo”. Así aparece en el Diccionario de aztequismos de Luis Cabrera (1978:94).

Con lo expuesto más arriba pueden sacarse algunas conclusiones. La voz es de escaso uso en Hispanoamérica en la actualidad, por lo menos con el significado de enfermo.

En República Dominicana el Diccionario del español dominicano (2013:466) recoge la acepción, “tristeza, abatimiento”, documentado en una obra de literatura de 1995. Puede argüirse aquí que los hablantes de español dominicano tomaron la acepción del español venezolano y han mantenido la voz mococoa (mexicana) en vigencia durante más largo tiempo.

Que los dominicanos compartan voces con los venezolanos es algo comprobado por el autor de esta reflexiones sobre la lengua y fácil de constatar mediante el cotejo de voces del habla popular.

El colofón al asunto se lo coloca el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:320) cuando enumera las locuciones que utilizan la palabra mococoa. Caerle la mococoa, locución verbal, “encontrarse alguien enfermo o con mala situación económica”. Además, “entrar en años, envejecer prematuramente”. Con la mococoa para abajo, locución adverbial, “En mala situación y deprimido”. Entrarle/tener la mococoa, locución verbal, “tener mala suerte, deprimido, con problemas”.

 

ELECTROCUTAR

“Mejora condición de jóvenes se ELECTROCUTARON”

Es probable que al leer el estilo de redacción muchos de los lectores puedan darse cuenta de que se trata de un titular de un periódico. En este titular hay una contradicción aparente que se subrayará en el desarrollo de esta sección.

Antes de ir al centro de la contradicción, el tema necesita que se ilustre con un poco de historia. Esa introducción ayudará a entender la oposición que surge en el sentido de la frase como consecuencia del uso del verbo “electrocutar” y “mejorar”.

El verbo electrocutar llega al español desde las orillas del inglés, más específicamente, del angloamericano. En esa lengua se introdujo en el año 1899 para “matar por medio de electricidad”. La palabra electrocución entró en esa lengua en el año 1890, siguiendo el patrón de la palabra ejecución y electricidad. El elemento electro- desde el siglo XVIII ayudó a formar varias palabras, casi todas en el campo de la tecnología.

Como dato curioso puede mencionarse que “electro” era ámbar, tomado del latín electrum, que a su vez venía del griego. La razón por la cual se llamaba así al ámbar fue por la propiedad que tiene el ámbar frotado de atraer eléctricamente. Electrocutar y electrocución ingresaron en el diccionario académico en fecha posterior al 1899.

El Gran diccionario de la lengua española de Larousse no se anda con paños tibios en la definición de electrocutar, “Matar a una persona por medio de una corriente o descarga eléctrica”. Este diccionario entiende que “ejecutar” es, “Matar a una persona en cumplimiento de una sentencia”. Lo anterior significa que si la electrocución es el resultado de una accidente entonces sería, morir una persona como consecuencia de una descarga de electricidad.

La lengua española reconoce la deuda que tiene con respecto de este verbo con el francés. El Diccionario de la lengua española al final de su acepción que es igual que la vaciada aquí de Larousse, consigna que el verbo puede ser pronominal. De esa forma salva la situación de aquellos que mueren de manera accidental por descarga eléctrica.

A quien matan o quien muere, no puede experimentar mejoría.

 

FACTURACIÓN – FACTURAR

“. . .capacidad descriptiva y de altísima FACTURACIÓN y originalidad. . .”

Hace ya largo tiempo que se observa la frecuencia con que se utiliza el verbo y el nombre del título. Esto con más frecuencia que en otros temas, en los relacionados con la crítica de producciones de arte. Aquí se examinará de dónde procede la influencia y como evitarla. En el desarrollo de esta sección se verá la razón por la que debe evitarse.

Vale la pena echar una ojeada a los diccionarios con respecto al verbo facturar para saber si el nombre puede usarse en las críticas de arte. Todos los diccionarios están contestes en que facturar tiene sobre todo relación con la fea costumbre de enviar cobros o, listas de cosas despachadas. Además, entregar o registrar equipaje o mercancía en estaciones de ferrocarril o aeropuertos.

La facturación en sí misma es más que cualquier otro asunto la realización y tramitación de una factura. Así mismo es la suma o conjunto de objetos facturados.

Para cumplir con lo prometido más arriba, hay que develar de dónde sale este empleo desafortunado. Proviene del inglés como en muchos otros casos semejantes.

En esa lengua facture es la manera en que algo (como una obra de arte) es realizada, creada; es decir, ejecutada, efectuada. Esta actividad artística abarca muchos aspectos que sería prolijo enumerar en esta exposición.

No se propone una palabra adecuada para reemplazar a la infortunada que usó el redactor de la frase porque se ignora cuál aspecto de la obra de arte quería destacar.

Brincolero, jíbaro, díler

Por Roberto E. Guzmán

BRINCOLERO

“. . .aquella muchacha BRINCOLERA con quien. . .”

En muchas ocasiones pocas palabras bastan para que se vislumbre lo que se desea expresar con una voz nueva, o una desconocida para el lector, si esta se presenta en femenino y en un contexto que sugiere comportamiento fuera de lo común.

En las palabras introductorias se han eliminado términos que sean sugerentes de mala conducta, pero hay que rendirse ante los hechos. La forma de redactar esta frase, así como muchos otros casos denotan un sexismo prejuiciado contra el sexo femenino.

Ante la voz desconocida hay que tener cuidado, para que no se interprete que es una manera de expresar simpatías por esta. Esta voz representa un modo de atraer la atención por medio del lenguaje corporal; es más, es una manera de hacerse atractivo/a y agradable ante la o las personas frente a quienes se observa la conducta.

No ha de tomarse este brincolero/a al pie de la letra, sino como demostraciones de interés por medio del lenguaje corporal. No se dan ni se “pegan brincos”, sino que se manifiesta con el proceder de quien “brincolea” el deseo de que uno o una de los circundantes le preste atención.

Puede parecer arriesgado, pero se asume el riesgo. Los chivos brincan. El habla de los dominicanos conoce muchas locuciones con los chivos y el verbo brincar. Por desventura algunas de estas casi siempre se aplican a las mujeres. Esa es una injusticia que ha sido demostrada y no se desea abundar sobre ello.

La percepción que se materializa con la lectura de la frase transcrita es que esta brincolera es sinónima de chivirica. En el español dominicano chivirico/a es la persona “muy alegre, a veces extremadamente coqueta y enamoradiza”. Diccionario de americanismos (2010:555).

La diferencia entre brincolero y chivirico es de grado. El brincolero está en un nivel por debajo del chivirico, pues sus manifestaciones son menos obvias. La intensidad del brincolero es menor que la del chivirico.

Debe de entenderse que lo que se ha escrito más arriba es una reflexión teórica que culmina en una comparación con una noción conocida y documentada. Mediante este discurrir se procura aportar elementos que permitan en un futuro no muy lejano definir al brincolero, el brincoleo, brincolear y toda la familia que de allí pueda derivar.

 

JÍBARO

“. . . ni huyen como JÍBARAS despavoridas. . .”

Esta voz del título tiene dos aspectos opuestos. Uno es positivo, para mencionar a un tipo de nacionales de una isla. El otro aspecto es menos halagador porque tiene una connotación despectiva. La voz es muy vieja en el español de América. Se comenzará por la historia de la voz hasta llegar a los usos y significaciones.

Esta voz de origen americano entró temprano al torrente de voces antillanas incorporadas al español general. Por el orden de enumeración de sus acepciones se hace necesario admitir que se aplicó primero a los animales domésticos que se hacían montaraces. De ahí pasó a designar a las personas ariscas y hurañas.

Esteban Pichardo (1836:354) asienta solo lo relativo al animal, con gran detalle. No consigna en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas acepción alguna acerca de otras acepciones. Además, este tratadista menciona que es una voz indígena.

En su obra Lexicografía antillana (1914:329), D. Alfredo Zayas hace constar acerca de jíbaro, “En la isla de Puerto Rico ha prevalecido este vocablo para designar a los campesinos”. Con esta mención va perfilándose la connotación menos halagadora de la voz antillana.

  1. Augusto Malaret en Vocabulario de Puerto Rico (1955:196) añade a lo ya consignado acerca del campesino, “Por antonomasia, el campesino blanco puertorriqueño”. Este acucioso investigador repasa las obras que consultó para dar con la voz del título mencionada por primera vez y la encuentra en Murillo en 1752.

Un dato importante para los dominicanos es que A. Sánchez Valverde, el autor de la obra, Idea del valor de la isla de La Española hace referencia a la palabra. Información obtenida del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-III-511).

Un hecho que se desea apuntar es que la palabra jíbaro por las características de sus acepciones más conocidas ha arrinconado su uso, excepto en Puerto Rico. El hablante de español dominicano es cauteloso al emplear la palabra para que se entienda que no le anima el deseo de ofender.

Los pueblistas llaman campunos a las personas de menor cultura o escaso roce social y lo hacen con un dejo de minusvalía. Quizás este rasgo proviene de la calificación en sentido metafórico de “rústico” del jíbaro que hace Roque Barcia en su Diccionario general etimológico (1881-III-244). Ha de tenerse presente que en Cuba el jíbaro es persona arisca y huraña. En República Dominicana así se denomina al campesino que vive y trabaja en el campo. En tanto adjetivo en el habla dominicana se iguala a “campestre”.

El posible origen taíno de esta voz antillana, jíbaro, la hace derivar de la primitiva voz que se presume que motivó la denominación Cibao de una región de la actual República Dominicana; pero eso es harina de otro costal. Es de lamentar que el idioma taíno, “Hacia 1540. . . estaba ya en vías de extinción” según afirma Las Casas en su Historia de las Indias. Eso ha dejado muchos vacíos en la etimología de muchas presuntas voces de origen taíno.

 

DÍLER

“. . .si solo fuera por el acceso a la caterva de DÍLERES. . .”

Hace ya algún tiempo, es decir, indeterminado, que esta voz se trató en singular en estos estudios, en un momento en que todavía algunas instituciones no se habían ocupado de examinarla, y, después de encontrar estos nuevos exámenes se piensa que vale la pena incluirla de nuevo en estas apostillas.

Ante el díler de drogas (sustancias estupefacientes), el de autos ha pasado a un segundo plano. El detallista y distribuidor de drogas se ha convertido en un personaje de la vida diaria. Algunos de estos sujetos tienen sus “puntos” que son centros de despacho de esas sustancias.

La voz extraña que se encuentra en el título y en los usos ilustrativos es una adopción traída del inglés, con una grafía en el español que representa la pronunciación del inglés.

La historia de la voz viene de lejos. El primer díler de que tuvo conocimiento el autor de estas reflexiones fue el de los casinos que se conoció antes por el nombre extranjero de groupier, que muchas personas deformaban a su manera por “gurrupié”. Este personaje es el repartidor de las cartas en los juegos de cartas en los casinos. Este es un empleado del establecimiento de juegos.

El otro dealer que se conoció fue el vendedor de autos, distribuidor de una o varias marcas y modelos que podía ser un distribuidor exclusivo o no. Este podía ser dueño de los vehículos o solo un representante del o de los propietarios que ganaba una comisión o una tajada sobre el precio de venta.

Hay otro díler más sofisticado, el marchante de obras de arte. Este opera de manera parecida a los demás. Puede mantener establecimiento abierto al público o abrirlo solo mediante citas. Puede ser propietario de las obras que exhibe y vende o solo trabajar para obtener el pago de una comisión.

Otro díler de más categoría que los anteriores es el que opera en el mercado de valores que puede realizar las compras y ventas motu proprio o por cuenta de terceros.

El díler de drogas es un vendedor o traficantes de quien no importa cómo se las arregla para beneficiarse del negocio del vicio. Entre los díleres los hay de menor o mayor cuantía, vale decir, que negocian en mayores o menores cantidades. En la práctica se reserva el nombre díler para los que se dedican al tráfico menor, al detalle.

Fundéu al tratar el nombre entiende que se así se designa a la persona que es “traficante, distribuidor o vendedor” de drogas.

Cambumbo, malandrinada, alrededor / *arrededor

Por Roberto E. Guzmán

 

CAMBUMBO

“. . .de hacer acopio de este preciado líquido en CAMBUMBOS, barriles, tanques. . .”

La voz del título es otra que tiene curso corriente en el habla de los dominicanos. Por más señas, solo circula en el país de los dominicanos y, claro en todas partes donde hay dominicanos en el mundo.

Algunos datos con relación a esta voz deben ponerse de relieve. Don Pedro Henríquez Ureña no menciona esta voz entre las que recogió en El español en Santo Domingo obra publicada en 1940.   El Lic. Patín Maceo al concluir su obra Dominicanismos en 1939 tampoco consignó la voz que aquí se estudia. La documentación que existe de la voz cambumbo data de 1949 en la obra Orégano de Vigil Díaz.

Las fechas que se han retenido más arriba hacen pensar que la voz en cuestión se popularizó en los años cuarenta. Esto no asegura que no existiera antes, pero es dudoso que así fuese; pues es poco probable que pudiera escapar a la acuciosidad de los dos estudiosos mencionados.

Carlos Esteban Deive es quien trae primero la nota acerca del uso que hace Díaz de la voz sometida aquí a estudio. Deive define la voz, “Vasilla o recipiente de tamaño, material y uso muy variado.” [Se respetó la ortografía del original. Debe decir vasija]. El cambumbo de la cita es de hojalata. Diccionario de dominicanismos (2002:49).

No todos los estudiosos coinciden en la descripción del cambumbo. D. Francisco dePadua en su obra Aiguna palabra dominicana solo modifica el tamaño, escribe que es de “mediano tamaño” y le asigna un fin determinado, “para transportar líquidos”.

Orlando Inoa repite la cita de Vigil Díaz. Transcribe, “llevaba terciado un cambumbo de hojalata, oxidado, repleto de títulos falsos”, Diccionario de dominicanismos (2010:55). Este escritor para la acepción solo asienta, “recipiente”, con lo que demuestra ser muy cauto.

El Diccionario del español dominicano (2013:136) trae dos acepciones para el cambumbo. La primera es, “Canasto de mimbre u otro material con distintos usos”. La segunda es, “Vasija o recipiente”.

En los años cincuenta del siglo XX el autor de estas notas recuerda el cambumbo de la ropa sucia de su familia que era tejido de la fibra de palma o de cabuya. Era cilíndrico de unas treinta pulgadas de alto por quince pulgadas de circunferencia. La boca y el fondo eran del mismo diámetro. Luego fue testigo de la aparición de otros tipos de cambumbos más pequeños y fabricados con cartón y otros materiales.

El cambumbo dominicano no se encuentra aislado en el habla. En Chile tienen un recipiente semejante por su nombre es, cambucho que vale para nombrar un recipiente para papeles inservibles y para el canasto de la ropa sucia.

El chusco desea que antes de concluir notifique a los lectores que no hay prueba alguna de que la voz “cambumbo” tenga relación con la lata del inglés y aquel voluminoso instrumento de percusión, el bombo. Nada de ligar can y bombo. Insiste, no obtuvieron este nombre lanzando una lata escaleras abajo, can, bum, bo.

Puede observarse con la lectura de esta sección que el concepto de lo designado por la palabra del título ha evolucionado, de modo que las acepciones redactadas de modo amplio son en la actualidad las más adecuadas.

 

MALANDRINADA

“Y esas MALANDRINADAS. . .”

No puede negarse que en muchas ocasiones cuando el lector encuentra una voz que le es desconocida puede manifestar repulsión; pero puede también manifestar simpatía por lo desconocido.

Se produce una curiosidad por lo ignorado y el lector tratar de adivinar el sentido de la voz en cuestión. Si descifrar el significado de la voz recién descubierta se hace difícil a pesar del entorno, entonces algunos lectores abandonan la búsqueda y hasta la lectura.

Ha de confesarse que la voz que se presenta en esta sección ha producido simpatía en el ánimo de quien escribe estos comentarios. No hay una explicación lógica para esto, es un sentimiento. Se procederá más abajo a despejar el origen de la voz, así como su significación; proceso que se hará por dos medios. El primero es a través de la palabra base que se colige. Y el segundo, valiéndose de la terminación y semejanza con otras parecidas.

En la base de esta malandrinada se percibe la palabra malandrín. El malandrín es un perverso; una persona de conducta falsa y malintencionada. Si se sigue un razonamiento lógico hay que concluir que una malandrinada es la acción propia de un malandrín; es decir, una acción que demuestra falsía y mala intención.

En República Dominicana el malandrín es un ratero, ladrón, así aparece en el Diccionario del español dominicano (2013:433). Muy a pesar de eso, el contexto en que se presentó la frase hace pensar que se tomó la noción de malandrín por el ángulo que se mencionó primero; vale decir, perverso, de reprobable comportamiento, maligno, pícaro, astuto y sagaz. No se toma por el ladrón de poca monta, ratero que hurta cosas de poco valor. Por tanto, esta malandrinada es una acción de más cuidado que aquella que comete un simple ratero.

 

ALREDEDOR – *ARREDEDOR

“A mirar su ARREDEDOR y saber. . .”

Quizás no se peque de ligereza si se escribe que en la voz que se destaca en la cita se han mezclado varias palabras y preposiciones. Eso que se señala se explicará en detalle. Luego se propondrá el vocablo que corresponde al sentido de la frase.

Es una frase harto manida decir o escribir que las lenguas cambian a pesar de que permanecen las mismas. Cambian porque dejan de usar palabras, modifican algunos principios; sin embargo, aseguran la comunicación y el entendimiento entre las personas.

Este alrededor que en la actualidad escribimos en una sola palabra, antes se escribía en dos palabras; es decir, “al rededor”. Hay que apuntar que este no es el único caso en que esto ha ocurrido. Otro ejemplo de esto que viene a la memoria es, “apenas”.

El vocablo rededor existe, aunque la frecuencia de este en el habla y en la escritura haya descendido. Rededor ha conservado su significación de “contorno, redor”. Esto es, es el espacio que rodea una cosa, no parece que haga falta que se mencione, no obstante, se hace. Todos estos vocablos pertenecen a la misma familia, redor, rededor, derredor, alrededor.

Luego de traer casi todos los miembros de esta familia a esta exposición, solo resta asegurar que la voz “arrededor” no tiene carta de ciudadanía en el español aceptado en el ámbito internacional.

En la última voz, “arrededor” parece que se produjo de un cruce entre “en derredor” y alrededor. La locución adverbial en derredor, sin sorpresa, sirve para expresar “en contorno, alrededor, contorno”. Puede observarse que toda la terminología gira en torno al redor.

Sin necesidad de gran rodeo puede recordarse que existió alderredor, así en una sola palabra, que ha caído en desuso.

Lo que se sugiere para enderezar la redacción de la frase de la cita es recomponerla, “Mirar a su alrededor y saber. . .” Otra solución es, “Mirar alrededor y saber. . .” Hay otras posibilidades que no se añadirán en esta ocasión.

Bachiburro, afines / a fines (de), víctima, casacional

Por Roberto E. Guzmán

BACHIBURRO

“. . .entregadas en sorpresivas visitas aquí y allá a BACHIBURROS y maestros. . .”

Hace largo tiempo que esta voz circula en el habla de los dominicanos. No cuesta mucho esfuerzo deducir que es una voz compuesta de dos palabras conocidas. Se compone de bachi, de bachiller que es la persona que ha satisfecho la escolaridad y exámenes de la escuela secundaria y ha recibido el diploma de bachiller. La otra palabra es, burro, el pobre animal tenido por el más bruto.

A pesar de que algunos lexicones consignan que la voz del título debe entenderse con un valor festivo, esto no siempre es así, pues puede llevar manifiesta intención despectiva u ofensiva.

Cuatro países de Hispanoamérica utilizan esta voz, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela. En el registro coloquial en Venezuela se toma la voz bachiburro por el costado humorístico para denominar al “bachiller o estudiante cuyos conocimientos son escasos o incompletos”. En ese país se llama también con ese nombre a la “persona que ha recibido el título de bachiller”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:50).

En el habla nicaragüense la voz en cuestión reviste una denotación despectiva muy directa, pues la definen, “Persona con diploma o sin diploma de bachiller que dice muchos disparates”. Hay que reparar en que se atribuye el título de bachiburro a la persona que “dice muchos disparates”. Diccionario del español de Nicaragua (2007:57).

En el habla popular y en el ambiente familiar de los dominicanos el bachiburro, también hay bachiburras, es la, “Persona que termina los estudios secundarios con notorias carencias en su formación”. Diccionario del español dominicano (2013:65). No sobra que se recuerde que utilizar este apelativo en el habla de los dominicanos puede ocasionar profundo disgusto entre las partes involucradas, a menos de que se haga evidente el ánimo festivo.

Es difícil situar en el tiempo la aparición de la voz bachiburro; sin embargo, puede darse testimonio de que se la oyó por primera vez hace más de sesenta años. Resultaría muy interesante saber el porqué se eligió el título de bachiller para añadirle el burro. En América el título “bachiller” se utilizó desde el siglo XVI, conforme lo relaciona Ángel Rosenblat en Buenas y malas palabras (1974). La información la confirma Peter Boyd-Bowman en Léxico hispanoamericano del siglo XVI (1971:107), donde para referirse al bachiller expresa, “el Muy Magnífico Señor, el bachiller” [se respetó la ortografía del texto].

 

AFINES – A FINES (DE)

“. . . estos regímenes A FINES sufrirán un efecto dominó. . .”

Los dominicanos dicen, “juntos, pero no reburujados”. Aquí es diferente, juntos y no separados, en el caso específico del adjetivo y la locución conjuntiva; pues de una forma expresa una idea muy diferente de la otra manera. Aquí el redactor no afinó la puntería.

El adjetivo afín en el Diccionario de uso del español (2007-I-80) dice así, “Se aplica, con relación a una cosa o una persona, a otra que tiene comunes con ella algunos aspectos o caracteres”. Comunica que las dos cosas o personas son parecidas, similares; que están próximas o contiguas. Entre personas puede indicar que son parientes por afinidad. Por la secuencia de palabras que se lee en la frase, puede deducirse que el sintagma que conviene es el que se escribe junto, unido.

A fines de se refiere a “en los últimos” [unidades] del período de tiempo a que se contrae, sean estos días, meses u otra cosa parecida. Hacia su final de. En singular, a fin de, es una locución prepositiva o conjuntiva que expresa, “con objeto de, para”.

 

VÍCTIMA

“Fuera de heridos, no se han registrado VÍCTIMAS. “

Hay muchos tipos de víctimas. Hasta los lectores a veces son víctimas cuando sufren daños por los errores en que incurren los redactores. Vale la pena recordar aquí los significados y, sobre todo, el alcance de la palabra víctima.

La palabra víctima tiene varias acepciones. Una de ellas es, “Persona que padece daño por culpa ajena o causa fortuita”. Con esta acepción que puede considerarse general quedan comprendidas todas las personas que sufren pérdidas; es decir, que padecen cualquier tipo de perjuicio.

Otra de las acepciones del sustantivo víctima es, “persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito”. Como consecuencia de las acepciones oficiales de la palabra víctima, se ha adoptado la costumbre de individualizar a las “víctimas mortales” cuando se desea resaltar que algunas de las personas perjudicadas han perdido la vida como resultado de la culpa ajena o causa fortuita.

Se consideran víctimas, además, las personas que resultan perjudicadas, maltratadas; las que sufren menoscabo. El asunto no termina ahí, las personas morales también padecen daños pecuniarios, entre otros, y se las considera víctimas con derecho a ejercer acciones ante los tribunales en reparación de daños y perjuicios.

De una manera u otra, todos somos víctimas. Esto en mayor o menor grado, pero víctimas.

 

CASACIONAL

“. . .lo más grave es que un juez así carezca del control CASACIONAL. . .”

Al enfrentar esta frase el lector se halla ante dos problemas. El primero es saber qué cosa es esa “casacional” y, segunda, cuál es el origen o, de cuál palabra deriva esta voz para así tratar de dar con su sentido.

La pista acerca de cuál palabra se encuentra en la base de esta nueva voz la ofrece la palabra juez en la oración, pues eso sitúa la voz creada en el marco de los tribunales y el léxico jurídico. Puede concluirse que la palabra “casación” es la que sirve de base aquí.

Casación es la acción de casar o anular. Este “control casacional” lleva a aclarar el asunto con el recurso de llegar hasta lo que casación significa en el campo jurídico. Puede expresarse que la “casación” es la acción de casar o anular una sentencia de un tribunal inferior el tribunal investido con este poder cuando se le somete un recurso de casación contra esa sentencia.

Este recurso y vocablo lo heredó el sistema judicial dominicano del francés. Casar, casser, en francés, era romper algo sacudiéndolo. La lengua francesa creó este verbo del latín cassare que era “anular, destruir”.

Por metonimia en francés se convirtió en anular una sentencia dictada en última instancia, atacada esta por violación o falsa aplicación de la ley. Esto en sentido general, pues en el ámbito jurídico es más complicado.

La terminación -al ha cobrado mucha vigencia en el español moderno en tanto terminación añadida a sustantivos para crear adjetivos que transmiten el mensaje de “perteneciente o relativo a”. El español patrimonial cuenta con muchas palabras de larga data que llevan esta terminación, ejemplos, cultural, laboral, moral. La voz del título termina con una acepción parecida a, “relativo a la casación o, que tiene relación con la casación,”. En el caso específico de la frase sería, “de casación”.

 

Cuña, incipiente / insipiente, cuadra

Por Roberto E. Guzmán

 

CUÑA

“. . .me enamoré de un Mercury Comet, CUÑA de dos puertas. . .”

La voz cuña con el significado que se encuentra en el texto no ha sido registrada en los diccionarios diferenciales de español dominicano.

Quien esto escribe en una ocasión anterior publicó una sección acerca de esta voz, con el explícito propósito de documentarla. La aparición ahora en un escrito reciente en un periódico en papel ofrece la ocasión de documentarla usada en una frase.

El autor de estas reflexiones acerca del idioma recuerda haber oído la voz “cuña” en el habla de los dominicanos hace cerca de setenta años para referirse al vehículo automotor de dos puertas. La frecuencia del uso parece que ha disminuido.

En Cuba cuña es automóvil deportivo de dos plazas. Los cubanos parece que tomaron la palabra del francés coupé, lengua en la que se usaba desde el 1906 para el auto deportivo de dos plazas. En República Dominicana la cuña en los medios de transporte es diferente. La cuña del habla de los dominicanos es el automóvil de dos puertas, sin que entre en consideración si el vehículo es deportivo.

La razón para que los dominicanos hayan recurrido a esta voz tiene una explicación lógica. Algunas “cuñas” tenían un espacio angosto detrás de los asientos delanteros; quien entraba allí quedaba como una cuña, apretado, de la manera en que se colocan las cuñas para ajustar objetos. Con una idea semejante se originó en español la frase coloquial “ser buena cuña”, para referirse a una persona bastante gruesa meterse en un lugar estrecho (incomodando a los demás).

En otras lenguas cuentan con palabras que transmiten la misma idea de la cuña dominicana. En inglés es coupé, copiada del francés. En francés y en español antiguo se usó para los coches de caballos cerrados. En inglés era específicamente el carruaje de cuatro ruedas, cerrado, con espacio interior para dos personas y con el cochero en el exterior, en el frente.

La explicación de que usaran la palabra coupé en francés, fue que en esa lengua significaba y significa, cortado. En el caso del carruaje era más “recortado” en su tamaño, y sin duda, en su capacidad.

Lo que hizo el hablante de español dominicano fue aplicar un razonamiento y por similitud adoptó una voz de mucho uso para aplicársela el auto de dos puertas. Adoptó cuña porque un coupé es como un auto normal, pero cortado. La cuña tiene rasgos en su origen y definición que expresan la idea de “pieza cortada, de poca altura”. Sobre todo, para el espacio trasero del auto, pues quien entraba allí quedaba como una cuña. Aún en automóviles de dos puertas de tamaño razonable, el espacio para pasar a los asientos traseros es angosto, a veces hasta incómodo. El dominicano escogió una palabra para designar el carro de dos puertas, aunque este acomodara más de dos personas. Puede decirse que en el campo semántico la voz cuña en el español dominicano experimentó una ampliación de su sentido.

Es probable que la voz cuña para el auto haya caído en desuso porque los vehículos modernos de dos puertas son casi tan espaciosos en su interior como los de cuatro puertas.

Antes de concluir. La voz cuña se usa en República Dominicana como un apócope de “cuñado, a”. En ese país y en Cuba también vale cuña para nombrar a una persona influyente que ayuda para obtener ventajas o beneficios.

 

INCIPIENTE – INSIPIENTE

“. . .dándose el lujo de tirar tanto dinero por las bordas en nombre de una INSIPIENTE, lenta y frágil democracia. . .”

Desde el principio de la frase se percibe el rasgo de insipiencia del redactor de esta, pues coloca en plural la locución que alude a los costados de los buques “tirar por las bordas”, cuando este tipo de locución verbal rara vez admite alteraciones, pues son “frases hechas”. Tienen esas locuciones fijación formal, son combinaciones fijas. Constituyen un grupo fijo de palabras que no proviene del significado literal de las palabras. Algunas no permiten variaciones morfológicas.

El verdadero tema de esta sección es el que se refleja en el título. La confusión incide en el juicio que el lector se hace de los conocimientos del redactor. No hay insidia si se piensa que quien escribió la desdichada frase es él mismo un incipiente en estas lides. Este tipo de incidente mueve una vez más a exhortar a revisar la literatura antes de enviarla (ya no se entrega) para su publicación.

Incipiente expresa la idea “que comienza”, acerca de lo que es el sujeto de la oración. “Que está empezando a desarrollarse”, es la manera en que el Gran diccionario de la lengua española de Larousse lo define. La palabra destacada más arriba en este párrafo proviene del latín incipiens, -tis que era y es el participio activo de incipere que valía para “emprender, empezar”. Entró en la lengua hacia el año 1515.

Insipiente deriva del latín también, pero de insipiens -entis, que en tanto adjetivo indica “falto de sabiduría o ciencia”; “falto de juicio”. Puede notarse que las dos palabras del epígrafe conservan en su escritura elementos del latín, una con la letra ce /c/, y, la otra con la letra ese /s/.

Con mayor frecuencia que la deseable sucede que los errores de este tipo ocurren cuando los escribientes se arriesgan a recurrir a “palabras domingueras”, a pesar de que las de todos los días transmiten el mensaje sin incidentes.

 

CUADRA

“F. [una persona] es de la CUADRA del presidente. . .”

No hay que sorprenderse de que en un país en el que el presidente de la República presenta como candidato a un penco, se trate a las personas del círculo de este señor llamándolos, “de la cuadra del presidente”.

Las cuadras más conocidas son las de las casas y las de los caballos. Las cuadras de caballos son las caballerizas. Se conoce con este nombre también el conjunto de caballos que pertenecen a un mismo dueño. Además, llevan este nombre los corredores de caballos (jinetes) que pertenecen a un equipo.

La cuadra de las casas es la manzana. En América es también, en una calle, espacio comprendido entre las dos esquinas de un lado de una manzana.  La palabra se utiliza así mismo con otras significaciones, pero para el propósito de este escrito no hace falta citarlas.

Hubiese sido más adecuado -en la cita- usar otra palabra para referirse al grupo de personas que forman parte del equipo de un funcionario de la categoría (¿?) del presidente de la República.

La selección puede guiarse conforme con lo que desea expresarse. Si no son funcionarios los de la “cuadra”, entonces puede llamarse “círculo”. Puede ser un “allegado” al presidente. Podría ser “partidario” si se trata de establecer filiación. Si se trata de un asociado político, podría llamársele “correligionario, conmilitón”.

Como puede constatarse, había campo y espacio para escoger. “Del ámbito del presidente” también expresa la idea, así como “del entorno”.

Temas idiomáticos

YO ME QUEDO EN CASA

31/03/2020

 

Las palabras me rondan y les sigo la pista. En tiempos de pandemia le echo un vistazo a la pequeña partícula pan-, un elemento compositivo de origen griego que significa ‘totalidad’, como nos recuerda el Diccionario de la lengua española. Nada más panhispánico que la lengua española. Con las mismas herramientas léxicas (pan- + sustantivo/adjetivo) se forma toda una familia de palabras: panamericano, panafricanismo, pangermánico, paneslavo.

La sorpresa está garantizada cuando de profundizar en las palabras se trata. Miren lo que he encontrado en el DLE sobre la etimología de la humilde panorama, un préstamo procedente del inglés. El pintor irlandés de finales del siglo XVIII Robert Barker realizó con enorme éxito una serie de pinturas circulares de grandes dimensiones que producían la ilusión óptica de ver la imagen en 360 grados. A estas pinturas las denominó «panoramas», a partir de los griegos pan- ‘totalidad’ y hórama ‘vista’.

También tiene origen griego una curiosa pareja de sustantivos. Para aludir a un sistema filosófico que identifica a Dios con el universo disponemos del término panteísmo (nuevamente de pan- y el griego theós ‘dios’); para referirnos a un lugar en el que hay ruido y confusión tenemos la voz pandemonio, o su variante pandemónium, (otra vez pan- y daimónion ‘demonio’), que denominaba la ‘capital imaginaria del reino infernal’.

 

UN SIGNO RESBALOSO

07/04/2020

 

Nos hemos propuesto hacernos maestros del resbaloso punto y coma. Su uso no es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Refleja un grado mayor de independencia sintáctica entre dos elementos que la coma y un grado menor que el punto. Dónde esté el límite de esa gradación depende del sentido que queramos dar a nuestras palabras.

El Diccionario panhispánico de dudas registra para este signo de puntuación tres usos esenciales; dos de ellos los analizaremos hoy y el tercero quedará para la próxima Eñe. El primer uso tiene una razón eminentemente práctica de claridad en la organización de lo escrito. Sabemos que la coma separa los elementos de las enumeraciones: Podemos elegir entre café, té, jugo y agua. Si cada uno de los elementos enumerados contiene ya una coma, debemos optar por el punto y coma para separarlos: Podemos elegir entre café, té o agua; jugos de piña, guayaba o limón; refrescos variados, con y sin azúcar. Prueben a sustituir el punto y coma por la coma y se darán cuenta del galimatías. Cuando elegimos conjunciones adversativas (pero, mas), concesivas (aunque, sin embargo) o consecutivas (por tanto, por consiguiente) para encabezar un enunciado largo, debemos preferir el punto y coma a la coma. De nuevo recurrimos al ejemplo. Si decimos Llegué a tiempo, aunque por los pelos, optamos por la coma debido a la brevedad de la oración encabezada por la conjunción aunque. Sin embargo, si esta oración fuera más larga, deberíamos echar mano del punto y coma: Llegué a tiempo; aunque no se imagina las dificultades que tuve para encontrar parqueo después de pasarme más de una hora en el tapón habitual. Ya tienen aquí dos contextos para el uso del punto y coma para que vayan practicando. Y recuerden, sutileza y elegancia. ¿Quién se atreve a menospreciarlas cuando de escribir se trata?

 

UN SIGNO CON CARÁCTER

14/7/2020

 

El punto señala en la escritura la separación entre dos oraciones sintácticamente independientes; el punto y coma también. ¿Cuál es la diferencia entonces y cuándo elegir uno u otro? Nos decantaremos por el punto y coma cuando consideremos que entre las dos oraciones, aun con su independencia sintáctica, existe una relación de significado muy próxima y queramos remarcarla. Vayamos al ejemplo: Se ha emitido una alerta de huracán. Debemos mantenernos atentos a los boletines de las autoridades. Si en este enunciado sustituimos el punto que separa las dos oraciones por un punto y coma, decimos lo mismo, pero agregamos el matiz de que consideramos que la emisión de una alerta debe estar íntimamente relacionada con la atención a los boletines informativos.

Es, por tanto, el punto y coma, como nos dice la Ortografía académica, un «indicador de relaciones semánticas […] en función de la subjetividad de quien escribe». Seguro que les servirá de ayuda el ejemplo que aporta la obra académica del argentino Kociancich: «Si le cuento lo de la pesadilla en la terraza, no me creerá; si me cree, me tomará por loco; si no le cuento, por estúpido». Los tres enunciados establecen entre sí una relación mucho más cercana que si se hubiera elegido el punto.

Dirán los más que es una cuestión de matiz; y un matiz no es más que, como lo define el Diccionario de la lengua española, «un rasgo poco perceptible», pero recuerden que a esta afirmación se añade aquella de que «da a algo un carácter determinado». Es decir, aunque el matiz que aportemos pueda ser poco perceptible para la mayoría, siempre aportará un carácter especial a lo que escribimos.

 

UN PARÉNTESIS

21/04/2020

 

Seguimos en cuarentena. Un paréntesis vital, que no ortográfico, que todos deseamos que se cierre, más pronto que tarde, con un punto y seguido lo menos doloroso posible. Las circunstancias nos obligan a desempolvar algunas palabras.

El sustantivo cuarentena parte de un numeral (cuarenta) para expresar un período de tiempo, como sucede con quincena o treintena. El Diccionario de la lengua española lo define como ‘Tiempo de 40 días, meses o años’. A partir de aquí la palabra cuarentena adquiere su personalidad propia: ‘Aislamiento preventivo a que se somete durante un periodo de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales’.

Hemos rescatado también aislamiento y confinamiento, que usamos hoy casi como sinónimos para referirnos a eso que hemos llamado «Quédate en casa». El aislamiento, que en su raíz lleva la voz isla, tiene que ver con apartarnos del trato con los demás, del trato físico se entiende; el confinamiento, que suena mucho más serio, con recluirnos dentro de unos límites determinados, los de nuestra casa

.El diccionario suele ser termómetro de lo que nos interesa y las consultas que le hacemos demuestran más que nada lo que nos importa hoy. En diciembre de 2019 se consultó en el DLE la palabra cuarentena unas 300 veces; en febrero de este año las consultas pasaron a ser 4381; en marzo el termómetro lexicográfico se disparó a 47 579 consultas. La consulta de aislamiento pasó de 342 en febrero a 2260 en marzo; y confinamiento pasó de 567 consultas en febrero a 25 229 en marzo.

Y así nos pilla mayo, consultando el diccionario y preguntándonos cuál será la duración de esta particular cuarentena y del aislamiento y el confinamiento que trae con ella. Mientras tanto, cuídense, apoyen a los que están dando la cara por nosotros y llenen este paréntesis de contenido.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

VOCABLOS EXÓTICOS “VESTIDOS” EN ESPAÑOL

 A algunos dominicanos les resulta difícil   hablar sin emplear  palabras de otras lenguas, sobre todo del inglés,  lo cual no es una buena costumbre. Para  quienes puedan caer   en  esa tentación, les presento unas sugerencias. Primero me permito recordarles que la adaptación es la forma recomendada cuando es inevitable que la voz extraña de que se trate sea utilizada  en nuestra lengua. Hoy se trata de una colección de voces extranjeras relacionadas con el vestir. Las recomendaciones están avaladas por el Diccionario panhispánico de dudas y el  Libro de estilo de la lengua española, ambos publicados por la Asociación de Academias de la Lengua Española, incluida la Real Academia Española.

Comenzamos con el vocablo -beis (beige). Del francés. Color castaño claro.  -bléiser (blazer). Voz inglesa. Chaqueta deportiva de tela.-blúmer (bloomer).Voz inglesa. Prenda de vestir femenina que en el español dominicano devino en “blumen”,  de uso no aconsejable. Su plural: blúmeres. Todos usamos el pantalón de fuerteazul procedente de la cultura estadounidense: bluyín, adaptación de la voz inglesa “blue jean”. Se traduce como pantalón vaquero o texano.

El -esnob, esnobismo (del inglés snob)  es  la tendencia a  imitar  las maneras de otros. El protocolo a veces  impone usos comunes. Por ejemplo, a  unas actividades se asiste con traje de coctel o cóctel (de la  voz inglesa cocktail, que es una  bebida hecha de licores mezclados). Otras actividades exigen el esmoquin (del  inglés smoking). Traje formal. Plural en español: esmóquines.

El  esmoquin podría  aportar /glamur/, vale decir elegancia, finura a quien lo usa (de glamour, francés), pero también a quien lleva /overol/, traje de una sola pieza (overall, inglés). Para dormir también tenemos vestimentas: unos se ponen la /piyama/ y otros el  /pijama/. La voz procede del inglés (pyjama). En el español general es vocablo masculino (el pijama) y suena la –j conforme a su grafía etimológica. En el español de América predomina la forma femenina (la piyama) y el sonido –ye. Del inglés hemos  recibido también el sustantivo  /suéter/ (sweater). Su plural es suéteres. El Diccionario académico no define este vocablo, sino que remite a /jersey/, también anglicismo, al cual define así: “Prenda de vestir de punto, cerrada y con mangas, que cubre desde el cuello hasta la cintura aproximadamente”. Su plural en español: jerséis. Las palabras inglesas adaptadas al español si terminadas en –y cambian esta consonante por la vocal –i seguida de –s (ponis, pony; (gais, gay), (espráis, espray).

Palabra terminada en –y, procedente del inglés y que se define “prenda femenina, a modo de leotardo de tejido fino y muy elástico”: panty. Se ha adaptado como /panti/ y su plural es pantis, a pesar del repetido “panties” de la publicidad.

Pariente del panti ha de ser el /biquini/, prenda femenina de baño compuesta de un sujetador y una braga. Procede del inglés bikini. Debe su nombre a  Bikini, nombre de un atolón (islote) de las Islas Marshall.

De la lengua francesa nos ha  llegado /culote/ (culotte), prenda interior femenina en forma de pantalón corto. Hasta ahora, los ejemplos tienen que ver con prendas de vestir, pero si alguien quisiera mostrarse  públicamente con poca ropa, hará un /estriptis/  (striptease). Esta voz inglesa, nombra un espectáculo erótico. Por el  procedimiento  de la adaptación  han  ingresado muchos términos a nuestro idioma, y seguirán  ingresando.  Ese proceso   conlleva el acomodo al sistema fonológico, gráfico y ortográfico del español y está regido por normas. En unos casos la palabra extraña se amolda al español conforme a la pronunciación en su lengua de origen y en otros casos entra por la grafía.

Trepadurismo, ponchar, maestrando, decantar / descantar

Por Roberto E. Guzmán

 

TREPADURISMO

“¿Trepadurismo? “

Esa voz sonora, larga y evocadora, con los signos de interrogación, en la forma en que se reprodujo aquí, apareció a manera de título en un escrito en la prensa dominicana.

Por el contenido del escrito que se encontraba debajo de este título puede deducirse que tiene estrecha relación con el verbo trepar en la tercera acepción con que se halla en el Diccionario de la lengua española, “Elevarse en la escala social ambiciosamente y sin escrúpulo”. Esta significación pertenece al registro coloquial.

Esa fue la primera vez que el autor de estas reflexiones acerca de la lengua española de uso en República Dominicana leyó esta voz. Con la oración anterior se desea ponderar el poco uso que la voz en cuestión ha tenido, de acuerdo con esa opinión.

Por la terminación que se le ha asignado a la voz en estudio hay que entender que se ha creado un sustantivo que denomina una actitud intencionada que nombra la costumbre o conducta de escalar socialmente. En algunas ocasiones esta subida súbita se logra por medio de la política oportunista.

Analizada de la forma en que se ha hecho aquí la voz transmite el mensaje y puede ser aceptada. Sin embargo, se corre el riesgo de que no siempre la comprenda el universo de hispanohablantes.

 

PONCHAR

“. . .desde que PONCHAN las tarjetas a las 8:00 a m . . .”

El verbo ponchar posee dos acepciones predominantes en el español dominicano. Una de ellas pertenece al beisbol y la otra pertenece al área de labores.

La razón principal de traer este verbo a la atención de los lectores es porque en el asiento que se ha hecho a las dos acepciones en las publicaciones oficiales de la lengua, existen omisiones que hay que colmar. Lo que se ha esbozado en los dos párrafos introductorios se desarrollará más abajo.

En lo relativo al beisbol el verbo puede ser transitivo y pronominal también. La acepción que consigna el diccionario oficial para el verbo transitivo es “eliminar a un bateador”. En tanto verbo pronominal es “quedar eliminado en su turno de batear”, el bateador de béisbol.

¿Dónde está la omisión? En que entre los nombres de los países en donde se usa el verbo para esta acción (o inacción) no aparece la República Dominicana, RD. Esto así en el Diccionario de la lengua española, DLE

El Diccionario de americanismos de las Academias subsana la omisión, pues allí aparece la República Dominicana reconocida. Ofrecen como sinónimo de ponchar en el beisbol el verbo estrucar, y, la definición es “eliminar a un jugador por fallar en el bateo”. Se sobreentiende que queda eliminado de su turno al bate. Aún en ese diccionario no se menciona la RD en la acepción para el verbo intransitivo pronominal que reza así, “quedarse eliminado un bateador al fallar tres veces consecutivas en el intento de golpear la pelota”.

El verbo ponchar ha producido descendencia con la acepción que se reseña aquí; pueden citarse, “ponchado, ponchador, ponche, ponchón”. El bateador ponchado es “el que es puesto out por el lanzador con tres strikes, sin poder conectar la pelota”. El adjetivo ponchador se aplica al “lanzador que con frecuencia hace out a los bateadores por medio del ponche strike out”. El ponche es, “La acción de poner out al bateador con tres strikes o el efecto de recibir dicha acción”. Lengua y béisbol en la República Dominicana (2006:221).

Con respecto al verbo ponchar los redactores del DLE señalan que procede del verbo inglés to punch. Consecuente con ese origen en Panamá, Puerto Rico y RD utilizan este verbo para “marcar en una máquina o reloj especial la hora de entrada y de salida del trabajo”.

Para los hablantes usar ese verbo tiene sentido, porque lo que hacía o hace esa máquina era o es perforar un agujero o señal en la tarjeta del empleado. Ese perforar es uno de las acepciones que tiene el verbo del inglés en esa lengua.

Todo lo anterior no significa que el hablante de español dominicano no sepa disfrutar de un buen ponche, la bebida, ya sea esta mezclada con licor espiritoso o solo de frutas.

 

MAESTRANDO

“. . . por dónde andaba la inquietud de la MAESTRANDA y que. . .” [se respetó ortografía original]

Se observa aquí el fenómeno de acuñar nuevos términos en español, algo común en todas las lenguas. Ahora le parece al hablante de español que ese fenómeno ocurre con mayor frecuencia, pero en realidad lo que sucede es que la difusión es más rápida y mayor en la actualidad.

Este “maestrando” se ha formado siguiendo el modelo de graduando y doctorando. No hay mal en ello, sobre todo si se tiene en cuenta que expresa una idea afín con la de las palabras que le han servido de modelo y en el mismo campo semántico.

El “maestrando” es el que se recibe con el título de Maestro, sobre todo durante el acto de graduación, de forma parecida a graduando. En todos estos casos se ha procedido tomando la terminación –ando y se ha colocado delante la palabra o parte de esta que le sirve de base. Con respecto de maestrando se coloca la susodicha terminación a seguidas de maestr– que a su vez se usa con el significado de maestro en tanto título o grado de un diploma.

En resumen, se ha formado un nombre sobre una raíz conocida para nombrar a personas que están recibiendo el título a que se refiere la nueva voz, o que son estudiantes de término de esa carrera o curso. A veces se usa también para la persona que en el preciso momento en que se menciona está recibiendo la acreditación a que se contrae la palabra.

La extensión del uso de la voz estudiada aquí hace pensar que muy pronto logrará que se la incluya en todos los diccionarios, incluso en el oficial de la lengua española.

 

DECANTAR – DESCANTAR

“. . .se DESCANTÓ por imponer un. . .”

Descantar es limpiar un lugar de cantos o piedras. Estos cantos que constan en la acepción del verbo nada tienen que ver con los sonidos melódicos emitidos con la boca y la laringe. Estos cantos en este verbo son trozos de piedras.

Decantar que debió aparecer en la breve frase que se reprodujo, induce a pensar que se utiliza con la acepción, “inclinarse, tomar partido, decidirse” que es como lo define el Diccionario de la lengua española, en sus funciones de verbo pronominal.

Con esto de embellecer palabras para que sean más finas que el filo de una navaja es un arte peligroso. En algunas ocasiones, como esta, existe un vocablo con ese refinamiento que expresa una idea muy alejada de lo que se pretende comunicar.

Hay que tener en cuenta que los correctores automáticos saben mucho acerca de la lengua, pero no tanto como para poder discernir el sentido de lo que pretende escribir el redactor. Por eso el corrector no descartó el verbo porque este existe en español, aunque con una acepción distante de lo que quiso expresar quien escribió la frase.

Natimuerto/a, teleférico / *telesférico, parche / parcho, cuatrienio / *cuatrenio

Por Roberto E. Guzmán

NATIMUERTO/A

“Esta pretendida candidatura es NATIMUERTA. . .”

Este vocablo del título es dominicano, compartido con los puertorriqueños; o viceversa. Por su formación se presume que es una creación de personas cultas. En sus genes pueden notarse dos partes.

La primera parte es nati-, de la cual se ha hecho en este caso un elemento compositivo para la nueva palabra y, en la segunda parte, el adjetivo muerto colocado a modo de segunda parte. Este nati- es un indicio de la palabra nacimiento.

Hace más de sesenta años que el autor de estos escritos oyó el vocablo de la boca de un abogado. En ese momento pareció que se refería a la criatura concebida que al momento de su nacimiento ya está muerta.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias le hizo un espacio al vocablo y refiere que su uso es metafórico para referirse a, “Proyecto o situación que se da por fallido antes de comenzar”.

El mentado diccionario asegura que ese vocablo se conoce también en Puerto Rico. El Tesoro del español de Puerto Rico consigna dos acepciones para el vocablo sometido a estudio. La primera confirma la sospecha del autor de estas líneas, pues es, “Niño nacido muerto” y, la segunda coincide con la acepción metafórica que aparece en el susodicho diccionario. Con este sentido metafórico se asemeja a inviable que se acepta en tanto “que no puede ser llevado a cabo”.

Hay que tener en cuenta que el Diccionario de la lengua española asienta una segunda acepción para inviable así, “Dicho especialmente de un recién nacido: que no puede vivir”. Esta acepción establece una diferencia con relación al natimuerto dominicano, pues el inviable nace, pero “no puede vivir”. Ha de entenderse al interpretar la redacción de la acepción que la criatura no sobrevivirá porque tiene un defecto congénito que se lo impide. El natimuerto murió en la matriz.

Inviable es una palabra que se incorporó al Diccionario académico por primera vez en la edición de 1992, y allí puede leerse, “que no tiene aptitud para vivir”. Se resalta aquí el cambio producido en la redacción, comparada con la acepción actual que se trascribió más arriba. Este cambio puede ser el resultado de los avances en la ciencia médica que ofrece mayor certeza con respecto a las posibilidades de vida de una criatura que tiene defectos congénitos.

Aunque no se menciona en el diccionario recién citado más arriba, es muy probable que la palabra haya sido adaptada del inglés, inviable, lengua en la que entró en el año 1918 en el International Scientific Vocabulary.

Al tiempo que en español viable es “que tiene probabilidades de llevarse a cabo”, y en Biología, “que puede vivir”; en inglés cuenta con mayor número de acepciones. Entre otras acepciones, significa capaz de crecer y desarrollarse; capaz de trabajar, funcionar y desarrollarse adecuadamente; con razonables probabilidades de tener éxito.

Con la voz natimuerto se anuncia en español dominicano que el proyecto de que se trata se considera con poca o ninguna posibilidad de tener éxito. Esto así desde antes de que se emprenda.

 

TELEFÉRICO – *TELESFÉRICO

“Desde luego que integrando el Metro y el *TELESFÉRICO para. . .”

Mueve a risa más que a disgusto el que alguien que escribe para el gran público sea tan delicado que meta una letra ese /s/ en medio de esta palabra. Hay varias razones para que sea inaceptable esa letra allí.

Tele- es un elemento compositivo que significa “a distancia”. Este tele que se presenta en combinaciones de palabras proviene del griego. En todas las palabras que contribuye a formar no admite que se le coloque una letra ese /s/ inmediatamente después o a seguidas. Ejemplos de eso que se escribe aquí son, “teleadicto, teleclub, telecomunicación, telecontrol, telediario, teledifusión, teledirigir” y muchas más que no se incluyen aquí.

La Real Academia reconoce que la palabra en cuestión, teleférico, procede del francés telephérique, lengua en la que tampoco lleva esa letra ese /s/ entrometida.  La voz francesa se incorporó a esa lengua en el año 1923.

Teleférico no se escribe pensando en la esfera; por tanto, no hay ese /s/ que valga allí.

 

PARCHE – PARCHO

“Pasaron casi 23 años entre simulación . . . y PARCHOS desechables. . .”

Algunas voces mal enunciadas logran mayor circulación en el habla que aquellas que son reconocidas y aceptadas internacionalmente. Estas voces adquieren mayor validez en el habla cotidiana que aquellas que pertenecen al español general. Esto que acaba de exponerse es lo que ocurre en el caso de las dos voces del título. En República Dominicana hay más parchos que parches.

Quizás una de las razones que ha contribuido a esta preeminencia del parcho sobre el parche haya sido la proliferación de letreros mal escritos que colocaban y, quizás colocan todavía, los negocios dedicados a tapar pinches de gomas de vehículos.

El parcho es tan acreditado en el español dominicano que no se considera necesario señalarlo con un asterisco por considerarlo contrario al uso en la lengua dominicana. No hay que empujar la corrección hasta límites intolerables.

El autor de estas notas ha oído parcho más frecuentemente que parche, sobre todo para los neumáticos. Cuando se trata de los que se colocan sobre las personas, con propósitos curativos, se oye el parche. Existe la posibilidad de que el hablante de español dominicano haya establecido una diferencia entre ambos y reserva el parche para el medicamentoso.

Algo que llamó la atención de quien esto escribe es que el Diccionario de la lengua española registra parcho para el parche solamente para Puerto Rico. Por suerte el Diccionario de americanismos repara el olvido, pues coloca República Dominicana y Puerto Rico como los países en los que el parcho es, “Trozo de tela, papel u otro material, que se pega sobre la superficie de un objeto para repararlo o disimular el daño”.

 

CUATRIENIO – *CUATRENIO

“. . .ruego de iluminación mental y memorístico si en los últimos *CUATRENIOS electorales. . .”

En la palabra en el título marcada con el asterisco aparece el cuatro y la letra /i/. Aún así no es correcta la ortografía de esta. En español dominicano diríase que se tramboliquió el orden de las letras; es decir, se trocó la colocación y orden de las letras.

El componente de palabra que corresponde a cuatro es cuatri-. Este procede del latín quattuor que significa cuatro. Del mismo origen es el componente de palabra cuadri- que significa lo mismo que el anterior y, además, “cuatro veces”.

Un cuatrienio es un período de cuatro años. Como es de suponer, puede decirse o escribirse también cuadrienio.