Orlando Rossardi da recital de poesía en la Academia Dominicana de la Lengua

 El nuevo año se vistió de lirismo en la Academia Dominicana de la Lengua con un recital de poesía del poeta y académico cubano-norteamericano Orlando Rossardi, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

El acto se efectuó en la sede de la Academia con la presencia del secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), Humberto López Morales; el director de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier; y los académicos numerarios Manuel Núñez, María José Rincón, Ana Margarita Haché, Rafael González Tirado, Juan José Jimenes Sabater, José Enrique García, Tony Raful Tejada y Andrés L Mateo. También nos acompañaron las académicas correspondientes Ofelia Berrido y Emilia Pereyra.

Durante el encuentro con los académicos, antes del recital, López Morales ponderó la brillante labor realizada por la Academia Dominicana de la Lengua y resaltó la publicación del Diccionario del español dominicano como el más valioso aporte de nuestra institución a la cultura dominicana y, desde luego, al conocimiento de la variante del español en esta isla antillana del Caribe hispánico.

Bruno Rosario Candelier presentó al invitado, de quien dijo que es el poeta cubano vivo más importante con que cuenta la lengua española en estos momentos. Contó que conoció a Orlando Rossardi en la Real Academia Española cuando en el 2004 representó a la Academia Dominicana de la Lengua en la Casa de la Palabra para colaborar con el trabajo de confección del Diccionario de Americanismos que justamente presidiera Humberto López Morales, que ha sido su aporte más importante al servicio de las instituciones de la lengua española. Allí tuvo la suerte de conocer la creación poética de Orlando Rossardi que, como poeta, tiene la virtud de una clara concepción poética, lo que es importante subrayarlo, porque hay creadores de buena poesía, pero en el plano teorético y en el plano de la concepción de lenguaje y la escritura no tienen una noción precisa o una formación intelectual y estética correspondiente a la categoría de su creación. El académico resaltó que hay pocos creadores en el mundo que, al tiempo que plasman una obra literaria con calidad, tienen también una posición estética y una formación intelectual cónsona con el fenómeno de la creación y esa faceta se puede registrar no solo los planteamientos teóricos que hacen, sino en la misma creación. Rosario Candelier destacó que Orlando Rossardi tiene la virtud de enfocar variados temas y motivos, y lo hace con hondura, sabiduría y conciencia de la palabra.

El poeta invitado leyó y comentó varios poemas de sus libros Casi la voz, Los pies en la tierra y Plenitud. Evocó los años de su formación intelectual, su contacto con poetas eminentes, como Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges y Gastón Baquero y, por supuesto, su trayectoria literaria, especialmente el cultivo de la creación poética. Señaló que la poesía construye su casa con dos puertas, una de entrada, que es el Yo, y otra de salida, que es el Otro. Subrayó que existen dos clases de poetas, los que escriben para sí mismos y los que dicen escribir para los demás; el primero casi siempre es un pesimista; y el segundo es demasiado optimista.

La lírica  de Orlando Rossardi es poesía de lo que sucede en la vida, como dije en el acto de su presentación. Entre los motivos de su creación figuran las manifestaciones de la veta trascendente de fenómenos y cosas con su vertiente metafísica y mística. En varios de sus poemas, Rossardi da señales de que tiene una mirada trascendente. Siente “el soplo que se empina”, “quemado por el mismo fuego”, con “un destino de silencios explosivos” o “como postigo abierto a los designios”, todo lo cual adviene “un calco hacia lo Eterno” que alienta la “soledad configurada” del “inesperado sentir” que nutre a los poetas. Concibe la poesía como la letra más perfecta.

En sus poemas hay destellos de intuición cósmica, hondura metafísica y percepción mística. El poeta antillano, que tiene despierta su sensibilidad trascendente, experimenta una luz mediante la cual puede contemplar el fundamento profundo de las cosas o tener una mirada que va más allá de la apariencia sensible de las cosas.

Con su conciencia cósmica, Rossardi tiene la virtud de apreciar, en su visión estética del mundo, la connotación interna y mística de lo viviente, que es la más honda percepción de lo trascendente. Se trata, en efecto, de una valoración singular y peculiar de lo existente. Cuando el yo lírico piensa en su condición de poeta, en “no habla de la luna”, pues una dimensión más profunda reclama su atención.

Prevalido de una sólida erudición literaria, el poema “A Gastón Baquero”, texto indicador del hondo vuelo metafísico del creador cubano con el que concluyó su recital, revela la potencia lírica y simbólica de una creación que sabe intuir, desde su atalaya estética, el trasfondo místico y simbólico de una creación luminosa, como este trozo:

 

Tú estabas allí cuando comenzó a hervir la historia

y andabas por sus letras reparando la escritura.

Tú, más que andar por los rincones

 hablando de Cleopatra y Cayo Julio

ya había conocido los misterios que dejan rodar el Nilo al mar,

visto las lunas que brillan todas juntas

 de Palenque hasta Estambul,

hecho rodar todos los ceros de Pitágoras, Newton y Pascal;

y ya volvías como abeja del fondo del Principio

en que todo, nuevamente, acosa sus panales.

 Ya estabas por esos rumbos, volátil y enterado,

cuando hablaban de echar de la República todas

 las ficciones, todas las alas, todas las vigilias.

Antes de Mozart y de Bach ya estabas dando golpes

 de clavel por las ventanas

y vaciabas ya, maestramente, los instantes

 más certeros por el aire;

 antes que Walt Whitman y que fray Angélico

o que el mismo Marco Tulio Cicerón;

ya habías descubierto antes que Vasco,

el portugués, por otras rutas,

como pisar sin pisar siquiera las Indias tan remotas

y la familiar Estrella;

ya habías escuchado el cantar de las sirenas

 y visto al bravo de Odiseo

temblar de espanto ante el arrobante do de pecho

de las aladas isleñas.

 

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier, destacó los aportes del escritor cubano en su trayectoria literaria, así como su formación académica.  Comentó que se trata de un creador que canta lo que en la vida sucede y da valor poético a las vivencias y las cosas, lo que implica un hermosísimo don que encarnan los poetas, porque la poesía es la más excelsa condición que otorga el Logos que Heráclito bautizó como la más alta potencia que distingue a los seres humanos en cuya virtud tienen la capacidad de creación poética.

Al cierre de la actividad, el director hizo entrega de un pergamino de reconocimiento al poeta Orlando Rossardi por su valiosa obra literaria y su encomiable aporte al desarrollo lingüístico y literario, así como por su labor de promoción cultural y su defensa de los altos valores del espíritu.

Orlando Rodríguez Sardiñas (Orlando Rossardi) nació en La Habana, Cuba, en 1939. Emigró a España en 1960, luego de haber colaborado en su lar nativo en periódicos y revistas. A partir de ahí dio a conocer su obra en revistas literarias de Europa, Hispanoamérica y Estados Unidos, lugares donde también trabajó en prestigiosas universidades como la Complutense de Madrid, Texas, Wisconsin, así como en los cursos de postgrado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Málaga.

Su obra poética se recoge en libros como El diámetro y lo estero (Madrid, 1964),   Los pies en la tierra (Madrid, 2006), Casi la voz (Valencia, 2009), y los cuadernos Canto en la Florida (Valencia, 2010) y Fundación del centro (Valencia, 2011), entre otras obras de ensayo, teatro y cuento.  Es coeditor del tomo Gabriela Mistral y los Estados Unidos (ANLE, Nueva York, 2010) junto con J. Covarrubias y Gerardo Piña Rosales. Fue colaborador de la Enciclopedia del Español en los Estados Unidos (Madrid, 2008) y del Diccionario de americanismos, de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Miembro de número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, correspondiente de la Real Academia Española.

Santo Domingo, 20 de enero de 2014.

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