Güiro/güira, ábana/hábana/abana, testaferrato

Por Roberto E. Guzmán

GÜIRO – GÜIRA

“El GÜIRO taíno vino a ser el güiro de hoy”.

El güiro y la güira forman parte importante de lo dominicano. Güiro/a, es una palabra que tuvo su origen en las islas antillanas. La mayoría de los tratadistas aseguran que esta palabra proviene del arahuaco taíno. A tal punto se popularizó la voz taína que los españoles la definieron en parte por el uso a que destinaban el fruto, así escribían que era una “calabaza vinatera”, pues se servían del fruto después de seco para transportar ese líquido.

Esta calabaza (Cucurbita Lagenaria) peninsular terminó convirtiéndose en una vasija antillana, reconocida más por el nombre de jigüera en el habla dominicana que por calabaza vinatera, pues la sed de los aborígenes se centraba en el agua potable y otros ingredientes de la magra dieta taína, más que en el vino.

Parte de la jigüera se usó mucho en las cocinas dominicanas, utilizando parte de esta para hacer instrumentos de cocina, con o sin mangos usado como cazo, cuchara, etc.

No hay extrañeza si la primera documentación acerca del fruto del árbol tropical llegó a conocimiento general por medio de las reseñas de los cronistas “de Indias”. Con la diligencia que caracterizó a algunos residentes de la isla de Cuba, las primeras menciones americanas referentes a las dos palabras del título las produjeron estudiosos cubanos de la lengua americana; así consta en el Diccionario de provincialismos de la isla de Cuba de 1831. Las acepciones acogidas en este diccionario y otros de la misma época eran descripciones del fruto y los usos a que se destinaban.

  1. Esteban Pichardo trae en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:314) una descripción detallada de las voces estudiadas con referencia a la jigüera dominicana. El güiro se ha conocido por otros nombres, bangaño, calabazo, calabacito; en los siglos XVIII y XIX recibió la denominación “calabacito rascador de fandango”.

La primera mención de güiro en una recopilación de voces de uso en el habla de los dominicanos consta en Criollismos de R. Brito, de 1930, quien solo se ocupa de esta voz y escribió, “Instrumento musical hecho de calabazas”.

En República Dominicana se usa indistintamente güiro o güira para el instrumento musical que se hace con el fruto vacío de contenido, seco y con rayas transversales paralelas que se rasgan para producir el sonido característico. Las formas del instrumento pueden variar. Por esta forma de producir el sonido se convierte en un “instrumento de frotación de vasos independientes”. Instrumentos musicales folklóricos dominicanos (1988-I-244). Para producir el sonido se usa el “gancho” o “rascador”.

La que quizás pueda considerarse primera mención de la güira, instrumento musical, es la que hace Pedro Francisco Bonó en El montero. Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:186).

Desde hace largo tiempo güira ha pasado a denominar la cabeza. Según parece esa acepción originó en Cuba; de ahí pasó a Puerto Rico y de allí a República Dominicana. Este orden se propone por las fechas de las menciones en los repertorios de voces en los mencionados países.

Un dato curioso sobre el que vale la pena llamar la atención es que D. Pedro Henríquez Ureña escribe, “Los descubridores escribían con g las palabras indígenas en que existían los diptongos ua, ue, ui: Guacanagarí, Guarionex, Maguá, güiro: es posible que estas palabras no tuvieran g, como no la tenía ninguna en náhuatl, el idioma de los aztecas…”

El español en Santo Domingo (1940:144-5).

 

ÁBANA- HÁBANA- ABANA

Igualmente esqueje de yuca, ABANA de batata . . .”

A pesar de que en título figuran tres palabras, en realidad se pretende estudiar una. El motivo de porqué aparece con tres representaciones es porque no se sabe cuál es la grafía que pertenece a esta voz.

Algunos hablantes de edad avanzada recuerdan haber oído hablar del “ábana de batata”. Solo recuerdan la voz de oídas; por lo tanto, no saben si debe escribirse hábana, con la hache y la tilde para diferenciarla de otras palabras homónimas, o, abana, llana sin acento ni hache.

Algo que recuerda la fuente de la anterior información es que ábana o abana siempre iba acompañada de la palabra batata, pues según parece se asocia directamente con este tubérculo.

En la cita aparece sin hache y sin tilde, pero a veces no se puede confiar en lo que se lee, aunque sea en periódicos. Además, es posible que se conozca la voz de las dos maneras, con acento y sin este.

La información que se ha recogido hasta este momento proviene del Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico, donde aparece escrito ábana y abana, en tanto “bejuco de batata cuyos recortes o trozos sirven de semilla”. Descrito de modo general es, “bejuco usado como semilla”.

No hay duda acerca de la posibilidad de que esta voz pasara de Puerto Rico a República Dominicana, donde se integró al habla de los agricultores. Este tipo de transferencia de voces entre las islas caribeñas hispanohablantes es algo hartamente comprobado mediante las estadísticas. Es un hecho que la voz examinada aquí se conoce en el habla dominicana, pero solo en los medios campesinos, porque pertenece a las labores agrícolas. Quizás por ese ámbito de uso ha permanecido ignorada por algunos estudiosos del lenguaje.

 

TESTAFERRATO

“. . . así como el TESTAFERRATO, sicariato, . . .”

Es parte del proceso natural de las lenguas que estas se sometan a la influencia de las actividades de la vida. Muchísimas palabras que se han incorporado a la lengua a través de la historia de esta han llegado como consecuencia de la necesidad de nombrar una acción nueva que se ha detectado en la vida humana.

Algunas de estas actividades son celebradas por los beneficios que traen a las comunidades; por desventura, otras han recibido nombre propio porque alcanzan notoriedad y hay que designarlas para estigmatizarlas.

La palabra “testaferrato” no ha sido incorporada todavía a la nómina de las que son reconocidas por las autoridades de la lengua con su integración al diccionario oficial. Junto a esta voz aún no reconocida figura en la frase citada una que se incorporó recientemente al diccionario oficial, 2014; es ese sicariato que aparece inmediatamente después de la voz estudiada aquí y cuya definición es, “Actividad criminal desempeñada por sicarios”.

No hay que extrañarse si algunas voces permanecen en la “sala de espera” para su integración al lexicón mayor de la lengua. Eso es parte del proceso normal. Los doctores de la lengua someten las voces de reciente aparición a un período de espera hasta que demuestren que forman parte del uso general. En la actualidad los recursos modernos de la ciencia han puesto a disposición de los estudiosos de la lengua nuevos recursos que permiten aquilatar con mayor precisión los usos en el ámbito hispanohablante y la frecuencia de estas nuevas voces.

En la base de la voz del título aparece una que es conocida del común de los hispanohablantes, testaferro. El testaferro es un presta nombre en contrato, negocio o pretensión que en realidad es de otra persona.

Una posible acepción para el testaferrato es, actividad desempeñada por el testaferro. En algunos casos esta actividad puede ser castigada por las autoridades si contraviene una norma legal.

 

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