La palabra en la valoración de las cosas
Por Luis Quezada Pérez
- EL PODER DE LA PALABRA
Quiero iniciar mi exposición con un párrafo clarificador y muy penetrante del Dr. Bruno Rosario Candelier, en un ensayo titulado “El estudio de la lengua y el cultivo de las letras”, recogido en su libro El lenguaje de la creación: “La palabra confiere un singular poder al hablante con conciencia de la lengua:
- un don para nombrar las cosas;
- un poder para conceptualizar ideas;
- una convicción para edificar con la verdad nuestra conciencia;
- un vehículo para diseñar la visión del mundo;
- una dotación para testimoniar nuestra valoración de las cosas
- un talento para crear una nueva realidad verbal con belleza y sentido.
Como filosofo me atrevo a decir que las primeras 4 manifestaciones del poder de la palabra entran dentro de la categoría del LOGOS, que solamente incluye la EPISTEME, es decir, la VERDAD; solamente la quinta, planteada por BRC entra dentro de la categoría del ÁGAPE, que incluye la ÉTICA Y LA ESTÉTICA. Esta última categoría (la axiología de las cosas por la Palabra) solamente es alcanzable si superamos el LOGOS como finalidad del SER y lo convertimos en mediación para llegar al ÁGAPE.
- EL SER COMO FUENTE DE LA PALABRA
Los filósofos cuando reflexionamos sobre algo, siempre vamos “al principio”, a la “arché” como decían los presocráticos en el siglo VI a.C. Seré telegráfico en mi exposición, por razones de tiempo. El tema fontanar de la filosofía es el tema del SER.
En toda la tradición filosófica griega, desde el siglo VI a.C.,
- El SER es LOGOS, es decir, comunicación.
- El LOGOS es PALABRA, es decir, expresión.
- La PALABRA es la expresión del SER.
- El LOGOS existe por el NOUS.
- El NOUS es el pensamiento. El hombre es el ser-que-piensa. Como decía Heidegger, “el hombre es el ser que se pregunta por el Ser”. Porque piensa, piensa el ser. El NOUS no solamente piensa sino que nos piensa, y porque piensa, todo es.
Como filosofo me atrevo a decir que este es el HORIZONTE FILOSÓFICO PLANTEADO POR LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD. La filosofía del siglo XXI, si quiere liberarse de “la cárcel de Hegel” (el mayor sistematizador de la modernidad), debe dar el salto a la TRANSMODERNIDAD, que nos lleva a superar el LOGOS como finalidad del SER y convertirlo en MEDIACIÓN DEL SER PARA ALCANZAR EL ÁGAPE. Aquí me inscribo en la tradición levinasiana y de la filosofía latinoamericana de la liberación.
Sin este salto LA VALORACION DE LAS COSAS POR LA PALABRA no deja de ser solamente epistémica, y no trasciende a lo ético y estético.
- EL LOGOS DESARROLLA LA CONCIENCIA Y ESTA SE FORMALIZA A TRAVES DEL LENGUAJE
Bruno Rosario Candelier, en su obra El lenguaje de la creación, reflexiona con gran clarividencia lo siguiente:
- “Debemos al LOGOS el desarrollo de la CONCIENCIA”.
- “Las expresiones de la CONCIENCIA el LOGOS la formaliza en el LENGUAJE”.
- “El LOGOS funda la ENERGÍA INTERIOR DE LA CONCIENCIA”.
- “Esa energía interior de la conciencia canaliza la PALABRA, atributo exclusivo de la condición humana”.
Como filosofo puede decir que todo lo anterior es verdadero, pero sigue siendo una verdad a medias. El gran problema de envergadura del pensar filosófico lo constituyen los trascendentales del ser: la verdad, la bondad y la belleza, o para decirlo de otra manera, la episteme, la ética y la estética. Son tres hermanas que troquelan el SER. El gran problema de la filosofía desde los presocráticos hasta hoy es que las tres hermanas que deberían ser iguales, se deshermanaron y la episteme convirtió en hermana mayor y con derecho a vasallaje a la ética y a la estética.
El vasallaje de dos trascendentales en favor de la episteme, trajo la dictadura del LOGOS en el pensar filosófico. El LOGOS se convirtió en la finalidad del SER y no en la MEDIACIÓN para llegar al ÁGAPE. Esa es la gran desconstrucción que tiene que realizar la filosofía del siglo XXI con relación a 2,500 años de pensamiento filosófico centrado en el LOGOS.
- EL PROBLEMA NO RESUELTO ENTRE LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XX Y DEL SIGLO XXI
Pienso que el siglo XX fue la última expresión y la crisis de la MODERNIDAD iniciada desde el siglo XVI por Descartes, fundamentada críticamente por Kant, sistematizada por Hegel, desglosada fenomenológicamente por Husserl y llevada a su hontanar ultimo por Heidegger. La MODERNIDAD llegó sencillamente a esto: EL SER ES LOGOS. Y eso es verdad, pero no toda la verdad. La TRANSMODERNIDAD LLEGA A LA CONCLUSIÓN DE QUE EL logos NO ES EL fin del ser, sino medio para llegar a algo. El LOGOS es MEDIACIÓN, no FINALIDAD. Entonces, ¿cuál es la finalidad? Si lo fuera a cifrar en una sola frase, diría así:
EL SER ES LOGOS PARA LLEGAR AL ÁGAPE.
Si el SER es LOGOS como finalidad, nos quedamos en el SABER.
Si el SER es LOGOS para llegar al ÁGAPE, alcanzamos entonces la SABIDURÍA.
La Filosofía, desde siempre, no ha sido curiosamente “amor al SABER”, sino “amor a la SABIDURÍA”. Pero no ha llegado a esta porque se quedó ESTANCADA EN el Logos y no alcanzo el ÁGAPE. De ahí que Levinas le da una vuelta al planteamiento etimológico de la palabra filosofía y la visualiza no como amor a la sabiduría, sino como sabiduría del amor. Hace una verdadera inversión epistemológica que convierte al LOGOS en MEDIACIÓN y al ÁGAPE en FINALIDAD. Creo que este es el salto cualitativo que puede dar la filosofía del siglo XXI con respecto a la del siglo XX y toda la tradición de 2,500 años, hasta entroncar con los presocráticos y sobre todo con Heráclito de Éfeso, que inventa la palabra LOGOS como constitutivo sustancial y teleológico del SER.
“LA PALABRA SOLAMENTE SERÁ VALORACIÓN DE LAS COSAS CUANDO SE HAYA DADO EL SALTO DEL LOGOS AL ÁGAPE”
Pienso que la genial intuición de BRC consiste en que su propuesta estética basamentada en el Interiorismo sin darse cuenta provoca una ruptura con toda una tradición filosófica cuyo mayor límite del SER era el LOGOS. El Interiorismo no desemboca curiosamente en lo mítico ni en lo metafísico, que son hijos de la episteme y por tanto del LOGOS, sino que desemboca en la mística, que es hija de la ética y la estética. A veces lo siento entrampado en el LOGOS, pero se sacude y termina visualizando al final del túnel, que la luz del LOGOS es estéril si no nos conduce al ÁGAPE. Sé que este planteamiento puede crear muchas ronchas conceptuales, pero me atrevo a ponerlo sobre el tapete para que ulteriores discusiones arrojen más luz sobre lo que apenas ha sido brevemente esbozado.
Solamente así la PALABRA no será solamente NOMBRAR LAS COSAS, CONCEPTUALIZAR LAS COSAS, EDIFICAR VERAZMENTE LAS COSAS, DISEÑAR LA VISIÓN DE LAS COSAS, sino también y sobre todo testimoniar la VALORIZACIÓN DE LAS COSAS y crear una nueva realidad verbal con belleza (estética) y sentido (ética).
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