Atiguerearse/tiguerear, cuentero/cuentista, complejizar
Por Roberto E. Guzmán
ATIGUEREARSE – TIGUEREAR
Los dos verbos que se encuentran más arriba son muy dominicanos. El segundo de los dos es más conocido que el primero y se usa con mucha frecuencia en el habla de los dominicanos.
El verbo “atiguerearse” no ha sido documentado aún en los repertorios de voces dominicanas, a pesar de que ningún dominicano argumentará en contra de su existencia, validez y vigencia.
Los dos verbos que constan en el título tienen relación con la palabra tíguere que se utiliza muy frecuentemente en el habla de los dominicanos y que en otros países de Hispanoamérica conocen con el mismo significado, o con uno muy similar.
Dicho sea de paso, el tíguere más orgulloso de su condición es el dominicano. La palabra tíguere engloba las condiciones de “habilidoso y delincuente”. “Se utiliza para referirse a personas que son muy agresivas y habilidosas y que por lo general tienen pocos escrúpulos”. Diccionario dominicano de cultura y folklore (2005:390).
El Diccionario del español dominicano (2013:657) no es más benévolo con el tíguere dominicano pues lo califica de “golfo, descarado o atrevido”. Hay que convenir en que sí es atrevido, pues se arriesga a decir o a hacer cosas peligrosas; pero no es necesariamente un delincuente. Es más bien un avispado, pues es vivo, despierto, agudo. Es listo, audaz, diligente, persuasivo.
En algunos países prefieren utilizar la palabra tigre para la “persona muy hábil en alguna actividad”. Con esta definición se usa en ocho países de la América Hispana. El autor de esta columna se identifica con la primera acepción para tigre que consigna el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:459), “persona astuta, viva e inteligente”.
Se espera no causar sorpresa si se escribe que muchos hombres dominicanos se refieren a sí mismos calificándose de tígueres. En esos casos añaden algún calificativo después para perfilar a qué clase de tíguere pertenecen. En esos casos el vocablo tíguere se toma como sinónimo de “persona, individuo”. Por ejemplo, “Soy un tíguere tranquilo”. “Él es un tíguere muy estudioso”. En casos similares a estos no hay anonimidad con respecto a la persona a la que se refiere el hablante.
La noción de tíguere es tan importante en la cultura dominicana que se ha elaborado más de un libro dedicado a ese tema. Los textos que se han ocupado del asunto enumeran varias clases de tígueres en las cuales no puede entrarse en esta sección.
El verbo tiguerear es más festivo que real. Con él se indica que la persona se divierte, sin que esa diversión implique algo de censurable o reprobable. La o las personas que tiguerean hacen algo agradable, se distraen, entretienen, recrean.
Regresando al tema principal de este aparte, atiguerearse es hacerse o volverse tíguere, así como mostrar características propias del tíguere, adoptar posturas o conducta de tíguere. Los dos verbos del título desean que alguien los incluya en los diccionarios diferenciales del español dominicano. La literatura dedicada al tema da testimonio de la importancia del concepto y sus palabras derivadas.
CUENTERO – CUENTISTA
“En cierta forma, el CUENTERO. . .”
Los dos vocablos del título gozan de legitimidad en el ámbito del español general. En esta parte de estos comentarios se revisarán los dos vocablos, con algo de su historia y se tratará de dejar bien delimitado el campo de acción de estos, con una explicación que se ofrecerá.
La palabra cuentista tiene largos años en el seno de la lengua. En el Diccionario de la lengua española, DRAE, de 1956 se consignó que pertenecía al lenguaje familiar con una connotación negativa en su primera acepción, “Que tiene la mala costumbre de llevar cuentos o chismes de una parte a otra”. La segunda acepción asentaba que vale para masculino y femenino, “Persona que suele narrar o escribir cuentos”. La edición de 1984 del DRAE añadió otra acepción del registro familiar, “Persona que por vanidad o motivo semejante exagera o falsea la realidad”.
La última edición citada registra la palabra cuentero como adjetivo equivalente de cuentista, “que lleva cuentos, chismes o embustes. Añade que puede utilizarse también como sustantivo.
Hubo que esperar la aparición de la edición de 1992 del DRAE para que apareciera cuentístico, ca, adjetivo, “Perteneciente o relativo al cuento o breve narración”. En femenino, cuentística, es “Género narrativo representado por el cuento”.
La fuerza que representa el lenguaje familiar es de tal magnitud que cuentista pasó a ser en el habla el que exagera, falsea, lleva chismes o embustes. De allí que para distinguir a los escritores de los otros, se trató de imponer cuentero para el creador de literatura breve.
En República Dominicana se presentó el caso de que hubo un político elegido Presidente de la República que era un cuentista reconocido internacionalmente y a la vez era un hombre de palabra, cabal. Muchas personas simpatizantes de sus ideas se negaban a llamarle cuentista, pues pensaban que haciéndolo lo ofendían.
En la actualidad en Hispanoamérica hay once países donde cuentero es el que dice mentiras y embustes. En otros seis países es el estafador que embauca sus víctimas con mentiras. En República Dominicana en el ámbito rural el cuentero es, “Persona diestra en el arte de contar cuentos”. Estas informaciones se han extraído del Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias. Como se trata del ámbito rural, se presume que este contar es oral, mediante la palabra hablada.
En la actualidad los académicos de la lengua entienden que el adjetivo cuentista en el registro coloquial se aplica a la persona que acostumbra a contar enredos, chismes o embustes. En funciones de sustantivo es la persona que suele narrar o escribir cuentos. En el registro coloquial continúa haciendo las funciones de sustantivo para ambos géneros, persona que exagera o falsea la realidad por vanidad u otro motivo semejante.
En el habla cotidiana el dominicano dirá que “mete cuentos” el que no es un literato, narrador. Así “escribe o narra cuentos” el que se dedica a la tarea de relatar historias breves.
COMPLEJIZAR
“. . .aun inexplicable que COMPLEJIZA la. . .”
Este es un verbo de aparición más bien reciente en la lengua común. Podría argüirse que es una creación culta y que se usa con mayor frecuencia en la lengua escrita.
Puede alegarse que es un verbo formado tomando como base el adjetivo “complejo”, al que se añade la terminación –izar que es muy favorecida en los niveles cultos del habla, porque entre otras cosas logra componer verbos más largos que ayudan a proyectar apariencia de amplia cultura.
Con respecto al verbo del título la terminación –izar, que procede del latín tardío, lo que hace es denotar una acción cuyo resultado implica el significado del adjetivo que se señaló ya, por su condición de base en el compuesto.
En su condición de verbo de creación y empleo recientes, todavía no ha logrado su incorporación en el diccionario mayor de la institución reguladora de la lengua española.
El diccionario que recoge esta nueva voz, complejizar, es el Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:312). Define el verbo como intransitivo, “Hacer o hacerse complejo [un asunto]”. Junto con este verbo ese diccionario trae también el sustantivo femenino “complejización” que es, “Acción y resultado de complejizar”.
En el lenguaje jurídico se ha encontrado que en lugar de utilizar el verbo aquí estudiado, prefieren “declarar complejo” un asunto para dar a entender que el asunto a que se contrae la declaración se hace complejo, se complica porque tiene varias vertientes, involucra varios delitos, personas o sitios de comisión de los últimos.
© 2018, Roberto E. Guzmán
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