Taller de creación con Federico Henríquez Gratereaux
Un conversatorio con el académico de la lengua, ensayista, novelista y periodista Federico Henríquez Gratereaux, Premio Nacional de Literatura 2017, tuvo lugar en el Taller de Creación Literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch”.
El director de la ADL ponderó la obra ensayística del invitado y contó que en el año 1964 cayó en sus manos una revista de la UASD sobre filosofía: “En esa revista me encuentro con un artículo de Federico Henríquez Gratereaux sobre la naturaleza de la filosofía donde el autor canalizaba su valoración de esa disciplina de la conciencia metafísica del mundo”.
Federico Henríquez Gratereaux dijo que desde muy joven se interesó por la filosofía, especialmente la filosofía en la lengua española, porque ocurre que el lenguaje es esencial para la comprensión de la realidad, enfatizó el escritor. Además de su interés por la filosofía y la lengua española, se fue interesando en la poesía ya que los poetas y los filósofos de lengua española lo enriquecieron afectiva, intelectual y espiritualmente.
Habló de sus inicios en la literatura. Federico Henríquez Gratereaux tenía que trabajar, por lo que no podía dedicar demasiado tiempo a la literatura, ni a la tertulia, ni a las cosas gratas a las que se dedicaban sus amigos. Dijo que tenía que trabajar para mantener una familia de cuatro miembros, y no quería vivir en una buhardilla, ya que siempre le pareció que la bohemia en ciertos artistas es una forma de autodestrucción, aunque destacó que hay bohemios inteligentes y geniales: “Yo tenía que trabajar siempre y entonces llevaba los libros en el carro, leía algo en un semáforo o cuando podía”, expresó el escritor.
Henríquez Gratereaux comentó que a la lingüista María José Rincón le asombra la capacidad de su memoria en una época no memorística, como es esta época del internet, donde la gente no necesita memorizar. Explicó que no quería memorizar nada, sino que se acostumbró a retener las cosas para podérselas comunicar: “Yo andaba con los poemas a cualquier lugar que yo iba y los tenía en la memoria. Recordaba todos los poemas, hasta los que no debía recordar”.
Relató que cuando Federico Henríquez y Carvajal, maestro y escritor, tenía 99 años, él era un niño de siete u ocho años, y su padre lo llevó para que conociera a su tío abuelo a quien le dijo: “A este niño le gusta leer”. Entró a la casa del señor Henríquez y Carvajal como un niño que le gustaba leer, y él le dijo: “Aquí está este libro, este es “El poema de la historia”. Explicó que esos poemas tenían una rima consonante terrible y su tío abuelo se lo entregó como hombre consagrado a la enseñanza: “Siempre me interesó la lectura y, en mi casa, mi madre me enseñó el famoso poema de Rubén Darío que se llama “Sinfonía en gris mayor”, expresó el subdirector de la ADL. Ponderó la obra del inmortal nicaragüense.
El escritor también habló de la experiencia durante su infancia. Aclaró que nació en Santo Domingo, y aunque en los medios digan que su nacimiento fue en La Vega, no le molesta, ya que a La Vega iba todos los veranos a casa de su abuela materna, una mujer inteligente, buena y cariñosa. En La Vega vivió experiencias imborrables: “La Vega era un mundo completamente distinto para mí”, expresó.
Contó que su padre era amigo de Juan Bosch desde cuando el escritor vivía en La Vega. Un día su padre lo llevó donde Bosch y le dijo: “Yo tengo un hijo que es un pichón de literato y él quiere escribir en una agencia”. Pues la susodicha entidad era una agencia internacional a donde Juan Bosch había escrito y escribían otros intelectuales y españoles inmigrantes. Luego terminó escribiendo para esa agencia periodística: “Yo me decía que para poder mantener bien a mi familia tenía que hacer cosas que rimen con lo que a mí me gusta, porque traicionar la vocación a mí me parecía una inmoralidad”, dijo el académico de la lengua, y añadió: “Yo vendía títulos financieros para educación, y además yo he sido columnista de varios periódicos, director de El Siglo y productor de televisión”, dijo al destacar su trayectoria como comunicador.
A Federico Henríquez Gratereaux le gustaba la física moderna y no pudo continuar ya que entonces le ofrecieron la dirección del Listín Diario: “Con eso de lo físico yo he tenido conmociones sentimentales, porque a mí me gustaba la física. ¿Tú sabes lo que es que haya unos tipos que traten de averiguar de qué se compone la materia y cuál es la energía que hace posible la materia? Para mí es una pregunta no sé si poética o metafísica”, subrayó.
El ensayista, novelista y académico ha tratado de entender su propia sociedad, a lo que este director se refiere cuando afirma que Federico Henríquez Gratereaux ha hecho sociografía en el país. Federico manifestó que su libro Un ciclón en una botella es un intento de entender la sociedad dominicana: de por qué somos como somos, de por qué tuvimos a gobernantes como Pedro Santana, a Ulises Heureaux (Lilís) y a Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana.
La pasión de Federico Henríquez Gratereaux se centraba en entender su sociedad, como se evidencia en sus libros, opúsculos y artículos periodísticos en cuyos textos se confirma su interés por la filosofía y la lengua española. Desde niño quería ser un escritor en lengua española, y lo logró. Federico Henríquez Gratereaux es un escritor de la lengua española.
El escritor pasó a darle turnos al público presente, quienes tuvieron la oportunidad de expresar sus inquietudes intelectuales y recibir los comentarios del destacado hombre de letras.
Santo Domingo, 5 de septiembre de 2017.