JOSÉ ENRIQUE GARCÍA RESALTA APORTE DE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

Programa «A partir de Ahora», con Gustavo Olivo, en Acento TV

(https://www.youtube.com/watch?v=SftcC6gKMX0)

 

—Gustavo Olivo: Saludos, amigos, ustedes sintonizan Acento TV y su espacio de entrevistas y comentarios, «A partir de ahora». Hoy tengo una conversación que voy a disfrutar con José Enrique García: poeta, novelista; también autor de cuentos fabulosos y, sobre todo, un gran profesor que domina el arte de la enseñanza sobre todo en materia de lengua y literatura. Y a propósito de una conferencia magistral que expuso José Enrique García en la Biblioteca Nacional sobre Pedro Henríquez Ureña. Bienvenido, José Enrique.

 

—José Enrique García: Gracias, Gustavo. Sí, mira, el director de la Biblioteca me dijo: «Yo quiero que tú hables del aspecto filológico de Pedro, a propósito de los cincuenta años de la Biblioteca». Y yo le dije: «Bueno, los asuntos filológicos de Pedro están bastante trabajado. Yo tengo algo que decir. Hablemos de por qué se lee a Pedro Henríquez Ureña.

 

—Gustavo Olivo: La permanente actualidad de Pedro Henríquez Ureña.

 

—José Enrique García: Porque me he encontrado, en lo poco que he viajado, en España o en México, siempre la gente tiene presente a Pedro.

 

—Gustavo Olivo: ¿Sigue siendo Pedro Henríquez Ureña la referencia obligada de República Dominicana en materia de filología, literatura, estudio de la lengua?

 

—José Enrique García: Sí, no solamente en Santo Domingo, sino en América. Porque Pedro es el maestro. O sea, Pedro viene, desde luego, de la enseñanza de su madre, de Salomé Ureña. Porque Pedro —es una idea que yo tengo—, su obra es como una especie de prolongación de la conversación que tenía con su madre. Porque la enseñanza, una de las partes más concretas, en cuanto a la enseñanza de la lengua, comenzó aquí en Santo Domingo, con Salomé, en la Escuela de Señoritas, que creó toda esa legión de profesoras, que fueron las que pusieron las bases de la educación dominicana, que se mantuvo con amplitud hasta que llegamos a la modernidad, y que introdujo una serie de formas, o procedimientos o metodologías, que han debilitado, en cierto modo, la enseñanza dominicana. Tú sabes que yo me gradué de Maestro Normal para la Escuela Primaria en 1969, en la Escuela Luis Napoleón Núñez Molina, en Licey al Medio; luego hice mi carrera de Licenciatura en la Universidad Católica Madre y Maestra; y comencé a trabajar en quinto curso en la Escuela Eugenio Deschamps, de Santiago, y luego trabajé en la educación dominicana enseñando lengua y didáctica. Yo estoy diciendo que aquí hubo toda una tradición sustantiva de la enseñanza y esa es la que Pedro fundamentó.

 

—Gustavo Olivo: ¿Cuándo y quién decide que los textos de don Pedro Henríquez Ureña no se usen en la enseñanza y el estudio de la lengua?

 

—José Enrique García: En 1965, en el Liceo Ulises Francisco Espaillat de Santiago, estudiaba yo gramática, o sea, se llegó ahí con esa Gramática, que la conservo todavía. Y yo he hecho algunas investigaciones con gente que estudiaron en esa época conmigo, que son economistas, ingenieros, agrónomos, abogados, ellos conservan la Gramática, y ellos dicen «De los libros que se conservan es la Gramática de Pedro».

 

—Gustavo Olivo: Y también El español en Santo Domingo, que es una obra fundamental.

 

—José Enrique García: Que nosotros estudiamos con Arturo Jimenes Sabater en la Madre y Maestra cuando estudiamos la parte de lingüística (Arturo tiene un libro sobre el español de Santo Domingo, que es el primer gran estructuralista que llega al país como profesor), ese trabajo de Pedro —El español en Santo Domingo— es pionero en la investigación lingüística en América, o sea, El español en Santo Domingo, que lo escribió aquí cuando estuvo de Super Intendente de Educación (equivalente al cargo de Ministro), en esa época que iba a recogiendo informaciones. Y fue el que por primera vez hace informaciones directas, o sea, entrevistas sobre nuestra habla.

 

—Gustavo Olivo: Y recorrió el país investigando y estudiando los vocablos.

 

—José Enrique García: Claro. Mientras iba supervisando las escuelas, iba haciendo el trabajo que le correspondía como Secretario de Estado. Don Pedro, que era un trabajador incansable, iba anotando cosas y de ahí sale el libro El español de Santo Domingo, que es clave, es una de las iluminaciones que yo hablo en la tesis que presenté en la Biblioteca Nacional, de que ese libro abre camino a la investigación lingüística ¡en América! El libro que abre la investigación lingüística en América es El español en Santo Domingo. Es decir que su obra está sustentada en lo poético. En ese caso lo voy demostrando con los mismos textos de él. ¿Por qué? Porque el ensayo es el que va quedando rezagado. No se lee ensayo por placer, se va al ensayo cuando tú haces investigaciones.

 

—Gustavo Olivo: Se supone que es para los estudiosos.

 

—José Enrique García: Exacto. Aristóteles se lee siempre, se lee a Ortega. Pero son pocos los ensayistas de categoría.

 

—Gustavo Olivo: ¿Entonces don Pedro está en esa categoría de los grandes ensayistas?

 

— José Enrique García: Claro, cuando lees a Pedro comprende la categoría del ensayo. Cuando uno lee a Pedro Henríquez va descubriendo lo que nosotros llamamos la sabiduría implicada, es decir, la polivalencia, la multiplicidad de sentido en la línea. Pedro cita libros en una línea, muchos libros en una línea. Cuando tu dices «Ah, pero esto se refiere a tal cosa; esto refiere a esto; y esto a tal cosa». El poema, una de su naturaleza es ser polivalente, o sea tener posibilidades, porque no hay un poema en un solo sentido sino en muchos sentidos. Entonces tú, en la prosa de Pedro, ves esa preñez de sentido, sin necesidad de que se pierda la comunicación. ¡Esa es la gracia!

 

—Gustavo Olivo: ¿Quien fue aquel que pensó que era bueno sacar los textos de don Pedro Henríquez Ureña de la enseñanza de la lengua?

 

—José Enrique García: Bueno, esa pregunta, no tengo la precisión.

 

 

—Gustavo Olivo: …y yo tuve la dicha de estudiar la Gramática.

 

—José Enrique García: Al sacar esta Gramática de la escuela dominicana, comenzó el descenso, hasta llegar a niveles ahora que son pavorosos.

 

—Gustavo Olivo: ¿Tenemos mucha deficiencia?

 

—José Enrique García: Tenemos unas deficiencias enormes. Las encuestas internacionales, los estudios internacionales, a nivel del manejo del idioma, nos ponen ya en los últimos lugares. Porque no se enseña lo que hay que enseñar. Fíjate que esta Gramática, que es de 1938, hecha por dos grandes, Pedro Henríquez Ureña y Amado Alonso, se pensó ¡para que durara siglos. ¿Por qué te digo que se pensó para que durara siglos? Porque esta es una Gramática que, al día de hoy, la mejor Gramática Estamos hablando de aplicación de procedimiento lingüístico moderno, estructural. Porque la lengua se enseña, tiene una estructura cíclica, total, global. Cuando tú usas una palabra, cuando pronuncias una palabra o escribes una palabra, al mismo tiempo estás aplicando el elemento fónico (el articulatorio), el sintáctico, el etimológico; están todos los elementos constitutivos de la palabra. Entonces esta Gramática está concebida, estructurada, para estudiar de manera coherente, articulada,  cada uno de los elementos constitutivos de la lengua. Pero, además, tiene su aplicación a nivel de ejercicio y a nivel de análisis de texto. Es decir, es una Gramática completa. Al no haber una aplicación específica, yo opté por apoyarme en la estructura de esta Gramática de Pedro e hice esta gramática, este libro de gramática, que son 10 lecciones siguiendo este patrón.

 

—Gustavo Olivo: ¿Ese era para la enseñanza que llaman intermedia?

 

—José Enrique García: Lengua Española I, Intermedia; el Curso no. I de Primero de Bachillerato. Y, desde luego, tomé los textos donde había esos valores implicados, los textos acá, que es lo que llamamos valores —pero la lengua es la lengua—, y monté mi libro en base a los elementos constitutivos de la lengua, o sea, sintaxis, morfología, semántica, práctica y todo eso. Mira, yo tuve la experiencia, cuando hice este libro, de revisar muchos libros de textos que estaban ahí, y aquella cosa daba miedo. Digo: «¡¿Cómo es que los muchachos van a aprender, acá?!». La lengua en sí misma es un hecho y tiene su contenido, tiene su especificidad, no necesita los elementos transversales porque ella lo es. La lengua, la gramática, en este caso, atraviesa todas las materias. Es que hay dos materias fundamentales, que es las matemáticas y la lengua. Si tú no enseñas bien la lengua y las matemáticas no va a tener profesionales que piensen con correcciones, que puedan aplicar, van a tener muchas dificultades. Porque lo que disciplina el pensamiento humano es las matemáticas y la lengua. Entonces, al sacar eso vamos a tener esas deformidades.

 

—Gustavo Olivo: Es decir, que es un error grave considerar que la enseñanza de la lengua es un simple instrumento más, en vez de considerarlo fundamento esencial de la enseñanza de cualquier educación, porque si no se domina la lengua, no se dominará las demás disciplinas. ¿Es así?

 

—José Enrique García: Sí, porque el concepto es que, nosotros, al manejar una lengua, por el hecho de que nos pertenece, desde el punto de vista humano —tú naces, y tiene que reproducir una lengua—y hay que estudiarla. Y a medida que tú manejas tú lengua, entonces tú vas a manejar mejor los contenidos de otra materia y va a crear todo el pensamiento crítico, la lógica. Es más, yo te voy a decir lo siguiente: si no se maneja bien la lengua, la práctica, los ejercicios normales de la vida, de trabajo, se te hacen dificultoso. ¿Por qué? Cuando manejas la lengua puedes hacer los esquemas de contenidos muy rápido; o sea, la lengua está hecha a imagen del cuerpo humano: sujeto, verbo y complemento.

 

—Gustavo Olivo: Así como tú organizas el pensamiento, organizas la vida.

 

—José Enrique García: Exacto, organizas la vida, ¿pero partiendo de qué? De la misma anatomía humana. O sea, por ejemplo, para serte rápido: la lógica de la oración española responde exactamente a la lógica del cuerpo, exactamente. O sea, tú te puedes parar y tú dices: el sujeto es la cabeza; aquí en el corazón tú tienes el núcleo del predicado, que es el verbo; y tú tienes la cabeza, el sustantivo; aquí tú partes [señalando el pecho] y tú tienes lo que se llama el sujeto con su modificador —o complemento indirecto o complemento directo, lo que tú quieras llamarle, pero tienes los modificadores de ese núcleo que es el sustantivo—; y luego hacia abajo tú tienes el verbo, que está aquí en el corazón; y las extremidades son los complementos directos, indirectos y circunstanciales —o el objeto directo como tú lo quieras llamar—. Entonces, mira, eso es tan así que esa estructura gramatical lógica tú no la puedes variar. Tú la puedes variar de manera intencional cuando estás escribiendo, pero cuando la gente habla, habla de una manera perfectamente coherente. Si tú no hablas de esa manera: «Yo voy mañana al mercado a comprar unas flores para mi madre», esa es la lógica: ahora, si tú escribes tú lo puedes decir: «Para mi madre mañana yo voy a comprar unas flores al mercado».

 

—Gustavo Olivo: Por favor, para que sintetices los principales elementos que tú tomase como punto de partida para esa conferencia sobre Pedro.

 

—José Enrique García: Bueno, yo partí de una tesis que me venía dando muchas vueltas en la cabeza, que era: «¿Por qué se lee a Pedro Henríquez Ureña con deleite, con gozo en el mundo?». Esa es la primera. Entonces esa era la hipótesis que me planteé. Y yo respondía rápidamente: «Por lo poético de su obra, por el soporte poético de su obra». No hablo de la poesía, hablo de la ubicación de los elementos que son propios del poema, que son propios de la prosa poética, y que, en este caso, pasa a sus ensayos. ¿Cuáles son? En primer lugar, el ritmo, la aplicación del ritmo; en segundo lugar, la concisión que tiene su prosa que linda, prácticamente, con el verso, porque el verso es síntesis; tercero, la pluralidad del sentido que tiene su prosa… Que es muy propio del poema, porque el poema es, por su naturaleza, es polivalente, o sea, adquiere sugerencia. O sea, todo poema está preñado de sugerencias en múltiples sentidos. Y la prosa de Pedro está implicada de sabiduría, ¡sin perder la esencia de la comunicación directa!, o sea del mensaje único. O sea que participan en él, tanto los elementos constitutivos del texto ensayístico total: calidad, precisión, concisión, de lógica; pero al mismo tiempo aparece su pluralidad, que es propio del poema. Eso es por un lado. Segundo, como el poema, como estructura, la poesía es luz, es sorpresa es iluminación, en Pedro se da lo siguiente: hay en él una especie de iluminaciones en sus ensayos. Porque Pedro es pionero en muchas cosas. La gramática es un hecho poético, esa gramática fue concebida, estructurada, para que tenga una duración de años. Entonces, esa gramática participa de los tiempos, o sea, cuando se hizo: el tiempo presente, en el futuro en el pasado. Por eso es que dice que el poema, en sí, perdura en los tiempos o asume los tiempos. Eso es un principio muy antiguo. Decía Antonio Machado: «Poesía, palabra en el tiempo. Sí, palabra en el tiempo». Entonces la vigencia de los ensayos, de los trabajos de Pedro, la vigencia está de que esos trabajos de él son permanentes, son vigentes en el tiempo, cuando se escribieron, en el transcurrir y aún en el presente. Por ejemplo, ya te hablé de la gramática, ese famoso libro La versificación irregular de la poesía española. ¿Qué es lo que él demostró ahí? Demostró lo siguiente: se entendía, por la práctica, que el verso español era muy regular, que estaba sometido a unos procedimientos de la estrofa, o sea, de la medición, de las rimas igualadas, de la distribución del acento muy calculado; entonces Pedro demostró que no es así, que la práctica de la poesía española —que nos abarca tanto a España como en América—, era irregular. Eso lo desbarató, esa concepción. Era irregular, que no había realmente ese cajón específico, así, normal. Esas son iluminaciones. Eso es poético. Y también demostró, en esa misma tesis, que el verso, como se pensaba, nacía épico, y él demostró que no, que era idílico. Eso lo demostró él en esa misma tesis. Por eso es que él cuando está haciendo esa investigación de la irregularidad del verso, hace un ensayo maravilloso, que es fruto de esas investigaciones que se llama En busca del verso puro. Si no hay regularidad, entonces, ¿cuál es el verso puro? Que llega a la misma conclusión que la misma práctica humana: que la irregularidad es esencial. Por eso es que la poesía viene cayendo también como patrimonio de la prosa. Eso es uno de los elementos que están ahí. Otro de los hallazgos de Pedro es —como decía—: ese libro, El español de Santo Domingo, tú dices «Bueno, pero eso es una especificidad de Santo Domingo», pero crea la base de la investigación lingüística en América. Eso es una iluminación. El estilo de Pedro era único en la lengua, que él mismo va dando cuenta en su texto, que él tenía una conciencia muy clara de lo que estaba haciendo, ¡muy clara!, y él va respondiendo a esas preguntas, las va respondiendo él. Porque, por ejemplo, el estilo de Pedro es concisión pura, muy cercano al estilo de un inglés, de un francés, de un italiano. Es pura. Es lo más sintético, pero lo más puro al mismo tiempo, que es lo que es el verso, pureza total, línea depurada. Eso avala la tesis que yo estaba presentando. Por ejemplo, otro hallazgo de Pedro: determinó las zonas dialectales de América. A partir del trabajo de El español de Santo Domingo, enseñó cómo se habla en esta zona y como se habla en aquella.

Transcripción: Miguelina Medina

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