Homenaje póstumo de la Academia Nicaragüense de la Lengua a su director, don Francisco Arellano Oviedo
(Acto virtual celebrado el 27 de abril de 2021)
Ante el deceso de su director, don Francisco Arellano Oviedo, la Academia Nicaragüense de la Lengua, celebró mediante un acto virtual un homenaje en su honor. Mediante la plataforma telemática se unieron el director de la Real Academia Española, don Santiago Muñoz Machado; el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, don Francisco Javier Pérez; el director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, y los miembros de la academia convocante de Nicaragua. Todos expresaron su pesar por la partida del ilustre letrado: «Se abre esta sesión extraordinaria en homenaje a nuestro director, don Francisco Arellano Oviedo», expresó Pedro Xavier Solís Cuadra, quien funge como director en los actuales momentos.
Acto seguido fue guardado un minuto de silencio en memoria de don Francisco Arellano Oviedo y al término del mismo don Pedro Xavier Solís consignó las siguientes palabras: “Ante la circunstancia luctuosa que atravesamos, como subdirector me toca asumir como director interino y completar el período de don Francisco Arellano Oviedo. Según lo previsto, a fines de noviembre nuestra corporación convocará a elecciones y a principios de diciembre saldrán electos los miembros de la nueva Junta Directiva».
De esta manera quedó abierto el espacio para la interacción de los presentes en el memorial de don Francisco Arellano Oviedo.
Don Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, presidente de la ASALE y miembro honorario de la ANL, expuso sus palabras:
«Muchas gracias por permitirme participar en este pleno extraordinario de la Academia Nicaragüense. Acabamos de pasar la media noche en España, como ya se ha recordado, pero no he querido dejar de mandarles un saludo y un abrazo de condolencia por el fallecimiento de don Francisco Arellano Oviedo, director de esa Academia». Dijo que «los académicos de la Real Academia Española han recibido la noticia con consternación». Expresó que «quedaron sorprendidos» ante la vicisitud que ha traído la pandemia «sobre una personalidad importantísima para la literatura y la lengua de Centroamérica»:
«La dilatada trayectoria de servicio a nuestra lengua de don Francisco, su compromiso permanente con el trabajo académico dejan una huella profunda en la ASALE, a la que dedicó sus mayores afanes, tanto en la comisión permanente como en las distintas comisiones interacadémicas de los proyectos panhispánicos»: «Representó a su país en la comisión interacadémica del Diccionario panhispánico de dudas, el Diccionario de americanismos, de Ortografía, donde fue coordinador general del área centroamericana, y en el Diccionario de la lengua española para la vigésimo tercera edición. Fue impulsor y coordinador de la edición conmemorativa de Rubén Darío. Del símbolo a la realidad, Obra Selecta, publicada con motivo del bicentenario de la muerte del maestro».
«La ASALE queda huérfana de uno de sus referentes en el desarrollo de su acción común —dijo—. Su trabajo intelectual como escritor y pensador en el área centroamericana ha sido muchas veces reconocido por una vastedad de premios que en estos días se están recordando»: «Personalmente conservo muy vivo el recuerdo de mi visita institucional a Nicaragua, en febrero de 2020, en la antesala de la devastadora pandemia que ha acabado con su vida. Durante esos días intensos tuve la oportunidad de conocer y valorar las extraordinarias cualidades humanas de don Francisco. Su autoridad intelectual, que solía ser como una obsesión, fue para mí una experiencia académica y personal inolvidable en la que me dispensaron el honor de incorporarme a la Academia Nicaragüense como miembro honorario, condición que mucho me honra. Después he tenido la oportunidad de encontrarme con don Francisco en las dos reuniones plenarias de directores y presidentes de academias que hemos celebrado virtualmente en este tiempo pandémico, la última hace apenas un mes». «Hasta el último aliento de su vida no dejó de cumplir todas sus responsabilidades y encomiendas académicas. Con todo el dolor y reconocimiento en la figura de don Francisco Arellano Oviedo, y con la inmensa gratitud por su labor, nos unimos al duelo de la Academia Nicaragüense de la Lengua que sentimos como propio».
Don Jorge Eduardo Arellano, exdirector, pronunció el «Elogio a nuestro director»:
«Queridos colegas de España y de América, amigos todos: “La separadora de amigos”, como se denomina a la “muerte” en Las mil y una noches, se ha llevado al director de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Francisco Arellano Oviedo (Granada 14 de noviembre 1941-Managua 24 de abril 2021). Pero él era más que un amigo, y para mí casi un hermano. En efecto, compartíamos abuelo paterno y no era un Arellano más, sino un miembro representativo de la tradición literaria de nuestra familia que se remonta a una tatarabuela autora del auto sacramental El hombre sin sombra. Como Arellano auténtico Francisco poseía una fibra de Dios atesorada de la fe viva que lo condujo a su vocación de salesiano en el seminario de San Salvador y Guatemala donde se formaría intelectualmente, tornándose en un devoto de María Auxiliadora». «Todos conocemos sus logros como docente —destacó—, a nivel de primaria, secundaria y universidad; como administrador educativo en instituciones superiores, director de libros y revistas, ensayista, e incluso crítico de pintura, poeta y autor de cuentos y piezas teatrales. A este respecto su hoja de vida fue reveladora y relevante. Así obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional Rubén Darío de 2005, convocado en la rama del teatro con su obra Catoblepas […] “Catoblepas mereció muchos premios por su temática trascendente y a la vez cotidiana, por su naturaleza de teatro de tesis”». «También conocimos su rol de jefe del clan familiar, su capacidad de trabajo cotidiano, trato marcado por la cordialidad y juicio ecuánime —entre otras virtudes— y, sobre todo, su labor al servicio de la Academia Nicaragüense de la Lengua, primero como secretario y luego como director a lo largo de un cuarto de siglo». «Más, mucho más, podría hablar de mi primo hermano, pero estas cortas palabras laudatorias las concluiré diciendo que su abolida presencia no será tal, pues su ejemplo nos estimulará para seguir unidos a él en espíritu, en espíritus y ansias y lengua».
Don Francisco Javier Pérez, secretario de la ASALE, también tributó palabras de reconocimientos a don Francisco Arellano Oviedo:
«Conocí a Francisco hace muchísimos años y compartí con él muchas tareas importantes de las reuniones académicas donde nos encontrábamos […] Especialmente quisiera recordar una ocasión que yo considero —yo y todos los que estábamos allí consideramos— que él fortaleció nuestro vínculo de amistad. Fue, justamente, en Santiago de Chile cuando habíamos asistido al fallido Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, que iba a celebrarse en poco tiempo en Valparaíso, y ocurrió ese terrible terremoto que todos recordamos. A partir de ese momento (del primer día de nuestra llegada a Santiago, hasta el último día, nos tuvimos que salir vía Cordillera de los Andes al llamado Paso de Libertadores para llegar a Argentina y ahí poder tomar vuelos hasta nuestros países), con Francisco, así como con el resto de nuestros colegas que estábamos en ese momento allí, nos une una amistad que hemos llamado todos “amistad sísmica”, en el sentido de que era una amistad a prueba de toda contingencia. Desde ese momento mi admiración por Francisco creció muchísimo, porque, si bien Francisco era una persona como ustedes —mejor que yo— lo conocieron, callada, equilibrada, ponderada, tenía un gran sentido, justamente, de la comprensión de los otros, posiblemente por su formación religiosa, que acaba de recordar magníficamente Jorge Eduardo».
«Yo estoy, igualmente, como todos ustedes, muy entristecido por la muerte de Francisco. Yo creo que a él, por su gran responsabilidad, por su gran compromiso con la Academia Nicaragüense y, por supuesto, con las tareas de ASALE […] debemos recordarlo por lo que hizo en vida, que fue mucho, que fue bien hecho».
Don Sergio Ramírez Mercado, académico de número, prestigioso novelista y Premio Cervantes 2017, expresó lo siguiente:
«Muchas gracias, amigo director; bienvenidos amigos académicos, querido don Santiago Muñoz Machado, querido Francisco Javier Pérez, querido Bruno Rosario Candelier, muchas gracias por estar aquí; querida Gloria y sus hijos: Solo unas palabras que agregar a todo lo que, con tanta justicia, se ha dicho esta tarde sobre Francisco. Francisco Arellano Oviedo condujo a esta corporación a lo largo de 10 años, imprimiendo a su trabajo sus propias características de sencillez —que ya se ha dicho aquí—, sin que eso quitara nada a su constancia, y su humildad, sin que eso quitara nada a su dedicación. Nos demostró que se puede empuñar el timón de una nave sin arrogancia y que se puede rendir cuenta de una labor efectiva sin que ese legado sea oscurecido por ninguna clase de prepotencia o vano orgullo. Yo diría que Francisco gozaba su trabajo no por ansiedad de honores, sino por vocación de servicio, ocupando —como ocupó— los cargos de mayor prestigio en la vida cultural de nuestro país, sin que eso lo envaneciera nunca».
«¿Qué es lo primero que quisiera agradecerle a Francisco junto con su calidad de amigo? La amistad y la solidaridad de la que me precio mucho, y de la que disfruté lo mismo que de su sentido del humor, rasgo suyo quizá el más desconocido, pero que yo evalúo entre sus mejores cualidades, porque lo contrario del humor es la prosopopeya vana y la altisonancia que él nunca tuvo. Tuvo un trabajo fecundo y múltiple: de maestro, de dramático, de lingüista, de poeta, de prosista […] Nuestra cultura le debe el Diccionario del español en Nicaragua, un trabajo científico y acucioso, que, además de su dominio del habla nacional, a la que dedicó años de estudios, demuestra su amor por el país y por sus raíces. Y si en algún lugar le encontramos es en la lengua cambiante de todos los días, que él estudió con deleitación de artista. Sabemos que esta es una Academia huérfana de apoyos, y uno de sus notables trabajos, hecho combinadamente, sin alarde, fue procurarle medios de sostenimientos. Una Academia […] que él soñó con arreglar proveyéndola de una casa propia, casa para la cual su esfuerzo procuró el terreno y los planos que fueron elaborados, a honores, por el arquitecto Alfredo Osorio Peters. Algún día que esa casa exista su nombre deberá estar ahí, dándoselo a alguna sala mayor, o a la biblioteca, y ojalá haya en el futuro un premio de ensayo, convocado por esta Academia, que lleve su nombre».
«Vivió para construir y vivió hasta el final entregado al trabajo, cumpliendo con el mandato del poeta latino Ovidio, como lo expresa en “Amores”: Quiero —dice Ovidio— que la muerte me sorprenda trabajando en medio de mis trabajos. Gracias, amigo Francisco, por tu vida tan llena de frutos, y por tus trabajos consagrados a las letras, a la enseñanza y a esta corporación».
Doña María Auxiliadora Rosales Solís, secretaria de la Academia Nicaragüense dijo:
«Buenas tardes a la familia de don Francisco Arellano Oviedo, a todos los académicos y amigos que están conectados a través del ciberespacio acompañándonos en este emotivo homenaje a nuestro director. Las redes sociales han explotado manifestando su sentimiento de condolencias, destacando la personalidad de don Francisco Arellano como un caballero, humilde, solidario, sabio y comprometido con la Academia Nicaragüense de la Lengua. Siempre consideró a los académicos de todo el mundo hispánico como parte de su familia. Casi de inmediato de su deceso recibimos el pésame institucional de la RAE y la ASALE, y además el mensaje de testimonio de pesar de don Santiago Muñoz Machado y del secretario de la ASALE, don Francisco Javier Pérez Morales». «Sería imposible leer todos los mensajes cargados de las frases más hermosas y emotivas que describen con justeza la personalidad de nuestro Director», dijo. En nombre de «la Academia Nicaragüense de la Lengua» agradeció a «la Presidencia, a través de doña Rosario Murillo, y a las diferentes instituciones del Estado que expusieron sus condolencias, especialmente al Instituto Nicaragüense de Cultura» […]. «Nuestros agradecimientos a todas la Academias y a sus directores: Real Academia Española, Secretaría General de la ASALE, Academia Colombiana de la Lengua, Academia Costarricense de la Lengua, Academia Salvadoreña de la lengua, Academia Chilena de la Lengua, Academia Mexicana de la Lengua […], Academia Panameña de la Lengua, Academia Dominicana de la Lengua, Academia Guatemalteca de la Lengua, Academia Paraguaya de la Lengua Española […]». Igualmente agradeció las condolencias externadas por «escritores, académicos, amigos y familiares y exalumnos, de don Francisco Arellano Oviedo».
En el memorial también hablaron Gioconda Belli, Conny Palacios, Nydia Palacios Vivas, Luis Roche, Roberto Carlos Pérez, entre otros, quienes manifestaron emotivas palabras en honor del «insigne Director». Al darse por terminada la sesión de la Academia, las palabras de amistad siguieron fluyendo espontáneamente honrando la memoria del «caballero de las letras» hasta el cierre de la sala virtual.
Por su parte, doña Gloria María de Arellano agradeció emotivamente el sentido abrazo solidario: «Mucho gusto de verlos a todos, estamos unidos en espíritu. En medio del dolor de la pérdida, me da alegría verlos a todos. Un gran abrazo desde lejos».
(Reportó Miguelina Medina para la Academia Dominicana de la Lengua)
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