ENTREVISTA SOBRE LA NARRATIVA DE JUAN BOSCH: SANTIAGO PÉREZ MATEO DIALOGA CON BRUNO ROSARIO CANDELIER
El director de ADL expresa su valoración sobre la obra literaria de Juan Bosch
En entrevista virtual realizada por Santiago Pérez Mateo, el 8 de febrero del presente año 2021, a la 7:00 de la noche, el doctor Bruno Rosario Candelier ofreció valiosos testimonios sobre la obra narrativa del escritor dominicano Juan Bosch Gaviño, quien fuera también presidente de la República Dominicana en 1963.
Santiago Pérez Mateo, escritor dominicano y catedrático universitario, realizó la entrevista en el marco de su investigación doctoral sobre la obra del eminente escritor dominicano. Pérez Mateo nació en San Juan de la Maguana, se graduó en filosofía en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y, en la Universidad del Este, con maestría en Lingüística Aplicada. Es también profesor de Letras Básicas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Pérez Mateo expresó que está trabajando en un Doctorado en Humanidades de la UASD” y ha titulado su tesis “Análisis de la visión humanística en la narrativa de Juan Bosch”, por lo cual tuvo a bien invitar al doctor Rosario Candelier para conversar, a manera de diálogo con el Maestro, como lo llamaba en todo momento.
“Santiago Pérez Mateo: Me guastaría saber ¿quién es Juan Bosch para usted? Si tuvo también alguna vivencia personal con él, sería bueno que nos la diga por aquí”, expuso el catedrático universitario.
—Bruno Rosario Candelier: Fui amigo de Bosch. Expresó que “tuvo la suerte de conocer” al profesor Juan Bosch y “de relacionarse con él durante muchos años”: “La primera vez que yo lo conocí fue a invitación suya. Un día, siendo yo profesor de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en Santiago, el escritor Héctor Incháustegui Cabral, que era vicerrector, me llama y me dice que recibió una llamada de Juan Bosch en la que él le comunicaba que quería comunicarse conmigo. Entonces yo nunca lo había tratado y ese mismo día lo llamé por la tarde, me puse a su disposición y, después de los saludos protocolares, él me dice que quería que yo le presentase un libro. Eso fue en 1975”.
Explicó que el profesor Juan Bosch “en ese año publicó la novela El oro y la paz”: “Yo participé en la presentación de esa obra en Santo Domingo. A partir de ahí iniciamos un contacto personal. Bosch tenía un carisma extraordinario, cuando yo lo conocí quedé impactado con él y a partir de ese contacto personal se produjo una amistad que fue creciendo con los años. De hecho, varias veces me visitó en mi casa”.
En la emotiva y exclusiva conversación, Rosario Candelier expresó que participó en varias jornadas literarias con el ilustre escritor. Y algunas veces hasta en jornadas políticas: “Una vez fuimos a una comunidad campesina de Santiago Rodríguez y yo lo acompañé. Bueno, en esa visita a mí me sorprendió la capacidad de Bosch para dirigirse a un sector popular campesino. En ese tiempo los campesinos, en su mayoría, eran analfabetos. Y, naturalmente, me llamó la atención la capacidad intelectual de Juan Bosch para articular un discurso llano, sencillo, pero al mismo tiempo edificante, de manera que pudiesen entender los que no eran letrados”.
“Con el tiempo me dediqué a estudiar su obra, publiqué un libro titulado La narrativa de Juan Bosch. Ese libro lo escribí en el año 89. Antes, en el 79, con motivo de su 70 cumpleaños, Juan Bosch nació en La Vega, en el 1909. Entonces ese cumpleaños se celebró en grande. Yo fui parte de una comisión para ese cumpleaños, que se celebró tanto en Santo Domingo. como en La Vega y Jarabacoa. Y en la jornada que se celebró en Jarabacoa en su honor, en el Hotel Montaña, hubo un acto altamente emotivo con Juan Bosch”, “En primer lugar, en La Vega, hubo un homenaje que se intentó hacerle, pero el síndico de entonces, armó un escándalo en pleno reconocimiento y Juan Bosch decidió salir porque el susodicho alcalde, en lugar de reconocer a Juan Bosch, pretendió desacreditarlo. Juan Bosch, que tenía una personalidad recia, inmediatamente se paró, abandonó la sala y todos le seguimos, y dejamos solo al síndico. Ahí estaban Gabriel García Márquez, Nicolás Guillén, Miguel Otero Silva y otras personalidades de América y Europa, y, por supuesto, de Santo Domingo, como Virgilio Díaz Grullón, Pedro Mir, Máximo Avilés Blonda, Marcio Veloz Maggiolo, y los que conformamos el equipo de intelectuales para honrarlo”.
“Recuerdo que en Jarabacoa llamó la atención un dato singular que a todos nos sorprendió —expuso Rosario Candelier—. Juan Bosch contó que cuando él tenía unos 18 o 19 años tuvo una recaída en su salud y lo mandaron a descansar a Constanza. Y estando en Tireo, un día unos lugareños se le acercan, desesperados, con un enfermo que tenía un dolor de muela y, como Bosch era de ciudad, ellos suponían que sabía de todo y le pidieron que auxiliara a ese joven desesperado, revolcándose del dolor. Y entonces Juan Bosch le dice “consíganme un alicate y una botella de ron”. La botella de ron era para desinfectar el alicate, y el alicate era para sacarle la muela al paciente. Primero ordenó que lo amarraran. Entonces, Bosch hizo le sacó la muela y quedó bien. 50 años después de ese hecho Juan Bosch cuenta lo que te estoy narrando, y dijo: “Y aquí está el hombre a quien yo le saqué la muela”, y lo mandó a parar: un constancero de unos 70 años que dio el testimonio de que, efectivamente, había sido así. Óyeme, eso fue un espectáculo que nos sorprendió a todos, y fue parte de esa genialidad de Juan Bosch”.
—Santiago Pérez Mateo: ¿Usted cree que él pudo mantener esa personalidad, esa entrega, esa conexión con el contexto sociocultural de siempre?
—BRC: Él se mantuvo activo, conectado siempre, atento a todas las manifestaciones sociales, antropológicas, económicas, políticas y culturales y, por supuesto, literarias.
—Santiago Pérez Mateo: Este es un contacto histórico, porque tenerlo a usted, un personaje muy reconocido socialmente, para mí es un honor, un honor grandísimo, por eso estoy tratando de que este trabajo quede lo más efectivo posible.
—BRC: Muchas gracias.
—Santiago Pérez Mateo: Entrando a esa parte de la narrativa del profesor Juan Bosch, los estudios que ya usted ha realizado, y ha alcanzado un renombre con esos escritos, ¿podría usted decirnos algo sobre cómo inicia la narrativa de Juan Bosch? ¿Cuándo inicia él esto y cuáles son esas características humanísticas que se encuentran entrelazadas en sus obras?
—Bruno Rosario Candelier: Fíjate, en el año 1975 la Biblioteca Nacional organizó un Seminario sobre la narrativa de Juan Bosch (ojalá puedas encontrar a los autores que participaron en ese seminario) y a mí me invitaron para que presentara una ponencia sobre “La mujer”, el cuento de Bosch. En ese estudio yo, naturalmente, analicé la narrativa de Juan Bosch. El estudio causó un impacto, de tal manera que hasta fue usado como ejemplo de análisis literario en la Universidad Complutense de Madrid. Ese estudio está publicado en mi libro La narrativa de Juan Bosch. En ese escrito traté de empalmar, digamos, la realidad real con la realidad imaginaria mediante una compenetración social, histórica y literaria en esa narrativa, que impactó desde que Juan Bosch escribió ‘La mujer’”.
“En una entrevista que yo le hice a él me dijo que ese cuento nació sin pensarlo, porque él, originalmente, se sentó a escribir una carta a un amigo suyo de La Vega y cuando pone la primera palabra, “Querido amigo…”, le viene a la mente el escenario del cuento “La mujer” y entonces en lugar de la carta escribió el susodicho cuento. El propio Bosch me contó que ese cuento fue producto de una experiencia durante su infancia con su padre, que se llamaba José Bosch, y vivían entonces en un campo de La Vega. Juan Bosch nació en La Vega, pero vivió en Río Verde, que está entre Moca y La Vega, y también en El Pino, que está entre La Vega y Bonao. El padre de Juan Bosch lo invitó para que lo acompañase en uno de esos viajes que hacía como vendedor de productos agrícolas. Tenía una camioneta y en ella llevaba víveres, huevos, habichuelas, y se iba de viaje a la Línea Noroeste (La Línea Noroeste llega hasta Montecristi). De Santiago a Montecristi hay varios parajes y aldeas y hay una que se llama Villa Sinda. En Villa Sinda ocurrió el hecho que Juan Bosch narra en ‘La mujer’. Es decir, fue un hecho vivencial que narró en ese cuento”.
“Lo que narra en ‘La mujer’ fue una experiencia personal de Bosch que él cuenta”, señala Rosario Candelier. “¿Para qué la cuenta? Bueno, para inferir lo que enseñó en ese cuento, que es una denuncia del maltrato a la mujer, y, por supuesto, de exaltación y defensa de la mujer, hecho con una técnica narrativa moderna, porque Juan Bosch era un estudioso de la literatura. Fue un innovador de la narrativa dominicana, específicamente en la narrativa breve, que es el cuento y, desde luego, innovó la técnica de la narración, como la retrospección de los hechos, la introspección en los personajes con la ubicación sociocultural de hechos y ambientes en la realidad en que vivían, con el lenguaje campesino que usaban y con otros detalles técnicos y estilísticos”.
—Santiago Pérez Mateo: De estos personajes que aparecen en la obra, ¿hay algunos que fueron reales, se puede decir que existieron, o fueron ficticios?
—BRC: La mayoría eran reales, eran de la vida real, eran seres existentes, a los cuales, naturalmente, no les puso el mismo nombre que tenían en la realidad. Ahí es donde está el recurso de la ficción, al cambiar el nombre del protagonista de un hecho. Lo que sucede, por ejemplo, en “La mujer” él lo conoció en la realidad social, o lo que narra en “Los amos” fue una experiencia que él vivió en el campo, cuando vivía en el campo.
—Santiago Pérez Mateo: La técnica que usa el profesor Juan Bosch es muy, prácticamente única, muy personal del profesor. ¿Usted cree que esa técnica de escritura del profesor Juan Bosch dejó algunos detalles para que sea el lector quien descubra la intencionalidad de ese texto? Porque a veces yo leo a Juan Bosch y descubro cosas que no se han dicho. Parece ser que él dejó algo para que el lector sea quien descubra.
—BRC: Claro. En toda obra literaria siempre ocurre eso. Hay facetas, vertientes, rasgos, temas, que no están explícitos y eso es producto, justamente, de la función literaria, de la función de la creación literaria. Y en todos sus cuentos hay vertientes ocultas que el lector puede, descubrir o puede apreciar alguna manifestación que probablemente ni el propio autor lo llegó a pensar.
—Santiago Pérez Mateo. Perfecto. Muy bien.
—BRC: Eso suele pasar con todos los buenos escritores.
—Santiago Pérez Mateo: Y con los buenos lectores, ¿verdad?, que puedan descubrirlo.
—BRC: Evidentemente. Hay que ser un buen lector para darse cuenta de lo que no está explícito en una obra. Por ejemplo, la dimensión simbólica. La dimensión simbólica no está explícita en el texto; es el lector quien tiene que descubrirla.
—Santiago Pérez Mateo: Bueno, yo hice un estudio de “Los amos”, que publiqué en Cuadrivium, Puerto Rico. Yo le voy a enviar ese estudio, luego que terminemos esta conversación. Fue un análisis al cuento “Los amos”, precisamente. Me he dado cuenta de que el profesor Bosch tiene una técnica tan especial que se requiere de un buen lector para poder interpretar detalles que se ocultan en el mismo cuento.
—BRC: Fíjate, Santiago: Juan Bosch escribió una teoría del cuento y él da detalles del arte de escribir un cuento. De tal manera que él se convirtió en uno de los grandes teóricos del cuento, no solo de nuestro país, sino en América.
—Santiago Pérez Mateo: Sí, evidentemente. Maestro, tenemos La Calleja, La Cueva, esos escenarios y esas lecturas, y esos encuentros interpersonales con otros escritores, ¿influyeron mucho en Juan Bosch?
—Bruno Rosario Candelier: Sin duda alguna. Porque, por ejemplo, en La Cueva se reunían a finales de los años 30 en Santo Domingo. Juan Bosch se fue del país en un autoexilio el año 1937, de manera que esas reuniones con escritores en La Cueca debió ser en el 35, 36 y quizás principio del 37, cuando participaba en la tertulia literaria que se celebraba en la casa de Rafael Américo Henríquez, en la capital dominicana, y allí participaban grandes escritores de la época, como Franklin Mieses Burgos, Octavio Guzmán Carretero, Héctor Incháustegui Cabral, Fabio Fiallo y otros escritores importantes. En esa época Bosch cultivó el Romance, la creación poética inspirada en los Romances españoles. Y de esa época es también su canción…
—Santiago Pérez Mateo: La gaviota.
—BRC: Efectivamente, “La gaviota”. Conocemos la versión cantada de Fernando Casado. Y, naturalmente, cuando varios escritores se reúnen a tertuliar, unos influyen sobre otros; es decir, hay una coparticipación de influjos entre ellos. Desde luego, Juan Bosch sobresalía donde él participaba porque tenía una intuición enorme, una gran formación intelectual y una personalidad impresionante. Y tú sabes bien que para los escritores la intuición es clave. El desarrollo de una grandiosa obra depende de una gran intuición. La capacidad de articular imágenes y conceptos, inspirados en las propias vivencias y en las propias intuiciones, es la base de una obra de creación. Juan Bosch en eso fue extraordinario.
—Santiago Pérez Mateo: ¿Podría decirse que esa interacción con el grupo de La Cueva despertó el pensamiento crítico de este autor hacia lo social?
—BRC: Es posible que ese talento se desarrollase antes en él, porque él tuvo una gran sensibilidad social desde temprana edad. A él le preocupaba la condición de miseria del pueblo dominicano, la condición de ignorancia de nuestro pueblo, la condición de atraso. En aquel tiempo era muy grande el atraso y a él le preocupaba eso. Acuérdate que él vivió en Europa siendo joven. Vivió en Barcelona y vivió en Venezuela siendo muy joven, y entonces conoció una realidad social más desarrollada que la que tenía nuestro pueblo y eso atizó su sensibilidad.
—Santiago Pérez Mateo: ¿Cuáles problemas humanos se fueron tratando en las obras, en la narrativa del profesor Juan Bosch?
—BRC: La injusticia social le impactaba mucho. Fíjate que en la mayoría de los cuentos suyos la injusticia está presente, eso despertaba su inquietud, su sensibilidad. También la misma mentalidad de nuestro pueblo. A él le preocupaba el atraso mental, la falta de formación. La mayoría de nuestro pueblo, en su época, no había pasado por la escuela. Y, claro, cuando la persona no se cultiva no logra el desarrollo que dan los estudios, sin duda alguna: la lectura, los cursos universitarios, específicamente…
—Santiago Pérez Mateo: Disculpe, Maestro. ¿Persisten esos problemas humanos en la República Dominicana y que están expresados en sus obras?
—BRC: Una gran parte sí. Una gran parte de los problemas de la época de Juan Bosch sí persisten, sin duda alguna. Por ejemplo, un detalle que a Juan Bosch le preocupaba era la supervivencia del pasado en el presente. A él le llamaba la atención ese aspecto, como el atraso inveterado, y por eso, como estudioso de nuestra cultura, él trataba de entender lo que había acontecido en el pasado y que pudiese influir en el presente para transformarlo, porque esa era su intención: transformar la realidad social, conseguir un cambio de mentalidad. Oye, Santiago, cambiar la mentalidad es lo más difícil. Lo más difícil es cambiar la mentalidad de una persona, y, desde luego, de un pueblo; pero él trabajó en eso, aun consciente de que era difícil, aún consciente de que tal vez no iba a triunfar en su propósito. Pero como educador que era, porque era un educador nato —fíjate que lo llamaban “Profesor”— sin haber sido docente en ninguna escuela ni en ninguna universidad, aun cuando él dio cursos. En Costa Rica dictó un curso sobre el arte de escribir cuento, pero normalmente no fue profesor de una escuela y menos de una universidad porque él ni siquiera bachiller se hizo. Pero le llamaban “El Profesor”. ¿Por qué? Porque él pensaba como un genuino maestro que quería desarraigar la mentalidad tradicional, la actitud de incultura y de atraso y de miseria de nuestro pueblo y ese era su objetivo en todo lo que hacía. De tal manera que un día lo entrevisté, aquí en Moca, donde resido, y le pregunté que cómo había sido su trayectoria y qué de satisfacción le había producido haber escrito lo que había escrito. Y él comenzó a explicarme cómo le dolía la pobreza de nuestro pueblo y llegó un momento en que lloró. Y yo le pregunté por qué lloraba, y él me dijo porque no había podido hacer lo que él estaba consciente que podía hacer para transformar la realidad de miseria material y moral de nuestro pueblo, para cambiarlo, pero no lo había conseguido. Fíjate la identificación emocional y espiritual, porque en él se daba una identificación intelectual, emocional y espiritual con la realidad de nuestro pueblo.
—Santiago Pérez Mateo: En el sentido de lo espiritual, Maestro, ¿se podría decir que Juan Bosch era un hombre religioso, creyente?
—Bruno Rosario Candelier: En el sentido filosófico sí. No en el sentido, digamos, doctrinario o ritual. Oye por qué te lo digo. Hay un cuento de Juan Bosch que se llama “El río y su enemigo”. En ese cuento él narra un paseo con un amigo suyo y en un momento determinado, en el atardecer, se detienen a contemplar el paso del agua; se detienen a contemplar la naturaleza de lo viviente. En ese cuento Juan Bosch despliega rasgos de su sensibilidad espiritual, y da la impresión de que es un místico. Lo hace con tanta compenetración espiritual plasmando las manifestaciones de la naturaleza que en un momento determinado da la sensación de que está hablando un contemplativo que se siente identificado con la energía espiritual del Universo, y trasmite esa energía a través del lenguaje de sus personajes. A mí me impresionó ese cuento. De hecho, hay un par de mis artículos donde yo aludo a ese cuento, justamente por esa faceta espiritual que proyectaba Juan Bosch, que mucha gente decía que él era ateo. No era un creyente practicante, pero su obra demuestra que tenía una espiritualidad honda y profunda.
—Santiago Pérez Mateo: Muy bien. En ese sentido, buscando la parte filosófica, ¿influyó mucho el pensamiento de Platón en él, o cualquier otro filósofo que usted conozca?
—BRC: Más que Platón, fue Aristóteles, porque Juan Bosch no era idealista, como Platón, sino realista, como Aristóteles. Juan Bosch era realista. Siguió más bien la línea de Eugenio María de Hostos. Hostos influyo poderosamente en él. Y fue producto de una circunstancia muy especial. Cuando él se fue a vivir a Puerto Rico consiguió un trabajo que consistía en pasar a maquinilla las obras completas de Hostos y, transcribiendo esas obras, aprendió el pensamiento del Maestro puertorriqueño y quedó compenetrado con la cosmovisión de Hostos. De tal manera que él se convirtió en hostosiano. Ese sí influyó poderosamente en su manera de entender el mundo y de proyectarlo.
—Santiago Pérez Mateo: ¿La idea, entonces, del alma que aparece en El oro y la paz es más de Aristóteles que de Platón, entonces?
—BRC: Yo no diría, exactamente, ese aspecto específico que tú estás señalando, sino en general, porque cuando él habla del alma de don Damián, por ejemplo, esa es una obra de carácter imaginario. ¿Entiendes? Es una obra que se podría ubicar en el Realismo Mágico. Como también yo ubico en el Realismo Mágico el cuento “El difunto estaba vivo”. Yo sostengo en ese estudio que Juan Bosch es precursor del Realismo mágico en América con su cuento “El difunto estaba vivo”. Ese cuento, según mi teoría, es precursor del Realismo mágico en América, junto con Miguel Ángel Asturias de Guatemala y Alejo Carpentier de Cuba. Alejo Carpentier fue quien teorizó sobre el Realismo mágico, que llamaba Realismo maravilloso, y Juan Bosch es uno de los creadores que iluminaron al mismo Alejo Carpentier y quizás al mismo Miguel Ángel Asturias, porque eran contemporáneos.
–Santiago Pérez Mateo: ¿Cuáles obras, maestro, le puede recomendar a la población dominicana, del profesor Juan Bosch, que usted crea pueden ayudar a los jóvenes dominicanos a replantear la historia, a tener una preocupación por lo social?
Bruno Rosario Candelier: Recomiendo Cuentos escritos en el exilio, Más cuentos escritos en el exilio y Cuentos escritos antes del exilio, obras fundamentales que hay que conocer. En segundo lugar, su novela La Mañosa, que es una obra maestra, para conocer la realidad social y la mentalidad del campesino. En tercer Composición social dominicana, ya en el plano intelectual, para conocer al pensador, al que analiza la realidad social, al analista de la historia. Y en el plano teórico Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, para entender la mecánica de la creación narrativa. Ahí tienes seis obras fundamentales para conocer el pensamiento de Juan Bosch.
—Santiago Pérez Mateo: Una última pregunta. ¿Cree usted que en la Universidad Autónoma de Santo Domingo debería de existir alguna cátedra en la parte literaria como en la parte de las ciencias sociales? Que igual yo quiero presentarle un buen trabajo en este doctorado, esa es mi intención.
—BRC: Claro que sí. Es pertinente que existe la Cátedra Juan Bosch.
—Santiago Pérez Mateo: Esa es una recomendación que tendré en este estudio.
—BRC: Haz la propuesta a las autoridades universitarias, a ver si se animan para que se estudie la obra de Juan Bosch.
Finalmente, Doctor Rosario Candelier, la parte lingüística, yo sé que usted es un buen filólogo. En Juan Bosch ¿qué se puede decir en la parte lingüística?
—BRC: El hecho de ponderar el lenguaje del español dominicano es signo de esa sensibilidad idiomática que Bosch tenía para dar cuenta de la mentalidad de nuestro pueblo. De hecho, en muchos de los cuentos de Bosch aparecen vocablos peculiares del español dominicano. Y eso, naturalmente, lo hizo con una finura extraordinaria, con ese instinto del escritor que se identifica con la realidad telúrica, con la realidad social, con la realidad natural y, desde luego, con la tradición de nuestro pueblo. Y eso es importante subrayarlo en Juan Bosch, que, como dije, tenía consciencia de lengua.
—Santiago Pérez Mateo: Muchísimas gracias, Maestro. Y de verdad estoy muy contento porque me estoy esforzando por dar lo mejor de este estudio. Porque en verdad tengo la intencionalidad oculta, vamos a llamarle así, de dejarle un legado a la futura generación y que le pongan mayor importancia a la narrativa del profesor Juan Bosch.
(Transcribió: Miguelina Medina).
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