Tarea de las Academias en el mundo actual: diálogo con académicos americanos

Por Bruno Rosario Candelier

  Muy buenas tardes, don Marco Lucchesi. Saludos, Daniela Montello. En primer lugar quiero agradecer y felicitar, en nombre de la Academia Dominicana de la Lengua, a la dirección de la Academia Brasileña de Letras por la convocatoria de este diálogo con directores de Academias de Hispanoamérica. El propósito que ustedes persiguen sin duda va a redundar en beneficio de nuestra cultura, a favor de nuestras respectivas lenguas, la española y la portuguesa y, desde luego, a favor del desarrollo del pensamiento y la creatividad. Eso quiere decir, naturalmente, que lo que podamos plantear aquí tiene varios propósitos y posibles ponderaciones y efectos, entre los cuales figura la valoración del rol de las academias en el seno de cada una de las comunidades de hablantes, así como en el estímulo al estudio de la lengua y el cultivo de las letras.

La Academia Brasileña de Letras, presidida por don Marco Lucchesi,  han convocado este encuentro centrado, fundamentalmente, en lo que pueden hacer las academias de la lengua a favor de la sociedad en una etapa tan dura como la que estamos viviendo por las condiciones adversas de la pandemia viral. Desde que se fundaron las academias de la lengua en nuestro mundo hispánico esas valiosas instituciones tienen una función específica con relación a la defensa del idioma, el estudio de la palabra y el cultivo de las letras. Su accionar es un puente de comunicación con el mundo, ya que la lengua es la gran ventana para la cultura porque no solo conocemos y hablamos, sino que pensamos, escribimos, sentimos y creamos mediante la palabra. Y a través de la creación literaria, que es la expresión estética del lenguaje y el cauce privilegiado de la creatividad desde la palabra, y de la hondura trascendente desde la creación teopoética, pues los pueblos en general y los hablantes en particular tienen la ocasión de contar con el aporte de sus intelectuales, pensadores y poetas, que se convierten automáticamente en voceros de su pueblo, de su tierra y su cultura en tanto canalizan las manifestaciones socioculturales, en tanto formalizan sus intuiciones y vivencias, y en tanto dan testimonio de lo que realmente motiva o inspira en determinadas circunstancias epocales, como la que estamos viviendo en este etapa de duro confinamiento y fuerte restricción económica y social.

En estas adversas circunstancias, todos estamos viviendo un momento histórico terrible y riesgoso, por una impiadosa pandemia viral que está afectando el normal desenvolvimiento de la humanidad, no solo con la muerte, aniquilante y terrible, sino también con el cambio del estilo de vida que restringe la relación social. Todos hemos tenido que recogernos en nuestros hogares. Todos hemos tenido que modificar nuestro hábito de trabajo, vivencia y comunicación. Y todos hemos experimentado duros momentos de miedo, tensión y ansiedad

Esta pandemia, desde luego, ha enaltecido y privilegiado la comunicación telemática en función de la nueva realidad que nos ha tocado vivir porque no solamente hay conferencias virtuales, sino que hay también docencia virtual y comunicación mediante notas de voz, o grabación de videos o el uso frecuente de correos electrónicos y mensajes por wasap o por Instagram o por Facebook.  Y entonces las instituciones culturales t las academias tenemos también que usar las redes sociales y la plataforma de la tecnología electrónica para ponernos en comunicación con nuestro público, con nuestros colegas, amigos y relacionados a través de las instituciones lingüísticas, literarias, docentes y culturales, y también con la realidad social. Y entonces de alguna manera esta nueva vertiente de la realidad está modificando el estilo de vida y, sobre todo, la función que debemos realizar, que se debe seguir manteniendo con métodos diferentes de comunicación, acción y creación.

Las funciones académicas de las que hablaba el distinguido director de la Academia Hondureña de la Lengua, don Francisco Arellano, al comentar el rol de las academias -funciones que compartimos todas las academias en el mundo-, son acciones y realizaciones que debemos seguir proyectando en nuestra comunidad a través de los medios virtuales. Esa es una dimensión que antes no se contemplaba tanto como ahora, porque en nuestras academias realizamos actividades con la participación presencial del público y ahora no podemos hacer ese tipo de convocatoria; de hecho, están cerrados nuestros locales y en estos momentos no celebramos actividades con participación presencial y, entonces, necesariamente, tenemos que organizar actividades con mediación virtual y eso, de alguna manera, modifica el procedimiento tradicional, la metodología que seguíamos anteriormente y que debemos variar ahora con el procedimiento telemático.

Este encuentro virtual que usted, don Marco, acaba de formalizar, esta convocatoria electrónica de las Academias de la Lengua y las Letras, sin duda es un gran ejemplo y una gran iniciativa de su parte, y yo no dudo de que será en beneficio de nuestra cultura y que nosotros, los académicos debemos aprovechar esta coyuntura y continuar nuestro trabajo a favor de nuestra lengua y nuestras letras. Hasta ahora hemos estado publicando libros en formato físico, pero ya tendremos que acudir a la publicación de libros electrónicos. Hasta ahora habíamos organizado coloquios, tertulias, conferencias, talleres, con la participación presencial, física, de las personas. Ahora debemos seguir haciendo esas actividades mediante los recursos electrónicos, y a mí me parece, desde la labor que realizamos y promovemos en nombre de nuestra academia con el apoyo de nuestros colegas, estamos convencidos de que hemos de enfatizar la dimensión estética y espiritual de la palabra para estimular la creación literaria.

La creación literaria tiene en la literatura española una hermosa y fecunda tradición mística, que obtuvo su nivel de excelencia en la obra poética de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. Entonces la dimensión mística de la palabra es una proyección que, desde la existencia de los pensadores presocráticos de la antigua Grecia la intuición del Logos de la conciencia tuvo una gran acogida y una gran participación en función de lo que la Palabra inspira y genera. Ese luminoso concepto que originalmente intuyera Heráclito de Éfeso, cuando advirtió que los seres humanos contamos con una singular dotación espiritual que se manifiesta en la palabra, a través de la cual se canalizamos nuestra capacidad de pensar, intuir, hablar y crear. Y entonces, en función de esas atribuciones que todos los seres humanos contamos con el poder de la creatividad es algo bellísimo que nos enaltece como creaturas divinas, porque somos una emanación de la Divinidad y, sn tal virtud, entonces estamos llamados a enaltecer la función de la conciencia y potenciar la función de la sensibilidad a la luz de los altos ideales del espíritu que nos permite ser mejores seres humanos, para que podamos cumplir con la misión que cada ser humano, desde su propia circunstancia y condición, puede realizar en beneficio de sus semejantes. Esa es una función que también está al alcance de las academias de la lengua para hacer de nuestro mundo un espacio que sea creativo, grato, edificante, provechoso y luminoso.

Muchísimas gracias, a usted, don Marco Lucchesi por esta convocatoria y que Dios nos siga bendiciendo a todos.

 

—MARCO LUCCHESI: Muchísimas gracias, don Bruno, casi cierro los ojos y le digo con san Juan de la Cruz:

 

En una noche oscura

con ansias y amores inflamados

oh dichosa ventura

salí sin ser notada

estando ya mi casa sosegada

a oscuras y en celada…

 

Usted habló exactamente de la mística de la palabra, pero después volvió al Logos, es decir, lo que sería una de las mayores tradiciones del Occidente. Me gustó mucho eso. Y también me gustaría poner en evidencia cuando usted supo reconocer el momento en que nosotros vivimos una especie de transformación antropológica. Es decir, no es solamente una cuestión de ahora; por eso y por otras razones difíciles de la pandemia; pero lo que la pandemia también trae, en muchos sentidos, algunos retos fundamentales y la transformación antropológica que vamos viviendo nosotros, no solo por los medios de uno, sino por la necesidad de comunicación. Eso me parece también una temperatura muy importante, un baricentro, no un entro, pero un baricentro porque hay muchas fuerzas ahí que se apoyan las unas con las otras y ahí está exactamente el arma más importante del tiempo, este que estamos viviendo con mucho dolor, con muchas dificultades. Al hambre estamos volviendo, casi todos, a la geografía del hambre.

Bueno, hay que hacer muchas cosas. Nosotros, por ejemplo, en la Academia estamos poniendo en la canasta básica un libro, porque la gente, ahora, los más pobres, los más desvalidos, si tienen hambre, no se puede jugar con el hambre de la gente; pero también elegir que la presencia de los libros pueda también responder por otra hambre para hacer un hilo de oro como hablaron la señora Margarita Vásquez, de la Academia Panameña, el señor Francisco Arellano y usted. Muchísimas gracias, por sus bellísimas ponencias y un abrazo muy particular a Bruno (¿Le puedo llamar así por nombre o le vuelvo a decir a usted?), un hermano. Muchas gracias, de verdad.

—BRC: Muy amable de su parte, don Marco. Muchísimas gracias.

—MARCO LUCCHESI: Le iba a hablar de Pedro Mir, pero no es el caso. Muchas gracias, de verdad.

—BRC: Siempre. Siempre a su disposición.

—MARCO LUCCHESI: Un abrazo.

—BRC: Igual para usted. Bendiciones del Altísimo. ¡Salud y vida!

(Encuentro de la Academia Brasilera de Letras con Academias de América Latina, Plataforma virtual de Zoom, 6 de octubre de 2020).

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