El orden sintáctico de los componentes oracionales

Por Tobías Rodríguez Molina

Si se tiene  en cuenta la etimología u origen del término sintaxis, nos daremos cuenta de que el orden en las oraciones desempeña un papel de suma importancia. Recordemos que dicho vocablo (sintaxis) procede de dos palabras griegas que traducidas al español significan “con orden”. Y al parafrasear estas dos palabras nos encontramos con que significan “disposición ordenada”.

Sin embargo, el orden en que deben colocarse las palabras y los grupos sintácticos no tiene la misma importancia ni las mismas exigencias en todas las lenguas. En el latín, por ejemplo, debido a la existencia de la declinación, la cual, según Wikipedia, es “el conjunto de formas en que se declinan los sustantivos, adjetivos, pronombres y determinantes en latín”, se puede prescindir, aunque no totalmente, del orden en la disposición de los elementos oracionales.

Para una mayor comprensión de lo que es la declinación, consultemos  el diccionario Larousse; en él leemos que la declinación es el “sistema de formas o  casos que toman los nombres, los adjetivos, los pronombres y los artículos de las lenguas flexivas para  indicar su función sintáctica”. Aclaremos que los casos son las funciones que desempeñan las palabras en la oración, y  son: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo y ablativo, equivalentes en español al sujeto, complemento, objeto indirecto, objeto directo, vocativo y circunstancial en ese mismo orden.

Es por esa realidad de los casos que en las oraciones latinas “Homo amat Deum”, Deum amat homo” y “Amat Deum homo” (El hombre ama a Dios), el cambio en la disposición de los elementos que constituyen esas oraciones no ha producido ningún cambio en el significado.

Pero eso no sucedería en español. En este idioma, algunos cambios son permitidos, pero otros producirían ambigüedades y cambios de significado. Eso lo podemos constatar en los siguientes ejemplos basados en la oración antes indicada “El hombre ama a Dios”:

  1. A Dios ama el hombre.
  2. Ama el hombre a Dios.
  3. El ama a Dios hombre.
  4. Al hombre Dios ama.
  5. Ama a Dios el hombre.

Al examinar detenidamente esas oraciones, notaremos que, en la 1 y 2,  los cambios operados en el ordenamiento de las palabras no han alterado la significación de la oración original. En la oración 3, ha habido cambio de significado. En la 4, se puede notar variación en el sentido y, al mismo tiempo, ambigüedad. Finalmente, en la 5 encontramos una evidente ambigüedad significativa. Algo totalmente opuesto  a lo que sucede en lenguas como el latín se da, por ejemplo, en la lengua china, la cual no posee un sistema morfológico. En ella las palabras son invariables y su valor depende de la posición que ocupen en la frase.

El español no es tan flexible como el latín ni tan estricto como el chino, sino que ocupa un lugar intermedio. Eso quedó evidenciado en los ejemplos ofrecidos más arriba.

Se suele hablar de un orden lógico en el idioma español, según el cual los grupos sintácticos se colocarían en el siguiente orden: sujeto, verbo, objeto directo, objeto indirecto y circunstancial. Pero  ese ordenamiento no es obligatorio y se permite el hipérbaton, que “consiste en la alteración del orden sintáctico normal o lógico de las palabras en la oración.” (Google). Un orden parecido al del español se encuentra en el francés, en el cual se colocan los elementos oracionales en el siguiente  orden: Sujeto- verbo- predicado nominal o Sujeto-predicado verbal: “Jean est bon.” (Juan es bueno.);  “Jean étudie.” (Juan estudia.)

Es por eso que, en vista de los diferentes ordenamientos de los elementos oracionales existentes entre el latín y otras lenguas, hay que tener sumo cuidado cuando se vaya a realizar una traducción del latín.

Ciertamente, es importante un adecuado ordenamiento, y por esa razón, cuando no  se  tiene plena conciencia de esa importancia  y de  que este se puede variar pero  sin alterar el buen sentido del mensaje, sucede lo que, en una publicidad de JUMBO,  apareció recientemente. Veamos esa publicidad:

EN EL REBAJON DE ENERO NOS PUSIMOS KETO

KETO LE BAJAMOS LOS PRECIOS (Para que tenga sentido hay que cambiar el orden como sigue: KETO LOS PRECIOS LE BAJAMOS.

O debe cambiarse la palabra KETO por KEATO de la publicidad para poder mantener la segunda parte con el mismo orden. Fijémonos bien:

EN EL REBAJON DE ENERO NOS PUSIMOS KEATO

KEATO LE BAJAMOS LOS PRECIOS.

Es conveniente recalcar que la exigencia de un determinado   orden en los diferentes tipos de construcciones sintácticas, viene, pues, determinada  por la necesidad  de conseguir claridad en el mensaje que se quiere transmitir. Pero las posibilidades de variación son uno de los recursos de mayor riqueza con que cuenta el que escribe no importa su categoría ni el género en que lo hace.

Para concluir, diremos que ciertas modalidades de orden, que en el uso habitual pueden parecernos, hasta cierto punto, anormales en una lengua, son normales y corrientes en otra. Ello así pues cada lengua se ha constituido con su fisonomía propia, sus propias características, no necesariamente repetibles en otras lenguas, y  por eso debe reflejar lo que ella es sin importar cómo sean  otras.

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