CHARLA DE JOSÉ ENRIQUE GARCÍA SOBRE NOVELA DE MANUEL RUEDA

El ensayista, poeta y académico de la lengua, José Enrique García, participó con una conferencia sobre “La simbología en la novela Bienvenida y la noche de Manuel Rueda”, quien fuera un ilustre escritor y académico de la lengua. Esta charla forma parte de la instancia de promoción que llamamos “La Academia en la cultura”.

   El experto en nuestra literatura explicó, en su disertación en la Fundación Corripio, que la novela Bienvenida y la noche, como todos los libros de Manuel Rueda, forma parte de la gran literatura dominicana por la calidad de su lenguaje y el contenido de su pensamiento.

José Enrique García señaló que el título de esta obra constituye un símbolo y, por tanto, está lleno de significaciones y sugerencias. Alude al cuerpo íntegro de la historia, a su desarrollo, mediante los dos personajes centrales: Bienvenida Ricardo y el coronel Rafael Leónidas Trujillo, las situaciones y conflictos y, muy especialmente, las proyecciones de lo que, de manera general, se narra en la novela.

   Bienvenida y la noche es el fluir de la memoria de un niño, que rememora en los tramos últimos de la vida. La obra cumple una deuda y, desde luego, también es un reencuentro con la tierra primera, Montecristi, que constituyó el centro de su creación”, comentó.

Mencionó un rasgo que se articula y que da sustento a la narración: la adopción de la oralidad que permite articular el tejido novelesco ficcional con la naturalidad de los sucesos y los personajes de esta novela.

   Además, contó que Bienvenida y la noche se construye con dos asuntos centrales: el baile y la boda. Sobre esos dos ejes se mueven personajes, motivos y peripecias, y se proyecta y recrea el gran tema que se narra: las premoniciones, lo que caería sobre el pueblo de Montecristi, extendiéndose al país y más allá.

Sobre los personajes de la obra, aludió el conferenciante que todos, los de alto rango, los de contextos y comunes, provienen de la vida real. Desde el autor hasta el pueblo son personajes familiares, salvo Trujillo y los padrinos de la boda: “Bienvenida, Luisita, doña Eustasiana, doña Emiliana, el abuelo, el padre González, Sully, Porfirio, Leticia, Consuelo, Grecia, Ana Lidia, Inés, Rosita y Manolo”, todos vinculados por la sangre.

Reiteró que los susodichos personajes proceden de experiencias concretas del novelista, pero que en el tejido narrativo pierden esa categoría y adquieren la naturaleza de la ficción. El pueblo constituye un personaje esencial en esta novela, subrayó García.

El escritor cibaeño contó que en Bienvenida y la noche el aliento de lo histórico se diluye, se disuelve en la pura imaginería del escritor y se impone en las páginas, en el tiempo interno del relato, y en el tiempo de su existencia como texto imaginativo, y en los mismos lectores el tejido expresivo que salta de la memoria del niño a la del adulto: “Lo histórico existe en la narración como realidad trascendida, como aliento de la imaginación, por la transgresión de lo acomodado en el recuerdo, por el imperio de un ritmo, no de lo acontecido, sino del ritmo de la creación”, agregó José Enrique García.

Al concluir su intervención, el destacado académico de la lengua subrayó que esta novela es concebida y escrita por un escritor que tenía en la poesía el centro de su creación y de la vida misma. Todas sus expresiones se dirigen hacia ese centro hegemónico, y sentenció: “En Rueda, lo poético determinó la parte y el todo. Esta obra responde a esa visión y a esa creación del acto creativo”.

Santo Domingo, ADL, 10 de septiembre de 2019.

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