Cuartal, interfecto, gigoló/*gigolo, sito/cito

Por Roberto E. Guzmán

CUARTAL

La voz que encabeza esta sección pertenece al registro popular del habla de los dominicanos. Esta se relaciona con cuarto(s) que es voz muy conocida en República Dominicana y en otros países de habla hispana. Cuarto en el habla de los dominicanos es sinónimo de dinero y se usa de preferencia sobre cualquier otra palabra. La persona que tiene mucho dinero tiene muchos cuartos.

Esta denominación para el dinero mediante el vocablo cuarto tiene raíces remotas, pues cuarto fue una “moneda de cobre española cuyo valor era el de cuatro maravedís de vellón”. Así consta en el Diccionario de la lengua española. (De paso, ahí está el vellón de las velloneras).

El Diccionario de americanismos (2010) recoge la equivalencia dinero que se señaló para cuarto en el español de los hablantes de la variedad dominicana del español.

No todas las obras dedicadas al estudio del español dominicano consignan la voz cuartal en su inventario. El Diccionario de dominicanismos (2010:84) recoge la voz examinada en esta sección como nombre masculino y lo define con un sinónimo, dineral. Apunta el autor de este diccionario que en Puerto Rico se usa con igual significado. A pesar de estas menciones el Diccionario de americanismos (2010) no le hace espacio a esta voz.

Cuartal está consignado en el Vocabulario de Puerto Rico de D. Augusto Malaret (1955:140). El dineral que sí aparece en el Diccionario de la lengua española es definido en tanto “cantidad grande de dinero”.

Lo que ha hecho el hablante dominicano es utilizar la terminación –al para formar un nombre partiendo de otro nombre. De esta manera ha seguido una corriente que existe en el seno de la lengua para formar aumentativos. Sobre la base de cuarto se formó cuartal que indica gran cantidad de la palabra de base, es decir, de cuartos. No hay que sorprenderse por esta creación si se recuerda que de dinero se formó dineral.

 

INTERFECTO

“También en ese INTERFECTO calendario político. . .”

El vocablo interfecto es de poco uso en las conversaciones diarias. Si se hace uso de él en una conversación en la mayoría de las veces será de una manera jocosa, para referirse a una persona que llega al grupo de la conversación en el momento en que se hablaba de ella. Este empleo del vocablo constituye una de las acepciones de este.

El vocablo interfecto se aplica a la persona que ha muerto de modo violento. Se utiliza bastante en los tribunales para referirse a las víctimas de hechos delictivos en los juicios criminales. Al entrar en la lengua interfecto solo se utilizó para estos casos, pues deriva del latín interfectus que es muerto.

Interfectus, -a, -um es el participio pasivo de interficere “matar”, derivado de facere “hacer”. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967:338). Interfecto ingresó en el diccionario académico en una edición posterior a la de 1884. De allí derivó interfectio en latín que significaba homicidio, de donde en francés del siglo XIII se usó interfection que se usaba para “homicidio, matanza”. Dictionnaire de l´ancien français (1997:318).

Hubo que esperar hasta la vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española (2014-II-1256) para que se añadiera la acepción festiva que se mentó aquí antes. En ese diccionario se reconoció como perteneciente al registro coloquial.

El Diccionario de sinónimos y antónimos de la lengua española (1985:579) entiende que interfecto es sinónimo o equivalente de “difunto, muerto, cadáver”. Esta información se incluye en estas apostillas porque se piensa que el uso que se ha hecho de la palabra en la cita en estudio no es acertado.

La única explicación que puede argüirse para justificar el uso de interfecto en la cita es pensar que se hace uso de este de manera metafórica. Sin embargo, resulta difícil aceptar este tipo de explicación si se piensa que un calendario no muere, puede ser obsoleto, abandonado, descartado, inútil y muchas palabras más. El lector no percibe la asociación entre interfecto y calendario y eso hace difícil, por no escribir imposible, la metáfora. Es oportuno aquí recordar la frase famosa de Aristóteles, “el dominio de la metáfora es una cualidad de genios”. Esto puede tener algo de exageración, pero tiene mucho de cierto.

 

GIGOLÓ – *GIGOLO

“. . .militar, GIGOLO y deportista. . .”

En el vocablo que existe desde hace largo tiempo en todas las lenguas románicas y hasta en inglés, el mayor esfuerzo para la palabra del título recae sobre la última sílaba, es decir, gigoló. Las reglas en español de que sea con acento marcado en este caso imponen que no se omita la marca sobre la vocal final.

Casi todos los diccionarios están contestes en cuanto a la definición. Hasta en las diferentes lenguas en las que se usa la palabra las diferencias para definir al sujeto varían muy poco. Desde que el vocablo apareció por primera vez en francés en 1850 hasta este año, 2018, las acepciones han sufrido pocas modificaciones.

Por la escritura de este vocablo, al primer encuentro con este, el lector se inclina a pensar que es una voz de origen italiano, pero los etimólogos están de acuerdo en que es de origen incierto. Aunque es de poco uso en otras lenguas, en francés existe un femenino para gigoló, gigolette, que apareció en la misma época que el masculino, a pesar de que no se documentó hasta el año 1864. Esta gigolette puede muy bien ser asimilado a la “chapiadora” de los dominicanos. En un principio el gigoló fue el amante de una gigolette que era una “chica fácil”.

El plural de gigoló es gigolós, y es el hombre joven que tiene relaciones sexuales con una mujer generalmente de más edad, que lo mantiene. Es un hombre de buena apariencia, elegante, pero cuyo aspecto, comportamiento y medios de subsistencia resultan sospechosos. En español se pronuncia yigoló.

Algo que resulta extraño es que el Diccionario de la lengua española no recoge la voz del francés, aunque esta se ha mantenido en el habla durante largos años y consta en muchas obras de muy buena literatura. Más extraño todavía es que en la edición de ese diccionario del año 1992, en la tirada en rústica (1992-I-1039) constaba gigoló, “Amante joven de una mujer de más edad y que lo mantiene”.

 

SITO – CITO

“. . .CITO en la avenida Independencia. . .”

Las teclas pueden jugar una mala pasada al más listo, pero no al más cuidadoso. Con la oración que precede inmediatamente a esta se intenta expresar que las letras /s/ y /c/ se encuentran próximas en el teclado y quien digita puede oprimir una en lugar de otra. Basta de presunciones.

Sito es un adjetivo que transmite la idea de “situado, fundado”. Conforme con lo que el lexicón oficial de la lengua escribe, viene del latín situs, participio pasivo de sinere, “dejar”. Esta palabra casi siempre se usa para situado, localizado, emplazado, es decir, se relaciona exclusivamente con un lugar que generalmente se menciona con anterioridad.

Cito es del verbo citar que posee varias acepciones, es la primera persona del singular (yo) del presente del indicativo de ese verbo. La más conocida de las acepciones es la de avisar a alguien el lugar, la hora, etc. para tratar un asunto. Es, además, hacer referencia o mencionar a una persona, sus palabras o escritos. En asuntos judiciales vale para notificar a una persona una resolución administrativa o judicial para que comparezca ante la autoridad que la emitió.

© 2018, Roberto E. Guzmán

 

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