Milañar – imagenología – repertorio

MILAÑAR

De la familia de este verbo dominicano los diccionaristas han recogido algunas voces. El verbo en sí no ha encontrado su espacio en los repertorios. Se repasarán las voces ya inventariadas en las recopilaciones y se expondrá lo relativo a este verbo para acreditarlo.

El sustantivo milaña aparece ya en la obra Dominicanismos de D. Patín Maceo, cuya segunda edición data de 1947. Allí aparece en tanto ‘parte muy pequeña de una cosa’. Registra esa obra también el adjetivo milañero, ra, que es, ‘tacaño, mezquino, largo como pelo de huevo’. Consta allí que se usa también como sustantivo.

Ya D. Pedro Henríquez Ureña en 1940 había señalado que las terminaciones –aña. –eña, en República Dominicana habían ayudado a formar sustantivos, tales como milaña, ‘porción ínfima’.

Emilio Rodríguez Demorizi en Del vocabulario dominicano (1983), añade a esa obra la voz milaña, ‘parte muy pequeña de una cosa’, las voces: ‘Milañoso, el que da milañas, tacaño. Milañero. Miserable’.

La palabra milañita con función de sustantivo diminutivo femenino aparece en el Diccionario de dominicanismos, publicado en su segunda edición en el año 2002 por Carlos Esteban Deive, con la acepción siguiente: ‘Persona o cosa pequeñísimas’. Reproduce este autor las acepciones correspondientes a milañero, ra y milañoso, sa.

El vocablo milaña está documentado desde principios del siglo XX, pues aparece documentado en la novela Guanuma, de F. García Godoy, publicada en 1914. Se presume que por esta mención bibliográfica se la atribuyen a la región del Cibao en la República Dominicana. Este dato se deduce de la entrada para milaña en el Diccionario de dominicanismos (2010) de Orlando Inoa.

“Entre hablantes de comunidades del Sur y el Suroeste, por lo demás, hemos percibido el término milañoso por milañero (tacaño, miserable), así como el diminutivo milañita, por poquedad, cosa poquísima”. (…) “Hablantes hay que suelen emplear el citado diminutivo no sólo con referencia a objetos o cosas, sino además con relación  a la endeblez, a la pequeña o desmirriada persona de alguien”. La cita se tomó de Notas y apuntes lexicográficos (Americanismos y dominicanismos) (1996) de D. Max Uribe y, como se nota incluye otras zonas dominicanas además del Cibao.

Como puede observarse mediante los dos párrafos inmediatamente anteriores a este, las voces mencionadas aquí son de uso general en República Dominicana, si a esto se suma el empleo que de milañoso hace Moscoso Puello en Cañas y bueyes.

Milaña es considerado sustantivo femenino en el Diccionario del español dominicano (2013), como equivalente de ‘tacañería’.

Ahora bien, ¿dónde está el verbo milañar? Este verbo está sentado en el recuerdo de quien esto escribe. Fue una palabra aprendida en la niñez cuando uno se quejaba de la poca cantidad que recibía de algo: “Él milaña el dulce; lo que me ha dado es casi nada”. Como puede observarse, las palabras milaña y milañoso están documentadas en la literatura dominicana. Las demás voces aun cuando no cuentan con ese aval han pasado de generación en generación en el habla de los dominicanos, por lo tanto, son vocablos patrimoniales.

Es un fenómeno que ocurre en las lenguas que los sustantivos se encuentren en el origen de verbos formados tomando como base a aquellos. El fenómeno inverso se produce también.
IMAGENOLOGÍA  

“Instalados en los modernos centros LMC los CT Scans (tomografía axial computarizada), son un instrumento importante de IMAGENOLOGÍA médica que completa el. . .”

Quien redactó este pasaje olvidó que en español está aceptado hace ya un buen tiempo que se represente en lengua española ese scan por escáner. Sin embargo, dio muestras de buen trabajo al investigar y dar con la palabra resaltada que es una imagen fiel del tiempo que se tomó para hacer su labor.

Lo que tradujo el/la autor/a del texto fue la voz imaging del inglés. Con ese vocablo del inglés se hace referencia a cualquier procedimiento diagnóstico que se realiza mediante imagen.

Las palabras de este tipo están relacionadas con las terminologías precisas de ciencias que están ligadas al sistema conceptual de estas, que establecen las relaciones entre términos y nociones. Las equivalencias entre los términos de lenguas diferentes, a veces disímiles, se logra subordinándolas a la armonización de las nociones. Si se trata de crear un término para una noción nueva, lo más atinado es recurrir a los recursos propios de la lengua, respetando la morfología del español.

El español es una lengua adulta que no muestra inseguridad idiomática y puede adoptar, españolizar y adaptar términos técnicos sin temor alguno, a condición de que ese recurso sea legítimo y pertinente. Con ese tipo de adecuación se cumple con el cometido de mantener en armonía la lengua con el progreso científico.

La nueva palabra imagenología se creó a partir de imagen y se le añadió el logos de los griegos. La Real Academia de la Lengua Española en el año 1992 asentó en su diccionario un vocablo diferente al del título, imaginología, que desafortunadamente evocaba quizás más la imaginación que la imagen.

En la actualidad, de acuerdo con la redacción en la edición del 2014 del Diccionario de la lengua española, la imagenología es: ‘Estudio y utilización clínica de las imágenes producidas por los rayos X, el ultrasonido, la resonancia magnética, etc.’

De todos modos, lo que se pretende es mencionar con ese nuevo vocablo todos los recursos de la tecnología moderna que sirven para hacer diagnósticos mediante imágenes, llámense radiografía, resonancia magnética, ecografía, y otras.

Lo más importante en casos como el presente es que el mensaje transcienda, que el lector u oyente comprenda lo que se transmite con el neologismo. Estas voces técnico-científicas se propagan mejor a través de los escritos y, el tiempo dará su veredicto.

REPERTORIO

“. . .son un instrumento importante de la imagenología médica que completa el REPERTORIO actual de equipos y pruebas de diagnóstico que tiene el. . .”

Algunas palabras se hacen tan frecuentes que algunas personas -hasta profesionales de la escritura- llegan a pensar que estas pueden utilizarse en contextos que les son ajenos. Especialmente esto sucede en los casos en que el campo semántico tiende a ampliarse en la práctica de los hablantes. En otros casos la realidad es que el habla, norma loquendi, va trazando el camino que debe seguir la representación escrita de las acepciones.

En cuanto a la palabra del título, existe ya una tendencia recogida en algunos diccionarios a extender el concepto que abarca. Se observará la redacción tradicional y la que corresponde al ensanchamiento mencionado antes.

El concepto original se reducía a un conjunto limitado por la similitud, obras teatrales, musicales. Así como a la colección de obras de una misma clase. Pasó más tarde a ser una lista, registro o índice abreviado de cosas notables y otras informaciones.

En la actualidad los diccionarios redactan de manera más liberal la última acepción, sobre todo destacando esa palabra que se resaltó en negrita, cosa. El Diccionario del español actual (1999) se mantuvo dentro de los límites anteriores pues solo admite que se use el vocablo para: ‘Conjunto o serie de [cosas homogéneas]’.

La presentación que trae el Diccionario de uso del español actual de Clave (1997), en su tercera acepción es: ‘Colección o recopilación de cosas’. El próximo paso lo muda el Diccionario integral del español de Argentina (2008), cuya redacción de la segunda acepción es: ‘Conjunto variado de cosas’. (Negritas mías, R.G).

El remate inocente (¿?) lo trajo el Diccionario de la lengua española (2014), al incluir una acepción en la que utiliza la palabra cosa, aunque modificada por el vocablo notable. Así terminó el proceso para que luego de que fueron cosas homogéneas y, más tarde cosas particularizadas, terminaran siendo solo cosas. El diccionario Clave mencionado conserva la colección o recopilación, pero abre el campo a cosas. No conforme, el diccionario argentino citado amplía el concepto haciendo que las cosas sean variadas.

Para comprender mejor el alcance de esta evolución, ha de recordarse que cosa es palabra que puede referirse a algo concreto, abstracto, real o mental; solo el contexto precisará mejor el significado. De todos modos, resulta extraño que alguien escriba que una clínica cuenta con un repertorio de equipos. Quedaría mejor servido el mensaje si se escribe que la clínica cuenta con una serie de equipos modernos de avanzada tecnología.

© 2016, Roberto E. Guzmán.