Totico – sinrazón (sin razón) – campana –

 

TOTICO

La mayoría de los lectores entienden que este es un diminutivo de toto, que es un vocablo tabú en el español dominicano. Esa voz  la comparten los dominicanos con los cubanos y los puertorriqueños. El término del título, totico, no tiene relación directa con el toto que es la vulva.

Por error algunos hablantes piensan que la voz toto del español dominicano significa vagina. No es esa última porque se refiere a la parte visible a simple vista, a la parte externa de los genitales de la mujer.

El totico que se trae en esta ocasión no tiene relación con el tamaño del toto, sino que retiene un significado especial. Conforme lo expresa el Diccionario del español dominicano, esta voz se aplica al ‘hombre que no tiene autoridad en su familia’. Es el hombre que no manda en su casa. Lo interesante en este caso es desentrañar cómo llega el diminutivo de la vulva de la mujer a aplicársele a un hombre que carece de su autoridad en su familia.

Aquí se opera lo que en las lenguas se conoce con el nombre de metáfora. Es un uso de la palabra en un sentido distinto al literal, aunque con alguna conexión con el sentido estricto. Se usa el vocablo en sentido figurado por la relación que existe entre el término concreto y la noción abstracta.

Por lo general quien no ejerce autoridad en una familia es la mujer. La mujer se identifica con el toto. Cuando el hombre es quien no tiene esa capacidad entonces se identifica en ese aspecto con la mujer y para destacarlo se hace con la designación de la parte genital externa de la mujer. Llamar totico a un hombre es una designación denigrante.

No cabe duda de que quien creó esta denominación fue un hombre. Esto deriva del hecho de que el hombre piensa que en efecto él es quien ejerce la autoridad en la familia. Él es “el pato macho” en ese núcleo. Cuando ese centro de decisiones se desplaza hacia la mujer entonces es el toto quien manda. No conforme con el nombre se utiliza un diminutivo vejatorio.

La metáfora se usa muchísimo en las lenguas. Esto así porque es el mecanismo mediante el cual se puede describir y percibir la noción abstracta mediante la similitud con algo concreto. La mayoría de las metáforas funcionan de lo concreto a lo abstracto.

El sexo masculino es el que manda. Cuando hay desplazamiento del centro de decisiones hacia la mujer entonces se encarna en el símbolo de la mujer que en este caso es la parte visible de una parte genital. Si el hombre pierde su autoridad, desde ese instante adquiere rasgos de mujer que se nombran en este caso por una parte muy femenina. Como consecuencia de lo anterior pierde el símbolo de su masculinidad y de la autoridad, los testículos.

Lo que se produce en el caso de esta metáfora es que hay un desplazamiento de la esfera original de la acción, de una persona a una parte de su anatomía, de un campo abstracto a uno concreto. Metáforas más elaboradas que estas son cultivadas con esmero por los poetas; para estos la metáfora es un recurso del pensamiento, un mecanismo que les permite llevar conceptos abstractos a más simples nociones en términos de objetos o cosas concretas.

En el caso concreto de la metáfora que ocurre “en el hombre totico”, la identificación que se realiza en la mente del hablante la identifica el oyente sin dificultad. La sustitución se hizo al reemplazar la expresión (autoridad) por una representación gráfica (testículos), que en este ejemplo del totico es la ausencia de aquellos.

 

SINRAZÓNSIN RAZÓN

Multitud de perseguidos por el hambre, las creencias, o las SIN RAZONES propias de la especie humana, huyen desconsolados en busca de esperanzas”.

Cuando una persona no tiene razón al actuar se dice y se escribe que ha hecho algo “sin razón”. En los casos en que esta falta de motivo se convierte en un sustantivo, entonces se torna en una sola palabra que muy bien puede ser el sujeto de una oración. Se convierte en lo que se habla en la oración, es decir, el predicado.

Una sinrazón es una acción injusta, que regularmente la comete alguien por exceso de poder o por el exceso de celo, como se sugiere en la oración reproducida más arriba. Es una acción en la que la lógica no es patente, hecha esta contra justicia y fuera de lo que se considera razonable o normalmente debido. Esta acción puede llegar a revestir en casos extremos las características de lo irracional.

Cuando se encuentran dadas algunas de las condiciones enumeradas más arriba, lo que procede que se haga es que escriba “sinrazón” en una sola palabra para tipificar la acción, para denominar la injusticia, el exceso de poder.

 

CAMPANA  

“Al escucharlo, como madre, me conmueve saber que hay pequeños pueblos aztecas olvidados donde niños con 9 años son utilizados como CAMPANAS por la mafia”.

La primera reacción al leer una oración como la que consta en la cita es de incredulidad. No logra entender el lector común cómo es eso de que utilicen como campanas a niños. Lo primero que uno se imagina es que se hace a manera de tortura; que las mafias los usan como badajos, golpeándolos contra algún material para que el último suene tal una campana.

Semejante crueldad es inimaginable, por lo tanto se recurre a los diccionarios. No basta en un caso como este con echar mano de un diccionario general, sino que hay que recurrir a uno de americanismos. Por suerte existe en la actualidad un diccionario de la calidad del Diccionario de americanismos, de la Asociación de Academias, que es de gran ayuda en casos de este género.

Llamar campana a estos niños es una metáfora, pues entre delincuentes así se llama al ‘centinela que vigila un lugar para dar inmediato aviso a los otros si alguien aparece inoportunamente’.

Once países de la América Hispana utilizan este nombre para la persona que se dedica a este menester. En Venezuela así se llama, ‘en un robo, persona que se encarga de avisar a sus compañeros en caso de alarma’. Tomado del Diccionario del habla actual de Venezuela (1994). En Uruguay definen al campana, ‘persona que vigila la llegada de alguien’ en un grupo que hace algo encubierto. Así lo tipifica el Diccionario del español del Uruguay (2012). El Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua asienta para esta campana, ‘centinela que vigila un lugar para dar aviso inmediato a los otros si alguien aparece inoportunamente’.

La definición más completa la trae el Diccionario integral del español de la Argentina. Es ‘el delincuente que tiene la función de vigilar para avisar a sus cómplices en el caso de que alguien se acerque, mientras estos cometen su delito’. Es la ‘persona que vigila mientras otros hacen algo que se quiere mantener en secreto, para avisarles en el caso de que alguien se acerque’.

En Cuba, República Dominicana y Puerto Rico se llama campana al cacao sabanero. En esta vena de campana y avisos, en República Dominicana “campanazo, campanada” sirve para significar “aviso”. Esto lo consigna Emilio Rodríguez Demorizi en Del vocabulario dominicano (1983). Mediante este dato recogido por el último compilador, se nota que existe relación entre las campanas de los once países hispanoamericanos y la “campanada, campanazo” de la República Dominicana. Debe resaltarse que de los once países que se mencionaron antes para el uso de campana, ninguno de ellos se encuentra en las Antillas.

© 2015 Roberto E. Guzmán